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REFLEXIONES Y RECOMENDACIONES A LA HORA DE DIAGNOSTICAR.

Si hemos diseñado estos cursos, es para que los alumnos tengan los
conocimientos teóricos necesarios que hemos reunido sintéticamente para los objetivos
de los mismos, pero sobre todo, para trasmitirles nuestras experiencias y estrategias,
porque si no, para qué hacer un curso que pueda leerse todo en un libro, ¿no?

En este sentido, les pedimos que pensemos juntos, sobre nuestra praxis, como
psicopedagogos, como psicólogos vinculados a los ámbitos educativos. Debemos ser
muy cuidadosos en la escucha de las diversas “versiones” que nos dan del paciente los
diferentes actores sociales, sea la familia, la escuela, el medio laboral, los docentes de
ámbitos recreativos, o espacios extracurriculares. Para esto hay que dedicarle el tiempo
que sea necesario a las entrevistas con las personas que quieran hablarnos del
paciente y de sus interacciones.

Apliquemos cuestionarios, pruebas, etc, pero prestemos especial cuidado y


dedicación a la elaboración de hipótesis basadas en un detallado análisis cualitativo de
los resultados, nunca parciales, nunca basados en el “numerito” que nos da un test o
subpruebas independientes dentro de una batería. Busquemos y estudiemos bien las
teorías y constructos que dan base a cada batería o prueba, de este modo, nos
aseguraremos de saber que estamos midiendo realmente y podremos ponderar la
incidencia en el aprendizaje y la conducta que los resultados obtenidos tendrán sobre el
sujeto. Por ejemplo en el WISC IV y WISC V, así como en el K-ABC, en el K-Bit, entre
otros, es necesario tener un buen conocimiento de la teoría CHC Cattell-Horn-Carroll,
que es la teoría de las funciones cognitivas que explican las perspectivas sobre la
inteligencia más aceptada en los medios científicos actuales.
Conocer la teoría, armar nuestros grupos clínicos para investigar y realizar
hipótesis, articular las posibilidades de las diferentes disciplinas (neurociencias,
neuropsicología y psicología cognitiva, psicoanálisis, psicología genética, entre otras
científicamente avaladas), es la única postura metodológica que nos salvará de
convertirnos, como nos dicen popularmente, en “toma test” o confirmando la imagen
social de “maestros particulares” cuya función es hacer que al chico le vaya mejor en la
escuela.

Para emitir un diagnóstico de TDA/H, que es un trastorno neurobiológico, si


somos psicopedagogos o psicólogos, debemos tener especialidad en Neuropsicología o
neurociencia cognitiva, o contar en nuestro equipo con un neurólogo o psiquiatra que
evalúe al paciente y emita su diagnóstico. Una de las críticas importantes que nos
hacen a los psicopedagogos y/o psicólogos es que no tenemos suficientes elementos
cognoscitivos para diagnosticar este tipo de entidades, en algunos países, puede venir
cuestionado desde las incumbencias legales que se atribuyen a cada profesión.
Nosotros, podemos decirles, que a pesar de los años de estudios especializados
y de trabajo clínico en equipo, no es sencillo en muchísimos casos el diagnostico de
TDA/H, hay casos en que quedan dudas, otros en que nos resistimos a hacer cargar en
especial a un niño de corta edad o a un adolescente con este diagnóstico
estigmatizante; pero al trabajar en equipo con otros profesionales, incluyendo
neurólogos, se genera un ámbito de discusión y aportes que nos dan más seguridad a
la hora de tener que informarlo en un informe de evaluación neuropsicológica o de
asesorar a profesionales en la instancia de supervisión de sus casos.
Por eso les recomendamos, que ante un paciente con fuerte evidencia i, de
problemas de atención, de fallos de memoria, en especial la memoria operativa y la de
corto plazo, que pueda tener conductas desajustadas o no, si tienen dudas,
diagnostiquen lo que aparece en la semiología, en los síntomas y
fenomenológicamente, lo que surge de las pruebas, asociado a una Disfunción
Ejecutiva, y si quieren amplían el diagnóstico de disfunción ejecutiva describiendo en
qué áreas predomina, si hay predominio de alteraciones en el control inhibitorio, en la
flexibilidad cognitiva, en la planificación, en el sistema atencional, etc.

i
Evaluado a partir de la realización de entrevistas con familia, docentes, resultados de pruebas específicas y baterías
estandarizadas, observación de conducta, del lenguaje oral y escrito, observación de cuadernos o carpetas de su
producción escolar, ponderación de su contexto social, económico y cultural, entre otros.

Prof. Lic Silvia Pérez Fonticiella


Prof. Lic. Mario Valdez

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