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Expediente: 2007-15974-32-RHC
Distrito: Cochabamba
Magistrada Relatora: Dra. Martha Rojas Álvarez
En revisión la Resolución 09 de 10 de mayo de 2007, cursante a fs. 82 y vta., pronunciada por la Sala
Civil Segunda de la Corte Superior del Distrito Judicial de Cochabamba, dentro del recurso de hábeas
corpus interpuesto por Ysidro Ventura Acerico contra Marlene Pino de Terán y Juan de la Cruz
Vargas Vilte, Vocales de la Sala Penal Primera de la misma Corte Superior, alegando la vulneración
de sus derechos a la libertad de locomoción y a recurrir, previstos en los arts. 7 inc. g) y 16.IV de la
Constitución Política del Estado (CPE).
Por memorial presentado el 3 de mayo de 2007, cursante de fs. 3 a 6, el recurrente sostiene que se
halla privado de libertad desde el 26 de junio de 2006 por hechos relacionados con la Ley del
Régimen de la Coca y Sustancias Controladas. Presentada su solicitud de cesación de la detención
preventiva, pidió la aplicación de otras medidas para asegurar su comparecencia y el normal
desarrollo del juicio, celebrándose audiencia en la que adjuntó documentación que acredita que
tiene domicilio conocido, familia establecida y trabajo lícito, así como certificados de permanencia,
estudio y buena conducta al interior del recinto penitenciario donde se encuentra, con lo que se
demostró que las circunstancias que dieron lugar a su detención preventiva variaron
sustancialmente, y que ya no concurren los motivos que fundaron su detención.
Interpone recurso de hábeas corpus contra Marlene Pino de Terán y Juan de la Cruz Vargas Vilte,
Vocales de la Sala Penal Primera de la Corte Superior del Distrito Judicial de Cochabamba, solicitando
sea declarado procedente y “haber lugar” a la anulación del Auto de Vista dictado por la Sala Penal
Primera y a la “concesión de la cesación de la medida cautelar de mi detención preventiva” (sic).
En la audiencia realizada el 10 de mayo de 2007, cursante a fs. 81 y vta., con la presencia de las
partes y en ausencia del representante del Ministerio Público, se produjeron los siguientes
actuados:
El abogado del recurrente ratificó los fundamentos del recurso, añadiendo que rechazada la solicitud
de cesación de la detención preventiva, recurrió de apelación para que el Tribunal de apelación
conceda el beneficio, “más grande fue la sorpresa” cuando los recurridos confirmaron el rechazo
arguyendo que su defendido tenía dos procesos instaurados en su contra por el delito de tráfico de
sustancias controladas, lo que es ilegal y atenta el derecho a la libertad de locomoción de su
defendido.
I.2.2 Informe de las autoridades recurridasPor informe cursante de fs. 79 a 80, los Vocales
recurridos señalaron que el 12 de marzo de 2007 fue remitida en apelación la medida cautelar
dentro del proceso penal seguido por el Ministerio Público contra Ysidro Ventura Acerico, Nicolás
Cusipuma y Teodoro Flores por la presunta comisión del delito de tráfico de sustancias controladas,
señalando audiencia de consideración de la apelación para el 15 de marzo de 2007.
El Tribunal a quo consideró que no se había desvirtuado el riesgo de fuga, en cambio en apelación se
consideró que la documentación presentada era suficiente para desvirtuar ese peligro, pero que no
había sido desvirtuado el riesgo de obstaculización, argumento concordante con los fundamentos
del Tribunal a quo, por lo que al no cumplirse con la exigencia del art. 239 inc. 1) del CPP para hacer
procedente la cesación de la detención preventiva solicitada por el recurrente, se confirmó el Auto
apelado.
La decisión no es subjetiva, por cuanto los elementos objetivos que fundaron la decisión de los
Vocales cursan en el cuadernillo de apelación incidental, máxime si se toma en cuenta lo establecido
por el art. 250 del CPP que establece que el auto que imponga una medida cautelar o la rechace es
revocable o modificable aún de oficio, lo que determina el carácter provisional de las medidas
cautelares.
1. El recurso hábeas corpus garantiza la libertad de locomoción de las personas cuando las
autoridades judiciales u otras emplean medios arbitrarios de detención. El recurso de hábeas corpus
no es el llamado para corregir supuestos errores o faltas procesales en la tramitación o formas de
resolución emergentes del proceso penal cuando el impetrado fue detenido preventivamente y
legalmente en la cárcel; cuando esto ocurre es posible acudir al amparo constitucional, pero nunca
al recurso hábeas corpus que garantiza únicamente la libertad de locomoción.
II. CONCLUSIONES
II.4. En la audiencia pública de vista y resolución de apelación de medida cautelar llevada a cabo
el 15 de marzo de 2007, la defensa del ahora recurrente fundamentó la apelación contra la
Resolución de 8 de marzo de 2007, argumentando que el Tribunal Primero de Sentencia rechazó la
solicitud de cesación de la detención preventiva no obstante haber demostrado con documentación
suficiente que existen nuevos elementos de juicio que tornen conveniente la cesación de la
detención preventiva, que la Resolución no fundamenta en derecho porqué esa documentación es
insuficiente y que señala que concurren otras personas que no están sometidas a juicio, cuando el
Ministerio Público no ha acreditado la participación de terceras personas, y sólo están siendo
procesados su defendido y otro co imputado, no existiendo riesgo de obstaculización ya que su
defendido se está sometiendo a proceso, aclarando que si bien existe otro proceso pendiente contra
de su defendido, en función al art. 6 del CPP, se presume su inocencia, no existiendo en dicho
proceso acusación y menos sentencia ejecutoriada .
El recurrente sostiene que los Vocales recurridos vulneraron sus derechos a la libertad y a recurrir,
por cuanto declararon improcedente el recurso de apelación que interpuso contra la Resolución que
rechazó su solicitud de cesación de la detención preventiva, basados en argumentos ajenos a la
apelación y a los fundamentos del Tribunal a quo. En consecuencia, corresponde determinar en
revisión, si tales aseveraciones son evidentes y si ameritan la protección que brinda el art. 18 de la
CPE.
“La motivación de los fallos judiciales está vinculada al derecho al debido proceso y a la tutela
jurisdiccional eficaz, consagrados en el art. 16.IV Constitucional, y se manifiesta como el derecho que
tienen las partes de conocer las razones en que se funda la decisión del órgano jurisdiccional, de tal
manera que sea posible a través de su análisis, constatar si la misma está fundada en derecho o por
el contrario es fruto de una decisión arbitraria; sin embargo, ello no supone que las decisiones
jurisdiccionales tengan que ser exhaustivas y ampulosas o regidas por una particular estructura;
pues se tendrá por satisfecho este requisito aun cuando de manera breve, pero concisa y razonable,
permita conocer de forma indubitable las razones que llevaron al Juez a tomar la decisión; de tal
modo que las partes sepan las razones en que se fundamentó la resolución; y así, dada esa
comprensión, puedan también ser revisados esos fundamentos a través de los medios impugnativos
establecidos en el ordenamiento; resulta claro que la fundamentación es exigible tanto para la
imposición de la detención preventiva como para rechazarla, modificarla, sustituirla o revocarla”.
El art. 239 del CPP establece que la detención preventiva puede cesar: 1) cuando nuevos elementos
de juicio demuestren que no concurren los motivos que la fundaron o tornen conveniente que sea
sustituida por otra medida, 2) cuando su duración exceda el mínimo legal de la pena establecida
para el delito que se juzga; y, 3) cuando su duración exceda de dieciocho meses sin que se haya
dictado sentencia o de veinticuatro meses sin que ésta hubiera adquirido la calidad de cosa juzgada.
Vencidos los plazos previstos en los numerales 2) y 3) el juez o tribunal aplicará las medidas
cautelares que correspondan previstas en el art. 240 del mismo Código.
De acuerdo a la previsión contenida en el art. 239 inc. 1). antes referido, para resolver una solicitud
de cesación de la detención preventiva amparada en esa causal, el juez o tribunal debe realizar el
análisis ponderado de dos elementos: “1) ¿Cuáles fueron los elementos de convicción que
determinaron la imposición de la detención preventiva? y 2) ¿Los nuevos elementos de convicción
que aportó el imputado demuestran que ya no concurren los motivos que determinaron la medida o
la conveniencia de que la medida sea sustituida por otra?”, como lo precisó la SC 0807/2005-R de 19
de julio.
La misma Sentencia señaló que: “Del análisis y compulsa de ambos aspectos, el juez determinará la
cesación de la detención preventiva, si con los nuevos elementos de juicio el imputado logra destruir
o modificar sustancialmente los motivos que fundaron la detención preventiva o, caso contrario,
rechazará la solicitud explicando las razones por las cuales persisten los motivos que la fundaron, sin
que aquello implique inmiscuirse en la investigación del hecho”.
De lo dicho se concluye que la detención preventiva puede cesar cuando se demuestre que ya no
concurren los requisitos que motivaron su aplicación, con el advertido que la resolución que adopte
la autoridad judicial deberá estar debidamente motivada, explicando en forma clara y precisa si los
nuevos elementos de convicción aportados demuestran o no la concurrencia de motivos que
fundaron la imposición de la medida cautelar, realizando una valoración razonable e integral de las
pruebas presentadas.
“…la expresión 'evaluación integral' (…) implica que el órgano jurisdiccional debe hacer un test sobre
los aspectos positivos o negativos (favorables o desfavorables) que informan el caso concreto, de
cara a los puntos fijados por la ley para medir tanto el riesgo de fuga como el de obstaculización; de
tal modo que de esa compulsa integral, se llegue a la conclusión razonada sobre si existe o no riesgo
de fuga u obstaculización. En esta evaluación, unos puntos pueden reforzar, o por el contrario
enervar o eliminar los riesgos aludidos; lo cual, naturalmente, debe ser expuesto por el juez en la
resolución que emita de manera coherente, clara y precisa”.
Se entiende que el juez, al realizar la evaluación debe analizar las pruebas presentadas, para
finalmente fundar su determinación en las mismas, en forma razonada. Ahora bien, la concurrencia
de estas circunstancias, de acuerdo a la SC 1635/2004-R de 11 de octubre, corresponde que sean
probadas y demostradas por el acusador: “…no siendo suficiente la mera referencia y presunción de
que concurran las mismas, pues por determinación de los art. 16.II y 6 del CPP, se presume la
inocencia del encausado mientras no se pruebe su culpabilidad” (las negrillas son nuestras).
El art. 234.2 del CPP sostiene que para decidir acerca del peligro de fuga se tendrán en cuenta, entre
otras: “2) Las facilidades para abandonar el país o permanecer oculto”; sobre esta circunstancia, la
jurisprudencia del Tribunal Constitucional contenida en la SC 0129/2007-R de 13 de marzo, ha
señalado que “Esta circunstancia debe estar objetivamente demostrada por el Ministerio Público o
querellante a través de las pruebas pertinentes, en base a las cuales el juzgador debe pronunciar
resolución, aclarándose que, como sostiene la jurisprudencia glosada, no es suficiente la mera
presunción respecto al peligro de fuga que realiza el juzgador basada en aspectos no vinculados a la
circunstancia prevista en el art. 234.2, como ser la buena situación económica del imputado, el que
tenga movilidad u otros bienes, pues estos, por sí mismos no configuran un riesgo procesal” (las
negrillas son nuestras).
Ante esa impugnación, los Vocales recurridos pronunciaron Resolución que declaró
improcedente la apelación y confirmó el Auto apelado, argumentando que si bien la defensa
acompañó documentación que acredita que ya no existen los presupuestos de riesgo de fuga
establecidos en el art. 234.1 del CPP en que se fundó la detención preventiva del imputado Ysidro
Ventura Acerico; empero, se evidencia la persistencia de peligro de obstaculización, ya que contra el
imputado se sustancia otro proceso penal también referido al delito de tráfico de sustancias
controladas, resultando razonable el fundamento del Tribunal a quo respecto a la circunstancia de
que el imputado, ahora apelante, en libertad pueda influir negativamente en otros partícipes,
testigos o peritos para beneficiarse y de este modo obstaculizar la averiguación de la verdad,
haciendo presumir que no sólo puede influir negativamente en este proceso sino también en otras
investigaciones que se sustancien en su contra, aspecto que no ha sido desvirtuado por la defensa.
Analizada la Resolución pronunciada por los Vocales recurridos, se constata que ellos
fundamentaron la improcedencia de la cesación de la detención preventiva en la persistencia del
peligro de obstaculización, sin embargo, conforme se tiene dicho en párrafos precedentes, el riesgo
de obstaculización no estuvo de ninguna manera fundamentado ni en la Resolución que dispuso la
detención preventiva, ni en la Resolución del Tribunal a quo que rechazó la solicitud de cesación de
la detención preventiva; pues sólo hicieron consideraciones genéricas respecto a los delitos
vinculados a la Ley del Régimen de la Coca y Sustancias Controladas, más de ningún modo analizaron
las circunstancias que se presentaban en el caso concreto para determinar el riesgo de
obstaculización.
Por ello, los Vocales recurridos no podrían basar su decisión en la persistencia de un peligro de
obstaculización que no fue analizado ni precisado en forma concreta, objetiva y razonable, y si bien
los Vocales recurridos hicieron referencia, en su Resolución, a que contra el imputado se sustancia
otro proceso penal también referido al delito de tráfico de sustancias controladas, y que por ello
podría influir en otros partícipes, testigos o peritos, corresponde señalar que ese argumento no
fundamentó ni basó la Resolución que dispuso la detención preventiva del recurrente; en
consecuencia, menos podría servir para sustentar la persistencia del peligro de obstaculización.
Además de lo anotado, se constata que los Vocales recurridos afirmaron de manera genérica, sin
demostrar a través de elemento de convicción alguno, que el imputado, en libertad, podría influir
negativamente en otros partícipes, testigos o peritos para beneficiarse y de este modo obstaculizar
la averiguación de la verdad, cuando, conforme a la jurisprudencia glosada precedentemente, para
que una Resolución sea razonable y objetiva, ese peligro debe estar demostrado con la prueba
pertinente, no siendo válidas, tampoco, las meras presunciones que pueda realizar la autoridad
judicial respecto a la actuación del imputado, como las que realizaron efectivamente los Vocales
recurridos al señalar que se presumía que el imputado no sólo influiría negativamente en este
proceso sino también en otras investigaciones que se sustancien en su contra.
Por los argumentos anotados, se constata que los Vocales recurridos no fundamentaron en
forma razonable, objetiva ni motivada la Resolución que declaró la improcedencia del recurso de
apelación y aprobó la Resolución que rechazó la solicitud de cesación de la detención preventiva del
recurrente, por lo que corresponde otorgar la tutela que brinda el recurso de hábeas corpus,
disponiendo que las autoridades recurridas pronuncien una nueva resolución de acuerdo a los
fundamentos de la presente Sentencia.
Por los fundamentos expuestos, el Tribunal de hábeas corpus, al haber declarado improcedente el
recurso, no ha valorado correctamente los alcances del art. 18 de la CPE así como los hechos y las
normas aplicables al mismo.
POR TANTO
El Tribunal Constitucional, en virtud de la jurisdicción y competencia que ejerce por mandato de los
artículos 18.III y 120.7ª de la CPE; arts. 7 inc. 8) y 93 de la Ley del Tribunal Constitucional, en revisión,
resuelve:
2. Disponer que los Vocales recurridos pronuncien una nueva resolución, debidamente
fundamentada, conforme a los fundamentos de la presente Sentencia.