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En “La tercera”, Lacan plantea que el síntoma es lo que viene de lo Real, “se
pone en cruz para impedir que las cosas anden”. Bajo este argumento, el valor
del síntoma es el de hacer obstáculo a algo que viene funcionando bajo
determinada modalidad de goce que hace penar de más.
Los síntomas, o cualquiera de las formaciones del inconsciente, son trazas que
retornan de ese tiempo infantil. Mientras va transcurriendo la infancia, se van
produciendo inscripciones de las que alguien podrá servirse ante el encuentro
con lo Real.
Dado que en el análisis de un niño, los padres de la infancia están aún
presentes, los incluimos en el dispositivo analítico, apostando también a que
puedan favorecer el avance en la constitución subjetiva.
Inicialmente, entonces, los padres demandan el cese del malestar ocasionado
por algo que el niño presenta en la escena familiar, piden que lo sintomático
sea eliminado.
Nos encontramos aquí con una paradoja clínica, porque el síntoma produce
sufrimiento pero también es el atisbo de que hay efectuación del sujeto,
entonces ¿se tratará de eliminarlo?
Dándole una vuelta más a esta pregunta, si en el psicoanálisis se trata de no
responder a la demanda que se le dirige al analista pero tampoco rechazarla,
qué maniobras analíticas son necesarias para propiciar que los padres acepten
la aparición de síntomas en el niño, tiempo fundamental porque es producción
del sujeto. Freud afirma que con los padres se requiere “influjo analítico”,
modo de decir que también será preciso atender a la transferencia de estos con
el análisis que allí se juega, para que habiliten al sujeto que el niño irá
produciendo.
En “Las dos notas sobre el niño” plantea dos posiciones bien diferenciadas del
niño frente a la estructura parental. Una, en la que niño se ve llevado a realizar
la presencia del objeto en el fantasma materno. Y otra, en la que el síntoma
del niño está en posición de responder a lo que hay de sintomático en la
estructura parental. Y nos aclara que si bien es esta una posición más compleja
- entiendo esto en términos de que se complejiza la posición- está más abierta
a nuestras intervenciones. El síntoma es una respuesta subjetiva frente a las
demandas del Otro. El niño se sirve del síntoma para revelar la verdad de la
pareja, para metaforizar un goce en más.
Recibo la consulta de la madre de Ana (2), una niña de 7 años. No sabe qué
hacer con los comportamientos de su hija, no logra “dominarla”, “le hace
caprichos” y no respeta las normas de convivencia necesarias para que
puedan llevarse bien. El padre de Ana sufre una adicción desde hace años y
termina “tirado en una cama” por la medicación sedante que toma para
contrarrestar los efectos del consumo. Están separados aproximadamente
desde el nacimiento de Ana, tiempo en que la madre descubre la adicción.
La madre rivaliza con la niña como si fueran hermanas. Ana se angustia, y
esto se registra en el consultorio con importantes desbordes, llora a gritos
cuando la madre le saca, sin su permiso, objetos que son de ella, regalos que
le hace su padre.
El padre vive con sus padres, ubicándose como un hijo más. Es su madre,
abuela paterna, quien se encarga de Ana en los días correspondientes al
régimen de visitas. La abuela encuentra dificultad para frenar los
“caprichos” de Ana, los berrinches por la mañana provocan llegadas tarde
al colegio, tampoco logra hacer las tareas escolares. Ana va de un lado al
otro con su mochila, bajo la ilusión de que no hay otra cosa más que ella
para su madre y para su padre.
La consulta se efectúa por la vía de una demanda: la madre pide que su hija
se adecue a las normas que ella establece caprichosamente. La transferencia
se presenta imaginaria. Hay confianza en el análisis, aunque no suposición de
saber, la madre no maneja ninguna hipótesis respecto de la angustia
desmedida y de las crisis de llanto que presenta su hija.
En las entrevistas efectuadas con la madre se trató, cada vez, de situar la
función materna, nominándola madre puede perder su lugar como hermana
de Ana, espejo que las enfrentaba a una rivalidad permanente. Por otra parte,
en las entrevistas sostenidas con ella apostaba a acotar su goce, desde la
separación con su esposo dormía con su hija, aunque eso no solucionara su
soledad.
Como decía antes, la presentación de la niña es por la vía de la angustia que
se juega ante el avasallamiento de la madre que no es acotada por el padre.
En este tiempo en la cura se incluye al padre en entrevistas, intento de
hacerle un lugar en lo Real, puesta en acto de su función.
Un síntoma se constituirá en el recorrido del análisis. En determinado
momento Ana empieza a tener inconvenientes en matemáticas, buscará
soluciones que no encuentra. En el consultorio comenzará a introducir en el
juego ecuaciones matemáticas que los niños de 13 años sí pueden resolver,
edad estipulada por ella como ideal que promete que, en algún momento,
habrá solución. Incluye en sus ecuaciones una X a despejar, función del
enigma que, paralelamente en las entrevistas que mantengo con su madre
comienza a quedar circunscrito: Ana se pregunta por el deseo materno a
partir de que la madre ha iniciado un vínculo amoroso con otro hombre.
Llevábamos varias sesiones de juegos y problemas matemáticos cuando en
una oportunidad Ana logra formular una pregunta: “¿Cuál es la solución?”
Primer interrogante que se dirige al Otro y al que luego le sucederá una
asociación: “Es mi familia la que no tiene solución”.
Como efecto, los goces se articulan de otro modo, logra hacerse de un grupo
de amigas, lazo social que antes no lograba instalar, sale de la cama materna
y empiezan a espaciarse nuestros encuentros... Poder situar este punto de
imposible le posibilita hacer otra cosa, dejar de ubicarse completando al
Otro. Será otro tiempo el de Ana cuando logre interrogar al padre.
Amalia Cazeaux.
Bibliografía
Sigmund Freud, "Análisis de la fobia de un niño de cinco años". 1909,
Amorrortu Editores, Tomo X.
Jacques Lacan, "Intervenciones y textos 2". "Dos notas sobre el niño". Ed.
Manantial.
Jacques Lacan, "Intervenciones y textos 2". "La tercera". Ed. Manantial.
Jacques Lacan. Seminario 11 “Los cuatro conceptos del psicoanálisis”.
Editorial Paidós.
Notas
(1) Jacques Lacan. Seminario 11. “Los cuatro conceptos fundamentales del
Psicoanálisis”. Clase del 6 de mayo del 74. Editorial Paidós.
(2) Los nombres de la paciente y sus padres, han sido modificados para
mantener a resguardo la privacidad.