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1. Antecedentes históricos.
Sin embargo, será la cultura griega la que inaugure la tradición lingüística occidental.
Suele considerarse que el momento del nacimiento de la reflexión lingüística se
produce en el seno de la filosofía presocrática.. Heráclito, dicen los testimonios,
defendió el origen divino del lenguaje frente a Demócrito, para quien “el lenguaje
(...) es de origen puramente convencional, debido a la necesidad comunicativa de
los hombres”. Con ellos nace una polémica que cruza toda la lingüística occidental.
Platón y Aristóteles son considerados como los máximos impulsores de esta
polémica en al concepción naturalista y la concepción arbitrarista del
lenguaje. Paralela a esta polémica, circulará también la discusión entre la relación
analógica o anómala entre el lenguaje y la naturaleza. Estas polémicas marcan el
futuro de la lingüística occidental en tanto señalan los dos caminos que ésta seguirá
en su evolución: la especulación teórica por una lado, y la aplicación práctica y
normativa por otro.
Los estudios gramáticos griegos son los que establecen las categorías gramaticales
y la clasificación de las palabras tal y como las conocemos hoy en día. Las
aproximaciones gramaticales de la época postalejandrina y helenísticas en las
escuelas estoica y neoplatónica establecen un fuerte lazo de unión entre la
lingüística griega y la latina y sientas las bases de toda la lingüística occidental hasta
la Edad Moderna.
Roma, como en tantas otras cosas, adapta el sistema griego a sus estudios
gramaticales. La gramática, casi completamente perdida, de Varrón es una
excelente resumen de los logros acumulados ya en siglo I a.C., pero la culminación
de la tradición grecolatina serán los trabajos de Donato y Prisciano.
2. La Edad Media.
Considerando, además, que para los modistae todas las lenguas tiene una e
idéntica esencia, dan el primer paso hacia las teorías universalistas que tanta
importancia tendrán en el futuro.
Las ideas lingüísticas del siglo XVIII, encuadradas entre los últimos estertores de la
antigua tradición escolástica y la explosión de la lingüística histórico – comparativa
del XIX, suelen quedar en cierto modo algo olvidadas en las historias de la
lingüística al uso. A lo largo de todo el siglo, como señala Marcos Marín, la reflexión
sobre la lengua se verá marcada por la polémica entre empirismo y racionalismo.
Abundan las elucubraciones sobre el entendimiento humano, influenciadas sobre
todo por la obra de Locke y Leibniz, en las que suele primar la concepción
arbitrarista del lenguaje, aunque con considerables diferencias entre el inglés - que
considera la experiencia imprescindible en la formación de las ideas en la mente - y
el alemán - férreo defensor de las ideas innatas, que llega en algún momento a rozar
el naturalismo platónico-. Será el francés Condillac quien lleva esta perspectiva
hasta sus últimas consecuencias, rompiendo toda relación entre concepto y
referente, entre signo y objeto. Otro francés famoso, en cambio, se situará en el polo
opuesto al reivindicar una concepción completamente naturalista del lenguaje: “el
primer lenguaje del hombre es el grito de la Naturaleza” (Rousseau).
La hipótesis divina del origen del lenguaje nos dice que Dios le otorgó al
hombre la capacidad de dar nombre a todos los seres de este mundo (libro
del Génesis).
– Para los filósofos griegos, el origen residía en que las palabras o sonidos
asignados, eran similares a lo que se quería representar, y entonces era algo
“natural”.
Asimismo, existe el pensamiento de que hubo primera una única lengua y que todas
las demás son sus derivados. Esta teoría la propuso el filósofo alemán Gottfried
Wilhelm Leibniz en el siglo XVIII, y se conoce como “monogénesis”. Mientras tanto,
“poligénesis” es el nombre que recibe la teoría contraria a la de Leibniz. Tampoco
hay respuesta aún a esta pregunta.
Hipótesis Principales
Rechazando este último aspecto, las hipótesis no específicas creen que la aparición
del lenguaje no fue debida a ninguna mutación, sino, al aumento progresivo de la
inteligencia, paralelo al aumento de la capacidad craneal y a un lento desarrollo
cultural. La contra hipótesis surge cuando nos preguntamos por qué nuestra raza
ha sido la única capaz de llegar hasta aquí, ya que no debemos olvidar que animales
como los delfines, las ballenas y los chimpancés tienen una masa cerebral bien
capaz (según esta hipótesis) de haber seguido nuestro camino.
El origen del lenguaje fue producto de la necesidad del hombre primitivo para poder
comunicarse, y así transmitir lo que el pensamiento daba lugar, el hombre por su
naturaleza y raciocinio necesita de la comunicación con los demás, y es por eso que
el lenguaje solo puede tomar sentido en masa, por tanto para poder subsistir a las
dificultades de la vida primitiva fue necesario utilizar algún tipo de lenguaje y he ahí
el origen de éste, que por consiguiente llega a convertirse con el tiempo en un
idioma.
Así, el lenguaje humano puede contar con 30.000 ó 40.000 años de existencia. La
enorme diversidad de lenguas que hay en el mundo demuestra que una vez que
apareció el lenguaje se produjeron los cambios a gran velocidad. No es posible
saber si hubo una primera y única lengua, ni cuáles fueron sus sonidos, gramática
y léxico. La lingüística histórica, que se encarga de descubrir y describir cómo, por
qué y de qué manera surgieron las lenguas, apenas puede sugerir algunas hipótesis
para explicar esta evolución.
En el siglo XVIII el filósofo alemán Leibniz sugirió que todas las lenguas que existen
y han existido proceden de un único protolenguaje, hipótesis que recibe el nombre
de monogénesis. Aunque muchas lenguas vivas proceden de una única lengua
anterior, esto no significa que el lenguaje humano haya surgido en varias partes del
mundo de forma simultánea, ni que las lenguas vivas precisen de un solo
antepasado, sino que pudo haber varios. Esta segunda hipótesis, que explica el
origen múltiple para las familias de lenguas, recibe el nombre de poligénesis.
Teoría Teológica
Esta teoría nos indica que el lenguaje humano es un don Divino entregado por Dios
para todos nosotros los hombres. La Biblia cuenta la creación del primer hombre:
de su cuerpo material y de su alma espiritual e inmortal, por eso no se puede decir
que el hombre viene del mono, así, simplemente. Es necesario admitir la especial
intervención de Dios. El cuerpo puede venir por evolución; pero no el alma, que es
espiritual. El alma humana ha sido infundida por Dios en el momento de la
concepción. Nunca el espíritu puede venir por evolución de la materia. El salto de la
materia al espíritu sólo puede darse por la intervención de Dios.
El hombre es algo más que un simple animal. En el hombre hay un alma espiritual
que no puede venir por evolución de la materia, sino por creación de Dios. El hombre
es algo más que el resultado de una evolución biológica.
“Por simple evolución no es posible franquear el abismo que existe entre el reino
animal y el hombre. Con las solas fuerzas naturales, ningún animal pudo evolucionar
y llegar a un grado de perfección tal que le permitiera salir del círculo de la especie
animal y entrar en el de la especie humana. El primer hombre no es, ni pudo ser, el
resultado supremo de una evolución animal, sino un ser que existe porque Dios lo
creó. Dios está en el origen del hombre; y sin su acción especialísima, el hombre no
hubiera llegado a existir”.
Haciendo una retrospectiva hacia nuestros orígenes nos preguntamos si, en cierto
modo, no habremos sido "elegidos para hablar". Y es que no parece otra cosa. Pero
entonces deberíamos suponer que algo o alguien se molestó en condicionar a los
seres humanos (quien sabe si entonces aún éramos unos simples primates) para
que algún día fueran capaces de emplear un sistema avanzado de comunicación.
La intervención de terceras personas en nuestra evolución lingüística no debe
sonarnos tan descabellado. Y si no, dirijamos nuestras miradas hacia los actuales
laboratorios. En ellos nuestros científicos han logrado que los chimpancés aprendan
un lenguaje rudimentario que en estado salvaje han sido totalmente incapaces de
desarrollar. Pero entonces surgen dos grandes interrogantes: ¿Quién intervino en
nuestra evolución y por que motivo lo hizo? Las respuestas permanecen sepultadas
bajo el peso de los siglos.
TEORÍA INTERJECTIVA