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PRÁCTICAS BASADAS
EN EVIDENCIAS
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MASTER 60 ECTS + 23,3 Créditos CFC + Autoría Capítulo Libro
www.salusplay.com/master-investigacion-enfermeria
Autora
MSc. Azucena Santillán García
www.salusplay.com
ISBN: 978-84-16861-00-2
Introducción a las Prácticas Basadas en Evidencias
EVIDENCIAS
ISBN: 978-84-16861-00-2
Tabla
de Contenidos
3 TEMA 1: APROXIMACIÓN A LAS PRÁCTICAS BASADAS EN
EVIDENCIAS (PBE): DEFINICIONES Y CONCEPTOS
Tema 1
Aproximación a las
prácticas basadas en
evidencias (PBE):
Definiciones y conceptos
1. INTRODUCCIÓN
Desde nuestra perspectiva actual, podemos afirmar que el mejor de los cuidados es
aquel que está basado en datos (que no en creencias), en investigación (y no en cos-
tumbre)… dejando de dar cabida al “siempre se ha hecho así” y dando la bienvenida
a las pruebas científicas, es decir, a la investigación.
gible, en conocimiento que vaya más allá de la experiencia, los valores y las
creencias.
4. Apoyándonos en la experiencia de los compañeros más experimentados: la
opinión de los expertos ha sido durante muchos años la fuente principal de
conocimiento en nuestro ámbito. Esta situación ha cambiado y con el desar-
rollo de la investigación en cuidados la experiencia experta no se desestima
pero sí que ha perdido peso en favor del rigor científico.
Con todo lo expuesto hasta ahora podemos empezar a definir lo que entendemos
como “Prácticas basadas en evidencias” (PBE): “El uso consciente, explícito y pruden-
te de la mejor evidencia disponible para la toma de decisiones acerca de la atención
y cuidado de pacientes individuales”. (Sacket 1996)
Como veremos posteriormente, una de las características de las PBE es que tienen
en cuenta la opinión de los pacientes (incluyéndolos así en el proceso de toma de de-
cisiones) y de esta manera confluyen todas estas fuentes de información obteniendo
decisiones que pueden variar en función del momento, de la información de a que
se disponga y de múltiples circunstancias que rodeen a la persona que toma la de-
cisión.
Dentro del marco de las PBE utilizamos la palabra “evidencia” para referirnos a las
pruebas aportadas por la investigación. Este uso se deriva de la traducción literal del
inglés “evidence” (prueba, comprobación) y no deja de resultar paradójico en nues-
tro entorno en donde lo evidente es aquello que no necesita ser demostrado. El con-
cepto de “Evidence based medicine”, traducido al castellano como ‘medicina basada
en la evidencia o en pruebas‘ (MBE), fue dado a conocer en el año 1991 a través de
un editorial en la American College of Physicians Journal Club, primera revista que
Debemos tener en cuenta esta paradoja sobre todo cuando nos estamos iniciando
en las PBE para no malinterpretar los conceptos básicos. Para evitar esta malinter-
pretaciones hay enfermeros prefieren utilizar la denominación “enfermería basada
en pruebas” o al menos utilizar el singular en “enfermería basada en evidencias” en
lugar de “enfermería basada en la evidencia”.
Pero la palabra evidencia no puede ser utilizada como verdad absoluta sin más. Las
evidencias científicas previenen generalmente de los estudios de investigación y aquí
pueden ocurrir varias cosas:
• Que el estudio no sea extrapolable a mi ámbito/pacientes.
• Que el estudio se haya diseñado de manera errada.
• Que los resultados de la investigación no se hayan publicado.
• Que los resultados de la investigación se hayan publicado de manera tenden-
ciosa.
4. CONCLUSIONES
focalizar nuestra atención en que nuestros cuidados sean efectivos, eficaces y efi-
cientes y trasladar estas premisas a la práctica habitual es un esfuerzo que merece la
pena. Esta traslación a la práctica diaria precisa que nos apoyemos en los resultados
de la investigación en cuidados y que sepamos interpretar y aplicar estos resultados.
Así. La EBE se presenta como una solución a la aparente brecha que existe entre
la enfermería investigadora y la enfermería asistencial: las investigaciones no de-
ben quedarse depositadas en libros y revistas si no que deben ser aplicadas por el
colectivo enfermero en aras de la excelencia en cuidados.
Tema 2
Contexto histórico:
características de la
evidencia científica
1. LA BÚSQUEDA DE INFORMACIÓN Y ACTUALIZACIÓN DE CONO-
CIMIENTOS
Pero para llegar al cuerpo de conocimiento científico que tenemos hoy, la comuni-
dad ha tenido que andar un largo camino que es interesante tener en cuenta para
comprender e interiorizar la necesidad de trabajar con rigor científico.
2. EL CONOCIMIENTO EMPÍRICO
De este escenario se empezó a salir en el siglo XIX. Sitúate en esta época y en Fran-
cia: bajo la influencia de Broussais y de Bouillaud la práctica de la medicina atribuía
las enfermedades a la inflamación o irritación de las vías digestivas y recomendaba
el tratamiento con sangría en la pulmonía, la tuberculosis, la fiebre tifoidea, entre
otros. Esto hoy en día sabemos que no es así y en esa época ya empezaron a aparec-
er voces críticas que discrepaban con este modo tentativo de hacer medicina.
A mediados del siglo XIX Pierre Alexander Louis, Bichot y Magendie comenzaron
a promocionar la “Médicine d’ Observation” (medicina de la observación). Sostenían
como fundamento de este movimiento, que los médicos en su práctica asist-
encial no debían basarse exclusivamente en la experiencia personal ni en sus
apreciaciones sobre conductas a tomar ante determinada enfermedad. De-
fendían que la práctica asistencial debía basarse en:
• Resultados de investigaciones.
• Efectos beneficiosos.
• Términos cuantificables.
Los postulados de Pierre Alexander Luis y sus colegas suponían un salto cualitativo
hacia el conocimiento científico. Recordemos que el conocimiento científico se car-
acteriza porque es sistemático, reflexivo, ordenado, crítico, universal, atemporal y
demostrado mediante investigación.
Pero el avance definitivo hacia este conocimiento científico sucedió en 1948 con
la descripción del “ensayo clínico aleatorio“ (ECA). Con su ensayo sobre la estrep-
tomicina Sir Austin Bradford Hill que constituyó un hito para el desarrollo del
razonamiento biomédico, pues permitió cuantificar la eficacia real y la seguridad
La concepción de la PBE parte de la práctica médica y luego fue adoptada por una
amplia gama de profesionales sanitarios entre los que se encuentran las enfermeras.
La medicina basada en la evidencia (MBE) tal y como la entendemos en la actualidad
nació en los años 90 en la Universidad de McMaster (Ontario, Canadá) bajo el lider-
azgo de Gordon Guyatt y la colaboración de David Sackett, Brian Haynes y Deborah
Cook. Este grupo de trabajo afirma que los resultados (las evidencias) de las investi-
gaciones son la mejor forma de tomar decisiones en salud. Así, la MBE se presenta
como la alternativa a la medicina tradicional basada únicamente en la comprensión
de los mecanismos básicos de la enfermedad y en la experiencia clínica.
Hay más definiciones sobre lo que se entiende como PBE pero son muy semejantes
y todas ellas coinciden en unos aspectos importantes:
• Las decisiones deben tomarse en base a la mejor evidencia disponible.
En los últimos años el interés por la EBE ha ido creciendo en el colectivo enfermero.
El desarrollo académico ha favorecido positivamente este interés dado que los nive-
les de Grado, Máster y Doctorado dotan a la profesión de profesionales más capaci-
tados para investigar y para leer y utilizar críticamente los resultados de la investi-
gación ya existente.
Tema 3
Los Pilares de las
Prácticas Basadas en
Evidencias
1. CASO PRÁCTICO
Analicemos la situación:
• Hacer las curas como siempre: dado que no se están obteniendo los resulta-
dos deseados en el paciente, esta no parece ser la mejor opción. Si seguimos
aplicando la misma intervención ineficaz en un paciente le estamos privando
de unos cuidados de calidad. Puede que ante este argumento surja la respues-
ta “es que no hay otra cosa que se pueda hacer…” pero esta afirmación solo
se debería hacer después de haber explorado la posibilidad de otras inter-
venciones y después de la evaluación de nuestra propia intervención. ¿Qué
criterios estamos utilizando para realizar la cura? ¿Cuáles son los criterios que
los expertos han establecido en casos como el de mi paciente?.
• Cambiar técnica y/o materiales de cura en función de los resultados que
observemos: Utilizar nuestro juicio clínico para ir cambiando de estrategia
de cura es adecuado siempre y cuando no se realice de manera infundada
(“ahora utilizo este apósito y si no va bien utilizo el otro… o el otro… hasta que
acierte”. Esto suena a ensayo error). Desde luego que el conocimiento del pa-
ciente y la experiencia acumulada ayudarán a tomar una decisión en cuanto
a esta intervención, pero hacerlo de manera meramente experimental puede
no producir los efectos deseados y además es probable que genere recelo en
el paciente por los cambios constantes si no se acompañan de una evolución
favorable. ¿Y qué ocurre si otro profesional tiene que realizar esa cura en esa
paciente? ¿Coincidirán sus criterios con los de la compañera?
• Pedir consejo: acudir a alguien experto es una buena solución y para sol-
ventar una situación concreta puede ser la solución más fácil y efectiva. Pero
tengamos presente que las enfermeras convivimos con un umbral de incer-
tidumbre que nos obliga a tomar decisiones con regularidad… ¿Tenemos
siempre a mano a un experto al que consultar? Tal vez no, pero lo que sí que
tenemos a nuestra disposición es la información, las evidencias, las investiga-
ciones que se han realizado al respecto. Esta información con frecuencia está
organizada en forma de protocolos, guías o vías clínicas. Debemos intentar ser
autónomos en la medida de lo posible y para ello es necesario que sepamos
encontrar respuesta a nuestras dudas.
• Hacer una búsqueda bibliográfica: seamos realistas… No se puede hacer
Vemos que todas las opciones tienen pros y tienen contras… ¿Tú qué harías?
Supongamos por un momento que de alguna manera (buscando en la biblioteca
virtual o consultando los protocolos o preguntando a un experto etc.) la enfermera
de nuestro ejemplo ha encontrado buenos estudios que dicen que el sistema más
eficaz para la cura del pie diabético con heridas infectadas de manera crónica es la
cura larval. Realmente esto es lo que nos dice la mejor evidencia disponible pero en
su entorno nuestra compañera no dispone de estas larvas. Otro inconveniente es
que al comentar con su paciente el cambio de tratamiento y la posibilidad de aplicar
la cura larval, el paciente se niega en rotundo porque le genera un gran rechazo.
Parece que hemos llegado a un punto sin retorno pero no es así. Llegado este mo-
mento tendremos que buscar un equilibrio en todos los elementos que hemos de-
scrito a través del ejemplo.
Por un lado se necesita resolver una duda y la mejor manera es hacerlo a través de
la mejor evidencia científica disponible. Esto quiere decir que cuando nuestras du-
das sean resueltas a través de investigaciones primarias, tanto mejor. En el ámbito
enfermero tenemos mucho campo por descubrir, muchos temas por investigar, por
eso con cierta frecuencia nos encontramos con que no hay estudios que avalen la
eficacia de nuestras intervenciones. Es entonces cuando la opinión de los expertos
y el juicio clínico de los profesionales (así como su experiencia) se ponen en relieve.
Este juicio clínico a demás va adecuar la evidencia científica al paciente asegurando
así un cuidado de calidad y personalizado.
Y todo ello enmarcado en un sistema sanitario concreto con unos recursos materi-
ales y humanos determinados. La enfermera de nuestro caso práctico ni si quiera
se plantearía proponer la terapia larval si no tuviera acceso a ella (igual que no se
propone hacer curas con material no disponible en su ámbito laboral) o si no supiera
aplicarla.
Con todo lo expuesto se concluye que para practicar unos cuidados basados en evi-
dencias científicas es necesario no sólo acceder y conocer estas evidencias, sino que
también es necesario enmarcarlas en un escenario en donde profesionales y pa-
cientes juegan un rol definitivo y caracterizado por una dotación de recursos y políti-
cas sociosanitarias determinadas.
Tema 4
Didáctica de las PBE:
Fases y Modelos
1. MODELOS PARA LAS PRÁCTICA DE LA EBE
Se han descrito cuatro modelos de PBE que son los más frecuentemente referencia-
dos:
Modelo de Rogers (1995): En este caso el modelo tiene cinco etapas (conocimiento,
persuasión, decisión, puesta en práctica y confirmación). Todo comenzaría con una
inquietud que la enfermera puede tener por una duda generada en la práctica clíni-
ca, la lectura de un artículo o cualquier situación que le haga plantearse su trabajo
(su conocimiento) y la posibilidad de cambiar lo que hace.
Modelo de ACE Star (2004): Es el modelo más actual y describe cómo el conocimien-
to se mueve desde la identificación del conocimiento hasta su aplicación en la prác-
tica. Tiene cinco etapas que son:
• Descubrimiento del conocimiento.
• Síntesis o resumen de la evidencia.
• Traducción en recomendaciones clínicas.
• Puesta en práctica.
• Evaluación.
El modelo ACE es el que más se aproxima a las tendencias actuales porque lo consid-
era como un proceso continuo para el cambio en la práctica enfermera.
Todos estos modelos supusieron una gran novedad cuando fueron planteados y
tienen como eje central la asunción de que la investigación garantiza el acercamiento
integral de la práctica de la EBE.
las prácticas basadas en evidencias contamos con herramientas como las GPC o los
protocolos basados en evidencias. Por desgracia, la cultura del cambio es difícil de
asumir y una vez que se han interiorizado antigüos protocolos la resistencia al cam-
bio dificulta esta implementación.
Tema 5
Formulación de
preguntas contestables
1. PREGUNTAS GENERALES Y ESPECÍFICAS
¿Recuerdas tus inicios profesionales? Seguro que afrontabas el día a día con multitud
de dudas y preguntas. Tu inexperiencia hacía que te planteases cuestiones generales
y poco concretas ¿verdad?
Si comparamos las áreas de incertidumbre de un profesional novel con las de un
profesional veterano, estas son distintas y dan lugar a tipos de preguntas diferentes.
Cuando somos profesionales inexpertos tenemos muchas dudas muy generales y a
lo largo que adquirimos experiencia nuestro conocimiento se amplía dando lugar a
dudas más finas y concretas (y las preguntas generales tienden a ser menores).
Las preguntas pueden dividirse según sean más o menos concretas en generales y
específicas. Con frecuencia necesitamos descomponer las preguntas generales en
varias específicas para poder darle respuesta.
Si te fijas, todas estas preguntas incluyen interrogaciones básicas como son ¿Quién?
¿Qué? ¿Cómo? ¿Cuándo? ¿Dónde?
Como comentábamos, a medida que aumenta nuestra experiencia las preguntas
que nos planteamos son más concretas y específicas:
Ejemplo:
En los pacientes recién intervenidos de patologías no urológicas, ¿cuándo es mejor
retirar el sondaje vesical para evitar infecciones urinarias?
Como ves en esta pregunta no nos cuestionamos simplemente la retirada del sonda-
je vesical. Cuestionarnos la retirada del dispositivo de manera tan general no tiene
respuesta (su respuesta sería… “depende”) así que necesitamos añadir elementos
que nos ayuden a responder (tipo de paciente, circunstancias del paciente, qué que-
remos conseguir o evitar con la retirada de la sonda).
Hay varios formatos de pregunta descritos pero el más utilizado es el sistema PICO.
Este sistema parte de un acrónimo en el cual cada letra hace referencia a una parte
de la pregunta:
• P (paciente o problema)
• I (intervención)
• C (comparador)
• O (outcome-resultado)
Outcome (resultado en inglés): en este apartado debemos especificar con que resul-
tado relacionamos la intervención. Coloquialmente nos preguntamos “¿Qué apósito
es mejor?” pero debemos explicar “mejor ¿para qué?”… ¿para prevenir la infección?
¿para que dure más tiempo bien colocado? ¿para ahorrar dinero?... De nuevo nos
toca ser específicos.
Las cuatro partes están relacionadas y en su conjunto nos dan una descripción pre-
cisa de cual es la pregunta de investigación adecuada con la que podemos pasar a la
siguiente fase: la búsqueda de evidencias.
En lugar de una única pregunta PICO es probable que necesitamos varias sobre todo
si el tema es amplio, queremos comparar varias intervenciones o si necesitamos
observar los distintos resultados. Por eso es habitual trabajar esta información en
forma de tabla, sobre todo porque nos ayuda a tener una visión panorámica y or-
denada de la pregunta. Como veremos en temas posteriores, el uso de estas tablas
es de especial interés cuando estamos ya metidos de lleno en la fase de búsqueda
documental.
Ejemplo:
Imaginemos que trabajamos en un paritorio en donde a todas las mujeres se las
mantiene a dieta absoluta durante la dilatación por protocolo. Nos preguntamos si
esta recomendación es la mejor dado que las mujeres suelen pedir beber líquidos
pese a la hidratación IV y e no hacerlo las genera mucho disconfor.
Así pues nos hacemos la siguiente pregunta: si tanto lo demandan las parturientas,
¿será malo para el parto darles un poquito de agua?... lo cual traducido a formato
PICO sería:
Esta estructura de pregunta (la estructura PICO) es muy útil pero tiene ciertas limi-
taciones en el paradigma cualitativo. Aunque se puede utilizar, lo cierto es que no
resulta tan útil explorando percepciones y sentimientos.
4. OTROS FORMATOS
Aunque el esquema PICO es el más utilizado y a partir de ahora es a el que nos va-
mos a referir en el resto del curso, existen otros formatos que pueden resultar inte-
resantes en un momento dado por sus particularidades:
Este formato tiene la particularidad de que incluye las perspectivas de los pacientes,
y por ellos puede resultar una estructura más atractiva para los estudios cualitativos.
mide?)
• Professionals: Profesionales implicados
• Service: Servicio
Tema 6
Búsqueda de Evidencias
Tras haber definido nuestra pregunta contestable, pasamos a la siguiente fase que
es tratar de darle respuesta buscando información.
y a Internet, encontrar información es mucho más fácil que hace uno años. Pero la
dificultad que tenemos en la actualidad es que debemos saber identificar fuentes de
información fiables y después debemos analizar la información críticamente.
En nuestro caso, las fuentes de información que vamos a utilizar son fuentes docu-
mentales científicas. Para explorar estas fuentes de información científica vamos a
utilizar buscadores específicos.
Podemos realizar esta búsqueda de manera intuitiva, pero así conseguimos resul-
tados imprecisos y seguramente nos dejemos mucha información por el camino.
Para realizar una búsqueda exhaustiva debemos diseñar una estrategia, definiendo
claramente:
1. Fuente explorada: seguramente no nos centremos en una sóla fuente así que
es conveniente establecer cuales vamos a explorar.
2. Palabras utilizadas para la búsqueda: estas van de ser las palabras clave de la
búsqueda. Si tenemos la pregunta PICO bien desarrollada, utilizaremos los
componentes PICO. Además, si en lugar de utilizar nuestro lenguaje natural
utilizamos el lenguaje controlado específico de las bases de datos (tesauros),
optimizaremos la búsqueda.
3. Cómo hemos combinado las palabras de búsqueda: lo más básico es acumu-
lar las palabras clave (como si las sumáramos) pero podemos utilizar opera-
dores booleanos que nos permiten hacer búsquedas más complejas.
4. Límites (si los hemos utilizado): como por ejemplo el idioma, si buscamos
mería Global, Metas, Rol de Enfermería, Revista ENE, Nure etc. Actualmente se mide
la calidad de las revistas científicas en función de en qué bases de datos estén in-
cluidas y de cuantas citas tengan los artículos que contienen. Con estos datos se han
establecido unos índices para poder cuantificar el impacto de las revistas científicas
y el que actualmente predomina es el factor de impacto (FI) establecido por el JCR
(Journal Citation Report). Actualmente no hay ninguna revista de enfermería espa-
ñola que tenga impacto JCR, aunque se pueden encontrar artículos sobre enfermería
en revistas españolas que si tienen este FI, como por ejemplo en Gaceta Sanitaria o
Atención Primaria. Aunque el idioma es una barrera, no debemos aferrarnos a las
publicaciones españolas y es interesante consultar grandes referentes internacion-
ales como JAN (Journal of Advanced Nursing).
Estas fuentes lo que hacen es recopilar toda la información de las fuentes primarias
y favorecer el acceso selectivo. La información que facilitan las bases de datos suele
ser el resumen del artículo y las palabras clave, acompañado de su referencia bib-
liográfica. En caso de que el artículo esté disponible en formato digital (la mayoría
de las veces) también suele proporcionar el enlace (de nuevo, aquí nos podemos
encontrar con que el artículo es de una revista de pago con lo que aunque disponga-
mos de enlace no vamos a poder acceder al texto completo). En las bases de datos
hay buscadores internos que suelen tener funciones avanzadas para optimizar las
búsquedas. Ejemplos de bases de datos son Medline (y su buscador Pubmed) o la
española Cuiden.
• Pubmed: http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed
• Cuiden: http://www.ebscohost.com/nursing/products/cinahl-databases/
cinahl-complete
• Cinhal: http://www.doc6.es/index/
• Biblioteca Virtual de la Salud http://bvsalud.org/es/
Otro tipo de fuentes secundarias son los índices y repositorios. Los índices son
acúmulos de revistas ordenados por orden alfabético (por ejemplo el IME- Índice
Médico Acumulado) y los repositorios albergan diferente documentación original,
normalmente relativa a una institución/organización o área temática (por ejemplo
los repositorios de las universidades).
• IME https://bddoc.csic.es:8180/inicioBuscarSimple.
html?tabla=docu&bd=IME&estado_formulario=show
• DOAJ (repositorio de revistas en abierto) http://doaj.org/
• Scielo (biblioteca de revistas científicas) http://scielo.isciii.es/scielo.php
ciones de actuación en base a la mejor evidencia que sobre ese tema hay en
ese momento. Las elaboran grupos multidisciplinares de expertos. En España
podemos encontrar todas las GPC del SNS en Guiasalud.
• Biblioteca Cochrane: http://www.update-software.com/clibplus/clibplus.
asp
• Guiasalud: http://portal.guiasalud.es/web/guest/home;jsessionid=f260e73
b3a4290c18ecd2a34e049
Actualmente y gracias a las nuevas tecnologías es mucho más fácil encontrar esta
documentación a través de repositorios y fondos documentales online. Ejemplos:
• Tesis doctorales en red: http://www.tdx.cat/
• Libros de comunicaciones de los Encuentros Internacionales de Investigación
en Cuidados de Investén: http://www.isciii.es/ISCIII/es/contenidos/fd-el-insti-
tuto/fd-organizacion/fd-estructura-directiva/fd-subdireccion-general-redes-
centros-investigacion2/fd-centros-unidades2/fd-investen-isciii-2/encuentros-
investen.shtml
• Libros de comunicaciones de los Congresos y Simposios de la Asociación Es-
pañola de Nomenclatura, Taxonomía y Diagnósticos de Enfermería (AENTDE):
http://www.aentde.com/pages/bibliografia/simposiums_jornadas/documen-
tacion_simposiums
• Biblioteca Virgina Henderson (en inglés) http://www.nursinglibrary.org/vhl/
bles en fuentes inalcanzables para nosotros. Conviene conocer nuestro entorno digi-
tal y sobre todo nos conviene conocer a que recursos tenemos facilitado el acceso
desde nuestra institución, universidad etc. (¡conoce tu biblioteca virtual!)
Una vez elegidas las fuentes en las que vamos a buscar la información, vamos a se-
leccionar las palabras clave que describen nuestra búsqueda para comenzar. Estas
palabras claves pueden salir de la pregunta PICO que hemos desarrollado en la fase
anterior.
Ahora nos topamos con la primera particularidad: ¿en qué idioma busco?
Si buscamos en lenguaje natural (coloquial) hay que tener en cuenta que en las bas-
es de datos internacionales debemos buscar en Inglés.
Utilizar el lenguaje natural nos es más cómodo pero no es un lenguaje que “en-
tiendan bien” los buscadores de las bases de datos. Para buscar en las bases de
datos hay un lenguaje especial llamado tesauro o lenguaje controlado y que son los
DeCS y los MeSH. Su finalidad, es expresar con la mayor exactitud posible, una de-
terminada noción que identifique unívocamente conceptos de un tema concreto y
que servirá tanto para almacenar como para recuperar la información.
Asi pues, cuando decidimos cuales son nuestras palabras clave para la búsqueda,
lo suyo es “traducirlas” a lenguaje MeSH y DeCS para obtener el mejor resultado al
buscar en las bases de datos.
Si partimos de nuestra pregunta PICO, podemos obtener una tabla de búsqueda asi:
Una vez llegado a este punto el siguiente paso es comenzar a combinar las palabras
como si fueran números en una operación matemática. En lugar de utilizar opera-
dores matemáticos como + ó - , utilizamos operadores booleanos.
Los operadores más utilizados son los que se ven en esta tabla:
5. TRUNCAMIENTOS
A la hora de introducir las palabras podemos utilizar truncamientos para agilizar las
búsquedas de términos semejantes. Se trata de * (asterisco) y ? (signo de interro-
gación). Dichos caracteres sustituyen a caracteres alfabéticos y numéricos.
• * (equivalente a un número cualquiera de caracteres) se coloca al final de la
raíz del término. Ejemplo: Nurs* (buscara nurse, nursing…)
• ? representa un solo carácter en una palabra a fin de obtener varias formas de
la misma. Ejemplo: wom?n (buscara woman y women)
6. CONCLUSIÓN
Tema 7
Lectura Crítica
En esta fase lo que hacemos es leer de manera sosegada y evaluativa los artículos
que hemos hallado para saber si “nos sirven”. A esta lectura evaluativa se la de-
nomina lectura crítica. Cuando se habla de lectura crítica por pares (o evaluación por
pares) se está refiriendo a que la evaluación la hacen 2 personas con conocimientos
suficientes sobre el tema y la metodología (ya se sabe… cuatro ojos ven más que
dos…).
Una vez recabados los documentos que nos interesan tenemos que leer esta infor-
mación y evaluar tanto la validez interna como la validez externa de los artículos:
• Validez externa: ¿es aplicable a mi entorno?
• Validez interna: ¿tiene la suficiente calidad metodológica?
No podemos pensar que todo lo que está publicado en las revistas científicas tiene
una calidad exquisita. Además de los sesgos que conocemos de las publicaciones
tenemos que ser conscientes de que no todos los tipos de estudios dan respuesta a
nuestra pregunta inicial (con un estudio descriptivo no se puede medir el impacto de
una intervención, así que si nuestra pregunta inicial es sobre este impacto segura-
mente tengamos que desechar los estudios descriptivos que hayamos hallado en la
fase 2 de búsqueda documental).
Una vez tenemos claro estas ideas básicas, vamos a proceder a la lectura evaluatica
(lectura crítica) del artículo.
• Caso clínico: versa sobre un caso real que por su relevancia (aportando algo
nuevo a lo que ya se conoce) sea de interés para la comunidad enfermera.
Desde hace unos años suelen incluir la metodología NANDA-NIC-NOC.
• Original y original breve: estos son los artículos que describen estudios de
investigación primarios. En muchas revistas se los subdivide en “original” y
“original breve”. En ambos casos tienen una estructura fija comúnmente cono-
cida como IMRD:
• I: Introducción
• M: Material y método
• R: Resultados
• D: Discusión
• Carta al director: son cartas de opinión sobre temas actuales o tratados en
esa misma revista. Sus características principales son la brevedad y el interés
que suscitan.
Los artículos que más nos interesan para las prácticas basadas en evidencias son los
originales y las revisiones. Gracias a los originales conocemos los estudios de investi-
gación y sus resultados, y constituyen el patrón oro de la publicación científica.
el estudio.
• Tipo de diseño.
• Descripción de los sujetos y cómo son seleccionados:
• Selección de la muestra
• Criterios de selección (inclusión/exclusión)
• Periodo de seguimiento
• Otras características relevantes.
• Intervención evaluada: descripción pormenorizada.
• Intervenciones previas o simultáneas que puedan modificar los resul-
tados.
• Variables incluidas y cómo se miden los resultados.
• Cómo se han controlado los sesgos
• Plan de análisis estadístico.
4. Resultados: Describe objetivamente lo que ha ocurrido con los pacientes.
• Descriptivo de los resultados.
• Diferencias entre grupos de estudio.
• Significación estadística.
• Significación clínica.
5. Discusión: Aquí se resumen, interpretan y extrapolan los resultados. Tam-
bién se discute sus implicaciones y limitaciones, y se discute y contrastan las
hipótesis. Incluye la Interpretación de los resultados por el investigador y sus
propias conclusiones.
• Propuestas de investigaciones futuras.
• Comparación con otros estudios.
• Limitaciones del estudio. Generalización de los resultados.
• Hallazgos no previstos.
6. Bibliografía: Recoge las referencias exactas y verificables necesarias para av-
alar el desarrollo del artículo o complementar información que se ha podido
mencionar. En enfermería las revistas suelen exigir que sean en estilo Vancou-
ver.
Cómo son muchos los aspectos que tenemos que evaluar, podemos utilizar unos lis-
tados o check list que nos van guiando por las cuestiones que tenemos que evaluar
(y cómo evaluarlas) en función de cada tipo de estudio.
Ejemplos de listados para lectura crítica:
• Listados CASPe (Critical Appraisal Skills Programme en Español): son unos
listados elaborados por la organización CASPE y que a través de 10-11 pre-
guntas de respuesta SI-NO-NO SE, nos guían por la evaluación de los artículos.
Hay listados para diferentes diseños de estudios.
• Listados JAGAD y CONSORT: específicos para ensayos clínicos aleatorios.
• Listado STROBE: específico para estudios observacionales.
• Instrumento AGREE II: específico para la evaluación de GPC.
Con nivel de evidencia nos referimos a la calidad de la evidencia, es decir, hasta qué
punto nuestra confianza en la estimación de un efecto es adecuada para apoyar una
recomendación. El nivel de evidencia está directamente relacionado con el sesgo
que tiene el estudio del que sale la evidencia. Hay diferentes escalas para indicar los
niveles de evidencia pero todos suelen graduarla con números romanos siendo el
nivel I el mayor nivel de evidencia.
• Los estudios con más sesgo son los descriptivos (transversales y observacion-
ales) además de las opiniones de los expertos. Por eso estos estudios son los
que tienen menos nivel de evidencia.
• Los estudios con menos sesgo son los ensayos clínicos aleatorizados (ECA) y
por eso constituyen el mayor nivel de evidencia.
Tema 8
Implementación en la
Práctica
1. TOMA DE DECISIONES EN LA PRÁCTICA DIARIA
Al inicio de este curso describíamos una situación en la que reconocíamos que den-
tro de nuestra práctica diaria existen unas áreas de incertidumbre que favorecen la
existencia de variabilidad en nuestros cuidados enfermeros.
Pues bien, gracias a la práctica de la EBE esto es posible porque propone que esa
fuente para disipar dudas sea la investigación en cuidados. Pero también hemos
visto que es inviable que cada vez que una enfermera tiene una duda, se plantee una
búsqueda de evidencias exhaustiva… Entonces, ¿qué hacemos?
Las enfermeras clínicas necesitan herramientas que les proporcionen todas esas evi-
dencias “digeridas” para poder aplicarlas a la práctica clínica. Es decir, se necesitan
documentos que sinteticen las evidencias y establezcan recomendaciones para ori-
entar a la enfermera en los cuidados que puede aplicar según las últimas evidencias.
Ya habíamos mencionado que cada vez que una enfermera tiene una duda en su
trabajo, no se dispone a hacer una búsqueda bibliográfica in situ para responder a
esa pregunta. Eso no es viable. Para dar respuesta rápida a una duda lo más indicado
parece acudir a las fuentes terciarias (ver tema sobre la fase 2), en las cuales obten-
emos la evidencia evaluada y organizada.
Son las herramientas derivadas de las fuentes terciarias las que van a ayudar de
manera más inmediata a los clínicos a resolver sus dudas y por ende a aplicar la
investigación en cuidados a la práctica asistencial.
¿Cuáles son estas herramientas de las que hablamos? Pues son básicamente los in-
formes de evidencias, los protocolos basados en evidencias y las GPC. De este tipo
de documentación podemos encontrar variantes como son las “Guías de Buenas de
Prácticas” de la RNAO que también forman parte de este grupo de herramientas.
• Mejorar la práctica.
Estas GPC están elaboradas por grupos multidisciplinares de expertos y emiten las
recomendaciones en base a unos niveles de evidencia y grados de recomendación.
Los grupos de expertos suelen estar dirigidos y reciben el sustento técnico de los cen-
tros elaboradores (agencias y unidades de evaluación de las tecnologías por ejem-
plo). En España, la puesta en marcha en 2006 del Programa de Elaboración de Guías
de Práctica Clínica en el Sistema Nacional de Salud (SNS), coordinado por GuíaSalud
(www.guiasalud.es) , supuso una mejora sustancial en el desarrollo de GPC en nues-
tro pais. Este programa, mediante un convenio ministerial entre la Agencia de Cali-
dad del SNS y las agencias y unidades de Evaluación de Tecnologías Sanitarias, se
comprometió a la elaboración de una metodología común tanto para la elaboración
de GPC como para su implementación y su actualización.
Actualmente existe un catálogo de GPC del SNS que se pueden encontrar en la pá-
gina web de GuiaSalud. Además de las GPC, en esta web disponemos de varios re-
cursos interesantes para las PBE.
• Edición
2. Adaptación al medio.
3. Actualización: cada GPC se etima que debe actualizarse cada 3-5 años.
4. Evaluación: para la evalución de las GPC la herramienta más utilizada es el in-
strumento AGREE , que ya va por su segunda edición (AGREE II) y es un listado
de verificación específico para las GPC.
5. Implementación: esta fase es complicada por la resistencia al cambio.
Cada vez son más los hospitales y centros sanitarios que optan por incorporar la evi-
dencia científica a sus protocolos de actuación y aunque no hay una única fórmula
para hacerlo, si que existen unos elementos comunes a estos protocolos:
¿Por qué? Pues tendremos que reflexionar sobre las siguientes cuestiones:
1. ¿Qué se quiere cambiar?
2. ¿Qué se pretende conseguir con el cambio?
3. ¿En qué periodo de tiempo?
4. ¿A qué coste? ¿Qué recursos van a estar implicados?
5. ¿Existe evidencia de que el cambio funcione o no?
6. ¿Qué medidas de proceso y de resultado se utilizarán para determinar si el
cambio ha sido exitoso?
7. ¿Qué otros aspectos de la práctica se verán afectados por la introducción del
cambio? Personas, recursos, horarios.
8. ¿Qué personas del equipo se verán implicadas y afectadas por el cambio?
9. ¿Qué implicaciones éticas presenta la introducción del cambio?
10. ¿Se dispone de los recursos necesarios para introducir y mantener el cambio?
11. ¿Es realizable el cambio?
Recordemos lo que decíamos al principio del curso: las evidencias no deben reñirse
ni con el juicio clínico del profesional ni con las preferencias del paciente. Si no hay
armonía entre los pilares de las PBE, va a ser difícil su implementación.
Luego están otras cuestiones ajenas a nuestra voluntad que impiden que los cam-
bios no se realicen (o que no se realicen al ritmo que desearíamos) y que tienen que
Tema 9
Evaluación de los
Cambios
Esta etapa también nos sirve para modificar las recomendaciones que hayamos re-
alizado si fuera necesario. Si detectamos sus ventajas e inconvenientes, debilidades
y fortalezas o aspectos no abordados y que sea necesario introducir podremos me-
jorar la práctica que en principio queríamos apoyar en evidencias.
A la hora de evaluar si todo este recorrido ha sido positivo debemos tener en cuenta
que estamos evaluando un proceso complejo e integral, con lo que la evaluación no
puede ser simple y ha de tener en cuenta todo este plan como un todo integrado en
busca del cambio.
Una buena evaluación debe tener en cuenta no solo los resultados sino que también
contempla la estructura del proceso.
Respondiendo a todas estas cuestiones nos hacemos una idea de cómo ha sido el
proceso en general y de dónde han podido los elementos facilitadores y las barreras
para llevar a cabo el cambio.
Pero solo con preguntas generales no logramos el análisis de esta nueva situación.
La evaluación de la efectividad y la eficacia de una nueva intervención se hace con
metodología y a través de la recogida y comparación de datos.
Los datos que se recogen son los que determinemos tras establecer los indicadores
que nos van a mostrar cómo han resultado los cambios efectuados tras la aplicación
de las evidencias. La OMS ha definido los indicadores como “variables que sirven
para medir cambios” y lógicamente nosotros elegimos esos indicadores en función
de los objetivos que nos hayamos marcado al implementar las evidencias científicas
en nuestra práctica.
de las evidencias (GPC, protocolos basados en evidencias etc…) tienen que ver con
la evaluación de la estructura, el proceso y los resultados de su utilización mediante
estos indicadores:
1. Evaluación de la estructura: ¿se han dispuesto los recursos humanos y físi-
cos necesarios o para implementar las evidencias?
2. Evaluación del proceso: ¿ha funcionado correctamente el plan de implemen-
tación? ¿Cuáles han sido las dificultades? ¿Cómo se puede mejorar el proceso?
3. Evaluación del resultado: ¿qué cambios han ocurrido en los pacientes como
resultado de la aplicación de las evidencias? ¿Cómo son estos cambios com-
parándolos con los resultados que se esperaban?
Elegir los indicadores clave es fundamental y estos os deberían surgir de los obje-
tivos principales que se persiguen al implementar las evidencias, considerando la
población a la que va dirigida así como los recursos requeridos.
La siguiente tabla se puede utilizar como guía para identificar indicadores de es-
tructura, de proceso y de resultado:
Existe una gran variedad de técnicas de recogida de información para medir los re-
sultados obtenidos con la implantación de las evidencias científicas, como por ejem-
plo:
• Auditoría de registros médicos, revisando historias clínicas, informes o medi-
ante registros electrónicos.
• Cuestionarios o entrevistas a profesionales.
• Cuestionarios o entrevistas a pacientes.
• Cuestionario de recogida de datos ad hoc.
¿Qué hacemos con los datos de los indicadores una vez recogidos? Pues tenemos
que evaluarlos a través del diseño de estudio que más se adecue.
6. CONSIDERACIONES FINALES
Tema 10
Implicaciones para la
práctica
A lo largo de este recorrido didáctico hemos intentado explicarte las nociones bási-
cas para que comprendas lo que son las prácticas basadas en evidencias y la impor-
tancia de la investigación en cuidados.
unos recursos desmesurados (de hecho y salvo excepciones, las curas ha-
bituales no se realizan en los quirófanos si no que se realizan en donde cor-
responda utilizando equipos de curas estériles y técnicas de cura aséptica).
2. CONCLUSIONES
La práctica de la EBE pide una concreción a la hora de establecer los objetivos del
cuidado. ¿Recuerdas la pregunta PICO? Este esquema de pregunta clínicamente con-
testable incluye esto mismo, los resultados u objetivos (O). Además de los objetivos
de los cuidados, debemos recordar lo que explicábamos sobre el escenario de la EBE
y sus pilares:
• La mejor evidencia disponible.
• La experiencia y juicio clínico de los profesionales.
• La opinión de los pacientes y sus familias.
Con tan solo 3 piezas podemos tener un puzle sumamente complejo. Seguro que se
te ocurre más de una situación en la que entran en conflicto alguno de los pilares…
o todos.
Pero teniendo en cuenta tanto el escenario, como los actores y los beneficios-bar-
reras y poniéndolo todo en una balanza, vemos que el resultado de la aplicación
de la EBE es positivo, favorece el avance de la profesión y ayuda a avanzar hacia la
excelencia en cuidados.
Biblografía
Biblografía
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Biblografía
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