Escolar Documentos
Profissional Documentos
Cultura Documentos
a ecología y la ecofisio- resultados más relevantes que han permi- moldean el cinturón árido peri-caribeño,
logía, como ciencias in- tido la resolución de algunos problemas incluyendo el norte de Venezuela y Co-
tegradoras de la biología de producción vegetal, que pueden ser lombia, las islas del Caribe, una buena
de los organismos y sus relaciones tanto utilizados como herramientas fundamen- proporción en América Central, especial-
con su hábitat físico como con sus co-ha- tales de planificación para la producción mente México y Guatemala (Lahey, 1974;
bitantes han evolucionado de tal forma en las tierras secas. El análisis integral de Walter, 1973; Medina et al., 1985; Díaz,
que hoy día no solo son generadoras de la biología, ecología y fisiología de espe- 1988) y el nordeste de Brasil. En el Cari-
conocimientos básicos, sino que han ad- cies autóctonas ha permitido promover la be, estas tierras albergan un mosaico in-
quirido el carácter de ciencias experimen- utilización racional de los recursos y pro- trincado de formaciones vegetales que
tales, lo cual las hace partícipes indispen- poner tanto cultivos alternativos como son asociadas con cambios micro-topográ-
sables del proceso de planificación y pre- sistemas alternativos de producción para ficos y micro climáticos (Beard, 1944;
dicción de la producción. Poniendo a el trópico seco, como una contribución al Loveless y Asprey, 1957; Huber y Alar-
prueba los principios ecológicos descritos desarrollo sostenible de las tierras áridas cón, 1989; Díaz, 1995a; 1999), e incluyen
en condiciones naturales, se pueden gene- y semiáridas del noroeste de Venezuela, bosques secos y muy secos tropicales
rar nuevos paradigmas y sobre todo se ya que las condiciones edafo-climáticas (sensu Holdridge, 1967), los cuales están
pueden producir recomendaciones de ma- (climas megatérmicos, lluvias escasas, va- siendo reemplazados por matorrales y
nejo para los sistemas de producción que riables e impredecibles, tasas altas de espinares. En ellas coexisten muchas for-
sean más acordes a las realidades indivi- evapotranspiración) representan un am- mas de vida. Por ejemplo, se encuentran
duales de cada hábitat en particular y biente severo para las plantas, dificultán- plantas caducifolias, perennifolias y sucu-
más amigables con el ambiente. Por lo dose la producción agrícola de rubros tra- lentas, formando una intrincada red de ni-
tanto, la ecología es hoy una herramienta dicionales. Estos ecosistemas son muy chos ecológicos y una excelente compar-
fundamental en la resolución de proble- susceptibles a los procesos de degrada- tamentalización del espacio horizontal y
mas para la producción en las zonas ári- ción. La ecología experimental puede vertical (Wingfield, 1991; Medina, 1995;
das y semiáridas tropicales. contribuir a detener estos procesos y a Díaz 1995a, 1999), acoplada a la variabi-
El Centro de Investiga- mitigar los efectos de la sequía, generan- lidad espacio-temporal de las lluvias. Sin
ciones en Ecología y Zonas Áridas do sistemas alternativos de cultivo para embargo, la mayoría de los sistemas de
(CIEZA) se ha dedicado a estudiar con zonas áridas. producción en estas áreas se especializan
profundidad los sistemas naturales, detec- en monocultivos de alta demanda hídrica
tando en ellos los mecanismos más exito- Características que Condicionan y química, donde se remueve la vegeta-
sos de respuesta de las plantas y los ani- la Productividad de las Zonas Áridas ción arbórea y se inducen cambios am-
males al entorno, seleccionando plantas y Neo-Tropicales bientales drásticos.
animales de uso potencial. Se han reali- Las tierras secas predo-
zado experimentos de campo para validar En la América tropical minan en una importante porción del te-
los resultados observados en condiciones alrededor de 1,5 millones de hectáreas rritorio venezolano, donde ocupan cerca
naturales. En este trabajo se recogen los son afectadas por climas muy secos que de 50000km2. En algunas dependencias
Miriam Díaz. B.S. en Botánica, Universidad de Florida, EEUU. M.Sc. en Ecología, Instituto
Venezolano de Investigaciones Científicas. Ph.D. en Ecología Tropical, Universidad de Cambridge, Inglaterra. Jefe, Labora-
torio de Ecofisiología Vegetal, Centro de Investigaciones en Ecología y Zonas Áridas (CIEZA). Profesora Titular, Cátedras
de Ecología y Fisiología Vegetal, Escuela de Agronomía, Universidad Nacional Experimental Francisco de Miranda
(UNEFM). Dirección: CIEZA-UNEFM, Apartado 7506. Coro, Falcón, Venezuela 4101. e-mail: midiaz@funflc.org.ve
Figura 3. Registros de precipitación en localidades cercanas de la Península de Paraguaná que muestran la alta variabilidad espacio-temporal.
Aloe vera* 608,0 14,0 390,0 11,0 nd nd Gel 92,0 13,0 260,0 22,0 Díaz y González,
1986
Alc 3,5 0,5 2,4 0,3 Díaz y González,
1986
Aloe vera* 2173,0 18,9 4632,0 53,0 nd nd Gel Díaz y Yépez,
1990
Alc Díaz y Yépez,
1990
Aloe vera** 35,5 9,1 56,8 8,8 nd nd Gel 11,4 1,1 36,3 1,8 Gutiérrez, 1999
Alc 0,4 0,0 0,5 0,1 Gutiérrez, 1999
Aloe vera** 97,3 2,0 173,7 1,5 nd nd Gel 38,0 11,1 85,6 18,5 Primera, 1998
Alc 0,4 0,1 0,4 0,2 Primera, 1998
Agave cocui* 8,6 1,9 2,7 0,8 40,1 0,9 49,9 0,8 Peña, 1998
Agave cocui** 54,0 9,4 96,4 1,0 8,6 1,6 14,9 1,8 García, 1999
A. vera *: Plantas adultas; **: Plantas jóvenes. Alc: Alcíbar o pasta. A. cocui *: Plántulas; **: Plantas jóvenes.
riosamente esta asociado a las zonas ári- bosque nublado como los de las monta- caprinos y otros en procesos industriales
das y semiáridas del mundo. ñas costeras de Venezuela se encuentran (Díaz, 1988). En estos bosques, observamos
La tierras secas han sido grandes árboles de copas redondeadas a los cactus Cereus horrispinus, Opuntia
consideradas como poco productivas y de que casi se solapan, y sobre ellos epifitas caracasana y Acanthocereus tetragonus
bajo potencial agrícola, por lo que indis- (orquídeas, bromelias y cactáceas); a los (cardones, tunas y pitahayas) y las brome-
criminadamente se han usado productos lados crecen árboles de menor tamaño, lias Bromelia humilis y B. chrysantha (teco
químicos y se ha practicado riego arbustos e hierbas; pudiéndose describir y maya) formando densas asociaciones
tecnificado, bajo la premisa de que sólo muchas formas de vida vegetal convivien- bajo el dosel en bosques muy secos y se-
así puede llevarse un cultivo a ser exito- do en áreas pequeñas, amén de la fauna y cos tropicales. Estas observaciones permi-
so. Sin embargo, estas tierras pueden ser vegetales inferiores. En los bosques en tieron vislumbrar algunas alternativas de
altamente productivas si son manejadas tierras más secas, por ejemplo en la Pe- manejo y la proposición de sistemas agro-
de forma adecuada. Prueba de ello es la nínsula de Paraguaná y en algunas islas forestales con la inclusión de cultivos su-
diversidad y compartamentalización del del Caribe, la situación es bastante pare- culentos en el sotobosque (Díaz, 1988;
espacio encontrada en los sistemas natu- cida, pero la altura, diversidad y densidad 1991; 1995b). Estos sistemas son formas
rales. La pérdida de los suelos arables es son menores. Generalmente se encuentran de uso y manejo de los recursos naturales
consecuencia del mal manejo de los re- varios estratos de vegetación, que inclu- en los cuales especies leñosas (árboles, ar-
cursos naturales, basado en pretender ma- yen árboles perennifolios y caducifolios, bustos y palmas) se utilizan en asociación
nejar y utilizar un sistema sin antes cono- arbustos, cactus, orquídeas, bromelias te- deliberada con cultivos o con animales en
cerlo. Cualquier recomendación de mane- rrestres y epifitas, hierbas etc. el mismo terreno, de manera simultánea o
jo, bien sea con fines de producción agrí- Los árboles más comu- en una secuencia temporal (Montagnini,
cola, de explotación industrial y/o turísti- nes en las zonas semiáridas pertenecen a 1992). Los mismos han sido utilizados con
ca, debe estar fundamentada en el conoci- la familia de las leguminosas (Wingfield, éxito en regiones bajo diversas condicio-
miento profundo del sistema, de cómo 1991), entre los que destacan Prosopis nes ecológicas, económicas y sociales, y
funciona cada una de sus partes, cómo juliflora (cují), Acacia macracantha (aca- constituyen alternativas para las zonas ári-
interactúan las especies entre si, y cuál es cia), Caeasalpinia coriaria (dividivi), das, ya que proporcionan una mayor segu-
su capacidad de carga. Sin esta informa- Erythrina velutina (barisigua), Tabebuia ridad contra las anomalías del clima.
ción, se corren graves riesgos de aplicar billbergii (curarí) y Geoffraea spinosa Los sistemas agrofores-
soluciones inadecuadas para el intrincado (taque). Otros árboles perennifolios muy tales en zonas áridas deben incluir espe-
mosaico del trópico seco, en especial de comunes son: Capparis odoratissima (oli- cies suculentas con metabolismo ácido de
las tierras áridas y semiáridas peri- vo), C. linearis (olivo hembra), C. pa- crasuláceas, considerando su alta eficien-
caribeñas. chaca, Guajacum officinale (guayacán) y cia del uso del agua, ya que fijan el CO 2
Al estudiar cuidadosa- Jacquinia aristata (trompillo). Estos árbo- durante la noche, cuando las temperaturas
mente los ecosistemas naturales de los les han sido tradicionalmente utilizados, son más bajas y la humedad relativa es
trópicos americanos, invariablemente se junto a muchos otros, como fuente de ma- más alta. Ha sido demostrado experimen-
encuentra un número considerable de es- deras de fuste corto, en la construcción talmente (Tabla I) que la protección par-
pecies coexistiendo y explotando nichos artesanal de muebles y otros objetos, algu- cial de los árboles favorece la productivi-
ecológicos diferentes. Por ejemplo, en un nos de los frutos como alimento para los dad de algunas suculentas, como el teco