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UNIVERSIDAD LATINOAMERICANA Y DEL CARIBE

COORDINACIÓN DE POSTGRADO
MAESTRÍA EN ECONOMÍA POLÍTICA LATINOAMERICANA
CÁTEDRA:
INTEGRACIÓN ECONÓMICA Y EDUCATIVA LATINOAMERICANA

Por: Yumelys Díaz


CI: 11.435.485

¿Qué papel debe jugar la Integración en la vida de los países de Nuestra


América y qué utilidad puede aportar a la hora de medir los avances que se
requieren cuando hablamos de desarrollo?

Son interrogantes necesarios y de urgente contestación que nos obligan


a revisar y a redefinir el término a luz de los procesos actuales que rigen la vida
de las naciones del subcontinente americano.

De acuerdo a lo debatido en la cátedra Integración Económica y


Educativa Latinoamericana, podemos definir la acepción como el conjunto de
acciones que tienen por finalidad de consolidar los procesos de desarrollo de
los países de América Latina y el Caribe.

Igualmente, se busca acordar sus similitudes, que pueden ser de tipo


político, sociales, económicas, culturales, religiosas, lingüísticas, ideológicas,
geográficas, etc.

Estas acciones suelen convertirse en convenios y tratados entre las


distintas repúblicas, que conforman el subcontinente, en los cuales se realizan
y renuevan o se eliminan los diversos acuerdos anteriores y que se realizan
con fines diplomáticos, económicos y políticos.

Actualmente, y a la luz de las tendencias filosóficas, históricas y


económicas que existen en torno al término integración, los debates se centran
en el tipo de proceso que le conviene al subcontinente, toda vez que se
rechaza la visión netamente tecnocrática y economicista, que da
preponderancia exclusiva al tema de los tratados de libre comercio.

La presencia contundente del Presidente Chávez en los foros


internacionales, dio un nuevo aire a los procesos de integración y puso el
acento en lo político y social, por lo cual surgieron nuevas propuestas de
agrupamiento subcontinental como la Unasur y la Celac.

Sin embargo, la discusión está servida, si ese nuevo enfoque se usa


solo para hacer retroceder los avances que en década y media de accionar en
los foros internacionales, logró el Presidente Chávez.
Tal como se debatió en la catedra Integración Económica y Educativa
Latinoamericana, la Integración es proceso complejo, que requiere la
corrección de las desigualdades que existen entre los pueblos
latinoamericanos, para que haya resultados que alcancen a todos por igual.

Se habla entonces de corrección de asimetrías y sobre todo, de un


necesario proceso de industrialización, que arrancó a fines de los 60, con las
propuestas que se hicieron desde la Cepal, sobre la puesta en práctica de un
modelo de sustitución de importaciones.

Se trata de una discusión profunda, que nos permite citar a la


investigadora chilena Lorena Oyarzún, quien en su trabajo “Sobre la naturaleza
de la integración regional: teorías y debates”, agrega al debate temas como el
Regionalismo y la dependencia, íntimamente relacionados con el de las
asimetrías entre los países latinoamericanos.

Para la investigadora, la Integración es un fenómeno complejo y


multidimensional, por lo que resulta útil para el análisis distinguirla en tres
áreas, una política, una económica y otra cultural.

“La integración política se asocia a la toma de decisiones y la búsqueda


de cohesión, su agenda de investigación destaca los efectos de la globalización
en el Estado, la vigencia de éste y su capacidad para responder
adecuadamente a los desafíos actuales”.

Desde el punto de vista económico, explica que la Integración es el


proceso por el cual se busca la gradual eliminación de las medidas
discriminatorias entre unidades económicas y la formación de un mercado
común entre diferentes Estados.

Y para la autora la dimensión más amplia de integración y por lo mismo


la más difícil de medir es la social. En este ámbito, la integración va asociada a
la formación de identidad, sentimientos de pertenencia, establecimiento de
nuevos vínculos y gradual transferencia de lealtad.

Citando al Ph D Luis Cova, en la descripción de la catedra antes


referida, podemos definir la dimensión política de la integración, como el
proceso mediante el cual dos o más países transfieren a instituciones comunes
supranacionales, competencias y poderes que les eran propios, para regular
distintas áreas de relaciones entre los estados miembros, y establecer normas
obligatorias para estos y sus respectivas poblaciones.

En este aspecto también se abre el debate, toda vez que hay que
contemplar el tema de la soberanía para los estados-nación. En este sentido, la
investigadora chilena Lorena Oyarzún, se muestra crítica ante el papel de los
estados-nación, en su capacidad para proveer soluciones ante los desafíos del
mundo moderno. ”Coexisten diversas formas de organización, no sólo resurge
el regionalismo en sus distintas vertientes, también se potencia la presencia de
actores no estatales que se articulan en torno a redes de acción”.

Resalta Oyarzún que pese a que el nuevo regionalismo y


particularmente la integración regional resurgen en un escenario diferente al de
sus predecesores -marcado por la globalización y el fin del sistema bipolar,
problemas como el subdesarrollo, “relacionado con los desiguales intercambios
económicos, ha impulsado la formación de bloques entre grupos de países que
buscan potenciar su complementariedad económica y poder de negociación
internacional ante el lento avance de las negociaciones comerciales en el
ámbito multilateral, convirtiéndose en la opción ‘menos mala”.

Finalmente, debemos analizar la Integración Latinoamericana desde la


perspectiva educativa y para ello, tomamos como base las visiones de los
investigadores y docentes de la Universidad del Zulia, Lucrecia Morales García,
Juan Carlos Morales Manzur y Beatriz Fabiola Paz Montilla, quienes en su
artículo “El proceso de integración latinoamericana y la educación”, conciben la
Integración a la luz de “una verdadera conciencia latinoamericana, asumiendo
un rol determinante en el proceso divulgativo a los fines de maximizar el
proceso integracionista”.

Desde punto de vista de los citados académicos, las ideas expuestas


llevan a concluir que la educación debe ser asistida en sus objetivos
integracionistas por los medios de comunicación social de masas, “que por su
naturaleza, deben ser los divulgadores por antonomasia de la doctrina,
filosofía, economía y sociología de la integración; sólo con la consolidación de
esta conciencia latinoamericana, la integración será considerada por estos
pueblos como parte de su devenir político y económico”.

Pero van más allá, al asignar a la Educación un papel preponderante en


el proceso de divulgar y formar en torno al proceso de Integración, hay que
coincidir con los investigadores en que la Educación “por su esencia formadora,
o por su sentido conectivo y utilitario”, ha sido y será considerada como un bien
en sí misma.

“El hecho de que se le asignen significados distintos no implica que


éstos se excluyan recíprocamente ni que el proceso educativo sea dicotómico;
por el contrario, su naturaleza y sentido obligan a plantearla en términos de una
función institucionalizada, totalizadora, susceptible de planeación en
congruencia con las necesidades, medios y posibilidades de una sociedad
dada”.

Morales García, Morales Manzur y Paz Montilla señalan acertadamente,


que el papel de la Educación es preponderante, al tratarse de un proceso que
crea e incorpora nuevas cualidades en el ser del hombre, y que su sentido está
impregnado de valores ostensibles o encubiertos que la orientan en
determinada dirección.

“Analizada desde este ángulo, podría decirse que la educación tiene un


contenido cualitativamente puro y que, por ello, estaría más allá de una
evaluación cuantificada. No obstante su validez genérica, esta apreciación
requiere de un cuestionamiento objetivo para llegar a estimaciones precisas
sobre la contribución efectiva de la educación al desarrollo integral de la
sociedad”.

Desde esta visión, creen los autores que este requerimiento es más
imperativo cuando se trata de la educación superior, puesto que las
instituciones que la conforman, además de cumplir la misión de conservar,
transmitir y desarrollar la cultura universal, tienen una razón de ser que
consiste en formar recursos humanos calificados que dominen, en la teoría y
en la práctica, conocimientos científicos, tecnológicos y humanísticos.

“Estos recursos formados, en cualquier país moderno y con


prescindencia de su régimen político, participan activamente en el
funcionamiento del sistema productivo y en la organización y dirección de la
sociedad”.

Desde la perspectiva que plantean estos autores la educación debe ser


concebida como una herramienta estratégica para el logro de los objetivos del
proceso de integración latinoamericano, pues ha de constituir una vía expedita
a través de la cual sea posible la eliminación progresiva de las barreras
culturales que separan nuestros países, haciendo hincapié en sus puntos de
unión.

De allí que recomienden para que ello sea posible, armonizar los
sistemas educativos de los países de América Latina, con especial atención a
los contenidos históricos, dadas las diferencias y rivalidades que parecieran
haber sido enfatizadas y alentadas a lo largo del tiempo por las historiografías
oficiales de cada uno de estos países, “pudiéndose citar casos específicos
como el de Argentina y Venezuela, naciones que se han disputado el liderazgo
en la independencia latinoamericana; o Argentina y Brasil, donde existen
sentimientos de mutua xenofobia auspiciados por la historia de ambos países”.

Advierten, sin embargo, que pese a la importancia que comporta el


tema, los textos escolares, apenas si mencionan la integración “y cuando lo
hacen es para referirse, principalmente, a la integración interior, entendida
como aquella que se da en los escenarios regionales de cada uno de los
países9. Claro está, no decimos que un país no deba consolidarse
internamente, porque la integración sería imposible entre estados
desarticulados, pero por otra parte, es importante que se entienda la necesidad
de transmitir una visión común de lo que es América Latina como base
fundamental para el proceso de integración”.

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