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El futuro del almacenamiento de datos podría estar en dispositivos congelados del tamaño de
un sello, con más de 30 teras de capacidad.
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Las moléculas en frío son capaces de almacenar cientos de veces más datos que los discos
duros convencionales.Así lo ha comprobado un equipo de investigadores de la Universidad
de Manchester, dirigido por el científico Nick Chilton. El grupo ha creado discos duros que
almacenan más de 30 terabits de datos por centímetro cuadrado, lo que equivale a unas 5
300 películas completas, en un espacio que ocupa poco más que un sello.
Pero desarrollar esta tecnología supuso problemas para el equipo: debido a que el
magnetismo de las moléculas de este dispositivo era muy inestable, los científicos vieron
como única solución enfriarlas a una temperatura de -213°C, lo que las convirtió en
adecuadas para el almacenamiento de datos. Aunque es poco probable lograr implantar
moléculas tan frías en los dispositivos móviles, esta tecnología sí podrá usarse
para almacenar datos de diversa naturaleza, desde información personal, fotos, correo
electrónico… en centros de datos gestionados por Google y Facebook.
Los discos duros congelados resuleven este problema, dado que confieren a las moléculas
la capacidad de mantener su dirección magnética, gracias a las bajas temperaturas, y
las convierte así en útiles para almacenar datos.
Adiós a los escáneres de retina o de huellas dactilares. La contraseña del futuro es el corazón.
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Biometría de corazón
Los científicos de la Universidad de Buffalo han llevado la biometría del corazón un paso
más allá creando un sistema que utiliza un radar Doppler de bajo nivel para identificar la
forma única y el tamaño del corazón de una persona. Con este sistema de seguridad
biométrico,solo tenemos que acercarnos para desbloquear el dispositivo y alejarnos para
bloquearlo.
cuestión.
La tecnología es una alternativa segura y potencialmente más eficaz que las contraseñas y
otros identificadores biométricos, según los autores.
"Nos gustaría usarlo para cada ordenador porque todos necesitan privacidad. Registrarse y
desconectarse es tedioso", comenta Wenyao Xu, líder del estudio.
¿Cómo funciona?
Si el tamaño y forma del corazón escaneado coincide con el almacenado para ese usuario en
la base de datos, el dispositivo se desbloquea. El hecho de haber seleccionado el corazón
como baluarte de la seguridad es porque el corazón no cambia a lo largo de la vida adulta
de una persona (a no ser que sufra algún tipo de enfermedad cardíaca grave).
La intensidad de la señal del radar del sistema "es mucho menor que la de Wi-Fi", y por lo
tanto no representa ninguna amenaza para la salud. "Vivimos todos los días en un entorno
Wi-Fi y el nuevo sistema es tan seguro como los dispositivos Wi-Fi. El lector es de 5
miliwatts, incluso menos del 1 por ciento de la radiación de nuestros teléfonos
inteligentes", aclara Xu.
El sistema necesita unos 8 segundos para escanear un corazón la primera vez; después, es
capaz de reconocer continuamente dicho corazón.
Este innovador sistema de seguridad utiliza la geometría del corazón, su forma y tamaño,
y cómo se mueve para hacer una identificación. "Nunca se han encontrado dos personas
con corazones idénticos", aclara Xu.
Ventajas
El nuevo sistema tiene varias ventajas sobre las herramientas biométricas actuales. En
primer lugar, es un dispositivo pasivo, sin contacto, por lo que no hay que molestar al usuario
para 'iniciar sesión' cuando se conectan. Y en segundo lugar, monitorea a los usuarios
constantemente. Esto significa que la máquina no funcionará si hay una persona diferente
delante. Por lo tanto, las personas no tienen que acordarse de cerrar sesión nunca.
Xu planea reducir el tamaño del sistema e instalarlo en las esquinas de los teclados de
ordenador e incluso en smartphones.