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El 14 de febrero de 2018, los ministros de Exteriores de los 12 países reunidos en el “Grupo de Lima”
rechazaron la elección presidencial anticipada convocada en Venezuela. Después de haber reclamado
insistentemente esa elección presidencial anticipada, pr esentándola incluso como la solución para todos los
problemas de Venezuela, el “Grupo de Lima” afirma ahora que “las condiciones no están reunidas” para la
realización de esa consulta. Esto recuerda lo ocurrido en 2014, cuando los ministros de Exteriores de la
Liga Árabe rechazaron la convocación de una elección presidencial en Siria, calificándola por adelantado de
“farsa”. Todos los observadores extranjeros presentes en Siria durante la elección dieron fe del carácter
democrático de la consulta.
La intervención que Estados Unidos está promoviendo contra Venezuela con la complicidad del
llamado “Grupo de Lima”, integrado por 12 países –menos de la mitad de los Estados
miembros la Organización de Estados Americanos (OEA)– entre los cuales aparece
vergonzosamente Panamá, es una empresa ilegítima e imposible porque viola
escandalosamente la Carta de la OEA, la Carta de la ONU y el Derecho Internacional.
La violación colectiva del Derecho Internacional abarca décadas de acciones ilícitas, desde
que Hugo Chávez llegó al poder en Venezuela y Estados Unidos empezó a perder allí sus
ventajas, canonjías y subsidios petroleros.
1. Todo Estado tiene derecho a elegir, sin injerencias externas, su sistema político,
económico y social, y a organizarse en la forma que más le convenga (Artículo 3, literal e).
2. Las controversias de carácter internacional que surjan entre dos o más Estados
americanos deben ser resueltas por medio de procedimientos pacíficos (Art. 3, literal i).
«En caso de conflicto entre las obligaciones contraídas por los Miembros de las Naciones Unidas en virtud de
la presente Carta y sus obligaciones contraídas en virtud de cualquier otro convenio internacional, prevalecerán
las obligaciones impuestas por la presente Carta.»
Pero la República Bolivariana de Venezuela supera con creces a las llamadas «democracias
representativas» de la región (Venezuela es una democracia participativa) y es uno de los países
más democráticos del mundo, como lo demuestran su historia y su experiencia actual,
constatadas por la ONU, por organismos internacionales de derechos humanos y por
personalidades y asociaciones de prestigio, como la Fundación Carter, entre otros.
Sin embargo, Estados Unidos y sus adláteres, secuaces y cipayos del “Grupo de Lima”
perseveran en la violación del Derecho Internacional pese a que en la OEA ni siquiera lograron
el respaldo del organismo para esta aventura imperialista (los países independientes del Caribe
y otros lo impidieron) y casi la totalidad del “Grupo de Lima” viola y está lejos de normas que
garanticen mínimos requerimientos siquiera de una elemental gobernanza democrática.
¿Qué derecho tiene Estados Unidos para saquear Venezuela, si el propio Estados Unidos es
el mayor violador de la Carta de la ONU y el principal negador absoluto del Derecho
Internacional; si Estados Unidos es el Estado que más tratados de derechos humanos ha
rechazado o no ha ratificado a nivel mundial; cuando Estados Unidos es el país con el mayor
número de condenas a muerte en el planeta; si Estados Unidos es el Estado cuyo presupuesto
de “defensa” es mayor que el presupuesto total de los 6 Estados que le siguen en ese rubro; si
Estados Unidos es el Estado con mayor cantidad de bases militares en el mundo (más de
1 000); si Estados Unidos ha dividido el planeta en 10 comandos militares, sin autorización
ni consentimiento de ningún país; si Estados Unidos es el Estado que acapara la mayor parte de
la riqueza mundial; si solamente, según la FAO, se requieren 1 060 millones de dólares para
acabar con el hambre del mundo, mientras que Estados Unidos gasta un billón de dólares (más
de mil millones) en guerras?
¿Qué derecho tiene ese país delincuente a negar el derecho del pueblo venezolano a la
existencia?
¿Qué derecho tiene el Perú para alegar falta de democracia en Venezuela, si su presidente,
Pedro Pablo Kuczynski, estuvo a punto de ser destituido por el Congreso por «incapacidad
moral» para gobernar porque recibió sobornos de Odebrecht; si ese mismo presidente
peruano indultó ilegalmente al ex presidente Alberto Fujimori –un genocida confeso– y
su gobierno está sitiado permanentemente por reclamaciones de los trabajadores de la salud y
la educación?
¿Qué derecho tiene Brasil a prestar su territorio como trampolín para una intervención y
denunciar a Venezuela como «dictadura», si su presidente no electo, Michel Temer, llegó
al cargo gracias a un «golpe suave» contra Dilma Roussef, está acusado por el Fiscal General del
Estado de «corrupción pasiva, obstrucción de la justicia y organización criminal» y bloquea
antidemocráticamente la candidatura de Luis Inacio Lula da Silva a la presidencia?
¿Qué derecho tiene Panamá a inmiscuirse en Venezuela, si los gobiernos panameños han
tolerado sin chistar las MANIOBRAS PANAMAX (2003-2018), realizadas anualmente entre
países de la región y potencias miembros de la OTAN en base a un tratado entre Chile y
Estados Unidos? Ese tratado (firmado en 2003) viola el Tratado de Neutralidad y la Constitución
panameña. Panamá lo desconoce y no lo ha suscrito.
¿Qué derecho tiene el presidente panameño Juan Carlos Varela a suscribir el Acuerdo
Nuevos Horizontes 2018, que puede instrumentarse para encubrir una intervención
contra Venezuela, si ese tratado es violatorio del Tratado de Neutralidad, de la Constitución de
Panamá y del Derecho Internacional?
¿Qué derecho tiene el presidente de Panamá a actuar contra Venezuela, si los Tratados
Salas-Becker –de los cuales es parte el Acuerdo Nuevos Horizontes– jamás fueron sometidos a
la aprobación de la Asamblea Legislativa o Nacional panameña y, por tanto, no existe
obligación constitucional de cumplirlos?
La ex presidente de Panamá Mireya Moscoso, del Partido Panameñista, ostenta el deshonor
de haber suscrito la totalidad de los Tratados Salas-Becker (entre 2001 y 2004, salvo el de 1991)
y de haber indultado ilegalmente, a petición de Colin Powell (alias “el carnicero de
Panamá” [4]), a Luis Posada Carriles, el terrorista confeso que intentó asesinar al presidente
de Cuba, Fidel Castro, en 2002. El indulto fue anulado por la Corte Suprema de Justicia cuando
el pájaro ya había volado.
No obstante la ninguna capacidad moral o legal del “Grupo de Lima” para atacar
a Venezuela, Estados Unidos insiste en invadirla con la complicidad de gobiernos
no representativos, anacrónicos, forajidos y enemigos del Derecho Internacional, que
aprovechan los Carnavales y siguen como comparsa (en este martes [20 de febrero] de
Carnaval) a su dios Momo, Estados Unidos, bajo la bandera infame de una nueva «Intervención
Humanitaria».
Se nos quiere hacer creer que en Venezuela hay una «crisis humanitaria» que exige
enfrentar a pueblos contra pueblos de la región, a pobres contra pobres y a hermanos
contra hermanos, para satisfacer los apetitos de Washington, malinterpretando al genial
estratega chino, Sun Tzu, que aconsejaba ahorrar las propias fuerzas y usar las ajenas.
«Diez años después de que Slobodan Milosevic, ex presidente de la desaparecida Yugoslavia, muriera en
extrañas circunstancias (bajo arresto), el Tribunal Penal Internacional ha exonerado al político serbio de la
responsabilidad en supuestos crímenes de guerra cometidos en Bosnia…
Slobodan Milosevic fue vilipendiado de manera sistemática por toda la prensa occidental y por los políticos
de los países de la OTAN. Los medios de comunicación de la época lo calificaron como el “carnicero de los
Balcanes” y lo compararon con Hitler. Fue acusado igualmente de “genocida” y de ser “un monstruo sediento
de sangre”, según rezaban los titulares de los grandes rotativos europeos y estadounidenses de entonces.
Con la utilización de ese cliché falsificado se trató de justificar no sólo las sanciones económicas
contra Serbia, sino también los bombardeos de la OTAN en 1999 sobre Serbia, así como la encarnizada guerra
de Kosovo.» [5]
Pero en Venezuela no hay crisis humanitaria ni guerra civil –tampoco la había en Panamá. Sí
existe una masiva intervención externa en los asuntos propios, internos y externos, de
su pueblo, intervención que se manifiesta en forma de guerras ultramodernas y multiformes,
con apoyo transnacional de países, organizaciones no gubernamentales y personalidades que
intentan destruir la nación venezolana, destruir su revolución y robarle a Venezuela sus
prodigiosas riquezas naturales.
La intervención contra Venezuela sería una agresión contra América Latina y el Caribe,
un retroceso temporal de la Unidad Latinoamericana, un golpe a la memoria de los libertadores
de Nuestra América, y por lo mismo, esa intervención es imposible ¡y no puede triunfar!
[1] «Mossack-Fonseca, el escándalo Irán-Contras y Noriega», por Julio Yao Villalaz, La Estrella de Panamá , Red
Voltaire , 27 de abril de 2016.
[2] El autor se refiere al SouthCom, el mando regional de las fuerzas armadas estadounidenses a cargo de las
tropas desplegadas en las numerosas bases militares de Estados Unidos en Sudamérica, América Central y
el Caribe. Nota de la Red Voltaire.
[3] El autor se refiere a la intervención militar estadounidense que Washington justificó oficialmente
esgrimiendo una supuesta implicación del general panameño Manuel Antonio Noriega en el narcotráfico
internacional y una “amenaza” a la libre navegación a través del canal interoceánico. Hasta el día de hoy no ha
podido determinarse con precisión la cantidad de civiles muertos en los bombardeos «quirúrgicos» de la
US Air Force contra los barrios populares de la capital panameña, desatados –al igual que la invasión–
sin previa declaración de guerra por parte de Washington. Nota de la Red Voltaire.
[4] El general estadounidense Colin Powell, internacionalmente célebre, como secretario de Estado de la
administración Bush hijo, por su exposición ante el Consejo de Seguridad de la ONU sobre las «armas de
destrucción masiva» que hacían “necesaria” la invasión contra Irak, era jefe del Estado Mayor Conjunto de
Estados Unidos en el momento de la invasión estadounidense contra Panamá. Nota de la Red Voltaire.
[5] «El Tribunal Internacional de La Haya reconoce tardíamente la inocencia de Slobodan Milosevic», Canarias-
Semanal.org (España), 27 de julio de 2016.
[6] Ver el próximo libro de Julio Yao El Monopolio del Canal y la Invasión a Panamá, EUPAN, 2018)
http://www.voltairenet.org/article199789.html