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Llegar a ser como Dios

Una de las imágenes más comunes y similares de las religiones orientales y


occidentales es la de Dios como padre y los seres humanos como hijos Suyos.
Miles de millones oran a Dios reconociéndolo como su padre, invocando el
carácter de hermanos y hermanas de todas las personas a fin de promover la
paz, y tienden una mano al cansado y al atribulado movidos por una profunda
convicción de que cada uno de los hijos de Dios tiene un valor inmenso.

Las personas de diferentes religiones comprenden la relación padre-hijo entre


Dios y los seres humanos de maneras significativamente diferentes. Algunos
comprenden la frase “hijo de Dios” como un título honorario reservado sólo
para los que creen en Dios y aceptan Su guía como aceptarían la de un padre.
Muchos ven las descripciones de la relación de Dios padre-hijo con el género
humano como metáforas para expresar Su amor por Sus creaciones y la
dependencia de ellos de Su sustento y protección.

Los Santos de los Últimos Días ven a todas las personas como hijos de Dios
en un sentido total y completo; consideran que cada persona tiene un origen,
una naturaleza y un potencial divinos. Cada uno tiene un núcleo eterno y es
“un amado hijo o hija procreado como espíritu por padres celestiales” . Cada
1

uno posee simientes de divinidad y debe escoger si vivirá en armonía o en


tensión con dicha divinidad. Por medio de la expiación de Jesucristo, todas las
personas pueden “progresar hacia la perfección y finalmente lograr su destino
divino” . Tal como un niño puede desarrollar los atributos de sus padres con el
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tiempo, la naturaleza divina que heredan los seres humanos puede


desarrollarse igualmente para llegar a ser como la del Padre Celestial.
El deseo de nutrir la divinidad en Sus hijos es uno de los atributos de Dios que
más inspira, motiva y hace sentir humildes a los miembros de la Iglesia. La
guía amorosa y el atributo paterno de Dios pueden ayudar a que cada uno de
Sus hijos tenga la disposición y sea obediente a recibir de Su plenitud y Su
gloria. Este conocimiento transforma la manera en que los Santos de los
Últimos Días ven a sus semejantes. La enseñanza de que los hombres y las
mujeres tienen el potencial de ser exaltados en un estado de divinidad se
extiende claramente más allá de lo que entienden la mayoría de las iglesias
cristianas contemporáneas y expresa para los Santos de los Últimos Días un
anhelo, arraigado en la Biblia, de vivir como Dios vive, de amar como Él ama y
de prepararse para todo lo que nuestro amoroso Padre Celestial desea para
Sus hijos.

¿Qué se dice en la Biblia acerca del potencial divino del ser


humano?
De varios pasajes bíblicos se deduce que los seres humanos pueden llegar a
ser semejantes a Dios. La semejanza de los seres humanos con Dios se
recalca en el primer capítulo de Génesis: “Y dijo Dios: Hagamos al hombre a
nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza… Y creó Dios al hombre a su
imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó” . Después de que
3

Adán y Eva comieron del fruto del “árbol del conocimiento del bien y el mal”,
Dios dijo que “[han] llegado a ser como uno de nosotros” , sugiriendo que ya
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estaba en marcha un proceso de acercamiento a la divinidad. Más adelante,


también en el Antiguo Testamento, en un pasaje del libro de Salmos se
expresa: “Yo dije: Vosotros sois dioses, y todos vosotros hijos del Altísimo” .5

Hay pasajes del Nuevo Testamento que también señalan esta doctrina.
Cuando Jesús fue acusado de blasfemia basándose en que “tú, siendo
hombre, te crees Dios”, Él respondió, haciéndose eco de lo expresado en
Salmos: “¿No está escrito en vuestra ley: Yo dije: Sois dioses?” . En el Sermón
6

del Monte, Jesús mandó a Sus discípulos que fueran “perfectos, así como
vuestro Padre que está en los cielos es perfecto” . A su vez, el apóstol Pedro
7

se refirió a las “preciosas y grandísimas promesas” del Salvador que nos


facultarían para llegar a ser “participantes de la naturaleza divina” . El apóstol
8

Pablo enseñó que somos “linaje de Dios” y, por lo tanto, recalcó que “somos
hijos de Dios. Y si hijos, también herederos; herederos de Dios, y coherederos
con Cristo” . El libro de Apocalipsis contiene la siguiente promesa de
9

Jesucristo: “Al que venciere, yo le daré que se siente conmigo en mi trono, así
como yo he vencido y me he sentado con mi Padre en su trono” . 10

Estos pasajes pueden interpretarse de diferentes maneras; aunque viéndolos a


través de los lentes esclarecedores de la revelación que recibió José Smith, los
Santos de los Últimos Días veían estas Escrituras como manifestaciones
directas de la naturaleza y el potencial divinos del ser humano. Muchos otros
cristianos interpretan los mismos pasajes de forma más metafórica debido a su
visión de la Biblia a través de las distintas interpretaciones doctrinales
posteriores al período que se describe en el Nuevo Testamento.

¿Cómo han cambiado las ideas sobre la divinidad a lo largo de la


historia del cristianismo?
Las creencias de los Santos de los Últimos Días les habrían resultado más
familiares a las primeras generaciones de cristianos que a muchos cristianos
de la actualidad. Muchos padres de la iglesia (teólogos y maestros influyentes
de los albores del cristianismo) hablaban con aprobación de la idea de que los
seres humanos podrían convertirse en seres divinos. Un erudito moderno
menciona “la ubicuidad de la doctrina de la deificación” —la enseñanza de que
los seres humanos podrían llegar a ser dioses— como algo presente en los
primeros siglos después de la muerte de Cristo . Ireneo, uno de los padres de
11

la iglesia, fallecido en el año 202 d. C., afirmó que Jesucristo “por medio de Su
amor trascendente, llegó ser como nosotros a fin de que podamos llegar a ser
cómo Él es” . Clemente de Alejandría (aprox. 150–215 d. C.) escribió que “la
12

Palabra de Dios se hizo hombre para que tú puedas aprender del hombre
cómo éste puede llegar a ser un Dios” . Basilio el Grande (330–379 d. C.)
13

también celebra esta perspectiva, no sólo “ser hechos semejantes a Dios”, sino
“mucho más que eso: el ser hecho un Dios” . 14

Lo que los padres de la Iglesia primitiva quisieron decir exactamente cuando


hablaban de llegar a ser Dios queda abierto a interpretaciones , pero es
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evidente que las referencias a la deificación se vieron más impugnadas hacia


finales del período romano, y ya eran escasas en la Edad Media. La primera
objeción conocida por un padre de la Iglesia a la enseñanza de la deificación
se produce en el siglo V . Cien años más tarde las enseñanzas de “llegar a ser
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un Dios” tienen un alcance más restringido, como ocurre con la definición de


Pseudo Dionisio Areopagita (aprox. 500 años d. C.): “La deificación... es
alcanzar la semejanza a Dios y la unión con él en la medida de lo posible” . 17

¿Por qué estas creencias perdieron su lugar prominente? Tal vez las
perspectivas cambiantes sobre la creación del mundo hayan contribuido a una
variación gradual hacia puntos de vista más limitados del potencial humano.
Los primeros comentarios judíos y cristianos sobre la creación asumen que
Dios había organizado el mundo con materiales que ya existían, haciendo
hincapié en la bondad de Dios al modelar un orden adecuado para el sostén de
la vida ; pero la incursión de nuevas ideas filosóficas en el siglo II condujo al
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desarrollo de la doctrina de que Dios creó el universo ex nihilo, es decir, “de la


nada”. Ésta llegó a convertirse en la enseñanza dominante en el mundo
cristiano en cuanto a la Creación . A fin de hacer hincapié en el poder de Dios,
19

muchos teólogos razonaron que nada podría haber existido tanto tiempo como
Él. Llegó a ser importante en los círculos cristianos afirmar que, originalmente,
Dios había estado completamente solo.
La creación ex nihilo ampliaba la brecha percibida entre Dios y los seres
humanos. Llegó a ser menos habitual que se enseñara que las almas humanas
habían existido antes del mundo o que en el futuro podrían heredar y
desarrollar los atributos de Dios en su totalidad . Poco a poco, a medida que
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cobraban mayor trascendencia la degradación de la humanidad y la inmensa


distancia entre Creador y criatura, el concepto de la deificación se desvaneció
en el cristianismo occidental , aunque sigue siendo un pilar central de la
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ortodoxia griega, una de las tres ramas principales del cristianismo .22

¿Cómo se introdujeron las ideas de la deificación entre los Santos


de los Últimos Días?
Los primeros Santos de los Últimos Días procedían de una sociedad dominada
por protestantes de habla inglesa, la mayoría de los cuales aceptaba la
creación ex nihilo y la definición de la Confesión de Fe de Westminster de que
Dios era un ser “sin cuerpo, partes ni pasiones” . Probablemente sabían poco o
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nada acerca de la diversidad de creencias cristianas en los primeros siglos


posteriores al ministerio de Jesucristo o de los primeros escritos cristianos
sobre la deificación. Pero las revelaciones recibidas por José Smith diferían de
las ideas predominantes de la época y enseñaban doctrina que, para algunos,
supuso el reinicio de los debates sobre la naturaleza de Dios, la creación y la
humanidad.
Las primeras revelaciones que recibió José Smith enseñaban que los seres
humanos son creados a imagen de Dios y que Él se preocupa profundamente
por Sus hijos. En el Libro de Mormón, un profeta “vio el dedo del señor” y se
asombró al saber que la forma física del ser humano estaba hecho
verdaderamente a imagen de Dios . En otra revelación anterior, Enoc (de quien
24

en la Biblia se dice que “[caminaba] con Dios” ) fue testigo de cómo Dios lloró
25

por Sus creaciones. Cuando Enoc le preguntó: “¿Cómo es posible que llores?”,
aprendió que la compasión de Dios por el sufrimiento humano es inherente a
Su amor . José Smith también aprendió que Dios desea que Sus hijos reciban
26

el mismo tipo de existencia exaltada que tiene Él. Dios declaró: “Ésta es mi
obra y mi gloria: Llevar a cabo la inmortalidad y la vida eterna del hombre” .27

En 1832, José Smith y Sidney Rigdon experimentaron una visión de la vida


eterna en la que aprendieron que los justos e injustos por igual recibirían la
inmortalidad mediante una resurrección universal, pero sólo aquellos “que
vencen por la fe, y son sellados por el Santo Espíritu de la promesa” recibirían
la plenitud de la gloria de Dios y serán “dioses, sí, los hijos de Dios” . Otra
28

revelación no tardó en confirmar que “los santos serán llenos de la gloria de él,
y recibirán su herencia y serán hechos iguales con él” . Los Santos de los
29

Últimos Días emplean el término exaltación para describir la gloriosa


recompensa de recibir una herencia plena como hijos de nuestro Padre
Celestial, la cual está disponible gracias a la expiación de Cristo mediante la
obediencia a las leyes y ordenanzas del Evangelio . 30
Esta visión impresionante del futuro potencial de cada ser humano vino
acompañada de enseñanzas reveladas sobre el pasado de la humanidad. A
medida que José Smith seguía recibiendo revelaciones, aprendió que la luz o
inteligencia que conforma la esencia de cada alma humana “no fue creada ni
hecha, ni tampoco lo puede ser”. Dios es el Padre de cada espíritu humano y
dado que sólo “espíritu y elemento, inseparablemente unidos, reciben una
plenitud de gozo”, Él presentó un plan para que los seres humanos recibieran
un cuerpo físico y progresaran por medio de su experiencia terrenal hacia una
plenitud de gozo. Nacer en esta vida no es, pues, el principio de la vida de una
persona: “También el hombre fue en el principio con Dios” . Igualmente, José
31

Smith enseñó que el mundo material tiene raíces eternas, rechazando así por
entero el concepto de creación ex nihilo.“La tierra, el agua, etc., todos ellos
existían en un estado elemental desde la eternidad”, dijo en un sermón en
1839 . Dios organizó el universo con elementos que ya existían.
32

José Smith siguió recibiendo revelación sobre la naturaleza divina y la


exaltación durante los últimos dos años de su vida. En una revelación
registrada en julio de 1843 que vinculaba la exaltación con el matrimonio
eterno, el Señor declaró que los que guardan sus convenios, entre ellos el del
matrimonio eterno, heredarían “toda altura y toda profundidad”. “Entonces”,
dice la revelación, “serán dioses, porque no tendrán fin”. Recibirán “una...
continuación de las simientes por siempre jamás” . 33

El siguiente mes de abril, sintiendo que “su relación con Dios nunca había sido
tan cercana como en ese momento” , José Smith habló sobre la naturaleza de
34

Dios y el futuro de la humanidad a los Santos que se habían reunido para una
conferencia general de la Iglesia. En parte, él aprovechó la ocasión para
reflexionar sobre la muerte de un miembro de la Iglesia llamado King Follett
que había fallecido inesperadamente el mes anterior. Soplaba el viento cuando
se levantó para hablar, por lo que le pidió a los presentes que prestaran su
más “profunda atención” y “[oren] para que el [Señor] fortalezca mis pulmones”
y detuviera el viento hasta comunicar todo su mensaje . 35
“¿Qué clase de ser es Dios?”, analizó. El ser humano precisa saberlo, analizó
él, porque “si el hombre no comprende el carácter de Dios, no se comprende a
sí mismo” . En esa frase, el Profeta quitó el abismo que había entre Dios y el
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género humano causado por siglos de confusión. La esencia de la naturaleza


humana es divina. Dios “era una vez como uno de nosotros” y “todos los
espíritus que Él envió al mundo” eran igualmente “susceptibles de
engrandecimiento”. José Smith predicó que mucho antes de la formación del
mundo, Dios se hallaba “Él mismo en medio” de estos seres y “consideró
propio instituir leyes por las que el resto pudiera tener el privilegio de avanzar
como Él mismo” y ser “exaltado” con Él .
37 38

José dijo a los Santos allí reunidos: “Tienen que aprender a ser dioses” . Para
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ello, los Santos tienen que aprender la divinidad, es decir, ser más como Dios.
Éste sería un proceso continuo que requeriría paciencia, fe, arrepentimiento
continuo, obediencia a los mandamientos del Evangelio y confianza en Cristo.
Es como subir una escalera, las personas tienen que aprender los “primeros
[principios] del Evangelio” y continuar más allá de los límites del conocimiento
terrenal, hasta que puedan “aprender los últimos [principios] del Evangelio”
cuando llegue el momento . “No se puede comprender todo en este mundo”,
40

dijo José . “Entenderlo todo tomará mucho tiempo después de la tumba” .


41 42

Ésa fue la última vez que el Profeta habló en una conferencia general, pues
tres meses más tarde un populacho irrumpió en la cárcel de Carthage y lo
martirizó a él y a su hermano Hyrum.

¿Qué se ha enseñado en la Iglesia acerca de la naturaleza divina


desde José Smith?
Desde ese sermón, conocido como el Discurso de King Follett, en la Iglesia se
ha enseñado la doctrina de que los seres humanos pueden progresar hacia la
exaltación y la divinidad. Lorenzo Snow, quinto Presidente de la Iglesia, acuñó
una frase bien conocida: “Así como el hombre es, Dios una vez fue. Así como
Dios es, el hombre puede llegar a ser” . Poco se ha revelado sobre la primera
43

mitad del párrafo y, en consecuencia, poco se enseña al respecto. Cuando un


periodista le preguntó sobre este tema al Presidente de la Iglesia, Gordon B.
Hinckley, en 1997, éste le respondió: “Eso entra en cierta teología muy
profunda de la que no sabemos mucho”. Cuando se le preguntó sobre la
creencia en el potencial divino de los seres humanos, el presidente Hinckley
respondió: “Bueno, como Dios es, el hombre puede llegar a ser. Creemos en el
progreso eterno. Muy enfáticamente” . 44

Eliza R. Snow, una líder de la Iglesia y poetisa, se regocijó con la doctrina de


que somos, en un sentido pleno y absoluto, hijos de Dios. “Antes te llamaba
Padre, / sin saber por qué lo fue”, escribió. “Mas la luz del Evangelio / aclaróme
el porqué.” A los Santos de los Últimos Días también les ha emocionado el
conocimiento de que su linaje divino incluye una Madre Celestial, así como un
Padre Celestial. Manifestando esa verdad, Eliza R. Snow preguntó: “¿Hay en
los cielos padres solos?”, a lo que respondió con un no rotundo: “Clara la
verdad está; / la verdad eterna muestra: / madre hay también allá” . Ese
45

conocimiento tiene un papel importante en las creencias de los Santos de los


Últimos Días. El élder Dallin H. Oaks, del Quórum de los Doce Apóstoles,
escribió: “Nuestra teología empieza con padres eternos; nuestra mayor
aspiración es llegar a ser como ellos” .
46

La naturaleza divina del ser humano y su potencial para la lograr la exaltación


son temas que se han enseñado repetidas veces en discursos de conferencias
generales, revistas de la Iglesia y otros materiales de la Iglesia. La “Naturaleza
divina” es uno de los ocho valores fundamentales del programa de las Mujeres
Jóvenes de la Iglesia. “La Familia: Una Proclamación para el Mundo” contiene
de manera prominente enseñanzas sobre el linaje divino, la naturaleza y el
potencial de los seres humanos. La naturaleza divina y la exaltación son
enseñanzas esenciales y apreciadas en la Iglesia.

¿La creencia en la exaltación hace que los Santos de los Últimos


Días sean politeístas?
Para algunos observadores, la doctrina de que los seres humanos deben
esforzarse por alcanzar la divinidad podría evocar imágenes de panteones
antiguos con deidades que competían entre sí; sin embargo, tales imágenes
son incompatibles con la doctrina de los Santos de los Últimos Días. Los
Santos de los Últimos Días creen que los hijos de Dios le adorarán a Él
siempre. Nuestro progreso no cambiará Su identidad como nuestro Padre y
nuestro Dios. De hecho, nuestra relación eterna y exaltada con ÉI será parte
de la “plenitud de gozo” que Él desea para nosotros.

Los Santos de los Últimos Días también creen firmemente en la unidad


fundamental de la divinidad; creen que Dios el Padre, Jesucristo el Hijo y el
Espíritu Santo, aunque seres distintos, están unidos en propósito y doctrina . 47

Es así como los Santos de los Últimos Días comprenden la oración de Jesús a
favor de Sus discípulos a lo largo del tiempo: “Para que todos sean uno, como
tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros” . 48

Si los seres humanos no viven en armonía con la bondad de Dios, no pueden


crecer en Su gloria. José Smith enseñó que “los poderes del cielo... no pueden
ser gobernados ni manejados sino conforme a los principios de la rectitud”.
Cuando los seres humanos abandonan desinteresadamente los propósitos y
las normas de Dios, “los cielos se retiran [y] el espíritu del Señor es ofendido” . 49

El orgullo es incompatible con el progreso; la falta de unidad es imposible entre


seres exaltados.
¿Cómo se imaginan los Santos de los Últimos Días la exaltación?
Dado que las concepciones humanas de la realidad están necesariamente
limitadas a la vida terrenal, las religiones tienen dificultades para articular
adecuadamente su visión de la gloria eterna. El apóstol Pablo escribió: “Cosas
que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido al corazón del hombre, son las que
Dios ha preparado para aquellos que le aman” . Estas limitaciones facilitan el
50

que las imágenes de la salvación parezcan exageradas y desatinadas cuando


se las representa en la cultura popular. Por ejemplo, expresiones de las
Escrituras acerca de la profunda paz y de la inmensa alegría de la salvación a
menudo se reflejan en imágenes bien conocidas de personas sentadas sobre
sus propias nubes y tocando arpas después de morir. La doctrina de los
Santos de los Últimos Días acerca de la exaltación suele verse reducida en los
medios de comunicación a imágenes caricaturizadas de personas recibiendo
sus propios planetas.
Una nube y arpa apenas representan una imagen satisfactoria del gozo eterno,
aunque muchos cristianos estarían de acuerdo en que la música inspiradora
puede ser un pequeño anticipo del gozo de la salvación eterna. Del mismo
modo, si bien unos pocos Santos de los Últimos Días se identificarían con la
caricatura de tener su propio planeta, la mayoría estaría de acuerdo en que la
admiración inspirada por la creación apunta a nuestro potencial creativo en las
eternidades.

Los Santos de los Últimos Días tienden a imaginar la exaltación mediante los
lentes de lo sagrado en la vida mortal. Ellos ven las semillas de la divinidad en
el gozo de dar a luz hijos y criarlos, en el amor intenso que sienten por sus
pequeños, en el impulso de tender una mano a los demás por medio del
servicio caritativo, en los momentos en los que están sorprendidos por la
belleza y el orden del universo, y en el firme sentimiento de lo que es real
gracias a los convenios divinos que hacen y observan. Los miembros de la
Iglesia no conciben la exaltación por medio de imágenes de lo que van
aconseguir sino mediante la sociabilidad que tienen ahora y la manera en que
ésta podría ser purificada y elevada. En las Escrituras se nos enseña: “La
misma sociabilidad que existe entre nosotros aquí, existirá entre nosotros allá;
pero la acompañará una gloria eterna que ahora no conocemos” . 51

¿Cuán importantes son las enseñanzas sobre la exaltación en el


conjunto general de las creencias de los Santos de los Últimos
Días?
La enseñanza de que los seres humanos tienen una naturaleza y un futuro
divino describen la forma en que los Santos de los Últimos Días perciben la
doctrina fundamental. Tal vez lo más importante sea que esa creencia en la
naturaleza divina nos ayuda a apreciar más profundamente la expiación de
Jesucristo. Si bien muchos teólogos cristianos han expresado la magnitud de la
expiación del Salvador haciendo hincapié en la degeneración humana, los
Santos de los Últimos Días entienden la magnitud de la expiación de Cristo en
términos del vasto potencial humano que hace posible. La expiación de Cristo
no sólo brinda el perdón del pecado y la victoria sobre la muerte, sino que
también redime las relaciones imperfectas, sana las heridas espirituales que
sofocan el crecimiento, fortalece a las personas y les permite desarrollar los
atributos de Cristo . Los Santos de los Últimos Días creen que es sólo por
52

medio de la expiación de Jesucristo que podemos tener una firme esperanza


de la gloria eterna, y que podemos acceder plenamente al poder de Su
Expiación sólo por la fe en Jesucristo, el arrepentimiento, el bautismo, la
recepción del don del Espíritu Santo y el perseverar hasta el fin, al seguir la
instrucción y el ejemplo de Cristo . Por lo tanto, a aquellos que lleguen a ser
53

como Dios y entren en la plenitud de Su gloria se les describe como personas


que han sido hechas perfectas “mediante Jesús, el mediador del nuevo
convenio, que obró esta perfecta expiación derramando su propia sangre” . 54

El cobrar conciencia del potencial divino de los seres humanos influye también
en la comprensión que los Santos de los Últimos Días tienen de los principios
del Evangelio, tales como la importancia de los mandamientos divinos, la
función de los templos y la santidad del albedrío moral personal. La creencia
de que los seres humanos son en realidad hijos de Dios también modifica la
conducta y las actitudes de los Santos de los Últimos Días. Por ejemplo, aun
en las sociedades donde las relaciones sexuales prematrimoniales y casuales
se consideran aceptables, los Santos de los Últimos Días conservan una
profunda reverencia por los poderes divinos de la procreación en cuanto a la
intimidad sexual humana y mantienen un compromiso con una norma más
elevada en cuanto al uso de esos poderes sagrados. Ciertos estudios sugieren
que los Santos de los Últimos Días conceden una prioridad excepcionalmente
elevada al matrimonio y al ser padres , consecuencia en parte de una fuerte
55

creencia en la existencia de unos padres celestiales y el compromiso de


esforzarse por alcanzar esa divinidad.
Conclusión
Todos los seres humanos son hijos de padres celestiales amorosos y poseen
las semillas de la divinidad en su interior. En Su amor infinito, Dios invita a Sus
hijos a cultivar su potencial eterno por medio de la gracia de Dios y por medio
de la expiación del Señor Jesucristo . La doctrina del potencial eterno de los
56

seres humanos para llegar a ser como su Padre Celestial es esencial en el


evangelio de Jesucristo e inspira amor, esperanza y gratitud en el corazón de
los Santos de los Últimos Días fieles.
Recursos
1. “La Familia: Una Proclamación para el Mundo”, Liahona, noviembre de 2010,
pág. 129.
2. “La Familia: Una Proclamación para el Mundo”, pág. 129.
3. Génesis 1:26–27.
4. Génesis 2:17; 3:22.
5. Salmos 82:6.
6. Juan 10:33–34.
7. Mateo 5:48. La palabra perfecto en Mateo 5:48 también se pueden traducir
como todo o completo, lo cual implica un objetivo distante y un esfuerzo
continuo y coordinado (véase Russell M. Nelson, “La inminencia de la
perfección”, Liahona, enero de 1996, pág. 99).
8. 2 Pedro 1:4.
9. Hechos 17:29; Romanos 8:16–17.
10. Apocalipsis 3:21.
11. Norman Russell, The Doctrine of Deification in the Greek Patristic Tradition,
2004, pág. 6.
12. Ireneo , “Against Heresies”, en Alexander Roberts y James Donaldson,
editores, The Ante-Nicene Fathers: Translations of the Writings of the Father
Down to A.D. 325, 1977, tomo I, pág. 526.
13. Clemente, “Exhortation to the Heathen”, en Roberts y Donaldson,Íbid., tomo
II, pág. 174.
14. San Basilio el Grande, “On the Spirit”, en Philip Schaff y Henry Wace,
editores, A Select Library of Nicene and Post-Nicene Fathers of the Christian
Church, 2ª edición, 1994, tomo VIII, pág. 16.
15. Existen importantes diferencias probables, así como semejanzas, entre el
pensamiento de los padres de la Iglesia y las enseñanzas de los Santos de
los Últimos Días. Para un análisis de las semejanzas y las diferencias entre
la exaltación, tal como lo entienden los Santos de los Últimos Días, y la
comprensión de la ortodoxia griega actual respecto a las declaraciones de
los padres de la Iglesia sobre la deificación, véase Jordan Vajda, “Partakers
of the Divine Nature: A Comparative Analysis of Patristic and Mormon
Doctrines of Divinization”, Occasional Papers Series, Nº 3, 2002, disponible
en maxwellinstitute.byu.edu.
16. Véase Vladimir Kharlamov, “Rhetorical Application of Theosis in Greek
Patristic Theology”, en Michael J. Christensen y Jeffery A. Wittung,
editores, Partakers of the Divine Nature: The History and Development of
Deification in the Christian Traditions, 2008, pág. 115.
17. Citado en Russell, Doctrine of Deification, pág. 1; cursiva agregada.
18. Como dijo Justino Mártir, padre de la Iglesia del siglo II: “Se nos ha
enseñado que Él en el principio, por Su bondad y por causa del hombre,
creó todas las cosas de materia sin forma” (The First Apology of Justin, en
Roberts y Donaldson, Ante-Nicene Fathers, tomo 1, pág. 165; véase también
Frances Young, “‘Creatio Ex Nihilo’: A Context for the Emergence of the
Christian Doctrine of Creation”, Scottish Journal of Theology, tomo 44, n.º 1,
1991, págs. 139–151; Markus Bockmuehl, “Creation Ex Nihilo in Palestinian
Judaism and Early Christianity”,Scottish Journal of Theology, tomo LXVI, Nº
3, 2012, págs. 253–270).
19. Para más información sobre el contexto del siglo II que concibió la creación
ex nihilo, véase Gerhard May, Creatio Ex Nihilo: The Doctrine of ‘Creation
out of Nothing’ in Early Christian Thought, 2004.
20. Véase Terryl L. Givens, When Souls Had Wings: Pre-Mortal Existence in
Western Thought, 2010.
21. Hubo un resurgimiento menor de la doctrina de la deificación en el
cristianismo occidental generado por un grupo de eruditos religiosos ingleses
del siglo XVII denominado Cambridge Platonists. (Véase Benjamin
Whichcote, “The Manifestation of Christ and the Deification of Man”, en C. A.
Patrides, editor, The Cambridge Platonists, 1980, pág. 70.)
22. En “The Place of Theosis in Orthodox Theology”, Andrew Louth describe la
ortodoxia oriental centrada en un “arco mayor que comprende desde la
creación hasta la deificación”, y considera que las teologías católica y
protestante se han centrado en un “arco menor [y parcial] que abarca desde
la Caída hasta la redención”, excluyendo ese todo (en Christensen y
Wittung, Partakers of the Divine Nature, pág. 35).
23. Westminster Confession of Faith, capítulo 2, 1646. La Confesión de Fe de
Westminster fue redactada por la Asamblea de Westminster en 1646 como
una norma para la doctrina, la adoración y el gobierno de la Iglesia de
Inglaterra, y su contenido ha definido la adoración de una serie de iglesias
protestante desde su redacción.
24. Éter 3:6; véase también Doctrina y Convenios 130:22; Moisés 6:8–9. Sobre
las enseñanzas de José Smith acerca del cuerpo de Dios, véase David L.
Paulsen, “The Doctrine of Divine Embodiment: Restoration, Judeo-Christian,
and Philosophical Perspectives”, BYU Studies, tomo XXXV, Nº 4, 1995–
1996, págs. 13–39, disponible en byustudies.byu.edu.
25. Génesis 5:22.
26. Véase Moisés 7:31–37. Acerca de la profundidad de esta metáfora, véase
Terryl Givens y Fiona Givens, The God Who Weeps: How Mormonism
Makes Sense of Life, 2012.
27. Moisés 1:39.
28. Doctrina y Convenios 76:53, 58.
29. Doctrina y Convenios 88:107.
30. Véase Dallin H. Oaks, “No tendrás dioses ajenos”, Liahona, noviembre de
2013; Russell M. Nelson, “La salvación y la exaltación”, Liahona, mayo de
2008; véase también Artículos de Fe 1:3.
31. Doctrina y Convenios 93:29, 33.
32. José Smith, comentarios realizados antes del 8 de agosto de 1839, en
Andrew F. Ehat y Lyndon W. Cook, editores, The Words of Joseph Smith:
The Contemporary Accounts of the Nauvoo Discourses of the Prophet
Joseph, 1980, pág. 9; disponible también en josephsmithpapers.org (sólo
disponible en inglés).
33. Doctrina y Convenios 132:19–20.
34. Diario de Wilford Woodruff, 6 de abril de 1844, Biblioteca de Historia de la
Iglesia, Salt Lake City.
35. Discurso, 7 de abril de 1844; relación de William Clayton, disponible en
josephsmithpapers.org (sólo disponible en inglés). Si bien el discurso de
King Follett representa el análisis más pormenorizado y conocido de José
Smith sobre la naturaleza divina y la exaltación, conviene notar que a causa
del viento que hizo ese día y las limitaciones inherentes a las técnicas de
transcripción, no se puede tener la certeza de cuáles fueron las palabras
exactas o completas de José Smith durante dicho sermón. Los relatos
parciales de cuatro testigos y una publicación temprana conforman un
registro, si bien imperfecto, de lo que José Smith enseñó en aquella ocasión,
y de lo que sus enseñanzas nos permiten atisbar el sentido de numerosos
pasajes de las Escrituras. No obstante, el texto que ha sobrevivido del
sermón no está canonizado y no se debe considerar como una norma de
doctrina por sí misma. Para las relaciones de Willard Richards, William
Clayton, Thomas Bullock, Wilford Woodruff y la edición del 15 de agosto de
1844 del Times and Seasons, véase “Accounts of the ‘King Follett Sermon’”
en el sitio web The Joseph Smith Papers (sólo disponible en inglés).
36. Discurso, 7 de abril de 1844; relación de Willard Richards, disponible en
josephsmithpapers.org (sólo disponible en inglés), ortografía actualizada.
37. Discurso, 7 de abril de 1844; relación de William Clayton, disponible en
josephsmithpapers.org (sólo disponible en inglés).
38. Discurso, 7 de abril de 1844; relación de Wilford Woodruff, disponible en
josephsmithpapers.org (sólo disponible en inglés), ortografía actualizada.
39. Discurso, 7 de abril de 1844; relación de William Clayton, disponible en
josephsmithpapers.org (sólo disponible en inglés).
40. Discurso, 7 de abril de 1844; relación de Thomas Bullock, disponible en
josephsmithpapers.org (sólo disponible en inglés).
41. Discurso, 7 de abril de 1844; relación de William Clayton, disponible en
josephsmithpapers.org (sólo disponible en inglés).
42. Discurso, 7 de abril de 1844; relación de Wilford Woodruff, disponible en
josephsmithpapers.org (sólo disponible en inglés).
43. Eliza R. Snow, Biography and Family Record of Lorenzo Snow, 1884, pág.
46. El verso pareado, que nunca ha sido canonizado, se ha formulado de
maneras ligeramente diferentes. Para otras variantes, véase The Teachings
of Lorenzo Snow, editado por Clyde J. Williams, 1996, págs. 1–9.
44. Don Lattin, “Musings of the Main Mormon”, San Francisco Chronicle, 13 de
abril de 1997; véase también David Van Biema, “Kingdom Come”, Time, 4 de
agosto de 1997, pág. 56.
45. Publicado por primera vez como un poema, éste más tarde se convirtió en
un himno reconocido. (Eliza R. Snow, “My Father in Heaven”, Times and
Seasons, 15 de noviembre de 1845, pág. 1039;“Oh mi Padre”, Himnos, Nº
187; véase también Jill Mulvay Derr, “The Significance of ‘O My Father’ in the
Personal Journey of Eliza R. Snow”,BYU Studies, tomo XXXVI, Nº 1, 1996–
1997, págs. 84–126, disponible en byustudies.byu.edu.) Acerca del
pensamiento de los Santos de los Últimos Días sobre la Madre Celestial,
véase David L. Paulsen y Martin Pulido, “‘A Mother There’: A Survey of
Historical Teachings about Mother in Heaven”, BYU Studies, tomo 50, n.º 1,
2011, págs. 70–97, disponible en byustudies.byu.edu.
46. Dallin H. Oaks, “La Apostasía y la Restauración”, Liahona, julio de 1995,
pág. 95.
47. Véase Doctrina y Convenios 130:22.
48. Juan 17:21.
49. Doctrina y Convenios 121:36–37.
50. 1 Corintios 2:9.
51. Doctrina y Convenios 130:2.
52. Véase Alma 7:11–12.
53. Véase 2 Nefi 31:20; Artículos de Fe 1:4.
54. Doctrina y Convenios 76:69.
55. Véase “Mormons in America—Certain in Their Beliefs, Uncertain of Their
Place in Society”, Pew Research, Religion and Public Life Project, 12 de
enero de 2012, disponible en pewforum.org.
56. Moroni 10:32–33; Guía para el Estudio de las Escrituras, “Gracia”.
La Iglesia reconoce la contribución de eruditos al contenido de este artículo; su
trabajo se utiliza con permiso.

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