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dolor
El dolor produce molestias, tanto físicas como emocionales, y cuanto mayor sea el grado de
ansiedad que la persona experimenta en relación con el dolor peor será la percepción de éste.
El dolor es, con diferencia, el motivo más frecuente por el que las personas buscan el asesoramiento
y/o ayuda de un profesional sanitario, tanto si ejerce la medicina tradicional como la alternativa, y
la lumbalgia es la segunda causa más frecuente por la que los estadounidenses consultan al médico
(Merskey y Bogduk, 1994).
La mayor parte del dolor se siente en los músculos, las fascias, los ligamentos, etc., y en las partes
blandas del sistema musculoesquelético, que es el mayor sistema organizativo del cuerpo y el que
emplea la mayor cantidad de energía (Deyo y Weinstein, 2001).
Es este aparato, bajo el control del sistema nervioso, el que proporciona soporte, estabiliza y mueve
las articulaciones y los huesos del cuerpo, lo que nos permite caminar, hablar, bailar, correr, escribir
a máquina y expresar de forma general nuestra condición humana (Korr, 1986).
Esto explica por qué el dolor o la disfunción del aparato locomotor influyen de forma tan
considerable en nuestras vidas.
El dolor, más que cualquier otro motivo, hace que las personas acudan al médico u otro profesional
sanitario en busca de ayuda y asesoramiento. El dolor puede ser misterioso, sin causa evidente, y
éste es el más preocupante de todos. La imaginación puede ponerse en funcionamiento, y un dolor
que tan sólo se debe a una mala postura puede llegar a transformarse en algo muy grave en la mente
de la persona que lo sufre.
Este tipo de «actitud catastrofista» es incluso más probable cuando el dolor se presenta en una zona
en la que en realidad no sucede nada «malo».
Un dolor en la cara y la cabeza podría ser el resultado directo de un punto gatillo en los músculos
de la zona del cuello (como el trapecio superior o el esternocleidomastoideo) pero, debido a que
el dolor se presenta en la cara, alrededor del oído o en los ojos, la persona que lo experimenta
podría pensar que existen problemas graves en esas zonas.
Al comprender que en realidad el dolor se encuentra en los músculos del cuello y los hombros, la
ansiedad desaparece. Después, sólo hace falta desactivar los puntos gatillo (v. capítulo 7) y
considerar lo que se puede hacer para evitar que las mismas tensiones posturales originen otros
nuevos.
Si el dolor en las partes blandas aparece por sobrecarga, uso excesivo o lesión, existe una
posibilidad considerable de que parte del proceso doloroso implique la presencia de áreas de
tejido hiperirritables conocidas como puntos gatillo miofasciales (Wall y Melzack, 1990).
muscular.
de la actividad de éstos.