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OPINIÓN

¡A ganar el Congreso!
Aquello de que el presidente gobierna es una verdad a medias. El que manda es el
Congreso. ¡Quítese la idea de que se reserva para votar por presidente!

Por: Fernando Londoño Hoyos

Marzo 05, 2018

Este es un espacio de expresión libre e independiente que refleja exclusivamente los puntos de
vista de los autores y no compromete el pensamiento ni la opinión de Las2Orillas.

Sin Presidente no hay Congreso que valga. Y sin Congreso, no hay Presidente que
sirva,
Dice mi amigo distraído en temas de política, como lo viene siendo la mayoría de
los colombianos, que eso del Congreso no le interesa. Que reserva su paseo por
las urnas para elegir el Presidente, que es el que gobierna.
Mi amigo tiene razón en los malos pensamientos que guarda para los
parlamentarios, pero anda bien descaminado en aquello de que el Presidente
gobierna mientras aquellos roban, desordenan, dicen y hacen majaderías.
Se equivoca mi amigo, como tal vez se equivoca usted, lector amable. Porque
aquello de que el Presidente gobierna es una verdad a medias. Muy a medias,
empiezo por explicarle.
De la platica de los colombianos disponen esos congresistas que por tan fuertes
razones no le gustan. En lo que se llama la Ley del Presupuesto queda dicho todo
lo que el gobierno se gastará, y exactamente en qué. El Presidente es un modesto
maestro de obra que sique los planos del ingeniero y el arquitecto. El ministro de
Hacienda es un pobrecito hablador de paja. De la plata de todos dispone el
Congreso.
Como sabemos que la plata no alcanza, el país se endeuda. Como nos endeudó
este Santos para que paguemos sus andanzas por siempre jamás. Pero Santos no
nos hubiera endeudado sin que el Congreso se lo autorizara. Vuelve y juega.
Nos tiene abrumados la carga de una burocracia insoportable. Vamos a diseñar un
Estado esbelto, eficaz, austero. Claro. Pero, qué pena desencantarlo otra vez, mi
amigo. Si el Congreso no aprueba una Ley de Reforma Administrativa, esa
burocracia seguirá intacta sobre nuestros hombros
Que es preciso rebajar los impuestos, simplificar su cobro, moralizar la Hacienda.
¡Bravo! Estamos de acuerdo. Pero si el Congreso se opone a la iniciativa del
Presidente, gana el Congreso. Y seguiremos como ahora. O peor, si quiere. El que
manda es el Congreso.
Vamos a fortalecer el Ejército, a destruir las ollas del microtráfico, a erradicar los
cultivos ilícitos, a extraditar los bandidos que comercian la cocaína, a quitarles sus
bienes. Lo acompaño en sus buenos deseos. Pero si no cambiamos las normas que
salieron del Acuerdo con las Farc, seguiremos siendo el mismo país narcotizado de
ahora. Sin Congreso no hay caso.
Un país que no destine lo mejor de sus esfuerzos a la educación no tiene futuro.
De acuerdo. Pero sin el Congreso no habrá colegios suficientes, ni maestros
capaces, ni alimentos para los niños que no pueden aprender con hambre. Es una
lástima recordárselo.
Quiere aumento del salario mínimo, empresas que puedan desarrollarse con
libertad, médicos que lo atiendan oportunamente en los hospitales, una pensión
digna para tantos viejos desamparados. Sería un monstruo el que no quisiera esas
cosas y muchas otras de parecida urgencia. Y un pobre caído del zarzo el que crea
que todo eso, o algo de eso, siquiera, lo pueda hacer el Presidente si no cuenta
con un Congreso diligente, limpio, entusiasta por esas causas.
Usted, amigo del alma, protesta por una justicia politizada, por sentencias que
llegan demasiado tarde, las pocas que llegan, por unos jueces que preparan, y es
mucho decir, universidades de medianas a malas y que parecen miembros de un
sindicato antes que dispensadores de justicia imparcial y recta. Sin Congreso que
piense como usted y tenga luces para hacer lo que usted quiere, no habrá
sentencias oportunas, ni ecuánimes, ni sabias.
La corrupción de Santos fue posible
porque lo acompañó un Congreso abyecto

Santos ha sido el peor Presidente que Colombia haya tenido en 200 años de vida
republicana. Y aunque no sea dicho en su favor, hubiera sido menos malo si el
Congreso no le exigiera la mermelada que le exigió y no se dejara comprar por sus
halagos. La corrupción de Santos fue posible porque lo acompañó un Congreso
abyecto.
Quítese de la cabeza la descaminada idea de que usted se reserva para votar por
Presidente que gobierne. Sin Congreso amigo, fervoroso, capaz, nada de lo que
usted quiere para cambiar a Colombia será posible.
Quien escribe estas líneas llamó admirable al Congreso del 2002. Y lo fue. Por
supuesto que al timón del barco iba Álvaro Uribe Vélez trazando rumbos,
inflamando corazones en amor patrio, señalando objetivos comunes, salvando
escollos. Eso quiere decir, que sin Presidente no hay Congreso que valga. Y sin
Congreso, no hay Presidente que sirva, le agrego.
Sí se puede, amigo. Pero hay que hacerlo. Y hay que hacerlo ya. Las últimas
encuestas son alentadoras. Pero todavía muy pobres. La victoria del 11 de marzo
no puede ser mediocre, si es que no queremos mediocre el futuro de Colombia. Le
dañé la siesta, si quería dormirla el próximo domingo. Cada voto cuenta. Ninguno
sobra. Vote por el Centro Democrático, o si prefiere por candidatos con los que se
podría diseñar una alianza noble, vigorosa, incontestable. Tiene el futuro en sus
manos. Nunca fue más verdad esa que ahora

https://www.las2orillas.co/ganar-el-congreso/

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