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Resistencia a los antimicrobianos en la Unión Europea y en

el mundo
Dra Margaret Chan
Directora General de la Organización Mundial de la Salud
Contribuciones de la Unión Europea a la solución del problema mundial planteado por la resistencia a los
antimicrobianos
Copenhague, Dinamarca
14 de marzo de 2012

Su Alteza Real Princesa Mary, excelentísimos señores, distinguidos delegados, expertos, representantes de
organismos de reglamentación, organismos de control de enfermedades y entidades de la sociedad civil,
señoras y señores:
Están ustedes reunidos con el fin de examinar las medidas que podrían adoptar los Estados Miembros de
la UE para neutralizar lo que acertadamente reconocen como una amenaza grave, creciente y mundial para
la salud.
Los agentes patógenos farmacorresistentes son trotamundos muy conocidos. Se desplazan fácilmente por
medio de pasajeros aéreos infectados y del comercio mundial de alimentos. Además, el incremento del
turismo médico ha acelerado la propagación de infecciones nosocomiales, que suelen ser
polifarmacorresistentes.
Permítanme manifestar mi reconocimiento a la labor del Centro europeo para la prevención y el control de
las enfermedades (ECDC), que tan rápidamente realizó las evaluaciones del riesgo de propagación de la
enzima bacteriana NDM-1 en Europa.
La vigilancia figura en el programa de la UE. Este tipo de respuesta rápida ante una amenaza incipiente
habla bien de la capacidad de la UE para proteger a sus ciudadanos. También demuestra la capacidad de la
UE para generar modelos que sean útiles en otros lugares y permitan luchar contra la resistencia
antimicrobiana en muchos frentes.
La UE tiene sus ojos bien abiertos frente al problema. Esto se aprecia fácilmente en el número de recientes
políticas, directivas, informes técnicos, estrategias y decisiones normativas destinados a reducir el
consumo de antibióticos en personas y animales, asegurar el uso prudente de esos frágiles medicamentos y
proteger agentes específicos de importancia crítica para la medicina humana.
La UE ha progresado notablemente, según se refleja en varias redes europeas de vigilancia, tanto de la
resistencia y el consumo, como de las pruebas de sensibilidad.
Gracias a esa vigilancia sabemos que las pautas de consumo y los niveles de resistencia difieren
considerablemente en toda Europa, lo que revela una clara necesidad de intercambiar experiencias y
armonizar las prácticas óptimas.
Los progresos de la UE se reflejan también en los ejemplares logros alcanzados en los países. En todo el
mundo provoca gran inquietud el hecho de que se utilicen mayores cantidades de antibióticos en animales
sanos que en personas enfermas.
Por ello, es mayor aún el honor que siento de dirigirme a ustedes en Dinamarca. Al igual que algunas otras
naciones de la UE, Dinamarca ha conseguido llegar a un bajo consumo interno de antibióticos, gracias a la
colaboración multisectorial y a diversas medidas específicas.
En particular, Dinamarca solucionó de forma innovadora el problema del uso de antibióticos en animales
destinados a la producción de carne. Este país reconoció la posibilidad de una crisis sanitaria y, a partir de
finales del decenio de 1990, comenzó a suprimir progresivamente la administración de antibióticos como
estimulantes del crecimiento, mucho antes de que esa práctica se prohibiese en toda la UE.
Un grupo internacional de examen establecido por la OMS a petición del Gobierno de Dinamarca
determinó que la prohibición había reducido los riesgos para la salud humana sin menoscabo significativo
para la salud animal o los ingresos de los ganaderos.
De hecho, los datos del Gobierno y la industria de Dinamarca revelaron que la producción ganadera y
avícola había aumentado tras la prohibición, y que la resistencia a los antibióticos en las granjas había
disminuido.
Lo que comenzó como “experimento” danés se convirtió en “modelo” danés.
El final del uso de los antibióticos como agentes promotores del crecimiento tenía un componente
voluntario por parte de la industria, fuertemente motivada por la preocupación de los consumidores.
Deseo felicitar a la industria por las responsables medidas adoptadas.
Aquí hemos recibido otra enseñanza. Nunca debemos subestimar la importancia de los grupos de
consumidores y de la sociedad civil en la lucha contra la resistencia antimicrobiana. Ellos son importantes
movilizadores, agitadores y protagonistas de primera línea, especialmente en esta era de redes sociales.
Señoras y señores:
La amenaza antimicrobiana se puede describir fácilmente. Tiene una lógica irrefutable.
La resistencia antimicrobiana va en aumento en Europa y en otras partes del mundo. Estamos perdiendo
nuestros agentes antimicrobianos de primera línea. Los tratamientos alternativos son más costosos, tóxicos
y largos y pueden requerir atención en unidades de cuidados intensivos.
Las tasas de mortalidad de pacientes infectados con agentes patógenos farmacorresistentes han aumentado
aproximadamente en un 50%. Permítanme ponerles un ejemplo de lo que esto significa para una
enfermedad de importancia global.
De los 12 millones de casos de tuberculosis registrados en el mundo en 2010 la OMS estima que 650.000
estaban relacionados con cepas polifarmacorresistentes del bacilo de la tuberculosis. El tratamiento de la
MDR-TB es extremadamente complicado y generalmente requiere dos años de medicación con
medicamentos tóxicos y costosos. Aun con el mejor cuidado, poco más del 50% de esos pacientes
conseguirán curarse.
Muchos otros agentes patógenos están desarrollando resistencia a numerosos medicamentos, y algunos
casi a todos. Los hospitales se han convertido en caldo de cultivo de agentes patógenos extremadamente
resistentes tales como elStaphylococcus aureus resistente a la meticilina, ESBL y CPE, lo que agrava el
riesgo de que la hospitalización mate en vez de curar. Estos agentes patógenos son extremadamente
resistentes a los antimicrobianos de última línea.
Si las tendencias actuales se mantienen es fácil predecir el futuro. Algunos expertos dicen que estamos
regresando a la era anterior a los antibióticos. No. Esta será una era posterior a los antibióticos. En lo que
concierne a nuevos antibióticos de sustitución la producción está prácticamente detenida, especialmente
en relación con las bacterias gramnegativas. El armario está casi vacío.
Las perspectivas de revertir esta situación son poco prometedoras. La industria farmacéutica carece de
incentivos para sacar nuevos agentes antimicrobianos al mercado por muchas razones, algunas de las
cuales se pueden atribuir a las profesiones médicas y de salud pública.
Desde el punto de vista de la industria cabe preguntarse por qué invertir considerables sumas de dinero
para desarrollar un nuevo agente antimicrobiano, si el uso irracional acelerará su ineficacia antes de que se
pueda recuperar la inversión realizada en investigación y desarrollo.
Efectivamente, una era posterior a los antibióticos supone el final de la medicina moderna tal como la
conocemos. Afecciones tan comunes como la amigdalitis estreptocócica o una lastimadura en la rodilla de
un niño pueden volver a ser mortíferas.
Algunas intervenciones sofisticadas, por ejemplo, reemplazos de cadera, trasplantes de órganos,
quimioterapia oncológica y atención del recién nacido prematuro serán mucho más difíciles de abordar, e
incluso demasiado peligrosas.
En momentos en que el mundo padece numerosas calamidades no podemos permitir que la pérdida de
agentes antimicrobianos esenciales, remedios esenciales para muchos millones de personas, se convierta
en la próxima crisis mundial.
Señoras y señores:
A fin de dar seguimiento al Día Mundial de la Salud del año pasado, que estuvo centrado en la resistencia
a los antimicrobianos, la OMS acaba de presentar un nuevo documento en el que propone medidas para
hacer frente a ese problema. Como se señala en el documento, es mucho lo que se puede hacer para evitar
que la presión selectiva sobre las bacterias aumente su resistencia.
A saber: prescribir antibióticos apropiadamente y solo cuando sea necesario. Seguir estrictamente el
tratamiento. En el ámbito de la producción de alimentos, limitar el uso de antibióticos a los fines
terapéuticos. Solucionar el problema de los medicamentos falsificados o de calidad inferior a la norma.
La UE está abordando correctamente muchas de las cuestiones pertinentes.
La UE tiene un plan de acción quinquenal con doce líneas de acción, que destaca la necesidad de una
respuesta polifacética de base amplia. Existe una amplia coincidencia entre esas medidas y las previstas en
el plan de acción estratégico europeo de la OMS sobre resistencia a los antimicrobianos, establecido el
año pasado. Esto abre el camino a la realización conjunta de numerosas actividades.
El año pasado, la Oficina Regional de la OMS para Europa publicó una guía sobre opciones de prevención
y contención de la resistencia a los antimicrobianos desde la perspectiva de la inocuidad de los alimentos.
La UE está utilizando apropiadamente los instrumentos normativos, y cuenta con el sólido respaldo
técnico de organismos tales como lo Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (AESA) y el ECDC.
La UE ha emprendido un esfuerzo de colaboración sin precedentes en materia de investigación y
desarrollo, con el fin de introducir en el mercado nuevos agentes antimicrobianos. La UE subraya la
necesidad de prevenir las infecciones ante todo, bien sea mediante vacunas o mejores pautas de higiene,
también en animales.
La UE reconoce que las nuevas pruebas de diagnóstico en el lugar de consulta son un medio adicional
para mejorar las prácticas de prescripción y promover un uso prudente. El Día Europeo para el Uso
Prudente de los Antibióticos advierte al público acerca de los peligros y de su papel para minimizarlos.
Pero como todos han notado, la amenaza es de hecho global, extremadamente grave y creciente.
La voluntad política en el más alto nivel es esencial. Durante muchos años, y en numerosas ocasiones, la
OMS y la UE han llamado la atención acerca de esta amenaza por medio de declaraciones apropiadas y
graves, entre ellas las formuladas el año pasado en el contexto del Día Mundial de la Salud.
A pesar de ello, la atención sigue siendo esporádica y las medidas son absolutamente insuficientes. En mi
opinión, uno de los problemas es que la amenaza que plantea la resistencia a los antimicrobianos debe
competir para concitar la atención de un mundo acuciado por una crisis global tras otra. En estos días
abundan las hipótesis apocalípticas.
Para insistir en la gravedad de esta amenaza global, permítanme recordarles los abrumadores desafíos que
afrontan los países en desarrollo.
Muchos países están agobiados por la falta de capacidades, en particular las de laboratorio, diagnóstico,
garantía de la calidad, reglamentación y vigilancia, así como de control sobre los agentes antimicrobianos
obtenidos y utilizados.
Por ejemplo, en el mercado local se venden individualmente píldoras antipalúdicas. Abundan los
antibióticos falsificados y de calidad inferior a la norma. En muchos países la industria farmacéutica es la
principal fuente de información para los médicos sobre prescripción de medicamentos.
Las buenas prácticas del sector público se ven minadas por la absoluta pobreza. Cuando los recursos son
extremadamente limitados, cabría preguntarse si un médico debería utilizarlos para tratar a tantos
pacientes como fuera posible, o invertir en pruebas de diagnóstico.
Cuando las personas realizan largos viajes para llegar a un dispensario esperan algo a cambio. Exigen
algo; una inyección, o algunas píldoras. No aceptan un “no” por respuesta.
La OMS es consciente de esos problemas y los está abordando, incluso mediante las estrategias de lucha
contra la resistencia a los antimicrobianos adoptadas por otras regiones de la OMS. En el nuevo
documento que he mencionado se describen recientes iniciativas coordinadas por la OMS. El desarrollo de
las capacidades, incluidas las capacidades en materia normativa, es un componente fundamental de esas
iniciativas.
La labor de la OMS, con la colaboración de asociados internacionales, entre ellos la UE, allanó el camino
para avanzar, mediante las redes de laboratorio y vigilancia establecidas, en el seguimiento de la
tuberculosis polifarmacorresistente y la farmacorresistencia asociada al VIH.
Una vez más, disponemos de un buen modelo para progresar y nos estamos inspirando en ese logro.
Señoras y señores:
Agradezco a Dinamarca la relevancia acordada a la cuestión de la resistencia a los antimicrobianos
durante su presidencia de la UE. Agradezco a la UE sus progresos colectivos y los sorprendentes
progresos alcanzados en cada uno de sus países. Agradezco a todos ustedes el inquebrantable apoyo
prestado a la OMS.
Tenemos por delante numerosos retos y un largo camino que recorrer. Pero tenemos logros sobre los que
apoyarnos. Y nos mantendremos firmes en nuestros propósitos.
Muchas gracias.

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