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Deontología

La deontología médica es el conjunto de principios y reglas éticas que han de


inspirar y guiar la conducta profesional del médico.1 Los deberes que se
imponen obligan a todos los médicos en el ejercicio de su profesión,
independientemente de la modalidad.

La Organización Médica Colegial, como representante de los médicos


colegiados de España, asume como uno de sus objetivos prioritarios la
promoción y desarrollo de la deontología profesional, y contempla en sus
estatutos un Código de Ética y Deontología Médica.

El incumplimiento de estos principios constituye falta disciplinaria tipificada


en los Estatutos Generales de la Organización Médica Colegial.2

Generalmente la ética y moral se ven reflejadas en la práctica profesional


por lo que algunas ciencias recurren a la bioética (Ética ante la vida) ésta se
encarga de estudiar la deontología (Lo que debe de ser) y de comparar con
la ontología(lo que es). Un médico se debe basar en la bioética para realizar
una labor íntegra, al no hacerlo podría tener problemas con instituciones
como la Comisión Nacional de Arbitraje Médico.

La ética médica tiene su punto de partida antes de nuestra era, simbolizada


por el más ilustre médico de la antigüedad, Hipócrates, cuya doctrina ha
tenido una gran influencia en el ejercicio de la profesión médica en los siglos
posteriores.

La ética es la reflexión teórica sobre la moral. La ética es la encargada de


discutir y fundamentar reflexivamente ese conjunto de principios o normas
que constituyen nuestra moral. La moral es el conjunto de principios,
criterio, normas y valores que dirigen nuestro comportamiento. La moral
nos hace actuar de una determinada manera y nos permite saber que
debemos hacer en una situación concreta.
Bioética medica

La bioética es la rama de la ética dedicada a proveer los principios de la


conducta más apropiada del ser humano con respecto a la vida, tanto de la
vida humana como del resto de seres vivos y del mundo, así como al
ambiente en el que pueden darse condiciones aceptables para la misma.

Se trata de una disciplina relativamente nueva, y el origen del término


corresponde al pastor protestante, teólogo, filósofo y educador alemán Fritz
Jahr, quien en 1927 usó el término Bio-Ethik en un artículo sobre la relación
ética del ser humano con las plantas y los animales.1 Más adelante, en 1970,
el bioquímico estadounidense dedicado a la oncología Van Rensselaer
Potter utilizó el término bio-ethics en un artículo sobre «la ciencia de la
supervivencia»234 y posteriormente en 1971 en su libro Bioética un puente
hacia el futuro.

En su sentido más amplio, la bioética, a diferencia de la ética médica, no se


limita al ámbito médico, sino que incluye todos los problemas éticos que
tienen que ver con la vida en general, extendiendo de esta manera su campo
a cuestiones relacionadas con el medio ambiente y al trato debido a los
animales. Se han formulado una serie de definiciones respecto a la disciplina
de la Bioética, siendo una de ellas la adoptada por la Unidad Regional de
Bioética de la OPS, con sede en Santiago de Chile y que, modificada por el S.
J. Alfonso Llano Escobar en una revista de la especialidad, define a la
Bioética como «el uso creativo del diálogo inter y transdisciplinar entre
ciencias de la vida y valores humanos para formular, articular y, en la
medida de lo posible, resolver algunos de los problemas planteados por la
investigación y la intervención sobre la vida, el medio ambiente y el planeta
Tierra».5 Sin embargo, cabe destacar, que ya en 1978, el Kennedy Institute
de la Universidad jesuita de Georgetown en Estados Unidos, había publicado
la primera Enciclopedia de Bioética en cuatro volúmenes, dirigida
por Warren Reich.
Principios de la bioética

En 1979, los bioeticistas Tom L. Beauchamp y James F. Childress,910


definieron los cuatro principios de la bioética: autonomía, no
maleficencia, beneficencia y justicia. En un primer momento definieron que
estos principios son prima facie, esto es, que vinculan (son obligatorios)
siempre y cuando no colisionen entre ellos, en cuyo caso habrá que dar
prioridad a uno u otro, dependiendo del caso. Sin embargo, en 2003
Beauchamp11 considera que los principios deben ser especificados para
aplicarlos a los análisis de los casos concretos, o sea, deben ser discutidos y
determinados por el caso concreto a nivel casuístico.

Principio de autonomía

La autonomía expresa la capacidad para darse normas o reglas a uno mismo


sin influencia de presiones. El principio de autonomía tiene un carácter
imperativo y debe respetarse como norma, excepto cuando se dan
situaciones en que las personas puedan no ser autónomas o presenten una
autonomía disminuida (personas en estado vegetativo o con daño cerebral,
etc.), en cuyo caso será necesario justificar por qué no existe autonomía o
por qué esta se encuentra disminuida. En el ámbito médico,
el consentimiento informado es la máxima expresión de este principio de
autonomía, constituyendo un derecho del paciente y un deber del médico,
pues las preferencias y los valores del enfermo son primordiales desde el
punto de vista ético y suponen que el objetivo del médico es respetar esta
autonomía porque se trata de la salud del paciente.
Principio de beneficencia

Obligación de actuar en beneficio de otros, promoviendo sus legítimos


intereses y suprimiendo prejuicios. En medicina, promueve el mejor interés
del paciente pero sin tener en cuenta la opinión de éste. Supone que el
médico posee una formación y conocimientos de los que el paciente carece,
por lo que aquél sabe (y por tanto, decide) lo más conveniente para éste. Es
decir "todo para el paciente pero sin contar con él".

Un primer obstáculo al analizar este principio es que desestima la opinión


del paciente, primer involucrado y afectado por la situación, prescindiendo
de su opinión debido a su falta de conocimientos médicos. Sin embargo, las
preferencias individuales de médicos y de pacientes pueden discrepar
respecto a qué es perjuicio y qué es beneficio. Por ello, es difícil defender la
primacía de este principio, pues si se toman decisiones médicas desde éste,
se dejan de lado otros principios válidos como la autonomía o la justicia.

Principio de no maleficencia

Abstenerse intencionadamente de realizar actos que puedan causar daño o


perjudicar a otros. Es un imperativo ético válido para todos, no sólo en el
ámbito biomédico sino en todos los sectores de la vida humana. En
medicina, sin embargo, este principio debe encontrar una interpretación
adecuada pues a veces las actuaciones médicas dañan para obtener un bien.
Entonces, de lo que se trata es de no perjudicar innecesariamente a otros. El
análisis de este principio va de la mano con el de beneficencia, para que
prevalezca el beneficio sobre el perjuicio.

Las implicaciones médicas del principio de no maleficencia son varias: tener


una formación teórica y práctica rigurosa y actualizada permanentemente
para dedicarse al ejercicio profesional, investigar sobre tratamientos,
procedimientos o terapias nuevas, para mejorar los ya existentes con objeto
de que sean menos dolorosos y lesivos para los pacientes.
Principio de justicia

Tratar a cada uno como corresponda, con la finalidad de disminuir las


situaciones de desigualdad (ideológica, social, cultural, económica, etc.). En
nuestra sociedad, aunque en el ámbito sanitario la igualdad entre todos los
hombres es sólo una aspiración, se pretende que todos sean menos
desiguales, por lo que se impone la obligación de tratar igual a los iguales y
desigual a los desiguales para disminuir las situaciones de desigualdad.

El principio de justicia puede desdoblarse en dos: un principio formal (tratar


igual a los iguales y desigual a los desiguales) y un principio material
(determinar las características relevantes para la distribución de los
recursos sanitarios: necesidades personales, mérito, capacidad económica,
esfuerzo personal, etc.).

Las políticas públicas se diseñan de acuerdo con ciertos principios


materiales de justicia. En España, por ejemplo, la asistencia sanitaria es
teóricamente universal y gratuita y está, por tanto, basada en el principio de
la necesidad. En cambio, en Estados Unidos la mayor parte de la asistencia
sanitaria de la población está basada en los seguros individuales contratados
con compañías privadas de asistencia médica.

Ámbitos de la bioética

Los ámbitos en los cuales se tiene en cuenta la bioética son muy variados,
entre ellos podemos encontrar el tema del aborto, la calidad de vida, la
sanidad, la clonación humana, avances científicos, desarrollo sostenible,
donación de órganos, la eutanasia, la investigación con células madre etc. En
general todos estos ámbitos se pueden dividir en cuatro categorías:
Los relacionados con los problemas éticos derivados de las profesiones
sanitarias, como por ejemplo la eutanasia, transplantes de órganos, el
aborto... De manera resumida engloba los asuntos implicados en la relación
medico-paciente.
Los problemas de investigación científica, en concreto la investigación
biomédica, como por ejemplo la manipulación genética, la investigación con
células madre, la clonación etc.

Los problemas ecológicos, relacionados con el medio ambiente y la biosfera.


Aquí encontramos la necesidad de conservación del medio ambiente, cómo
mantener el equilibrio entre las especies, controlar el crecimiento de la
población mundial y el incremento del hambre en los países pobres.

Finalmente, los relacionados con la influencia social y política de las


categorías anteriores, en cuanto a la educación, la legislación (leyes de
Nuremberg, Declaración Universal de los Derechos Humanos...), las políticas
sanitarias etc.

Bioética normativa

La bioética normativa, conocida también como «bioderecho», en la que


tienen una participación directa juristas y autoridades públicas y que se
orienta hacia la adopción de reglas generales en la política sanitaria y el
sistema jurídico. Centra su interés en la racionalidad de las decisiones
colectivas en las áreas donde confluyen la salud pública, los derechos
humanos y la regulación de los avances científicos.

Bioética clínica

La bioética clínica, referida a las decisiones éticas que se toman en


la práctica profesional, vinculada a la deontología médica clásica y que se
focaliza en los casos individuales de los pacientes que plantean la resolución
de un problema ético.
Bioética personalista

Bioética personalista, a aquella corriente que toma sus principios


del Personalismo. Así como el Personalismo tiene diversos desarrollos
centrando el estudio en distintas características de la persona, así también la
Bioética personalista no constituye una Bioética de soluciones cerradas y
homogéneas entre los que la cultivan. Así, por ejemplo, no es lo mismo la
argumentación que pueda hacer Palazzani desde un planteamiento de
personalismo ontológico clásico, que Burgos desde un personalismo
ontológico moderno.

Aunque el número de autores que pueden ser llamados personalistas es


grande, el número de trabajos e investigaciones sobre la Bioética
personalista es relativamente pequeño. No abundan los estudios en los que
se intenta definir las características de la bioética personalista o profundizar
en alguna de ellas. Y no solo en webs o revistas con presupuestos teóricos
diversos del personalismo, lo que podría parecer natural, sino en entidades
afines o cercanas a este tipo de bioética.

Bioética transdisciplinaria

La bioética es la evolución natural de la ética, adaptándose a los retos que


genera la complejidad de la globalización, el deterioro ambiental, la pérdida
de biodiversidad, la explosión demográfica, o las mismas soluciones tecno
científicas producto del ingenio humano como la ingeniería genética, la
clonación, la nanotecnología, etc.; así, la bioética es conocida como la ciencia
de la supervivencia.
Código de Núremberg

En 1997, el Código de Nüremberg fue publicado el 20 de agosto de 1947,


como producto del Juicio de Nüremberg (agosto 1945 a octubre 1946), en el
que, junto con la jerarquía nazi, resultaron condenados varios médicos por
gravísimos atropellos a los derechos humanos. Dicho texto tiene el mérito de
ser el primer documento que planteó explícitamente la obligación de
solicitar el Consentimiento Informado, expresión de la autonomía del
paciente. Sus recomendaciones son las siguientes: I. Es absolutamente
esencial el consentimiento voluntario del sujeto humano. II. El experimento
debe ser útil para el bien de la sociedad, irremplazable por otros medios de
estudio y de la naturaleza que excluya el azar. III. Basados en los resultados
de la experimentación animal y del conocimiento de la historia natural de la
enfermedad o de otros problemas en estudio, el experimento debe ser
diseñado de tal manera que los resultados esperados justifiquen su
desarrollo. IV. El experimento debe ser ejecutado de tal manera que evite
todo sufrimiento físico, mental y daño innecesario. V. Ningún experimento
debe ser ejecutado cuando existan razones a priori para creer que pueda
ocurrir la muerte o un daño grave, excepto, quizás en aquellos experimentos
en los cuales los médicos experimentadores sirven como sujetos de
investigación. VI. El grado de riesgo a tomar nunca debe exceder el nivel
determinado por la importancia humanitaria del problema que pueda ser
resuelto por el experimento. VII. Deben hacerse preparaciones cuidadosas y
establecer adecuadas condiciones para proteger al sujeto experimental
contra cualquier remota posibilidad de daño, incapacidad y muerte. VIII. El
experimento debe ser conducido solamente por personas científicamente
calificadas. Debe requerirse el más alto grado de destreza y cuidado a través
de todas las etapas del experimento, a todos aquellos que ejecutan o
colaboran en dicho experimento. IX. Durante el curso del experimento, el
sujeto humano debe tener libertad para poner fin al experimento si ha
alcanzado el estado físico y mental en el cual parece.
Declaración de Helsinki

Principios generales

La Declaración de Ginebra de la Asociación Médica Mundial vincula al


médico con la fórmula “velar solícitamente y ante todo por la salud de mi
paciente”, y el Código Internacional de Etica Médica afirma que: “El médico
debe considerar lo mejor para el paciente cuando preste atención médica”.
El deber del médico es promover y velar por la salud, bienestar y derechos
de los pacientes, incluidos los que participan en investigación médica. Los
conocimientos y la conciencia del médico han de subordinarse al
cumplimiento de ese deber. El progreso de la medicina se basa en la
investigación que, en último término, debe incluir estudios en seres
humanos. El propósito principal de la investigación médica en seres
humanos es comprender las causas, evolución y efectos de las enfermedades
y mejorar las intervenciones preventivas, diagnósticas y terapéuticas
(métodos, procedimientos y tratamientos). Incluso, las mejores
intervenciones probadas deben ser evaluadas continuamente a través de la
investigación para que sean seguras, eficaces, efectivas, accesibles y de
calidad. La investigación médica está sujeta a normas éticas que sirven para
promover y asegurar el respeto a todos los seres humanos y para proteger
su salud y sus derechos individuales.

Riesgos, Costos y Beneficios

En la práctica de la medicina y de la investigación médica, la mayoría de las


intervenciones implican algunos riesgos y costos. La investigación médica en
seres humanos sólo debe realizarse cuando la importancia de su objetivo es
mayor que el riesgo y los costos para la persona que participa en la
investigación.
Toda investigación médica en seres humanos debe ser precedido de una
cuidadosa comparación de los riesgos y los costos para las personas y los
grupos que participan en la investigación, en comparación con los beneficios
previsibles para ellos y para otras personas o grupos afectados por la
enfermedad que se investiga. Se deben implementar medidas para reducir al
mínimo los riesgos. Los riesgos deben ser monitoreados, evaluados y
documentados continuamente por el investigador. Los médicos no deben
involucrarse en estudios de investigación en seres humanos a menos de que
estén seguros de que los riesgos han sido adecuadamente evaluados y de
que es posible hacerles frente de manera satisfactoria.

Grupos y personas vulnerables

Algunos grupos y personas sometidas a la investigación son particularmente


vulnerables y pueden tener más posibilidades de sufrir abusos o daño
adicional. Todos los grupos y personas vulnerables deben recibir protección
específica. La investigación médica en un grupo vulnerable sólo se justifica si
la investigación responde a las necesidades o prioridades de salud de este
grupo y la investigación no puede realizarse en un grupo no vulnerable.
Además, este grupo podrá beneficiarse de los conocimientos, prácticas o
intervenciones derivadas de la investigación.

Requisitos científicos y protocolos de investigación

La investigación médica en seres humanos debe conformarse con los


principios científicos generalmente aceptados y debe apoyarse en un
profundo conocimiento de la bibliografía científica, en otras fuentes de
información pertinentes, así como en experimentos de laboratorio
correctamente realizados y en animales, cuando sea oportuno. Se debe
cuidar también del bienestar de los animales utilizados en los experimentos.
El proyecto y el método de todo estudio en seres humanos deben describirse
claramente y ser justificados en un protocolo de investigación.
El protocolo debe hacer referencia siempre a las consideraciones éticas que
fueran del caso y debe indicar cómo se han considerado los principios
enunciados en esta Declaración. El protocolo debe incluir información sobre
financiamiento, patrocinadores, afiliaciones institucionales, posibles
conflictos de interés e incentivos para las personas del estudio y la
información sobre las estipulaciones para tratar o compensar a las personas
que han sufrido daños como consecuencia de su participación en la
investigación. En los ensayos clínicos, el protocolo también debe describir
los arreglos apropiados para las estipulaciones después del ensayo.

Comités de ética de investigación

El protocolo de la investigación debe enviarse, para consideración,


comentario, consejo y aprobación al comité de ética de investigación
pertinente antes de comenzar el estudio. Este comité debe ser transparente
en su funcionamiento, debe ser independiente del investigador, del
patrocinador o de cualquier otro tipo de influencia indebida y debe estar
debidamente calificado. El comité debe considerar las leyes y reglamentos
vigentes en el país donde se realiza la investigación, como también las
normas internacionales vigentes, pero no se debe permitir que éstas
disminuyan o eliminen ninguna de las protecciones para las personas que
participan en la investigación establecidas en esta Declaración.

El comité tiene el derecho de controlar los ensayos en curso. El investigador


tiene la obligación de proporcionar información del control al comité, en
especial sobre todo incidente adverso grave. No se debe hacer ninguna
enmienda en el protocolo sin la consideración y aprobación del comité.
Después que termine el estudio, los investigadores deben presentar un
informe final al comité con un resumen de los resultados y conclusiones del
estudio.
Privacidad y confidencialidad

Deben tomarse toda clase de precauciones para resguardar la intimidad de


la persona que participa en la investigación y la confidencialidad de su
información personal.

Consentimiento informado

La participación de personas capaces de dar su consentimiento informado


en la investigación médica debe ser voluntaria. Aunque puede ser apropiado
consultar a familiares o líderes de la comunidad, ninguna persona capaz de
dar su consentimiento informado debe ser incluida en un estudio, a menos
que ella acepte libremente. En la investigación médica en seres humanos
capaces de dar su consentimiento informado, cada participante potencial
debe recibir información adecuada acerca de los objetivos, métodos, fuentes
de financiamiento, posibles conflictos de intereses, afiliaciones
institucionales del investigador, beneficios calculados, riesgos previsibles e
incomodidades derivadas del experimento, estipulaciones post estudio y
todo otro aspecto pertinente de la investigación. El participante potencial
debe ser informado del derecho de participar o no en la investigación y de
retirar su consentimiento en cualquier momento, sin exponerse a
represalias. Se debe prestar especial atención a las necesidades específicas
de información de cada participante potencial, como también a los métodos
utilizados para entregar la información.
Cuestión del doble estándar moral

Más allá de la promulgación en Alemania (1931) de unas “Guías


gubernamentales” en que se proclamaba la importancia de la autonomía del
probando para decidir su participación en investigaciones con seres
humanos, y que fue un documento ignorado y violado en ese país durante
los 12 años del régimen fascista en Alemania, no hubo mayor preocupación
por el tema hasta que en 1947 se proclamó el Código de Nüremberg. En
reacción precisamente a los brutales experimentos en seres humanos
practicados por el nazismo alemán, se redactó una rigurosa normativa
confirmatoria de que el reclutamiento de todo probando debía contar con su
consentimiento voluntario e informado para participar en protocolos de
investigación. Siguió la Declaración de Helsinki de 1964, que fue revisada y
ampliada en diversas oportunidades hasta llegar a la recientemente
divulgada versión del año 2000.

Todas estas Declaraciones suelen elaborarse en forma reactiva a situaciones


de transgresión moral detectada en investigaciones en marcha o publicadas,
por lo cual no anticipan conflictos éticos que van apareciendo en escenarios
económicos, científicos y políticos inéditos. Su origen internacional no les
concede, sin embargo, carácter vinculante alguno, a menos que
posteriormente sean incorporados en la legislación de naciones receptivas.

La más reciente Declaración de Helsinki presentada en Edimburgo en


Octubre de 2000 había sido motivo de conflictos tanto preliminares como
posteriores a su publicación.

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