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Algunos autores consideran que la masonería tuvo moral, como materialmente, su origen
en el primer templo que se levanto en reconocimiento a la divinidad y que el primer masón
fue quien lo levantó a pesar de lo rudo o elemental que fuera el templo primitivo, que bien
pudo haber consistido en una sola columna o tronco de piedra o de madera; tradición que
fue perpetuada en la creación de obeliscos y construcciones. La masonería surgió
espontáneamente de esta idea de levantar o establecer un signo a la gloria del principio o
realidad interiormente reconocidos, pues si los masones en sentido material fueron
constructores, en general siempre han sido, más particularmente, los que han elevado
templos para el espíritu.
En este sentido, las tradiciones de constructores, a las que por herencia pertenece la
Masonería actual, fundamentaban su modelo arquitectónico en un gesto divino primordial:
la creación del Mundo. De ahí que, de manera general, todos los templos, recintos y
lugares de culto estuvieran construidos en base a la observación de la estructura misma del
cosmos físico y material, la que a su vez expresa una arquitectura prototípica.
cruz de tres dimensiones. De aquí se deriva una geometría espiritual que era perfectamente
conocida por los masones operativos, que la aplicaron en la orientación y disposición de
los edificios sagrados.
Curiosamente el Templum -cuya raíz tem significa dividir- era el sector del cielo
observado por el augur o adivino que delimitaba, mediante dos líneas que se cortaban en
ángulo recto sobre su cabeza, una superficie bien determinada. La palabra templo se
asocia, pues, a la observación del movimiento de los astros, y a determinar su influencia
sobre el destino de los hombres. De esta forma era "fijado" en el espacio terrestre el
transcurrir perenne de la rueda del tiempo y de los ritmos y ciclos cósmicos y naturales,
que envuelven y penetran a los que participan conscientemente del rito sagrado.
Todos los ornamentos de la logia son primordialmente símbolos, no están situados al azar
y todos estos forman un todo integrado. Por lo cual me gustaría ahora ir detallando los
cuatro elementos tema de esta plancha y empezar por ubicar al pavimento en ese todo.
En este sentido, vemos que en el centro de la logia está situado el "pavimento mosaico",
que se ubica desde la base de las columnas B y J y se extiende hasta oriente, compuesto
de cuadros alternativamente blancos y negros, y es un emblema de multiplicidad
engendrada por la dualidad, construida por los pares opuestos que se intercalan. Es
interesante observar que ese cuadriculado se constituye en el plano por la intersección de
líneas horizontales y verticales, que son los ejes de coordenadas que simbolizan a la
energía celeste y terrestre en permanente comunicación e interrelación; se trata, según otro
simbolismo, del hilo y la trama que conforman el tejido o estructura del cosmos, la doble
corriente de fuerzas pasiva-activa, femenina-masculina, yin-yang , que se manifiesta en
todo ser vivo; expresadas también en la alternancia de los ritmos y ciclos vitales y
cósmicos; de ahí que sea un símbolo verdaderamente universal perteneciente a todas las
culturas tradicionales sin excepción. Asimismo, esta polaridad se representa por
movimientos alternativos que describen la expansión y contracción de todo proceso
rítmico de evolución e involución, nacimiento y muerte.
Los cuadros blancos es emblema del alma pura, dicha, luz, aspectos gratos y buenos, así
como los cuadros negros es la representación de los pasajes tristes la oscuridad, las
calumnias, los hechos dolorosos, la desdicha, los vicios y pasiones a que se esta sujeto en
el mundo profano. De esta forma, entre este juego bipolar de energías contrarias, que,
repitámoslo, se dan tanto en el mundo como en el hombre, el masón debe tender
constantemente a su equilibrio, complementándolas en sí mismo, pues la auténtica función
del hombre es la de servir de intermediario o puente entre lo de arriba y lo de abajo, la
luz y la oscuridad, permitiendo así su comunicación, interrelación y síntesis.
Por encima de la visión dualista que nos brinda en mosaico se alza el ara de juramentos. El
ara, que es una pirámide truncada de base cuadrada es un símbolo luminoso y sagrado;
símbolo de la elevación de nuestros pensamientos, por medio de la cual percibimos la
realidad trascendente que se esconde bajo la apariencia contradictoria y llegamos a
conocer la verdad; sobre el ara se encuentra la Biblia, el compás y la escuadra (conjunto
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que forma las grandes joyas o luces de la masonería). Este altar se encuentra iluminado por
tres grandes cirios o luces de la Sabiduría, la Fuerza y la Belleza.
Biblia, compás y escuadra son las "Tres Grandes Luces" de la Masonería, porque en el
estudio, en la meditación y en el uso ritual que de ellas se hace se va iluminando el
sendero que conduce al Conocimiento.
Esta piedra o ara, por marcar el centro, señala también el eje del taller, es decir, la
posibilidad de comunicación alto-bajo, ascendente-descendente, entre la tierra y el cielo
que en forma simbólica está representado en el techo. Y es a través del rito de nuestros
estudios y trabajos, de nuestras ceremonias y gestos invariables que esta comunicación se
reactiva y se hace en nosotros, los que nos ponemos entonces en condición de poder
recibir los efluvios de lo alto, las inspiraciones emanadas que constituyen todo
Conocimiento y Sabiduría. Es pues el Ara el punto más importante del templo, a partir del
cual, se organiza toda la Logia y los trabajos que en ella se realizan. Es el símbolo de lo
invisible por excelencia, que él expresa formal y sensiblemente, y a él mira
simultáneamente toda la Logia, tanto el Oriente como los otros puntos cardinales.
vivenciarlos. Por ese motivo es que son tan importantes los gestos rituales, ya que por
medio de ellos se renuevan las posibilidades que contienen, pues expresan con exactitud
una cosmogonía en movimiento, un cosmodrama, aunque se ignore esta circunstancia.
Ya sabemos que nuestra Logia, al simbolizar el cosmos, simboliza tanto el macro como el
microcosmos puesto que éste es una miniatura de aquél, por lo que el taller es también una
imagen de nuestro templo interno y el ara, por ser su punto central, corresponde en el ser
humano a su corazón, lugar donde se recibe la palabra y la sabiduría, lugar de
transformaciones y de realización. Hacia esta transmutación están orientados nuestros
esfuerzos; lo que es lo mismo que pulir la piedra en bruto, o ir ascendiendo
escalonadamente los estadios sucesivos del Conocimiento, que se corresponde con los
grados de nuestra Orden. Esta posibilidad de ascenso y superación está siempre presente
en el pecho de cada aprendiz, compañero o maestro, que en virtud de haber recibido la
iniciación se halla especialmente cualificado para efectivizar estos símbolos, para hacerlos
una realidad interna que vaya actuando en nosotros al ser evocados por la meditación, el
estudio y la reiteración ritual.
El templo se halla cubierto por una bóveda azul sembrada de estrellas, imagen de la
manifestación activa en infinitos puntos o centros luminosos que se expresan desde
adentro hacia fuera. En el centro se ubica la letra G como representación latente del
principio fundamental. Este cielo representa el espacio del que cada punto es igualmente
geométrico, origen y finalidad. Su color azul es emblemático de las más elevadas
vibraciones, tanto individuales como cósmicas, que están por encima de la manifestación
sensible, la completan y razonan. Las estrellas representan las ideas que nos descubren el
mundo de la realidad y de la verdad, las ideas salvadoras que nos revelan y guían en
armonía con nuestros pensamientos, acciones e ideales que nos inspiran en todas las etapas
de nuestra existencia.
El templo en sí representa el universo, por ello tanto el Venerable Maestro, las Dignidades
y Oficiales y demás miembros, tienen una representación simbólica dentro de la logia, así:
El Venerable Maestro representa el sol, El Orador a Mercurio, el Secretario a Venus, El
Primer Experto a Saturno, El Tesorero a Marte, El Maestro de Ceremonias a La Luna, EL
Segundo Experto a Júpiter, El Primer Vigilante a Neptuno, El Segundo Vigilante a Urano,
El resto de oficiales representan los satélites de los planetas y los visitantes los cometas,
Como se puede notar nadie representa la tierra, porque estamos en ella
Pero el templo, y en este caso la Logia masónica, no es sólo una estructura estática –como
tampoco lo es el universo – sino dinámica también, pudiendo ser visualizada ésta como
una rueda, imagen de la "rueda del cosmos" o Rota Mundi. Esto está expresamente
indicado por las doce columnas o pilares que enmarcan el recinto de la Logia, y que
equivalen a los doce signos zodiacales. Cinco de estas columnas están situadas a
Septentrión, cinco más a Mediodía, y las dos restantes (las columnas J y B) a Occidente,
justo en el pórtico de la entrada. Diremos que el zodíaco (que quiere decir precisamente
"rueda de la vida") es como el marco del universo visible, y su movimiento cíclico, unido
al de los planetas y demás constelaciones, influye en el cambio alternativo de las
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Esta cadena esta formada por doce nudos, seis en el norte y seis en el sur, simbolizando los
signos ascendentes y descendentes del zodiaco, esta descansa sobre doce columnas. La
cadena es el lazo de unión de todos los masones sobre todo de aquellos que se encuentran
esparcidos alrededor del mundo, esta cadena no se une, permaneciendo constantemente
abierta, se concentra en este espacio la entidad colectiva constituida por todos los
antepasados que realmente participaron en la Tradición y su conocimiento, y de los que se
dice moran en el "Oriente Eterno" (la Logia celeste). Dicha entidad se hace una en
comunión con sus herederos actuales, esto es, con los masones que, habiendo recibido y
comprendido (en la medida que sea) el mensaje de su legado tradicional, contribuyen hoy
en día a mantenerlo vivo y actuante. En este sentido, la cadena de unión también está
simbolizando la cadena iniciática de la tradición masónica (y por analogía la de todas las
tradiciones), cuyo origen es inmemorial, como lo es asimismo el mensaje que ella ha ido
transmitiendo a lo largo del tiempo y de la historia.
Además, un acto ritual en la Masonería que también recibe el nombre de cadena de unión,
se trata de aquel que está constituido por el entrelazamiento que forman las manos, con los
brazos entrecruzados, de todos los integrantes del taller, lo cual, precisamente, tiene lugar
alrededor del ara y de los tres pilares de la Sabiduría, (V:. M:.) la Fuerza (PRIM:. VIG:.) y
la Belleza (SEG:. VIG:.) momentos antes de clausurar los trabajos. En primer lugar, habría
que decir que la cadena de unión es uno de los ritos masónicos que más directamente
aluden a la fraternidad masónica, la que, en efecto, está sustentada en los lazos de armonía
y concordia que entre sí ligan a todos los masones. De ahí el por qué a los nudos de la
cuerda también se les denomine "lazos de amor", pues el amor, entendido por lo más alto,
es la fuerza que concilia los contrarios y resuelve todas las oposiciones en la unidad del
Principio. Dicha fraternidad representa, por tanto, el fundamento mismo sobre el que se
apoya la propia organización iniciática y tradicional. En este sentido, el entrelazamiento de
manos y brazos configura una trama cruciforme que evoca la imagen de una estructura
fuertemente cohesionada y organizada. Las individualidades, o mejor, la idea de lo
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CONCLUSIONES
BIBLIOGRAFIA
El catecismo Masónico
Luis Umbert Santos
Editorial Pax México primera reimpresión 1989
- PAVIMENTO MOSAICO Rislo Buscaróns, 12 de abril, 2005