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 • ¿Te cuesta mantener una dieta y crees que
no tienes voluntad?
• ¿Has hecho muchas dietas y recuperas el
peso con facilidad?
• ¿Comes sin hambre?
• ¿Picas entre comidas?
• ¿Comes más cantidad de la cuenta?
• ¿Te das atracones de comida?
• ¿Utilizas la comida cuando estás triste,
cansada, o enfadada?
• ¿Te sientes culpable cuando esto sucede?
• ¿Te suena lo que te estoy contando?

¡Pues atenta!

La Programación Neuro Lingüística, o PNL, dice que

hacemos una interpretación propia de la realidad, a
través de nuestros pensamientos y del lenguaje que
utilizamos.

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¿Qué quiere decir esto?
Que, si somos capaces de cambiar nuestros
pensamientos y nuestro lenguaje hacia la comida,
seremos capaces de cambiar nuestra realidad con ella.
Y eso, ¿cómo se hace?
Lo primero, analizando cómo lo hacemos ahora, para
poder hacerlo de un modo diferente.

Normalmente hacemos las cosas en modo

automático, sin pensar. Creemos que elegimos
nuestros pensamientos, pero no es así. Son ellos
quienes dirigen nuestras emociones y reacciones.
Anota en un cuaderno tus pensamientos o frases más
habituales acerca de la comida, de cómo comes, o
cómo crees que deberías hacerlo.

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Identifica si tienes pensamientos o expresiones como
las siguientes. Entre paréntesis, te muestro el análisis
subconsciente que hacemos de cada frase que
pensamos o decimos:
• Merezco un dulce después de un duro día de
trabajo (la comida es un premio)
• No debería comer tanto (lo estoy haciendo mal,
no tengo fuerza de voluntad)
• Me porto mal cuando no sigo la dieta (merezco
un castigo, no merezco amor)
• No puedo comer ciertos alimentos (restricción,
deseo, privación, yo deseo comerlos ¿cuándo
podré hacerlo?)
• Como si me siento sola o aburrida (la comida es
consuelo o distracción)
• Soy adicta al dulce o a la comida (no puedo
sobrevivir si no lo como compulsivamente)
• Si empiezo a comer, no puedo parar (ya tengo
una excusa)

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 • A mí nada me funciona, lo he probado todo
(excusa: así ya no me tengo que esforzar en
intentarlo una vez más)

El problema es que, cada vez que lo pensamos o

decimos, nos lo estamos creyendo y lo estamos
grabando en nuestro subconsciente, como si nos
estuviésemos programando. Así funciona la PNL, pero
¡podemos darle la vuelta!

Si te fijas, casi siempre recurrimos a la comida, cuando

en realidad lo que necesitamos es amor, compañía,
distracción, perdón…

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Pero si, mentalmente, tenemos esa asociación de
comida con emociones y sentimientos buenos…
¡querremos comida!
Y querremos mucha porque necesitamos que nos
amen mucho. Y nunca será suficiente.

Pero, al mismo tiempo que creemos que la comida es

amor y la deseamos, nos sentimos culpables por
tomarla, ya que nos hace subir de peso. Y en nuestro
nivel subconsciente también está el miedo a que nos
dejen de amar si engordamos, porque dejaremos de
estar bonitas y deseables.

Decimos “No puedo comer pasteles”, en vez de

“Prefiero comer fruta”. ¿Notas la diferencia? En la

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primera te estás prohibiendo algo que deseas, en la
segunda estás eligiendo.

Al final, entramos en una espiral capaz de enloquecer

a cualquiera: Busco el amor en la comida, pero cuanto
más como creo que menos me van a amar y más
culpable me siento.

¿Podemos sentirnos culpables por desear ser

amados?, ¿no es de locos? Puede, pero vivimos
atrapadas en ese patrón mental.

¿Cómo nos puede ayudar la PNL?

• Identifica las emociones que te llevan a comer sin

hambre. Sé honesta contigo misma. Es duro, lo sé.

No nos gusta reconocer que nos sentimos solas

porque parece que todos los habitantes del planeta

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están en pareja menos nosotras. O quizá que de niñas
no nos cuidaron o amaron tanto como deseábamos.
Pero hay que hacerlo.

Enfrentarte a tus carencias te ayudará a hacer las paces

con la comida y por fin dejarás que sea sólo eso,
comida.

• Cambia tus pensamientos Mientras sigas pensando

que eres adicta a la comida, que si empiezas a
comer no podrás parar, que es imposible resistirte a
un dulce o que lo tienes más difícil que otras
personas, te lo vas a seguir creyendo. Y te aseguro
que eso no ayuda nada.

¿Te vuelvo a citar a Einstein? ¡Qué genio este Albert,

debería haber sido mentor nutricional!

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Así que, empieza a cambiar tus pensamientos y
expresiones habituales por afirmaciones positivas en
presente y afirmativo, sin contener negaciones.
Repítelas tantas veces como te sea posible. Sobre
todo, cada vez que las cumplas:

• Soy capaz de elegir alimentos sanos.

• Elijo la comida desde el amor y el respeto a mí
misma.
• Como la cantidad necesaria para nutrirme.
• La comida es sólo alimento.
• Quiero lo mejor y más saludable para mí.
• Hago las cosas lo mejor que puedo.
• Soy digna de amor. Siempre.

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Otra práctica de PNL muy efectiva para
reprogramarnos en positivo son las visualizaciones.
Tómate un tiempo para ti cada día, puede ser al
acostarte o los primeros minutos al despertar, o de
camino al trabajo si tienes facilidad para visualizar.
Cierra los ojos y haz varias respiraciones profundas,
notando cómo se hincha tu abdomen y trata de llevar
el aire lentamente hasta ahí.
Visualízate en el estado deseado: delgada, ágil,
comiendo sano, estar delante de pasteles sin sentir la
necesidad de comerlos… Pero céntrate, sobre todo, en
las emociones e interacciones derivadas de esa nueva
situación.
Es decir, ¿cómo te sientes en ahora?, ¿qué emociones
te invaden?, ¿te sientes más segura, más sociable?
Y, por otro lado, ¿cómo es ahora tu relación con los
demás?, ¿tienes más vida social?, ¿cómo te diriges a

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otras personas?, ¿te cuesta menos decir que no y
expresar tus deseos y necesidades?, ¿eres más
decidida?, ¿qué ocurre ahora en lugares donde te
sientes expuesta, como en comidas grupales, bodas,
playa o piscina?

Trata de fijar bien en tu mente esas emociones y

sensaciones, trata de percibirlas con mucha
intensidad, intentando que sean lo más reales
posibles. Si en algún momento del día sientes
debilidad, repite la visualización.

Espero que la PNL te ayude tanto como a mí.

Si quieres seguir trabajando para sanar tu relación con
la comida, consulta mis cursos en
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hola@yolandacambra.com y estaré encantada de
acompañarte. Gracias.

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