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Javiera Carrera

(Javiera Carrera Verdugo; Santiago, 1781 - 1862) Heroína de la


independencia de Chile. Hija mayor de Ignacio de la Carrera Cuevas y de
Francisca de Paula Verdugo Valdivieso, fue activa partidaria de la
independencia y ejerció gran influencia sobre sus tres célebres hermanos,
Luis, Juan José y José Miguel Carrera Verdugo.

Recibió una esmerada educación y estuvo en su infancia rodeada por los


hombres más ilustres del país, que visitaban la casa de su padre. Contrajo
matrimonio en dos ocasiones, la primera con Miguel de la Lastra, el cual
pereció ahogado en el río Colorado en 1799, dejando a Javiera con dos
hijos. En 1800 se casó por segunda vez, en esta ocasión con Pedro Díaz de
Valdés, asesor de la Capitanía General de Chile.

Javiera Carrera

Al estallar la revolución independista en 1810, la familia Carrera, con


Javiera a la cabeza, tomó partido por los insurrectos. En 1812 la fama de
Javiera como ferviente defensora de la independencia era conocida por todo
el país. Tuvo desde este momento una gran influencia sobre las acciones de
sus hermanos, así como en el círculo social independista de la época.

Tras la batalla de Rancagua de 1814, que puso fin a la llamada Patria Vieja
chilena, Javiera y sus hermanos tuvieron que exiliarse a Argentina. Allí, la
familia Carrera vivió durante años en la miseria, carentes por completo de
recursos económicos. Luis y Juan José Carrera fueron detenidos en 1817 y
ejecutados el 8 de abril del año siguiente. Javiera estuvo al borde de la
locura.

Poco después, el gobierno bonaerense detuvo a la propia Javiera, que fue


primero desterrada a la Pampa y posteriormente internada en un convento.
En 1819 logró escapar de Buenos Aires, al tiempo que su último hermano
vivo, José Miguel Carrera, se unía al ejército sublevado del Alto Perú. En
1921 José Miguel Carrera fue fusilado en el mismo lugar donde habían perdido
la vida sus otros hermanos. Javiera enfermó de nuevo y a punto estuvo de
perecer.
Bernardo O'Higgins Riquelme [1778 - 1842]; Nació en Chillán un 20 de
agosto del año 1778, hijo de Ambrosio Higgins - La O' será agregada años más tarde y significa "Señor" - e
Isabel Riquelme una joven 40 años menor que él.

Bernardo vivió en Chillán durante 4 años, luego fue enviado a Talca hasta 1788 cuando vuelve a Chillán
quedándose en casa de un amigo de su padre, quien era Gobernador de Chile para ese momento. Dos años
más tarde, su padre lo envía a Lima para seguir sus estudios y luego en 1794 es enviado a Londres, Inglaterra
para completarlos.

Mientras estaba en Inglaterra, conoció a su profesor de matemáticas Francisco de Miranda, quien luego se
convertiría en su amigo, posteriormente ayudó a la independencia en América.

En 1799, recomendado por su padre Ambrosio, intenta ingresar en la academia militar de Cádiz, España,
fracasando debido a que su nombre hasta ese momento era Bernardo Riquelme. Sin dinero, pide autorización
para volver a Chile, sin embargo, una nueva guerra entre España e Inglaterra lo complica, ya que es apresado
en el barco que lo trasladaba, él y los demás tripulantes fueron llevados a Gibraltar y liberados.

Después decide volver a España, donde es atacado por la fiebre amarilla quedando al borde la muerte,
salvándose porque le suministraron Quina. Durante este tiempo, Bernardo mantiene sus ideas revolucionarias
acrecentadas por Francisco de Miranda, esto llega a oídos de su padre quien pide que sea despedido de la
casa donde aloja. Bernardo envía una carta solicitando el perdón de su padre quien en ese momento ya era
Virrey del Perú. Sin embargo, nunca tuvo respuesta ya que murió en 1801, lo cual permitió que Bernardo en
1802, pueda regresar a Chile a cobrar su cuantiosa herencia y comenzar a llamarse definitivamente Bernardo
O'Higgins Riquelme. [Toda la información anterior se encuentra en el Tomo I de la Biblioteca Virtual
>> Descargar]

Regreso a Chile
Una vez en Chile, se planteó continuar con sus ideas revolucionarias y tomar acción para llevarlas a cabo, es
así como forma un regimiento, es elegido Alcalde de Chillán en 1806 y al enterarse que el 18 de septiembre
de 1810 se formó la Primera Junta de Gobierno en Chile, y su presidente Mateo de Toro y Zambrano un
anciano de 83 años, decide comenzar la lucha, ingresando al Ejército Patriota.

En 1811, la Junta decide formar el Congreso, abriendo las postulaciones a Diputados, momento en que
Bernardo junto a un grupo de personas se postulan, logrando ser elegido para representar a Los Ángeles. Sin
embargo, una enfermedad lo mantuvo alejado un tiempo. Al regresar al congreso y miembro de la Junta de
Gobierno se da cuenta de situaciones que no le agradan y termina renunciando para retornar a su hacienda
Las Canteras, en donde reúne a su regimiento nuevamente para hacerle frente a los que vienen atacando del
norte.

Batallas por la Independencia de Chile


Ya en 1813 Bernardo O'Higgins ingresa al ejército bajo el mando de José Miguel Carrera, comenzando la
lucha por independizar Chile, en estos momentos el control español sobre colonias americanas, se encuentra
debilitado por los deseos de expansionismo de Napoleón Bonaparte sobre España. Debido al mal manejo de
las tropas por parte de Carrera, fue sorprendido en la batalla de El Roble durante Octubre de 1813, sin
embargo, O'Higgins intervino con una gran cantidad de soldados y logró el triunfo, por esta razón, reemplazó
a José Miguel Carrera al mando del ejército patriota.

Se suceden batallas tras batallas [ver Batallas], hasta el Desastre de Rancagua, luego del cual, O'Higgins se
retira a Argentina, en donde puede reorganizar al ejército libertador con la ayuda del gobernador de Mendoza,
José de San Martín, junto al cual, en 1817 cruzan la Cordillera de los Andes al mando de unos 5.000 hombres
para volver a la lucha por la Independencia.
De ahí en más, San Martín será su aliado, combatiendo en varias batallas, siendo la más importante la Batalla
de Maipú en donde finalmente se logra el triunfo y con un O'Higgins herido se abrazan para celebrar la
victoria, marcando la Independencia de Chile que había sido firmada con anterioridad el 12 de febrero de
1818.

Director Supremo
En 1817, Bernardo O'Higgins Riquelme fue nombrado Director Supremo de Chile, cargo que ejerció hasta su
abdicación en 1823. Durante su gobierno, fue creando muchas obras importantes que hasta el día de hoy
perduran [ver obras], tales como el Mercado Central, la Escuela Militar, fundó la ciudad de Vicuña, entre
varias más.

Abdicación
Comenzando 1823, sus opositores liderados por Ramón Freire, se organizaron para sacarlo del poder porque
consideraban ilegítimo que ejerciera los tres poderes del Estado (Legislativo, Judicial y Ejecutivo). Por esta
situación, se llamó a cabildo abierto, en el cual, Bernardo O'Higgins a petición de los demás, decide abdicar y
autoexiliarse en Perú junto a Isabel, Rosa, Demetrio, Patricia, Petronila y Juan José Soto [ver familia]. En
Chile, Ramón Freire fue nombrado Director Supremo provisional.

Manuel Rodríguez Erdoiza


Héroe nacional. Con aventuras ya míticas, creó confusión e inseguridad entre los realistas
durante el periodo de nuestra historia conocido como la Reconquista.

Datos biográficos
Manuel Rodríguez era hijo del español Carlos Rodríguez de Herrera y de María Loreto de
Erdoiza, peruana, y nació el 25 de febrero de 1785. Desde pequeño mostró aptitudes
intelectuales y una personalidad vivaz.
En 1804 recibió su doctorado en Leyes en la Universidad de San Felipe y fue admitido como
abogado por la Real Audiencia.
Ferviente patriota, en 1811 fue nombrado procurador del Cabildo de Santiago, pero a los
pocos días fue designado secretario de Estado en la cartera de Guerra.
Nace la leyenda
Después de demostrar su inocencia ante la acusación de conspirar contra José Miguel
Carrera, de quien había sido su amigo primero y, en 1813, su secretario particular, fue
nombrado como secretario de Gobierno y Hacienda. Sin embargo, la derrota de Rancagua,
en 1814, que significó el fin de la primera etapa de la emancipación de Chile de España, lo
obligó a huir a Mendoza.
Fue en esa ciudad donde se ganó la simpatía del general argentino José de San Martín, uno
de los principales caudillos del proceso revolucionario de América del Sur. San Martín le
encomendó que le informara sobre el movimiento de las tropas realistas en nuestro país y que
hiciera creer que las fuerzas patriotas cruzarían por el sur de la cordillera. Así, la milicia
realista, cuya mayoría de soldados estaba concentrada en la zona central, se dividiría
perdiendo su fortaleza.
Todos estos objetivos Rodríguez los cumplió con creces, a través de aventuras plenas de
valentía y astucia, que dieron origen a su leyenda.
Problemas con el poder
La popularidad que adquirió Rodríguez, más sus tendencias carrerinas, fueron mal vistas por
el nuevo gobierno dirigido por Bernardo O’Higgins. Según algunos autores, para alejarlo de
Chile se le ofreció una misión diplomática en Estados Unidos, que él rechazó.
Dos veces estuvo en prisión, una de ellas acusado de conspirar a favor de José Miguel
Carrera (contrario a O’Higgins), hasta que San Martín lo nombró auditor de guerra del Ejército
en 1817.
Su muerte
En 1818 ocurre el desastre de Cancha Rayada, donde los realistas casi aniquilaron al
ejército patriota. Fue una nueva oportunidad para que Rodríguez demostrara su capacidad de
reacción. Animó a la ciudad con la célebre frase ¡Aún tenemos patria, ciudadanos! y formó
los Húsares de la Muerte, un escuadrón militar. Además, por voto popular, ejerció por dos
días el cargo de director supremo interino.
Una vez recuperado el control de la situación, gracias a la batalla de Maipú (5 de abril de
1818), se disolvió el escuadrón creado por Rodríguez y a él se le encerró en el cuartel San
Pablo por su protesta pública contra el fusilamiento de los hermanos Carrera (Juan José y
Luis), acusando a O’Higgins y San Martín de ser sus autores intelectuales.
Una vez preso fue conducido a Valparaíso, pero cerca de Til Til fue asesinado (26 de mayo
de 1818) por sus captores, quienes alegaron que había intentado escaparse. Su sospechosa
muerte provocó descontento popular y arrojó una sombra sobre el gobierno de O’Higgins.

Sus andanzas
Muchas fueron las aventuras que protagonizó Manuel Rodríguez. Se dice que una vez,
disfrazado de monje, condujo a sus perseguidores por el convento en que se había refugiado,
sin que estos se dieran cuenta de que a quien buscaban era su eclesiástico guía.
En otra ocasión, vestido de pordiosero, abrió la puerta del carruaje que trasladaba al
gobernador Marcó del Pont y que este, en agradecimiento por el gesto, le dio una propina.
También se cuenta que cuando era perseguido en el campo, simuló ser un borracho que
pagaba sus culpas en un cepo, despistando de esa forma a los realistas.

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