El documento describe los aspectos generales y legales de los pagarés. Un pagaré es un título de crédito en el que una persona se reconoce deudora de otra de una cantidad de dinero. Debe contener la promesa de pagar una cantidad determinada o determinable de dinero, el lugar y fecha de pago. Se diferencia de una letra de cambio en que no requiere aceptación y solo puede protestarse por falta de pago.
El documento describe los aspectos generales y legales de los pagarés. Un pagaré es un título de crédito en el que una persona se reconoce deudora de otra de una cantidad de dinero. Debe contener la promesa de pagar una cantidad determinada o determinable de dinero, el lugar y fecha de pago. Se diferencia de una letra de cambio en que no requiere aceptación y solo puede protestarse por falta de pago.
El documento describe los aspectos generales y legales de los pagarés. Un pagaré es un título de crédito en el que una persona se reconoce deudora de otra de una cantidad de dinero. Debe contener la promesa de pagar una cantidad determinada o determinable de dinero, el lugar y fecha de pago. Se diferencia de una letra de cambio en que no requiere aceptación y solo puede protestarse por falta de pago.
149. Noción de pagaré. El pagaré es un título de crédito
que contiene una prestación consistente en pagar una suma de dinero. Pertenece, en consecuencia, a la categoría de los llamados efectos de comercio, dentro de la cual se encuen- tran la letra de cambio, el cheque, la carta orden de crédito, la tarjeta de crédito, etc. Este instrumento negociable permite a una persona reco- nocerse deudora de otra de una cantidad determinada o de- terminable de dinero. Se trata de un acto jurídico unilateral que se genera por la voluntad de una sola persona, que con- fiesa adeudar la cantidad determinada o determinable de dinero. No es, como la letra de cambio, un documento que esté sujeto a aceptación; basta la declaración instrumental del suscriptor que confiesa adeudar y se obliga a pagar la cantidad de dinero, los intereses y reajustes. En esencia, como título de crédito, basta que la declaración documental con- tenga las exigencias de forma y de fondo para que quede obligado el suscriptor. La emisión, suscripción, endoso y fianza cambiaria o aval de un pagaré constituyen acto de comercio formales, en vir- tud de la regla contenida en el Nº 10 del artículo 3º del Código de Comercio, en su texto actual fijado por la Ley Nº 18.092, de 14 de enero de 1982.
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150. Definición de pagaré. El artículo 766, hoy derogado,
del Código de Comercio, daba una definición legal de paga- ré en los siguientes términos: “Vale o pagaré es un escrito por el que la persona que lo firma se confiesa deudora a otra de cierta cantidad o valor de dinero y se obliga a pagarlo a su orden dentro de un determinado plazo. Cuando el pago debe hacerse en distinto lugar de la residencia del deudor, el pagaré toma la denominación de pagaré a domicilio”. La Ley Nº 18.092, sobre Letra de Cambio y Pagaré, no define el concepto de pagaré, sino que se limita a señalar el contenido formal del documento en el cual se emite, como asimismo sus requisitos de fondo. Podemos decir que el pagaré es un documento escrito que contiene una promesa, no sujeta a condición, de pagar una cantidad determinada o determinable de dinero al bene- ficiario, a su orden o al portador, que obliga a la persona que lo suscribe, a los endosantes y avales de una u otros.
151. Diferencias entre el pagaré y la letra de cambio. Nos limi-
taremos a indicar las principales diferencias entre ambos títu- los de crédito. En cuanto a su creación, el pagaré es una verdadera confe- sión de deuda, aunque la ley actual no lo dice expresamente, formulada por la voluntad del suscriptor que se manifiesta me- diante la firma del documento. Por el contrario, en la emisión de la letra de cambio deben intervenir a lo menos dos personas, el librador o girador, que puede ser a su vez beneficiario, quien emite la orden, y el librado, contra quien se libra o gira la cambial, que puede convertirse en aceptante si admite pagarla. El pagaré no es un título de crédito sujeto a aceptación, puesto que surge por la sola voluntad del suscriptor. La letra de cambio, siendo una orden, requiere la aceptación del li- brado para que resulte obligado. Consecuencia de lo anterior es que el pagaré sólo puede protestarse por falta de pago, en tanto que la letra de cambio Derecho Comercial 207
puede protestarse por falta de aceptación o de fecha de acep-
tación. El pagaré admite vencimientos sucesivos, en tanto que la letra de cambio debe tener un solo vencimiento. El no pago de una cuota puede hacer exigible la totalidad del saldo inso- luto, cuando así se establece en el documento. Esta “cláusula de aceleración” no se puede introducir en la letra de cambio.
Sección II
La creación del pagaré
152. Personas que intervienen en el pagaré. En el acto de
creación del pagaré interviene sólo la persona del suscriptor, quien confiesa la deuda y firma el documento. El suscriptor es, pues, el creador y primer obligado al pago del documen- to. Debe tratarse de una persona capaz de obligarse y con la libre administración de sus bienes. Además del suscriptor, el pagaré puede contener la de- signación de una persona como beneficiario, quien es el acree- dor de la cantidad que se promete pagar. Basta que el beneficiario tenga capacidad para adquirir derechos. Cuan- do contiene la cláusula “a la orden” puede circular mediante el endoso, interviniendo en la vida del documento endosan- te y endosatarios. Asimismo, una vez creado el documento por la sola voluntad del suscriptor, puede garantizarse su pago por el o por los endosantes con la intervención de avalistas de aquel o de éstos.
153. Aspectos formales de la creación del pagaré. Del concep-
to de pagaré y de su carácter de título de crédito se deduce que debe tratarse de un acto solemne, contenido en un do- cumento escrito, cuyas enunciaciones están determinadas ex- presamente por el legislador, bajo sanción de que si el instrumento no los lleva no vale como pagaré. 208 Ricardo Sandoval López
154. Enunciaciones que debe contener el pagaré. De conformi-
dad con lo previsto en el artículo 102 de la Ley Nº 18.092, de 14 de enero de 1982, sobre Letra de Cambio y Pagaré, este último documento debe contener las siguientes enunciaciones: 1. La indicación de ser pagaré, escrita en el mismo idio- ma empleado en el título. Se trata de una enunciación que no se exigía bajo la vigencia del Código de Comercio y pen- samos que la intención del legislador ha sido la de no dejar duda alguna sobre la naturaleza del título de crédito, que ahora dirá expresamente que se trata de un pagaré y en el mismo idioma en que está escrito el documento. 2. La promesa, no sujeta a condición, de pagar una deter- minada o determinable cantidad de dinero. Es el objeto o contenido del título de crédito pagaré. Esto permite clasifi- carlo en la categoría de los efectos de comercio. Es un requi- sito esencial que mira al fondo de esta clase de instrumentos, de suerte que si la promesa no sujeta a condición se refiere a otra cosa que a una cantidad determinada o determinable de dinero, no se trata de un pagaré sino de otro tipo de título de crédito o bien de otro documento. Que la cantidad de dinero sea determinada o determinable depende de otras cláusulas del contenido del documento, como las relativas a reajustabilidad, convención de intereses, etc., que no son con- trarias a su naturaleza y que se rigen por las normas sobre letra de cambio, que son aplicables al pagaré en virtud del artículo 107 de la Ley Nº 18.092, de 14 de enero de 1982. 3. El lugar y época de pago. Son enunciaciones no esen- ciales, por cuanto la ley contiene reglas supletorias en defec- to de ellas. Así, cuando el pagaré no indica el lugar de pago, se entiende que éste debe efectuarse en el lugar de su expe- dición, y si no contiene la fecha de vencimiento, se considera pagadero a la vista. El lugar del pago se enunciará expresamente cuando él deba efectuarse, por ejemplo, en uno distinto de aquel en que se emite. El pagaré se utiliza en este supuesto como un instrumento para la ejecución de un contrato de cambio. Derecho Comercial 209
La época de vencimiento está determinada por la forma
como el pagaré se emite y, de acuerdo con lo establecido en el artículo 105, puede ser extendido: a la vista, a un plazo contado desde su fecha y a un día fijo y determinado. El pagaré puede tener también vencimientos sucesivos y, en tal caso, para que el no pago de una de las cuotas haga exigible el monto total insoluto, es necesario que así se exprese en el documento. Si nada se dice al respecto, cada cuota morosa debe protestarse separadamente.1
1 “Si el deudor no paga una de las cuotas en que se dividió el crédito en
un pagaré, la obligación se torna exigible, como si fuera de plazo vencido,
pero tal efecto no autoriza al acreedor para evitar que opere la prescripción de la acción ejecutiva, permitiéndole hacer uso de la cláusula de acelera- ción en cualquier tiempo. Ello importaría que al pactar dicha cláusula el deudor ha renunciado anticipadamente a la prescripción, con infracción del artículo 2494 del Código Civil y 98 de la Ley Nº 18.092”, C. Santiago, 2 de septiembre de 1997, G.J. Nº 207, p. 87 (cons. 6). Véase además la siguiente jurisprudencia: 1. “Conforme a las normas que regulan los títulos de crédito, no es el suscriptor quien establece los plazos en las obligaciones, sino que estas modalidades se pactan de común acuerdo entre las partes. Si el pagaré es exigible a la vista, cabe convenir que en ese caso las partes convinieron en entregar al acreedor esta soberana potestad, lo que constituye una modali- dad perfectamente lícita en virtud del principio de autonomía de la volun- tad”, C. Suprema, 25 septiembre 1990, R., t. 87, 2ª parte, sec. 1ª, p. 149. 2. “La prescripción del pagaré a la vista debe contarse desde el día que dicho pagaré ha sido suscrito, pues tal debe tenerse como su fecha de venci- miento, ya que a partir de ella y en cualquier instante el acreedor puede presentarlo al cobro”, C. Concepción, 29 abril 1985, Revista de Derecho Universidad de Concepción, Nº 179, 1986, pp. 115 a 121. Véase además el comentario de Ramón Domínguez Aguila y Ramón Domínguez Benavente. 3. “Ningún perjuicio puede derivarse para el recurrente de la circuns- tancia de que se haya admitido la excepción de prescripción del pagaré a la vista, puesto que, en todo caso, dicho documento no se protestó dentro del año siguiente a su suscripción, por lo cual se ha producido la caducidad especial del artículo 49 de la Ley Nº 18.092.” “La cláusula devuelta sin protesto u otra semejante, no libera al porta- dor de un pagaré a la vista de la obligación de protestarlo dentro del año siguiente a su suscripción, puesto que el protesto es el único modo de 210 Ricardo Sandoval López
4. El nombre y apellido del beneficiario o la persona a
cuya orden se ha de efectuar el pago o la indicación de que es pagadero al portador. Esta cláusula es esencial y determina la forma como el pagaré va a circular. Cuando se emite en forma nominativa, será transferible por el mecanismo de la cesión de créditos; si se gira a la orden, circula mediante el endoso, y, en fin, girado al portador, se traspasa por entrega manual.
impedir la caducidad del dicho artículo 49”, C. Suprema, 13 noviembre
1985, Revista de Derecho Universidad de Concepción Nº 179, p. 121. Véase además el comentario de Ramón Domínguez Aguila y Ramón Domínguez Benavente. 4. I. “La cláusula de aceleración facultativa para el acreedor no opera por el simple no pago de una cuota, sino que requiere de la expresión de voluntad del acreedor de considerar la totalidad del saldo insoluto como de plazo vencido. Siendo el objetivo de la cláusula de aceleración acelerar o anticipar el vencimiento y la exigibilidad de la obligación y no demorar o postergar la exigibilidad de las cuotas de un pagaré a plazo, cada una de éstas se hace exigible separadamente el día de su vencimiento y desde esa fecha debe contarse el plazo de prescripción extintiva correspondiente”, C. Santiago, 6 noviembre 1990, G.J. Nº 126, p. 134 (C. 2º y 3º, p. 135). II. “Favorece al acreedor ejecutante la cláusula que lo faculta para exigir el total del saldo insoluto por el no pago de cualquiera de las cuotas venci- das, sea en capital o intereses, autorizándolo para accionar contra el obliga- do en forma sucesiva según la división de la deuda en parcialidades, o instar a su pago por el total insoluto. Estando facultado el banco acreedor para hacer uso de la cláusula de aceleración cuando lo estime conveniente, nada obsta a que modifique su demanda antes de su notificación, cambiando la fecha de exigibilidad pro- puesta”, C. Santiago, 20 noviembre 1990, G.J. Nº 125, p. 46 (C. 2º y 3º, p. 47). 5. Voto disidente: “La cláusula de aceleración, reconocida en el artículo 105 de la Ley Nº 18.092, ha sido concebida en beneficio del acreedor, con independencia de la forma en que se halla redactada, sea ésta imperativa (se hará exigible) o facultativa (podrá hacerse exigible). La citada cláusula no opera de pleno derecho, por la mora o el simple retardo en el cumplimiento de la obligación, sino que requiere de una manifestación de voluntad del acreedor, en el sentido de renunciar a su derecho, sin ejercerlo o ejercitarlo, y aplicar la aceleración, opción que se agota con su ejercicio”. Derecho Comercial 211
5. El lugar y fecha de expedición. Esta mención es intere-
sante para determinar la capacidad del suscriptor al tiempo de crear el documento, como asimismo para fijar la época de vencimiento de los pagarés girados a un plazo contado desde su fecha. El lugar es importante porque si no se indica dónde debe hacerse el pago, se entiende que éste ha de efectuarse en el lugar de su expedición. Interesa también el lugar de expedición para la aplicación del principio lex locus regis ac- tum (la ley del lugar rige la forma del acto).
“Para la Ley Nº 18.092, la ‘época de pago’ y la ‘fecha de vencimiento’ de
la obligación son expresiones sinónimas, que no cabe disociar, pues de lo contrario podría provocarse la imprescriptibilidad de la acción cambiaria, mediante la determinación de una fecha de vencimiento posterior al pago”, C. Santiago, 31 mayo 1990, G.J. Nº 119, p. 38 (C. 3º y 8º, pp. 39-40). 6. “La cláusula de aceleración del pagaré se estableció en los siguientes términos: “El solo atraso o simple retardo en el pago de las cuotas de intereses y/o amortizaciones, en las fechas y formas señaladas… hará exigi- ble la totalidad del préstamo o de su saldo existente a la fecha del retardo, como si fuera de plazo vencido…” “El ejecutante hizo uso de dicha cláusula de aceleración que, dada la forma en que fue redactada, es de carácter imperativo, ya que obliga al acreedor a hacerla efectiva tan pronto se produzca el supuesto a que hace referencia y, por lo tanto, el día del vencimiento del documento es aquel en que se dejó de pagar la primera cuota y desde entonces debe contarse la prescripción.” “En todo caso, si se entendiera que dicha cláusula fuera facultativa a favor del acreedor, debe estimarse que esta facultad de hacer efectiva la cláusula ha sido manifestada por el ejecutante al protestar el documento y al presentar la demanda a distribución ante la I. Corte de Apelaciones”, C. Suprema, 16 enero 1991, F. del M. Nº 386, p. 799. 7. “El establecimiento de vencimientos sucesivos en el pagaré importa una facilidad o beneficio para el suscriptor, consistente en pagar por parcia- lidades lo debido en las fechas que se convengan, pero no impone una obligación al beneficiario en orden a demandar el pago de cada una de las cuotas a la fecha de sus respectivos vencimientos.” “La cláusula de aceleración no obliga al beneficiario a exigir el pago del total de lo adeudado en caso de incumplimiento de una o más cuotas”, C. San Miguel, 10 agosto 1988, R., t. 85, 2ª parte, sec. 2ª, p. 82 (C. 9º, p. 84); G.J. Nº 98, p. 35. 212 Ricardo Sandoval López
6. La firma del suscriptor. Es precisamente este elemento
o enunciación el que traduce el propósito de obligarse del emisor del título. Es sin duda una enunciación esencial del documento. La ley establece que bajo la responsabilidad del suscriptor, sus firmas pueden estamparse por otros procedi- mientos que se autoricen en el Reglamento en los casos y con las formalidades que en él se establezcan.
155. Sanción por falta de enunciaciones en el pagaré. Ya he-
mos dicho que el pagaré como título de crédito tiene como característica la formalidad. Siendo así, el documento que no cumpla con las exigencias del artículo 102 de la Ley Nº 18.092 no vale como pagaré. Sin embargo, de las menciones exigi- das por la disposición legal citada, pueden omitirse el lugar y la época de pago, que no son esenciales, ya que la propia ley suple el silencio del emisor en estos casos. Si el pagaré no indica el lugar del pago, se entenderá que éste debe efectuar- se en el lugar de su expedición, y si no contuviere la fecha de vencimiento, se considera pagadero a la vista.
156. Aspectos de fondo del pagaré. Estos son, fundamental-
mente: la promesa, no sujeta a condición, de pagar una de- terminada o determinable cantidad de dinero; la indicación de ser el documento un pagaré y la firma del suscriptor. El contenido del pagaré como título de crédito no puede ser otro que una promesa no sujeta a condición de pagar
8. “La cláusula acordada por las partes en orden a que el acreedor
puede a su voluntad adelantar el vencimiento de toda la obligación en el evento del no pago de una cuota sin tener que esperar la mora de las restantes, en que fue dividido el crédito, favorece únicamente a éste”, C. Suprema, 3 noviembre 1988, Jurisp. al Día, sent. 147, p. 697 (C. 3º, p. 698). 9. “La cláusula de aceleración, en su calidad de estipulación personal del deudor, no favorece al fiador o codeudor solidario, conforme a lo dispuesto en los artículos 1479, 1520 y 2354 del Código Civil, en relación con el artículo 105 inciso 2º de la Ley Nº 18.092”, C. Arica, 27 mayo 1991, G.J. Nº 141, p. 28. Derecho Comercial 213
una cantidad determinada o determinable de dinero. Si la
promesa se refiere a otra cosa –por ejemplo, a la entrega de determinadas mercaderías–, no estaremos en presencia de un pagaré, sino de otro tipo de título de crédito o de docu- mento. Asimismo, si la promesa de pagar la suma de dinero se sujeta a condición, tampoco se trataría de un efecto de comercio denominado pagaré. La enunciación en el documento que contiene la prome- sa de pagar una suma determinada o determinable de dinero de que es un pagaré es un elemento de fondo que permite diferenciarlo de otros efectos de comercio cuyo contenido es similar. Por último, la firma del suscriptor es el elemento que traduce y expresa la voluntad unilateral de la persona que promete pagar la cantidad de dinero y que le obliga a cum- plirla. Sin ella no se crea el documento ni nace la obligación incorporada en él. La ley vigente en la materia expresa que el suscriptor del pagaré queda obligado de igual manera que el aceptante de una letra de cambio.
157. Legislación aplicable. Este título de crédito se rige por
las normas contenidas en el Título II de la Ley Nº 18.092, de 14 de enero de 1982, sobre Letra de Cambio y Pagaré. En lo que no sean contrarias a su naturaleza y a las disposiciones del Título II de la Ley Nº 18.092, son aplicables al pagaré las normas relativas a la letra de cambio (art. 107).
Sección III
La carta orden de crédito
158. Concepto. Mediante este documento una persona se
dirige a otra para que entregue a un tercero la cantidad que necesita o que determina. Se denomina “carta” porque anti- guamente se adoptaba la forma epistolar para redactar estos 214 Ricardo Sandoval López
documentos. Es una carta orden porque efectivamente con-
tiene una orden y de crédito porque se funda en el crédito que gozan los que intervienen en ella. El artículo 782 del Código de Comercio señala que “las cartas órdenes de crédito tienen por objeto realizar un con- trato de cambio condicional, celebrado entre el dador y el tomador, cuya perfección pende de que éste haga uso del crédito que aquél le abre”. Ese título de crédito tiene la ven- taja sobre la letra de cambio y el pagaré que permite retirar dinero sobre varias plazas a la vez, en tanto que la promesa de pago que contienen tanto la letra como el pagaré sólo se cumple en un lugar determinado. Siendo así, se emplea por personas que se desplazan de un lugar a otro para evitar el riesgo de llevar dinero en efectivo, aun cuando este último objetivo se consigue con el empleo de otros títulos, como el cheque viajero, la tarjeta de crédito, el vale vista bancario, etc. Sin embargo, la carta orden de crédito conserva su utili- dad práctica tratándose de individuos que desean efectuar diversas operaciones mercantiles en distintos lugares y no saben de antemano, con certeza, las cantidades de dinero que requerirán para concluirlas. Por esta misma razón, la carta orden de crédito, por lo general, se emite a la vista, quedando a disposición del beneficiario determinar la época de pago dentro de un plazo máximo fijado en el documento.
159. Naturaleza mercantil de la carta orden de crédito. Hemos
visto que la carta orden de crédito es un mecanismo jurídico para ejecutar un contrato de cambio condicional (art. 782 del Código de Comercio). Por su parte, el artículo 3º Nº 10 del Código de Comercio, en su texto fijado por el artículo 108 de la Ley Nº 18.092, sobre Letra de Cambio y Pagaré, declara formalmente comerciales “…las remesas de dinero de una plaza a otra hechas en virtud de un contrato de cam- bio”. De esta suerte, la carta orden de crédito como instru- mento que realiza un contrato de cambio condicional es un acto de comercio. Derecho Comercial 215
160. Personas que intervienen en ella. En la emisión de la
carta orden de crédito intervienen, básicamente, tres perso- nas: 1. El dador; 2. El tomador, y 3. El corresponsal o persona a quien va dirigida. En el fondo, hay dos relaciones distintas: una entre el dador y el tomador de la carta y otra entre el dador y el corresponsal, que cumple el encargo. La relación que une al dador con el tomador es sin duda un contrato de cambio condicional, en cuanto a que depende de la voluntad de este último hacer uso de la carta: indeterminado, en cuanto a las sumas que se retiren dentro de un máximo fijado, e indeter- minado, en cuanto a las plazas de las indicadas en la carta circular. Como precio del servicio el tomador debe abonar cierta cantidad de dinero al dador de la carta. Entre el dador de la carta orden de crédito y la persona a cuyo cargo se gira existe una relación jurídica que califica- mos de mandato, que impone al mandatario cumplir la or- den de su mandante. Siendo así, el dador debe abonarle al corresponsal la cantidad que el beneficiario o tomador pa- gue por el servicio.
161. Requisitos de la carta orden de crédito. Nos ocuparemos
de las enunciaciones esenciales que deben cumplirse para la emisión de este título de crédito. 1. Debe extenderse a nombre de persona determinada y no a la orden. Esta exigencia reitera el carácter de instru- mento nominativo que tiene la carta orden de crédito en el derecho nacional. Así lo dispone el artículo 783 del Código de Comercio, que dice: “Las cartas de crédito deben ser da- das a persona determinada y no a la orden. Expedidas en esta última forma, el tomador podrá co- brarlas personalmente, pero no endosarlas. El endoso de una carta de crédito no transfiere al endo- satario el derecho de cobrarla”. 216 Ricardo Sandoval López
2. Debe expedirse a una cantidad fija o a una o más
cantidades indeterminadas, todas comprendidas dentro de un límite máximo, que debe asimismo señalarse. Así se desprende de las normas contenidas en los artículos 784 inciso 1º y 793, ambos del Código de Comercio. La carta que no tenga la designación de cantidad es considerada como simple carta de introducción y recomendación; y el dador de ella no responde a quien fuere dirigida de las resultas de cualquier contrato que éste celebre con el to- mador, salvo el caso de dolo justificado en forma legal (art. 794). 3. El instrumento designará la época dentro de la cual el beneficiario deba hacer uso de él. Esta enunciación está esta- blecida en el artículo 784 del Código de Comercio: “En la carta de crédito se designará el tiempo dentro del cual el tomador deba hacer uso de ella...”. Cuando se omite esta mención, se considera como época dentro de la cual debe hacerse uso del documento, el plazo que fije el tribunal, atendidas las circunstancias del dador y tomador y la natura- leza de la operación mercantil que dio origen a la apertura del crédito (art. 784 inc. 2º). 4. La carta debe contener la firma del dador, del toma- dor y de los corresponsales, cuando estos últimos sean varios.
162. Obligaciones del dador de la carta. La persona que ex-
pide la carta orden de crédito debe cumplir las siguientes obligaciones: a) Redactar el documento cumpliendo con las formalida- des legales ya indicadas; b) Pagar al corresponsal la cantidad que éste entregue al tomador en virtud de la carta (art. 787); c) Mantener el crédito dentro del plazo establecido o, en subsidio, dentro del plazo fijado por el tribunal, sin poder revocarlo, a menos que sobrevenga una circunstancia que deteriore el crédito del tomador. Revocando el crédito in- tempestivamente y sin motivo serio y bien justificado, el da- Derecho Comercial 217
dor se hace responsable de los daños y perjuicios que se
originen al tomador (art. 786). Por último, digamos que la carta de crédito, aunque no sea pagada, no confiere al tomador derecho alguno contra el dador ni contra la persona a cuyo cargo fue expedida (art. 788). En consecuencia, este título de crédito no se protesta y la ley no le otorga la garantía suficiente para asegurar su pago.
163. Obligaciones del tomador. El beneficiario es la persona
que va a cobrar el crédito contenido en la carta, que recibe asimismo el nombre de tomador. Tiene las siguientes obliga- ciones: a) Poner su firma en el documento o entregar al dador de la carta un modelo de ella (art. 785); b) Está obligado a probar su identidad si el corresponsal lo exige (art. 789); c) Debe devolver la carta de crédito al dador cuando no hiciere uso de ella, tan pronto como sea requerido al efecto, o rendir fianza de su importe hasta que llegue la revocación a conocimiento del corresponsal (art. 790); d) Pagada la carta de crédito, el portador debe reembol- sar sin demora al dador la cantidad que hubiere recibido. Si no lo hace, el dador puede exigir el pago de la cantidad entregada más el de los intereses corrientes desde el día de la entrega. Este título de crédito implica que el valor no ha sido cubierto previamente al dador por el tomador y este último debe reembolsarlo sólo una vez que haya hecho uso del cré- dito; no tiene gran aplicación en la práctica donde ha sido reemplazado por otros títulos más eficaces, como el cheque viajero, los pagarés bancarios o vales vistas y por la tarjeta de crédito. 218 Ricardo Sandoval López
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