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LA AUTORÍA MEDIATA POR DOMINIO EN LA ORGANIZACIÓN

1. La idea fundamental de la concepción


"Los delitos en el marco de aparatos organizados de poder" fue el título de mi conferencia dictada en
febrero de 1963 en Hamburgo. En ella propuse: una nueva forma de autoría mediata. Mi idea fundamental
consistía en que al tomar al dominio del hecho como criterio decisivo para la autoría, solamente existirían tres
formas típicas ideales en las cuales un suceso puede ser dominado sin que el autor tenga que estar
presente en el momento de la ejecución: puede obligar al ejecutante, puede engañar a éste y -ésta era la
nueva idea- puede dar la orden a través de un aparato de poder, el cual asegure la ejecución de órdenes
incluso sin coacción o engaño, ya que el aparato por sí mismo garantiza la ejecución. El dador de la orden puede
renunciar a coaccionar o a engañar al autor ejecutante inmediato, pues el aparato, en caso de un incumplimiento,
tiene suficientemente a otros sujetos a disposición que pueden asumir la función de tal ejecutante. Por ello también
es característica de esa forma de autoría mediata que el hombre de atrás por lo general ni siquiera
conozca personalmente al ejecutante inmediato.
El ejemplo histórico que tuve presente, al desarrollar esta forma de autoría mediata era el del poder violento
nacionalsocialista.

Cuando Hitler, Himmler o Eichmann (éste último fue procesado en 1961 en Jerusalén) daban órdenes de matar,
podían estar seguros de su cumplimiento, pues a diferencia de la inducción, ninguna negativa del destinatario de la
orden podía impedir que el hecho ordenado se realizara. En tal caso, otro se encargaba de ejecutar la orden. Según
mi concepción, aquí es autor mediato todo aquel que está colocado en la palanca de un aparato de
poder -sin importar el nivel jerárquico- y que a través de órdenes puede dar lugar a delitos en los cuales no
importa la individualidad del ejecutante.

La "fungibilidad": es la posibilidad ilimitada de reemplazar al autor inmediato, es lo que garantiza al hombre


de atrás la ejecución del hecho y le permite dominar los acontecimientos. El actor inmediato solamente es un
"engranaje" reemplazable en la maquinaria del aparato de poder. Esto no cambia para nada el hecho de
que quien finalmente ejecute de propia mano el homicidio sea punible como autor inmediato. Pese a todo, los
dadores de la orden ubicados en la palanca del poder son autores mediatos, pues la ejecución del hecho, a
diferencia de la inducción, no depende de la decisión del autor inmediato. Dado que la autoría inmediata del
ejecutante y la mediata del hombre de atrás descansan en presupuestos diferentes -la 1ra. en la propia mano,
la 2da. en la dirección del aparato- pueden coexistir tanto lógica como teleológicamente, pese a lo que
sostiene una difundida opinión contraria. La forma de aparición del autor mediato, que se ha explicado constituye la
expresión jurídica adecuada frente al fenómeno del "autor de escritorio", el cual, sin perjuicio de su dominio del
hecho, depende necesariamente de autores inmediatos.

El modelo presentado de autoría mediata no solamente alcanza a delitos cometidos por aparatos de poder
estatal, sino también rige para la criminalidad organizada no estatal y para muchas formas de aparición del
terrorismo. Los conceptos mencionados son difíciles de delimitar, pues se entrelazan entre ellos. No obstante, no
importa la calificación que se les dé, sino solamente el si están presentes los presupuestos descritos del dominio de
la organización. Y ello puede ocurrir tanto en una dictadura que ordena la comisión de delitos como también en el
caso del jefe de la mafia o del jefe de una organización terrorista. Cuando trate a continuación el problema, sobre
todo basándome en el ejemplo de la criminalidad ordenada por el Estado, además, los aparatos estatales criminales
proporcionan a menudo modelos ejemplares de criminalidad perfectamente organizada.

Si tal como yo postulo, se viera a los hombres de atrás de los aparatos organizados de poder como autores
mediatos, entonces se tiene que partir de que ellos cometen el hecho "por medio de otros".

II La recepción de esta doctrina en la ciencia y la jurisprudencia, en el extranjero y en el Derecho


penal internacional
Mientras que la jurisprudencia alemana durante 25 años ignoró por completo la nueva construcción, pese a
que hubiera servido en el juzgamiento de los delitos violentos del nacionalsocialismo, en la doctrina ella se había
convertido en doctrina dominante con el correr del tiempo.

En el extranjero la nueva figura jurídica ha encontrado su primera admisión a mediados de los años
80 durante el juzga miento de los delitos cometidos por la junta militar, pues tanto él Tribunal de
Apelaciones como la Corte Suprema argentinas la utilizan en la fundamentación de sus resoluciones 3. El
3
Las sentencias datan de 1985 y 1986; más al respecto y sobre el resultado final, el cual de todos modos desemboca en una responsabilidad
accesoria de los hombres de atrás: AMBOS, GA 1998, p. 238 Y s
Tribunal de Apelaciones comprueba lo siguiente4: "Los inculpados tenían dominio del hecho pues
controlaban la organización que producía los hechos ... En este contexto pierde importancia el ejecutor
concreto de los hechos. El dominio de los que controlan el sistema sobre la consumación de los hechos
ordenados por ellos es total, pues incluso si hubiera algún subordinado que se resistiera, sería
automáticamente reemplazado por otro; de lo cual resulta que el plan proyectado no puede ser frustrado
por la voluntad (opuesta) del ejecutante, el cual solamente juega el papel de un simple engranaje dentro de
una maquinaria gigantesca. El instrumento del cual se sirve el hombre de atrás es el sistema mismo ..: el
cual está compuesto por intermediarios fungibles ...".
En 1988, en la sentencia de la Cuarta Sala, él Tribunal Federal alemán ha mencionado por primera
vez como un obiter dictum (aunque deja entrever su aprobación) la doctrina que reconoce "una 'autoría
detrás del autor' en los casos de criminalidad organizada a través de un aparato de poder, sin tener en
cuenta la plena responsabilidad jurídica del actor"5. La Quinta Sala ha asumido finalmente esta figura
jurídica en su famosa sentencia de 1994. En este fallo, los miembros del "Consejo Nacional de Defensa" de
la ex - República Democrática Alemana fueron condenados como autores mediatos por el homicidio en el
Muro de Berlín de los "fugitivos de la república". Estos miembros, mediante disposiciones generales,
habían ordenado a los soldados fronterizos ubicados en el muro disparar y colocar minas con cargas
explosivas mortales, y, según las tesis del fallo, dominaban los acontecimientos a través del aparato de
poder dirigido por ellos, aunque los ejecutantes inmediatos en la frontera también fueran responsables
como autores (inmediatos) que actuaron culpablemente. Los miembros del Consejo fueron considerados
como autores mediatos "detrás de los autores (responsables)".
El argumento central para el reconocimiento de esta tercera forma de autoría mediata lo había formulado
yo hace ya varias décadas6: "Tal organización ...desarrolla una vida que es independiente de la existencia
cambiante de sus miembros. Ella funciona de igual modo 'automáticamente' sin que sea importante la
persona individual del ejecutante. El BGH adopta esta fundamentación para el dominio del hecho del
hombre de atrás (BGH, tomo 40, p. 236): "Hay... grupos de casos en los cuales, pese a un intermediario
actor, que es responsable de manera irrestricta, la contribución del hombre de atrás lleva casi automática
mente a la realización del tipo pretendida por el hombre de atrás. Ello puede presentarse cuando el hombre
de atrás, a través de estructuras de organización, aprovecha determinadas condiciones dentro de las cuales
su contribución al hecho desata cursos regulares... Si el hombre de atrás actúa en tal caso conociendo estas
circunstancias, él es autor bajo la forma de autoría mediata. Él posee el dominio del hecho".
- -- - -

Desde entonces la figura jurídica de la autoría mediata mediante aparatos organizados de poder está siendo
discutida en muchos lugares del mundo7. Posiblemente ella también encuentre aplicación en el juzgamiento
de otros delitos cometidos en sistemas totalitarios y también sea considerada cada vez más por el Derecho
penal internacional8. En la literatura alemana, la sentencia del BGH ha encontrado mucha aprobación al
principio, si bien en ello los autores coinciden con mi concepción a veces totalmente 9, a veces en parte,
pero en menor medida también escogen otras fundamentaciones 10. En Portugal ha sido sobre todo
FIGUEIREDO DIAS quien ha apoyado mi punto de vista en un importante artículo 11. En los últimos años,
recién con motivo de esta temprana ola de aprobación, se han hecho presentes cada vez más voces críticas

4
Citado según AMBOS, ver nota 3, p. 238 Y s: [no d. t.: en la "retraducción" de la cita de la sentencia Argentina podría haber alguna diferencia con
el texto original]
5
Sentencias del BGH, tomo 35, p. 353.
6
ROXIN, "Taterschaft und Tatherrschaft", Ira. ed., 1963, 7ma. ed., 2000, p. 245.
7
Solamente en el libro "Nuevas formul;ciones en la ciencias penales. Homenaje a Claus Roxin"(200I, Córdoba, Argentina, edil. por C.
Lascano) se encuentran tres monografías que,.discuten la teoría del dominio del hecho a través de aparatos organizados de poder
(1)ONNA, p. 295 Y ss.; GARCiA VITOR, p. 327 Y ss.; LAsCANO, p. 349 Y ss.). Más literatura \1rgentina en AMBOS, ver nota 3, p. 239
(nota 82). También un compendio editado en España por FERRÉ OUVÉ/ANARTE BORALLO (Huelva, 1999) contiene tres artículos
sobre el tema: FERRÉ OUVÉ, p. 85 Y ss., FIGUElREDO DIAs, p. 99 Y ss.; MUÑoz CONDE, p. 151 Y ss.
8
Así dice p. ej. VEST en ZStW lB (2001), p. 492 Y s.: "Desde la perspectiva del Derecho penal internacional es indiscutible el mérito
imperecedero de Roxin, de haber reconocido por primera vez, con el concepto de la autoría mediata a través de aparatos organizados 'de poder,
un 'injusto sistémico-colectivo"'. Y AMBOS dice en su obra recientemente aparecida, "Der AUgemeine Teil des Volkerstrafrechts" (2002, p.
594,
9
nota 349) que cualquier enfoque secundario debería partir de esta concepción.
AMBOS, igual que en la nota 3, p. 226 Y S., BLOV, GA 1996, p. 425 Y ss.; GROPP, JuS 1996, p. 13 Y ss.; JUNG, JuS 1995, p. 173 Y S.; KÜPPER, igual
que en la nota 2, p. 524; U. SCHULZ, igual que en la nota 2, p. 109
10
MUR1.IANN, GA 1996, p. 269 Y ss.; SCHROEDER, JR 1995, p. 177 Y ss.
11
Comp. la ref. en la nota 7.
que rechazan absolutamente la construcción como tal, así como una autoría mediata, y a cambio pretenden
admitir una coautoría o una inducción12. Esto necesita ser discutido.

III. Objeciones contra el dominio de la organización


Las objeciones centrales contra el dominio de la organización se dirigen contra el dominio de1 hecho
del hombre de atrás, el cual fundamento yo con la fungibilidad del ejecutante y del automatismo que ello
condiciona. El Tribunal Federal alemán ha expresado esto a través del muy citado giro de los "cursos
regulares", en los cuales -también según su formulación- la realización del tipo se produce "casi
automáticamente". Esta argumentación es objetada de tres formas.

En primer lugar, se niega que el hombre de atrás pueda siquiera estar más seguro de la realización del tipo
que un inductor que haya debido dejar la decisión sobre la ejecución al autor. Así p. ej. dice HERZBERG 13:
"en tanto el encargado de la ejecución se decida contra el delito de matar a una persona, impide
perfectamente al requirente en su camino hacia el objetivo delictivo. Esto se vuelve especialmente gráfico
en el soldado fronterizo que intencionalmente dispara mal para permitir que el fugitivo escape. Luego, yo
discuto ... el que el dador de la orden pueda estar seguro de la ejecución de la orden y de la realización del
delito". Pero con ello solamente se ha probado que una autoría mediata en el caso particular, así como aquí,
puede quedarse en la tentativa, al igual que cualquiera de sus formas de aparición. Con justicia dice el
Tribunal Federal alemán (BGHSt 40, p. 236 y s.): "... al intervenir instrumentos sometidos a un error o
incapaces de culpabilidad son frecuentes los casos en los cuales el autor mediato tiene mucho menos en sus
manos la producción del resultado que en los casos del tipo descrito". Entonces, no puede importar el si el
"automatismo" funciona en cada caso particular. Funciona en el caso normal, lo cual no puede decirse
precisamente de la inducción.

Y el que ello sea así ha sido probado con trágica claridad a través de los asesinatos del nacionalsocialismo
y los muertos del muro de Berlín. La fungibilidad de los esbirros es muy clara en los asesinatos de los
nazis (simplemente se reemplazaban a los que se negaban), pero también en el caso de los controladores
del muro, las áreas de frontera que debían ser vigiladas no solamente estaban resguardadas por una
persona. Por lo demás, el dominio del hombre de atrás se muestra también en que las personas que se
negaban desde el principio a ejecutar asesinatos en los campos de concentración o en el muro, podían ser
reemplazados sin problemas por ejecutores dispuestos; ello precisamente no es posible en la simple
inducción.
En segundo lugar, contra el dominio del hecho del hombre de atrás se arguye que ya no se
presentaría el mismo hecho cuando la ejecución de una orden sea asegurada cambiando al actor inmediato.
P. ej. opina ROTSCH14 que cuando se argumente que la negativa de un' soldado no impediría el
fusilamiento porque otro ocuparía su lugar, se descuidaría el hecho de "que en el homicidio mediante un
segundo hombre de adelante, por regla general, ya no se trata del mismo hecho) material" 15. De
manera similar dice RENZIKOWSKI16: "Ciertamente el hombre de atrás posee posibilidades, garantizadas
por el aparto, de realizar sus planes independientemente de la persona del ejecutante. No obstante, estas
oportunidades no pueden reemplazar la falta de un dominio real en el caso particular.'...".

Pero en ello se deja de lado lo que el mismo ROTSCH 17 reconoce, aunque no quiera hacer valer; es
decir que "la muerte de la víctima solamente constituye para el hombre de atrás un solo hecho de
homicidio, independientemente del número de los intermediarios
empleados y de la cuestión de cuál instrumento haya finalmente consumado el hecho...". El hombre de
atrás domina este único hecho si bien precisamente, debido a la fungibilidad de los peones, no necesita
dominar la conducta individual de estos. Resulta erróneo que la admisión de un solo hecho de matar
mediante el hombre de atrás sea una "cuestión de concurso"18 que no cambiaría en nada el carácter

12
Ref. más exactas sobre el reciente estado de la discusión ver en Ambos, igual que en la nota 8, p. 590 Y ss.
13
HERZBERG, en: Amelung (edit.), "Individuelle Verantwortung und Beteil'igungsverhaltnisse bei Straftaten in bürokratischen
Organisationen des Staates, der Wirtschaft und der Gesellschaft", 2000, p. 39.
14
ROTSCH, ZStW 112 (2000), p. 518 Y ss. (28 y ss.).
15
ROTSCH, igual que en la nota 14, p. 528.
16
RENZIKOWSKI, "Restriktiver Taterbegriff und fahrlassige Beteiligung", 1997
17
ROTSCH, igual que en la nota 14, p. 530.
18
ROTSCH, igual que en la nota 14, p, 530,
diferente de los actos materiales de matar; el hombre de atrás emprende desde el principio solamente un
homicidio, si bien para su realización se sirve eventualmente de distintas personas. Y cuando
RENZIKOWSKI19 objeta que "las acciones hipotéticas de terceros" (es decir del reemplazante que ocupa el
lugar de un esbirro excluido) no deberían ser consideradas en el Derecho penal, desconoce que el
funcionamiento del aparato es una realidad y no una hipótesis. El "dominio en el reemplazo de causas" 20
que radica en ello garantiza la realización del tipo y puede perfectamente ser empleado para fundamentar el
dominio del hecho. y es que este dominio lleva a que el actuar responsable del autor inmediato, a
diferencia delo que ocurre en la inducción, no decide sobre la existencia de un requerimiento para cometer
un delito o la no comisión del hecho.

En tercer lugar, se objeta al dominio de la organización el que esto fracasaría cuando, para llevar a cabo un
plan delictivo, se emplee personas no reemplazables, indispensables o sea especialistas decisivos en la
consecución de un plan delictivo21. En efecto, ello es correcto. Cuando el Servicio Secreto de un régimen
criminal o el director de una organización terrorista, para realizar un atentado, escogen a una persona que
es la única que posee el know-how necesario para la ejecución o que es el único con acceso a la víctima, no
se presenta la autoría mediata, sino una inducción, en tanto los hombres de atrás no se conviertan en
autores mediatos a través de la presión coactiva que ejerzan.

Pero el dominio de la organización tampoco ha sido elaborado para tales hechos singulares, sino para
hechos que se basan en situaciones que se repiten de manera parecida y que son ejecutables por personas
fungibles, tal como es el caso p. ej. de los asesinatos por los nazis en campos de concentración y los
disparos en el Muro de Berlín. Cuando AMBOS 22 dice: "... la pretensión de validez general del criterio de
la fungibilidad se ve rechazada ya por un caso contrario", pasa por alto que el dominio de la organización
no constituye una receta patentada que pretenda validez para todos los casos imaginables,
independientemente de los presupuestos concretos. Más bien, se trata de un modelo, cuyos elementos
constitutivos tienen que ser probados en la realidad de los casos concretos. Por ello esta figura jurídica
solamente excluye por regla general, pero no en todos los casos, la posibilidad de la coautoría de la
inducción en el marco de aparatos organizados de poder. Sin embargo, todavía merecen una evaluación
especial los argumentos de aquellos que, en vez de una autoría mediata, admiten una coautoría o una
inducción'.

IV. La admisión de una coautoría

Una serie de autores considera al hombre de atrás, que ordena acciones punibles en el marco de
aparatos organizados de poder, no como autor mediato sino como coautor 23. En esto el rechazo de la
autoría mediata se basa por completo en la suposición de que no sería posible un autor mediato detrás de
un autor plenamente responsable. Pero' esto es erróneo; Puesto que el dominio de la acción del ejecutante y
el dominio de la voluntad del hombre de atrás descansan sobre distintos presupuestos, tal como ya 'se ha
demostrado al principio, pueden coexistir perfectamente: el ejecutante domina el hecho concreto a través
de su acto de propia mano :("dominio de la acción"), el hombre de atrás, a través del dominio sobre la
organización ("dominio de la organización"), el cual le hace independiente de la individualidad del
ejecutante. En cambio, existen tres razones decisivas que se oponen a .una coautoría.

En primer lugar, falta una resolución común hacia el hecho, la cual, según la doctrina absolutamente
dominante, es presupuesto de cualquier: "comisión conjunta" en el sentido de la coautoría. Y es que el
hombre de atrás y el ejecutante mayormente ni siquiera se conocen, no acuerdan nada conjuntamente ni
tampoco se consideran a sí mismos como portadores de decisiones con igual rango. La ejecución de un
19
RENZ1KOWSK1, igual que en la nota 16, p. 89.
20
HOYER en: "Systematisches Kommentar", 6ta. ed., § 25, n. marg. 90; AMBOS, igual
que en la nota 8, p. 598. Los dos autores consideran que este punto de vista no es apropiado para fundamentar el dominio del hecho.
2
1 SCHRÓEDER, igual que en la nota 10, p. 178; FREUND, "Strafrecht. Allgemeiner Teil", 1998, § 10, n. marg. 92; AMBOS, igual que
en la nota 8, p. 598.
22
AMBOS, igual que en la nota 8, p. 596.
23
BAUMANNWEBER, "Strafrecht. AlIgemeiner Teil", lOma. ed., § 29 111, 2 d, V 3 e;
]AKOBS, "Strafrecht. AlIgemeiner Teil", 2da. ed., cap. 21, n. marg. 103, con observaciones,n. marg. 190, 191; ídem, NStZ 1995, p. 26 Y s.; ]
ESCHECK!WEIGEND, "Lehrbuch des Strafrech ts", Sta. ed., § 62 11 8; Quo, "Strafrecht. AlIgemeiner Teil", 6ta. ed., § 21 IV 3 d; Samson,
en: "Systematisches Kommentar", § 25, n. marg. 36 (igual que aquí ahora HOYER en: "Systemíuisches Kommentar", 6ta. ed., § 25, n. marg.
87 y ss.).
requerimiento, como el que se presenta en los casos en cuestión, se basa en una orden y no en una decisión
conjunta. Ciertamente, en JESCHECK/WEIGEND se puede leer24: "El carácter conjunto de la resolución
hacia el hecho se produce a través de la consciencia del director. y del ejecutante de que se emprendería
determinado hecho o 'varios hechos de igual tipo siguiendo las indicaciones de la dirección". Pero la
consciencia de ser destinatario de una indicación no es ninguna resolución conjunta. OTTO 25 opina que el
ejecutante haría "suyo tácitamente el plan criminal".'No obstante, este "hacerse suyo" tampoco es una
resolución conjunta. En caso contrario, la inducción exitosa (el determinar a cometer un hecho) tendría que
significar una resolución común hacia el hecho, lo cual no es compatible con el art 26.
26
BAUMANN/WEBER señalan que la coautoría no exigiría un contacto personal de los participantes en el
hecho ni un plan conjunto; sería suficiente "el acuerdo producido implícitamente". Pero esto extiende
demasiado la coautoría (aplicada a las constelaciones aquí tratadas). Cuando alguien ejecuta el plan de un
desconocido en un momento y un lugar que este último desconoce, esto no puede ser concebido como una
comisión conjunta. ]AKOBS27, consecuentemente, renuncia por completo al criterio de la resolución
común hacia el hecho, pero con ello sacrifica -atentando contra la ley-la necesaria "comunidad" de la
comisión.
En segundo lugar, también falta una ejecución conjunta del hecho. Y es que el "autor de escritorio"
precisamente no ejecuta nada .por su propia persona, "no se ensucia las manos", sino se sirve de
"instrumentos" de su voluntad que ejecutan el hecho. Si se exige para la coautoría, tal como yo hago y
como también armoniza con el tenor del art. 26 del C. P. portugués, una cooperación esencial en el estadio
de la ejecución, fracasa desde el principio una coautoría en el caso analizado, pues el dador de la orden no
participa en el estadio de la ejecución y ni siquiera conoce mayormente el momento y el lugar de la
ejecución28. Pero incluso si, siguiendo la jurisprudencia alemana, eventualmente se tuvieran por suficientes
para la coautoría las contribuciones prestadas en el estadio de los actos preparatorios, también en ese caso
faltaría el elemento. La única contribución del hombre de atrás consiste en que planea y motiva el hecho.
Pero allí no existe una ejecución conjunta. En caso c,6ntrario, la resolución hacia el hecho sería una
ejecución, y la inducción una coautoría, lo cual no sería compatible con la concepción legal de las formas
de participación. Tampoco puede hablarse de 'división del trabajo" (lo que en la actualidad de manera
general se considera como elemento central de la coautoría) cuando el detentador de poder deja a órganos
ejecutantes toda la realización de su orden.

En tercer lugar, a través de la admisión de una coautoría también se allanaría la diferencia estructural
entre autoría mediata (la comisión "a través de otro") y la coautoría (la comisión "conjunta"), con lo cual se
difumina la línea demarcatoria entre ambas formas de autoría de una manera dudosa bajo el punto de vista
del Estado de Derecho. La autoría mediata tiene una estructura vertical (en el sentido de un curso de arriba
hacia abajo, del motivador hacia el ejecutante), la coautoría, por el contrario, está estructurada
horizontalmente (en el sentido de un estar al lado del otro entre los coautores). Con razón dice BLOY 29: "Si
-como aquí se tiene que ver con una conducta coordinada claramente de manera vertical, en la cual el papel
del hombre de atrás ha sido fijado desde el principio en una ejecución del hecho plenamente en manos de
otro, esto habla indubitablemente en contra de la coautoría y a favor de la autoría mediata".

La concepción de BOCKELMANN constituye una variante de la tesis de la coautoría 30. Este autor
considera a "los asesinos de escritorio ... y sus peones" como autores accesorios, pues "un dominio del
hecho intermediado por un pleno dominio del hecho" sería para él "una idea difícilmente comprensible".
Pero también existe el autor detrás del autor plenamente delictivo en diferentes formas. Y la construcción
auxiliar de una autoría accesoria ignora la circunstancia de que las contribuciones del "asesino de
escritorio" y los "peones" no discurren desvinculadas una junto a la otra, tal como es característico del
autor accesorio, sino se relacionan de la manera característica para la autoría mediata: el "asesino de
escritorio" comete su hecho "a través de otro" (§ 25, primer párrafo, segunda alternativa), es decir a través
de aquel "peón" generalmente anónimo31.
24
JESCHECK/WEIGEND, igual que en la ilota 23.
25
OTTO, igual que en la nota 23.
26
BAUMANN!WEBER, "Strafrecht. Allgemeiner Teil", lOma. ed., § ,,) IV 1.
27
JAKOBS, igual que en la nota 23, p. 27
28
Así también FIGUEIREDO DIAS, igual que en la nota 7, p. 102.
29
BLOY, igual que en la nota 9, p. 440.
30
BOCKEIMANNVOLK, "Strafrecht. AlIgemeinerTeil", 4ta. ed., § 24.
31
Coincidiendo en esto FIGUEIREDO DIAS, igual que en la nota 7, p. 102.
V. La admisión de una inducción
Desde la sentencia del BGH (tomo 40, p. 218) también ha encontrado famosos seguidores la
admisión de una inducción a través del hombre de atrás, tesis que había desaparecido antes de la
discusión. Sobre todo HERZBERG y ROTSCH han vuelto a plantear esta concepción en largos artículos.
HERZBERG dice32 "Hitler, Himmler y Honecker no han cometido como autores los delitos de homicidio
que ordenaron, sino como inductores". ROTSCH 33 opina 'que en los casos de los soldados del muro de
Berlín se podría admitir la inducción "sin problemas". También KOHLER 34 y RENZIKOWSKI35
defienden esta concepción.
En efecto, después de todo resulta más comprensible admitir una inducción que una coautoría. Y es
que la inducción, al igual que la autoría mediata, presenta una estructura vertical y consiste, al igual que
ésta, en el simple poner en marcha los sucesos que van a ser cometidos por otra mano. Pero la diferencia
decisiva también radica en que el inductor no domina la ejecución del hecho; la realización del tipo no
depende de su voluntad. En el autor de escritorio esto es distinto: él es la figura central dominante del
delito ordenado por él, mientras que los esbirros ejecutantes si bien también son responsables como
autores debido a su dominio de la acción, no pueden disputar al dador de la orden su superior dominio de
la voluntad que resulta de la dirección del aparato..

Cuando Hitler o Stalin hicieron matar a sus opositores, esto fue su obra (si bien no la obra de ellos solos).
Decir que habrían dejado a sus subordinados la resolución sobre si los hechos ordenados debían ser
ejecutados o no, contradice los principios razonables de la imputación social, histórica y también jurídica
a los autores.
También otras diferencias en las estructuras de relación prueban un dominio del autor de escritorio,
dominio que precisamente falta en el inductor: el inductor tiene primero que; buscar un autor, el autor de
escritorio solamente ,necesita dar la orden; el inductor tiene que tomar contacto con el potencial autor,
ganárselo para su plan y eventualmente superar su resistencia; el dador de la orden situado en la
jerarquía de un aparato de poder no necesita nada de esto. .

Con justicia enfatiza ahora sí AMBOS 36"el carácter incomparable, basado en lo fáctico, entre la
conducta del organizador y dador de la orden de delitos masivos, y la del simple inductor a determinados
hechos. Del mismo modo ROGALL37 dice también, en el "Libro Homenaje de la Ciencia" dedicado al
BGH, que cuando el director de un aparato de poder solamente fuera penado como inductor, "no se tornaría
claro que la ejecución inmediata de la infracción de la norma ha sido cuestión suya más allá dé la
inducción". Por ello la imputación a la autoría mediata sería "la solución más plausible". De manera
totalmente equivalente anota también FIGUEIREDO DIAS que en los aparatos organizados de poder el
hombre de atrás tendría un dominio del hecho todavía más efectivo que el instrumento que actúa
coaccionado, bajo error o con incapacidad de culpabilidad.

32
33
HERZBERG, igual que en la nota 13, p. 48.
ROTSCH, igual que en la nota 14, p. 562; comp. ídem también ya antes en NStZ 1998, p.491.
34
KÓHLER, "Strafrecht. Allgemeiner Teil", 1997, p. 510.
35
RENZIKOWSKI, igual que en la nota 16, p. 87 y ss.
3 6
AMBOS, igual que en la nota 8, p. 593. Siguiendo a Murmann (igual que en la nota 10, p. 273 Y s.), AMBOS pretende, en los casos que
según su opinión no podrían ser abarcados por el criterio de la fungibilidad, recurrir a la cons trucción desarrollada por mí en otro contexto
y deducir una autoría de los hombres de atrás del deber de protección que tiene el Estado frente a sus
ciudadanos (igual que en la nota 8, p. 599 Y s.). A mí me parece dudoso que tal construcción sea necesaria en el marco del dominio en la
organización. No obstante, para la responsabilidad' de las personas dirigentes de empresas en el campo de la economía yo también
recomiendo una solución parecida (ver abajo el texto citado por y en la nota 53).
37
ROGALL, en: "50 Jahre Bundesgerichtshof", tomo IV, 2000, p. 338 Y ss. (427). 38 FIGUEIREDO DLS, igual que en la nota 7, p. 102

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