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Ética, Justicia y Políticas Públicas

Ensayo 2
María Alejandra Rocha Troncoso
201514644
Distribución de la tierra en Colombia

Como se conoce culturalmente, Colombia es un país caracterizado por sus grandes


extensiones de tierras y producción de bienes agrícolas famosos y exportados a lo largo de
todo el mundo. Al ser uno de los sectores con mayor participación en la economía
representa uno de los pilares de esta y de las sociedades rurales presentes. El país cuenta
con un potencial agrícola de 28 millones de hectáreas (El Tiempo, 2013), sin embargo, este
potencial no se explota en su totalidad y el largo pasado histórico que lo persigue refleja
derechos de propiedad ineficientes y mal definidos.

Sin ser suficiente, la actual implementación del Acuerdo de Paz plantea la Reforma Rural
Integral (RRI) con el objetivo de “contribuir a la transformación estructural del campo,
cerrando las brechas entre el campo y la ciudad y creando condiciones de bienestar y buen
vivir para la población rural” (Acuerdo Final de Paz, pág.7). Lo anterior plantea un reto para
el Estado, no solamente al cumplir con las metas establecidas que trae consigo la RRI sino
también al estructurar aquello causado por su contexto histórico.

A partir de lo anterior nace la pregunta, ¿Qué principios deben guiar la distribución de la


tierra para la producción agrícola en Colombia? Así, este ensayo tiene como propósito
responder a la pregunta planteada desde las teorías de tres autores completamente
diferentes: Robert Nozick, Martha Nussbaum y Amartya Sen. En términos generales, la
distribución de tierras en Colombia debe estar guiada de manera que sea un proceso
legítimo, con derechos de propiedad bien definidos, con oportunidad de acceso para todos
y más importante aún, con factores enfocados a aumentar la producción agrícola para que
se transforme en una solución con beneficios a largo plazo.

Para responder a la pregunta principal, es necesario conocer las condiciones


socioeconómicas de la población protagonista del problema. La población campesina,
entendida como el principal actor en la distribución de tierras, se caracteriza por mantener
una baja calidad de vida, causada por la falta de disponibilidad de tierras, servicios básicos
como la educación, salud, infraestructura, etc. (Acción Social, 2011). Con amplias
diferencias respecto a los centros urbanos, el área rural representa el 31,6% de la población
Colombia y se encuentra con tasas de cobertura en educación 2,7 menores que en las
ciudades (El Tiempo, 2013). Así, se generan divergencias reflejadas en mayor vulnerabilidad
en temas de alfabetización, presencia del Estado y capacidad económica de los hogares.

Por otra parte, no son solo los campesinos los implicados en esta problemática. Dado que
el problema no es solo una cuestión social sino también son relevantes los temas de ingreso
y presupuesto para generar bienestar, existen presiones que no permiten que el proceso
de distribución se desarrolle eficientemente. El Programa de las Naciones Unidas para el
Desarrollo (PNUD), a través de su informe “Colombia Rural, razones para la esperanza”,
planteó como “la presión que ejercen los terratenientes, empresarios, transnacionales,
comisionistas y grupos ilegales excluye a los campesinos del principal activo del sector no
estando disponible en condiciones de equidad” (PNUD, pág. 25).

Dado que los derechos de propiedad en torno a la tenencia de la tierra han tendido a
favorecer a los grandes productores y desfavorecer a los pequeños, la distribución de la
tierra ha llegado a tal punto que Colombia presenta uno de los índices de Gini más altos en
Latinoamérica y tristemente no presenta señales de disminuir. La concentración de tierras
ha incrementado a partir del año 2005 con un índice de 0,86, ubicándolo en el año 2011 en
un valor 0,89 (Acción Social, 2011). Factores históricos como el proceso de colonización, la
ausencia del Estado y el conflicto armado han causado una alta concentración de la
propiedad con sociedades regionales frágiles.

Así, para guiar la distribución de la tierra en Colombia con el objetivo de mejorar la


producción agrícola, se desarrolla una breve descripción y análisis de las teorías de Robert
Nozick, Martha Nussbaum y Amartya Sen para acercarse a una solución con base en la
pregunta planteada.

Para empezar, Robert Nozick (1974) considera que las teorías de justicia, solo se centran en
el resultado final de estado de la distribución y no en el proceso por el que se llega. Así, llega
a la conclusión que “el Estado mínimo es el Estado más extenso que se puede justificar”
(pág.153), es decir, este no debe participar en mecanismos de distribución. Por el contrario,
Nozick (1974) supone que la distribución de recursos en la economía se hace a través de
intercambios voluntarios y que a partir de estos surgen espontáneamente un orden. La idea
de justicia distributiva planteada por el autor es entendida como un sistema donde el
mercado es el único sistema encargado de la distribución y la presencia de un aparato de
justicia que haga respetar los derechos de propiedad.

De lo anterior se puede establecer una posición para guiar el proceso de distribución de


tierras. En primer lugar, esta labor no debe ser función del Estado, sino por el contrario, el
mercado por medio de intercambios voluntarios debe reflejar una distribución igualitaria.
Aquí es importante recalcar que la adquisición de tierras no solo se debe analizar desde su
punto final, sino que se debe tener en cuenta el proceso por el cual fueron adquiridas. Es
este procedimiento a través del cual se accede a la propiedad es lo que debe evaluarse
como justo. Tal como lo enuncia Nozick (1974) en sus dos principios, la adquisición se debe
realizar o bien por medio de la justicia en la adquisición, como un contrato voluntario y
respetando los derechos de propiedad o a través de la justicia en el traspaso o intercambio,
es decir, por medio de la justicia conmutativa y el traspaso voluntario.

El problema que se identifica a partir de esta guía para la distribución se basa en que la
historia en la distribución de tierras en Colombia no se caracteriza por un proceso legítimo
y una adquisición de tierras de intercambio voluntario y derechos de propiedad bien
definidos. Por el contrario, el constante conflicto y concentración de la tierra impiden que
las tierras se adquieran por medio de un proceso justo, cuando estas tienen un pasado de
adquisición injusto.

Por otro lado, si bien Martha Nussbaum (2002) enfoca su ensayo de “Las mujeres y el
desarrollo humano” en una población específica, es posible a partir de este conocer su
posición para resolver los conflictos de desigualdad e de injusticia. Nussbaum (2002)
después de analizar dos casos de mujeres en la India, plantea como el objetivo político de
los gobiernos debería centrarse en un acceso y goce de todas las oportunidades y libertades
que dan llegada a una vida digna acorde con la dignidad de los seres humanos (Turell,
pág.359). Así, para la autora, las capacidades centrales para el funcionamiento humano se
enfocan en términos de alta calidad de salud e integridad, respeto, tolerancia, capacidad de
decisión en el entorno político, etc. Resalta la capacidad que tienen, en especial, las mujeres
de desempeñar valiosas funciones en la sociedad con la condición que estas tengan acceso
a nutrición, educación y apoyo.

El enfoque de Nussbaum (2002) puede ser abarcado desde dos perspectivas. Por un lado,
si solo nos centramos en la población de mujeres como el actor principal en esta
problemática, la distribución de tierras debería enfocarse en el acceso por parte de estas a
la tierra y al igual, condiciones socioeconómicas de calidad, como acceso a oportunidades
laborales, apoyo en salud, educación, nutrición, etc. Sí la guía de distribución de tierras en
Colombia es aplicada desde la perspectiva de Nussbaum a toda la población colombiana,
este debe ser entendida como un proceso, según las características históricas que nos
identifican, en el acceso a la tierra para aquellos que se encuentran en especial condición
de desigualdad como un acceso de las oportunidades y libertades que esta misma les brinda
tales como la producción agrícola. Así, este acceso y distribución de condiciones les
permiten, especialmente a los campesinos, desempeñar una función valiosa en la sociedad.

Amartya Sen (2011), entiende la idea de justicia, no como un acuerdo unánime tal como lo
hacen demás teorías sino se enfoca en igualar la calidad de vida que las personas
potencialmente pueden alcanzar. El autor entiende la pobreza no solamente en términos
estrictamente monetarios sino como la falta de capacidad de realizar todo el potencial de
ser humano, así; su enfoque se centra en medir las capacidades o “las oportunidades reales
de vivir” (Pág. 264). Lo anterior incluye también una intervención estatal como mecanismo
para resolver temas de desigualdad. Es importante recalcar que el punto central de Sen
(2011), en comparación a las teorías vistas en clase, se enfoca en el fomento de las
capacidades humanas. Para el autor, proporcionar recursos iguales a personas distintas no
significa empoderarlas con igualdad. Lo justo sería resolver todo aquello que limita sus
capacidades.

Con base en Sen (2011) en el proceso de distribución de tierras, el Estado no debe solo
encargarse de entregar hectáreas a campesinos y establecer esto como la solución del
problema, dado que esto no contribuye a potenciar sus capacidades. Por el contrario, en
términos utópicos, lo justo sería prevenir todas las desventajas que limitan sus capacidades.
Dado que lo anterior no es posible por ser un problema ya actual, la guía de distribución se
debe enfocar en proveer las herramientas necesarias para explotar las “capabilidades” del
individuo. Al entregar la tierra, se deben establecer condiciones que le permitan al
campesino hacer uso y obtener beneficios a partir de esta. Es decir, herramientas como la
educación, salud, infraestructura y tecnología le permiten al individuo explotar todas sus
capacidades en la sociedad por medio del uso de la tierra.

En conclusión, desde la perspectiva de Nozick, la distribución de tierras puede ser entendida


como un intercambio realizado por medio del mercado sin intervención estatal. Por otro
lado, desde Nussbaum y Sen, la distribución puede enfocarse más en las capacidades de las
personas y la tierra como un medio para explotar estas capacidades. Se debe tener en
cuenta que este proceso no es tan sencillo como puede parecer. Tal como se ha enunciado
a lo largo de este ensayo, la tierra en Colombia cuenta con un pasado no muy respetable,
generando problemas en el simple momento de establecer una distribución. Así, es
necesario lograr resolver todos aquellos factores que impiden un acceso igualitario a este
y, por otro lado, las fallas en la presencia estatal que impiden un acceso educación y salud
de calidad.

En mi opinión, el punto de vista analizado a lo largo de este ensayo por Amartya Sen se
acerca de manera más profunda a las necesidades inmediatas de Colombia. Su enfoque en
explotar las capacidades humanas permite establecer una visión a largo plazo, centrándose
no solamente en la distribución de tierras sino por el contrario en los beneficios obtenidos
a partir de esta.
Bibliografía
Nozick, R. (1974). Anarquía, estado y utopía. Fondo de Cultura Económica.

Sen, A., (2011). La idea de la justicia. Taurus. Tercera parte.

Nussbaum, M. (2002). Las mujeres y el desarrollo humano. Herder. Parte 1, secciones IV, V
y VI.

Acción Social. (abril del 2011). Campesinos, Tierra y Desarrollo Rural. Reflexiones desde la
experiencia del Tercer Laboratorio de Paz. Recuperado de:
http://eeas.europa.eu/archives/delegations/colombia/documents/projects/cartilla_
tierra_y_desarrollo_lab_paz_iii_es.pdf

El Tiempo. (septiembre del 2013). El campo parece otro país. Recuperado de:
http://www.eltiempo.com/archivo/documento/CMS-13052766

PNUD. (2011). Colombia Rural. Razones para la esperanza. Informe Nacional de Desarrollo
Humano. Recuperado de:
http://www.undp.org/content/dam/colombia/docs/DesarrolloHumano/undp-co-
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http://www.altocomisionadoparalapaz.gov.co/mesadeconversaciones/PDF/24-
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Turell, L. (mayo del 2015). Las mujeres y el desarrollo humano. Recuperado de:
http://revistas.upcomillas.es/index.php/miscelaneacomillas/article/viewFile/5483/5
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