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TEMA 3.

CONSTITUCION BOLIVARIANA
ÎNDICE

1. Introducción.
2. Justificación.
3. Objetivos de la investigación.
3.1 Objetivo general.
3.2 Objetivos específicos.
4. Marco teórico.
4.1 Sanción y promulgación.
4.2 Características y Vigencia.
4.3 Estructura.
4.3.1 Preámbulo
4.3.2 Parte dogmática
4.3.3 Parte orgánica
4.3.4 Cláusula de Reforma
4.4. La dictadura de Bolívar y el Congreso General de 1826.
4.4.1. La confirmación de la Dictadura de Bolívar. Decretos de 10 de febrero de 1824 y 10 de febrero de 1825.
4.4.2. La convocatoria y las elecciones para el Congreso general de 1826.
4.4.3. Las maniobras del gobierno para la anulación de las elecciones.
4.4.4. Las juntas preparatorias y la frustración del Congreso de 1826.
4.4.5. La “aprobación de poderes” por el Consejo de Gobierno.
4.4.6. La “representación” de los 52 diputados (“persas”) para que se disuelva el Congreso.
4.5 La elaboración de la Constitución Vitalicia y el proyecto de la Federación de los Andes.
4.5.1. Petición de una Constitución por la Asamblea General de Bolivia.
4.5.2. El proyecto de la Federación de los Andes
4.6 La aprobación de la Constitución Vitalicia.
4.6.1. Preparativos del plebiscito para aprobar el proyecto de Constitución.
4.6.2. La coacción ejercida por el gobierno sobre los colegios electorales.
4.6.2. La coacción ejercida por el gobierno sobre los colegios electorales.
4.6.3. Las actas aprobatorias del proyecto de Constitución.
4.6.4. Posición del colegio electoral de Tarapacá sobre el proyecto de Constitución.
4.6.5. Partida de Bolívar a Colombia.
4.6.6. Calificación de las Actas de los colegios electorales e intervención del cabildo de Lima en la calificación electoral
4.7 Criticas.
INTRODUCCION
El 20 de agosto de 1825 en sesión secreta la Asamblea Constituyente decide solicitar a Simón José Antonio de la Santísima
Trinidad Bolívar de la Concepción y Ponte Palacios y Blanco una Constitución que sea “hija de luces y experiencia”. El 18 de
agosto una comisión había ya entregado las riendas de la republica a Simón Bolívar, quien en esa fecha se encontraba en la
ciudad de La Paz.
El libertador Bolívar llegó a la ciudad de Chuquisaca el 3 de septiembre y se puso manos a la obra hasta finales del año, al margen de
ocuparse de las tareas del nuevo Estado hasta que retorno a Lima.
En el tiempo que asumió el mando, del 18 de agosto de 1825 al 1 de enero de 1826, gobernó con una comisión permanente de diputados.
Por Decreto de 6 de octubre de 1825 se disuelve la Asamblea general deliberante que convocó Sucre, el Decreto de 6 de octubre llama a
una nueva Asamblea Constituyente para el año 1826 al cual fue entregado el Proyecto de la Primera Constitución y Alocución de Bolívar.
El Proyecto de la Primera Constitución y Alocución fue remitido por Bolívar desde Lima, Perú (26 de mayo de 1826), por su edecán, el Coronel
Belford Wilson y es entregado el 14 de junio de 1826.
La Asamblea Constituyente reunido en Chuquisaca inició la discusión del Proyecto el 12 de julio de 1826.
Mereció discusión en dos elementos:
 El Presidente de la República es vitalicio, y

 Con relación a la religión del Estado

Aunque sobre la conciencia de los hombres no se legisla en el proyecto de Bolívar se insertó:


Artículo 6.- La Religión Católica, Apostólica, Romana, es de la República, con exclusión de todo otro culto público. El
Gobierno la protegerá y hará respetar, reconociendo el principio de que no hay poder humano sobre las conciencias.
A finales de diciembre de 1825 delegó el mando a Sucre y abandonó Chuquisaca el 6 de enero de 1826.
2. Justificación.

La presente investigación esta orientada acerca de cómo Bolivia crea la primera constitución política del estado, cuales eran
las primeras leyes, la primera asamblea constituyente, etc.
3. Objetivos de la investigación.
3.1 Objetivo general.

Conocer el cómo se creó la primera constitución política del estado.

3.2 Objetivos específicos.

 Conocer las críticas de la constitución bolivariana en ese entonces.


 Estudiar las casas y características
4. Marco teórico.

4.1 Sanción y promulgación


La primera Constitución fue sancionada el 6 de noviembre de 1826 por el Poder Legislativo con el aditamento anterior y fue promulgado por
el presidente de la Republica Antonio José de Sucre y Alcalá el 19 de noviembre de 1826.
La primera Constitución política del Estado también es conocida con el nombre de “Constitución bolivariana”.

4.2 Características y Vigencia


Fundamento doctrinal. La primera Constitución política del Estado es un Constitución Liberal. Sigue la doctrina del republicanismo
institucional [1], en la que se prioriza la organización estatal.
Soberanía. La soberanía emana del pueblo traducido en poderes del Estado con un sistema de gobierno basado en la representatividad
indirecta.
Art. 8.- La soberanía emana del pueblo, y su ejercicio reside en los poderes que establece la Constitución.
Declara la independencia de dominación extranjera:
Art. 2.- Bolivia, es, y será para siempre, independiente de toda dominación extranjera, no puede ser patrimonio de ninguna
persona, ni familia.
Determina al Estado como republicano unitario.
Gobierno. La clase de Gobierno es el Popular representativo, con Presidente vitalicio, Vicepresidencia y Tres Secretarios de Estado.
Art. 7.- El Gobierno de Bolivia es popular representativo.
Define a la Nación Boliviana como la reunión de todos los bolivianos.
Art.1.-
1º La Nación Boliviana es la reunión de todos los Bolivianos.
2º Bolivia es, y será para siempre, independiente de toda dominación extranjera; y no puede ser patrimonio de ninguna persona
ni familia.
Establece, además, de los tres poderes clásicos (ejecutivo, legislativo, judicial) el Poder Electoral.
Art. 9.- El poder supremo se divide en, para su ejercicio, en cuatro secciones: Electoral, Legislativo, Ejecutivo y Judicial.
Art. 10.- Cada poder ejercerá las atribuciones que le señala esta Constitución, sin extenderse de sus límites respectivos.
El Poder Ejecutivo se Ejerce por Gobiernos Departamentales.
Presidencia vitalicia. Para ser presidente se necesita ser "natural" del país, católico, tener 30 años y ninguna condena judicial.
Establece la administración del régimen interior del Gobierno: prefecto, gobernadores y corregidores.
Señala la organización territorial en departamentos, provincias y cantones.
Cámara de Censores. Establece también la Cámara de Censores en el Poder Legislativo
Establece una fuerza armada.
Establece derechos y garantías de individuales.
Aun no distingue Nacionalidad de Ciudadanía.
Art. 17.- Sólo los que sean ciudadanos en ejercicio pueden obtener empleos y cargos públicos.
Art. 14.- Para ser ciudadano es necesario:
• Ser boliviano.
• Ser casado, o mayor de 21 años.
• Saber leer y escribir, bien que esta calidad sólo se exigirá desde el año 1836.
• Tener algún empleo, o industria, o profesar alguna ciencia o arte, sin sujeción u otro en clase de sirviente doméstico.
Solo dice:
Art. 11.- Son bolivianos:
• Todos los nacidos en el territorio de la república.
• Los hijos de padre o madre boliviana, nacidos fuera del territorio, luego que manifiesten legalmente su voluntad de domiciliarse en Bolivia.
• Los que en Junín o Ayacucho combatieron por la libertad.
Religión oficial
Artículo 6.- La Religión Católica, Apostólica, Romana, es de la República, con exclusión de todo otro culto público. El Gobierno
la protegerá y hará respetar, reconociendo el principio de que no hay poder humano sobre las conciencias.
La primera oración “La Religión Católica, Apostólica, Romana, es de la República, con exclusión de todo otro culto público” fue insertada por
el Congreso Constituyente, ya que no estaba en la Constitución enviada por Bolívar.
La Constitución debe reformarse cada 10 años.
Bolívar creo la Contaduría de Fondos Públicos.
Encomendó a su maestro Rodríguez la elaboración de un proyecto educativo.
Anuló el tributo indigenal (que fue restituida pos A.J. de Sucre).
Si bien esta primera Constitución política de Bolivia trató de conformar un Estado moderno sin discriminación racial, sin explotación del indio,
abolir la servidumbre, y de dar a la nueva república una cara liberal, estas pretensiones fracasaron totalmente.
La primera Constitución política del Estado aun mantiene la esclavitud.
Articulo 11.-
5. Todos los que hasta el día han sido esclavos; y por lo mismo quedarán, de hecho, libres en el acto de publicarse esta Constitución. Por
una ley especial, se determinara la indemnización que se debe hacer a sus antiguos dueños.
Esta Ley se dicto el 10 de diciembre de 1826 estableciendo que los esclavos debían comprar su libertad. ¿De dónde sacaría dinero un
esclavo? Además tal ley fue abrogada a los tres años de su promulgación por presión de los hacendados. Así que la esclavitud siguió hasta
el gobierno de Isidoro Belzu quien promulgó una nueva Constitución política del Estado el 26 de octubre de 1851 que establecía en su primer
artículo “Todo hombre nace libre en Bolivia; todo hombre recupera su libertad al pisar su territorio. La esclavitud no existe ni puede existir en
él.”. Solo desde entonces no hay esclavitud en Bolivia [2].
Parecería que deja libres a los siervos:
Artículo 149.- La Constitución garantiza a todos los bolivianos su libertad civil,…”
¿Y quiénes son los bolivianos?
Artículo 11.- Son bolivianos: […]
5. Todos los que hasta el día han sido esclavos: y por lo mismo quedarán de derecho libres, en el acto de publicarse la Constitución; pero no
podrán abandonar la casa de sus antiguos señores, sino en la forma que la ley especial lo determine.” (Cursiva nuestra)
Pero la ley especial nunca se promulgó, sino hasta 1952, 126 años después. La libertad política (gobernarse a sí mismos) los indios lo están
consiguiendo en las urnas y no por las armas.
Su vigencia solo fue de cuatro años. Debería durar diez años. Bolívar había establecido que la constitución debía adaptarse a las nuevas
realidades cada diez años.
Pero solo estuvo vigente hasta el 14 de agosto de 1831 fecha en que se promulgo una otra constitución reformada por el Gobierno del Gran
Mariscal de Zepita Andrés de Santa Cruz y Calahumana.

4.3 Estructura
La primera Constitución política del Estado sigue la estructura clásica de una Constitución:
1. Preámbulo

2. Parte Dogmática

3. Parte Orgánica y

4. Cláusula de Reforma.

La Constitución política del Estado de 1826 sigue esta estructura y tiene 11 Títulos, 24 Capítulos, 157 Artículos.
¿Qué es un Preámbulo? Es un discurso escrito introductorio que tiene por objeto promover los valores comunes de los miembros de una
sociedad y unir esfuerzos para la defensa colectiva de sus intereses. Es una enunciación previa que tienen las constituciones respecto a los
principios que las inspiran y que han sido tenidos en cuenta por los constituyentes. El preámbulo condensa decisiones políticas
fundamentales, pautas, fines y objetivos que suministran un valioso elemento de interpretación aunque la jurisprudencia de la Suprema Corte
de Justicia advierte que no puede ser invocado para ensanchar poderes del Estado ni confiere per se poder alguno.
La parte dogmática contiene a las normas referidas a los derechos fundamentales de las personas, sean individuales o colectivas. Y, ¿que
son las Normas Dogmáticas? Son presupuestos normativos que se expresan en un conjunto de derechos y garantías ya sean individuales o
colectivas.
La parte orgánica contiene a las normas referidas al Poder Legislativo, Ejecutivo, Judicial y los Regímenes especiales. Por eso se
llaman normas orgánicas o de organización. Por eso decimos que las Normas Orgánicas son aquellas que regulan la estructura jurídico
político de un Estado, determinando la forma de Gobierno y la organización de los Órganos de Poder.

4.3.1 Preámbulo
“en el nombre de Dios.- El Congreso General Constituyente de la republica nombrado por el pueblo para formar la Constitución del Estado
decreta lo siguiente:…”

4.3.2 Parte dogmática


La Constitución garantiza a todos los bolivianos su libertad civil, su seguridad individual, sus propiedad y su igualdad ante la ley ya premie,
ya castigue (Art. 149).
En lo concerniente a los derechos de la persona “todos pueden comunicar sus pensamientos de palabra o por escrito, y publicarlos por medio
de las imprenta, sin previa censura, pero bajo la responsabilidad que la ley determine” (Art. 150).
En lo relativo a la libertad de locomoción “Todo boliviano puede permanecer, o salir del territorio de la República, según le convenga, llevando
consigo sus bienes, pero guardando los reglamentos de policía y salvo siempre el derecho del tercero” (Art. 152).
Ya establecía la liberta de trabajo. “Ningún género de trabajo, industria o comercio, puede ser prohibido, a no ser que se oponga a las
costumbres públicas, a la seguridad, y a la salubridad de los bolivianos” (Art. 155).
En lo referente a la persona humana y el Estado la Constitución política de 1826 garantiza a todos los bolivianos su libertad civil, su seguridad
individual, su propiedad y su igualdad ante la ley ya premie, ya castigue (Art. 149).
Los deberes de la persona eran “vivir sometido a la Constitución y a las leyes, respetar y obedecer a las autoridades
constituidas, contribuir a los gastos públicos, sacrificar sus bienes, y su vida misma, cuando lo exija la salud de la república y
velar sobre la conservación de las libertades públicas.” (Art. 12).
Garantía de libertad:
Artículo 122.- Ningún boliviano puede ser preso, sin precedente información del hecho, por el que merezca pena corporal, y
un mandamiento escrito del juez ante quien ha de ser presentado; excepto en los casos de los artículos 84, restricción 2., 124
y 139.
Prohíbe la tortura al establecer lo siguiente:
Artículo 126.- No se usará jamás del tormento, ni se exigirá confesión por apremio.

4.3.3 Parte orgánica


Habla sobre la nación boliviana, la religión apostólica romana con excepción de otras, Gobierno Popular y representativo, Soberanía Popular,
nacionalidad por origen y naturalización.
Dispuso una fuerza Armada permanente compuesta de un Ejército de línea y de una escuela. En cada provincia, cuerpo de milicias
conformado por los habitantes de cada una de ellas. También menciona un resguardo militar con el fin de impedir todo comercio clandestino
Cuatro poderes del Estado, por única vez en Bolivia:
Poder Legislativo. Sistema tricameral, compuesta cada una de veinte miembros:
 Cámara de Tribunos. 20 representantes (4 años) y cada dos años se cambian a 11 de ellos.

 Cámara de Senadores. 20 representantes (6 años) y cada 3 años se cambian a 11 de ellos.

 Cámara de Censores vitalicios. 20 representantes su función era velar la constitución, cumplir y hacer cumplir la
constitución. Especie de los hoy llamados Ombudsman, Defensores del Pueblo
Poder Ejecutivo. Presidente. Era irresponsable de sus actos, vitalicio, elegido por el Poder Constituyente a través del Colegio y las Juntas
Electorales, señala los requisitos: 30 años, religión católica, etc.
No podía privar de libertad de locomoción ningún boliviano, ni podía imponerle pena alguna. En caso de ordenar detención debía presentarlo
ante juez competente en 48 horas. No podía privar a ningún individuo de su propiedad, salvo caso de urgente interés público mediando
indemnización. No debía interferir las elecciones ni podía ausentarse de la republica sin permiso del cuerpo legislativo.
Vicepresidente. Elegido por el Presidente, con aprobación del cuerpo legislativo y por los Colegios.
Ministros de Estado:
 Ministro del Interior y Relaciones Exteriores,

 Ministro de Hacienda y

 Ministro de Guerra y Marina.

Poder Judicial. Tienen la facultad de conocer los Procesos Ordinarios. Compuesta por:
 Corte Suprema de Justicia. 6 Vocales no tenían periodo constitucional, se señalaban hasta donde duren sus buenos
oficios.

 Corte de Distrito Judicial.

 Partidos Judiciales.

 Jueces de Paz.

Poder Electoral. Constituido por Colegios y Juntas Electorales (4 años) ellos nombran a los representantes de las cámaras y al presidente,
vicepresidente, ministros, etc.
Regímenes especiales. Régimen interior. Se refiere a la división político administrativa del Estado Boliviano, y estará regido en los
Departamentos por un Prefecto (4 años), Provincias y Cantones por un Corregidor (4 años).

4.3.4. Cláusula de Reforma


Permite la reforma Parcial. Cada 10 años puede ser reformada por iniciativa de un tercio de la cámara de Tribunos. (Art.- 145).

4.4. LA DICTADURA DE BOLIVAR Y EL CONGRESO GENERAL DE 1826


4.4.1. La confirmación de la Dictadura de Bolívar. Decretos de 10 de febrero de 1824 y 10 de febrero de 1825
1. Tres meses después de la promulgación de la Constitución de 1823, y a raíz de la caída de los castillos del Callao en
manos de los realistas, el Congreso, por decreto de 10 de febrero de 1824, “concentró” la "suprema autoridad política y militar
de la República" en el Libertador. Invocó, para este efecto, una justificación análoga a la del ejército para lograr el relevo de La
Mar por Riva Agüero.[1] Esto es, que el régimen constitucional no permitía imponer el rigor exigido por las circunstancias y que
la unidad de mando obligaba al relevo de Tagle a pesar de sus "extraordinarios esfuerzos" a favor de la independencia y "de
sus virtudes eminentemente patrióticas”. Solo un poder dictatorial “depositado en una mano fuerte, capaz de hacer la guerra”
podría llenar “los ardientes votos de la representación nacional" y que, para el logro de ese fin, “aún no es bastante (...) la
autoridad conferida al Libertador por el decreto de 10 de septiembre".

2. El decreto había otorgado a Bolívar la suprema autoridad política y militar (arts. 1 y 2), dejó en suspenso las
atribuciones del Presidente de la República (Tagle) hasta que se logre el objeto perseguido, a juicio del propio Libertador, "sin
que el tiempo de esa suspensión" sea computable para el periodo constitucional (art. 3) y liberó a Bolívar de la obligación de
cumplir “los artículos de la constitución política, las leyes y decretos que fueren incompatibles con la salvación de la República"
(art. 4). El Congreso podía ser convocado por el Libertador "siempre que lo estimare conveniente para algún caso
extraordinario” (art. 5). Se recomendaba a su celo “por el sostén de los derechos nacionales, la convocatoria del primer
Congreso Constitucional, luego que lo permitan las circunstancias" ya que “con su instalación debía disolverse el Congreso
Constituyente" (art. 6).[2]

3. Un año después (10 de febrero de 1825), el Congreso ratificó la dictadura[3] ya que el Libertador había ejercido sus
poderes conforme a la ley además que su alejamiento sumiría a la República en "grandes peligros”. En consecuencia, quedaba
encargado "del supremo mando político y militar" hasta la reunión del Congreso, en septiembre de 1826 para ratificar o reformar
la Constitución (art. 191), pudiendo diferirse su reunión "si así lo exigieren la libertad interior y exterior de la República" (art. 3).
Finalmente, Bolívar podía delegar sus facultades o nombrar a "quien le sustituya en un caso inesperado", "suspender los
artículos constitucionales, leyes y decretos que se opongan al bien público y decretar todo lo concerniente a la organización de
la República" (arts. 4, 5 y 6).[4] Bolívar recibió con gran satisfacción el decreto y nombró un Consejo de Gobierno, compuesto
de los ministros de Gobierno y Hacienda presididos por el Gral. José de la Mar.[5]

4.4.2. La convocatoria y las elecciones para el Congreso general de 1826


4. El Congreso debía reunirse, ordinariamente, a partir del 20 de septiembre de 1826, por un período de 3 meses
consecutivos, conforme a la Constitución de 1823 (art. 53 y art. 2 de la Ley de 10 de febrero de 1825). De conformidad con
tales normas, Bolívar dispuso su convocatoria (20 de mayo de 1825). El Consejo de Gobierno[6] -que ejercía el poder por
delegación de Bolívar y que estaba “especialmente encargado” de hacerlo, convocó, en efecto, al Congreso general del Perú
(decreto de 21 de Junio de 1825 ) para el día 10 de febrero del año de 1826, fecha en que debía instalarse en la capital .[7]

5. Con sujeción a la ley (Ley de 3 de marzo de 1825) debían elegirse 96 diputados titulares y 58 suplentes. Sin embargo,
se eligieron 105 diputados titulares y 60 suplentes. Puno que tenía derecho sólo a 7 diputados, eligió el doble: 14
diputados.[8] Jaén y Maynas que no figuraban en el decreto de convocatoria eligieron un representante cada uno. En 1825,
por primera vez, los pueblos del Perú elegirían, a sus representantes.[9] Bolívar, creía que el reconocimiento de los pueblos y
el entusiasmo del triunfo, le darían un congreso complaciente; por tanto, no ejercitó presión alguna sobre las autoridades
políticas ni las mesas electorales.[10] El pueblo gozó, pues, de relativa libertad en el proceso electoral. En realidad, el Consejo
de Gobierno intentó influir en el electorado. Con este objeto, el 14 de junio, lanzó una proclama a los pueblos del Perú,
instando a los ciudadanos a participar en el proceso y a elegir a hombres de orden, patriotas y sabios que respalden al
régimen.[11]
6. Semejantes invocaciones se formularon en los periódicos oficiales de Cuzco y Arequipa. En El Sol del Cuzco se hacía
hincapié en el hecho de que era “la primera vez” en que los ciudadanos ejercerían sus derechos debiendo hacerlo “con toda la
dignidad de hombres libres”.[12] En Arequipa, se prevenía a los electores de los riesgos derivados de las facciones y el espíritu
de partido y se recomendaba a los electores no dejarse seducir por ellos.[13] Unanue, en comunicación dirigida a Bolívar, le
hacía saber que iban a comenzar las elecciones y que sospechaba habría intrigas, las que deseaba “sean de las que no turben
el orden público, porque irremediablemente tendré que contener a cualquiera que lo intente de un modo serio”.[14] Las
elecciones parroquiales acusaron graves irregularidades. Lo cierto es que varias de ellas se anularon.

La intervención de la Corte Suprema (por inexistencia del Senado Conservador) no impedía que el Gobierno interviniera en el
proceso como juez electoral. De hecho, los prefectos anulaban y procedían a convocar a nuevas elecciones parroquiales. Se
fundaban en la orden suprema de 26 de febrero de 1825 que los autorizó. El decreto en cuestión fue expedido por Bolívar
dejando en suspenso la Constitución de 1823 para establecer esa norma de excepción.[15] En aplicación de ella, Gamarra,
anuló en el Cuzco, por dos veces consecutivas, la designación de los electores de la parroquia de la Matriz, al constatar que el
número de electores correspondientes a esta parroquia no constituían pluralidad absoluta de votos.[16]
8. La elección de los diputados que correspondía a los colegios electorales suscitó también graves incidentes en otras
circunscripciones electorales. Así aconteció en la elección de los diputados por Arequipa, donde las facciones se hicieron sentir
en la designación del tercer diputado propietario. Según Antonio Gutiérrez de la Fuente, en carta dirigida a Bolívar, en la
elección de Evaristo Gómez Sánchez hubo partidarios por él y por el Deán Manuel Córdova, precediendo más de ocho
votaciones. Por fin, “los agentes de Sánchez, constantes, vivos y descarados” lograron la humillante postergación del Deán.[17]

4.4.3. Las maniobras del gobierno para la anulación de las elecciones


9. Víctor Andrés Belaunde, analizando el epistolario de Bolívar de 1825, deduce que éste deseaba inaugurar, en 1826,
“un régimen netamente peruano”. Sin embargo, súbitamente cambió de idea. La independencia de Bolivia y la necesidad de
garantizar su organización y gobierno, su probable reunión o federación con el Perú, así como los resultados poco favorables
a sus planes del Congreso de Panamá, fueron, al parecer, los factores desencadenantes de ese cambio.[18] Bolívar requería
del Congreso del Perú para asegurar el éxito de su nuevo proyecto. El prestigio de que gozaba, los poderes omnímodos de
que estaba investido, le habrían permitido un cómodo respaldo mediante una representación sumisa y disciplinada. Sin
embargo, menospreció la autonomía con que el pueblo designaría a sus diputados. Tardíamente advirtió que, entre los
elegidos, había personas que crearían graves dificultades a sus planes. El prefecto de Arequipa ya se lo había advertido con
referencia a los representantes de ese departamento: “los enemigos del orden y del sistema son muchos, y los más
relacionados. Luna Pizarro tiene concepto, y su comportación ya no me presenta confianza: el clero no cede, y es el autor y
agente de las inquietudes”. A su parecer la instalación del Congreso, por sus antecedentes, solo provocaría innovaciones y
disturbios “que tal vez preparen la anarquía”.[19]

10. No era distinta la situación en Lima. Heres, en carta a Bolívar, manifestaba su desilusión por los resultados. Habían
sido elegidos como diputados cuatro enemigos del gobierno, incluido un suplente del mismo partido. Consideraba que sólo
Galdiano era digno de tal nombramiento. Cualquier otro gobierno –afirmaba- “hubiera conseguido una buena elección de
diputados; pero el poco peso y los ningunos medios de éste, han dado lugar a lo que vemos”. Finalmente, daba a conocer la
preponderancia del partido opositor en la junta de electores pese a la existencia de “una lista de hombres patriotas, de luces y
pacíficos, pero el partido de los nombrados dijo claramente que la lista no valía nada, porque era del Gobierno”.[20] Unanue
también había advertido al Libertador que nada bueno podía esperarse del Congreso a instalarse y “sí muchos ruidos y
facciones”.[21] Se quejaba asimismo de la elección de Mariano Álvarez por el peligro de “poner hombres que arrastrasen al
Gobierno”.[22] No obstante la clara sumisión de la Corte Suprema, Bolívar no pudo lograr que ésta descalificara a sus más
apasionados opositores (Luna Pizarro, Cuadros, González Vigil, Álvarez, Carrasco, Otero, etc.).

4.4.4. Las juntas preparatorias y la frustración del Congreso de 1826


11. El Congreso general convocado “prematuramente” por Bolívar, tenía que resolver tres asuntos de grave importancia
para los intereses nacionales: 1) la continuidad de Bolívar en el mando de la república, 2) la reforma de la Constitución, y 3) el
problema de Bolivia. Las opiniones sobre los dos primeros puntos ya habían sido discutidas por Luna Pizarro y Bolívar en forma
epistolar,[23] y podría decirse que existía consenso sobre ellos. El tercer punto aún no era materia de debate público aunque
existía una corriente peruana contraria a la creación del nuevo Estado y que favorecía la unión de los dos Perúes (Luna Pizarro,
Laso, Pando, Vidaurre, entre otros).

12. Sin embargo, los consensos a los que arribaron Luna Pizarro y Bolívar no llegarían a concretarse. El año de 1826, tras
su viaje triunfal a Potosí, “nuevos planes se agitaban en los consejos del Libertador”, dejando de lado la idea de un régimen
nacional en el Perú.[24] Del mismo modo, los recelos de los liberales y nacionalistas hacia el régimen bolivariano empezaron
a hacerse sentir con mucha más fuerza. Durante la ausencia de Bolívar y conforme iban llegando los diputados a la capital,
públicamente se trataba de que el ejército auxiliar colombiano regresara a su país y que en el gobierno peruano no hubiera
injerencia extranjera. Entre esos diputados destacaba Luna Pizarro, quien tuvo la desgracia de no perseverar hasta el
final.[25] Los mismos partidarios de Bolívar notaron ese sentimiento nacionalista y opositor a Bolívar. Muchos de ellos
requirieron su presencia en la capital. Sabían que, en su ausencia, el Congreso obraría en contra de sus designios. Su llegada
a Lima, como dijo alguien, importó “un golpe de rayo” sobre sus opositores.[26]

13. El 25 de marzo de 1826, el Ministerio de Gobierno convocó a los diputados residentes en la capital, que habían obtenido
la aprobación de sus actas de elecciones por la Corte Suprema de Justicia, para que se reúnan el 29 de ese mes con el fin de
dar inicio a los actos preparatorios de sus sesiones.[27]Así lo hicieron bajo la presidencia del ministro Unanue que, según relato
de Orbegoso, provocó, con su imprudencia, un grave incidente que tuvo enormes repercusiones. En efecto, Unanue comunicó
que, de acuerdo con el Libertador, se había decidido que los diputados establecieran, por defecto del Senado, la autoridad ante
quien habían de prestar el juramento sin el cual se hallaban en incapacidad legal de señalar el día de la apertura pública de las
sesiones, citar al ejecutivo y declarar el Congreso instalado. Sugirió que la formalidad podía cumplirse ante él mismo,
exhibiendo cada diputado sus poderes.[28]

14. Semejante recomendación hizo que el diputado arequipeño Manuel Cuadros considerara la propuesta una provocación
y un desconocimiento de los fueros del Congreso por lo que reaccionó exclamando con “voz de trueno”:[29] "retírese el señor
Ministro, y entonces procederemos a jurar". La protesta de Cuadros obligó al Ministro a salir
precipitadamente.[30] Inmediatamente González Vigil demostró que sólo al Congreso, en su calidad de Juez de la elección de
sus miembros, correspondía calificar los títulos respectivos y que esa atribución era parte sustantiva de su autonomía
funcional. Los diputados de oposición,[31] en consecuencia, propusieron nombrar una Comisión para examinar los poderes
de los diputados ya “calificados” por la Corte Suprema. La moción logró respaldo inicialmente, sea por el desorden del debate
o por el apasionamiento de los opositores al régimen. Previamente se había resuelto que las sesiones fueran públicas,
designando Presidente y Secretario de las juntas a Manuel Urquijo y a Eduardo Carrasco, representantes de Lambayeque y
Lima, respectivamente.

15. La controversia llegó a oídos del Libertador.[32] Según relato de Orbegoso, a quien Bolívar hizo llamar al día siguiente,
al Libertador le habían hecho creer que en muchos de los diputados existía una gran recelo contra su persona y que por esa
razón desearía que por entonces no se reuniese el Congreso, pues no consentiría que en los pueblos libertados por su mano
"se entronizase la anarquía".[33] El 31 de marzo era ya público el disgusto del Libertador y se rumoreaba su retiro del Perú tan
pronto como se instalara el Congreso. Muchos temían que ello provocaría la anarquía. Los representantes de todas o casi
todas las instituciones de la capital, incitados por el gobierno, marcharon a la Magdalena para pedirle que suspendiera su
resolución[34]. Por su parte, los diputados Laso, Pedemonte, Bueno y Villarán enviaron un oficio a la presidencia de las juntas
preparatorias manifestando que “la Patria peligraba si no se hacía junta en el acto”, para lo cual reunieron unas 20 firmas de
entre los diputados de Cuzco y Puno.[35]

16. El 2 de abril se reunieron los diputados en junta extraordinaria. Los peticionarios solicitaron que la reunión fuese
secreta, pero en la votación fueron derrotados. Los partidarios de Bolívar plantearon, como agenda el tema del probable retiro
del Libertador del país, lo que, de suceder, podría devenir en la anarquía del país. Propusieron, por tanto, que se ratificara la
continuación de Bolívar en el mando de la república con las mismas facultades otorgadas por el anterior Congreso, esto es, la
Dictadura.[36] Los opositores, con Luna Pizarro a la cabeza, privadamente habían concedido que continuara Bolívar en el
gobierno como presidente de la república, rigiendo su administración según la Constitución, y nombrándose como
vicepresidente a La Mar.[37] En consecuencia, rechazaron la proposición.

17. Finalmente los diputados consintieron, a proposición de Bueno, que una comisión de ocho (8) personas en
representación de los siete (7) departamentos del país, fueran donde el Libertador para expresarle que el Perú no permitiría
que los abandone y permaneciese siempre en la república. Empero, al ponerse dicho acuerdo por escrito, se lo varió en los
siguientes términos: “que el Perú por el órgano de sus representantes no permitirá que le abandone, y que su permanencia en
los mismos términos que hoy gobierna, es el primer interés de la república”.[38] Puesto a votación dicho acuerdo, esta se
realizó en “bochinche”, sin que muchos diputados se dieran cuenta de la variación. Luna Pizarro y Manuel Hurtado Zapata
tomando la palabra reclamaron sobre ese irregular hecho. No se les atendió. Luna Pizarro, concluyendo, manifestó que su
advertencia constase en las actas, así como se le dijera al Libertador que las resoluciones de las juntas solo tenían carácter
declarativo, pues no eran más que reuniones preventivas.

18. La comisión se presentó ante Bolívar el 3 de abril, logrando su cometido. Conocido ese resultado, los diputados
opositores insistieron en que la comisión era irregular y se ratificaron en las decisiones aprobadas en la primera junta. El 5 de
abril se volvió a discutir los temas en cuestión: 1. Que debía resolverse en las juntas preparatorias cómo, ante quién y cuándo
los diputados prestarían juramento; 2. Que se nombraran comisiones del seno del Congreso para revisar las actas y poderes
dados por los colegios electorales. Las proposiciones de la oposición fueron rechazadas por 36 contra 18 votos.[39] Discutidos
los asuntos acerca de la naturaleza y atribuciones de las juntas preparatorias, la mayoría de diputados resolvió que carecía de
algunas de ellas, en forma absoluta, disolviéndose en consecuencia la reunión.[40] Las juntas preparatorias terminaron, como
dijera Unanue “a capazos”.[41]

4.4.5. La “aprobación de poderes” por el Consejo de Gobierno


19. ¡Qué malditos diputados ha mandado Arequipa! -decía Bolívar- a Gutiérrez de la Fuente, prefecto de ese
departamento, en carta fechada el 7 de abril y añadía:

"Si fuera posible cambiarlos será la mejor cosa del mundo puesto que sus poderes no han venido conforme a la Constitución,
y que han perdido su alegato en la Junta preparatoria. Yo creo que Arequipa tendrá que reunir de nuevo sus asambleas para
tratar de los nuevos poderes; y por lo mismo sería muy conveniente, para el bien del Perú, que se nombrasen otros más
patriotas y menos perversos. Yo le aseguro a mas que con ellos no se puede hacer nada bueno: quieren destruirlo todo a su
modo (...) Como Arequipa no mande mejores Diputados, estoy seguro que la anarquía entra con todo su furor (...) Si U. ama a
su patria debe empeñarse en que se varíe esta maldita diputación (...) Yo quisiera mi querido general, que U. se apersone en
estos negocios para que no se nos pierda el trabajo de tantos años y de tantos sacrificios".[42]
20. El Consejo de Gobierno –que resolvió asumir las funciones del Senado- dispuso que los diputados le presentaran sus
poderes, "para que en su vista se señalen los días y horas en que deben comparecer a prestar el juramento prevenido por la
constitución".[43] De este modo, se arrogó la atribución de volver a "calificar" a los elegidos ya que la Corte Suprema no había
cumplido con descalificar a los diputados opositores al Gobierno. Y así, el Consejo, el 17 de abril de 1826, anuló los poderes
conferidos por las provincias de Lima, Arequipa y Condesuyos y dispuso se reformen los poderes otorgados por las provincias
de Bolívar, Cuzco, Lambayeque y Quispicanchi.[44] Bolívar, en carta a Santander, adjuntándole el número de la Gaceta
del Gobierno, conteniendo el decreto del Consejo de Gobierno, que declaraba írritos los poderes de los diputados de algunas
provincias, le refería que el acontecimiento no le causaba gran pesar, porque, entre tanto, podía arreglar el país, darle más
moral y buscar una persona que pudiera servir al ejecutivo con aquella firmeza y energía que se requería en el Perú sobre
todo. El Consejo de Gobierno a pesar de sus esfuerzos había sido poco aparente para conseguirlo, por carecer de opinión.[45]

4.4.6. La “representación” de los 52 diputados (“los persas”) para que se disuelva el Congreso
21. La instalación de las juntas preparatorias y los debates suscitados, de inmediato agudizaron el clima de efervescencia
que reinaba ya en el país. Se imputaba a la oposición y, de modo especial, a los diputados por Arequipa la intención de
impedir la permanencia del Libertador en el país y de fomentar el caos y la anarquía. La prensa, y en especial, la prensa
arequipeña, condenaban y denostaba la conducta de sus diputados,[46] y demandaba su remoción y desconocimiento.[47] Los
actos del Consejo de Gobierno, inspirados y avalados por Bolívar, no dejaban duda: tarde o temprano el Congreso sería
disuelto. Esa posibilidad no era lejana desde que, conforme a la Constitución (art. 53), debía instalarse recién el 20 de
setiembre de 1826. El Gobierno, sin embargo, prefirió no tomar, abiertamente, la iniciativa. Un grupo de 52 diputados –alentados
por el gobierno y Bolívar según el testimonio de Orbegoso--[48] formularon una “representación” solicitando el aplazamiento
de la reunión del Congreso hasta 1827, previo un nuevo censo y consulta al pueblo respecto de si debía o no reformarse la
Constitución así como la designación del ciudadano que debía ejercer la Presidencia por ausencia de Bolívar y por inexistencia
del Senado que era el órgano por cuyo conducto debía proponerse. El Consejo de Gobierno tramitó el documento el 27 de abril
y, ese mismo día, Bolívar acogió la petición[49] e hizo saber la razón por la que había anticipado la convocatoria del
Congreso. [50]

22. La respuesta del Consejo de Gobierno fue inmediata. El 1 de mayo, "íntimamente convencido de la necesidad de tomar
las providencias que proponen dichos diputados", decretó la formación del censo de población para determinar el número de
representantes (art. 1); así como convocar y consultar a los colegios electorales "sobre los diferentes puntos contenidos en la
petición de los diputados, para oír de boca del pueblo mismo su opinión y su voluntad" (art. 2); por último, luego que el pueblo
haya manifestado su opinión en los colegios electorales, el gobierno dispondría la reunión del Congreso (art. 4).[51]

23. La prensa adicta al gobierno ensalzó la petición de los "persas"[52] así como las medidas adoptadas por el Consejo
de Gobierno. A ella se añadieron los panegíricos al Libertador. Adquirieron especial relevancia los de dos personajes que
tenían destacada presencia en la vida política del país. Ambos, aparentemente, estaban convencidos que la subsistencia y
prosperidad de los pueblos requería de hombres providenciales, capaces de obrar el milagro de transformar la realidad. Benito
Laso,[53]viendo en Bolívar a uno de ellos, declamaba:

"El destino ha dado al Perú un hombre de esta clase. Bolívar es el criador de su ser y el único que puede conservárselo: él solo
con su sabiduría y virtudes puede desviar a mil leguas el desorden:su nombre es una constitución porque con su opinión
infunde un respeto a la ley donde quiera que se percibe su voz (...) No hay otro hombre sobre la tierra por el que podamos ser
salvos". (Cursiva nuestra).
24. Concluía rogando por su permanencia, como garantía de orden y progreso del país:

"Bolívar: yo os hablo en nombre del Perú, porque soy peruano: yo os ruego por el bien de mi patria, que nos sostengáis con
vuestra presencia y dirección: que no nos falte vuestra mano benéfica en la peligrosa senda que vos mismo nos habéis abierto.
Vos nos disteis la vida política, vos debéis darnos la conservación".
25. José María de Pando, por su parte, en su Epístola a Próspero,[54] reclamaba la mano fuerte del Libertador, única
capaz de desterrar la anarquía y traer la esperanza a la faz de la nación:

"¿Quién sofocar podrá del monstruo infando


De la anarquía las cien cabezas de hidra
Sino tu hercúlea, respetada mano?
Piloto esperto fuiste en la borrasca
Cuando roto el timón, rota la antena,
Rugían los vientos en discordia horrenda:
Ora, guía la nave el puerto ansiado,
De festones alegres coronada,
Y la ESPERANZA sobre la alta proa.
En tu grande alma, no, caber no puede
Pensamiento mezquino: aqueste suelo
De los Incas, salvaste; él es tu patria
Como la margen del feliz Catuche!”

4.5. LA ELABORACION DE LA CONSTITUCIÓN VITALICIA Y EL PROYECTO DE LA FEDERACION DE LOS ANDES


4.5.1. Petición de una Constitución por la Asamblea General de Bolivia
26. El mismo día en que Bolivia proclamaba su independencia, Bolívar escribía a Santander anticipándole los hechos que,
poco después, se producirían por obra, naturalmente, de Sucre. Le hacía saber, de un lado, que las provincias del Alto Perú
se habían reunido, pero aún no deliberaban nada porque faltaban algunos diputados de los departamentos: “El general Sucre
–decía- me escribe que están resueltos a hacerse independientes de Buenos Aires, que su república la llamarán boliviana y
que me pedirán una Constitución”.[55] Así fue. Reunida la Asamblea general de las Provincias del Alto Perú, los diputados
Eysaguirre y Gutiérrez, a instancias, naturalmente de Sucre, propusieron pedir a Bolívar que, sobre las bases de la
independencia y naturaleza del gobierno, declaradas en la nueva república, presente a la asamblea una Constitución, “hija de
sus luces y experiencia”, para que, discutida y sancionada por ella, “haga la dicha de la república”. La proposición fue aprobada,
agregándose a la instrucción privada que la asamblea había dado a una Legación de esa república.[56] El 6 de septiembre la
Legación boliviana remitió una carta al Libertador exponiéndole que, persuadida la Asamblea general de ese país, de que la
Constitución de un Estado es obra difícil y complicada para un pueblo, deseaba que el Libertador “se digne ocuparse en este
noble asunto, trabajando el proyecto de la gran carta que ha de regir al pueblo hijo del gran Bolívar”.[57]

27. Recibida la comunicación de la Legación boliviana, Bolívar comunicó la nueva a diferentes personajes.[58] En las
cartas de Bolívar a Santander y de éste a Bolívar es donde se puede rastrear el proceso formativo del proyecto. El 21 de enero
de 1826, Santander, acusa recibo de tres misivas de Bolívar (Oruro 15 de septiembre, Potosí 10 y 13 de octubre de 1825) y
contesta al Libertador que recibió la carta en la cual le pedía el proyecto de Constitución que presentó en Angostura, el que
una vez buscado en el archivo del Congreso, lo mandaría copiar y se lo enviaría de inmediato.[59] El 25 de septiembre el
Libertador informaba al vicepresidente colombiano que la Constitución sería “fuerte y nueva, ligando las ventajas de las
repúblicas de América y Holanda”, habría algo de gobierno vitalicio y algo de las libertades del federalismo, es decir, la Carta
no dejaría de tener amigos y enemigos[60]. Dos meses después, le manifestaba que la Constitución, “muy fuerte y muy liberal”,
sería mejor que la de Angostura porque tenía más materiales acopiados.[61] El 12 de diciembre de 1825, Bolívar informaba a
Santander que ya tenía “casi concluida la Constitución y los decretos orgánicos” e incluso el discurso de apertura de la
asamblea lo tenía, en gran parte, trabajando.[62]Poco tiempo después hacía conocer al Vicepresidente Gran colombiano los
rasgos esenciales de su Constitución.

28. Sería, como ya lo había anticipado, una Constitución muy fuerte y bien combinada, “sin violar ninguna de las tres
unidades”, revocando la esclavitud y todos los privilegios. En síntesis, un cuerpo electoral que designa al cuerpo legislativo,
pide cuanto quiere el pueblo y presenta ternas de candidatos para jueces, prefectos, gobernadores, corregidores, curas y
vicarios de los respectivos distritos. El cuerpo legislativo dividido en censores, senadores y tribunos. Los departamentos del
gobierno divididos “entre cada cámara para la iniciativa de las leyes. Pero con veto, de las otras cámaras”. El poder judicial
nombrado, parte por el pueblo y en parte por el senado, pero con aprobación de Congreso. El poder ejecutivo compuesto de
un presidente vitalicio, inviolable, con facultad de nombrar todos los empleos de guerra, hacienda y relaciones exteriores. Un
vicepresidente nombrado por el presidente con la aprobación del Congreso, jefe y responsable de la administración, la que
administraría con dos secretarios, y sucesor del presidente por muerte o renuncia. La ciudadanía otorgada sólo a aquellos que
tengan cualidades y habilidades sin importar la fortuna. “El que no sabe escribir, ni paga contribución, ni tiene un oficio conocido,
no es ciudadano.” En conclusión, según Bolívar, la Constitución estaba bien trabada y el discurso que la fundamentaría sería
“muy fuerte”. “No dudo –afirmaba- que será mejor que el otro de Angostura, pues ya no estoy en estado de transigir con nadie.
Mi Constitución será más liberal que la de Colombia, pero también más durable. El general Sucre es necesario para esta
Constitución, y sin él no hay nada”.[63]

29. Algunos estudiosos afirman que en el Proyecto de Constitución tuvieron destacada intervención variados personajes.
La evidencia documental y las fuentes demuestran que no fue así. En todo caso, si hubo alguna participación fue incidental,
sobre aspectos secundarios del texto, para afinar detalles. Gustavo Otero, basándose en el testimonio del general Cipriano
Mosquera, sostiene que Bolívar formó una comisión “íntima”, compuesta por Hipólito Unanue, José María de Pando y Tomás
Heres, a quienes encargó “materializar” sus planes respecto a la Constitución para Bolivia.[64] No fue así, por la sencilla razón
de que Bolívar preparó la Constitución durante su travesía a Potosí. Sus cartas son elocuentes. Si nos atenemos al testimonio
de Heres es claro que ni éste ni Pando influyeron en los rasgos esenciales del proyecto. Pando que concordaba plenamente
con el proyecto, se limitó a formular observaciones para afinar o precisar algunos puntos más bien secundarios y que Bolívar
aceptó.

30. Según Heres, cuando el Libertador concluyó su proyecto se lo dio a él y a Pando para que hiciesen sus observaciones
por escrito. Heres presentó las suyas en dos pliegos de papel y Pando en una cuartilla que a Heres le parecieron excelentes.
Ese fue también el parecer de Bolívar que las aceptó en tanto se que no se conformó con las de Heres.[65] El testimonio de
Vidaurre confirma esa versión. Relata que en una entrevista que tuvo con Bolívar en Guayaquil, el Libertador le dijo que “Ortiz
de Zevallos y otros habían tenido los borradores (del proyecto), (y) habían añadido y quitado: que él había estado llano a
cuantas reformas pareciesen prudentes y justas”.[66]

4.5.2. El proyecto de la Federación de los Andes


31. Cuando Bolívar aún se encontraba en el Alto Perú, luego de proclamada la independencia de Bolivia, comenzó a recibir
comunicaciones de personajes vinculados a su entorno que, entusiasmados por sus proezas y su genio, le propusieron diversos
planes para que rija los destinos, sino de la América, al menos de los países libertados por su espada. Uno de ellos, Larrea y
Loredo, le escribía lo siguiente:

“Debo hablar a V. E. francamente. El Perú necesita de V. E. por mucho tiempo para fijar su existencia política y entrar en la
lista de los pueblos que existen por sí mismos. Para conciliar esta necesidad con el actual orden de cosas de nuestro continente,
no se presenta otro medio más natural y expedito que el que V. E. se resigne a admitir la Presidencia de esta República, al
mismo tiempo que la de Colombia que ya se le ha decretado, y la de esa que lleva su nombre. Este designio que parece
complicado, deja de serlo, si se considera que los tres Estados pueden ser servidos por sus Vicepresidentes, pudiendo V. E.
residir en el que le parezca, ejerciendo cuando le acomode las funciones de su Magistratura. De esta suerte se conseguirá la
paz y seguridad de todos ellos, cabiéndole a cada uno la gloria y consuelo de que, V. E. es todo suyo, y le pertenece en todo
momento, según el orden de la justicia y las leyes”.
32. Este pensamiento lo he tenido reservado ha mucho tiempo, sin comunicarlo a persona alguna, y no obstante, ya
muchas personas me lo han anunciado como parto suyo, lo que me ha llenado del más puro contento, y es al mismo tiempo
una prueba incontestable de que todos convienen en la gran necesidad de no desprenderse de su interesante persona, por su
propio bien, y por el honor de la América en general. Ruego a V. E. medite profundamente esta indicación, y no se desdeñe de
ella, por versarse el interés y bienestar de un mundo entero”.[67]

33. Al regresar de su viaje al Alto Perú para instalarse en su residencia de la Magdalena, y antes de la reunión de los
diputados en juntas preparatorias, acudieron a él personajes de todos los partidos a presentarle sus proyectos y planes,
referidos al futuro bienestar del Perú o de la América del sur. Algunos miembros influyentes del próximo Congreso le
propusieron que el Perú y Bolivia se uniesen formando una sola república, bajo la presidencia de Sucre y manteniendo el
nombre de Bolívar. Otros, con más amplias miras, y sobre la base de la experiencia anárquica de las provincias del Río de La
Plata y de Chile, pedían un gobierno enérgico para los países bajo el influjo del Libertador. Entre tanto, otros, más audaces o
francos, sostenían que las repúblicas recién formadas no estaban preparadas para gobiernos de ese tipo, que únicamente
adoptando un gobierno monárquico se evitarían los males a que estaban expuestas, por la incompatibilidad de los hábitos
antiguos con las formas democrático representativas.[68]

34. Luna Pizarro, uno de los personajes que se entrevistó con Bolívar era, asimismo, de los más decididos partidarios de
la unión entre el Perú y Bolivia. Presentó su plan “bajo una forma práctica”, de manera que lisonjeaba los sentimientos del
Libertador.[69] Postulaba una federación del Perú y Bolivia sobre la base de tres estados (norte, centro y sur).[70] Bolívar no
era adverso a este plan. Influido por Pando, pensaba que Bolivia era inviable por sí sola, por lo que debía unirse o fusionarse
con el Perú, para oponer un coloso contra Buenos Aires, Chile y el Brasil, que “a una sola, le hacían la guerra”.[71]

35. Informado de que su planteamiento de una liga federal americana estaba condenada al fracaso, por las noticias
inquietantes que obtuvo Pando (que había regresado del Istmo y le había propuesto la formación de un imperio para
contrarrestar las amenazas existentes), Bolívar decidió crear, más bien, una federación efectiva de las tres repúblicas
hermanas. Una federación que supla a la general americana, “nominal y aérea”, al decir de Pando, bajo su presidencia y regida
por una sola Constitución: la Constitución que iba a presentar a la Asamblea de la república que llevaba su nombre.[72]

4.6. LA APROBACIÓN DE LA CONSTITUCION VITALICIA


4.6.1. Preparativos del plebiscito para aprobar el proyecto de Constitución
36. Disuelto el Congreso, estaba expedito el camino para consumar los proyectos del régimen. El 19 de mayo de 1826, el
Consejo de Gobierno cursó a los prefectos una circular ordenando que las juntas departamentales queden sin ejercicio hasta
la instalación del próximo Congreso.[73] Una semana después, 27 de mayo, se decretó la suspensión de las propuestas
municipales para gobernadores, intendentes y prefectos dadas las "multiplicadas dificultades e inconvenientes que ocurren en
las propuestas municipales". Era evidente que se intentaba reservar y nombrar en los cargos políticos de las provincias a
personas de la absoluta confianza del régimen. Se suponía y sabía que algunas municipalidades propondrían personajes no
afines al gobierno y, por lo tanto, insumisos. Según la norma, las propuestas para gobernadores las harían los respectivos
intendentes y el nombramiento los prefectos (art. 2), mientras que las propuestas de intendentes se harían por los prefectos y
el nombramiento, por la suprema autoridad ejecutiva que, sin previa propuesta, nombraría también a los prefectos (art. 3).[74] El
Gobierno, así controlaba los mecanismos de coacción política y podía asegurarse el resultado electoral.

37. El Libertador y sus ministros, por su parte, dedicaron sus esfuerzos a promover la aprobación del proyecto de
Constitución que, preparado para Bolivia, se deseaba imponer también al Perú. Aprovechando la renuncia de La Mar (25 de
febrero de 1826), Bolívar reorganizó el Consejo de Gobierno. El 29 de junio, nombró Presidente de ese organismo al Mariscal
Andrés de Santa Cruz y, como vocales a Hipólito Unanue, Ministro de Justicia y Negocios Eclesiásticos; José María de Pando,
Ministro de Relaciones Exteriores y del Interior; y a José de Larrea y Loredo, Ministro de Hacienda. El Libertador se reservó el
Ministerio de Guerra y Marina, quedando el Ministro de ese ramo separado, por el momento, del Consejo de Gobierno.[75]

38. El proyecto, con algunas modificaciones, era el mismo que Bolívar había presentado al Congreso Constituyente
boliviano. El objetivo era someterlo a consulta de los colegios electorales aprovechando las medidas dispuestas en el decreto
de 1 de mayo lo que, en efecto, se hizo, por el Ministro del Interior, el 1 de julio de 1826. Previa y simultáneamente, se
desarrolló una gran campaña de propaganda difundiendo y comentando, profusamente, el proyecto de Constitución boliviana
en los diarios oficiales de la época.[76] Pando, Ministro del Interior, en circular a los prefectos, ordenaba:

"El Libertador, y el Consejo de Gobierno desean que, con la menor dilación posible, convoque U.S. en el departamento de su
mando los Colegios electorales que recientemente eligieron diputados para el Congreso; y que el Proyecto de Constitución sea
sometido a la sanción de esos cuerpos que representan la voluntad nacional. Su fallo decidirá los destinos de la República. El
Gobierno, los hombres todos amigos del bien, del orden, de la tranquilidad, le aguardarán con ansiedad. Entonces sabremos
si realmente tenemos una Patria, si pasaron para no volver más los días amargos de turbulencia, de oscilaciones, y de
arbitrariedad; si podremos recoger el fruto de tantos sacrificios, de tantas devastaciones y horrores como hemos soportado con
heroica resignación; y si hay, o no, esperanza de que, levantando entre los seres civilizados una frente plácida y majestuosa,
seamos reconocidos como miembros de la gran familia de las naciones". (Cursiva nuestra)
39. Y exaltando los méritos del proyecto bolivariano expresaba:

"El Código político presentado por el Libertador al Congreso de Bolivia es producción de un junio trascendental, destinada a
formar época en la historia de las sociedades civiles. Parecía hasta aquí imposible conciliar la mayor suma posible de libertad
y de influencia en los ciudadanos, con la organización robusta de un Ejecutivo expedito para desempeñar sus importantes
funciones sin trabas perjudiciales, ni facilidad para hacerse usurpador, y de un Poder Legislativo tan bien constituido en todas
sus partes, que sus movimientos no presentan ni aun la mera posibilidad de tiranía oligárquica, de precipitación en la redacción
de las leyes, ni de choques y conflictos paralizadores, que son los escollos en que se han estrellado constantemente las
asambleas populares".[77]
40. El propio Bolívar dio instrucciones precisas a los prefectos para asegurar su aprobación. En carta dirigida a Gamarra
(prefecto del Cuzco) del 28 de junio, le decía:

"Esta es, mi querido general, una operación que debe ejecutarse con el mayor tino y habilidad porque su resultado es de una
inmensa importancia. Es la operación que puede producir un bien perdurable para la República (...) U. debe empeñarse con
los Colegios electorales de ese Departamento a fin de que aprueben íntegramente el proyecto, y en el caso de que algún
artículo les ofrezca reparos, puede reservarse para ser discutido o reformado en el próximo Congreso Constitucional. Cuando
no pueda conseguirse que la aprueben, en su totalidad, todos los Colegios electorales, procure U. que la aprueben, en masa
los Colegios con solo algún artículo discutible en el próximo Congreso. Obtenida la aprobación del proyecto por los Colegios
de la República, queda sancionada la ley fundamental; nos libertamos del conflicto de un Congreso Constituyente (...)".
41. Bolívar no deseaba ningún Congreso Constituyente:

"Eche U. la vista por todos los males que han producido en las nuevas Repúblicas las Asambleas Constituyentes, los peligros
a que han expuesto, a las naciones, el choque de pasiones irritadas por fuertes estímulos de odio, de interés y de venganza
con el ejercicio de un poder absoluto, y conocerá U. con cuánta razón lo empeño en que haga pasar en los Colegios de ese
Departamento el Proyecto de Constitución del Perú, que va a sometérseles para su aprobación".
42. No dejaba nada al azar:

"Para no aventurar nada en materia tan importante como ésta, me parece que U. muy anticipadamente empiece a tentar los
ánimos, e irlos disponiendo con tanta habilidad, que el resultado sea infaliblemente el que nos proponemos".[78]

4.6.2. La coacción ejercida por el Gobierno sobre los colegios electorales


43. Bolívar, que había ordenado el fusilamiento de Berindoaga y Terón por traición a la patria[79], y el destierro de Luna
Pizarro y de otros liberales, por conatos de sedición y conspiración (inclusive imaginarios), agravados por el deseo de implantar
su proyecto absolutista, impuso un clima de violenta intimidación. En ese ambiente los miembros de los colegios electorales
debían, necesariamente, aprobar la Constitución vitalicia. Aquellos que osaran declararse contrarios serían vistos como
desestabilizadores del régimen y del orden, es decir, enemigos de la patria. Sufrirían, en consecuencia, los efectos del arbitrio
impuesto violentamente.[80]

44. La consulta, naturalmente, no fue libre. Además de que se excluía, expresamente, todo debate aduciendo que los
colegios electorales no eran el Congreso, el Consejo de Gobierno usó de todos los medios de que disponía
para ejercitar presión sobre los electores. Un elector de Arequipa denunció la violencia ejercida sobre su colegio electoral, en
los siguientes términos:
“Para poder significar lo que aconteció en aquella memorable junta de 30 de agosto; decimos, que ella se convocó por un
edicto del gobierno, sin más causal que la de un oficio del ministro Pando, en que dice a la nación, no estar constituido, saltando
barreras inmensas, sin decir por qué facultad se derogaba la constitución que teníamos jurada, y promulgada: si se relajaba el
juramento y por quién. Todos callan, y se reúnen a aprobar un proyecto sin conocerlo ni entenderlo, y sin discutirlo, como que
en el edicto de convocatoria, se había dicho con artería, que no siendo los electores legisladores, era inconducente la discusión;
y cuando la aprobaron se llamó sanción nacional.
45. Todo el mundo sabe las medidas que tomó el gobierno para arrancar esta aprobación, que la dieron muchos o los más
de los electores, temblando, coactos por el miedo grave, y por libertar a su patria de mayores males. A unos se les desterró,
con pretextos aparentes; a otros se les intimidó; a aquellos se les persuadía, y a éstos se les ofrecía protección: hasta el R.
Obispo se le puso en tortura, obligándolo a que desterrase los ciudadanos eclesiásticos de quien se temía la opinión contraria.
Los agentes del gobierno formaron su complot dentro del colegio, apoderados de la mesa, dio su voto en voz sonora el
presidente; le siguieron los demás y cuando un benemérito ciudadano elector, el presbítero D. Mariano García Rodríguez,
reclamó sobre la violencia; y la ilegalidad del acto con razones vigorosas, no se le dejó hablar, se le conminó, y a los más, se
les permitió votar en contra, como a otro elector D. Juan Manuel Somocursio, que fueron los dos únicos que tuvieron valor de
sobreponerse, a la general seducción, y hacer frente al terror, y a la amenaza. (Cursiva nuestra)

46. Tan falso como fue este fundamento, valió por una declaratoria, valió para destruir una ley constitucional: valió, y vale
para que hasta el día estemos sujetos a ese monstruo enjambre de preceptos liberales, y serviles, instrumento de esclavitud
en su fondo, y aparente lisonja de libertad”.[81]

47. El propio Colegio Electoral de Lima, en Acta del seis de febrero de 1827, justificando su anterior proceder, condenaba
los atropellos a que fueron sometidos sus miembros para que aprobasen el proyecto de Constitución:

“Los electores de Lima fueron encerrados en la casa Universidad rodeados de tropas para que aprobasen el Proyecto. En una
mano les presentaba Freyre, satélite de la tiranía, dádivas aéreas, y en la otra la muerte”.[82]
48. La aprobación no fue fruto exclusivamente de la presión o manipulación. Hubo también servilismo, ignorancia y
ligereza. Pero no faltaron sectores sinceramente convencidos que, frente al peligro del desorden y la anarquía, estaban
dispuestos a aceptar o imponer restricciones a la libertad a cambio de orden, paz y tranquilidad al cabo de tantos años de
turbulencia.

4.6.3. Las actas aprobatorias del proyecto de Constitución


49. Excepto uno, los cincuenta y nueve (59) colegios electorales aprobaron la Constitución y 48 eligieron a Bolívar
presidente vitalicio. No interesaban para el caso la presión ejercida por las autoridades políticas, la irreflexión e ignorancia de
los electores o la creencia en que un poder absoluto podría resultar la panacea frente a la anarquía. La presión a los electores
y el servilismo de alguno de ellos resulta particularmente patente en las dos proposiciones con que el Colegio Electoral de
Lima aprobó la consulta, según se lee en el Acta:

50. "Primera -Debiendo ser radical, y no parcial únicamente, la reforma de la Constitución dada por el Congreso
constituyente del Perú, y atendiendo a que el Proyecto de Constitución dado por el Libertador para Bolivia, y adoptado a la
República del Perú, contiene los elementos de la prosperidad nacional, equilibrados de una manera prodijiosa, damos a este
Proyecto la sanción popular, expresando la voluntad de todos los habitantes de la Provincia para ser regidos por ella.

51. Segunda -Siendo el Libertador Presidente de Colombia el único hombre en quien se hallan fijos los ojos de nuestro
Continente, y el único capaz de conjurar las tempestades políticas, y hacer marchar con paso firme la nación a los destinos a
que la llama la Providencia: el Libertador y no otro debe ser el Presidente perpetuo de esta República en los términos que
designa su Proyecto. Tal es el voto unánime de los Electores de la Provincia de Lima manifestado por una aclamación la más
decidida por esta sanción.”[83]

52. El Consejo de Gobierno, plenamente satisfecho con el contenido del Acta del Colegio Electoral de Lima, decidió
utilizarla y remitirla como “modelo” a todos los colegios electorales. Y así el 17 de agosto, el Ministro del Interior emitió un oficio-
circular glosando el contenido del Acta y advirtiendo que si los demás colegios electorales “imitan el ejemplo del de la provincia
de Lima, la inmensa mayoría de peruanos (...) verán por premio de su cordura y previsión rayar la aurora del sagrado imperio
de las leyes, de la seguridad personal, respeto a la propiedad, y desarrollo de las facultades y derechos del hombre social”. En
consecuencia, ordenaba “se apresure a someter al juicio” de los colegios electorales “no sólo el escamen y sanción del proyecto
de constitución, según se indica en mi circular No.4 sino igualmente todas las que ha resuelto con tanto tino y patriotismo el
colegio de la capital”. Para ese efecto, por fin, acompañaba ejemplares de la referida Acta, para que su tenor sea imitado por
los colegios electorales, juntamente con la sanción del proyecto de Constitución.[84]

53. La coacción aparece indudable en el Acta elaborada por los electores de la provincia de Huánuco a los que obligaron,
en la práctica, a adherir el Acta de Lima:

54. "En la ciudad de Huánuco (...) a veintisiete de agosto de mil ochocientos veintiséis (...) congregados, por segunda vez
el Colegio Electoral de la provincia, en la Iglesia de la extinguida compañía de Jesús en virtud de la nueva convocatoria
mandada hacer por el señor coronel prefecto (...) con motivo de haber llegado a sus manos varios ejemplares de la Acta
celebrada por el Colegio Electoral de la Capital de la República (...) (Cursiva nuestra).

55. Que aunque en la acta celebrada el día diez y seis del presente agosto tuvo que sofocar muy a su pesar este Colegio
sus ardientes votos por la exaltación de S.E. a la primera magistratura de la República, no por otro principio que de no
propasarse del único objeto con que se había reunido, cual era de sancionar el Proyecto de Constitución que se le puso a la
vista, reservando al Cuerpo Legislativo la elección del Jefe Supremo designado en él, con todo eso era muy digno de imitación
el laudable ejemplo del Colegio Electoral de la capital de Lima cuyos votos deben guardar una perfecta consonancia con los
del resto de los conciudadanos de la gran familia a que pertenecen”.[85]

56. Hay desconocimiento de los hechos e ignorancia del carácter de la Constitución en el Acta de Chancay:

“La sabiduría preside todos los designios del Supremo Gobierno; y por tan noble y puro conducto no pueden ofrecerse a los
pueblos sino frutos muy saludables. Apoyados en este concepto los Electores, aunque por sus limitadas luces no pueden
discernir analíticamente las que le presenta la lectura del Proyecto; no obstante, usando de la razón más o menos clara que
es propia de todo hombre, conocen en complejo, es dichoso el pueblo a quien mandan las leyes y no los hombres: que el
régimen menos complicado es preferible: que es de suma utilidad la división de poderes, dotados todos de la actividad
proporcionada a sus respectivos fines: que en lo contencioso, la más breve y sencilla administración de justicia es la mejor:
que la subordinación gradual y clasificada es madre de la paz y fomenta la moderación, que es el suplemento de todas las
virtudes, que es de la aprobación universal poner a salvo de las arbitrariedad al individuo y sus propiedades: que son óptimas
las leyes que aseguran la libertad civil sin consentir abuso: que es acertada la constitución que establece y sostiene la religión
cristiana como única del Estado; y que finalmente es sobre toda alabanza el nombramiento de S.E. el Libertador de Colombia
y del Perú de Presidente de la República Peruana, y que aleccione al que le haya de suceder en el manejo de los grandes
negocios de este Estado; porque así lo exigen sus eminentes servicios, el amor y gratitud que le deben los peruanos, y la
seguridad y bienestar de la República; éste es el carácter del Proyecto, según comprenden los electores indicados, muy dignos
de recomendarse su práctica (...)”.[86] (Cursiva nuestra).
57. Sumisa también a la presión gubernativa, el Acta del Colegio electoral de Ica, expresaba:

“(...) considerando con madurez que la distribución y balanza de los poderes, trazados en ella, salvan la libertad de los pueblos
bajo de formas protectoras que harán duradera nuestra asociación política, sin que falte algo de cuanto se necesita para llegar
a este fin: que investido el mismo Libertador de la facultad de hacer mantener las leyes fundamentales con la prudencia de que
es dotado, y como lo exigen las circunstancias, se conciliará la tranquilidad pública y el más firme apoyo de la libertad de la
patria, tantas veces incidida; y que por un deber de gratitud y confianza en las virtudes y glorias del vencedor de la tiranía
española, corresponde poner en sus manos victoriosas la conservación y perfección de nuestras instituciones, aceptaron
unánimemente el referido proyecto, y le aclamaron para la suprema magistratura del Gobierno,reproduciendo en todas sus
partes la Acta celebrada en el departamento de Lima a diez y seis de agosto pasado, siendo esta la expresión general que han
manifestado los electores de la provincia que suscriben”.[87] (Cursiva nuestra).
58. Temor a la anarquía y dispuestos a confiar el poder de la nación a alguien que instalara el orden en el país, reflejaba
el Acta elaborada en Maynas:

“(...) habiéndose leído y examinado detenidamente en medio de la Asamblea Electoral todos los artículos de que se compone
esta nueva y admirable producción institucional, capaz por sí sola de llevar al grado más alto de perfección a todas las
poblaciones de la tierra por las inmensas luces que descubre para dirigir a las naciones sociales por el camino de las mejores
virtudes que pueden formar la prosperidad del linaje humano; y convencido de que el citado proyecto es la única traba que
puede idear la sabiduría para cortar en su origen las tempestades anárquicas que empiezan a suscitarse por los enemigos de
la virtud, sancionan en su atención, y aprueban todos los artículos de que consta el citado proyecto en todas y en cada una de
sus partes”.[88] (Cursiva nuestra).
59. Las consultas populares, se llevaron a cabo entre el 19 de julio (Jauja) y el 21 de octubre de 1826 (Parinacochas).
Algunos colegios fueron obligados a congregarse nuevamente por la autoridad política y, adecuándose a lo decidido por Lima,
procedieron a elegir a Bolívar Presidente vitalicio (Cajatambo, Huánuco, Jauja, Pasco, Cuzco, Tinta, Quispicanchi). Para variar,
hubo también pequeñas y escasas diferencias respecto a algunos artículos del proyecto. En efecto, ciertos colegios sugerían
adicionar al artículo respectivo a la religión católica como la única y exclusiva en el país (Canta, Cañete, Yauyos, Jauja, Pasco,
Huamanga, Cangallo, Lucanas, Parinacochas, Cuzco, Paucartambo, Calca, Cotabambas, Chumbivilcas, Chalhuanca, Paruro,
Urubamba, Chota, Cajamarca y Azángaro); que el sucesor del presidente vitalicio no tenga esa condición y sea sujeto a
responsabilidad (Pasco y Cajamarca); el nombrado sucesor no sea familiar del presidente (Bolívar); planteando el régimen
federal tal como lo suscribía El Federal (Arequipa, Condesuyos y Moquegua); entre otras pocas discrepancias de relieve.

4.6.4. Posición del Colegio Electoral de Tarapacá sobre el proyecto de Constitución


60. Todas las autoridades políticas, habían cumplido, en forma eficiente, su cometido y podían jactarse de sus brillantes
servicios al Libertador. Sin embargo, alguno de ellos se sentía inconforme con su labor. El prefecto de Arequipa no había
conseguido que todos los colegios electorales del departamento de su mando sean unánimes en su manifestación. La provincia
de Tarapacá, gracias a sus electores, según Paz Soldán, "tuvo la gloria de no manchar su nombre con ese universal pecado,
dando el ejemplo de lo que debieron hacer los demás colegios electorales".[89] Presididos por Santiago Zavala, esos electores
declararon:

“(...) que no teniendo luces suficientes para el desempeño de función tan augusta como delicada de sancionar un proyecto de
Constitución de que depende la felicidad de la República, tan amantes de ella como el que más, porque le deben su ser y
subsistencia pasan por el pudor de hacer esta ingenua confesión, en la que sin desdeñar un punto el proyecto que suponen lo
promueve como obra del Genio que preside hoy la República, como que le ha dado la libertad, tampoco lo sancionan por no
creerse con las aptitudes necesarias para un acto que no sin los más graves fundamentos se resigna comúnmente al Cuerpo
Legislativo, que por lo regular lo componen los hombres de providad suma y luces tan esclarecidas que lo elevan entre millares
al rango de legisladores: que conocen los exponentes no pueden ocupar sin traicionar a .sus sentimientos de ingenuidad que
en semejante caso debe presidirlos. Que por conclusión aseguran al Excmo. Consejo de Gobierno, que jamás su ciega
obediencia desmentirá un punto los deberes que los ligan a S.E y autoridad suprema que le suceda, como ni tampoco su
adhesión a las decisiones que con mejor acuerdo y luces se emitan en la capital del departamento a que está sujeta esta
provincia, a la sombra de su esclarecido jefe, siempre que como esperan, guarden consonancia y analogía a los principios
liberales adoptados por unánime sentir y aclamación del Perú y continente Americano, que para lograrlos no ha omitido
sacrificios de ninguna clase a despecho del gobierno antiguo español, y con oprobio de cuantos pretendan tiranizar los pueblos
y hollar los sagrados derechos del hombre”.[90] (Cursiva nuestra).
61. El prefecto que no concebía expresión tan consiente como valerosa de responsabilidad, hizo todo lo posible para que
el colegio reformara su decisión. Con este fin -según Paz Soldán- devolvió el acta a sus miembros "con un oficio en el cual se
le prodigaron insultos y amenazas”.[91] Asimismo, ordenó al intendente, previa convocatoria del colegio electoral, instara a sus
miembros la aprobación del proyecto. Todos los esfuerzos del jefe político del departamento fueron estériles. A pesar de la
nueva convocatoria no se logró que el Colegio Electoral reformara el acta.[92] Se atribuye a Ramón Castilla la autoría de la
campaña contra la Constitución vitalicia aunque no hay prueba material de ello.

4.6.5. Partida de Bolívar a Colombia


62. Bolívar, cumplidos sus objetivos, y complacido del contenido del Acta limeña, decidió apurar su marcha a Colombia (3
de septiembre), no sin antes recibir expresiones de las diversas corporaciones y personalidades del país para que no partiera.
Su decisión tenía mucho que ver con las serias desavenencias ocurridas entre el general Páez, jefe político del territorio de
Venezuela, y el gobierno central presidido por el vicepresidente Santander; y que provocaría la división y extinción de la Gran
Colombia. Al partir, delegó la autoridad suprema en Santa Cruz y los ministros de estado,[93] a quienes encargó la publicación
de una proclama de despedida”.[94]

4.6.6. Calificación de las Actas de los colegios electorales e intervención del Cabildo de Lima en la calificación
electoral
63. La calificación de las Actas de los colegios electorales -que era responsabilidad de la Corte Suprema, según norma
expedida por el Consejo de Gobierno--, suscitó un nuevo problema. Temiendo una "actitud insumisa" de ella (por haber
reasumido su presidencia Manuel Lorenzo de Vidaurre) el gobierno decidió encomendar la calificación a la Municipalidad de
Lima. En verdad el Consejo de Gobierno estaba dispuesto a enviar las actas a la Corte Suprema aunque Vidaurre, que
aparentaba proximidad con Bolívar, no les merecía confianza. Pando, en comunicación a Bolívar expresaba esa
incertidumbre:

“Dentro de pocos días pasaré las actas a la Corte Suprema de Justicia, para que las examine, a fin de tratar de que se preste
juramento de observar la nueva Constitución. El señor Vidaurre, (que entre paréntesis, está muy contento porque se le ha dado
su sueldo de 6.000 pesos) se explica conmigo en el sentido más juicioso, y aunque era de opinión que la Constitución debía
ser examinada por el próximo Cuerpo Legislativo, me prometo lograr persuadirle que esto sería inejecutable por pernicioso,
pues nos expondríamos a que se destruyese la obra en el crisol a que fuese sometida. Tal es nuestra situación, que es menester
saltar sobre algunas inevitables irregularidades, so pena de perderlo todo”.[95]
64. Poco tiempo después la incógnita quedó despejada. Conocido su criterio, el gobierno, según Heres, ordenó que las
Actas se remitieran a la Municipalidad de Lima.[96] Vidaurre manifestaba que Pando le leyó una nota extensa, acompañada
de los votos de los colegios electorales, que iba a ser dirigida a la Corte Suprema de Justicia, para que preste su voto en esa
materia y apruebe el acto. Él respondió que la Corte no accedería a un acto que “envuelve una nulidad notoria y que la hará
objeto del odio universal”.[97] Esta versión se confirma con la carta que cursó José de Larrea y Loredo a Bolívar en la que le
relata que Vidaurre, luego de aceptar el encargo, dirigió una extensa carta refutando la legitimidad de las actas de los colegios,
queriendo echar por tierra todo lo practicado hasta la fecha.[98]

65. En vista de “tan villana conducta” de Vidaurre -según Larrea y Loredo- se resolvió remitir las Actas a la Municipalidad
argumentando que ese cuerpo era mucho más legítimo que la Corte, porque su nombramiento procedía del pueblo y no del
Gobierno.[99] El Oficio con que Pando remitió las Actas en cuestión se cuidaba también de remarcar el pretexto invocado, a
saber, el carácter “eminentemente popular” de la Municipalidad:

"El Consejo de Gobierno desea que la Ilustre Municipalidad que U.S. dignamente preside, que esa corporación eminentemente
popular se sirva examinar estas actas, confrontarlas con el ejemplar impreso que también acompaño en unión con el proyecto
de Constitución, manifestar si están o no conformes, y expresar cuales son los votos de los Colegios electorales, tanto con
respecto a la Constitución misma, como a la elección de Presidente de la República: teniendo V.S. la bondad de devolverme
todos estos documentos a la posible brevedad".[100]
66. La municipalidad, aceptó el encargo y, al día siguiente, emitió su resolución en que declaraba:

"Verificado pues el examen y hecha la confrontación de las indicadas actas, está expedita la Municipalidad para exponer a V.S.
que las cincuenta y ocho se hallan exactamente conformes, y que los votos de los Colegios electorales con respecto a la
Constitución, son los mismos que manifestó el de esta capital en agosto de este año, a saber: la sanción del Proyecto, después
de haber hecho sobre él sabias, juiciosas y fundadas observaciones, con unas muy pequeñas diferencias en uno que otro
artículo de él, y poniendo sí por la gran mayoría, la calidad precisa de que S. E. el Libertador sea el presidente vitalicio de esta
República; y aunque la provincia de Tarapacá no ha pronunciado su opinión por falta de luces, según se expresa, está sometida
a la deliberación del Gobierno".[101]

4.7. Criticas
La Constitución bolivariana fue criticada en su tiempo, atribuyéndole de inspiración monarquita por el carácter vitalicio de la Presidencia de
la República y de los Censores, lo que hizo que sus adversarios aludieran al “Presidente como a un rey sin corona”.
La Constitución bolivariana, destacaba solo la organización política del Estado, sin ingresar al campo económico, el cual debía quedar librado
a la iniciativa privada de los individuos, de acuerdo al principio del laissez aire, laissez pa1sser (Fr. ‘Dejar hacer, dejar pasar’).
En el Proyecto de Constitución de Bolívar se reconocen influencias: norteamericana, francesa e inglesa. Influencia norteamericana el
proyecto es presidencialista. Influencia francesa: Poder Legislativo dispuesto en tres cámaras, análogo al Legislativo del Consulado
bonapartiano de 1800 y finalmente, hay influencia inglesa en la vitalicidad del Presidente de la República y la actuación del Vicepresidente
como Jefe del Gabinete, particularidad de los Primeros Ministros.

5. CONCLUSIONES
De acuerdo a los datos obtenidos hemos llegado a la conclusión:

Que el presente trabajo estudia el proyecto político de Simón Bolívar en el Perú y la elaboración de la Constitución de 1826,
denominada Constitución Vitalicia. Dicha Constitución fue copia de la Constitución del Estado Boliviano, que a la postre fue
impuesta por el “libertador” Bolívar, a los colegios electorales, quienes simplemente, obedecieron la consigna. Esta Constitución
no logró reconocimiento verdadero, tampoco tuvo real vigencia. Carecía de legitimidad política por razones ideológicas y por
falta de sentimiento nacional. Asimismo, no respondía a las necesidades y aspiraciones del Perú. Por ello sus normas fueron
efímeras y sus instituciones no se reflejaron en la Constitución histórica del Perú.
6. BIBLIOGRAFIA
[1] El 26 de febrero de 1823 se produjo el cuartelazo de Balconcillo contra el Congreso Constituyente. En el documento que
los principales mandos militares enviaron al congreso se lee: “(...) en los momento críticos no son los cuerpos colegiados los
que pueden obrar con secreto, actividad, y energía, aunque los que lo componen se hallan adornados de virtudes y
conocimientos. El carácter de la Junta Gubernativa, como el de todo cuerpo de esta especie, es la lentitud e irresolución, y este
vicio es inherente a todo cuerpo o tribunal”.
“Nuestra presente situación requiere un Jefe supremo que orden y sea velozmente obedecido, y que reanime no solamente al
patriotismo oprimido, sino que dé al ejército todo el impulso de que es susceptible”. Pruvonena, Memorias y documentos para
la historia de la independencia del Perú y causas del mal éxito que ha tenido ésta, Librería de Garnier hermanos, París, 1858,
tomo I, p. 138.
[2] Decreto de 10 de febrero de 1824.
[3] Mariano Felipe Paz Soldán, Historia del Perú Independiente. Segundo Período 1822-1827, El Havre, Lima, 1870, Tomo I,
p. 303. En sesión secreta de 10 de febrero de 1825 una comisión, nombrada para hacer conocer a Bolívar la resolución del
Congreso sobre la prórroga de la Dictadura, hizo presente al Congreso “el allanamiento del Libertador a admitir el mando bajo
de cualquier otro título, y de ninguna manera con el de Dictador (...)”. Ibíd., p. 389.
[4] Decreto de 10 de febrero de 1825, Gaceta del Gobierno, Lima, 13 de febrero de 1825, pp. 2-3.
[5] Gaceta Extraordinaria del Gobierno, Lima, 13 de febrero de 1825, p. 1.
[6] Compuesto de tres miembros (José de La Mar, José Faustino Sánchez Carrión e Hipólito Unanue). Decreto del 24 de febrero
de 1825, Gaceta del Gobierno, Lima, 31 de marzo de 1825, pp. 1-2.
[7] Gaceta del Gobierno, Lima, 23 de junio de 1825, pp. 1-2.
[8] En efecto, Azángaro (1) eligió 3; Lampa (2) eligió 3; Carabaya (1) eligió 2; Chucuito (sin representación) eligió 3. Puno,
unido a Huancané eligió 3.
[9] Mariano Felipe Paz Soldán, Historia del Perú Independiente. Segundo Período 1822-1827, Imprenta de A. Lemale, El Havre,
1874, Tomo II, p. 58.
[10] Nemesio Vargas, Historia del Perú Independiente, Imprenta de “El Lucero”, Lima, 1908, Tomo III, p. 136; Pedro Dávalos y
Lisson, Historia Republicana del Perú, Librería e Imprenta Gil, Lima, 1934, Tomo III, p. 84.
[11] Gaceta del Gobierno, Lima, 26 de junio de 1825, pp. 1-2.
[12] “Ejercicio de la Soberanía”, El Sol del Cuzco, Cuzco, 17 de septiembre de 1825, p. 1.
[13] “Interés Nacional”, La Estrella de Ayacucho, Arequipa, 22 de octubre de 1825.
[14] Carta de Unanue a Bolívar, Lima, 12 agosto de 1825, en Daniel Florencio O´Leary, Memorias del General O`Leary,
Imprenta de la “Gaceta Oficial”, Caracas, 1880, Tomo X, p. 330.
[15] Orden expedida por el supremo gobierno merced a una consulta del prefecto del Cuzco en referencia “a los obstáculos
que pueden presentarse al cumplimiento de la constitución política de la República, si esta se publica”. Agustín
Gamarra, Manifiesto sobre la legalidad de los procedimientos del prefecto del Cuzco en las elecciones de la provincia de Tinta
que declaró nulas S.E. el Consejo de Gobierno; y un breve análisis de sus servicios a la patria, Imprenta del Gobierno, Cuzco,
1826, p. 10.
[16] Horacio Villanueva Urteaga, Gamarra y la iniciación republicana en el Cuzco, Fondo del Libro del Banco de los Andes,
Lima, 1981, pp. 117-118.
[17] Carta de Antonio Gutiérrez de la Fuente a Bolívar, Arequipa, 28 de noviembre de 1825, en O´Leary,Memorias del
General O`Leary, op. cit., Tomo X, p. 170.
[18] Víctor Andrés Belaunde, Bolívar y el pensamiento político de la revolución hispanoamericana, Jomm, Asociados S.R.L.
Editores, Lima, 1983, quinta edición, pp. 215-216.
[19] Carta de Antonio Gutiérrez de la Fuente a Bolívar, Arequipa, 28 de noviembre de 1825, en O´Leary,Memorias del
General O`Leary, op. cit., Tomo X, p. 171.
[20] Heres calificaba a los diputados elegidos como rivagüerinos (Carrasco y Salomón); enemigo del libertador y de los
colombianos (Álvarez); e inútil para todo (Salazar y Vicuña). Carta de Heres a Bolívar, Lima, 29 de octubre de 1825, en Daniel
Florencio O’Leary, Historia de la independencia americana. La emancipación del Perú según la correspondencia del General
Heres con el Libertador. (1821-1830), Editorial América, Madrid, 1919, pp. 195-196.
[21] Carta de Unanue a Bolívar, Lima, 29 de octubre de 1825, en O´Leary, Memorias del GeneralO`Leary, op. cit., Tomo X, p.
343.
[22] Carta de Unanue a Bolívar, Lima, 4 de diciembre de 1825, en O´Leary, Memorias del GeneralO`Leary, op. cit., Tomo X, p.
348.
[23] Cartas de Luna Pizarro a Bolívar, Arequipa, 28 de septiembre y 11 de noviembre de 1825, en Francisco Xavier de Luna
Pizarro, Escritos políticos, Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Lima, 1959, pp. 22-24.
[24] Víctor Andrés Belaunde, Bolívar y el pensamiento político de la revolución hispanoamericana, op. cit., pp. 215-216.
[25] Santiago Tavara, Historia de los Partidos, Editorial Huascarán, Lima, 1951, p. 31.
[26] Carta de Felipe S. Estenós a Gutiérrez de La Fuente, Lima 1 de mayo de 1826, en Mariano Felipe Paz Soldán, Historia del
Perú Independiente. Segundo Período 1822-1827, op. cit., Tomo II, p. 64.
[27] “Aviso”, en Gaceta del Gobierno, Lima, 25 de marzo de 1826, p. 1.
[28] “El Peruano”, en El Peruano, Lima, 5 de julio de 1826, p. 2.
[29] Discurso de Manuel Cuadros como Prefecto de Arequipa, en El Restaurador, Arequipa, 24 de febrero de 1834, p. 3.
[30] Sebastián Lorente, Historia del Perú desde la Proclamación de la Independencia, Imprenta de la Calle Camaná N. 130,
Lima, 1876, Tomo I, pp. 334-335.
[31] Extractos de las sesiones de las juntas preparatorias del frustrado Congreso de 1826, desde el punto de vista oficial,
pueden verse en los siguientes artículos: “Constitucionales y Serviles”, originalmente publicado en El Peruano Independiente,
Lima, 8 de abril de 1826, p. 1 y reproducido en El Republicano, Arequipa, 13 de mayo de 1826, pp.109-111; “El Peruano”, en El
Peruano, Lima, 5 de julio de 1826, pp. 2-4. Desde el punto de vista de la oposición, González Vigil escribió un opúsculo,
publicado en El Patriota Chileno, titulado “relación histórica de las sesiones preparatorias del Congreso en Lima”.
[32] Según González Vigil, “perdida la votación salieron desaforados de la junta los devotos de la dictadura, y partieron los de
más influencia a la Magdalena a exponer al Libertador, que el país estaba en el mayor conflicto, y que la anarquía que ya
asomaba, iba a devorar al Perú”, “El Peruano”, en El Peruano, Lima, 5 de julio de 1826, p. 2.
[33] Luis José de Orbegoso, Memorias del Gran Mariscal don Luis José de Orbegoso, Gil, S. A. Editores, Lima, 1939, p. 35.
[34] Paz Soldán, Historia del Perú Independiente. Segundo Período 1822-1827, op. cit., Tomo II, p. 60. El mismo Bolívar, en
carta a Santander del 7 de abril de 1826, narraba los eventos de las juntas preparatorias del Congreso peruano. En su opinión
los diputados arequipeños pretendían que el Congreso sea constituyente cuando en realidad debía ser constitucional. Por sus
directivas el Consejo de Gobierno sostenía la Constitución vigente, pero “como iba a ser desairado junto con mis delegados, y
además temía una nueva anarquía nacer en este congreso constituyente, repetí decididamente lo que digo todos los días: que
me iba. Esta palabra causó un alboroto inmenso”. Confirmaba que el incidente “decidió de la cuestión en la junta preparatoria,
aunque diez y siete votos se opusieron con calor a las miras del gobierno”. Vicente Lecuna, Cartas del Libertador, Lit. Y Tip.
Del Comercio, Caracas, 1929, Tomo V, pp. 269-270.
[35] “Copia de una carta escrita de Lima su fecha 4 de abril de 1826”, en Mensagero Argentino, Buenos Aires, 13 de julio de
1826, p. 1.
[36] Ibíd.
[37] Ello con la intención de que asuma la presidencia La Mar, dadas las constantes manifestaciones públicas de Bolívar
referentes a que resignaría el mando para retornar a su país. Véase la Carta de Luna Pizarro al Obispo Goyeneche, Lima, 31
de mayo de 1826, en Rubén Vargas Ugarte, S. J. Historia General del Perú. La República (1825-1833), Editorial Milla Batres,
1984, Lima, Tomo VII, segunda edición, p. 291. Esa afirmación lo confirma Mariano Álvarez, cuando manifiesta a Bolívar que
en las juntas preparatorias no existió animadversión hacia su persona, le expresa que lo único que dividía a los diputados “es
la clase de autoridad de que se le ha de investir: unos quieren que sea la de las Leyes, y otros la Dictadura, bajo la misma o
diferente nominación”. Carta de Mariano Álvarez a Bolívar, Lima 18 de abril de 1826, en O´Leary, Memorias del
General O`Leary, op. cit., Tomo X, p. 501.
[38] Benito Laso, Exposición que hace Benito Laso diputado al Congreso por la provincia de Puno, Imprenta Republicana, Lima,
1826, p. 3. (Cursiva nuestra).
[39] “Constitucionales y Serviles”, en El Republicano, Arequipa, 13 de mayo de 1826, pp. 110-111. Bolívar, en carta a Santa
Cruz del 6 de abril, informaba sus impresiones sobre las juntas preparatorias: “El congreso del Perú, antes de reunirse, ha
tenido una campaña legislativa fuertemente reñida por los arequipeños con Luna a su cabeza. Al fin de todo se ha ganado la
votación por treinta y seis votos contra diez y ocho. El punto de la cuestión era si debía o no anular de hecho la constitución y
las leyes existentes. Desde luego, el gobierno ha sostenido que todo se debía conservar conforme a la constitución y a las
leyes. Como hay mala fe de parte de los diputados de Arequipa, este congreso va a dar mucho que hacer, y yo debo irme a
Bolivia inmediatamente. Por lo mismo, deseo que Ud. Venga inmediatamente a sostener la constitución, el orden y las leyes.
Esto es tanto más necesario, cuanto que al consejo de gobierno no lo quiere nadie, y no tenemos quien les haga frente a los
enemigos del orden. Espero a Pando para que reemplace a Unanue en las relaciones exteriores; pero a este señor Pando
tampoco lo quieren porque dicen que es godo y tiene un carácter muy fuerte”. Vicente Lecuna, Cartas del Libertador, op. cit.,
Tomo V, p. 265.
[40] Aviso del Ministerio de Gobierno, en Gaceta del Gobierno, Lima, 5 de abril de 1826, p. 1.
[41] Carta de Unanue a José Gabriel Pérez (secretario de Bolívar), Lima, 6 de abril de 1826, en O´Leary,Memorias del
General O`Leary, op. cit., Tomo X, p. 356.
[42] Paz Soldán, ob. cit., Tomo II, pp. 61-62; Vicente Lecuna, Cartas del Libertador, op. cit., Tomo V, p. 266. Para este último
la carta es del 6 de abril.
[43] Aviso del Ministerio de Gobierno, en Gaceta del Gobierno, Lima, 8 de abril de 1826, p. 1.
[44] Decreto de 17 de abril de 1826, en Gaceta del Gobierno, Lima, 19 de abril de 1826, p. 1. Se consideró que los poderes así
otorgados no correspondían al objeto del Congreso a reunirse.
[45] Carta de Bolívar a Santander, Lima, 23 de abril de 1826, en Vicente Lecuna, Cartas del Libertador, op. cit., Tomo V, p.
276-277.
[46] “Variedades”, en El Republicano, Arequipa, 22 de abril de 1826, p. 99. Reproducido en Gaceta del Gobierno, Lima, 10 de
mayo de 1826, p. 3.
[47] El Republicano, Arequipa, 29 de abril de 1826, pp. 101-102.
[48] Dice Orbegoso: "En este estado de cosas, iniciaron algunos diputados la idea de hacer una representación al Gobierno
pidiendo el aplazamiento de la reunión del Congreso hasta el año próximo de 1827. El Libertador aprobó este proyecto y aun
algunos opinaron que él mismo había sugerido este pensamiento. No tenía yo noticia alguna de esto, hasta que el Diputado
Don José Larrea que era Ministro de Hacienda me habló delante del Libertador de la representación que se pensaba hacer y
me invitó a firmarla". Luis José Orbegoso, ob. cit., p. 37. Desde el punto de vista contrario Heres afirma que Bolívar no provocó
la representación de los diputados, ni supo de ella hasta su redacción. Recalca que la alternativa del Libertador era “o irse
como pensaba o disolver el congreso”. El propio Heres era de opinión favorable a la instalación del Congreso porque creía que
contando con la mayoría de sus miembros, y animados por la opinión pública, “confiaba en que el partido de Pizarro nada
conseguiría. El Libertador creyendo muy peligrosa esta medida, la rehusó”. “Apuntamientos del general Heres”, en
O’Leary, Historia de la Independencia Americana, op. cit., p. 396.
[49] Expresó Bolívar: “Después de mucha meditación he aprobado el proyecto de aquellos ilustres ciudadanos; porque ellos
quieren ocurrir, en medio de sus embarazos, a la fuente de donde emanan sus poderes. Nada es tan conforme con las doctrinas
populares, como el consultar a la nación en masa, sobre los puntos capitales en que se fundan los estados, las leyes
fundamentales, y el magistrado supremo".
[50]Bolívar informó al Consejo de Gobierno: "Antes de concluir, diré a V. E., con toda sinceridad, que mi ansia, por devolver la
autoridad que ejerzo, me inspiró la resolución de convocar al Congreso antes de la época señalada por la ley, sin detenerme
los graves inconvenientes que los representantes han indicado; pues urgido por los clamores de mi patria, desespero por el
día de restituirme a Colombia".
[51] La representación de los diputados, comunicación de Bolívar y decreto del Consejo de Gobierno, enGaceta del Gobierno,
Lima, 3 de mayo de 1826, pp. 2-6.
[52] Apodo aplicado por referencia a los 69 miembros de las cortes españolas, entre los cuales había cuatro representantes
del Perú, que, iniciando una representación, invocando una costumbre antigua del reino persa, solicitaron a Fernando VII, en
1814, el receso de ellas. Jorge Basadre, Chile, Perú y Bolivia independientes, Salvat Editores, Barcelona-Buenos Aires, 1948,
p. 67.
[53] Benito Laso, Exposición que hace Benito Laso diputado al Congreso por la provincia de Puno, op. cit., pp. 36-39. Según
Heres Bolívar “tuvo parte como autor y corrector (...) en el manifiesto del doctor Laso”. O’Leary, Historia de la independencia,
op. cit., p. 396.
[54] José María de Pando. Epístola a Próspero, Imprenta de la Libertad, Lima, 1826, pp. 7-8. Según Baltes, Pando ponía su
Epístola “al servicio de la propaganda constitucionalista, porque estaba a cargo de la correspondiente campaña como Ministro
del Interior”. Peter Baltes, José María de Pando colaborador peruano de Simón Bolívar, (Tesis doctoral Facultad de Letras de
la PUCP), Lima, 1968, p. 80.
[55] Carta de Bolívar a Santander, Puno, 6 de agosto de 1825, en Vicente Lecuna, Cartas al Libertador, op. cit., Tomo V, pp.
64-65; Carta de Bolívar a Heres, Puno, 6 de agosto de 1825, Ibíd., p. 62.
[56] Vicente Lecuna, Documentos referentes a la creación de Bolivia, Litografía del Comercio, Caracas, 1924, Tomo 1, p. 318.
[57] Carta de la Legación de la República de Bolívar al Libertador, La Paz, 6 de septiembre de 1825, Vicente
Lecuna, Documentos referentes a la creación de Bolivia, pp. 329-330.
[58] Carta de Bolívar a Unanue, Chuquisaca, 10 de noviembre de 1825, en Vicente Lecuna, Cartas al Libertador, op. cit., Tomo
V, p. 161.
[59] Carta de Santander a Bolívar, Bogotá 21 de enero de 1826, en Vicente Lecuna, Cartas de Santander, Lit. Y Tip. del
Comercio, Caracas, 1942, Tomo II, p.153.
[60] Carta de Bolívar a Santander, Oruro 25 de septiembre de 1825, en Vicente Lecuna, Cartas al Libertador, op. cit., Tomo V,
pp. 95-96.
[61] Carta de Bolívar a Santander, La Plata, 26 de noviembre de 1825, en Vicente Lecuna, Cartas al Libertador, op. cit., Tomo
V, pp. 180-181.
[62] Carta de Bolívar a Santander, La Plata, 12 de diciembre de 1825, en Vicente Lecuna, Cartas al Libertador, op. cit., Tomo
V, p. 187.
[63] Carta de Bolívar a Santander, Chuquisaca, 27 de diciembre de 1825, en Vicente Lecuna, Cartas al Libertador, op. cit.,
Tomo V, pp. 198-199.
[64] Gustavo Adolfo Otero. “Bolívar y Bentham”, Historia. Revista de Cultura, no 6, 1944, pp. 86-87.
[65] “Nota autógrafa de Heres, puesta al borrador de su carta para Sucre, fechada el 12 de mayo de 1826 en la Magdalena”,
en Vicente Lecuna, Documentos referentes a la creación de Bolivia, Litografía del Comercio, Caracas, 1924, Tomo 2, pp. 371-
372.
[66] Manuel Lorenzo de Vidaurre, Suplemento a las cartas americanas, Imprenta Republicana, Lima, 1827, p. 158.
[67] Carta de José Larrea y Loredo a Bolívar, Lima, 17 de diciembre de 1825, en Vicente Lecuna, Cartas al Libertador, op. cit.,
Tomo V, pp. 430-431.
[68] Daniel Florencio O´Leary, Bolívar y la Emancipación de la América del Sur. Memorias del General O´Leary, Sociedad
Española de Librería, Madrid, s.f.e., Tomo II, pp. 564-565.
[69] Ibíd., p. 565.
[70] Santiago Távara, Historia de los partidos, op. cit., p. 126.
[71] “Nota autógrafa de Heres, puesta al borrador de la carta para Sucre, fechada el 12 de mayo de 1826 en la Magdalena”, en
Vicente Lecuna, Documentos referentes a la creación de Bolivia, op. cit., Tomo 2, p. 371.
[72] Carta de Bolívar a Santander, Magdalena, 7 de mayo de 1826, en Vicente Lecuna, Cartas al Libertador, op. cit., Tomo V,
pp. 288-289; Raúl Porras Barrenechea, El Congreso de Panamá (1826), Imprenta “La Opinión Nacional”, Lima, 1930, p. LXXI.
[73] Orden circular, en Registro Oficial de la Republica Peruana, Lima, 2 de junio de 1826, p. 3.
[74] Ibíd., pp. 4-5.
[75] Decreto de 29 de junio de 1826, en Registro Oficial de la República Peruana, Lima, 14 de julio de 1826, pp. 1-2.
[76] En Lima fue publicado sólo el “Discurso preliminar” en El Peruano, Lima, 17 y 24 de junio de 1826, pp. 2-4 y 2-3,
respectivamente. Sin embargo se publicaron dos ediciones en folleto, la primera sin el discurso preliminar, y la segunda
incluyéndolo. Véase Proyecto de Constitución para la República de Bolivia, Imprenta Republicana, Lima, 1826; Proyecto de
Constitución para la República de Bolivia y discurso del Libertador, Imprenta Republicana, Lima, 1826, pp. 16-30. En la ciudad
imperial se publicó el discurso y el texto del proyecto en El Sol del Cuzco, 22 de julio al 23 de septiembre de 1826. En Arequipa,
por encargo del Libertador al prefecto, se editó un folleto, Proyecto de Constitución para la República de Bolivia y discurso del
Libertador, Imprenta del Gobierno, Arequipa, 1826. Un texto que sirvió de divulgación del contenido del proyecto fue elaborado
por Antonio Leocadio Guzmán, Ojeada al proyecto de Constitución que el Libertador ha presentado a la República Bolívar,
Imprenta Republicana, Lima, 1826. En palabras de Altuve, con este folleto Bolívar “aprovechó el brillante y múltiple talento
vanidoso de Antonio Leocadio Guzmán para comentarse a sí mismo”. Leonardo Altuve Carrillo,Choquehuanca y su arenga a
Bolívar, Editorial Planeta, Buenos Aires, 1991, p. 13. El proyecto de texto constitucional para el Perú fue publicado
como Proyecto de Constitución para la Republica peruana, Imprenta de La Libertad, Lima, 1826. Éste tenía escasas diferencias
con el modelo boliviano.
[77] “Circular a los prefectos”, en El Peruano, Lima, 8 de junio de 1826, pp. 1-2.
[78] Paz Soldán, Historia del Perú Independiente. Segundo Período 1822-1827, op. cit., Tomo II, p. 76; Vicente Lecuna, Cartas
al Libertador, op. cit., Tomo V, pp. 374-375.
[79] Fusilados el 15 de abril de 1826 por traición a la patria. Véase los documentos del proceso enGaceta del Gobierno, Lima,
15 y 29 de abril de 1826, pp. 1-4 y 1-3, respectivamente.
[80] Relegación de los empleos públicos, hostigamiento, persecución, entre otros.
[81] “Un Elector de Arequipa a sus conciudadanos por Manuel Amat y León. Arequipa, 7 de marzo de 1827”, en El Telégrafo
de Lima, 21 de mayo de 1827, pp. 2-3.
[82] “Exclamación del colegio electoral de la provincia de Lima”, en Pruvonena, Memorias y documentos para la historia de la
independencia del Perú y causas del mal éxito que ha tenido ésta, op. cit., Tomo II, p. 358.
[83] Acta del colegio electoral de la provincia de Lima, 16 de agosto de 1826, en El Peruano, Lima, 23 de agosto de 1826, pp.
1-2.
[84] Véase el oficio, en El Sol del Cuzco, Tomo II, 1826. Edición facsimilar dispuesta por el gobierno de la República de
Venezuela, Comisión Nacional del Sesquicentenario de las batallas de Junín y Ayacucho, y de la convocatoria del Congreso
Anfictiónico de Panamá, Caracas, 1974, p. 227.
[85] Acta del colegio electoral de la provincia de Huánuco, 27 de agosto de 1826, en Constitución para la República Peruana,
op. cit., p. 39.
[86] Acta del Colegio Electoral de la provincia de Chancay, 31 de agosto de 1826, en Constitución para la República Peruana,
op. cit., pp. 27-28.
[87] Acta del Colegio Electoral de la provincia de Ica, 22 de agosto de 1826, en Constitución para la República Peruana, op.
cit., p. 35.
[88] Acta del Colegio Electoral de la provincia de Maynas, 4 de septiembre de 1826, en Constitución para la República Peruana,
op. cit., p. 108.
[89] Paz Soldán, Historia del Perú Independiente. Segundo Período 1822-1827, op. cit., Tomo II, pp. 107-108.
[90] Acta del Colegio Electoral de la provincia de Tarapacá, 1 de septiembre de 1826, en Constituciónpara la República
peruana, op. cit., p. 62.
[91] Paz Soldán, Historia del Perú Independiente. Segundo Período 1822-1827, op. cit., Tomo II, p. 109.
[92] Para Dulanto Pinillos, Castilla era adverso al proyecto de constitución combatiéndola pública y privadamente: “Todo
Tarapacá conoce a éste respecto no sólo la opinión sino la acción del Subprefecto. Castilla reúne hasta los que le odian para
que la desaprueben, aun cuando La Fuente lo conmina para que el Colegio Electoral de Tarapacá la acepte”. Ladinamente
escribe al Prefecto sobre el parecer del Colegio Electoral y su dificultad en uniformar los sentimientos de los electores: “Él, y
nadie más que él es autor de esa falta de unanimidad que equivale a un rechazo”. Jorge Dulanto Pinillos, Ramón Castilla,
Compañía de Impresiones y Publicidad, Lima, 1945, segunda edición, p. 49.
[93] Decreto de 1 de septiembre, en El Peruano. Viva la República, Lima, 6 de septiembre de 1826;Registro Oficial de la
República Peruana, Lima, 11 de septiembre de 1826, p. 2.
[94] Proclama del 3 de septiembre de 1826, publicado en El Peruano, Lima, 6 de septiembre de 1826, p.1. Según Pando, la
partida de Bolívar del Perú fue definitiva. Por consiguiente, la presidencia vitalicia que se le otorgó por los colegios electorales
“quedaba en el hecho y en el derecho insubsistente”. Por tanto, debía ser el poder legislativo quien asumiera la atribución que
le concedía el artículo 30 de la Constitución de 1826, esto es, designar al presidente de la república. Por último añadía, “El día
que el Libertador dijo adiós a nuestras playas, fue para siempre”. José María de Pando, Manifiesto que presenta a la nación de
su conducta pública José María de Pando, Imprenta de La Libertad, Lima, 1827, pp. 16-17.
[95] Carta de Pando a Bolívar, Lima, 8 de septiembre de 1826”, en O’Leary, Memorias del General, op. cit., Tomo X, pp. 407-
408.
[96] Carta de Heres a Bolívar, Lima, 22 de noviembre de 1826, en O’Leary, Historia de la independencia,op. cit., pp. 216-217.
[97] Manuel Lorenzo de Vidaurre, Suplemento a las cartas americanas, op. cit., pp. 191 y 195-196.
[98]Carta de José de Larrea y Loredo a Bolívar, Lima, 22 de noviembre de 1826, en O´Leary, Memorias del General, op. cit.,
Tomo X, p. 436.
[99] Ibíd.
[100] Véase el Oficio del Ministerio del Interior, en Constitución para la República Peruana, op. cit., p. 109.
[101] Constitución para la República Peruana, op. cit., pp. 109-110; y Manuel Lorenzo Vidaurre,Suplemento a las cartas
americanas, op. cit., pp. 200-202.
Bolivia contada a través de sus 19 textos constitucionales
Bolivia cumple este 6 de agosto 191 años de vida independiente y a lo largo de su historia 19 textos constitucionales
recogieron los cambios políticos, sociales y económicos que enfrentó. Aquí un resumen de esa historia

Bolivia nació a la vida independiente el 6 de agosto de 1825 y a lo largo de su historia fueron aprobados 19 textos
constitucionales que respondieron a sus tiempos y momentos políticos. En 2009, entró en vigencia la actual
Constitución que dejó de lado el histórico Estado Republicano y refundó lo que hoy se denomina Estado Unitario Social
de Derecho Plurinacional Comunitario.

Un texto denominado Opiniones y Análisis auspiciado por la institución Fundemos, publicado en 2005, reseña que
Asambleas, Congresos y Convenciones fueron utilizadas como mecanismos para reformar el contenido de la Carta Magna.

La Asamblea de 1826 ejerció el poder constituyente “originario” para la creación del nuevo Estado puesto que no estuvo
sometida a normas preexistentes. El último proceso constituyente se instaló en 2006 y terminó redefiniendo las
estructuras del viejo Estado republicano.

Aquí la historia de Bolivia desde sus 19 Constituciones:

1826

La CPE de 1826 fue redactada por el Libertador Simón Bolívar y aprobada por el presidente Antonio José de Sucre. Daba
nacimiento constitucional a la República de Bolivia con los departamentos de Potosí, Chuquisaca, La Paz, Santa Cruz,
Cochabamba y Oruro. Fueron creados los poderes Electoral, Legislativo, Ejecutivo y Judicial, y reconocía a la religión
apostólica y romana como única.

El Legislativo estaba formado por Tribunos, Senadores y Censores, mientras que la Presidencia tenía un carácter vitalicio

Agosto de 1831

Fue aprobada por el Mariscal Andrés de Santa Cruz y Calahumana. Incorpora en la división territorial a las provincias
Litoral y de Tarija, y divide los poderes en Legislativo, Ejecutivo y Judicial. Incorpora el bicamaralismo (Representantes y
Senadores), la elección del Presidente por un período de cuatro años, pudiendo ser reelecto.

Octubre de 1834

Fue promulgada también por el Mariscal Andrés de Santa Cruz y Calahumana. Ratifica que la “nación boliviana es para
siempre libre e independiente”. No establece cambios significativos pero establece que cada dos años, el 6 de agosto, se
reunirá el Congreso bicamaral en la capital de la República. No se menciona al Poder Electoral.

Agosto de 1839

Rige la Constitución Política del Estado y en el inicio reafirma el Congreso Constituyente de Bolívar y establece una
posición contraria al proyecto “de la supuesta Confederacion Perú Boliviana”, que propugnó el Mariscal Andrés de Santa
Cruz y Calahumana en octubre de 1836.

Junio de 1843

Fue aprobada en el gobierno de José Ballivián. Bolivia comprende los Departamentos de Chuquisaca, Potosí, Paz de
Ayacucho, Santa Cruz, Cochabamba, Oruro, Tarija, Beni y distrito Litoral de Cobija. Establece que la gestión del Presidente
durará ocho años, “contados desde el día en que tome posesión, no pudiendo ser reelegido hasta que haya pasado un
periodo constitucional”.

Septiembre de 1851

Aprobada en el gobierno de Manuel Isidoro Belzu. Establece que la enseñanza es libre, sujeta solamente a las condiciones
de capacidad y moralidad. Establece que el Presidente de la República ejercerá funciones por cinco años y no podrá ser
reelecto sino después del intervalo de cinco años.

Agosto de 1861

Aprobada en el gobierno de José María Achá Valiente. Anula la pena de muerte con excepciones en casos de asesinato,
parricidio, y traición a la Patria. El período constitucional del Presidente será de tres años no pudiendo ser reelecto sino
pasado un periodo. Establece que el Poder Legislativo se ejerce por una Asamblea formada por diputados (unicamaral)

Octubre de 1868
Aprobada en el Gobierno de Mariano Melgarejo. Retoma la cámara de representantes y de senadores. El período
constitucional del Presidente durará cuatro años, con derecho a reelección por otro periodo (no habla del intervalo de un
período).

Octubre de 1871

Aprobada durante el gobierno de Agustín Morales Hernández. Determina la anulación de la esclavitud y que “todo esclavo
que pise el territorio boliviano es libre”. Retoma la Asamblea como Poder Legislativo, constituido por diputados. Fija que
el Presidente durará cuatro años y no podrá ser reelecto sino pasado un período. Abole la pena de muerte con excepciones
en casos de asesinato, parricidio o traición a la Patria

1878

Promulgada por el presidente Hilarión Daza. Separa el concepto de Ciudadanía. Suprime el Consejo de Estado y fija los
alcances del Régimen Municipal con las instalaciones de concejos en capitales de departamento y provincias. Elimina la
potestad para cada boliviano de portar armar.

Octubre de 1880

Aprobada en el gobierno de Narciso Campero. Reconoce a la religión católica, apostólica, romana, pero permite el ejercicio
público de todo otro culto. Incorpora dos cámaras en el Legislativo, de Senadores y de Diputados.

Octubre de 1938

Aprobada durante el gobierno de German Busch. Fija un período de cuatro años para el Presidente de forma
“improrrogable”. Podrán ser reelegidos pasado un mandato constitucional. Reivindica el “dominio originario del Estado”
sobre “todas las sustancias del reino mineral, las tierras baldías con todas sus riquezas naturales, las aguas lacustres,
fluviales y medicinales, así como todas las fuerzas físicas susceptibles de aprovechamiento económico”.

Noviembre de 1945 (voto de la mujer)

Durante el gobierno de Gualberto Villarroel es aprobada nuevas reformas constitucionales. Define que la gestión del
Presidente y el Vicepresidente de la República es de seis años improrrogables. Es reconocido para “la formación de las
Municipalidades se reconoce el derecho de elección y elegibilidad a la mujer boliviana”

Noviembre de 1947

Aprobada en el gobierno de Mamerto Urriolagoitia. Reduce el mandato del Presidente a cuatro años y mantiene el voto de
la mujer en elecciones municipales.

1961

Fue sancionada por el Congreso Nacional Extraordinario el 31 de julio y promulgada por Víctor Paz Estensoro el 6 de
agosto. Fue la primera vez que el Congreso, sin facultades constituyentes, sancionó una Carta Magna. Incorporó las
medidas emergentes de la Revolución de 1952 como la nacionalización de las minas, el sufragio universal, la reforma
agraria, reforma educativa y el régimen de seguridad social.

Febrero de 1967

Aprobada por general René Barrientos. Establece que el mandato presidencial es de cinco años, posible de reelección
transcurrido un período de gobierno. Establece que el Congreso Nacional se reunirá ordinariamente cada año en la Capital
de la República, el día 6 de agosto. Prohíbe que las funciones del poder público, legislativa, ejecutiva y judicial, sean
reunidas en el mismo órgano.

Agosto de 1994

Aprobada por el gobierno de Gonzalo Sánchez de Lozada. Establece el carácter multiétnico y pluricultural en una
República unitaria, adopta para su gobierno la forma democrática representativa, fundada en la unidad y la solidaridad
de todos los bolivianos. Establece el Tribunal Constitucional, Consejo de la Judicatura y el Defensor del Pueblo

2004

Se promulga en el gobierno de Carlos Mesa. La Carta plantea una innovadora forma de que el pueblo delibere a través de
tres mecanismos que impulsaron la democracia participativa: la Asamblea Constitucional, el Referendo y la Iniciativa
Legislativa Ciudadana. Además se dispuso el fin del monopolio de los partidos políticos para ser mecanismos únicos de
postulación de candidatos con la incorporación de las agrupaciones ciudadanas y de pueblos indígenas en las contiendas
electorales. Además, se limita la inmunidad parlamentaria solamente al ámbito penal.
Febrero de 2009

Aprobado en el gobierno de Evo Morales, tras un proceso constituyente. Establece un Estado democrático, intercultural,
descentralizado y con autonomías; reconoce la libre determinación de los pueblos indígena, originarios, campesinos y a
36 comunidades. El Estado es independiente de la región, incorpora a los símbolos patrios la wiphala; la escarapela; la
flor de la kantuta y la flor del patujú.

Establece una democracia directa y participativa; prohíbe y sanciona la discriminación; reconoce la justicia comunitaria;
cambia el denominativo de Congreso por Asamblea Legislativa, fija una gestión de cinco años con una reelección continua;
constituye el cuarto poder, el Órgano Electoral; crea la procuraduría; constitucionaliza la demanda marítima; prevé que
los recursos naturales son de propiedad y dominio directo e indivisible, entre otros.

LA CONSTITUCIÓN BOLIVIANA DE 1826


Insólita, atrevida y desconcertante fue la constitución que el mismo Libertador redactó para la recién creada
república de Bolivia, a raíz de las espléndidas y rotundas victorias de Junín y Ayacucho. Insólita porque se trataba
de un estatuto fundamental muy controvertido en sus planteamientos ideológicos absolutistas y absorbentes;
atrevida porque rompía el esquema político constitucional imperante, tanto en su parte dogmática como en su parte
orgánica; y desconcertante porque consagraba el régimen autocrático y personalista, en franca oposición a las
repúblicas democráticas que habían surgido de la Guerra Magna, precisamente bajo la espada fulgurante y
victoriosa de Bolívar.
Fue inmediato y evidente el fracaso de aquel estatuto en Bolivia y Perú, donde rigió fugaz y brevemente. Y
trascendental su franco y enérgico rechazo en la Gran Colombia, pese a los esfuerzos e intrigas de los comisionados
para imponerlo aquí, porque tropezaron con una oposición infranqueable: la vigencia democrática de la Carta de
Cúcuta de 1821 y la tenacidad y mística de Santander y de los liberales en rechazar la ley suprema boliviana,
contraria a la cucuteña, que había sido aplicada con éxito en un quinquenio de su benéfica, democrática y plausible
experiencia (1821-1826).

El texto se había elaborado con confusión y timidez porque estoy persuadido de mi incapacidad para hacer
leyes según confesión de Bolívar, y como réplica al requerimiento 5 de agosto de 1825 de la Asamblea
General de los Representantes del Alto Perú (hoy Bolivia) con sede en Chuquisaca (hoy Sucre), que le pedía
una ley fundamental hija de sus luces, experiencia y amor a la libertad , texto que con alguna enmienda fue
sancionado por el Congreso de Bolivia el 19 de noviembre de 1826.

Contenía la constitución boliviana 142 artículos, resumidos en 10 títulos, enunciados así luego de una
invocación teocrática de la autoridad: I. De la nación; II. Del gobierno; III. Del poder electoral; IV. Del
poder legislativo; V. Del poder ejecutivo; VI. Del poder judicial; VII. Del régimen interior de la república;
VIII. De la fuerza armada; IX. Observancia de la Constitución, y X. De las garantías. Su modelo se
inspiraba en la constitución de Haití y en conjunto era una miscelánea de instituciones romanas, normas
británicas, principios afrancesados y legislación norteamericana.

Cuatro puntos fueron claves en su esencia: la presidencia vitalicia y hereditaria, que abría el paso al
absolutismo dictatorial, aunque no a la monarquía; el establecimiento de cuatro poderes electoral,
legislativo, ejecutivo y judicial, en contraste con la tradicional división tripartita del poder público; la
novedad de un congreso con tres cámaras senado, cámara de los censores y cámara de los tribunos que
remplazaba el sistema bicameral, y el curioso, oportunista y populista poder electoral, cuya mecánica
estatuía el voto popular restringido y de difícil aplicación.

Cuando Bolívar trató de implantar aquí su constitución, los cimientos republicanos de la Gran Colombia
comenzaron a crujir hasta su desmoronamiento.
Constitución Política del Perú de 1826
Constitución para la República Peruana de
1826
(Constitución Vitalicia)

Tipo de texto Texto constitucional

Ratificación 30 de noviembre de 1826

Promulgación 9 de diciembre de 1826

Derogación 27 de enero de 1827

Autor(es) Simón Bolívar

Ubicación Perú

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La Constitución para la República Peruana de 1826, más conocida como la Constitución Vitalicia, fue la
segunda carta políticadel Perú, elaborada por el Dictador Simón Bolivar y de tendencia conservadora. Fue aprobada
por los colegios electorales de la República, ante la imposibilidad de que se reuniera un Congreso Constituyente,
siendo promulgada por el Consejo de Gobierno presidido por el mariscal Andrés de Santa Cruz el 30 de
noviembre de 1826, por ausencia de Bolívar. Su juramentación pública se dio el 9 de diciembre de ese mismo año,
segundo aniversario de la batalla de Ayacucho. Una de las principales estipulaciones de esta Constitución era el
establecimiento de un presidente vitalicio o de por vida, cargo reservado para Bolívar. Éste impuso también una
Constitución similar a Bolivia y planeaba hacer lo mismo en la Gran Colombia. Pero la reacción antibolivariana que
estalló en el Perú, así como en los demás países «bolivarianos», trastocó sus proyectos. La Constitución Vitalicia del
Perú estuvo en vigor solo 50 días, pues fue suspendida ni bien cayó el régimen bolivariano, el 27 de enero de 1827.

Índice
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 1Antecedentes
 2Aprobación y promulgación de la Constitución
 3Estructura
 4Principales disposiciones
 5Derogación
 6Referencias
 7Bibliografía
 8Véase también
 9Enlaces externos

Antecedentes[editar]
Al comenzar el año 1825, la guerra de la independencia del Perú prácticamente había finalizado, pues resistía
únicamente el general español José Ramón Rodil en la fortaleza del Real Felipe del Callao. Se esperaba el final de la
dictadura de Bolívar y la instalación de un gobierno auténticamente peruano, cuyo primer paso debería ser el
restablecimiento de la Constitución liberal de 1823, que había sido suspendida casi al mismo tiempo de ser
promulgada. Pero ello no ocurrió, pues si bien se reunió el Congreso nacional (el mismo que se había instalado en
1822), este decidió por unanimidad prorrogar la dictadura bolivariana hasta el año siguiente, facultando a Bolívar
delegar el mando supremo, total o parcialmente, en las personas que tuviese a bien (10 de febrero de 1825).
Enseguida, el mismo Congreso cesó en sus funciones (10 de marzo del mismo año). Se ha calificado a este acto como
un suicidio parlamentario.

Simón Bolívar.
El 20 de mayo de 1826, Bolívar expidió un decreto en Arequipa convocando a un Congreso General, que se reuniría en
Lima el 10 de febrero de 1826, es decir, a un año exacto de la prorrogación de sus facultades dictatoriales. La elección
de los miembros del Congreso correspondía, según lo establecido en la Constitución de 1823, a los Colegios
Electorales de provincias, compuesto por los electores de las parroquias. Pese a la presión del gobierno, fueron
elegidos algunos diputados liberales y antibolivaristas, entre los que destacaban los representantes de
Arequipa, Francisco Xavier de Luna Pizarro y Francisco de Paula González Vigil. Esto provocó la ira de Bolívar, que en
carta dirigida a Antonio Gutiérrez de La Fuente(entonces prefecto de Arequipa) se quejó de los «malditos diputados»
que había enviado su jurisdicción, pidiéndole que hiciera algo por cambiarlos. Presionado por la reacción de Dictador,
el Consejo de Gobierno desconoció las credenciales de aquellos diputados, quedando así amputada la minoría liberal
que amenazaba ser muy combativa.
Finalmente, el Congreso no llegó a reunirse y solo se quedó en las Juntas Preparatorias, pues los mismos diputados
solicitaron a Bolívar que aplazara la convocatoria hasta el año siguiente. Bolívar aceptó complacido, diciendo al
respecto que prefería la opinión del pueblo a la opinión de los sabios, en lo concerniente a la aprobación de la
Constitución.
Ya por entonces Bolívar había redactado una Constitución Vitalicia para Bolivia, que fue sometido a discusión en el
Congreso de dicho país; era la misma Carta Política que pensaba promulgar en el Perú. La suspensión del Congreso
Peruano de 1826 allanó el camino para realizar su propósito.

Aprobación y promulgación de la Constitución[editar]


La Constitución Vitalicia, redactada por el mismo Bolívar, no fue discutida por Congreso alguno, ni tampoco se convocó
a la consulta popular, como aparentemente había ofrecido Bolívar, sino que se sometió su aprobación a los 58
Colegios Electorales de la República. El 18 de agosto de 1826 lo aprobó el Colegio Electoral de Lima, y sucesivamente,
la de provincias, con excepción de Tarapacá, que se remitió al Colegio Electoral de Arequipa. Fue pues aprobada de
manera unánime, con la condición de que Bolívar fuera el primer presidente vitalicio del Perú. Luego el Consejo de
Gobierno del Perú declaró el 30 de noviembre de dicho año que
La Constitución Vitalicia era la Ley Fundamental del Perú y S.E. el Dictador Simón Bolívar el Presidente Vitalicio de la República.

Ya el 26 de dicho mes la había aprobado el Congreso boliviano, que luego eligió a Antonio José de Sucre como
presidente vitalicio de Bolivia, con la condición de que Bolívar ejerciera el poder supremo cada vez que hiciera acto de
presencia en su territorio.
Aprobada así la Constitución Vitalicia, fue juramentada en ambos países, el Perú y Bolivia, el 9 de diciembre de 1826,
segundo aniversario de la batalla de Ayacucho. En Lima la ceremonia fue opaca, en medio de la indiferencia y el
rechazo popular. Se dice que se arrojaron monedas a los presentes, obligándoles a que gritaran «¡Viva la Constitución!
¡Viva el Presidente vitalicio!». Pero algunos burlonamente respondieron: «¡Viva la plata!». Por entonces Bolívar ya no
se hallaba en el Perú pues había partido a la Gran Colombia dos meses atrás, atendiendo los urgentes llamados de
sus seguidores, que veían con pavor que su creación geopolítica se desmoronaba.

Estructura[editar]
Constaba de 150 artículos, reunidos en once títulos:

 Título I: De la nación:
 Capítulo I: De la nación peruana.
 Capítulo II: Del territorio.
 Título II: De la religión.
 Título III: Del gobierno.
 Capítulo I: Forma de gobierno.
 Capítulo II: De los peruanos
 Título IV: Del poder electoral.
 Capítulo I: De las elecciones.
 Capítulo II: Del cuerpo electoral.
 Título V: Del poder legislativo.
 Capítulo I: De la división, atribuciones y restricciones de este poder.
 Capítulo II: De la Cámara de Tribunos.
 Capítulo III: De la Cámara de Senadores.
 Capítulo IV: De la Cámara de Censores.
 Capítulo V: De la formación y promulgación de las leyes.
 Título VI: Del poder ejecutivo.
 Capítulo I: Del presidente.
 Capítulo II: Del vicepresidente.
 Capítulo III: De los Secretarios de Estado.
 Título VII: Del poder judicial.
 Capítulo I: Atribuciones de este Poder.
 Capítulo II: De la Corte Suprema.
 Capítulo III: De las Cortes de Distrito Judicial.
 Capítulo IV: Partidos Judiciales.
 Capítulo V: De la Administración de Justicia.
 Título VIII: Del régimen interior de la República.
 Capítulo único.
 Título IX: De la Fuerza Armada.
 Capítulo único.
 Título X: Reforma de la Constitución.
 Capítulo único.
 Título XI: De las garantías.
 Capítulo único.

Principales disposiciones[editar]
Esta Constitución era en realidad una adaptación, con algunas enmiendas, de la Constitución Napoleónica del año VIII.

 Preveía cuatro poderes del Estado:


 El Poder Electoral, constituido por electores nombrados por los ciudadanos en ejercicio uno por cada cien. Los
electores duraban cuatro años y entre sus atribuciones se contaban las de nombrar por primera vez a quienes
debían integrar las Cámaras Legislativas, y elegir o proponer en terna a los miembros del Poder Judicial y
empleados públicos.
 El Poder Judicial, que en teoría debía ser independiente y estaría representado por la Corte Suprema y demás
tribunales.
 El Poder Legislativo, que tenía una estructura complicada. Constaba de tres cámaras: los tribunos, los
senadores y los censores, cada una con 24 miembros. «Los tribunos debían durar cuatro años; los senadores,
ocho; y los censores eran vitalicios. Correspondían al Tribunado las atribuciones tradicionales de las Cámaras
populares en materias hacendarias y políticas; al Senado la legislación civil y eclesiástica y la nominación de
los más altos funcionarios; y a los Censores, la instrucción y la fiscalización política y moral».1
 El Poder Ejecutivo, con un Presidente Vitalicio (que naturalmente debía ser Bolívar), aunque pasando
previamente por la formalidad de ser designado por el Congreso; luego se reservaba dicho Presidente el
derecho de designar a su sucesor. Completaban este poder un Vicepresidente y tres ministros de estado.
 Suprimía los antiguos Cabildos o Municipalidades.
 Las garantías estaban reconocidas, aunque de manera sobria:
 Se garantizaban la libertad civil, la seguridad individual, la propiedad y la igualdad ante la ley.
 Se garantizaba la libertad de imprenta, pero bajo la responsabilidad que la ley determinase.
 Habría libertad de tránsito.
 Se garantizaba la inviolabilidad del domicilio.
 Las contribuciones se repartirían de manera proporcional.
 Se abolían los empleos y privilegios hereditarios y las vinculaciones eclesiásticas y laicales.
 Se establecía la libertad de todo género de trabajo, industria o comercio, a no ser que fueran contra las
costumbres públicas, la seguridad, y la salubridad de los peruanos.
 Se reconocía la propiedad de los inventores.
 No se podría suspender al Constitución, sino en los casos y circunstancias expresadas en la misma, siendo
obligatorio señalar el término que debía durar la suspensión.

Derogación[editar]
Esta Constitución, destinada a ser «vitalicia» como su mismo nombre presumía, solo estuvo en vigencia durante 50
días, mientras duró el régimen bolivariano o vitalicio en el Perú. La reacción antibolivariana estalló en Lima los
días 26 y 27 de enero de 1827, empezando como una sublevación militar de las tropas colombianas, descontentas por
la falta de pagos, para enseguida derivar en una sublevación cívica dirigida por líderes liberales como Manuel Lorenzo
de Vidaurre y Francisco Javier Mariátegui. Se reunió el Cabildo, que entre otros acuerdos, dejó sin vigencia la carta
vitalicia, al considerar que había sido aprobada de manera ilegal por los colegios electorales, por carecer estos de las
facultades pertinentes. Se restauró luego la Constitución liberal de 1823, con algunas restricciones, mientras que un
Congreso Constituyente discutía una nueva carta política, que sería Constitución liberal de 1828.

Referencias[editar]
1. Volver arriba↑ Basadre 1998, p. 85.

Bibliografía[editar]
 Basadre, Jorge: Historia de la República del Perú. 1822 - 1933, Octava Edición, corregida y aumentada. Tomo 1.
Editada por el Diario "La República" de Lima y la Universidad "Ricardo Palma". Impreso en Santiago de Chile,
1998.
 Chirinos Soto, Enrique: Historia de la República (1821-1930). Tomo I. Lima, AFA Editores Importadores S.A., 1985.
 García Belaunde, Domingo: Las Constituciones del Perú. Segunda edición, Lima, 2005.
 Tauro del Pino, Alberto: Enciclopedia Ilustrada del Perú. Tercera Edición. Tomo 5, CHO/CUZ. Lima, PEISA,
2001. ISBN 9972-40-154-1
 Vargas Ugarte, Rubén: Historia General del Perú. Sexto Tomo. Tercera Edición. Editor Carlos Milla Batres. Lima,
Perú, 1981. ISBN 84-499-4818-5

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