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www.contralinea.com.mx/archivo-revista/2011/01/13/mexico-ninos-violentados-y-sin-derechos/
Paulina Monroy
México se perfila para ser uno de los países en los que más
violencia se ejerce contra niños y adolescentes. El maltrato
físico y el homicidio se han convertido en una de las principales
amenazas para esta población. Hasta 2009, el DIF había
comprobado más de 20 mil casos de maltrato infantil. Pese a
las cifras, no hay un sistema integral de protección de derechos
de la infancia, y las entidades responsables no tienen
atribuciones suficientes para garantizar la seguridad de niños y
adolescentes
México ocupa el primer lugar en violencia física, abuso sexual y homicidios de menores de 14
años entre los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos.
En México, señala la Redim, aún no existe una legislación profunda que regule y proteja a
niños y niñas en contra de la violencia. Dentro de los motivos, ubica el escaso conocimiento
sobre los derechos de la infancia, la ausencia de datos estadísticos que permitan analizar las
causas y efectos de la violencia y la falta de mecanismos de participación infantil que
promuevan la opinión, exigibilidad o denuncia.
Respecto del número de casos, asegura que es difícil cuantificarlos debido al subregistro por
factores externos, como la ilegalidad de este tipo de actividades y a elementos subjetivos o de
interpretación de la agresión que no siempre permite identificar, distinguir y reconocer la
presencia de violencia.
El Informe mundial sobre la violencia contra los niños y las niñas 2007 define ésta como el
maltrato o la vejación de menores de edad que abarca todas las formas de malos tratos
físicos y emocionales que originen un daño real o potencial para su salud, desarrollo o
dignidad en el contexto de una relación de responsabilidad, confianza o poder.
“La exposición temprana a la violencia –enuncia Paulo Sérgio Pinheiro– es crítica porque
puede tener un impacto en la arquitectura del cerebro en proceso de maduración. En el caso
de exposición prolongada a la violencia, inclusive como testigo, la perturbación del sistema
nervioso e inmunológico puede provocar limitaciones sociales, emocionales y cognitivas, así
como dar lugar a comportamientos que causan enfermedades, lesiones y problemas sociales.”
México ratificó en 1990 la Convención sobre los Derechos de los Niños que establece que “los
países miembros deben tomar las medidas legislativas, administrativas, sociales y educativas
adecuadas para proteger al niño de toda forma de violencia física o mental, de traumatismos o
de maltratos, de descuidos o trato negligente, de maltrato o de explotación, en especial del
abuso sexual, mientras se encuentre bajo la custodia de sus padres, de un representante
legal o de cualquier otra persona que esté a su cargo”.
En 2006, el Comité de los Derechos del Niño de la Organización de las Naciones Unidas se
dijo preocupado por el elevado número de casos denunciados de violencia en el hogar y
abuso de niños, la falta de medidas preventivas y de combate a estas prácticas. Por ello,
recomendó al gobierno mexicano intensificar sus esfuerzos para elaborar un sistema que
facilite la reunión de datos sobre los niños menores de 18 años que necesitan protección
especial.
Además, sugirió en temas como la tortura, el abuso, el descuido y los malos tratos que se
adopten medidas para prevenir y eliminar todo tipo de violencia, que se investiguen
debidamente los casos y que se asegure que los niños víctimas reciban protección y servicios
adecuados para su recuperación y reintegración social.
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De manera específica, propuso que se enmendaran las leyes federales y estatales para
asegurar la prohibición del castigo corporal en todos los entornos, así como que se tipificaran
como delitos penales la explotación, la trata y el secuestro de niños.
Dentro de la región, el Estado de México es donde hay más denuncias realizadas: 3 mil 700
en 2009, de las que únicamente el 10 por ciento fue llevado al Ministerio Público. A su vez,
Querétaro tiene el primer lugar en la comprobación del delito; el 95 por ciento de las
imputaciones resultó cierta en 2009. La asociación civil se lo explica de dos maneras: el que
los mecanismos de atención de denuncias son eficaces o el que los casos denunciados sean
aquéllos donde el maltrato es evidente y la denuncia resulta la última salida.
Del Noroeste del país, Nuevo León es el estado que presenta la distancia más importante
entre las denuncias de maltrato recibidas, los casos comprobados y los que siguieron un
procedimiento jurídico o penal. Tiene un porcentaje mínimo de denuncia ante la autoridad, aun
cuando los casos son significativos, por lo que, advierte la asociación civil, “los mecanismos
de atención y seguimiento no están funcionando adecuadamente”.
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acuerdo con el Informe mundial sobre la violencia contra los niños y niñas, la población menor
de 18 años y los bebés son quienes se encuentran en mayor riesgo de sufrir muerte por
homicidio.
“En el caso de los niños en la primera infancia –explica la Redim–, este tipo de muerte puede
ser encubierto en la mortalidad infantil por causas naturales y por no ser reportado como
muertes provocadas; por ende, quedan dentro del subregistro que hace tan difícil el
seguimiento y tratamiento de la violencia contra niños.”
Al año, en el país se registran 153 muertes por homicidio en niños de cero a cuatro años y 419
en adolescentes de entre 15 y 17 años. La región Noroeste del país es la que presenta la tasa
de mortalidad por homicidio más alta en menores de cuatro años; Chihuahua es la entidad
donde la incidencia es mayor, que de 2000 a 2008 registró 40 muertes. Sin embargo, comenta
la Redim, “no hay cifras claras sobre niños víctimas indirectas de la ola de violencia en
Chihuahua, es decir, a huérfanos de uno o dos padres que ha dejado esta guerra contra el
crimen”.
En el centro del país, el Estado de México, Distrito Federal, Jalisco y Michoacán concentran el
78 por ciento de los homicidios de menores de 18 años. En la región Sur, ocurren el 18 por
ciento de los homicidios contra niños de cero a cuatro años: Chiapas y Guerrero son los que
más asesinatos registran.
Desde 2008, la muerte por violencia entre los adolescentes de 15 a 17 años ha aumentado
considerablemente. El 50 por ciento de los homicidios y el 71 por ciento de los suicidios se
concentran en este grupo. Según la Redim, los estados están entre los peor calificados en
tasa de mortalidad por homicidio. La región Noreste comprende casi el 15 por ciento de
homicidios de menores de edad. Ello, atribuye la Redim, por las situaciones a las que están
expuestos los niños y adolescentes en las fronteras: la delincuencia organizada, la explotación
sexual y los crímenes de género. La tasa promedio de entidades como Chihuahua es superior
a la nacional. El estado aporta más del 50 por ciento del total de casos en la región, sólo
seguido por Durango y Tamaulipas.
Después de los hechos, comenzó una campaña de intimidación contra la familia de Mayra
Vanessa. Ella y Lenin, su hermano, tuvieron que dejar la escuela por el aumento de las
agresiones.
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La denuncia penal todavía no es resuelta. La Comisión Estatal de los Derechos Humanos de
Michoacán (CEDH) recomendó el retorno de Mayra Vanessa a su comunidad escolar y
sanción a la profesora y al director por la violación de derechos contra la menor.
“El nivel de impunidad y violación a la ley –dice la Redim– está tan institucionalizado que ni las
más altas autoridades del estado de Michoacán logran ofrecer cumplimiento a esta agresión.”
El maltrato físico y verbal, la intimidación, la exclusión social y el abuso de poder dentro de las
escuelas son parte de la cotidianidad de alumnos cuando su gravedad y frecuencia se ha
incrementado y extendido por todos los rincones del país, advierte la asociación civil en su
ensayo La violencia contra niños, niñas y adolescentes. Miradas regionales.
La Redim explica que contrario a los datos anteriores, donde se observa que la proporción de
alumnos que mencionaron haber ejercido violencia no es tan amplia, la cantidad que reconoce
haber sido victimizada es mucho mayor.
El 17 por ciento de los alumnos de primaria y el 14 por ciento de los alumnos de secundaria
entrevistados por el INEE han sido agredidos físicamente. El 13 por ciento de los
adolescentes de secundaria ha sido amenazado y el 2 por ciento de los alumnos de primaria
teme asistir a la escuela.
“Los estudios –refiere la asociación civil– indican que, en su forma menos cruel, la violencia
daña las relaciones interpersonales, atemoriza y deteriora el clima de seguridad y confianza
necesarias para el progreso intelectual, afectivo y moral de los escolares. En su forma más
cruel, el hostigamiento prolongado, las burlas y la multiplicidad de conductas agresivas tiene
efectos devastadores para los implicados, pues los daña sicológica y moralmente”.
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Violencia de género contra niñas
El ensayo La violencia contra niños, niñas y
adolescentes. Miradas regionales expone que
especialmente las niñas están en una
situación de vulnerabilidad, marcada por la
desigualdad y violaciones a sus derechos
como parte de su cotidianidad.
Existen diferencias entre la cantidad de niñas y de niños atendidos por maltrato, lo que se
puede constatar en estados del centro del país. Se atienden más casos de niñas maltratadas
que de niños en Colima, el Distrito Federal, Estado de México y Nayarit. Sólo en Michoacán,
la proporción es del doble respecto de los niños.
En el Noroeste del país, los porcentajes entre niñas y niños maltratados son muy similares,
con excepción de Durango y de Tamaulipas. La Redim supone dos factores: el rezago en la
primera entidad, donde persiste el machismo como forma de relación con las mujeres, y el
trabajo de la industria maquiladora realizado por mujeres. Explica que las madres, al depositar
en sus hijas la responsabilidad de los hogares, utilizan el castigo corporal ante las fallas en las
tareas domésticas.
Menciona que los datos sobre violencia sexual son los más agraviantes. Dos de cada 10
mujeres son víctimas de este delito; el 7 por ciento sufrió de violencia sexual antes de los 15
años.
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“Este atentado contra la dignidad humana presenta otra característica expresada en la
variable de género que, a diferencia de otros tipos de violencia, evidencia la mayor
vulnerabilidad de las niñas a sufrirla”, expresa la asociación civil.
En México, el 77 por ciento de las víctimas es niña. El promedio de edad de las afectadas es
de 5.7 años; en la mayoría de los casos, la víctima conocía a su agresor. En el 19 por ciento
de los casos, el atacante fue un hermano; en el 18 por ciento, un padrastro; en el 16 por
ciento, un tío, y en el 15 por ciento, un padre.
La Encuesta nacional sobre la dinámica de las relaciones en los hogares 2006 señala que en
México casi 36 millones 500 mil personas viven en hogares donde existe uno o más tipos de
violencia contra la mujer. En estos lares, la mayor cantidad de habitantes son menores de 14
años, es decir, que cuatro de cada 10 niños menores de 14 años viven en un entorno familiar
donde sus madres o tutoras son agredidas.
Aunque actualmente todas las entidades federativas cuentan con leyes de acceso de las
mujeres a una vida libre de violencia, no todas se encuentran en armonía con la ley general.
“Es importante destacar que estos marcos jurídicos invisibilizan a niñas y adolescentes
dejándolas sin protección, pues no reconocen que la violencia de género inicia en la infancia”.
El ensayo temático indica que las leyes estatales de Aguascalientes, Estado de México,
Guanajuato, Jalisco, Nayarit y Zacatecas son las menos armonizadas respecto de la
contemplación de diversas acciones de atención, las órdenes de protección y programas
estatales. Además, no armonizan conceptos sobre violencia, víctima, agresor y derechos
humanos.
Advierte que estas definiciones son parte inalienable, integrante e indivisible de los derechos
humanos universales contenidos en la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas
de Discriminación contra la Mujer, la Convención sobre los Derechos de la Niñez y la
Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer.
La agenda pendiente
Para la Redim, es necesario contar con un sistema integral de protección de derechos de la
infancia donde los programas de apoyo social tengan como ejes la no discriminación,
participación, el desarrollo y el interés superior de la infancia.
Aun cuando la percepción social considera al Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia
como el encargado de la infancia, expresa la asociación civil, “en los hechos, carece del
marco legislativo, recursos y diseño institucional adecuados para la garantía de derechos de
las niñas y niños altamente vulnerados en sus derechos”.
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de los asesinatos de niños, niñas y adolescentes, sometiendo a la justicia a sus autores y
cómplices, que se castigue a los responsables e indemnice a las familias”.
Expresa que es vital visibilizar que la violencia contra niños de primera infancia es más común
de lo que la sociedad mexicana está dispuesta a reconocer: “Para las políticas públicas, es un
factor por considerar en la prevención de riesgos para niños y niñas pequeños, quienes por su
condición de edad y dependencia física se encuentran en mayor vulnerabilidad”.
Asimismo, sugiere que se legisle a nivel federal y estatal sobre la prohibición explícita del
castigo corporal y tratos humillantes: “El Estado necesita crear un mecanismo permanente de
evaluación y monitoreo de la violencia desde los hogares, escuelas y espacios donde niños y
niñas se desarrollen”.
Ve como urgente el reformar el artículo 133 de la Constitución a fin de conferir a los tratados
de derechos humanos y derecho internacional humanitario el mismo rango que la
Constitución. Ello significaría que la Convención sobre los Derechos del Niño tuviera un
impacto real en el sistema de justicia mexicano.
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