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¡SAPO 6 CUENTOS!

Erótico ¿Por qué no?

Ya es Sapo Cuentos 06 y con el fin de seguir


experimentando, en ésta edición especial, hemos
decidido realizar una revista de cuentos eróticos,
con la participación especial de nuestros amigos
de México, los “Fractales Literarios” y como
siempre nuestros colaboradores y escritores del
mundo.
Esperamos que con éste volumen se agrande el
abanico literario y sigan enviando sus cuentos para
Revista Sapo
ser compartidos por el mundo.
Chile
Muchas gracias y sigan Revista Sapo en las redes
sociales. DIRECTOR GENERAL:
Marcelo Díaz S.

EDITOR:
Danthe Thenad, Costa Rica.
Alejandro Rivera, México.
Marcelo Díaz S.
Revista Sapo.

DISEÑO:
Marcelo Díaz Soto.
Pancho Hidalgo.

Contacto
contacto@revistasapo.com
revistasapo@gmail.com
www.issuu.com/revistasapo

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A propósito de la escritura, Sigmund Freud decía que
nadie que está conforme con lo que vive, escribe. Ahora
bien, no es que la escritura se limite a no estar conforme.
Cualquiera puede escribir pero no todos lo hacen bien. Por
ello, ser un ser sexual, erótico o sensitivo no es un pretexto
para escribir erotismo.
Para esto, hay que recordar que en la antigüedad griega,
el amor tenía tres representaciones: el amor familiar, el
de pareja y el sexual. De allí que, por ejemplo, la atracción
sexual hacia personas de igual sexo no haya sido vista como
algo negativo.
Entonces, escribir de erotismo es una labor de arqueología
que, como todo ejercicio de escritura, implica un estudio de
la tradición. Es un hecho que al escribir erotismo no debe
bastar con diferenciar pornografía y erotismo (labor que ha
ocupado siglos de las reflexiones de teóricos). La escritura
erótica debe tender a la innovación. Es redundante, toda
escritura es la innovación de cosmovisiones.
Por ende, al escribir erotismo se tiene encima escritores
ingeniosos como los del Kamasutra o como Sade. Se tiene
la tradición eclesiástica y miles de millones de poemas que
ligan la sexualidad con recorridos de la tierra o lo que llamo
“anatomía frutal”. Lo erótico al ser algo transversal en el
interés humano, debe abordarse con un cuidado quirúrgico.
Como conclusión, se debe pensar el erotismo como un
concepto performativo, cambiante, que necesita un estudio
histórico y que está lleno de lugares comunes. Cualquier
escritor sensato sabrá que es algo que no se limita al
quehacer erótico. Es algo, en efecto, que debe tomar en
cuenta todo escritor que tome en serio la idea de escribir.

Danthe Thenad
@danthenad
Berrinchesdedanthe.tumblr.com
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La diferencia entre pornografía y erotismo es
sutil y fácil de romperse. Lo erótico va emparejado
con la estética narrativa, que es el embellecimiento
casi idealizado de cualquier situación, persona o
cosa. Un relato erótico describe el preámbulo al
coito; cuando detalla el acto sexual, aun adornando
finamente, ese relato se mueve ya en las fronteras
del erotismo. Así las cosas, entre mas burdo y
poco adornado sea un relato, más camina hacia la
pornografía textual. Por el contrario, en el extremo
“light”, una narración que “entre líneas” tímidamente
se refiere al sexo, quedaría como un relato “sensual”.
Los trabajos plasmados en este número especial
de la revista SAPO, unos eróticos y otros tratando
de salvar la frontera porno-textual, intentan Contacto
plasmar en letras algo tan común como lo es el contacto@revistasapo.com
sexo, convirtiéndolo en algo memorable en tu revistasapo@gmail.com
cabeza, amable lector. Así que, en la medida que al www.issuu.com/revistasapo
leernos consigamos cualquiera de estas tres cosas:
(1) excitarte y activar tu libido, (2) mantenerte
interesado(a) en terminar nuestros relatos o (3)
dejarte algo en que pensar, habremos conseguido
nuestro objetivo cuando, como escritores,
ejercitamos la imaginación para hacer nuestros
relatos trascendentes y extraordinarios.
No me queda más que agradecer a la revista SAPO,
el arriesgarse en esta aventura erótica, junto
con Fractales Literarios, un grupo de escritores
noveles o emergentes latino americanos que
nacimos y habitamos en Facebook, y con los demás
compañeros escritores que aquí aportaron su
trabajo.
Alejandro Rivera,
Líder espiritual de los @Fractales literarios.
4
COLABORAN EN ESTA EDICIÓN:

Internacional.

Fractales literarios, México.


Janialely, Chile.
Alejandro Rivera, México.
Angélica Ramos, México.
Beatriz Calderón, México.
Liah Annh, México.
Fabro Torres, México.
LAC, Chile.
Damían Solano, México.
Orden Aleatorio, México.
Jorge Yáñez Medina , Chile.
J. Epitafio, México.
Victoria Ramos, Chile.
I. Martínez, México.
Emma Muñoz, México.
Matias Lamarque, Chile.
H. K. Michael Ayala Alva, Perú.
Alfredo Murillo Rivas, México.
Lisa Ferre, México.
Luis Herserv, México.
Lucia Bueno, México.
Luz Alcocer , México.
Alejandra Calderón, México.

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ÍNDICE

SAPO CUENTOS

09 Amante furtivo
15 #Solo cuatro citas
19 A los ojos de una mecedora
24 Hasta las últimas consecuencias
28 Rosario
31 Hoy desperté pensando en eso
34 Suegra
42 Laura
45 Caramelo
50 El instante
54 Frenesí rojo
57 Insomnio
60 Lo que Norma me hizo
65 Virgen de los deseos
68 Crónica de una noche
73 Mudanza hormiga
77 A cada segundo tuya
80 Sea la mujer cap 01
84 El Mar
86 El vecino
89 Aventura
93 Desnudo
95 El banquito rústico
98 Ella
102 Amor en Cristo

6
ADVERTENCIA
Esta revista tiene contenido
para adultos. Está pensada
para gente con criterio
formado y mente abierta.
Tambíen Revista Sapo
no recibe dinero, los que la
realizan, lo hacen por amor
al arte.

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AMANTE FURTIVO

El psicólogo ya me ha dado que podía llenar a mi antojo, sin


su diagnóstico. Mi personalidad preocuparme de que se derramara.
“nueve” en el eneagrama, se asomó Cambié mi piel de cordero, porque me
nuevamente. salió el gusto por medirme la piel de
¿Cómo iba a entender él, con su ciencia, lobo y me lucía mucho mejor. Dispuse
lo que yo traía en el pecho?, él no había entonces de dos horas de ausencia
sido sometido a aprender desde en mi vida intachable de casada, tan
pequeño el arte de callar, de ceder, solo para regalarme la dicha que hacía
de siempre ceder, de hacer lo bueno tiempo no se asomaba a mi cara.
aunque el mundo se hiciera aburrido y Nos encontramos, y eras el mismo,
lleno de hastío. con dos o tres arrugas más. Tus brazos
Por primera vez en mucho tiempo largos y torpes, tu sonrisa desencajada,
me sentía libre, de no necesitar la historia de mi pasado en tus ojos
sacrificarme por nada ni por nadie, de verdes, mi boleto de viaje directo a lo
medirme con la tara de lo que quería que mas me asustaba.
y no de lo que merecía, ese envase

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Tu barba espesa y lanuda, tus dos
metros de altura que se clavaron en mi
alma, esa alma mía sin fondo, dispuesta
a beberse de un trago la culpa, después
de reencontrarme con aquel viejo amor
que convertiría en mi amante durante una
tarde de otoño a cambio de toda una vida
presuntuosamente feliz, y que en realidad
era una vida frustrada.
Que patético mi mundo de “mujer perfecta
de casa”, cuando meses mas tarde me
enteraba, que el peso en mis hombros no
era mas que la carga del pañuelo de papel
que mi marido usaba para secar el sudor,
cuando con una compañera de su trabajo,
hacía piruetas en una cama, sin el más
mínimo pudor.
Sin querer justificarme, lo mío era
diferente. No era el deseo de tenerte entre
mis piernas lo que me motivaba, era mi
necesidad de ternura, mi hambre de besos
profundos y salivados, mi sed de sentirme
amada.
Llegamos al sitio del encuentro, tú con las
manos sudorosas y yo con el manojo de
nervios asomando en mi cara.
No quería echar a perder las cosas, no
quería arruinar el momento, pero era tal
mi tensión, de saber que iba a pecar en
cualquier momento, que tenía miedo de
no superarlo “con el tiempo”, como todos
dicen que se arreglan las cosas.

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Me senté en la cama, con la puerta del encaje blanco de un bikini que cubría mi
entreabierta te miré mientras subías los vientre, se encontraba todo un mundo que
peldaños de las escaleras sigilosamente, uno había sido abandonado algún día y que tú
a uno y cada paso que tú dabas, perturbaba venías a revivir tocando una sinfonía, cual
mi mente. Giraste el cerrojo de la puerta. Te pianista estrenando piano de cola, no era
acercaste, dirigiéndome una mirada algo yo instrumento nuevo, y sin embargo, me
extraña, que vacilaba entre un seductor sentí relucir con tan solo desempolvar mis
consumado y un soñador adolescente, me acabados de madera fina, madura, pero aún
arrojaste de lleno en la cama y tu cuerpo resplandeciente.
apretó mis senos hacia mi pecho cuando tu Tu lengua nadando en mi entrepierna, tus
peso descansó sobre mí. besos de espuma hacían piruetas entre
Me besaste el cuello con cierta ternura y círculos polares y caricias intermitentes.
mordisqueaste el lóbulo de mi oreja varias Cuando mi clítoris se halló descubierto no
veces, esos juegos tuyos tan traviesos e pudo más y estalló. Y mientras yo gemía en
irónicos, que comenzaban a disparar mi medio de un trance, dejé de apretar los ojos
libido de manera estridente. Se erizó cada solo para verte y te encontré con la mirada
uno de mis vellos del brazo al sentir tus clavada en mi rostro, con esos ojos color de
labios hurgar por encima de mi blusa… para mar mirándome fijamente, mientras seguías
cuando llegaste a mi ombligo, el viaje había abriéndote paso por entre mi cuerpo, con
comenzado mas allá de mi mente. los dedos húmedos, a causa de mi recién
Y fue así como recordé que, bajo mis despreocupado torrente.
pantalones de mezclilla ajustados y más allá

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Mi rostro suplicaba entonces por tu Al terminar, sintiendo con tal vehemencia
presencia en mi cuerpo, y tú leíste aquella que habías sido mío, recargué mi cabeza
mueca mía inmediatamente. Cuando subiste en tu pecho desnudo, mientras dibujaba
por mi pecho y quitaste mi blusa, para garabatos con mi dedo índice alrededor de
después zafar mi sostén con los dientes. tu ombligo.
Lo que tu lengua dibujó en mis areolas, solo Una vez relajados del clímax previo, sentados
lo saben tú y tu insana imaginación, que en la tina con burbujas, bebiéndonos la prisa,
planearon llevarme al profundo abismo la culpa y uno que otro recuerdo, mezclado
para perderme y lo lograron justo cuando el con alguna vivencia reciente, tratando de
rose de tu piel con la mía, entre lo firme de conectar en el presente de aquel momento,
mis pezones y tu parte más llena de sangre dándonos cuenta de que aunque podíamos
hirviendo y de vida, se hizo inminente. hablarnos de cualquier cosa, por esa conexión
Tuviste tiempo de susurrarme al oído, tan estrecha que le da a uno haber desnudado
mientras nos balanceábamos encadenados su alma y su cuerpo, había sin embargo entre
esperando el final de aquel encuentro mi hombro pegado al tuyo, una brecha sin
furtivo; “Estás hoy aquí y es lo único que puente; entre mi papel de madre cuarentona
pido”. Bendita oración que desató todo el y tu papel de príncipe de un cuento diferente.
parque de juegos artificiales que llevaba en
mi interior dormido.

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Y así nos vestimos mientras lamento no haberlo disfrutado mas, como
hablábamos de cosas tan triviales como ameritaba el caso, pero la pasión es una
el hecho de no estar seguros de estar combinación peligrosa y compleja entre
con quien realmente queremos, como si realidad y subconsciente, y si la parte
nuestra especie fuera lo suficientemente irreal gana terreno en nuestra mente, la
malévola para herir el presente y coherencia nos abandona y no hay vuelta
marcharnos lejos, como si en verdad hacia el presente.
pudiéramos ser valientes y buscar el Un adiós inevitable, previo abrazo de
lado nuevo de la costumbre y coincidir de despedida. No contuve la necesidad de
nuevo. volverme a mirar tu rostro. Dibujaste un
Pero la raza como la nuestra no es de ceño fruncido, la frente arrugada como
animales salvajes, somos viejos amantes casi siempre, con una extraña tristeza
que sólo en un lejano universo paralelo, asomando en tus ojos.
bailan la danza de ser felices y plenos. En — Hasta siempre amor mío, — Dijo mi
esta dimensión donde habitamos, nuestro parte Quijotesca.
destino es envejecer con quien estemos, — Hasta luego recuerdo mío, — Respondió
viviendo felices a medias y soñando de mi presente a cuestas.
vez en vez despiertos.
Sí, fui infiel. Fui capaz de serlo y hoy

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Volví en sí en la sala de la parte en mi cama, que prefiere acostarse con
baja de la casa, subí a los dormitorios su compañera joven y fácil del trabajo
en medio de la madrugada, besé a por no renovar día a día lo que tiene
mis hijas dormidas en sus literas, conmigo, qué va a saber un hombre
caminé hacia mi cuarto y miré mi lugar tan hostil y simple de lo que una mente
en la cama donde mi cuerpo dormía como la mía puede hacer durante un
plácidamente al extremo opuesto de viaje astral, con un amante como tú lo
donde mi marido descansaba. eras, como yo te recuerdo, apasionado
La noche llena de estrellas sólo sabía de y furtivo.
lo ocurrido, qué va a saber mi psicólogo,
que cada sesión me aconseja hablar Por: Emma Muñoz, México.
con mi marido, como si no le hubiera Fractales literarios
confesado ya las suficientes veces
que muero de hastío, de costumbre, de
tristeza, de desuso y de olvido, qué va
a saber un hombre como el que duerme

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#SÓLOCUATROCITAS
Antes de compartir mi historia, acentuaré dos cosas:
Primero, quisiera que quienes me lean sean mujeres, o al menos posean un
alma femenina, ya que este relato es tan íntimo e inocente que puede estar
fuera de su alcance, mis queridos hombres.
Segundo, señalarles que abriré mi corazón, mis complejos e intimidad
hacía vosotros.

Lo conocí por aquellos instantes en que el encuentro, al menos para mí, era sólo
una cita más de tantas que había tenido, sin ninguna expectativa. Cuando lo vi,
no sé si realmente me gustó, era tan solo una cita, disfrutar de una agradable
compañía, una rica comida, una cálida y sensual atmósfera y una charla tan
trivial y casual como cualquiera, pero no tan simple, debido a los ingredientes
que la rodeaban. Me despedí, y todavía sin ninguna emoción hacia él. Un beso en
la mejilla, que al parecer a él le hubiese gustado un poco más labial.

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Mi segunda cita con él, fue un poco más clara para mí, ya que en los días previos solía
despertarme en las mañanas con un sentimiento y unas ganas enormes de besarlo, sí, así
como cuando alguien de la escuela te atrae mucho y quieres que llegue luego ese día, ya que
sabes que podrán concretar esa anhelada acción de besarse sin parar.
Es extraño, pero así de drásticas y cambiantes fueron mis emociones. Calmen, ya sé que se
están preguntando, ¿A qué se debió este tan brusco cambio emocional?, pues bien, se los
explicaré más adelante de este relato.

Ese día había sido un día tan especial para mí en el área profesional que casi había
olvidado que tenía este segundo encuentro. Yo, una chica que justo en ese día sentía la
adrenalina del éxito a mis pies y que cuya emoción sobrepasaba cualquier otra del campo del
corazón. Y bien, el resultado de aquello es que había olvidado por completo el plan para esta
segunda cita. ¿Cuál era este plan? Pues, agarrarlo a besos y dejarlo “knock out”. Cuando lo vi,
sólo pude manifestarle mi alegría de mi gran triunfo, olvidando lo que había programado
para él. Entonces nos fuimos a un lugar más común y, acorde con lo que me pasaba en esos
momentos, sí, a un pequeño bar de Providencia. La atmósfera era más cálida, más cercana,
más calurosa. Los coqueteos eran más pronunciados y directos, un ambiente mucho más
ardiente. Sentía que no quería que se acabara ese instante, sentía que quería detenerlo y
guardarlo en mi memoria por siempre. Bueno, y finalmente le di el gran beso, no obstante
odié eso, porque siempre me lo habían dado a mí. ¿Qué era esto? ¿Un juego? ¿Una apuesta de
quién iniciaba primero? Bueno, desde aquí partió el game. Me fui a mi casa y nos despedimos
con otro gran beso, final de capítulo.

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Para nuestro tercer encuentro ya compromisos me llamaron.
estaba un poco confundida, sentía que me Las expectativas de nuestra cuarta cita, ohhh!
encantaba de una forma que nadie lo había guau! ya tenía expectativas, pero éstas se
hecho y esto, si bien me asustaba un poco, enmarcaban más en lo sexual que en otra cosa.
aún no tenía ninguna expectativa, pues la Era la cita perfecta, él debía irme a buscar
vida te enseña a que es la forma más sana a las 21.30 en punto a mi lugar de trabajo.
de que tú corazón no salga lastimado. Pues, no llegó. Me escribió diciéndome que
Recuerdo que fue uno de los días más se demoraría y que lo esperara, con tan
calurosos de primavera y mi humor, por sólo esta frase se desencadenaron hechos
extrañas circunstancias, ya no era tan lindo, confusos, pero excitantes, cosas locas de
pues dale, que conozca mi lado B, ¿por qué las que me gustan a mí. Y cuando ya había
no? Recuerdo que tenía tan poco tiempo ese decidido no esperar más por él, apareció no
día, pero aún así quería verme y yo a él. Nos sé cómo, casi como persiguiendo mis pasos
fuimos a un nuevo bar, en donde nuestras llegó frente a mí e hizo que todo pareciera
emociones y coqueteos comenzaron su de lo más heroico. No obstante, ni ganas
nuevo juego y las palpitaciones del sentir se de abrazarlo ni nada, sólo de reprocharle
hicieron tan presentes, que deseaba que en por toda la espera, pero de verdad tuvo un
ese momento no hubiese público, ni meseras, encanto que me conquistó, poco a poco, y dio
ni nadie, sólo los dos dejándonos llevar por vuelta toda la situación y logró convertir esa
las sensaciones, conociéndonos un poco noche, en una noche desorbitante de placer.
más, sintiéndonos mucho más en el plano Sí chicas, sólo me entregó placer del más
íntimo, en donde ya no hablábamos, porque intenso y exquisito que había sentido en mi
quizás susurrábamos. Después de este vida sexual.
cercano tercer encuentro, lo dejé, ya que mis

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Era como si yo guiara con mi mente Finalmente, estoy en un crucigrama, en un
lo que debía hacer, como si conociese mi dilema del que quiero escapar, sí, porque
cuerpo más que yo ¿Es posible esto? ¿A prefiero no continuar ¿Por qué? No lo sé, no
alguien le ha pasado? y no soy una chiquilla tengo idea ¿Será que prefiero huir?. Ohhhhh
con poca experiencia para impresionarme sí, creo que sé porque huyo, porque me he
tan fácilmente. Penetró exactamente topado con un mujeriego ¿Recuerdan que
cuando debía y en los momentos que les dije que no sabía cómo llegue desde
tenía que permanecer, y cuando creía un un punto de no sentir nada a ésto? Pues,
descanso... sólo sopló mi piel para que mis me fue conquistando poco a poco, con sus
orgasmos volvieran a fluir, enseguida volvió palabras, con sus gestos, y su conquista
a acariciarme como si no descansara y probablemente haya terminado con éste
que su único objetivo era que sintiese más cóctel de placer. Si bien me sigue escribiendo,
placer aún, quería más y sabía que podía justo en este momento que escribo estas
generar más, volvió a tocarme y excitarme líneas he decidido bloquearlo de mi vida
cómo la primera vez, besarme, encantarme ¿Por qué? porque es un don Juan y no puedo
y envolverme en una nueva sinfonía erótica lidiar con esto. He sufrido demasiado en mi
para que el momento culminara nuevamente historial amoroso, por tanto la retirada es lo
en más orgasmos y placer. mejor para mí.
Ni siquiera quiero seguir hablando de No me juzguen, no tienen el contexto.
este momento, es más, siento que sería Sólo creo que es mejor para mi dejarlo hasta
totalmente egoísta si lo quisiera sólo para acá.
mí, es loco, lo sé.
Por: Janialely, Chile.

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A LOS OJOS DE UNA MECEDORA
No recuerdo los detalles anteriores a mi llegada a su departamento en Polanco
-entiéndase que “Polanco” es una de las mejores zonas de la Ciudad de México.
No conocía a este hombre que llamaré Adam. Es una de esas aventuras muy locas de mi vida
en las que no había garantía de nada, en las que todo podía salir muy mal...o muy bien.
Me recibió. Alto, de tez blanca, de buena pinta. ¿Su departamento? De soltero, ¿Me explico?
Un poco vacío y algo desordenado, pero ubicado en Polanco, se le podía disculpar casi todo.
Me invitó algo de tomar. Me llevó a su recámara.
En el camino me saludó un hombre que estaba en otro cuarto.
No hubo gran preámbulo. Comenzamos a besarnos y a tocarnos. La puerta de su cuarto
estaba abierta de par en par y de reojo ví que la otra persona se asomaba. Mi amigo le dijo
que pasara –así sin más y sin consultarlo conmigo.
Sin embargo, no me molestó. Alguien podría decir que eso constituía un abuso de la
confianza que yo le había conferido…yo también pensé eso un segundo, pero decidí no darle
importancia, estaba pasándolo muy bien con Adam ¿Qué importaba si alguien nos veía o no?
El amigo de Adam pasó, algo tímidamente. Se sentó en la mecedora que estaba a un lado de
la cama y se quedó viendo cómo hacíamos el amor. Mi amigo era bueno en hacer sexo, así que
realmente no puse mucha atención al observar de su amigo. Mi atención estaba en alinear
tiempos, intensidad y movimientos para disfrutar a la par, lo más posible.
Terminamos. Yo estaba extasiada.

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Adam entonces, –sin consultarlo sexual-, está viéndome desnuda, gimiendo,
conmigo-, invitó a ese otro hombre de la tocando, besando, chupando; en diferentes
mecedora a estar conmigo, yo sonreí. ¿Cómo posturas que dejan ver lo más íntimo de mí, en
no sonreir? ¡Era un plan maravilloso! diferentes momentos en los que viviendo la
Adam tomó el lugar de su amigo en la excitación soy completamente transparente
mecedora y se dispuso a ver el espectáculo y estoy claramente vulnerable. Y a pesar de
que crearíamos el otro hombre y yo. Adam se estar siendo vista, no me detengo al irme
veía verdaderamente complacido, cómodo, atreviendo a tocar y besar a mi compañero.
se tocaba y hasta tomaba algo.
En esta ocasión yo sí estaba muy 2. No me distrae la compañía que nos
consciente de que estaba siendo vista...y observa. En vez de eso, mi conciencia de su
me gustó. Adam no nos quitaba los ojos de presencia en el cuarto jugaba las veces de un
encima y su amigo no quitaba sus labios, sus aliciente para lograr una experiencia sexual
manos y su cuerpo entero de mí. aún mejor, me llevaba a esforzarme más,
¡¿Habrá manera de explicar con palabras y como resultado, lo gozamos muchísimo
las implicaciones de este acontecimiento?! más, creo yo. Por otro lado, aunque no
Aunque es difícil, lo intentaré: alcancé a ver a nuestro observador mientras
hacía el amor con Adam, sí me lo imaginaba
1. Descubrí que me gusta ser vista tocándose. En mi mente estaban Adam y sus
haciendo el amor. Bien vale la pena manos, sus besos, su cuerpo, sus piernas, su
parafrasearlo: Disfruto saber que alguien espalda, su pene…y así también cómo podría
–entiéndase ese alguien como una persona estar erecto el pene de nuestro observador
que no está participando conmigo en el acto mientras nos veía.

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3. Resulta que “mi hacer el amor” poco, si le gustan los gritos o el silencio, si lo
constituye un espectáculo digno de ser visto, enciende ver porno antes de hacerlo conmigo
disfrutable y excitante. No me cabe duda de o si le gusta tanto cómo me vengo con sólo
que Adam, este hombre de Polanco, había frotar mi clitoris que le parezca secundario
tenido múltiples experiencias sexuales, y penetrarme, y tanto más. En fin, todo esto
estoy convencida de que si yo no le hubiera parece superar por mucho cualquiera que
gustado, no me habría “recomendado” o tal sea mi inseguridad. Yo digo: ¡fantástico!
vez “compartido” con su amigo. Aún más, no
se habría quedado a vernos hacer el amor 5. Me sorprende sobre manera cómo
mientras él continuaba su disfrute tocándose es que cuando estoy puesta y dispuesta a
él mismo. tener sexo, no hacen falta muchas palabras,
soy suficientemente atractiva y deseable.
4. Mis inseguridades parecen Es curioso, cuando aparezco vestida para
desaparecer ante mi capacidad erótica. el trabajo profesional en las altas esferas
A partir del tiempo que tuve sexo por empresariales, no parezco agradar a nadie lo
primera vez a este momento, calculo que suficiente como para invitarme una copa. Tal
he compartido caricias, besos y cópulas vez soy yo la que me predispongo y los alejo.
sexuales con alrededor de treinta hombres Sin embargo, cuando la “Mujer Maravilla” se
distintos. He aprendido mucho y también así transforma, todo es diferente, sorprendente,
he adquirido mucha confianza. He aprendido ¡Excitante! ¡Sobre todo excitante! Esta mujer
el arte de leer los movimientos del otro, maravilla que soy yo, ignora todo lo que
interpretar sus gestos, entender su ritmo, pueda distraerla de verse y sentirse digna
identificar si le gusta dirigir o ser dirigido, si del hombre más atractivo y más hábil en el
le gusta que lo mame o también lo muerda un arte de amar.

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6. Soy capaz de romper mis Como he dicho, yo lo gozo al cien, y cuando
límites en pro de sentir más, mejor, por algo se goza no se anhela su fin, sino que
más tiempo y en nuevas maneras. Yo se disfruta y paladea hasta la última gota,
cedo ante la oportunidad de nuevas como con el vino...se sirve hasta la última
formas y nuevos lugares, en fin, nuevas gota y se dice que son...las gotas de la
experiencias. Sin embargo, necesitaría felicidad.
más tiempo para compartir algunas de
ellas en este espacio. Sin lugar a duda, las gotas del sexo en mi
vida son gotas de felicidad ¡Salud!
Así que cerraré diciendo que el sexo es
una de las cosas qué más me hacen sentir
viva y que por eso me he atrevido, he
disfrutado y experimentado tanto. Por: Lisa Farre , México.

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HASTA LAS ÚLTIMAS CONSECUENCIAS
La niña duerme profundamente, sus se extienden, hermosa y descaradamente.
ojos son bailarinas inquietas que marcan Las tetas brincan a centímetros de la boca
compases; una sonrisa se dibuja en la de su amante. Selene acerca sus redondos
boquita inocente de tres años. Selene, su senos, y luego se aleja; su mirada es traviesa
madre, despliega un biombo entre las camas, y maliciosa. Él se estira cuanto puede, pero
pretendiendo aislarla del mundo carnal. Se sus caderas son impedidas por el peso de
muerde los labios, y marca desde su celular: Selene, que teniendo el control, cabalga,
“Ya puedes entrar”. La puerta se abre, su dirigiendo el compás con el que el falo se
bata cae al suelo, está hambrienta de ser muestra, asomando y hundiéndose en la
explorada. vagina; los fluidos chorrean sobre el pubis de
Daniel, como la nieve que resbala de un cono
Selene mueve las caderas rítmicamente, de helado. Es una cascada de placer, torrente
hace círculos suaves que suben de intensidad de lujuria, salvaje unción entre vagina y pene,
hasta hacerse vertiginosos. Los generosos batiéndose ambos hasta desfallecer, como
senos cuelgan de su torso, en vaivén frenético. animales desbocados en el sinsentido, como
Daniel lucha por alcanzar los pezones bestias de un dios insano.
rosados, esos deliciosos manchones que

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El orgasmo los alcanza; se abrazan
extenuados. Ella, la princesa árabe,
agotada por ese baile de caderas. Él,
rendido, por los intentos malogrados de
alcanzar esos frutos maduros. Ronronea
alrededor de los pezones, para terminar
encajando su rostro sudoroso entre los
codiciados senos. Solo suspiros de los
amantes, hasta que la calma es rota
por unos berridos descontrolados; la
niña esta parada al final del biombo. Los
mira desnudos, y desconoce al hombre
enredado en los brazos de su madre, a
quien mira con ojos desencajados.
... meses mas tarde ...
Por favor, nunca olvides nuestra historia
¡Es tan intensa! ¿Recuerdas lo que te
dije aquella vez? : “¡Daniel, esto es una
locura, pero iré a la playa contigo!”
Huía de mi realidad, y apostaba por
ti, por una vida a tu lado, sin importar
las consecuencias. ¡Reapareciste tan
oportunamente! Removiste tantas
cosas, aclaraste mi mente. Yo ya estaba
marchita, mi corazón ya estaba seco, y
tú salpicaste gotas de esperanza a mi
alma. Por eso me armé de valor, le grité
a mi marido lo harta que estaba, y que
necesitaba un tiempo a solas con mi
hija, lejos de él. Ansiaba revivir nuestra
aventura juvenil.

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Cargando con mi niña, hicimos el viaje, explotando la fogosidad que da el tener
osado pero memorable… fue un déjà vu. Nos “veintitantos”.
remontamos quince años, a aquella primera Caminando en la arena, encontré una caracola,
vez, cuando inventé una mentira a mis padres, la acerqué a mi oído, y en su sonido atrapado,
para tener una luna de miel secreta, solos escuché mi voz hace años, diciéndote que
tú y yo ¡En la playa! Tú estrenabas tu carro quería una vida a tu lado, que hablaras con mis
deportivo y me invitaste a Acapulco. Así padres a nuestro regreso. Tú, con lágrimas en
escapé contigo, cuando aún éramos libres. los ojos reconociste que desaprovechaste
Mientras conducías, subí mis pies desnudos esa oportunidad; la que años más tarde, en
en el panel de tu carro. Mis pies níveos, cada pelea con tu esposa, te arrepentirías
largos, de modelo, y mis uñas pintadas de de no haber tomado. Me dijiste que te
rojo encendido. Con cuanto cariño me decías: imaginabas como habrían sido nuestros
“patas bonitas”. Siempre me dijiste que mis hijos, que de haber existido, en ese momento
pies te enloquecían. Me confesaste horas cursarían ya la universidad. Sin embargo, en
después, que tuviste el impulso de orillarte nuestra realidad, no había hijos mutuos, solo
y tomarme ahí en la carretera, pero querías mi cómplice inocente, que permanecía en la
que la primera vez fuera especial. Desde ese guardería del hotel, mientras me robabas
primer día, te amé con locura. para caminar en nuestro pasado, solos tú y
¡Cómo ciega el amor! ¡La calentura, dirán yo.
algunos! Y sí… esa siempre me la provocaste.
Y así fue como, atrevida, me disfracé de
adulterio, y pasamos los días más felices de
nuestra existencia, mi hija, tú y yo. Por eso no
me arrepiento, aunque me ignores mientras
te hablo.
Durante la mañana era yo tu novia, tú y yo
a solas. Nos inundaron los recuerdos, nos
sorprendió la nostalgia. Mirándonos en
las parejas que disfrutaban de la playa, los
jóvenes que fuimos hace ya muchos ayeres,
brincoteando en las olas, tirados en la arena,
y amándonos en la habitación a todas horas,

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Durante la tarde me convertía de nuevo en madre. Jugaba en la alberca con
mi hija, mientras tú vigilabas nuestros movimientos, echado en un camastro,
como un desconocido, matando la soledad con un trago y unos snacks.
Ya en la tarde nos tocaba reunirnos con “mi amigo”. Al que casualmente me
cruzaba en el elevador, y fingía: “¡Qué coincidencia que te encuentro en este
hotel!… ¡Cuánto tiempo sin verte!… ¡Claro, con gusto cenamos contigo!”.
Y “mi amigo” se colaba por las noches en nuestra habitación, y me hacía el
amor. Así trasnochábamos en compañía de la lujuria, amanecías conmigo y te
esfumabas en la mañana; así mi pequeña hija no me vería amanecer abrazada
a ti, al hombre que siempre he amado, pero que no es su padre.

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Daniel, debo irme, pero antes frotaré mis pies desnudos sobre tus muslos, juguetearé con
el bulto en tu entrepierna, luego treparé a tu cama, y ya erguida, sobre tu rostro, me quitaré
la tanga, me hincaré sobre ti haciéndote un close up de mi intimidad, esa que te extraña,
que punza, pidiendo sentirte dentro. Me levantaré de nuevo y desataré los botones de tu
camisa con los dedos de mis pies. Después hurgaré en tu pecho. Luego frotaré mi tanga
en tu cara; desearía amordazarte con ella, pero eso no es posible, así que imagina esto: en
la orilla de la cama levantas mis piernas, y yo poso los pies en tus hombros, flexionando
mis rodillas, mientras tú disparas a mansalva en mi vagina y jugueteas con tu lengua entre
mis dedos.
Ya me voy, amor mío. Tres meses llevas aquí postrado, entubado. ¿Cuántos más seguirás
así?, yo esperaré por ti. Qué mala fortuna, cuando queriendo escapar de la mirada de
mi pequeña, allá en Acapulco, saliste al balcón de la habitación y resbalaste. Al menos
estás vivo, y creo que sí me escuchas. Mi marido ya no cuenta, lo saqué de mi vida apenas
regresé de nuestro viaje. Yo vendré cada tarde, seré tu Sherezada, la que te cuente
nuestra historia, para que nunca olvides cuánto nos amamos, y te susurraré al oído lo que
te gustaba hacer conmigo ¡Te amaré por siempre!

Por: Alejandro Rivera, México.


Fractales literarios
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ROSARIO
Eran cinco años que llevaba Rosario en el convento, Rosario tiene 27 años
de edad y es una monja de claustro.
Son cinco años que no sale del convento, son cinco años de entrega a Dios, son
cinco años de sacrificio, son cinco años sin tener sexo.
La vida de Rosario, es una rutina, se levanta en las mañanas, reza junto a las otras
monjas del convento, almuerza, luego cada una se va a su celda y estudia la Biblia,
más tarde, hay una liturgia, de ahí, se cena y se agradece el pan de cada día, luego,
nuevamente se ora en comunidad y en la noche, cada una se va a su celda a dormir,
apagando la luz.
Ésta vida es una rutina, pero cada día se acerca más a Dios.
Las celdas son muy pequeñas, solo está la cama y un velador, donde está la Biblia
que se lee todos los días. En una de las cuatro paredes, hay un crucifijo, desde ahí,
Cristo cuida a Rosario y ella le reza a diario por la paz en el mundo.

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Todo empezó cuando Rosario buscaba
un libro entre sus cosas y encontró unas fotos,
que la llevaron a recordar, los momentos
difíciles y los momentos más felices de su
vida, como la muerte de sus padres, o como
los momentos inolvidables de sus amigos en
la adolescencia, recordó su primera fiesta,
recordó su primera relación sexual, que marcó
su vida. Esto le quedó dando vueltas en su
mente y su vida empezó a cambiar.
Desde esa noche, ya por varios meses, todas
las noches, cuando los grillos comenzaron a
cantar y las luces de las celdas se apagaron,
Rosario descolgó el crucifijo y empezó a
masturbarse en su cama, se metió la cruz
entre sus piernas y comenzó a excitarse,
empezando un juego sexual. Ya no solo usaba
sus dedos para acariciarse, sino que su
ninfomanía la llevó a usar la mismísima cruz
para masturbarse.
Desde aquella noche, la actividad hormonal
de Rosario había empezado a cambiar
rotundamente.
Cada mañana, en los baños, Rosario, veía a las
otras monjas ducharse, los cuerpos desnudos
de las demás, la hacía excitarse, era algo que
no podía controlar.

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Todas las noches, recordaba los monja Francisca, tenía aproximadamente
cuerpos desnudos de las mujeres, y se la misma edad que Rosario. Ella se levantó
masturbaba con Cristo en la cruz. Rosario se y salió de su celda silenciosamente, vio
había convertido en lesbiana. que las demás monjas dormían, de pronto,
Una noche, ella empezaba su fogosa abrió lenta y silenciosamente la puerta de la
actividad, estaba en la cama como de celda de Rosario y la vio masturbándose. La
costumbre, introduciéndose en sus carnes observó por algunos segundos, mientras sin
el cuerpo de Cristo, esa noche fue especial, saber que la estaban observando, empezó a
sus manos acariciaban su ardiente y mojado excitarse y entró a la pieza; Rosario se asustó,
cuerpo. Ella gemía y no se daba cuenta que pero francisca se desnudó y se acostó junto a
podía ser escuchada, cuando llegó al clímax, ella, comenzando una nueva aventura.
gimió más fuerte; una de las monjas que no
podía consolidar el sueño, la escuchó. Era la Por: Mads.

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HOY ME DESPERTÉ PENSANDO EN ESO
Me regañé porque siempre me pero como una obsesión me regresan las
prometo que el siguiente día será diferente. imágenes de su sonrisa, de sus brazos con
Dicen que se necesitan 21 días para crear un esos vellos rubios rizados tan tupidos que
hábito o cambiarlo, y 21 días parecería poco parecen las mangas de un suéter. De ese dije
tiempo, son tres semanas, y como siempre la de plata que siempre lleva en el cuello. Y de
primera semana es la más difícil. ese aroma que marca su piel, que con solo
Se supone que la fuerza de voluntad es parte cerrar los ojos me llega a bocanadas.
de nosotros, que solo habría que invocarla “Linda ¿Qué va a llevar linda?” Me repite
y aparecerá. Como si fuera el angelito de la insistentemente el marchante de la fruta,
guarda. Pero últimamente me da la impresión lo cual me trae de regreso a donde estoy.
de que uno la va perdiendo con la edad. Cada Muevo la cabeza como si con eso pudiera
vez es más difícil levantarse temprano, es espantar los pensamientos.
casi imposible seguir una dieta, decir que no Compro fresas, mangos, un poco de todo y
a algo, que en realidad quieres decir que si. bromeo con el marchante que me chiquea,
Pero esto debería ser fácil, solo dejar de me da probaditas de higos, me dice piropos
pensar en él ¿Sería pedir demasiado? y hace todo lo que puede para hacerme reír
Me vestí y salí, llegue al mercado, recorrí ¿Se notará que estoy triste?
los puestos e intenté pensar en otra cosa,

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¿Debería perdonarlo? No,
las traiciones no se deben de pasar,
cuando alguien te es infiel es porque
ya ha dejado de quererte, entonces
para que le perdonas, además
¿Qué le perdonas? ¿Las promesas
incumplidas? ¿El desamor? ¿Los
celos? -Chale.
Me detengo frente a las flores, y sale
el tendero, me conoce, así que me
saluda.
–Güerita, ¿Por qué no ha venido?
El otro día vino ese su amigo, el que
tiene cara de gato risón. Le pregunté
por usted, pero como que se enojó,
compró unos claveles y yo le advertí
que a usted le gustan los girasoles. Me
vio feo y se fue.
Quise matarlo, ¿Para qué me cuenta
eso?
-Deme unas azucenas don Edgar.
-¿No va a querer Girasoles? Mire aquí
tengo de los grandes, que siempre
lleva.
-No - Me mira sorprendido, pero no
insiste.
Regreso al auto, me pongo los lentes y
busco algo alegre, pongo a The police.

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Revolviendo en la cajita de los discos encuentro unos chicles, yo no masco
chicles, forma parte de las huellas que me voy topando en todas partes de la presencia-
ausencia del hombre. En el primer semáforo se los regalo a un limpiaparabrisas.
Conduzco portándome mal, voy rápido metiéndome con poco cuidado entre los coches.
Llego a casa y bajo las compras. Las dejo con descuido por ahí botadas.
Cierro los ojos y vuelvo a ese beso, ese que forma parte de la colección de besos que no
se olvidan, ni en otros labios, ni en otra vida.
Han pasado ya los 21 días, y sigo viéndolo en todas partes.
Muy quedito, me digo a mi misma, ya sin regañarme -cierra los ojos, ¡deja de pensar,
tente paciencia!
Toño es biólogo, siempre esta de viaje, en todo este tiempo juntos, habíamos logrado
una suerte de equilibrio entre su trabajo y el mío. No era fácil. Mientras mis amigas
salían cada tarde con sus novios, nosotros solo podíamos estar juntos cada 10 días, a
veces menos. Pero cada día me llamaba, hablábamos horas cada noche, y aún lejos, era
compañía.
Hasta que llego ese mal momento. Por: Lucia Bueno, México.

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SUEGRA
Mi suegra es una mujer robusta y casa que compartimos con la señora Inés.
trabajadora. Ha tenido una vida no exenta Cuando falleció don Alejandro y dado que mis
de dificultades; acarrea sobre sus hombros cuñados estaban asentados en el extranjero,
una buena carga de sinsabores. El más grave mi suegra nos invitó a compartir su casa
de ellos, que duda cabe, fue la muerte de con el objeto de mitigar su pena y atenuar
don Alejandro. Mi suegro fue muerto por un la inesperada soledad. En ese entonces, el
rival de amores hace cinco años; el trágico sueldo de mi señora y el mío, como empleado
suceso que tuvo amplia repercusión en bancario, no eran tan deslumbrantes como
la prensa local, sobre todo a través de un para rechazar un ofrecimiento tan generoso.
diario popular, produjo en la señora Inés una Desde entonces, hemos compartido en sana
honda depresión. No obstante, mi suegra al convivencia y como matrimonio cooperamos
cabo de un par de años, ya estaba de vuelta en la medida de nuestras posibilidades con
en su local del Mercado Central, laborando la manutención de la casa. Tan buena es la
afanosamente y dando, dicho sea de paso, relación que mi suegra, sin mediar presión
trabajo a un par de fieles empleados. alguna y tomando el parecer de sus dos hijos
Ester, su única hija y mi esposa, es profesora en el extranjero, los cuales tienen un buen
básica. Tenemos dos hijos: una dama y un pasar, decidió dejar la casa a nombre de mi
varón. María Elena, de diez años, cursa cuarto señora. De modo que todo en apariencia es
año de básica; Ernesto, de cuatro años, aún muy armónico y digo en apariencia, porque lo
asiste al jardín infantil. Ambos niños son la que voy a relatar ahora, escapa a toda lógica.
nota de inocencia y ternura que ilumina la

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Ester se va con los niños, todos los por ende, por desnudarme y me acosté
veranos, a una casa en Pichilemu, propiedad sobre la cama de la pieza matrimonial, la
de uno de mis cuñados. Retorna a Santiago a puerta quedó entreabierta, accidentalmente
fines de enero a cobrar su sueldo y vuelve a su confieso. En algún minuto de la tarde,
descanso. Yo realizo viajes esporádicos que ingresó la señora Inés y la sentí trajinar por
nunca pasan de dos días, los del fin de semana la casa; percibí que buscaba mi presencia y
para ser más preciso, y siempre regreso que se acercó a la puerta de mi habitación;
frenético a las oficinas del banco. El hecho no hice absolutamente nada por cubrirme
es que hace tres veranos, nos quedamos en ni volteé mi cuerpo hacia la puerta, simulé
casa, mi suegra y yo. Es obvio que convivir dormir profundamente. Me sentí largamente
con mi suegra no era entretenido; pero, debo observado; posteriormente, sus pasos
confesar que todo era muy apacible. La tenues me indicaron la retirada. Al cabo de
situación era muy normal, hasta que la lujuria una hora, me calcé unos viejos pantalones y
metió la cola, y todo se tornó turbio. una polera delgada y me presenté en el living:
Una tarde, llegué a casa más temprano mi suegra me saludó con un beso en la mejilla,
de lo acostumbrado. Un calor insoportable como una madre que besa a uno de sus hijos.
invadía todas las habitaciones y ni una sola
brizna de airecillo atenuaba el ardor; opté,

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Sin embargo, en la noche,
cuando ambos nos enterábamos de
las noticias en la televisión, me miró
de manera diferente: una mirada de
hembra a macho. Capté claramente
ese cambio y en forma premeditada, yo
también cambié mi forma de mirarla. Una
incomodidad placentera se apoderó de
nosotros y, tanto ella como yo, buscamos
pretexto para prolongar ese momento
de íntima familiaridad frente al televisor.
Tenía sus pies sobre un pequeño piso
acolchado y un delgado vestido le
cubría hasta la rodilla; por primera
vez, disimuladamente, fingiendo ver el
programa con sumo interés, me dediqué
a examinar sus pies desnudos, cuyos
dedos, cuidados y fuertes, se encogían y
distendían con maliciosa regularidad. La
visión de sus pies, su delgado vestido y lo
que se escondía bajo él, más mi potente
imaginación, fueron exacerbando mi
carne, a tal punto que ya era imposible
disimular en mi pantalón mi abultada
virilidad. Ella, en tanto, que había seguido
en forma atenta mi desasosiego; en vez
de aminorar la intensidad del juego,
lo aumentó deliberadamente. Los
prejuicios morales y familiares, en ese
instante, se diluyeron en forma absoluta:
sólo quedó la carne en su manifestación
más natural y espontánea.

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Cerca de medianoche, mi suegra se - ¡Por favor, Víctor! - contestó en forma
levantó del sofá, con sus dos manos frotó, atenuada y afectuosa.
de arriba hacia abajo sus piernas; después Ingresé a la pieza y desde arriba de la
se levantó el pelo por la nuca y mirándome cama mi suegra me ofreció la bombilla
intensamente, me dijo: quemada para dejarla sobre la cómoda. Al
- Me iré a la cama, mañana hay que acercarme para recibirla, mi mano derecha
trabajar - asentí y se retiró, cadenciosa y se dirigió a su pierna y no a la ampolleta, y
tranquila, hasta su pieza. suave y firmemente la deslicé por su pierna
Se apoderó de mí la indecisión y ya me robusta y suave hasta llegar a apoderarme
aprontaba a emprender la retirada cuando un de su enorme nalga; con mi mano izquierda
hecho fortuito vino a reavivar una situación acaricié la rodilla de su otra pierna. La sentí
que tendía al enfriamiento. Mi suegra, al estremecerse; sin embargo, no hubo rechazo;
encender la luz, quemó la ampolleta de su porque, ella y yo, sabíamos que lo que estaba
pieza; inmediatamente buscó una bombilla pasando, era algo esperado y secretamente
de repuesto en su cómoda y subió a la cama anhelado por ambos. Habíamos cruzado el
a destornillar la antigua. Yo desde el living, al límite, el paso vital estaba dado. Todo lo que
verla sobre la cama en tales afanes, le dije: venía, estaba gobernado por la carne.
- Le ayudo, señora Inés-

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La tumbé suavemente sobre la cama y las en ella mis besos. La señora Inés comenzó a
bombillas fueron a dar al piso; la pieza quedó participar y retorcerse por el placer de mis
levemente iluminada por la luz proveniente caricias, llevó sus dedos a los bordes de su
del living, el televisor había quedado prenda íntima y los bajó levemente; me dejó
encendido, pero su ruido no alcanzaba a a mí la tarea de llevarlos hasta la base de sus
perturbar la paz de la casa. Miré a mi suegra pies, y luego volaron para quedar encima
y le dije: del velador. Me paré atrás de la cama, tiré
- No se mueva... déjeme - Ella no contestó, las pantuflas, me saqué el pantalón, voló
pero toda su quietud era asentimiento puro. también mi calzoncillo y; a pesar de mi gran
Le besé los dedos de los pies y después mi excitación no quise poseer aún esa carne
lengua fue subiendo por todos los rincones generosa que se me ofrecía.
de sus piernas; en forma ávida, pero con una Volví a recorrer sus piernas con besos y
calma tierna fui recorriendo cada pliegue, caricias, le pedí que volteara su cuerpo y
cada curva, cada lunar, cada vello, hasta llegar quedó boca abajo, y mi lengua se dedicó a
a su vulva grande y velluda. Sentí el olor de viajar por la parte trasera de sus piernas y
su sexo y, sin sacar aún su negro calzón, puse sus nalgas grandes y redondas.
mi boca y mi nariz sobre su vagina y refregué

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En forma espontánea y sin mediar orden de mi parte, ella se hincó
sobre la cama y me ofreció su enorme culo: mi lengua bajó desde la base
de su espalda hasta su ano oscuro y sabroso y allí concentré todas mis
caricias. Mi suegra comenzó a gemir y a emitir cariñosas palabras, dado
que el placer se había apoderado de todo su cuerpo. Repentinamente, se
alzó, se sacó presurosa su delgado vestido y su enorme sostén y se rindió
desnuda a todas mis caricias, recostada en la cama y mirando ansiosa mi
erecta virilidad.
Me paré al costado de la cama, saqué mi camiseta y también quedé
completamente desnudo. Me incliné sobre mi suegra y tomando su nuca con
mi mano derecha la acerqué a mi rostro y estampé en su boca, un beso largo
y lujurioso. Me retiré levemente y puse mi pene al alcance de sus labios; ella
no tuvo duda alguna de lo que yo quería y comenzó una maravillosa succión
que logré frenar a tiempo para no eyacular en su boca , tan prematuramente.
Me subí en la cama y mi rostro quedó frente a su generosa vagina.
Ensortijados y suaves vellos de color negro cubrían la piel aledaña a esos
labios húmedos y brillantes de placer; posé mi boca en su sexo y mi lengua
comenzó a trabajar en forma pausada y con delicadeza. La metía al interior,
besaba su clítoris, cubría su sexo con todo el ancho de mi lengua, iba y venía,
de pronto llegaba hasta el ano y desde allí, nuevamente al centro mismo
de su sexualidad. Mi suegra, ante mi experto trabajo, comenzó a gimotear
de deseo y a emitir afectuosos apelativos hacia mi persona; luego tomó mi
cabeza con sus dos manos y la apretó fuertemente contra su vagina mientras
repetía: - más, más, más, no pares -. Sentí que sus labios vaginales crecían
y enrojecían, pequeños temblores me indicaron que un orgasmo feroz se
avecinaba, y estaba en lo cierto. Mi suegra, frenética ya, me exigió que no
cesara en mis caricias, se arqueó, emitió un gruñido atenuado y expulsó su
placer en torrentes de flujos que inundaron mi boca y mi barba: le había
causado un orgasmo maravilloso.

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Mi suegra quedó aletargada, exhausta. en que uno y otro, sólo buscábamos sentirnos
Entretanto, yo subí besando su vientre y sus y palparnos. Poco a poco fui acelerando
senos hasta llegar a su boca nuevamente. -Le el ritmo, porque ya sentía que venía otro
gustó, suegrita- susurré en su oído, mientras orgasmo en ella. Y, en efecto, mi suegra se
refregaba en su boca el olor y el sabor de su colocó rígida, tembló y llegó a otro orgasmo;
propio sexo. -¡Sí, Víctor, sí!- me yo, por mi parte, al sentirla gozar de esa
contestó casi imperceptible. Entonces, abrí manera, enardecido de placer, aceleré mis
sus piernas e introduje mi pene en su vagina movimientos y no fui capaz de controlar la
tibia y humedecida; metí mis manos bajo sus eyaculación feroz que sobrevino e inundó su
glúteos y los tomé firmemente ejerciendo vulva.
una presión uniforme y permanente. Así
permanecimos durante un lapso maravilloso,

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Después de la intimidad, noté seria y preocupada. Consumimos el
absolutamente relajados, iniciamos un desayuno con desasosiego y en silencio.
coloquio amoroso en el cual evitamos a No hubo recriminaciones mutuas; y lo poco
toda costa el análisis de lo que estaba que conversamos en la mesa, fueron frases
aconteciendo. Desterramos la palabra, evasivas y triviales. No obstante; cuando
pecado, moral e hija; y nos dejamos caer me despedía de mi suegra, con un beso en
hacia la noche, enredados nuestros cuerpos la mejilla, ella se atrevió a susurrar, casi
en caricias y besos, hasta la saciedad. A la inaudible en mi oído:
pasión desbocada, sobrevino el letargo y el - Esto no se puede repetir, Víctor.
sueño profundo y reparador. - Está bien, señora Inés. No volverá a
A la mañana siguiente, desperté en ocurrir – y después salí de casa, acelerado
la cama de mi suegra y surgió en mi espíritu más por la zozobra que por el
un sentimiento de culpa angustioso. Me atraso, rumbo al tren metropolitano.
levanté veloz, porque estaba ya atrasado; Sin embargo, en la estación, no podía dejar de
y me refugié en mi cuarto, donde me vestí pensar en ella, y la maravillosa noche que nos
con premura. Mi suegra, por su parte, y habíamos regalado; y en lo mentirosas que
después de ducharse, se había vestido y son las palabras, ya que ella y yo sabíamos
había dispuesto el desayuno en la mesa de la perfectamente... que volvería a repetirse.
cocina, adiviné que me esperaría en la mesa.
Cuando me senté frente a ella, la
Por: Jorge Yáñez Medina, Chile.

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LAURA
Me terminé convirtiendo en su mejor paso del tiempo, creció de una manera
amigo. El cariño mutuo, era incondicional. El considerable. Tanto, que dejó de pasar
lazo que se había forjado entre nosotros, era desapercibida para quienes la rodeaban. No
todo un acontecimiento, pues la personalidad para mí, porque yo la quería con el más puro
de Laura era indómita, obstinada y huraña. cariño del que era capaz. Ella era un misterio,
Yo en cambio, oscilaba entre el salvajismo y yo sólo sabía que vivía sola en una enorme
la mansedumbre. casa, sumergida en un lugar inhóspito. Sus
Éramos muy jóvenes cuando nos conocimos. hábitos a veces me parecían los de una
Era hermosa, aunque mi naturaleza infantil ermitaña, de alguien que no está habituada a
no me dejaba verla en todo su esplendor. la convivencia con el entorno y sin embargo,
Recuerdo que al principio, cuando pareciera dominar al mundo. Como si fuera la
empezábamos a tener acercamiento, única mujer en él.
me inquietaba verla a oscuras, sus ojos Yo era un ejemplar capaz de domar las
eran diminutos, y a veces daba la horrible voluntades ajenas, demasiado atrevido para
impresión de que carecía de ellos. Laura una chica de su edad.
era majestuosa, pulsión incesante de la
naturaleza que florecía sin parar. Con el

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Una tarde, me llamó. La puerta estaba
abierta, entré sigilosamente. Recuerdo bien
cómo el brillo de sus majestuosos iris marrones
con matices verdosos, cambiaron radicalmente
su insistente brillar al observarme. Mis ojos
respondieron, fijándose en ella, casi acechándola.
Era la primera vez que me veía de esa manera, a
tal grado, que su mirada me estremeció. Se me
acercó poco a poco, dejándome ver con todo
detalle cada una de sus largas y tupidas pestañas
que parecían delinear espesamente el contorno
de sus ojos, su profundidad era dominante.
Se levantó frente a mí, pasaba sus manos por el
contorno de su cuerpo. Yo seguía con atención cada
movimiento. Me preguntaba si iba bien vestida,
si la ropa le sentaba bien. A través de su vestido,
se asomaban sus nacientes senos, entallando
deliciosamente su diminuta cintura y acentuando
su prominente cadera. El color resaltaba el matiz
cobrizo de su piel, y aclaraba más sus enigmáticos
ojos. Después de ese largo rato viéndonos en
silencio, se apartó de mí y empezó a tirar del
vestido, hasta quitarlo por completo. Al verla
desnuda, me perdí rotundamente en sus caderas,
una curva se formaba en el cruce con su cintura.
La veía, con más curiosidad que deseo. Tanto
así, que eso no me provocó nada en absoluto,
hasta que de repente, un dulce aroma me atrajo.
Emanaba de su tierno cuerpo. Entonces perdí el
control, y me abalancé como si estuviera en celo,
a su pelvis, para olerla, lamerla y mordisquearla.

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Me sumergí en su vientre hasta que sentí instante, que sentí cuánto la amaba, y ella a
asfixiarme, era deliciosa. Ella acariciaba sus mí. Era mi primera vez, al igual que la suya. En
pechos sobre el encaje negro del sostén, mi lengua sentía las contracciones de Laura,
los jalaba hacia mi rostro, invitándome a ella sonreía. Tuve una erección descomunal
probarlos, hasta que con mi lengua empecé que fue a dar entre sus piernas. La penetré
a chupar sus pequeños y erizados pezones. profundamente, y me quede inmóvil en su
Un instinto repentino, hizo que mis dientes espesor interior, sintiendo sus espasmos,
arrancaran el encaje, dejando sus pechos mientras ella se masturbaba. Terminamos
al aire. Laura gemía indudablemente. Bajé juntos y ella se recostó exhausta, no dijo más;
mi rostro, hasta quedar entre sus piernas, yo me salí de la habitación.
sentía un calor húmedo que invadía mi olfato. Desde entonces hemos hecho lo mismo cada
Me acerqué para aspirar su aroma tibio, noche, o cada tarde cuando ella me llama. He
penetrante y femenino. Gimió, al tiempo que querido hacerle saber cuánto la amo, contarle
mordía su labio inferior. de esta intensidad que me desata, cuando
Otra vez mi instinto reaccionó, y arranqué su su mirada se clava en mis voraces ojos. He
liguero de un tirón, dejando en sus caderas una querido hablarle, porque al contrario de lo
marca roja. Con gula frenética lamí su vulva que ella supone, yo sí entiendo cada una de
impregnada de un sabor dulce, afrutado. Mi sus palabras, pero no puedo, es una lástima
lengua abría paso entre sus labios y mi nariz que los humanos aún no puedan entender el
rozaba su clítoris, toda ella se estremecía, lenguaje de los lobos.
asegurándome, entre gemidos, que su primer
Por: Liah Annh, México.
orgasmo lo tendría conmigo. Fue en ese
Fractales literarios

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CARAMELO
El reloj de pared marca las doce recuperación al final del semestre. Debido a
quince mientras el lápiz de madera se ello, siempre trata de disminuir el número de
mueve vertiginosamente sobre el examen reprobados en sus grupos… pero Marina, es
de cálculo. El profesor aguarda impaciente, un caso inusual.
quiere salir temprano; más tarde tendrá una —¡Ay, Marina!... ¿Cómo pudiste descuidar tus
cita, con una de las amigas de su hermana. calificaciones? Pueden afectar tu próximo
—¿Te falta mucho, Marina? ingreso a la universidad. —La chica se
La joven preparatoriana alza la mirada en sienta sobre el escritorio, y antes de poder
dirección al maestro, sonríe y vuelve su contestar, el profesor la regaña. —¡No, no,
atención a las ecuaciones. Cinco minutos no! ¡Bájate de ahí!
después, Marina toma el examen, se levanta Marina, en un gesto de enfado gira los ojos
de la butaca y camina en silencio al escritorio para sus adentros, y desobedeciendo la
de su profesor. orden replica. —¡Relájese, ya terminó el
—Aquí está mi examen, sólo me faltaba semestre!
comprobar los resultados. —Aún no terminamos, mañana tienes que
El maestro toma el documento. Le enfada ser venir por tu calificación, y si no aprobaste, el
el último en irse. Por eso odia la semana de viernes harás el examen extraordinario.

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—Pues… todo esto es su culpa, si me hubiera por unas pestañas kilométricas, dejaban
aceptado en el grupo de regularización, en la incógnita de un posible deseo carnal,
lugar de mandarme con la maestra Anita, más aún, cuando en el receso el profesor
yo no hubiera reprobado. —La chica estaba dedicaba unos minutos a la contemplación
en lo correcto, el maestro le había negado de Marina, mientras ésta le devolvía el
la asesoría alegando que el cupo había sido gesto y degustaba de su paleta. La forma
cubierto. Esto, con el afán de evitar estar en que sus labios besaban el esférico
cerca de ella. Desde que inició el semestre dulce, causaba un cosquilleó pélvico en el
el profesor tenía la platónica idea de que recatado maestro.
Marina gustaba de él, pensamiento que le Marina se inclina hacia el profesor de una
avergonzaba, ya que le parecía absurdo forma felinamente sigilosa. —Tal vez, si
que una jovencita de diecisiete años hubiéramos pasado más tiempo juntos…
tuviera interés en un insípido pelirrojo y Hoy no estaríamos aquí. —Le dice al oído
treintañero pedagogo de cálculo. Aunque en voz baja. La chica toma entre sus manos
sus sospechas comenzaron a solidificarse el rostro del incrédulo hombre y le regala
conforme avanzó el ciclo escolar. Durante el beso más tierno, uno que jamás ha
el transcurso de su clase era común el experimentado en toda su vida.
toparse con la mirada incitadora de la
joven, sus grandes ojos negros enmarcados

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Bastó un par de segundos para que el
maestro fuera poseído por un deseo animal,
devolviendo un enérgico beso en los tersos
labios de su alumna. La dulce saliva de Marina,
sabor cereza, embriaga sus cinco sentidos.
La humedad de aquella boca escolar calma la
sequía de sus deseos prohibidos.
Pero un momento de lucidez obliga al profesor
a poner distancia entre sus cuerpos. La culpa
comienza a ser más grande que su excitación.
El hombre baja a la chica del escritorio. Estaba
a punto de decirle que se fuera, cuando Marina
comienza a besarle el cuello. —Está bien, esto
es lo que quiero. —Afirma la joven, derribando
la muralla de culpabilidad que los apartaba de
su cometido.
El maestro besa a su pupila de manera
descomunal, mientras sus afanosas manos
acarician los rebosantes senos que apenas se
asoman entre la blusa blanca. Marina con su
manoderecha bajapor elabdomen de sumentor
hasta llegar al cinturón, desabrochándolo sin
problema alguno, prosigue en el encuentro
de aquella visible erección. Cuando libera el
duro miembro del maestro, pasea sus dedos
de arriba abajo, sobre la suave piel rosada de
aquel excelso pene. Entonces, guiado por una
confianza nunca antes mostrada, el profesor
toma su miembro mientras se acomoda en su
silla, convenciendo a Marina de ponerse de
rodillas.

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—Hazlo con la boca. —dice jadeante, el el resto inferior del falo. Entonces, con una
excitado hombre. devota apacibilidad introduce el miembro en
—No sé cómo hacerlo. —responde la joven, su boca, succionando con sutilidad aquella
con un tono de falsa inocencia. férrea carnosidad. Bruno se siente en un
—Imagina que es un caramelo, cómo las paraíso felativo, y justo antes de eyacular
paletas que tanto te gustan. en esa boca novicia, sale de ella. Quiere
—Está bien, profesor. prolongar el momento lo más que se pueda.
—Dime Bruno. De un solo movimiento sienta a Marina en
—No, profe. el escritorio, alza su falda escolar y baja sus
Marina toma el pene y con su lengua comienza pantaletas moradas. La excitación de la chica
el recorrido, desde la base hasta la punta, emana aromas hormonales. Su pecho no
degustando cada centímetro de piel y cada puede contener los jadeos producidos por la
relieve venoso, prueba de la erección que se adrenalina de la carne.
alza en su nombre. Al llegar al glande forma
círculos con su lengua, mientras masajea

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Bruno acaricia el afelpado pubis jadeante que su orgasmo produce. Sus ojos
mientras libera los tiernos senos de Marina. se cierran, su cuerpo tiembla, y su boca se
Las desesperadas manos del profesor abre grande dejando escapar un suspiro al
acarician aquella vulva, hasta que sin previo aire. Bruno, espera paciente a que la chica
aviso introduce sus dedos índice y medio en recobre el aliento…
la vagina de su alumna. Marina, sobresaltada, Marina observa el reloj de pared, marca la
retrocede la cadera. Mira a Bruno a los ojos, lo una en punto. Baja del escritorio, sube sus
toma de la mano y lo guía en búsqueda de su pantaletas, y acomoda su uniforme.
clítoris, indicándole la presión y la velocidad —¿Qué pasa? —Cuestiona un Bruno
que tiene que usar sobre éste. Bruno obedece insatisfecho.
sin replicar, de un momento a otro los papeles —Ya me voy, es tarde.
se invirtieron; el profesor se había convertido —Pero… aún no terminamos.
en pupilo. Marina se cuelga del cuello de —¡Exacto!, mañana vengo por mi calificación.
Bruno, mientras éste la lleva al borde de un —Dice Marina. Guiña un ojo, y sale del salón.
abismo placentero, la lubricación de su vagina
comienza a mojar el escritorio, inundando las Por: Angélica Ramos, México.
ecuaciones de un examen echado al olvido. Fractales literarios
Marina busca la mirada de su profesor, sus
mejillas ruborizadas acompañan al gemido

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EL INSTANTE
Desde el sillón en la sala, escuchó momento, y el momento, era ahora. Caminó
los suaves golpes en la puerta de madera; con paso apresurado a la puerta, con la
fueron tres, como tres eran los minutos que ansiedad encima y una firmeza que escondía
pasaban, después de la hora acordada. El el temblor interno en sus manos; tomó la
lugar se mostraba en calma, una vez acabado perilla para tirar de ella. El corazón brincaba
el caos de una mañana común, ajustada a acelerado. Al abrir, la luz natural permitió
horarios de escuela y de trabajo. notar el conjunto de fotografías en la pared,
Afuera, el cielo parecía montar una batalla así como dos rostros en vida a la deriva de
con su espectáculo de nubes; el aviso de sus decisiones; sólo entonces, la calma se
tormenta era claro, tan claro como el hambre apropió de ellos; bastó un “Hola” para ambos,
de quien llegaba por otro cuerpo, nuevas pues en las pupilas y en sus sonrisas, el
caricias y con el ansia de someterse a la instinto se manifestó. Uno a otro se tomaron
oscura osadía del deseo ajeno. tras la puerta, que cerró prejuicios y ofreció la
Adentro, en el silencio intranquilo de lo libertad de ser quienes eran. Fue un arrebato
desconocido, el sonido en el tono del les aprisionó en el deseo de pertenecerse de
teléfono avisa de un mensaje: “estoy aquí inmediato.
afuera”. Nunca se está listo hasta que llega el

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El dominio llegó por la espalda, y fueron
las manos quienes se encargaron de explorar,
violentas y atrevidas, cada centímetro en el
contorno de aquel cuerpo expectante; un cuerpo
mantenido en pie, empujado suavemente al
frente, hasta adherirlo a la pared fría, en una
fricción continua, mezcla de excitación y deseo.
No hubo nada que les privara de sus ganas, ni nada
que les interrumpiera. Era la nuca el primer centro
de emociones que se exploraba y desde donde el
cuerpo se abandonaba a los instintos de quien le
poseía tras de sí.
Los gemidos fueron inevitables y el arqueo surgió
involuntario; la pared era testigo del calor en la
piel y de la esquiva mirada a la vida, reflejada en
aquellas fotografías: el viaje a la playa, la cena de
navidad, la fiesta de cumpleaños, los abuelos, la
boda…Las bocas se buscaban agitadamente para
anclar su pasión en un contacto invertido y feroz,
labio a labio, lengua a lengua, estimulando una
dulce asfixia ante la presión del cuerpo sobre sí.
Las entrañas hormigueaban de placer y girarse
fue necesario para abrazar de nuevo sus lenguas
húmedas, que reclamaban ya su encuentro
frente a frente. Los labios comenzaron una
nueva aventura, mordiéndose mutuamente, en un
compás suave, sin daño alguno; la saliva corría en
ambos y las manos, tocaron sin consentimiento,
como midiendo el siguiente paso y alargando la
sensualidad de un instante eterno.

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El derecho estaba ganado… la cabeza sentencia. Aquel pasivo cuerpo se derrumbó
solo se inclinó unos centímetros hacia atrás y con la delicadeza de los pulgares posándose
el cuello se declaró libre para ser explorado. suavemente en sus cálidos senos,
El poder del corazón latiendo, se evidenciaba acariciándolos hasta hacerlos endurecer,
en esa pequeña fosa que hace culminar la con movimientos delicados y bruscos, en
garganta. una intensidad clara de quien quiere dejar
Los teléfonos sonaban entre sus ropas grabada cada sensación en su pensamiento;
continuamente; era el mundo queriendo después, dibujaron círculos sobre círculos en
distraer su atención, pero la fuga incluía ellos, logrando provocar una respiración más
ignorarlos, más cuando el torrente sanguíneo agitada y un susurro apenas audible pidiendo
ya expulsaba una y otra vez el calor del más. Los ojos abandonaron la realidad,
cuerpo para exponerlo en pequeñas gotas cuando aquellos capullos fueron succionados
que corrían placenteras sobre la piel. delicadamente entre la humedad de unos
Afuera, las nubes cumplieron su labor de labios hinchados… entonces, el cuerpo se
ocultar el cielo. Para entonces, la chispa entregó, aceptando el arribo del otro entre
era inevitable de contener dentro; la su carne, centímetro a centímetro avanzando
sangre quemaba en cada cual. El temporal seguro, abriendo paso a las sensaciones
presagiaba lo evidente. únicas de sentirse parte de alguien.
La fascinación les despojó de todo. La
piel quedó entonces expuesta al tiempo,
a las caricias, al deseo de acatar cualquier

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El sonido de las primeras gotas de las contracciones ocurrieron a la par, el amor
lluvia llegó a ellos, mientras que la humedad pareció brotar entre ellos en ese momento y
goteaba adentro, en una cadencia uniforme, junto al olor a tierra mojada, se envolvieron
en un concierto placentero… recíproco, en lo más profundo de la naturaleza misma, lo
sometidos ya los dos sobre el tapete que les hizo notarse como parte de un todo,
extendido con la ropa a sus lados, desde en armonía, llegando al nivel más sublime de
donde el repique de tonos en los teléfonos la felicidad.
celulares, continuaban como un esfuerzo Inmersos en el silencio, ambos fueron
superior por conectarlos a la realidad de la conscientes de sus espasmos, bajo
que se habían apartado. una tormenta que se iba; uno a otro se
La respiración les sofocaba, y a la par, reconocieron en la mirada, en la sonrisa
pequeños gemidos se escapaban. No bastó mutua y en el gesto dulce de unas manos que
la naturaleza y sus formas, sino el arte que recorren el cuerpo mojado. Se reconocieron
les envolvió para hacerlos vivir como nunca, como humanos, afortunados, dichosos de
cada flexión, cada postura, cada secreción encontrarse ahí, juntos, ajenos y cercanos.
del deseo manifiesto. El hechizo menguó; todo regresó a su sitio y
La lluvia pareció ser cómplice al arreciar su a su momento... Cada quien tiene su camino
caída en el preciso momento de intensidad formado… una dirección elegida… y de
carnal, donde la compasión se hizo a un lado frente, lo habitual de un día común, en espera.
para dar salida a un salvaje momento de
súplicas y plácidos embates, que exigen no
detenerse y que llevan a embestir con fuerza
a quien se acepta víctima del hechizo firme y
viril de la sangre, en la búsqueda de ese final
que eleva a la inmortalidad.
De pronto, el mundo se pausó y como en
cámara lenta, todo alrededor pareció no
Por: Alfredo Murillo Rivas, México.
tener el sentido de lo que era; los corazones
alcanzaron los niveles más altos en su latir; Fractales literarios
la explosión era en todas direcciones; los
cuerpos despertaron a otra luz, las pupilas
se dilataron, la piel se mostró rosada, viva,

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FRENESÍ ROJO
“Por mirarte, prohibidas tentaciones afloraron. Por desearte, me perdí enajenado.
Lunas y soles pasé urdiendo. Absorto por el anhelado encuentro. Quedamos atrapados
entre ósculos. Y mordí tu aroma obnubilado. Con espasmo oscilante te buscaba. Me
adentré y me estrechabas. Compartiendo vedadas fantasías. Liberamos una simiente
de vida”.

Te desvaneces mientras te sostengo ¡el corazón me late tan fuerte que su ritmo
entre mis brazos, tu cabeza descansa sin es como el llamado de un tambor a cumplir
oponer fuerza en mi pecho. Te voy sintiendo un rito de apareamiento! Te deseo ahora,
con el toque de mis manos. El deseo nos tengo el impulso de desgarrarte las ropas,
encamina al lugar donde se liberan los sueños, pero me contengo. No te mueves, esperarías
las pesadillas. Te recuesto y tu cabeza cae así eternamente. El tiempo apremia, no
en el almohadón de plumas. Tu mirada se va obstante me doy el deleite de recorrerte
tornando ausente, vacía, empieza a perder con la mirada, de tocarte toda. Te quito los
luz, vida. Te contemplo y pareces ofrecer tu escarpines que adornan tus pies. Tomo tus
cuello, me acerco y tu perfume me vuelve tobillos y lleno con besos el contorno de
loco; si fuera un vampiro te mordería hasta el tus magnificas piernas, adornadas de seda
fin de los tiempos. No lo resisto y me hago a negra. Llego hasta el borde de tu falda, la
un lado, no sin antes cerrar las persianas de levanto y veo… ¿encaje? No importa, lo hago
tus ojos. Retrocedo para verte mejor y estás a un lado y muerdo tu aroma que obnubila
ahí como materia dispuesta a todo. Eres el todo. Aspiro profundo para dejar grabado en
sueño de cualquier mortal que tiene ante sí mi cabeza, en la piel, en el alma, tu esencia.
el objeto de su deseo. Sigo observándote, Retiro el broche de tu falda y te libero de ella.

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Sigo ascendiendo y desabotono tu blusa, quito el seguro que sujeta las
cúspides de tu cuerpo. Las cubro con mis manos, las rozo con mis labios y un ligero
cosquilleo me dice lo tersas que son. Te miro y tus labios ligeramente abiertos me
muestran tu dentadura perfecta. Te beso y parece que escondieras tu lengua, porque
no puedo alcanzarla. Me hago hacia atrás, me levanto, lamento no poder prolongar
más el juego. La constante palpitación de mi pantalón y el dolor me dominan. Ya es
momento de adentrarme en ti. Me despojo de la camisa, desabrocho el cinturón y el
choque de la hebilla metálica con el suelo acaba por liberar las ansias que tengo de ti.
Tomo tus piernas y abro camino hasta dar un salto de fe para besar y lamer tu monte
de venus. Tomo entre la mano mi calor oscilante y penetro en tu mundo, tu universo,
buscando tus secretos. Te observo entre cada acometida y parece una pena que en
poco tiempo se perderá por completo tu calor y quedarás completamente fría. Un
frenesí de placer interrumpe mis reflexiones hasta que comienzo a recobrar la calma.
Intento retirar mi virilidad, pero no puedo. Algo me lo impide. Un espasmo me aprieta
desde tu interior. Desconcertado, intento salir de ti y de nuevo otro espasmo, me
aprieta con mayor fuerza, algo desde tu interior me chupa, me succiona sin detenerse,
excitándome, provocando otra erección.

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No puedo detenerme a comprender lo que sucede,
te miro y sigues inmóvil, tomo tu mano y no detecto pulso,
empiezas a sentirte fría. Miro hacia el colchón y la mancha roja
se sigue extendiendo por el lienzo blanco de algodón. Busco
desasirme de ti con todas mis fuerzas, pero resulta imposible.
Te tomo del cuello, lo aprieto con toda la fuerza de mi mano y
te ordeno que me sueltes. Te abofeteo hasta teñir de rojo tus
mejillas. Desespero y miro cómo las sábanas se han cubierto
por completo con tu sangre. Te miro nuevamente y el terror me
abraza al ver tus ojos abiertos con la mirada sin vida, mientras
un nuevo frenesí se apodera de mí, me obliga a contraerme al
sentir cómo libero mi simiente. No tengo cómo soltarme, no
tengo más fuerzas, y no soporto el peso de tus ojos muertos
sobre mí. Una sensación fría y húmeda recorre todo mi cuerpo.
Todo parece oscurecerse y un vacío comienza a cubrirnos.
¡Quieres llevarme contigo! Me tragas, me llevas hacia adentro.
Hago un último esfuerzo por resistirme, pero es fútil, se me
está escapando la vida mientras me hundo. Me arrastras
contigo hacia el inexorable encuentro con la muerte.

Por: Luis Herserv, México.


Fractales literarios

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INSOMNIO
Esta debe ser la última noche que lo hago. No puedo permitírmelo por mucho más, ni
creo soportarlo. Han pasado novecientas treinta y cuatro lunas con sus respectivos grises
días desde que te expulsara a ti; mi moderna princesa Psique, de mi templo, de mi vida,
de mi panteón, incluso de mí. De ese perenne impulso idiota de destruirnos buscando eso
que, con certeza, de hallarlo, sólo terminaría de consumirnos. Eso que te condené a buscar
vagando por toda la tierra, aquello que sabes no hallaste con alguien más, eso que quienes
esperan una última llamada, nombran amor. Han pasado tantas lunas desde tu exilio y sin
embargo aquí estás, hambrienta, dispuesta a probarme, a alimentarte con todo el deseo
que yo te quiera dar.
Subes a la cama sigilosa y con actitud depredadora. Te miro idéntica a la última foto que
robé de ti, no me importó que estuvieras con alguien más, eras tú todo lo que veía, y es como
prefiero verte ahora. Como una mezcla de todas esas imágenes tuyas que atesoro; con esa
bata traslúcida que llevabas cuando nos entregamos por primera vez, casi etérea, como tú,
intocable, casi inexistente, apenas dibujada sobre tu silueta, sutil y sublime, impalpable,
pero venenosa. Tienes esa mirada con la que finges inocencia, la que me sedujo desde
la primera noche, con esa luz que usas para atrapar incautos a devorar, hipnotizando y
causando esa falsa sensación de hogar, aquella a la que cual náufrago en medio de la noche
más condenada vislumbra un faro, y sin importar que sea de una prisión a medio mar, se ha
de abrazar, donde con toda certeza morirá; esa, aquella estrella refulgiendo en tus ojos en
la que me consumí y en el que cientos más se perderán.

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Ya estás sobre mí, cierro los ojos y recuerdo el mapa de tu
cuerpo; trazado con cada lunar que noche a noche descubrí. Recuerdo
haber marcado con una “X” y un ansiado beso mis favoritos. Abro los
ojos y reconozco todos; el que delimita la línea divisoria entre tu
escote y tu pezón, y ese pequeño, discreto, en tu mentón, imagino ese
otro que desde esta posición no puedo ver, aquel pequeño letrero
marrón de bienvenida entre tus piernas, colocado a milímetros de
entrar en ti, ese que desconocías hasta que te lo compartí, porque
yo lo descubrí, y el que lo encuentra se lo queda. Sigo recordando,
construyéndote a mi gusto; carmín en los labios, carmín con el que
prometiste marcarme, marcarme de tu propiedad y no de desgracia.
Labios carnosos que ya juegan con mi oreja, gruesos parlantes que
musitan una plegaria, “hazme tuya, hazme ya”, creo recordar tu voz.
Término entonces de darte permiso y de construirte; acaricio tu lacio
y negro cabello, cada uno me ata, todos juntos te unen a mí, tienen
vida propia como por obra de fantasía, y esa ilusión, en realidad, es
el único hilo que ha de atarnos jamás.
Te has sentado en tu trono, te has sentado en mí. Arqueas la espalda y
bajas sin piedad buscando la raíz, dejas escapar un gemido fantasma
que entra y hormiguea en cada parte que pueda sentir en carne
viva. Lo notas y lo sabes, soy tan tuyo como siempre, lo disfrutas y
repites cada vez más rápido. Te enseñaron que el amor es un bonito
sentimiento que sirve, sirve para matar, te hicieron asesina, aunque
ya eras cazadora natural. Te enseñaron cómo usar, te hicieron pecar;
pero, tú sola fuiste la que encontró en esa locura y suciedad, la única
forma de poder amar.
No dices mucho… No quiero que lo hagas, sólo me miras sudar,
respirar cada vez más profundo, tan hondo como desees que llegue
en ti, ahora casi saltas. Llevas mis manos a tus senos, aprietas, no
únicamente con tus manos, me aferras a ti; me haces, como las otras
noches, lo que yo quiera, todo cuanto me apetezca; todo, menos
estar.

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Desearía más que cualquier riqueza con cada demonio tiene un precio alto a
o poder, poder explotar contigo dentro de pagar. En todo rezo o pensamiento con el que
ti. Perder por dos segundos el control de te traigo, me quemo un tanto más, me dejo
nosotros, dejarnos morir en ese instante caer de nuevo un metro en tu locura, la de
nada más, despedazarnos en esa explosión desearte, la de imaginar que es mutuo. Y me
conjunta, la que únicamente se siente por pierdo otro tanto de este mundo real, éste
dentro; pero por dentro de dos personas en el que he jurado a cada dios un adiós, éste
conectadas. La que te hace venirte, sí, venirte en el que traerte cada noche me hace odiarte
es un término que algún vulgar acuñó sin otra tonelada, equivalente a tu calor que me
saber lo que significa en realidad, venirse no atrae, idéntico en tamaño a la tentación y
es solamente eyacular en un vacío, venirte es pasión que nunca me dejaste desatar, igual
dicho porque sales de lo profundo de ti para de jodidamente corrosiva a la pregunta que
entregarte a alguien más. Quise más que otra antes de llegar me hace regresar, la pregunta
cosa hacerlo; pero quise siempre más, que que ni con mil fantasías se responderá, y que
fuéramos reales en algún lugar. violado me hace soltarme, sintiendo asco al
Después de novecientas treinta y cuatro susurrar: ¿Dónde estás?
lunas de mandarte a vagar, sólo puedo
traerte a mí por invocación. Una, que como Por: J. Epitafio, México.
Fractales literarios

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LO QUE NORMA ME HIZO

“Dedicado a los adolescentes que en los años


ochenta vivieron su primera experiencia sexual”

Los limpia-parabrisas liberan el espeso fango del cristal. No hay


mucha luz, mi cabeza da vueltas y mi vista se nubla. ¿Y esta tela en mis
manos? ... ¡Es encaje! Y despide un exquisito perfume. ¡Son las pantaletas
de Norma! Mientras vuelvo en mí, el tocacintas del auto reproduce la
nostálgica canción de Queen “Those are the days of our lives”. Se inunda
el auto, aunque en el interior hay una cápsula de aire, éste se escapa y el
agua gana terreno.
Me transporto una semana atrás. Norma Angélica, es la más joven y
hermosa de todas las maestras de la escuela primaria donde mamá
labora como secretaria, tiene veinticuatro años y francamente no sé qué
vio en mí. Ella es una hermosa morena, de músculos torneados y curvas
pronunciadas, atlética, y con un rostro de finas facciones. Seguramente
le excitó provocar al niño que vio en mí.

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Fue en mi casa, durante la última como si su vida misma dependiera de ello.
reunión de maestros, donde de manera Yo continuaba lamiendo. Ella se estremeció
intempestiva ella entró en mi vida. La unos segundos, estiró sus piernas de una
“maestra bonita” no despegó los ojos de mí, forma extraña. Su respiración se tornó
yo lo notaba mientras hacia la tarea escolar agitada. Luego, relajada soltó la silla y acercó
en una mesita. Me guiñó el ojo, se mordió el la palma de su mano a mi mejilla. Me acarició
labio inferior y soltó su jaibol: pedazos de con ternura.
cristal y ron corrieron por debajo de la mesa. La reunión terminó, y ella se despidió de mí.
“Yo me encargo” dije. Levanté los cristales Jamás lo había hecho antes ¡Caray! Acercó
debajo de la mesa, y observé su hermoso su rostro a mi mejilla y sus labios carnosos
pie desnudo saliendo de su zapatilla. Ella susurraron en mi oreja: “¿Qué harás el
levantó el mantel y asomó su rostro, el de un sábado?”
ángel que se transformó en demonio cuando, El fin de semana visité a Norma. En el fondo
al tiempo que me decía “no te vayas a cortar, de su pequeña sala, el tocadiscos tocaba una
bebé”, presionó con intención su dedo pulgar canción de moda. Me tomó de la mano y me
sobre uno de los cristales, la sangre brotó llevó al sofá. Mi miembro se blandía furioso,
de su pie, lo acercó a mi boca; me arriesgué como un marlín atrapado en el anzuelo. Ella
y lamí su sangre. ¡Acerté! Ella se revolvió, sus se deshizo de su sudadera ¡No traía sostén!
manos buscaron con desesperación algo de Facilitaba así las cosas a un principiante
donde asirse, y apretaron las patas de la silla, como yo.

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Cual leona hambrienta saltó sobre trabajo en el sindicato, quiero hablarte de la
su presa: sus hermosos y grandes senos maestra Norma Angélica. Ella es muy buena
aterrizaron sobre mi rostro, y me abofetearon amiga del jefe” ¿Buena amiga? le cuestioné.
a discreción, entonces entendí que esos “¡Muchacho pendejo! Te lo diré con todas
pezones oscuros, firmes y erectos eran sus letras, Norma es amante del máximo
míos; mi lengua se dio un banquete, yendo dirigente de nuestro sindicato ¡Ella le da las
y viniendo sobre sus hermosas areolas. nalgas al jefe!. Debes tener cuidado, desde
Sentí estallar mi pene cuando me pidió que que el jefe se agenció a la Norma, tiene a sus
la mordiera. Con gran ansiedad, intenté guaruras vigilándola”.
quitarle los jeans, pero ella retiró mis manos Por fin llegó el día esperado. Pasé la mañana
y me dijo: “¡No! Mi mamá no tardará, mejor el en casa de mi fiel amigo Memo lavando
próximo sábado me llevas a un hotel”. Reculé su auto, un Datsun. Él me avalaría con los
frustrado, ella lo percibió “Eres virgen aún, amigos, cuando presumiera la clase de mujer
¿Verdad, bebé?” Me tiró sobre el sofá y me que me haría hombre.
dijo: “Esto es en compensación por la espera”. Pasamos por Norma Angélica a eso de las
Con gula salvaje, se llevó mi miembro a la tres. Memo nos condujo al hotel, no podía
boca. Lo lamió con gran intensidad, a veces ocultar la envidia en su mirada, observaba
intercalando unas delicadas mordidas. En por el retrovisor cómo nos revolcábamos
pocos minutos, me vacié en ella. en el asiento trasero. Al estacionarnos en
El miércoles siguiente a la propuesta de la la cochera de la habitación, Norma se quitó
maestra bonita, mi tío Roberto nos visitó ágilmente las pantaletas y le dijo: “Tómalas
en la casa y en la primera oportunidad que Memo, te las regalo”.
tuvimos, me abordó: “Hijo, tú sabes que

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Apenas cruzamos la puerta, Norma se pollitos me gustan ¡Como tú!” Con su mano
desnudó. Yo quería reclamarle el coqueteo y izquierda guió mis dedos hacia su clítoris,
su “bello e innecesario gesto para con Memo”, mientras con su diestra abría sus labios “Éste
pero su cuerpo de diosa de bronce me robó el es, conócelo, me gusta enseñar a bebés como
aliento. Me ordenó que me hincara; y quedé tú, ¿Sabes? Desde que te vi la última vez allá
a la altura de su pubis. Jamás había estado en tu casa, ya crecidito, me dije, me tengo que
tan cerca del templo que es un cuerpo de coger a este chiquillo, antes de que se me
mujer. Pasé mis manos trémulas por su adelanten… acuéstate en la cama, relájate y
entrepierna y toqué su vulva, su sexo estaba aprende”.
exageradamente mojado. La expresión de Norma se dejó caer sobre mi falo,
espanto que hice, delató mi novatez. ¡Pensé desapareciendo todos mis miedos. Ella me
que sangraba! acercó sus senos y me pidió que mordiera
Ella cambio sus formas dominantes, y sus pezones; era tanta su lubricación que se
comprensiva me dijo: “¡Tontito! ¡Esto es escuchaban chasquidos cuando mi miembro
signo de que me tienes bien caliente! Es la entraba y salía de su vagina.
respuesta de mi cuerpo. Anda, abre mis labios Fueron cuarenta minutos maravillosos; me
y chúpame el clítoris”. De nuevo, detectó mi indicaba cada posición y luego se dejaba
mirada ignorante, pero esta vez sí le arranqué llevar, alabando entre gemidos lo rápido
una estruendosa carcajada “¡Bebé, no sabes que yo aprendía. Cuatro veces abandonó su
qué es el clítoris! “ Yo clavé la mirada en el cuerpo, lo supe por su mirada perdida. La
piso. Ella reaccionó: “¡No! Espera, papacito última de esas ocasiones yo la acompañé en
chulo, ¡No quise avergonzarte! ¡Es que tu el viaje y, al ritmo de sus espasmos, me vacié
ignorancia me excita! Sí, mi amor, así bien dentro de ella.

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Le pregunté si era amante del viejo, el los ojos, el auto se hunde en la laguna. En el
secretario del sindicato. Ella me dijo: “Bebé, estéreo suena “Who wants to live forever”
te falta mucho por aprender, es una pena también de la banda Queen, y en la situación
que seas desechable, aunque importante que me encuentro, me anuncia la muerte.
para mis fines, él viejo es solo un escalón, Comienzo a tragar agua. En el asiento del
pronto lo sabrás. Por ahora bésame, cógeme copiloto y con el cinturón de seguridad
por última vez, no quiero que digas que no puesto, Memo me mira compasivamente, él
valió la pena. Hasta la hora de tu muerte me ya no sufre, se ha ido. Antes de exhalar su
recordarás ¡lo prometo!“ último suspiro, me sonrió y puso en mi mano
Norma revisó la hora en su reloj de pulsera las pantaletas de Norma, ahora lo recuerdo.
“¡Qué tarde es! Tu amigo Memo debería Esta cinta no es de Memo. ¿Qué dice la
ya estar aquí. Bebé, asómate a ver si lo etiqueta? Fue escrito a plumón y el agua
encuentras, mientras me voy a bañar”. Salí borra ya el texto. Dice, dice: “Gracias por
del hotel en busca de Memo y vi el Datsun colaborar conmigo, me has sido útil hasta el
estacionado a una cuadra. Me embistió sin final. Atentamente ¡La Maestra Bonita!”
darme posibilidad de nada. Dos hombres
Por: Alejandro Rivera, México.
recogieron mi cuerpo fracturado, perdí el
conocimiento. Luego despierto siendo una Fractales literarios
masa sanguinolenta, apenas puedo abrir

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CRÓNICA DE UNA NOCHE
—Al aire en tres, dos, uno. —¡Está bien, me convenciste!
“Este viernes fue encontrado el cuerpo sin Así fue como quedamos en salir por la noche
vida de una mujer en su apartamento, con para ir de antro —lo que comúnmente
ella, suman cuatro las víctimas. El reporte nosotras llamamos una noche de chicas.
forense indica que la víctima, al igual que las Desde hace tiempo yo me encontraba soltera
anteriores, presenta marcas de mordedura y, por supuesto, extrañaba el sexo, así que el
en el…” objetivo de esa noche era encontrar un buen
—¡Al fin, viernes! Vamos por un trago. — prospecto.
Le dije a Gaby, mientras ella encendía un Al llegar al lugar, Gaby y yo charlamos
cigarrillo en el estacionamiento, fuera del un poco, bailamos y tomamos hasta el
canal en donde trabajamos. cansancio. El estrés de toda la semana
—No lo sé, Liv. Esta semana fue muy pesada, desapareció por completo. Ya adentrada
me siento agotada. la noche, se me acercó un tipo —con el cual
En vista de la negativa de Gaby, pronto estuve intercambiando miradas desde que
respondí a su comentario: llegamos—, me invitó un trago y después de
—No puede negarse la cara bonita de las presentarnos, bailamos durante el resto de
noticias. Anda, complace a tu productora. la noche.
¿Acaso quieres que me quede soltera toda la
vida?

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A decir verdad, bebí demasiado como nacimiento de mis voluptuosos senos y
para atreverme a llevar a cabo mi aventura abrazaba perfectamente la forma de mi
sexual, así que a eso de las cuatro de la cadera. La suave tela que ceñía mi piel me hizo
madrugada, Gaby me llevó a casa (no sin sentir sensual y excitada. En ese momento
antes haberme insistido en que me quedara percibí una respiración que chocaba con mi
con ella, ya que le preocupaba la ola de cuello, cada centímetro de mi piel se erizó e
recientes feminicidios). inevitablemente, cerré los ojos para disfrutar
A pesar de que dormí plácidamente, tuve de esa deliciosa sensación. De pronto, unas
un sueño raro y a la vez excitante. Me fuertes manos me tomaron de la cintura,
encontraba en una habitación color marrón mi pulso se aceleró mientras presionaba
y los muebles de ésta eran estilo colonial, la mi cuerpo con el de aquel desconocido. No
iluminación del lugar provenía de unas velas podía soportar la tensión y la curiosidad. Me
que estaban esparcidas generosamente giré despacio para tener de frente a aquel
por todo el dormitorio. Yo tenía puesto hombre. Mis ojos se llenaron de sorpresa al
un vestido blanco de seda, fresco, con identificar el rostro de aquel extraño… era
un pronunciado escote que dejaba ver el Benjamín, el chico del antro.

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Mi respiración se agitó aún Debo aceptar que deseaba con ansia
más, y en mi mente me pregunté si ser suya, ya que todo lo de él me atraía:
esto en verdad era un sueño. Viéndolo sus ojos avellana, su piel morena, sus
a los ojos y como si me lo hubiera labios, su voz, sus fuertes brazos…
ordenado, lo besé; sentir la forma de era una atracción muy poderosa,
sus labios y la presión que ejercían en irresistiblemente deliciosa.
los míos, llenaba todo mi cuerpo de un Me tendió sobre la cama, recorrió mi
incontrolable calor, su boca succionaba cuerpo semidesnudo con sus manos,
con fuerza la carnosidad de mi labio y mi piel ansiosamente disfrutaba de
inferior, mientras yo me aferraba a su ellas.
cuello para mantenerlo cerca de mí. Nos besamos apasionadamente, sus
Benjamín tocó mi espalda con sutilidad labios recorrían mi cuello mientras
al bajar el cierre de mi vestido, me sus manos se divertían con mis
despojó de él al momento en que yo esponjosos senos. Me miró a los ojos
le quitaba el saco y desabotonaba su de forma desafiante, con una mueca
camisa. sensualmente perversa en su rostro.

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Entonces con sus labios
inició de nuevo el recorrido,
comenzando por mi boca, hasta
bajar al cuello y llegando al fin
a mis senos. Su lengua jugó en
círculos con mi delicado pezón. Su
jadeante aliento secaba la saliva
que dejaba en mi piel. Mordisqueó
suavemente mis pezones y
yo arañaba su fuerte espalda,
mientras Benjamín deslizaba
mis húmedas pantaletas por mis
temblorosas piernas. Me besó
nuevamente, esta vez un sabor
metálico aderezaba su saliva.
Su boca insistía en mi cuello,
besando y saboreando mi piel,
aspirando con frenesí el aroma
que brotaba de mi cuerpo. Con
su mano exploró mi ser, bajó por
la reducida división entre mis
pechos y llegó con suavidad a la
piel de mi abdomen, para finalizar
en mi aterciopelado monte de
Venus; sus laboriosos dedos
abrieron con cuidado mis labios
mayores hasta encontrarse con mi
clítoris, sus dedos índice y medio
lo frotaban y presionaban al ritmo
en que mi pelvis disfrutaba de los
exquisitos espasmos.

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Mi mente estaba a punto de explotar, suave gemido, sus afilados dientes hacían
nunca había sido complacida con tal presión en mi tibia y sudorosa piel. El aire me
dedicación. Inmersos en un vórtice sexual, faltaba. Benjamín se separó de mí. Noté que
comenzamos a tocarnos sin control mientras en la comisura de sus labios había sangre, yo
él penetraba lentamente mi sexo; sentir me toqué rápidamente el cuello y al mirar mi
como su duro miembro se abría paso en mano ensangrentada perdí el conocimiento.
mi estrecha vagina hizo que me excitara Esta mañana desperté en mi habitación,
aún más. Benjamín se balanceaba entre miré alrededor y todo estaba en calma, «sí
mis piernas una y otra vez, cada vez con fue un sueño», pensé. Al ver el reloj que se
más intensidad. Mi cuerpo empezó a ser encontraba en el buró a un lado de mi cama,
invadido por unas oleadas de calor que, vi una nota. Extrañada, la tomé y comencé a
involuntariamente, me hacían apretar su leer.
torso con mis piernas al momento en que “Liv: nos vemos de nuevo esta noche…
arqueaba mi espalda de placer. Una fuerza Benjamín.”
electrizante me recorrió de pies a cabeza, y
cuando estaba disfrutando del éxtasis del Por: Angélica Ramos, México.
orgasmo, sentí una mordida intensa pero
Fractales literarios
placentera en el cuello. Entonces emití un

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MUDANZA HORMIGA
En aquellos años, el dinero escaseaba, a sus comensales, era tan contundente que
por tanto la idea de tener donde vivir, tendrías que haber sido parapléjico y sordo
daba material para ser creativos, mi para no saber, por la cantidad de personas,
morada de estudiante, estaba en un “casi ruido, música y tambora, que ahí se vendía
departamento”, que si hubiera estado en alcohol.
nueva York, sería un loft, sin paredes, donde Honestamente, de no haber sido tan jóvenes
habíamos acomodado los muebles de cocina y de no haber hecho nuestras propias fiestas
y de casa, pegados contra la pared, algo así cada noche, vivir ahí hubiera sido el infierno.
como suelen acomodarse las sillas cuando Tenía un compañero de aventuras, que
tenemos una fiesta en casa, y las ponemos aunque fingía trabajar muchísimo, la realidad
en el patio para los invitados. es que mas bien divagaba todo el día. Parecía
Y para hacerlo todavía más encantador, y el conejito que sale en el cuento de Alicia en
entusiasmante, estaba situado arriba de un el país de las Maravillas, ¿Recuerdan? Ese
restaurantico, que por el día servía comida que todo el día tiene prisa, y que además
corrida y por las noches pasaba a ser un dice siempre –que tarde es, que tarde voy-
bar un poco clandestino, digo un poco, por pero en la realidad nunca descubrí a que se
que el volumen con el que solían amenizar dedicaba.

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Cuando lo conocí, llego con una botella
de tequila y un porro. Y ese fue su equipaje, que
llevaba a cualquier lugar a donde fuéramos,
no importaba si era a jugar cartas a casa de
amigos, a una fiesta con los primos o un bar
elegantísimo. El siempre se las arreglaba para
beber su propio alcohol y en algún momento
lograba encender su bacha.
Debo de confesar que un tiempo fue
divertido, mas, como todas las cosas que vas
convirtiendo en cotidianidad, con el paso de los
días, si yo iba a tener examen al día siguiente,
parecía una labor titánica intentar estudiar,
entre el escándalo del antro, los humos de la
quemazón y la múltiples invitaciones a beber
tequila.
Amén de que mis clases comenzaban a las 7
am, asi que acabar las jornadas-fiestas a las 4
am y levantarse a las 5, solo lo lograba por la
juventud; creo que si lo hiciera ahora, moriría
al tercer día.
Todo lo anterior además estaba aderezado
por la presencia de mi compañera de
departamento, que hoy día le llamarían
roomie. Era una mujer con ciertas convicciones
extrañas por decir lo menos o tal vez peculiares.
Vestía invariablemente de morado. Desde la
pijama hasta la ropa de diario. Cuando alguien
nos visitaba, encontraba que la mesa siempre
estaba puesta como si fuéramos a recibir
visitas para cenar, a Vero le gustaba tener la
mesa puesta, invariablemente.

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Colocaba absolutamente lo que menos cuenta nos dimos, ya salía hasta con
teníamos, copas, vasos, manteles, cubiertos pantuflas por las mañanas.
(dorados), velas, flores de plástico, varios La verdad en esos días yo no paraba nunca
platos, todo propiedad de ella y de un mal por la casa, iba a la escuela, trabajaba, andaba
gusto conmovedor. de fiesta, así, que no pensaba mucho en que
A Vero le gustaba jugar a la hermana mayor, hacia este ser, en sus batallas diarias.
así que cuando conoció a este compañero Pero, un buen día, después de una reunioncita
de aventuras, le pareció terrible, por decir lo con los amigos, desveladisíma, saltando
menos. los vasos y botellas de cerveza que había
Cada día me ofrecía un abanico de motivos por todas partes, abriendo las ventanas
de porque debía yo de dejar de ver al para intentar que los humos se dispersaran
tequilero: que si por ebrio, por loco, por y buscando desesperadamente las llaves
poco coherente, etc. El asunto está en que del auto, me encontré con un papelito
cada noche acabamos los tres bebiendo, sospechosamente bien doblado. Quiso mi
fumando y bailando. No sé si Vero lo hacía curiosidad femenina, que dejara todo lo que
para cuidarme a mi, para cuidar la casa o para estaba haciendo para reparar en él. Lo abrí,
esperar a que el bar de abajo cerrara y poder despacito, con cuidado. Me acerqué a la
dormir. ventana para aprovechar la luz del día… y sí.
El hombre, empleó la técnica de la mudanza Una carta de amor, dedicada.
hormiga, un día dejo unos zapatos, el otro un
cepillo, de repente trajo sus discos y cuando

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Mi sorpresa fue tal, que pase por volví, un poco después, cuando sabia que
todos los estado de ánimo, enojo, celos, la casa estaba vacía.
decepción, asombro. Guardé la prueba Llame a un cerrajero, cambie todas las
fehaciente en mi bolsillo y salí dando cerraduras y cual escena de película,
tumbos a mis compromisos. abrí bien la ventana, lancé con gusto
Pase toda la mañana sin poder pensar en todas y cada una de sus pertenencias a
otra cosa. Recordé que la venganza es un la banqueta: discos, lociones, libros, ropa,
plato que se come frio. Así que volví esa lo último que tiré fueron ¡las pantuflas!
noche a casa y no dije nada, espere a ver quedaron, hasta arriba, vaya, para que no
si él me preguntaba por su papelito. Pero tuviera que buscarlas….
no dijo nada. Yo tampoco. Al siguiente día, Nunca nos volvimos a ver.
hice como que me iba a la escuela pero
Por: Beatriz Calderón, México.

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A CADA SEGUNDO TUYA
Te respiraba a cada segundo, el cruzaras en mi camino; era lejos el mayor
mejor momento era ver tu desnudez, regalo para mí.
después de hacernos el amor; Nuestra habitación olía a mi perfume,
contemplarte recostado en nuestra y también a nuestros fluidos que al
cama, con la satisfacción dibujada en tu mezclarse en “El gran ¡oh!” producían
rostro, suponía un placer. ese esencia tan nuestra, respirarla
Recostada en tu pecho desnudo, profundamente en las cortinas, en las
escuchaba tu corazón latir sabanas, y hasta en las paredes, era un
tranquilamente, era un momento infinito pacto entre la eternidad y nuestro amor:
para mí. sensualmente inquietante, y sin dudarlo
Tus brazos fuertes asiendo mi cuerpo el mejor afrodisíaco.
junto al tuyo, me regalaban una Despertar con un jalón de cabello, un
seguridad indescriptible, solía pensar beso descarado, y tu voz en mi oído
que ningún peligro me acechaba si diciendo “déjame penetrarte” era algo
estaba contenida en tu abrazo. Entonces muy estimulante, amanecer sabiendo
respiraba profundamente y daba las que morías por hacerme tuya, me
gracias al amor, y la vida, “bendito trasportaba a imaginar fantasías
destino” me repetía constantemente inconfesables.
por planear este encuentro, que tú te

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Amaba ser investida, y acariciada tus sudores, recorrer cada pliegue de tu
por ti: respirar de tu boca y ser amada por piel, escudriñar todas tus aberturas con mi
tí, era suficiente para ir al cielo, pues tú eras lengua afanosa y sedienta de ti, dominar
el portal que me trasportaba a todos los cada gesto tuyo, cada mirada, cada sentido,
paraísos. ser la causante de tus desbordes, amarte
Esa madrugada no fue la excepción. Tu incluso en lo inimaginable, hasta que mis
miembro erecto punzando mis glúteos me muslos ya sin control, dominados por los
despertó. Un “Buenos días, bellísima”, y tu temblores, hicieran evidente mi goce;
sonrisa cargada de picardía, fueron una bebernos paso a paso en cada descanso.
invitación a viajar a nuevas sensaciones, Tus penetraciones siempre sobrepasaron
una entrada abierta a explorar nuestros mi cordura, me llevabas al límite, tu voz
cuerpos sin barreras, ni pudores… Y me sensual musitando indecencias en mis
sumergí en deseos, ser una vez más tuya, oídos, rompían todo comportamiento de
ganas de tenerte, sentir todo tu potencial señora santa, para convertirme en una
masculino, apetitos de fundirme en tu indecente mujer feliz, y satisfecha...Y como
cuerpo, de beber de tus néctares, saborear lo disfrutabas.

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Me deje llevar, esa mañana con todos mis
arrebatos a flor de piel, respiré cada centímetro
de tu cuerpo sudado... aún olías a mí… a nosotros.
Me tomaste entre tus brazos, con frenesí curvaste
mi cuerpo y te sentí detrás de mí, tu mano derecha
jugueteaba con mis pezones, mientras que con la
izquierda presionabas hacia abajo mi espalda, firme,
pero delicadamente hasta bajarme a la altura de
tu hombría, tu embestida magnífica y vigorosa, me
llevaba al mismísimo edén en infinitas oleadas de
supremo placer, un goce indefinible me embargaba
por completo, sentía mi piel erizada y humedecida,
sudaba placeres, gritaba incoherencias pidiendo
más, y más, quiero más… tú suplías cada una
de mis necesidades, con esmero y cuidadosa
dedicación: “continúa” te supliqué, “no te detengas”.
Tú enloqueciste al escucharme gimiendo; mi voz
entrecortada de sublime llanto, mitad goce, mitad
dominio, hizo que tu miembro por fin se rindiera al
roce y ardor de mi vagina, y te hice mío. Los espasmos
te hicieron prisionero dentro de mí, tu semen
inundó mi madriguera, sentí la mezcla de nuestros
fluidos escurriendo entre mis temblorosos muslos.
Tu mano recia y firme aún acariciaba mi espalda,
potenciando más el glorioso orgasmo, hasta que
una frase sonó en la habitación: “ ¡ya! Por favor para”
y entonces tu risa me despertó. Me contemplabas
con lujuria contenida, estabas ahí, sentado a los pies
de mi cama, te habías convertido en un espectador
involuntario de mi erótica fantasía contigo, te habías
introducido en mis ensueños y me habías hecho una
vez más tuya.
Por: Victoria Ramos, Chile.

Fractales literarios
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SEA LA MUJER
Capítulo 01.

Hay personas que piensan que la mujer encontraba muchas cosas injustas...
vive siendo víctima, que no se conforma con Cuando entré a la pre básica, un informe del
lo que vive y siempre utiliza su naturaleza de Kinder decía que yo no hablé a la tía durante
ser mujer para autoflagelarse y que todo es todo el período escolar; tal vez para no
doloroso, triste, que todo lo malo les ocurre molestarla, ni siquiera le preguntaba si podía
a ellas, que todos la desprecian y que por eso ir al baño, me aguantaba hasta el recreo...
son lloronas y débiles... yo no creo que eso a mi mamá le dijeron que debía llevarme al
sea siempre así... Ju tampoco. psicólogo.
Soy Ju, vivo con mis padres, soy la menor, y Sentí mucho odio por mi padre, sentí mucho
desde que tengo uso de razón he conocido un odio de su espermio, me daba asco pensar
padre borracho, golpeador y desinteresado. que venía de parte de él... hubo noches en que
Recuerdo cómo veía sufrir a mi mamá... los escuchaba juntos y deseaba arrancar... el
despeinada, sucia y abandonada... no quería sexo me producía asco...
que fuese mi madre así, me apenaba,

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Mi madre estaba incondicional, por
siempre para él y yo no entendía.
También odié el matrimonio, dije que jamás me
iba a casar, pero también dije que quería ser
mamá, deseaba tener una hija.
Vivir con odio a los 13 años, es tan dañino; vivir
en un infierno constante, es suficiente para
tomar muchas decisiones...
“por suerte” me hablaron de Dios; mi abuela
materna siempre me habló de Dios... mi madre
también, pero habían muchas cosas que no me
encajaban, y a veces era rebelde, otras pedía
perdón...
¿Por qué Dios si me amaba me tenía viviendo
en un infierno?
Había veces que me llegaba el período y no
tenía toallas higiénicas, no porque fuésemos
pobres, sino porque mi padre no le daba más
dinero a mi mamá; y en esas situaciones mi
mamá debía hacer malabares, conseguirse o
pedir fiado (la primera vez tuve que colocarme
un género envuelto e ir así al colegio).
Pasaba lo mismo con el desodorante, sostenes,
ropa, etc. Tampoco usábamos papel higiénico,
eso era un lujo, había que ocupar periódico.
Mi madre, tal vez, para desahogarse, me
contaba su vida... eran cosas que yo no debía
saber... mi padre la violó y la dejó embarazada;
yo no entendía por qué se había casado, ella
me decía que lo amaba y que por otro lado mi
abuela le dijo que no podía quedarse sin casar.

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Dios sí existía, pero yo no lo quería tener Mi madre no tuvo papá, cuando le preguntaba
cerca de mí en ese momento, necesitaba a mi abuela por él, ella le decía: “tu padre fue
vivir “mi vida”, no quería perdonar, no quería un desgraciado”
querer, no quería la vida que tenía, no quería Y mi madre siempre se preguntaba ¿Dónde
mi casa, mi familia... no quería nada. está mi papá?
¿Quién será mi papá?
Y “por suerte” la idea del suicidio nunca la ...
concreté... aunque deseaba morir, siempre. En el colegio le decían “guacha”.
Y llegó un momento que me pregunté:
¿Por qué la mujer vive todo esto?
¿Por qué Dios como que no ama a las mujeres? Por: Lidia A. Corona, Chile.
¿Por qué tanta maldición?

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EL MAR
La arena traza una suave caricia Siento la brisa del mar en cada milímetro de
entre los dedos de mis pies mientras hago mi piel y, por momentos, el oleaje que rompe
“puñitos” con ella. Tomo un respiro y miro contra las rocas, me hace estremecer. No
alrededor admirando la belleza del paraje, logro distinguir si es tu boca la que provoca
debo reconocer que escogiste la mejor vista que mis vellos se ericen o es la fuerza del
para regalarme un atardecer espectacular. oceáno tratando de competir con la pasión
—Hace tanto calor, que quisiera desnudarme. que liberas en cada movimiento. Tus manos
Tu frase me arrulla hasta tomar tus manos se aferran firmemente, me aprietan contra tu
y besarte, me transportas a los años en rostro, me hundes muy dentro hasta tocar tu
que buscábamos la privacidad de tu auto, úvula, en un vaivén desesperado. Mi frenillo
o la sala de tu casa cuando tus padres se se atora entre tus dientes y me jalas un poco,
marchaban a dormir, o la de las aulas vacías me atormentas con sensaciones nuevas de
en la universidad, cualquier rincón era bueno dolor y placer.
para dar rienda suelta a nuestra lascivia. Te —Es parte del encanto.
miro a los ojos y confabulo mis fantasías Me hablas adivinando la razón por la que
con lo que sé que vas a hacer. Las vísceras te empujo de los hombros. El chasquido
me dan un vuelco, vuelven esas mariposas que produces al sacar mi pene, me arranca
que implantaste en mi abdomen mientras un gemido que ahogo por pudor. Ríes
recoges tu cabello en una coleta y te pones cándidamente y continúas.
de rodillas.

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—No hay nadie, pero sigue vigilando. cabeza entre mis manos y naufrago todo lo
Puedo ver tu rostro volteando en varias profundo que puedo en el mar de tu boca.
direcciones antes de volver a postrarte. La sorpresa te hace clavarme tus uñas en
Tus manos se ajustan, una a mis testículos las nalgas, no sé si para que te suelte o por
y otra al cuerpo de mi pene, mientras el efecto del placer, no me detengo a pensarlo,
glande queda a disposición de tus labios y tu pero nos volvemos a acompasar, tú masajeas
lengua. El frenesí con que me sometes, me mi perineo y yo entro y salgo rítmicamente,
obliga a cerrar los ojos, pero hago un fuerzo despacio. La saliva que cubre mi miembro,
para seguir contemplándote. Tu melena provoca que el viento la enfríe, generando
de tonalidades ocres y que el sol poniente contrastes tan dramáticos como deliciosos,
matiza de rojizos ardientes, la delicada me arqueo, me pierdo, gimo como animal
espalda desplantada en una poderosa herido, me convierto en un místico Bioplasma
cadera atlética, los pies anclados al piso, de proporciones cósmicas que ahora escurre
tensos, flacos, envueltos por pliegues de piel por tu garganta. Eyaculo en tí de mil formas
que dejan ver surcos pálidos y que se asoman nuevas y pierdo el contacto con la realidad
por debajo de tus nalgas turgentes. La gama en un postrer estremecimiento, cuando te
de colores tostados que el copioso sudor en escucho deglutir.
tu piel resalta, me pierde en un torbellino de
impresiones que son como destellos de luz. Por: Fabro Torres, México.
No puedo más, me arqueo mientras cojo tu Fractales literarios

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EL VECINO
Me topé con él en la escalera, era un pues únicamente había venido a supervisar
tipo atractivo con una mirada penetrante y los acabados del edificio en construcción.
andar seguro. Esa noche esperé que llegara; era sábado,
–Hola– me dijo, después de mirarme de pies me había arreglado meticulosamente y
a cabeza. maquillado con esmero, deseaba coincidir
–Hola– respondí, un tanto ruborizada por nuevamente con él. Cuando sentí sus pasos,
mi facha, venía del gimnasio sudada, sin salí con mi mejor sonrisa y perfume, hasta
maquillaje y otro tanto atolondrada por el encontrarlo en el tercer piso, él me miró
cansancio. No lo volví a ver por varios días. distraídamente y saludó con la cabeza.
Sólo oía el sonido de sus llaves al abrir la puerta –¿Todo bien? pregunté un tanto ansiosa.
por las noches. Confieso que ese hombre – Bien– respondió, sólo cansancio. Y siguió
me había perturbado, no lograba sacar de subiendo, como si yo no existiera. Esperé
mi mente esa mirada atrevida, intensa, que llegara a su piso y cerrara la puerta, en
recorriendo mi cuerpo ahí en la escalera. silencio me devolví, me descalcé para que
Indagando con el conserje me enteré que no escuchara mis pasos y no pude resistir la
venía de Santiago; era constructor, vivía solo curiosidad de mirar por la cerradura.
y estaba a cargo de una obra, luego se iría,

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La luz era tenue y una balada de Mikel Erentxun sonaba de fondo; me
pegué al ojo de la cerradura y lo vi: estaba semi desnudo, sólo con una toalla
en su cintura, bebía una copa de vino. Embelesada lo observé, era tan vigoroso,
sus brazos perfectamente marcados, sus azules ojos, resaltaban en su piel
bronceada y bien cuidada, las incipientes canas en su rubio pelo lo hacían un Dios
griego descendido del Olimpo, y estaba ahí detrás de una puerta, a una cerradura.
Dejé de observar y me levanté para irme a mi departamento, con lo que había
visto era suficiente para satisfacer mi curiosidad, claro que tendría que darme
una larga ducha, para sacar de mi piel esa sensación a humedad y excitación. En
ese momento se abrió la puerta. Él, con una sonrisa que dejaban ver una perfecta
hilera de blancos dientes entre sus carnosos labios dijo:
–¡Pasa! ¿Gustas una copa de vino? Avergonzada traté de justificar mi intromisión,
él sonrió nuevamente mientras me servía una copa, mi respiración era cada vez
más intensa, entrecortada. Él me miraba con sus azules ojos llenos de deseo, se
paseaba con lentitud y seguridad.

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–Ven– me dijo –Bailemos–Yo me por debajo de mi puerta, como una
dejé guiar como una autómata, él invitación a ser cómplice de tus
dejó caer su toalla y pegó su desnudo fantasías...
cuerpo al mío, mientras lentamente Yo reí, mientras él sacaba mi blusa.
desabrochaba mi blusa: sus manos Esa noche fue intensamente
suaves tocaban mis senos y su voz apasionada, sólo diré que lo vivido esa
susurraba una canción que hablaba velada de seducción, me marcó para
de amor y deseos reprimidos. siempre, y sació abundantemente
Intrigada le pregunté cómo se había mis fantasías y sequías.
dado cuenta que yo estaba en su
puerta, él contestó relajado mientras
me guiaba al sofá con suavidad, y a la
vez con firmeza:
–Te delató tu perfume, ese delicado
aroma que despertó todos mis Por: Victoria Ramos, Chile.
instintos en la escalera, la misma
Fractales literarios
esencia irresistible que se filtró

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AVENTURA
Siento tu firmeza tocando mi así, mueve tu lengua, muerde mis labios,
entrepierna, al ras de mi ropa interior. Encima comienza este juego, vil y travieso— Te
de mí, sobre un lecho improvisado, empujas detienes y me miras a los ojos, tus pequeños
hacia el centro, rozando y humedeciendo. ojos ardiendo.
El silencio de aquel espacio escondido —Déjame arrancarte lo que te queda de
nos envuelve junto con la negrura, apenas ropa…— Me dices al oído y aprovechas para
interrumpida por tintineos de luz que se morder el lóbulo de mi oreja— Ay amor, que
cuelan por una que otra rendija; y por un tibia es tu saliva— tu restriegas tu pene
momento pareciera que estamos flotando sobre mi vientre para que sienta que está a
sobre el vasto universo, así abrazados, sin punto de estallar. Podría decirte que ya, pero
tiempo, sin nada, percibiendo solamente el quiero aguantar un poco más.
ruido armónico del ritmo cardiaco; entonces Tus manos me rodean y deambulan por
una brisa ligera y fría se cuela y nos eriza la cada arista de mi figura. Sin aviso alguno,
piel de pronto. libero tu miembro erguido y lo aprisionó en
—Espera amor…— susurro apenas porque mis manos, subiendo y bajando, sintiendo el
tu boca me calla con un beso largo y húmedo, fuego en aquella membrana de piel ligera, y
fluyen lengua y saliva a través de los labios — te aseguro que se me hace agua la boca.
Que rico besas amor, no puedo pensar, sigue

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—Espera, escucho algo…— Me latiendo en mi interior.
dices mientras me detienes. Quietos, nos Me aprisionas y empiezas a martillar.
quedamos callados, con el susto sacudiendo Piensas hacerlo lento porque te mueves
nuestro corazón. El lugar está cerrado, nadie perezosamente. El ímpetu de mis entrañas
más debería estar aquí. me pide que seas salvaje pero esperaré
—Creo que no es nada, quizás lo imaginé…— mientras las cosquillas comienzan a
Me dices acercándote. Pero yo no estoy tan sacudirse de mi vientre, para correr por todo
segura, tal vez deberíamos salir a ver, estar el cuerpo a través de la sangre, a través de
seguros para evitar cualquier situación mis nervios.
embarazosa; así que te doy la espalda y Se oye algo a lo lejos pero no te detienes.
comienzo a vestirme. Pero no cedes amor ¡Cómo me excita pensar que alguien pudiera
mío, llegas por detrás y me empujas hacia estar viéndonos! A pesar de estar escondidos
la pared, me aprietas, me muerdes el cuello, y a oscuras, alguien podría escucharnos e
apuntas tu pene dispuesto y haces a un lado indagar en los muchos resquicios por los
mi ropa interior; no esperas, tu falo busca que se puede espiar y aprovechar la visión
el recoveco húmedo y lo encuentra. Apenas que provocan los destellos de luz que entran
puedo emitir un sonido de sorpresa porque del exterior. El movimiento hace que la ropa
no veo nada, la oscuridad me confunde y me que sobra se deslice, mis pezones tocan la
excita, entras fácil, resbalándote por todo el frialdad de la pared.
cauce viscoso de mis jugos. Siento tus venas

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—Veo que esto te gusta— Me dices y comienzas a
moverte más rápido, más fuerte.
Y aquellos brillos de luz que irrumpen esta sinuosa oscuridad,
dejan ver apenas tu rostro que comienza a cubrirse sutilmente de
sudor. Pero tu ímpetu me sorprende y en un rápido movimiento
me giras. Te vuelves a meter en mis entrañas mientras suspiras,
tus ojos se han entrecerrado al sentirte de nuevo adentro. Ahora,
aquel destello juega a iluminar mis pechos que se mueven con el
vaivén de los movimientos.
¿Acaso los dos imaginábamos qué esto pasaría? Hace un año
tú y yo ni siquiera hablábamos. Apenas cruzábamos palabra,
mirada o saludo. Pero un día cualquiera en la hora de la comida,
un libro sobre la mesa y el comedor vacío bastó para entablar
una charla. Semanas después el romance iniciaba con un beso.
Y ahora, desencadenas partículas de éxtasis por todo mi cuerpo
con cada movimiento. Te beso, te pellizco, te muerdo… ¡Me
vuelves loca cada vez que hacemos el amor! Y la gran química
en el sexo nos obligó a enredarnos en estas demenciales
aventuras de hacerlo en los lugares menos pensados ante la
urgencia que nos asalta de repente. Una caricia en la espalda,
un beso espontáneo, el nuevo color del lipstick, todo eso basta
para encender nuestra imaginación pecaminosa y desembocar
la creatividad necesaria para cumplir el delicioso cometido.
Acariciando tu rostro, percibo tus pequeños ojos entrecerrados
por el placer de sentirte atrapado entre los pliegues que se
contraen, estrujando tu miembro. De pronto, cambiamos
de posición y me monto sobre ti, capturando todo, los dos
respirando fuerte. Tu mano en mi rostro parece dibujar símbolos
secretos de un hechizo que enardece cada movimiento de
cadera. Navegamos por aquellas olas por instantes perpetuos,
por cada limerencia en nuestra historia descubrimos nuevos
efectos al hacer el amor.

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El momento cumbre se está acercando,
lo sabes por la manera en que tiembla
mi cuerpo, sacudiéndose. Tus manos se
adueñan de la frágil masa de mis senos
y los pulgares acarician en círculo los
pezones enarbolados. La culminación
orgásmica llega estallando desde el
núcleo hacia todo el ser, enmudeciendo
el grito de mi garganta y aflorando tu
simiente.
Checas la hora en tu reloj y con una mirada
me insinúas que es justo a tiempo, salimos
de la bodega de papelería y me besas
cortamente mientras yo me dirijo hacia mi
puesto de trabajo, cruzando los pasillos
vacíos mientras el vigilante se fuma un
cigarrillo. Minutos después llegan los
demás empleados y clientes e inicia un
nuevo día de ventas en el trabajo. Y nadie
ha descubierto nada, nadie sospecha
algo; somos cómplices discretos que con
la mirada nos decimos todo, sonriendo
ante otra suculenta aventura realizada,
una aventura secreta pactada a la misma
hora casi tres veces por semana, y muy
en el fondo mi conciencia me recuerda
que eres un cínico… sin embargo, aún
mantengo la esperanza de ser tuya
completa.

Por: Alejandra Calderón, México.

Fractales literarios

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Toda la tarde me sentí como Aleister
Crowley cuando halló a su Mujer Escarlata.
Sabía que por fin, había encontrado lo que
necesitaba; y lo único que un hombre como
yo necesitaba, era una mujer con cadencia
demoníaca, sin límites, sin ataduras, una
verdadera Mujer Escarlata, pero eso sí, con
una capacidad de retórica corporal tan diestra
como para poder ejecutar a la perfección los
movimientos de un discurso erótico. Que
supiera hablarle a mis labios, a mis manos, a

DESNUDO mis ojos, a mis caderas…


Minutos antes de su llegada, encendí las
velas y apagué las luces, no sirvió de mucho.
Me sentía hecho un nudo. Todo lo planeado
se desvaneció de mi mente en un segundo.
¿Saben qué es sentirse como un nudo? Es
como envolverse para sí mismo y quedarse
atado. Lo que buscaba era ponerme erótico
y no filosófico, pero no lo lograba. De pronto
recordé el origen de una palabra: DESNUDO.
Comencé a mencionárselo: “¿sabes qué
significa la palabra “desnudo”? Realmente es
muy sencillo, es quitarse los nudos o estar sin
nudos. Hace muchos años atrás la vestimenta
de las personas eran simples pieles o telas
anudadas…” Era obvio que buscaba que ella
dedujera que deseaba desatar nuestros
cuerpos, desnudarnos en todos los sentidos.
Como toda Dama Escarlata, lo entendió a la
perfección.

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Desde que cruzó la puerta, ella sabía llevaron el instinto a su destino: la humedad
que haríamos temblar de nuevo la cama. impregnó la dureza con su oscuridad. No
Caminó hacia mí como lo hace una fiera hubo ya pausas. Ejecutamos una danza de
que vigila sigilosa su presa mientras mueve ida vuelta. Me sentí realmente desnudo:
cada parte de su ser sin levantar la menor sin palabras, sin pensamientos, sólo carne
sospecha de lo que se avecina: un encuentro borrosa, deseo y más deseo, frente a la nada
violento entre dos cuerpos que quieren entregando el todo. Pues, ¿de qué otra forma
formar uno, pero que sin duda, la física los podría estar con ella si no, desnudo?
hará rechazarse, sin embargo, la necesidad
de pertenecer será tan fuerte que los hará Por: Orden Aleatorio, México.
aferrarse, tanto, que decidirán quedarse
Fractales literarios
juntos el mayor tiempo posible.
Ella lanzó la primera mordida y yo respondí
con mis manos sobre su cintura, la acerqué
con fuerza hacia mí. Quedamos hechos un
nudo que buscaba desplegarse. Mis manos
recorrieron su espalda, su cabello, sus senos,
de nuevo la cintura. Sus manos sobre mis
hombros parecían garras que se encajaban
suavemente. Sentía su cuerpo pero no su piel.
Mis dedos buscaron liberarla de aquel nudo
en forma de vestido. Desplacé lentamente
el vestido hacía arriba, mi mirada repetía el
mismo recorrido hasta llegar a la altura en
que nuestros ojos se quedaron atrapados
por el fuego del deseo. Nos besamos sin
duda con la intensidad que el caníbal reclama
su alimento, nosotros nos alimentábamos
de pasión. Manos que parecían pinzas
apretaban su piel y la mía. Nos arrojamos al
suelo, nuestras carnes eran cada vez más
trémulas y nuestras respiraciones agitadas

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EL BANQUITO RÚSTICO
Imaginar no es lo mismo que “hacer”. recordando las cosas que haces con ellos.
Veo por la ventana de nuestra habitación, Llego al lavamanos y me miro en el espejo,
el hermoso amanecer en este pueblo el baño es amplio y acogedor. Enciendo
mágico. El espectáculo es indescriptible, una vela aromática para relajarme, ahora
sin embargo prefiero observarte mientras mismo me conformaré con sumergirme en
duermes. Confirmo la belleza masculina que la tina, humedeceré mis ganas en el agua
posees. Muero por besarte, pero decido tibia. Veo en la esquina de la regadera, un
dejarte descansar; me refugio en el recuerdo rústico banquito de madera que compré
de la deliciosa noche que me regalaste y esa para asistirme en una fantasía que no te he
estampa dibuja una sonrisa en mis labios. revelado y que hoy realizarás, aunque no lo
Me desnudo poco a poco frente a ti y me sepas. Una risilla nerviosa se me escapa, se
dirijo a tomar una ducha. Mis pies descalzos pierde con el sonido del agua que cae a la tina.
sienten el frío del piso, reclaman tus besos
y caricias, los has convertido en adictos
de tus perversiones. Me vuelvo a excitar

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Aprovecho el momento para con mis secreciones desbordándose. Siento
colocarme bajo el chorro que cae, siento tus dedos entrar y salir de mí, me obligo a
el caudal recorriendo cada rincón de mi contenerme porque quiero hacer de ese
cuerpo, es tan cálido, imagino que eres tú. momento el prólogo de mi fantasía en el
Mis ojos están cerrados, con el cantar del banquito.
agua no te escucho llegar y tus manos me Te incorporas mientras beso tus magníficos
sorprenden, se apoderan firmemente de muslos, que semejan unas definidas
mi cadera, me aprietas contra tu cuerpo, columnas del mármol más fino; veo tu
siento tu pene erecto entre mis glúteos e miembro encendido y me dejo llevar por
instintivamente trato de agacharme para la fascinación. Te empujo levemente por el
facilitar tu penetración, caigo en la cuenta de abdomen mientras mi boca se llena con tu
que soy tu esclava, que mi voluntad obedece erección. Tus manos aguijonean mi cabeza
a tus deseos. Me empujas contra el muro, en un empele que me vuelve loca, pero quiero
tu boca llega hasta mi cuello y tus besos alargar el momento, así que me incorporo y
comienzan esa danza que tanto me fascina. vuelvo a besar tu boca, veo tu frustración, te
Me hablas lentamente al oído, mi piel se eriza enoja que me detenga, así que me devuelves
sin control, besas mi cuello, bajas hasta los el beso con brutalidad. Te siento desesperado
senos que son mi debilidad, chupas sin piedad por entrar en mí, aprieto los muslos para
mis pezones, enciendes mi intimidad con tal impedirlo, te provoco para que seas más
dominio que disfruto mi sumisión. Sigues agresivo y lo consigo, siento cómo tratas
bajando, acaricias mi cadera, tu boca llega de ahogarme con tus besos, quieres que me
hasta ese lugar prohibido donde tu lengua falte el aliento para que te suelte, pero no
se posiciona dueña, marcando el territorio cederé, esta fantasía es mía.

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Te conduzco, entre suspiros y te aprisiono hacia abajo, te clavo en mí con
tropezones, hasta el pequeño banco; trato violencia, con todo mi peso, ¡me vuelves loca!
de controlar mis jadeos para ordenarte que Hago un esfuerzo enorme para seguir, pero
te sientes, te muestro mis piernas abiertas, no puedo más, me detengo un poco para
son alas que se extienden para permitirte recuperar el aliento y cambiar de posición.
remontar el vuelo en que nos fundiremos, Coloco mis aberturas en tu boca, te empujo
subo en esa gruesa hombría que se exhibe contra la pared y te aprisiono, siento tus
con altanería, te introduzco en los labios de manos jalando mis pezones, duele pero me
mi vagina, que ya no aguanta más, lo disfruto gusta y entonces te libero, sólo para dejarme
libremente, estacada, imposibilitada para caer sobre tu falo enrojecido y tenso para
moverme ante la oleada de placer, ¡eres mí. Te sorprendo con algo que te gusta y que
tan firme y hermoso! Te escucho gemir, me no esperabas, te tomo con mi ano, lo fuerzo
gritas que me mueva, ¡estás muy dentro, lo con movimientos circulares y contracciones
siento en mi vientre! Nos besamos como si rítmicas, es la fusión del dolor y el placer;
fuera la primera y la última vez que pasará. jadeo, lloro, grito de éxtasis y tu aprietas más
Siento tus manos en mis glúteos, los estrujas mis senos, muerdes mi cuello, me haces tuya
para levantarme, tus brazos hacen de mí un mientras el agua sigue recorriendo nuestros
pelele que se deforma ante la fuerza de tus cuerpos, sentados en el banquito.
embestidas y cae desarticulado cada vez que
lo sueltas. Ahora tomo el control, para que Por: I. Martínez, México.
vuelvas a sentarte en el banquito, con frenesí
Fractales literarios

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ELLA
Es tan bella, de piel blanca y rasgos finos, me provoca. Sus clases me atrapan, es una
docente única y además es artista, una pintora que enamora con trazo en sus tan peculiares
obras. Recuerdo la primera vez que me habló en uno de los pasillos para preguntar mi nombre,
yo no sabía que hacer, me puse nervioso y comencé a tartamudear las palabras que salían de
mi boca. ¿Qué tipo de interés podría tener en mi una mujer como ella? Me dijo que desde que
nos conocimos en clase había sentido la necesidad de pintarme, la nostalgia que reflejaba mi
rostro le parecía atractiva y digna de ser retratada. Por supuesto acepté.
Nos vimos una tarde después de clases en su casa para que pudiera plasmar mi imagen en
uno de sus lienzos, mi corazón palpitaba a una velocidad peligrosa. Ella me pidió que me
desnudara, quedé atónito y me asustó un poco pero terminé obedeciendo. Sabía que me
gustaba y se aprovechaba de eso para verme ruborizado o espantado, o sintiendo cualquier
emoción que pudiera reflejarse en mi rostro para favorecer su pintura, para estimular su
arte. Ese día terminó pronto, me vestí cuando me lo ordenó y luego de eso me fue a dejar a
mi casa. No dejaba de mirarme y sonreír conmigo de una forma morbosa, después de aquella
tarde era normal lo que sentíamos, estábamos excitados.
Los días subsecuentes no podía ni verla a los ojos, pero ella no dejaba de mirarme, y me decía
que no podía olvidar mi cuerpo, tampoco mi rostro avergonzando, que eso la estimulaba. Mi
profesora de treinta y cinco años a la que muchos aspiraban por ser poseedora de una belleza
incomparable, por la que muchos perdían la cabeza, esa misma me había pintado desnudo y
por alguna razón me consideraba hermoso.

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Un par de semanas después me pidió Se dio la vuelta y se agachó mientras se
ir a su casa de nuevo para repetir la sesión deshacía de su pantalón mostrándome todo
de pintura. Esta vez yo iba más seguro y con lo que quería ver desde hace mucho tiempo.
la idea de confesarle que me enloquecía Su ropa interior me dejaba ver todo lo que
tenerla cerca desde la primera vez que nos había debajo, los pequeños puntos en sus
vimos. Llegamos a su casa, volvió a darme senos se habían endurecido, podía verlo, y en
un banco, pero esta vez no me pidió que me medio de sus piernas podía notar esa mancha
quitara la ropa, esta vez me la quitó ella. Me pequeña de humedad que me daba la certeza
desabrochó la camisa del uniforme sin dejar de estar consiguiendo mi sueño, mi fantasía.
de verme a los ojos, e hizo lo mismo cuando Se desnudó por completo y comenzó a
me quitaba el pantalón y la ropa interior trabajar en su obra, me pidió que me tocará
para dejarme completamente desnudo. No para que pudiera pintarme haciéndolo, y sin
pude evitar mi erección ni mi respiración dudar lo hice, estaba sumamente excitado.
agitada, ella sonreía sin dejar de verme con Ella empezó a sudar y ruborizarse, lucía
esos ojos encendidos y esa sonrisa que me tan estimulada, tan pronta a dejar sus
decía todo lo que sucedería aquella tarde herramientas y hacerme hombre, porque si,
de forma adelantada. Se recogió el cabello yo desconocía totalmente los senderos del
estando hincada ante mí pero se levantó en placer carnal hasta ese entonces. No tuvo
seguida, estaba jugando conmigo. Comenzó fortaleza como lo esperaba, y cedió a sus
a quitarse la blusa, botón por botón hasta deseos más íntimos y carnales.
dejarla caer al suelo y quedar en sujetador.

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Dejó la pintura que estaba trabajando completo en un acto de protección corpórea.
y avanzó hacía mi con una convicción que Y lo hacía tan bien, arriba y abajo, lento y
hubiera intimidado a cualquiera y por rápido, esos cambios de ritmo me absorbían
supuesto, estimulado a cualquiera también. y me hacían sentir la muerte. Se levantó, me
Sentí endurecerse mi orgullo con una abrazó y sin darme cuenta se sentó sobre
fuerza que me hizo sentir un alfa en esos mí. Nada, nada, ni siquiera las experiencias
momentos, se dejó caer de rodillas al llegar más satisfactorias que había tenido hasta
hasta mí y contempló mi hombría elevarse entonces me habían hecho sentir eso que
ante sus ojos. Me tomó con ambas manos sentí cuando estuve dentro de ella. Esa
mientras acercaba sus labios. El primer humedad cálida tan profunda y estimuladora
contacto me hizo tocar el cielo, sus labios hizo vibrar cada parte de mi cuerpo, eso era
aún no succionaban, estaban simulando un el sexo, eso era pasión y desenfreno carnal,
beso como si tuviera una boca enfrente (y y lo estaba viviendo en persona, lo estaba
no un miembro). Cada sensación me hacía sintiendo y vaya que lo disfrutaba.
poner los ojos en lo divino y contemplar mi
alma, y cuando pensaba que no podía ser
mejor sentí su cálida boca cubriéndome por

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Ella me tomó por el rostro mientras arañaba mi espalda y me mostraba gestos
se movía a ritmo; yo sostenía sus glúteos de una especie de dolor placentero. Yo la
con mis temblorosas manos, estábamos apreté mientras sentía como mis muslos se
vibrando juntos, estábamos danzando a la fugaban a través de mí falo y terminaban en
par, entre océanos de sensaciones, entre el interior de mi saciada amante. Así conocí
sonidos y gestos incomprensibles por el placer, así conocí a la mujer y me hice
el sentido de la razón humana. Me besó, hombre, así aprendí a sentir y a hacer sentir.
mientras seguía moviéndose y pegando Y luego de eso nos acostamos incontables
sus senos a mi pecho desnudo. Su lengua veces, tantas que ya no recuerdo, y en
peleaba con la mía por entrar más en la todas explotamos nuestros sentidos a más
boca contraria y de pronto empezamos no poder. Hasta que aparecieron ustedes...
a acelerar nuestros movimientos más y — El juez pregunta si el menor tiene algo
más, y más , y más hasta que un destello más que declarar— Eso fue todo de mi
de gloria nos alcanzó al mismo tiempo. parte señor.
Ella emitió una especie de grito mientras Por: Damían Solano, México.
Fractales literarios

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AMOR EN CRISTO
Se amaron sin saberlo y Cristo fue el hermanitas; pero David evitaba cualquier
intermediario. relación con ellas. Esta decisión, en realidad,
El joven pastor hacía una campaña de fue producto de una conversación secreta
evangelismo y David, tras la prédica, se con el joven pastor, “Quiero entregarme a
acercó hacia el altar. Se acercó conmovido, Cristo totalmente” – le dijo. No pudo evitar
con signos visibles de arrepentimiento, abrazarlo y al mismo tiempo sentir una
lágrimas y un profundo deseo de cambiar. descarga de emociones y un simulacro de
Cristian, el joven pastor, no pudo evitar erección que explicó como la acción del
abrazarlo, pedirle que se calmara, que Dios Espíritu Santo.
ya lo había perdonado de todos sus pecados Desde entonces, Cristian pidió a Dios
y que ahora era una nueva criatura. Tras que le brindara fuerzas para ayudar al
la conversión, David gozó el primer amor, nuevo creyente en su ministerio. David,
disfrutó de cada clase de “Verdades básicas” progresivamente, fue aprendiendo diversos
y participó en diversos ministerios. Su buen instrumentos y recibiendo clases de canto.
trato, facciones delicadas, cabello bien De este modo, empezó a formar parte del
recortado y ropa siempre pulcra le generaron ministerio de alabanza del cual se convirtió
la admiración, respeto y amor de muchas en líder.

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El pastor Cristian no podía estar más contento. Todas las tardes, antes de
los ensayos o los cultos, oraban para que Dios actuara con poder. Se tomaban de
las manos fuertemente y con el tiempo aprendieron a adaptarse a la electricidad
que sentían ambos en todo su ser, al anhelo de abrazarse infinitamente después de
cada oración. Sentir el pecho del uno y del otro y compartir la calidez de músculos
frágiles. La Iglesia no podía estar más contenta, los jóvenes llegaban en cientos y
hacían falta cuatro cultos para saciar la sed de la palabra de Dios. Líder de jóvenes
y líder de alabanza eran signo visible del actuar de Cristo.
Tras dos años, el pastor principal esperaba que ambos grandes líderes pudieran
encontrar a buenas esposas que consolidaran su trabajo eclesial. “Nos hemos
consagrado a Dios”, decían. Salían a correr, iban al cine, tomaban un frapuccino
de mocha en cualquier Starbucks cercano, paseaban cuando podían y, cada tres
meses, viajaban a alguna parte del país a predicar el evangelio. Esos eran los
momentos de mayores sonrisas y libertad, pues estaban lejos de las instigaciones
de las hermanitas. Podían dormir en el bus, colocando su cabeza en el pecho del
otro, compartiendo en ocasiones los mismos sueños.

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Dado que hacían los viajes sin que la desde el Staff pastoral hasta el portero. De
Iglesia gastara, alquilaban una habitación pronto, la sonrisa socarrona acompañaba
con una sola cama y dormían allí. Al principio, cada saludo de las hermanas y en cada saludo
usaban pijama; pero luego, consideraron masculino. La palabra “varón” era previo a
que no habría problema en estar desnudos, cada expresión: “Varón, ¿Cómo está?”, “Varón,
contemplar sus cuerpos, reírse un poco, ¿qué canciones tocaremos hoy?”. Luego los
bañarse juntos, contar las historias de susurros, las bromas, los sarcasmos, las
las cicatrices que tenían, comprar algo de vigilancias.
comer, ver una película. A cada misión que David y Cristian debieron evitar mirarse
instalaban o anexo que creaban le conseguían y cruzarse lo más mínimo en el templo.
posteriormente víveres, ropa, ofrendas para Prefirieron rodearse de hermanas para evitar
felicidad de los recién convertidos. habladurías. Durante la semana, se turnaban
Una tarde, la líder de ujieres los vio orar de para verse en sus respectivos departamentos
la mano en el templo. Luego, observó que y buscaban pasear en lugares donde no los
se miraban demasiado durante el culto. encontraran. El pastor prohibió los viajes.
No tardó en percatarse que tenían muchas De pronto, cada acción que querían tomar u
amigas pero hasta el momento no habían opinión era cuestionada y, en el mejor de los
enamorado a ninguna. “Eso no es normal, casos, se hacía pero siempre buscando que
pastor”. El comentario empezó a pulular lo hicieran por separado.

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Cristian recibió el aviso primero, debía espalda. Por alguna razón, pensaban en las
casarse. Era condición indispensable si debía noches de alabanza, las veces que se habían
seguir en el pastorado. Nunca estuvo listo visto una y otra vez y no podían explicar
para decírselo a David. Lo citó en su cuarto la hecatombe de pasiones, las que habían
una noche después del culto dominical. pensado que era el actuar de Cristo. Cristian
“Tengo que hacerlo”, dijo Cristian. David no se penetró a David, nada fue mejor ni más
molestó; por el contrario, le pidió que oraran amorosamente brutal que ese momento. La
juntos y que, de ser necesario, había que furia y el miedo combinados contrastaban
obedecer la voluntad de Dios en la autoridad con el leve beso en el cuello y frases de amor
pastoral. Ambos se abrazaron y, por primera mientras un “¡oh Dios!” exhaló de los labios
vez, rozaron sus labios al momento de de David, palabra que se repitió al principio a
separarse. El beso fue instintivo, las caricias grandes intervalos hasta repetirse con más
desesperadas. Pasaron de la sala al cuarto intensidad en ambos. Sentirlo y sentirse en
donde gozaron de quitarse la ropa el uno al él una y otra vez, una y otra vez, una y otra
otro. Primero fue la camisa, luego el pantalón. vez. En el clímax, Cristian tuvo una epifanía
La última prenda de ambos fue quitada al sin culpa, pensó en el amor entre David y
mismo tiempo en que mordidas y risas se Jonatán, entre Jesús y el apóstol Juan, se
combinaban mientras el sentimiento de culpa convencía a cada momento de la penetración
aún estaba ausente. David se entregó, rindió que el amor entre hombres también podía
su cuerpo y se puso boca abajo mientras ser puro.
Cristian jugaba en sus glúteos y besaba su

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Amanecieron abrazados, profundamente
enamorados e inevitablemente culpables;
dispuestos a pedir perdón a Dios y de rodillas
frente al altar del templo. Pero, ¿qué pasaría
con ellos? Habían visto numerosas veces
la condenación que recibía todo hermano
disciplinado, más aún si eran homosexuales. Sin
embargo, ¿acaso no amaban a Dios? ¿Acaso no era
amor lo que sentían? ¿Es que no podían amarse y
también a Cristo? Conocían la Biblia, sabían que
era pecado, pero ¿a quién hacían daño? ¿Quiénes
se veían afectados? Eran líderes, trabajaban y
daban su generosa ofrenda y diezmo, servían
gratuitamente, no eran promiscuos ¿Por qué
Dios no podía aceptarlos? ¿Acaso…? Otra vez,
¿qué pasó entre David y Jonatán?
La multitud de preguntas creció en proporción
a los problemas ministeriales que tuvieron.
Progresivamente, fueron desplazados hasta
convertirse en meros asistentes. Las excusas
eran desde teológicas hasta ridículas. De pronto
también hubo problemas en el edificio donde
vivía David. La mujer que alquilaba los cuartos
le prohibió que Cristian entrara, incluso algunos
vecinos empezaron a hostigarlo hasta golpearlo
una tarde en que se ofreció a subir una bicicleta
a un niño. El acoso fue progresivo; se extendió
hasta el trabajo, la familia, la gente del barrio,
la iglesia. En dos ocasiones recibió la golpiza de
unos adolescentes y más de una vez su habitación
fue saqueada. Pero David optó por quedarse un
tiempo más y, en caso de otro ataque, adquirió un
arma.

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A pesar de las circunstancias, David y Cristian idea se les ocurriera. “Es pecado Cristian,
siguieron yendo a la iglesia. El joven pastor es pecado lo nuestro. Más ahora que estás
decidió finalmente casarse y, tras formalizar casado”.
su compromiso, progresivamente retomó Caminaron el resto del trecho a casa de David
los cargos. David, en cambio, tuvo más en silencio, quien le invitó un café una vez
dificultades. Aunque fue el padrino y asistió que hubieron entrado a su departamento.
al matrimonio, los recuerdos de otroras La despedida, un abrazo, hizo inevitable
tiempos se intensificaron con la progresiva la confusión de lágrimas y caricias, besos
ausencia. David no pudo tocar más canción y abrazos, dulce e intensa repetición de la
alguna, dirigir las alabanzas o apoyar al grupo noche aquella de cariño profano. Se besaron
de jóvenes. Se fue alejando de la Iglesia hasta con desesperación, se lamieron y mordieron
que no se le volvió a ver. el cuerpo en desorden tierno sin dejar de
Contra toda indicación, el pastor Cristian cubrir ninguna parte. En el caos y la culpa,
fue a interceptarlo en su trabajo después de tomaron el pene del otro y lo frotaron como en
un mes de ausencia. Hablaron, intentando las noches adolescentes de masturbaciones
sobrellevar aquello que sentían y disfrutar bisoñas. David volvió a entregarse, Cristian
los retazos de una vida furtiva pero feliz. volvió a poseerlo, penetrarlo una y otra
Caminaron por la avenida principal mientras vez mientras frases como “te amo” o “te he
tomaban su inefable frapuccino, buscando extrañado” se repetían y repetían hasta la
replantear su forma de vivir sin que ninguna madrugada.

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La mañana los sorprendió junto con la condena bíblica de expresiones que alguna
vez defendieron en la iglesia. Cristian intentaba explicarle que podían amarse en secreto,
que sí era posible, solo había que guardar ciertas apariencias. David no escuchaba, solo
lloraba sentado. Los ruegos y los abrazos fueron inútiles. Tras enjugarse las lágrimas,
esbozó una última sonrisa para dirigirse a la cómoda donde guardaba su ropa, su dinero y
su arma.
- Adiós amor.
El disparo fulminó la sien de David. Cristian se alistó como pudo para salir lo más rápido
posible. Las calles por donde corría lo devoraban. Sacó su móvil para llamar al pastor.
Llorando, explicó al pastor principal sobre lo ocurrido. “Nadie se enterará, no te preocupes.
Ven a mi casa en un par de horas”.
Tiempo después, un fiscal y un perito declaraban que David – por razones misteriosas –
se había suicidado. El sepelio fue realizado con la pertinente privacidad.
Con los años, Cristian obedeció a todo lo que le mandó la iglesia y se convirtió en pastor
principal de la denominación, candidato congresal y activista contra la “ideología de
género”. Recientemente, un joven líder está siendo discipulado por él.

Por: H. K. Michael Ayala Alva, Perú.


Fractales literarios

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EL ÚLTIMO ÁRBOL

CADA SEGUNDO ERA CREACIÓN EN ESTE MUNDO. VIAJABA LEJOS DE MI

CUERPO DENTRO DE UNA BURBUJA SIN ESPACIO, AFUERA ESTABA OSCURO SIN

PENSAMIENTOS, NADIE CREÍA SOBRE ESTE LUGAR, SÓLO YO. CRECIENDO JUNTO AL

ESPACIO, JUNTO A LOS CIELOS LLENOS DE ILUSIÓN, JUNTO A ESENCIAS QUE QUERÍAN

SER HUMANOS. VIAJABA Y AVANZABA SIN TIEMPO Y SIN DESTINO. LUEGO UNA

LÁGRIMA CAYÓ Y LAS TIJERAS LO RECORTARON TODO EN MILES DE MUNDOS Y EN

MILES DE VIDAS SIN VIDAS.


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Ilustración de Matías Lamarque
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