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UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE BAJA CALIFORNIA

FACULTAD DE DERECHO

COORDINACIÓN DE POSGRADO

MAESTRIA EN CIENCIAS JURÍDICAS CON ÉNFASIS


CONSTITUCIONAL

ENSAYO

ARTÍCULO: “EL CONFLICTO ENTRE EL DERECHO A LA HUELGA


DE HAMBRE Y LA OBLIGACIÓN DE PROTEGER LA VIDA”

MATERIA: DEONTOLOGÍA JURÍDICA.

MAESTRA: DR. PABLO LATORRE.

ALUMNO: ELIAS MERAZ BARAJAS.

09 de noviembre de 2017.
INTRODUCCIÓN.

En el presente trabajo tiene como finalidad ofrecer una opinión particular sobre un
conflicto entre derechos fundamentales, particularmente, entre el derecho a la
huelga de hambre y la obligación de proteger la vida. Este tipo de conflictos, que
surge como una antinomia por enfrentar a dos principios constitucionales entre sí,
también ha sido denominado como “colisión de derechos”, al respecto, el Dr. Jorge
Baquerizo Muniche1, ha señalado que:

“Tradicionalmente, los conflictos normativos se han resuelto mediante la


aplicación de los clásicos criterios de solución de antinomias: jerarquía,
cronología y especialidad. Pero ¿qué ocurre cuando las normas en colisión
pertenecen al mismo cuerpo normativo -por ejemplo, la Constitución-? Este es el
caso de las llamadas antinomias en concreto que se observan en la plataforma
de aplicación de los derechos fundamentales, cuyo sistema no se compadece
con la jerarquización abstracta de aquellos. Obligados a abandonar un
razonamiento subjuntivo, en el presente trabajo se plantean las bases teóricas
del problema, para posteriormente trazar los principales caracteres del test de
proporcionalidad o juicio de ponderación, técnica que se viene erigiendo en las
jurisdicciones constitucionales como la más depurada forma de resolver la
mentada cuestión en favor de la razonabilidad jurídica”.

En el caso concreto que nos ocupa, la colisión se presenta entre el derecho que
tienen en prisión los internos, en cuanto a no ejercer su derecho a la alimentación,
dicho de otra forma, derecho a la huelga de hambre, con fines de presión a la
autoridad penitenciaria, a la que le solicitan su traslado y reubicación penitenciaria
con sus compañeros de organización ideológica que, en el caso, se trata de una
organización criminal.

Por otro lado, la obligación que tiene el Estado de proteger la vida. Es decir, una
obligación que corresponde a la autoridad penitenciaria por ser parte del Estado, a

1 Profesor invitado de Lógica Jurídica y de Derecho Administrativo en la Universidad Católica de


Santiago de Guayaquil. Director de la Clínica Jurídica de Interés Público de la misma Universidad.
Ha realizado cursos de postgrado en Derecho Constitucional y Análisis Económico del Derecho en
la Universidad de Buenos Aires, Argentina. Asimismo, es Especialista en Argumentación Jurídica
por la Universidad de Alicante (España).

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quien se le atribuyen, entre toras obligaciones, la de salvaguardad la vida e
integridad física de los internos del sistema penitenciario.

Por tanto, intentaremos emitir una opinión con base en los elementos aportados en
el artículo de análisis y la experiencia adquirida a lo largo de nuestra vida
profesional, sin que se tome como una postura a la que no cabe cuestionamiento
alguno, sino como una opinión basada en lo que consideramos debería prevalecer,
como señalamos, desde nuestro particular punto de vista.

I. ANTECEDENTES.

Como antecedentes del problema que se nos plantea, tenemos los siguientes:

a) Auto de fecha 9 de enero de 1990, dictado por el Juez de Vigilancia


Penitenciaria de Valladolid.
b) Auto de fecha 25 de enero de 1990, dictado por el Juez de Vigilancia
Penitenciaria de Zaragoza.
c) Auto de fecha 25 de enero de 1990, dictado por el Juez de Vigilancia
Penitenciaria No.1 de Madrid.
d) Sentencia de fecha 27 de junio de 1990, dictada por el Tribunal Constitucional
Español.

II. RESOLUCIONES FRENTE AL CONFLICTO.

1.- Auto de fecha 9 de enero de 1990, dictado por el Juez de Vigilancia Penitenciaria
de Valladolid. En este, ante el conflicto surge a raíz de la autorización otorgada por
el Director General de Instituciones Penitenciarias, mediante el cual autoriza la
alimentación forzada a una interna de nombre “N”, que por voluntad propia y con

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determinados objetivos, se había puesto en huelga de hambre, disposición que fue
impugnada.

El juez de la causa, analiza los argumentos vertidos por las autoridades


penitenciarias en las que fundaron su decisión de alimentar forzosamente a la
interna de nombre “N”. Argumentos basados en sus normas penitenciarias y en la
obligación que tienen de preservar la vida, integridad física y la salud de los internos,
entre las que están alimentarlos bajo control médico.

No obstante, los argumentos fueron desestimados ya que, según el juez, dichas


obligaciones no constituyen supuestos que estén por encima del derecho de la
interna de nombre “N” a no alimentarse, ya que se trata de una manifestación de la
voluntad libre y consecuencia de sus propias creencias.

La autoridad judicial concluye que, la colisión de deberes, el de asistencia y deber


de respetar a los derechos del interno, debe darse mayor valor o un valor prevalente
al derecho del interno a que se respete su decisión libre y voluntaria, sin intervenir
en la misma, mediante actuaciones clínicas que, por ser forzadas y administradas
contra su voluntad, vulneran su dignidad y pudieran constituir trato degradante
además de ser tipificadas como coacciones, e incluso encajarían en conductas de
tortura.

Sin embargo, señala que en caso de inconciencia de la interna, ante la imposibilidad


de otorgar su consentimiento y voluntad libre, es posible efectuar la alimentación a
través de los medios autorizados por la autoridad penitenciaria.

2.- Auto de fecha 25 de enero de 1990, dictado por el Juez de Vigilancia


Penitenciaria de Zaragoza. Al igual que en el caso anterior, el interno de nombre
“N”, impugno la resolución mediante la cual se había autorizado proceder a la
alimentación forzada del mismo, pero solo en el supuesto de hallarse en peligro de

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muerte y con pérdida de la capacidad de decisión. Resolución que fue impugnada
por el interno y revocada tal determinación.

El Ministerio Fiscal, interpuso recurso de reforma a efecto de que, aun sin la


autorización del interno, en caso de hallarse en peligro de muerte, pierda la
capacidad de decisión. Mientras que el interno alega que no busca su propia muerte,
sino la reivindicación de su condición de penado, de una vida digna en prisión para
él y los demás penados.

El juez de la causa concluye que, la Constitución reconoce para todos el derecho a


la vida y a la integridad física y moral, pero este derecho no es absoluto, ya que está
ligado a otros derechos y valores constitucionales como la libertad, haciendo énfasis
en que los poderes públicos están obligados a hacer real y efectiva, removiendo los
obstáculos que impidan o dificulten su plenitud, con la dignidad de la persona y el
libre desarrollo de la personalidad, con la libertad ideológica, con el derecho a la
intimidad personal, etc.

Por tanto, hace una interpretación armónica entre los valores, principios y derechos
constitucionales referidos con anterioridad, deduciendo que en el marco del Estado
Social y Democrático de Derecho que la Constitución consagra, ha de respetarse a
todo ciudadano su personal código de opiniones, creencias, valores y objetivos
vitales que se trace, con la única condición que respete derechos ajenos, haciendo
obligación del Estado, garantizar que ello suceda.

Así que, solo cuando el paciente esté privado de las condiciones necesarias para la
adopción de decisiones libres, las instituciones públicas pueden intervenir en favor
de su vida, prestando la asistencia médica necesaria.

Se desestimo el recurso.

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3.- Auto de fecha 25 de enero de 1990, dictado por el Juez de Vigilancia
Penitenciaria No.1 de Madrid. Al igual que los casos anteriores, un grupo de internos
en huelga de hambre, se encuentran deteriorados por falta de alimentos, a lo cual,
la autoridad penitenciaria autoriza sean alimentados en forma forzosa, a criterio
médico y corra peligro la vida de los mismos. Tal resolución es impugnada por los
internos, resultando fallo a su favor.

Ante el fallo a favor de los internos, el Ministerio Fiscal presenta recurso contra el
fallo y argumenta que el derecho a la libertad ideológica consagrado en la
Constitución, tiene como límite la salud de las personas. Y por otro lado, la huelga
de hambre, no está regulada en los ordenamientos penitenciarios.

Por otra parte, la intervención de los médicos al alimentar forzadamente a los


huelguistas, no puede considerarse como trato degradante mucho menos tortura,
sino que debe entenderse como el cumplimiento de sus obligaciones legales.

La autoridad judicial desestima el recurso ya que el Ministerio Fiscal no proporcionó


razonamientos que justificaran los criterios asumidos en su recurso, por lo que la
autoridad judicial, en términos generales, adopto el mismo criterio de los anteriores.

4.- Sentencia de fecha 27 de junio de 1990, dictada por el Tribunal Constitucional


Español.

Antecedentes:
a) Derechos Constitucionales en juego: a la vida y la integridad física y moral,
libertad ideológica, libertad y seguridad, intimidad personal, todos en relación
a asistencia médica obligatoria a reclusos en huelga de hambre.
b) Acto impugnado: Auto de Sección Segunda de la Audiencia Provincial de
Madrid de 15 de febrero de 1990, que resuelve el recurso de la providencia

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del Juzgado de Vigilancia Penitenciaria número 2 de Madrid, sobre asistencia
médica a reclusos en huelga de hambre.
c) EL Tribunal Constitucional con base en la jurisprudencia, determina
circunscribirse a lo dispuesto por la Constitución Española y no así por los
tratados internacionales, ya que lo que se está dilucidando es la negativa de
ingerir alimentos por parte de los internos recurrentes y la obligación de las
autoridades penitenciarias a prestar la asistencia médica, en cuanto ello
implique la alimentación de los internos en contra de su voluntad.

Resolución: El Tribunal Constitucional denegó el amparo solicitado bajo los


siguientes argumentos:

Señala que el derecho a la vida tiene un contenido de protección positiva que impide
configurarlo como un derecho de libertad, que incluya el derecho a la propia muerte.
Por tanto, no es posible admitir que la Constitución garantice el derecho a la propia
muerte. Por ello, la asistencia médica obligatoria autorizada por la resolución
recurrida no vulnera dicho derecho fundamental. No debe considerarse dicha
intervención como tortura o tratos inhumanos o denigrantes.

Tampoco, la asistencia médica obligatoria tiene por objeto impedir o poner


obstáculos a la realización y mantenimiento de la huelga.

Los recurrentes no acreditan haber ocurrido a los procesos administrativos legales


que tienen, a través de las normas penitenciarias, para cambiar su condición o
situación interna.
Por otro lado, el Tribunal señala que una vez establecido que la decisión de arrastrar
con la propia muerte no es un derecho, sino simplemente manifestación de la
libertad genérica, es oportuno señalar la relevancia jurídica que tiene la finalidad
que persigue el acto de libertad de oponerse a la asistencia médica, puesto que no
es lo mismo usar la libertad para conseguir fines lícitos que hacerlo con objetivos no
amparados en la ley, y, en tal sentido, una cosa es la decisión de quien asume el
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riesgo de morir en un acto de voluntad, cosa distinta es la decisión de esa voluntad,
hallándose en el seno de una relación especial penitenciaria, arriesgan si vida con
el fin de conseguir que la administración deje de ejercer o ejerza de una distinta
forma potestades que le confiere la ley.

El estado, señala, tiene la obligación legal de proteger, en último término, a los


medios coactivos para ejercer su función, sobre todo en el caso de presos
declarados en huelga de hambre reivindicativa cuya finalidad no es la pérdida de la
vida.

Por lo que respecta a la libertad ideológica, el Tribunal manifiesta que no se agota


en una dimensión interna del derecho a adoptar una determinada posición
intelectual ante la vida y cuanto le concierne y a representar o enjuiciar la realidad
según personales convicciones.

Continúa señalando que, los recurrentes aducen libertad ideológica para dar
cobertura constitucional a su comportamiento como forma de protesta y
reivindicación, y formalizan a su amparo la queja frente a la interferencia coactiva
de la administración penitenciaria en su actitud a su propia vida. Sin embargo, el
hecho de alimentar forzosamente a los presos en huelga de hambre, no tiene por
objeto impedir o poner obstáculos a la realización de la huelga.

Por último, concluye que la asistencia médica obligatoria autorizada por la


resolución judicial recurrida, no vulnera ninguno de los derechos fundamentales
invocados, ni en sí misma, ni en forma y alcance con que ha sido autorizada,
constituyendo tan sólo una limitación al derecho a la integridad física y moral
garantizada en la Constitución, y unida ineludiblemente a ella una restricción a la
libertad física, que vienen justificadas en la necesidad de preservar el bien de la vida
humana

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III. CONCLUSIÓN.

Los derechos fundamentales son aquellos inherentes al ser humano, pertenecen a


toda persona en razón a su dignidad humana. Por tanto, cuando exista la necesidad
de protegerlos, corresponde al Estado la realización de todas aquellas acciones
tendentes a promover, respetar, proteger y garantizarlos, así lo establece nuestra
carta Magna en su artículo 1° párrafo tercero:

Todas las autoridades, en el ámbito de sus competencias, tienen la obligación


de promover, respetar, proteger y garantizar los derechos humanos de
conformidad con los principios de universalidad, interdependencia, indivisibilidad
y progresividad. En consecuencia, el Estado deberá prevenir, investigar,
sancionar y reparar las violaciones a los derechos humanos, en los términos que
establezca la ley.

Ahora bien, desde mi particular punto de vista, el Tribunal Constitucional Español,


emite una resolución basada en un ejercicio de ponderación ante la denominada
colisión de derechos fundamentales surgido a raíz del conflicto entre el derecho a
la huelga de hambre y la obligación de proteger la vida, inclinándose hacia este
último.

Desde una perspectiva humanista, considero que efectivamente, la vida es uno de


los valores máximos que tenemos, sin embargo, el derecho humano a la “autonomía
de la voluntad”, también debe ser considerado como un derecho que goza de rango
constitucional, como sucede en México, así lo determino la Suprema Corte de
Justicia de la Nación, en la tesis siguiente:

Época: Décima Época


Registro: 2008086
Instancia: Primera Sala
Tipo de Tesis: Aislada
Fuente: Gaceta del Semanario Judicial de la Federación
Libro 13, Diciembre de 2014, Tomo I
Materia(s): Constitucional

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Tesis: 1a. CDXXV/2014 (10a.)
Página: 219

AUTONOMÍA DE LA VOLUNTAD. ES UN PRINCIPIO DE RANGO


CONSTITUCIONAL.

A consideración de esta Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la


Nación, el principio de autonomía de la voluntad goza de rango constitucional y
no debe ser reconducido a un simple principio que rige el derecho civil. Así las
cosas, el respeto del individuo como persona requiere el respeto de su
autodeterminación individual, por lo que si no existe libertad del individuo para
estructurar sus relaciones jurídicas de acuerdo con sus deseos, no se respeta la
autodeterminación de ese sujeto. Aunado a lo anterior, el principio de autonomía
de la voluntad tiene reflejo en el derecho de propiedad y en la libertad de
contratación, la cual también es un elemento central del libre desarrollo de la
personalidad, y en cuya virtud las partes de una relación jurídica son libres para
gestionar su propio interés y regular sus relaciones, sin injerencias externas.

Amparo directo en revisión 992/2014. Rosario del Carmen Pacheco Mena y


otros. 12 de noviembre de 2014. Mayoría de cuatro votos de los Ministros Arturo
Zaldívar Lelo de Larrea, José Ramón Cossío Díaz, quien reservó su derecho
para formular voto concurrente, Olga Sánchez Cordero de García Villegas y
Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena. Disidente: Jorge Mario Pardo Rebolledo, quien
reservó su derecho para formular voto particular. Ponente: Arturo Zaldívar Lelo
de Larrea. Secretario: Javier Mijangos y González.

Esta tesis se publicó el viernes 5 de diciembre de 2014 a las 10:05 horas en el


Semanario Judicial de la Federación.

Reconocemos que no es una tarea fácil el ejercicio de ponderación, sobre todo


cuando estamos en presencia de derechos fundamentales consagrados en la
Constitución, así nos lo hace patente el Dr. Jorge Baquerizo Muniche:

“En su mayoría, los casos de tensión entre derechos son casos difíciles, cuya
resolución supone una alta dosis de discreción judicial. No obstante, aunque la
discreción suponga la ausencia de una respuesta jurídica unívoca para la
resolución de un determinado supuesto, la ponderación se sujeta a estándares
de racionalidad y justicia a la luz de los cuales se aprecian y sopesan las
consecuencias de la elección. La técnica ponderativa supone, pues, un loable
esfuerzo de racionalización de las operaciones de interpretación constitucional,
y ello con independencia de que pensemos que es capaz de conducir a la
anhelada unidad de solución correcta o que, más escépticamente, consideremos
que siempre queda algún hueco para el decisionismo y la discrecionalidad”.

Sin embargo, no comparto la decisión del Tribunal Constitucional Español, ya que


circunscribió el análisis al marco jurídico interno, pasando por alto las normas de

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carácter internacional, sumado al hecho de que, desconoció el derecho de los
huelguistas al ejercicio de la autonomía de la voluntad, yéndose por el lado de que
la discusión estribaba en establecer si la autoridad tenía derecho o no a alimentar
en forma forzosa a loa huelguistas, cuando el análisis debió ser a la inversa, es
decir, si los huelguistas estaban en posibilidad de ejercer sus derechos humanos,
excepto los limitados, más no anulados, por la propia sentencia judicial que los
mantenía en prisión.

Se ponderó, desde mi punto de vista, no derechos del propio ser humano, en este
caso los huelguistas, sino entre sus derechos constitucionales y las obligaciones de
las autoridades penitenciarias, donde el Tribunal Constitucional inclina su fallo,
prevaleciendo las obligaciones normativas que tienen las instituciones
penitenciarias y relegando a los huelguistas a un plano de ciudadanos de segunda
categoría, por el sólo hecho de estar sometidos a la administración penitenciaria.

Debió respetarse la voluntad de los huelguistas, aun cuando su vida se haya puesto
en peligro, ya que su voluntad de no alimentarse había sido expresada,
independientemente del fin con el cual se pusieran en una situación de riesgo.

Gracias!!!

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