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Introducción
Como en muchas de las denominaciones con las que nos identificamos algunos
de nosotros, yo conocí el evangelio en una Iglesia evangélica allá por los años 70.
Nuestra denominación, como ha sucedido con la gran mayoría de iglesias ha sufrido una
serie de transformaciones derivadas de las profundas influencias que han llegado al país
desde finales del siglo XX y principios del siglo XXI.
Para las personas mayores de cincuenta, los 70 fue la época de nuestra juventud.
Cuando todavía el dólar se cotizaba con el quetzal, y el transporte publico costaba cinco
centavos de quetzal. En el ambiente político estábamos bajo las sombra de los militares
y los golpes de estado eran cosa común.
En nuestra iglesia los jóvenes cantábamos los coritos que ahora son de “antaño”,
entre los que recordamos particularmente: “Cristo Jesucristo, maravilloso es Jesús, su
rostro brilla mas que el Sol…”
La Globalización y sus efectos en Guatemala: la nueva música y la tecnología
digital:
Por los años 90, los coros que antes cantábamos, y que eran tan populares entre
nosotros, empezaron a ser sustituidos por otro tipo de música, ritmo y contenido, que
empezaban a transmitir una nueva dimensión a nuestra espiritualidad cristiana. Esta vez
con un nuevo énfasis en la experiencia de “sentir” a Dios en los profundo del alma, tal
el caso de los nuevos coros que tuvimos que aprender, y dentro de los que destaca uno
muy especial que recuerdo particularmente, y que solíamos cantar en el 2000 con
nuestros estudiantes del Seminario: “Que seria de mi, si no me hubieras
alcanzado…donde estaría hoy si no me hubieras perdonado, Habría un vacío en mi
corazón…”
¿Qué es lo que estaba pasando?, ¿Como y en que sentido los rápidos cambios en
la música que cantábamos hacia pocos años, se estaba quedando atrás?, ¿Cómo diríamos
que lo que para nosotros era lo moderno, para las nuevas generaciones ya no tenía
mucho sentido?
Los cambios han sucedido tan rápidos durante el curso de nuestra vida, que los
que ahora somos adultos, y que nacimos el “siglo pasado” tenemos que aprender las
nuevas estrategias digitales para sobrevivir en un “mundo joven”. Quienes nos enseñan
ahora las nuevas técnicas digitales del Internet, son los jóvenes bachilleres en
computación y los ingenieros en sistemas que ya nacieron con la computadora bajo el
brazo.
“El campo religioso se ha visto presionado por la idolatría del crecimiento y de las
ambiciones megalómanas. Las iglesias son presionadas a embarcarse en proyectos de
lideres religiosos que, por haber construido mega iglesias, se sienten llamados a
exhibir su ego manía…Por eso es que las congregaciones pequeñas no encuentran
cabida en la megalomanía evangélica. De ahí la presión que sufren para crecer cueste
lo que cueste, independientemente del sacrificio de los principios que ello implique.”
(¿Hacia donde va el Protestantismo, herencia y prospectivas en América Latina, 2003:
16).
Así como nuestras pequeñas tiendas de los barrios han ido desapareciendo ante
el enorme poder de los hipermercados, así también las mega iglesias parece que se van
a devorar a las pequeñas. Las pulperías al igual que las iglesias pequeñas desaparecen,
porque ya no sirven al cometido de los tiempos en los que vivimos. Juan Sepúlveda,
destacado teólogo pentecostal chileno, al identificar el movimiento neopetecostal para
diferenciarlo de los pentecostales dice:
No cabe duda que las mega iglesias, son los efectos directos de la globalización
económica y de la cultura postmoderna que nos toca vivir. ¿Será entonces como se
supone que las denominaciones tradicionales ya cumplieron su papel histórico? ¿Será
que con los nuevos movimientos de apóstoles y profetas de algunas de las mega
iglesias, las iglesias institucionales están llegado a su fin? ¿Será que los nuevos
modelos eclesiales son ahora los neopetencostales, y que todos debemos ver hacia esos
modelos de éxito numérico y de expansión constante, y de influencia social?
¿Qué es lo que entonces llamamos la Neopentecostlizacion de la iglesia?, es
simplemente la profunda influencia que han ejercido y ejercen los nuevos modelos
eclesiásticos sobre las iglesias tradicionales, especialmente sobre la expansión
numérica, la influencia social y la liturgia, sobre las iglesias tradicionales.
Particularmente me quiero referir a los nuevos estilos de alabanza y de expresión
musical. De hecho, creo que no hay iglesia histórica ni pentecostal que no cante la
nueva música digital y los ritmos de los compositores cristianos contemporáneos. Para
mi, particularmente, este nos es el problema, de hecho, comparto mucho lo lúdico del
culto cristiano de la iglesia neopentecostal. El verdadero problema se da cuando en
algunas iglesias ya no se encuentra lugar ni para el estudio bíblico ni para el discipulado
que Jesús reclama. En muchos casos, la alabanza hasta ha desplazado la predicación.
Como ahora todo vale, los cristianos tenemos la opción de escoger la iglesia que
mejor tenga la música para deleitarnos y recrearnos, conforme el espíritu de la época.
Todo parece indicar que el énfasis de los nuevos estilos de adoración musical tiene que
ver con “sentirme bien” cuando adoro. Los gritos de júbilo y lo participativo han
sobredimensionado el lugar de la alabanza a expensas de la misma exposición bíblica.
De hecho, lo que atrae muchas veces es el show y el artista. Esto es particularmente
cierto dentro de las nuevas generaciones y entre la juventud. La cultura visual ha
invadido la cultura de la letra
Ante esta situación, vale la pena recordar que en Guatemala estamos ante una
sociedad de las mas dispares de América Latina, con los índices mas altos de pobreza y
miseria, así como de violencia mas grandes y alarmantes del continente, y con la
amenaza constante de todos los grupos organizados de la delincuencia, desde la mas
maras hasta los capos de la droga, y aun así hemos levantando monumentos
eclesiásticos y religiosos del primer mundo, en vez de invertir en hospitales y escuelas
que son las carencias mas grandes del país. ¿Dónde están entonces nuestras prioridades?
¿Cuándo seremos capaces de ofrecer una imagen de iglesia que usa todos sus recursos
para “aliviar” por lo menos el hambre de nuestro pueblo? ¿Acaso no decimos que ese
papel le corresponde al gobierno? ¿Pero, no somos acaso del mejor gobierno existente,
que es precisamente el gobierno del Reino de Dios sobre la tierra? Ante la tragedia que
nos agobia no estamos tanto para “celebrar y alabar” las maravillas de Dios, sino de
sentirnos compungidos por lo que no hemos hecho.
A pesar de todo, no cabe la menor duda que vivimos tiempos bastante complejos
y difíciles, pero de gran oportunidad para la iglesia. En vez de sentirnos amedrentados
ante los profundos retos que nos plante la postmodernidad, al menos entre la clase
media y profesional, (porque la gran mayoría de pobres solo lo sienten el bolsillo)
tenemos que buscar todos los mecanismos para presentar el mensaje del Evangelio a
nuestra sociedad. En ese sentido, y para mucha de nuestra clase media el movimiento
neopentecostal ha sido muy efectivo, pero en el proceso, mucho del evangelio se ha
distorsionado a través e enseñanzas ajenas y falsas, y lo que es peor, en el esfuerzo de
presentar el mensaje a nuestro mundo, hemos también sacrificado el mensaje y lo hemos
hecho “Light” como nuestro tiempo. Tenemos como dice Cruz, cristianos de
conveniencia, cristianismo a la carta que cambian de iglesia como de ropa interior.
Vivimos tiempos difíciles, tiempos peligrosos, como destaca el escritor Mario Fumero: