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Cruzadas: Expedición militar y penitente publicada por el Sumo Pontífice con el fin de defender
los pueblos cristianos de la invasión islámica. Los participantes hacían voto y se les concedían
indulgencias.
Mucho antes del comienzo de las cruzadas en el siglo XI, los musulmanes habían invadido a
Palestina, Siria, Mesopotamia, todo el norte de Africa y España. Carlos Martel en el 732 AD
había derrotado al Sultan Abd al-Rahman's en la Batalla de Poitiers. Auque la victoria logró
detener el avance islámico por un tiempo, estos continuaron con la intención de arrazar con el
cristianismo. En el siglo XI la reconquista en España continuaba y al mismo tiempo los turcos
amenazaban a Bizancio, teniendo como meta la conquista del mundo. (Bat Ye'or, Declive del
Cristianismo Oriental bajo el Islam).
Los cruzados eran hombres de su época y sería imposible juzgarlos fuera de su ethos histórico.
Me pregunto como actuaríamos nosotros hoy al ser amenazados de manera similar.
Sin embargo ya en el siglo XIII, mientras las cruzadas estaban en su apogeo, San Francisco
de Asís y otros fieles cristianos optaron por el camino de un seguimiento radical del Evangelio,
según la opción de exponerse a que lo llevó a un encuentro pacífico y podríamos decir
milagroso, con los musulmanes.
Durante el congreso, los estudiosos elogiaron el libro de Marco Meschini sobre esta cruzada:
«1204: La incompleta. La cuarta cruzada y las conquistas de Constantinopla» (1204:
L’incompiuta. La quarta crociata e le conquiste di Costantinopoli» (Editorial Ancora
www.ancoralibri.it).
Hace ochocientos años, la Cuarta Cruzada supuso la conquista de Constantinopla, capital del
Imperio bizantino cristiano-ortodoxo. Fue un acontecimiento dramático, a menudo evocado
entre las razones que todavía hoy separan a católicos y ortodoxos. ¿Pero qué sucedió
exactamente?
--Meschini: No. La cruzada era una peregrinación armada con el fin de defender la cristiandad:
reconquistar los Santos Lugares en Tierra Santa o bien la lucha contra los musulmanes en
España.
En el 1198 el Papa Inocencio III quería que una expedición reconquistara Jerusalén, caída en
1187. La desviación a Constantinopla fue algo excepcional, que no estaba previsto.
Alejo hizo esta propuesta: si le ayudaban a convertirse en emperador, extinguiría las deudas de
los cruzados y ayudaría a reconquistar Jerusalén. Los venecianos y los jefes cruzados
aceptaron, dejando atrás a los que no se podían oponer.
--¿Y el Papa?
--Meschini: Estaba en contra, pues, según él, la Cruzada no tenía que entrometerse en los
turbios asuntos bizantinos. Pero fue incapaz de hacer valer su posición y no fue escuchado. Así
pues, en 1203, los cruzados conquistaron Constantinopla a beneficio de Alejo IV.
--Meschini: Lamentablemente hubo muertos por ambas partes. Pero la masacre desenfrenada
de la que tanto se ha hablado no encuentra confirmación en las fuentes que conocemos. Sobre
todo no ha podido verificar la voluntad de provocar víctimas inocentes. De todos modos, la
ciudad fue saqueada y devastada por un incendio.
--Meschini: Algunos cruzados, sobretodo los que se opusieron a las conquistas de Zara y
Constantinopla, llegaron a Tierra Santa.
Pero eran demasiado pocos para obtener resultados importantes. Sin embargo, su
comportamiento cambia profundamente nuestro juicio sobre los acontecimientos: no es verdad
que el Occidente católico hubiera querido conquistar la capital de la Ortodoxia: fue un error
grave, por parte de algunos, pero no tenían el título como para representar a todo el
catolicismo.
--Y, sin embargo, parece que los ortodoxos no consiguen perdonar aquel desastre a los
católicos.
--Meschini: El Papa fue arrollado por los acontecimientos. Inocencio III no había querido aquella
extraña conclusión de la Cruzada, y sin embargo Dios --según la mentalidad medieval-- parecía
haberla querido.
De este modo aceptó el hecho acontecido, con la esperanza de que la Iglesia bizantina se
sometiera a la romana.
Ahora bien, el primado del Papa es precisamente una de las cuestiones más delicadas entre
católicos y ortodoxos, y la Iglesia bizantina se opuso. La unión no puede ser impuesta, debe ser
consensuada y libre.
--Meschini: La completa reconciliación entre catolicismo y ortodoxia es uno de los retos más
altos para la Iglesia del Tercer Milenio. Me parece que el camino a seguir ya está trazado:
Pablo VI y el Patriarca ecuménico Atanágoras revocaron en 1965 la famosa excomunión del
1054 y Juan Pablo II, en mayo del 2001, pidió perdón a los ortodoxos por los excesos del 1204.
Purificar la memoria a la luz de la verdad y, sobre todo, amar al hermano en la comunión que
viene de Cristo es lo que nos toca a nosotros hoy en día.
El Papa Juan Pablo II ante los conflictos actuales en torno a Tierra Santa.
1 enero 2003 -
«Frente a los conflictos de hoy y a las amenazadoras tensiones del momento,
una vez más invito a rezar para que se busquen "medios pacíficos" de acuerdo
inspirados en una "voluntad de entendimiento leal y constructivo", en armonía con los principios
del derecho internacional»
«¡Tierra Santa! La dramática y duradera tensión en la que se encuentra esta región de Oriente
Medio hace más urgente la búsqueda de una solución positiva del conflicto fratricida e
insensato, que desde hace demasiado tiempo la está ensangrentando».
«Es necesaria la cooperación de todos los que creen en Dios, conscientes de que la auténtica
religiosidad, lejos de poner a los individuos y a los pueblos en conflicto entre sí, les lleva más
bien a construir juntos un mundo de paz», aseguró el Papa.
Así lo sostuvo Smith, uno de los mayores históricos en el mundo sobre el argumento, en una
mesa redonda, organizada por la Universidad Europea de Roma (UER) sobre el tema «Las
Cruzadas, entre mito y realidad»,
El escritor escocés Scott representó a los cruzados como «intemperantes, dedicados a asaltar
rudamente a musulmanes más avanzados y civilizados», mientras que el escritor e historiador
francés Michaud alimentó la opinión de que «las Cruzadas eran expresión del imperialismo
europeo».
Según Riley-Smith, la idea de que la Cruzada era una empresa colonial tomó más fuerza hace
cincuenta años y explicó que en la época en que tuvieron «la teoría de guerra se justificaba
teológicamente en una sociedad que se sentía amenazada».
Por este motivo, afirmó, no debe escandalizar «ni que el Papado reconociera a las órdenes
militares ni que al menos cinco concilios se pronunciaran en favor de las Cruzadas y que dos,
el IV Concilio de Letrán (1215) y el Concilio de Lyón (1274), publicaran las constituciones “Ad
Liberandam” y “Pro Zelo Fidei”, dos documentos que definieron el movimiento cruzado».
«Es difícil ahora imaginar --precisó Riley-Smith-- la intensidad del amor que se sentía entonces
por los Santos Lugares y Jerusalén: la preocupación suscitada por la herejía y los asaltos
físicos contra la Iglesia; el miedo de los occidentales a los invasores musulmanes, capaces de
llegar al centro de Francia en el siglo VIII, y a Viena en los siglos XVI y XVII».
«Esto permite explicar --concluyó-- por qué, durante cientos de años, papas, obispos y una
mayoría de fieles consideraron que combatir en las Cruzadas era el mejor arma defensiva que
tenían y una forma popular de devoción; y esto puede haber oscurecido a sus ojos el hecho de
que en realidad se podía confiar poco en ello».
ZS06032720
Bibliografía
Armstrong, Karen. Holy War. Bantam Doubleday Dell Publishing Group Inc. 1991
Billings, Malcolm. The Cross and the Crescent. Sterling Publishing Company Inc. 1987 (in US,
1990)
Infopedia Encyclopedia CD-ROM. Future Vision Holding Inc. 1995
Riley-Smith, Jonathan. What Were the Crusades? Ignatius Press. Third Ed. 2002.
Runchman, Steven. The First Crusade. Press Syndicate of the University of Cambridge. 1991
Bat Ye'or, Declive del Cristianismo Oriental bajo el Islam.
Guerrillas colombianas y la Iglesia
Padre Jordi Rivero
19-XII-02
Los enemigos de Cristo y de Su Iglesia no cesan en sus calumnias. Han tenido la osadía hasta
de acusar a la Iglesia de favorecer a las guerrillas.
En un país como Colombia, en que la gran mayoría se llaman católicos, no puede extrañar que
hayan entre las guerrillas muchos bautizados católicos. Es mas, no es de extrañar que hayan
habido miembros del clero involucrados. Ya dijo Jesús que los escándalos son inevitables. Pero
esos católicos no representan a la Iglesia ni actúan como Iglesia. La jerarquía colombiana, en
comunión con el Papa ha insistentemente condenado la violencia y trabajado a favor de la paz,
como también lo ha hecho la gran mayoría de los católicos.
Relata Zenit: "Para el arzobispo, era un «despropósito hablar con un grupo rebelde que
continuaba sus acciones violentas mientras dialoga con el Estado».
Monseñor Isaías Duarte Cancino fue asesinado a la salida de la iglesia El Buen Pastor, en el
distrito de Aguablanca, en Cali, cuando acababa de celebrar el matrimonio de 104 parejas.