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“ODONTOLOGIA EN GESTANTES Y
LACTANCIA”
CURSO:
MEDICINA BUCAL
DOCENTE:
CD. CACERES LIZA CRISTHIAN ALFONSO
ALUMNOS:
CICLO:
VII
La duración promedio del embarazo humano es de 280 días (40 semanas). El periodo
de gravidez se divide en trimestres, los cuales son: primer trimestre, desde la
concepción hasta la semana 13.5; segundo trimestre, de la semana 13.6 a la 27; tercer
trimestre, de la semana 27.1 al final de la gestación.1 Existen signos y síntomas
característicos de cada etapa: primer trimestre, suspensión de menstruación, náuseas,
vómitos, sensación de hormigueo y aumento en las glándulas mamarias y cambios del
útero; segundo trimestre: percepción de movimientos fetales, contracciones uterinas,
palpación e identificación del feto, ruidos cardiacos fetales y cambios dérmicos; tercer
trimestre: amenorrea continua, contracciones uterinas más apreciables, aumento de
molestias pélvicas y menos compresión del abdomen.1,2 Signos de alarma durante el
embarazo: ausencia de movimientos fetales, ruptura de membranas, edema, fiebre (38
°C o más), contracciones uterinas y dolor abdominal.
Las enfermedades bucales con más alta frecuencia son la caries y las
parodontopatías. La necesidad de prevenirlas y promover la atención oportuna cuando
se presentan ha sido motivo de múltiples acciones. Por su magnitud, las
enfermedades bucales constituyen un problema en la paciente embarazada que
depende en gran parte de la aplicación de medidas preventivas y curativas. Siempre
que sea posible, el primer paso en el tratamiento dental deberá ser contactar con el
obstetra el cuidado de la paciente para discutir el estado médico, los requerimientos
dentales y el plan del tratamiento propuesto. Las estrategias educativas que tienden a
conservar la salud bucal han formado parte de las políticas de salud en la República
Mexicana, en donde se ha tomado en cuenta al grupo de mujeres gestantes como una
población que amerita atención especial.2,4,5 Sin embargo, y a pesar de esto, el paso
de los tiempos ha demostrado que en el grupo de embarazadas existen creencias y
prácticas que no aceptan el cuidado odontológico debido a las molestias que ocasiona
el tratamiento dental y los temores que existen a su alrededor, lo que ha hecho que la
demanda de servicios dentales sea baja, a pesar de que este grupo es considerado
por la Secretaría de Salud como prioritario. Se ha mencionado con frecuencia «la
descalcificación» que sufren los dientes maternos, se habla de que «el bebé le roba
calcio a los dientes de la mamá», del daño que producen las radiaciones dentales y lo
nocivo de los medicamentos que utiliza el odontólogo como es el caso de los
anestésicos. Hasta el momento se acepta que: el embarazo no descalcifica los
dientes, la dosis de radiación dental que se emplea no causa daño (por seguridad
utilizamos el mandil de plomo) y los medicamentos (penicilina y paracetamol) y
anestésicos como los tipo amida (lidocaína) que se emplean usualmente en la práctica
odontológica no tienen repercusión materna ni fetal. No utilizamos anestésicos tipo
éster (prilocaína) porque podemos provocarle síndrome de «metahemoglobulinemia»
por la acción del metabolito final de dicho anestésico.2,6 Atender a una paciente que
cursa por el primer trimestre de gestación puede aumentar la posibilidad de
regurgitación, náuseas y vómito, lo cual dificultaría la colocación de dique de hule. Se
debe anestesiar depurando la técnica para evitar intentos fallidos. En el 2° y 3er
trimestres, la mujer puede mostrar mayor hipotensión simplemente al colocarse en
decúbito dorsal (supino) en el sillón dental. Considerando el desplazamiento visceral,
las sesiones no deben ser mayores a 25 minutos.2,3 Se debe realizar la eliminación
de caries y obturación del órgano dentario en una sola cita, así como evitar la
colocación de curaciones temporales. En tratamientos de conductos, instrumentar con
extrema precaución, para evitar perforaciones del ápice y condicionar bacteremias
transitorias. En caso de abscesos periapicales y/o parodontales, realizar de inmediato
el tratamiento indicado. «Para el odontólogo, la mujer embarazada no debe ser una
paciente distinta, pero sí una paciente especial». Se relaciona al embarazo con la
aparición de problemas gingivales, aumento del sangrado gingival debido a que sufre
un gran cambio hormonal porque los niveles estrogénicos descienden y la
progesterona se eleva y produce alteraciones vasculares que generan mayor
permeabilidad; se presenta una agudización de problemas infecciosos de origen dental
debido a que el ph salival se altera, disminuye el flujo de saliva y la capacidad buffer.
Los ginecólogos generalmente no toman en cuenta la importancia del tratamiento
odontológico, a pesar de que las embarazadas que cursan con gingivitis corren el
riesgo de tener bebés con bajo peso, ya que aumentan las cantidades de productos
tóxicos liberados por bacterias en la sangre y se inicia una respuesta de liberación de
prostaglandinas que genera contracciones uterinas o parto prematuro.3-5,7
No existen periodos del desarrollo en que el embrión o el feto esté libre de ser
afectado por agentes teratógenos. En el primer trimestre (máxima sensibilidad) se
realiza la mayor parte de la organogénesis y durante las dos primeras semanas del
embarazo, cuando la mujer no sabe que está embarazada, el embrión puede ser
afectado aunque no se haya establecido la placenta. En el periodo fetal (2° y 3er
trimestres) pueden producirse alteraciones del desarrollo; la acción teratógena es
capaz de frenar el crecimiento y la maduración de los órganos, lo cual puede causar
anomalías muy graves aunque no se produzcan modificaciones estructurales
profundas. Son especialmente sensibles a la acción teratógena en el periodo fetal los
órganos de maduración tardía, como el cerebro y los órganos de la reproducción. La
Comunidad Europea (CE) y la Food And Drugs Administration (FDA) crearon
clasificaciones de productos farmacológicos en el embarazo. Los medicamentos
utilizados en pacientes embarazadas son: antibióticos, analgésicos y anestésicos
locales; de estos grupos farmacológicos existen medicamentos de la categoría A (CE);
ningún antiinflamatorio según la FDA no existen fármacos que utilizamos los dentistas
con clasificación A
ANTIBIÓTICOS
Amoxicilina:
Cefalosporinas:
Eritromicina:
Clindamicina:
ANALGÉSICOS
Paracetamol o acetaminofeno:
Ácido acetil-salicílico:
ANESTÉSICOS LOCALES
Bupivacaína:
Tiene menor nivel plasmático en la sangre fetal por su unión a las proteínas
plasmáticas de la sangre materna, por lo que el hígado fetal realiza un mínimo de
trabajo en metabolizar este agente.
Lidocaína:
Las madres recientes, que tienen un bebé muy pequeño, alimentado con leche
materna, pueden dar de mamar tranquilamente mientras les están haciendo un
empaste o cualquier otra cosa. Sólo sería necesario desprenderse del bebé si hay que
hacer una radiografía, durante esa décima de segundo que dura el disparo. Pero dar
de mamar tranquiliza al bebé y también a la madre. Un bebé pequeño no es un
obstáculo para realizar cualquier tratamiento necesario. Finalmente, quería desmentir
un mito que circula ampliamente, y es eso de que dar de mamar descalcifica los
dientes de la madre porque el bebé obtiene el calcio del esmalte materno. falso. No es
así. Los dientes cuando ya están erupcionados, si se descalcifican es por agentes
externos, es decir, por efecto de las bacterias que metabolizan los azúcares. Y ese
calcio no pasa a la sangre y de la sangre a la leche. El calcio los niños lo obtienen por
otras vías pero no por el debilitamiento de los dientes y muelas de la madre. Lo que
sin embargo sí sucede es que una madre reciente duerme poco, descansa muy poco,
come mal y rápido, apenas puede ducharse con tranquilidad… cepillarse
meticulosamente, y utilizar el hilo dental son casi lujos, porque tener 3 minutos, 3,
seguidos, para una misma es toda una hazaña en muchos casos. Y eso sí es
perjudicial para los dientes.
La lactancia materna prolongada (después del año de edad si es diurna y/o después
de la erupción del primer diente de leche si es nocturna) y su relación con la caries es
un tema de gran controversia
Sin embargo, la mayoría de madres que dan el pecho a demanda durante la noche -
momento de mayor susceptibilidad al ataque bacteriano porque el flujo de saliva es
casi nulo, no limpian los dientes después de la toma, aumentando el riesgo del bebé al
combinar la ausencia de higiene oral con la presencia de un sustrato (leche) sobre la
superficie dental.
Debemos agregar que existen también otros factores que pueden aumentar el riesgo
de caries tales como: niños que se despiertan varias veces por la noche a comer
(pecho o biberón); tiempo que el niño se duerme con el líquido en la boca; consumo
de alimentos azucarados, insuficiente exposición a fluoruros presencia de defectos
en el esmalte (hipoplasias); transmisión temprana de bacterias; entre otros.
Minerales como calcio y fósforo y proteínas como la caseína que hacen que la leche
materna favorezca la remineralización.
Componentes como la Arginina y la Urea que favorecen un aumento del pH y por tanto
disminuyen la desmineralización. Un pH adecuado (el pH de la leche materna oscila
entre 7.1 y 7.7), que no modifica el pH en el medio bucal.
Todos estos componentes y su acción fisiológica explican que la leche materna en sí
misma no sea cariogénica sino más bien todo lo contrario, previene el desarrollo de
caries
Los niños que no son amamantados tienen mayor riesgo de maloclusiones dentales,
en especial mordida abierta. Sin embargo, los niños amamantados, cuanto más
tiempo son alimentados al pecho, menos se chupan el dedo o recurren a chupetes. Se
sabe que existe una relación inversa entre el tiempo de lactancia y los hábitos bucales
nocivos, puesto que el lactante cubre sus necesidades de succión no nutritiva en el
pecho. Por todo ello promocionar la lactancia materna es clave para favorecer la salud
bucodental.
- Crecimiento del tercio medio de la cara, el bebe como respirador nasal al lactar excita
con la respiración las terminaciones nerviosas de la mucosa nasal fomentando el
crecimiento del tercio medio.
- El habito de succión digital puede instaurarse más fácilmente en bebes que no han
sido amamantados o que sufrieron un retiro precoz del mismo, esto debido a que a
etiología principal de este habito es la insatisfacción emocional por parte del bebe.
Navarro y Duharte mostraron en un estudio realizado en 78 madres y sus niños de 2 a
4 años de edad, una relación inversa entre el tiempo de lactancia y los hábitos bucales
nocivos.
- Todos los bebés nacen con una mandíbula "pequeña" en comparación con el maxilar
superior. La succión del pecho ayuda a que la mandíbula "avance" en su posición y
con ello se obtiene una mejor relación entre el maxilar y la mandíbula. Diversos
estudios indican que con la ejercitación de los músculos masticadores y faciales al
lactar, disminuyen al 50% los indicadores de maloclusiones (malas mordidas). A edad
temprana succionar ayuda al desarrollo de los músculos, que ayudan a posicionar sus
dientes en la posición que aparecen. Esto no es preocupante si el niño succiona sus
dedos o un pacificador( chupón o mordillo). Aunque en el recién nacido el movimiento
muscular es limitado, la lactancia del seno materno contribuye a la maduración del
sistema muscular, ya que es la única vía para que se produzcan los estímulos
necesarios para completar el desarrollo dental y maxilar.
Las madres deberían estar informadas de las desventajas del uso del biberón, puesto
que éste no promueve el adecuado crecimiento y el desarrollo de los maxilares ni de la
musculatura facial.
Además, el biberón (especialmente el nocturno) se relaciona con la aparición
de caries precoz en la infancia.
Recuerda que la leche materna no causa caries por sí sola; pero vemos en la consulta
muchos lactantes que presentan caries a edades tempranas cuando la lactancia
nocturna se prolonga y se combina con una falta de higiene bucal; cuando el bebé
mama muchas veces durante la noche; cuando el bebé pasa mucho tiempo con la
leche en la boca; cuando existen alimentos complementarios azucarados; cuando no
existe la suficiente exposición a fluoruros; cuando el niño tiene defectos del esmalte;
cuando existe una trasmisión temprana de bacterias de la saliva de los padres; etc.
Empieza con la higiene oral tan pronto como puedas, aunque tu bebé no tenga
dientes. Aprovecha el momento del baño para limpiarle las encías con una gasa, un
pañito humedecido o un dedal de silicona.
CONCLUSIONES
No existe evidencia científica sobre la relación entre lactancia materna y caries y, sin
embargo, la lactancia materna tiene demostrados beneficios sobre la salud, incluida la
salud bucodental. Por ello:
Los esfuerzos deberían ir encaminados a hacer énfasis en la higiene dental desde una
fase temprana de la infancia, asesorar a los padres para reducir la frecuencia del
consumo de azúcares por el niño, aconsejarles que eviten dar besos en la boca del
niño, soplar o probar la comida antes de dársela al bebé, especialmente si tienen
caries activas.
Debemos transmitir de forma contundente TODOS los beneficios que tiene la lactancia
materna en general y especialmente en la salud bucodental.
Afirmar que la lactancia materna prolongada produce caries, sin una base científica
concluyente, desprestigia los beneficios de la lactancia, culpabiliza a las madres que
eligen seguir amamantando más allá de los dos años y disuade a otras de continuar
haciéndolo, mal asesoradas por los propios profesionales o presionadas por una razón
que carece de justificación, dejando así de disfrutar de todos los beneficios que tiene
la lactancia prolongada.
BIBLIOGRAFIA