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El Protocolo Wahls

Dra. Terry Wahls


El Protocolo de Wahls

NOTA AL LECTOR

Muchos de los Guerreros Wahls que generosamente contribuyeron con sus historias
y están mencionados en este libro han incluido sus verdaderos nombres y ubicaciones, pero
algunos prefieren mantenerse anónimos, así que algunos nombres y ubicaciones han sido
cambiados para proteger la privacidad de aquellos que lo desean.

La composición nutricional de las recetas y menús fueron calculados con Nutrition


Data System for Research (NDSR) Database 2012 © Regentes de la Universidad de
Minnesota, en www.ncc.umn.edu/products/ndsr.html. Los totales de los nutrientes incluyen
todos los ingredientes excepto aquellos enumerados como opcionales. Cuando una
selección de ingredientes es presentada, la composición nutritiva para el primer ítem fue
usada en los cálculos. Un esfuerzo razonable fue realizado para comprobar la exactitud de
la información; de cualquier manera, variaciones en comidas naturales y manufacturadas,
así como desviaciones de la receta establecida o los ingredientes del menú, cantidades y
métodos de preparación tendrán impacto en la composición nutritiva. Todos los valores
nutricionales deberán ser considerados aproximados. Las conclusiones sobre la adecuación
de las dietas se basan en los ejemplos de menús mostrados y las recomendaciones
nutricionales actuales para mujeres de mi grupo de edad (51 a 70 años), que tienen mayores
requerimientos de calcio que mujeres premenopáusicas u hombres menores de 71 años.
Nótese que las recomendaciones nutricionales son relativamente similares entre los grupos
de edades. Siempre consulte a su proveedor de atención médica para discutir su dieta
personal y necesidades nutricionales para tener estos conceptos adaptados y personalizados
a sus circunstancias.

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El Protocolo de Wahls

INTRODUCCIÓN

Solía correr maratones y escalar montañas en Nepal. He competido varias veces en


el maratón de esquí de fondo Birkebeiner estadounidense de 54 kilómetros (una vez que
estando embarazada), gané el cinturón negro en tae kwon do, y gané una medalla de bronce
en el combate de contacto femenino libre en las pruebas para los Juegos Panamericanos
1978 en Washington, DC. Solía sentirme invencible.

Entonces desarrollé esclerosis múltiple. Después de décadas de síntomas


preocupantes que traté ignorar, finalmente me diagnosticaron en el año 2000. Para
entonces, la enfermedad ya tenía un buen pie en mi sistema nervioso central. Mi declive
progresó rápidamente. A los dos años de mi diagnóstico, ya no podía jugar al fútbol con
mis hijos en el patio trasero. Para el otoño de 2003, caminar de habitación en habitación
para mis rondas en el hospital me agotaba, y para el verano de 2004, mis músculos de la
espalda y del estómago se habían debilitado tanto que necesitaba una silla de ruedas
inclinable/reclinable. Después de tres años del diagnóstico inicial, mi enfermedad había
pasado de la Esclerosis Múltiple Remitente-Recurrente a la Esclerosis Múltiple Secundaria
Progresiva. En esa fase, la discapacidad progresaba lentamente a pesar de la terapia cada
vez más agresiva. En el 2007, pasé la mayor parte de mi tiempo acostada en una silla de
gravedad cero. Tenía 52 años.

Todo aquél con Esclerosis Múltiple tiene una historia: años de pistas y síntomas
extraños que finalmente, en retrospectiva, cobran sentido. Está en la naturaleza de la
mayoría de las enfermedades neurológicas y autoinmunes que los síntomas se acumulen
lentamente, poco a poco, a lo largo de las décadas. Eso es lo que me pasó. Como médico,
me vi obligada a encontrar respuestas: un diagnóstico y una cura. Como paciente, me vi
obligada a salvar mi propia vida.

Como la mayoría de los médicos, siempre estuve enfocada en diagnosticar


rápidamente a los pacientes, y luego utilizar drogas y procedimientos quirúrgicos para
tratarlos, esto fue, hasta que me convertí en paciente. La medicina convencional me estaba
fallando. Lo podía ver. Me dirigía hacia una vida postrada en la cama. Desde el comienzo
de la profesión, los médicos han utilizado la auto-experimentación, ya sea para demostrar
un punto científico o para tratar a sí mismos cuando los tratamientos convencionales eran
de valor limitado. En esa tradición, y ante esta enfermedad crónica y progresiva para la que
no había cura, empecé a experimentar conmigo misma. Lo que no esperaba eran los
impresionantes resultados que obtuve de mi auto-experimentación: no sólo arresté mi
enfermedad, sino que también logré una dramática restauración de mi salud y función. Lo
que aprendí cambió para siempre mi manera de ver la lucha de los mundos de la salud y la
enfermedad.

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Hace más de cien años, Thomas Edison dijo, “el doctor del futuro no hará medicina,
sino que interesará a sus pacientes en el cuidado del cuerpo humano, en una dieta adecuada,
en la causa y prevención de la enfermedad”. Esto se convirtió en mi nuevo rumbo, en mi
pasión y mi misión. Comprendí la salud de una manera totalmente nueva. Me convertí en
una nueva persona, tanto física como emocionalmente, tanto personal como
profesionalmente. También me he comprometido apasionadamente a ayudar a otras
personas a convertirse en gente nueva.

MI DIAGNÓSTICO

El estrés y la presión de la escuela de medicina puede haber sido lo que


desencadenó mis primeros síntomas en 1980, años antes de que tuviera alguna idea de lo
que eran. Eventualmente los llamaría “zingers” – puñaladas intensas de dolor facial.
Duraban sólo un momento y venían aleatoriamente, a veces en oleadas, los episodios se
iban construyendo a lo largo de una semana o dos y luego se desvanecían en gradualmente
en varias semanas más. Era más probable que ocurrieran durante mis más ocupadas e
intensas rotaciones en el hospital, con turnos de treinta y seis horas en las que se permitía
poco sueño. Con los años se volvieron cada vez peores, un dolor eléctrico que se sentía
como un gancho de ganado de 10.000 voltios que me pegaba en la cara.

En ese momento, pensé que los episodios de dolores de cara eran un agravante, nada
más. Pensé que era un problema aislado e inexplicable, de esos misterios médicos que en
realidad no requieren solución. Incluso como médico, no pensé mucho en ello. Estaba
demasiado ocupada con mis propios pacientes para dedicar demasiado pensamiento de
diagnóstico médico a mí misma. Ciertamente, nunca sospeché de un problema autoinmune.

Este fue mi primer síntoma, pero probablemente no fue el momento en que la


esclerosis múltiple comenzó su marcha incesante a través de mi sistema nervioso central.
Por al menos una década antes de ese momento, mi cerebro y médula espinal habían estado
bajo el cerco de un fuego amistoso– mi propio sistema inmune atacaba la mielina que
aislaba mis nervios. No pude sentirlo al principio. No pude sentirlo por años. Sin embargo,
estaba sucediendo.

Con los años me convertí en madre, primero de mi hijo, Zach, y luego de mi hija,
Zebby. Los rigores de la maternidad y el trabajo a tiempo completo me distrajeron, pero mi
reloj de la Esclerosis Múltiple estaba pasando. Este fue un reloj que no oí, aunque las
alarmas de oscurecimiento visual y los zingers estaban sonando. Esperaba ser una mujer
activa, aventurera, por al menos cuarenta años más. Me imaginaba escalando montañas con
mis hijos, incluso como una abuela de pelo blanco. Nunca pensé que mis síntomas
inexplicables tendrían algo que ver con algo tan básico como mi movilidad o tan crucial
como mi pensamiento.

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Una noche en una cena, estaba hablando con una neuróloga y mencioné que yo
percibía el color azul algo diferente en mis ojos derecho e izquierdo. Los azules eran un
poco más brillantes cuando usaba mi ojo derecho que cuando usaba el izquierdo. Pareció
interesada.

“Tendrás esclerosis múltiple algún día”, dijo. Era la primera vez que alguien decía
esas palabras. MI padre murió a la mañana siguiente, y así sus palabras fueron olvidadas en
el caos de la pena. Años más tarde, recordé esos comentarios.

El día que mi esposa, Jackie, notó que parecía estar caminando extrañamente, no le
creí. Ni siquiera lo noté hasta que insistió en ir a una caminata de tres millas a la lechería
local por helado. Cuando volvimos, estaba arrastrando mi pie izquierdo como un saco de
arena. No podía levantar los dedos de los pies. Estaba exhausta, con náuseas, y con miedo.
Programé una cita con mi médico.

Muchas personas que son finalmente diagnosticadas con esclerosis múltiple pasan
por una experiencia similar. Los síntomas se desarrollan lentamente durante años, y el
diagnóstico puede tardar años adicionales una vez que los problemas físicos se manifiestan
y se vuelven obvios.

Pasé las siguientes semanas pasando por prueba tras prueba, temiendo cada
resultado. Algunas pruebas incluían luces intermitentes y zumbadoras. Otras implicaban
más electricidad y dolor. Hubo muchos exámenes de sangre. Decía poco y temía mucho.
Todos resultaron negativos, pero había claramente algo malo conmigo.

Finalmente, llegó la última prueba: una punción lumbar. Si había proteínas de banda
ogliclonal (un indicador de cantidades excesivas de anticuerpos) presentes en el líquido
cefalorraquídeo, entonces el diagnóstico sería esclerosis múltiple. Pero si esta prueba
también era negativa, entonces probablemente tendría lo que ellos llaman “degeneración
idiopática de la médula espinal” (lo que significa que no conocen la causa). En la larga lista
de posibles enfermedades que había enfrentado, esto parecía la mejor opción. Tenía
esperanza.

Cuando me levanté a la mañana siguiente, sabía que los resultados deberían estar en
mi expediente. Podía entrar en el expediente médico de la clínica desde mi computadora en
casa a través del acceso remoto. Fui a mi expediente médico en la pantalla y entré en la
sección del laboratorio. Positivo. Me puse de pie. Caminé de un lado a otro. Dos horas
después, entré en el sistema y volví a comprobarlo. Cinco veces busqué mis resultados,
esperando que de alguna manera cambiaran. Nunca lo hicieron.

Era oficial: tenía esclerosis múltiple.

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MI DECLIVE

En el verano del 2000, me mudé con Jackie y mis hijos de Marshfield, Wisconsin, a
Iowa para aceptar una cita conjunta en asistente de profesor en la Universidad de Iowa y
jefe de atención primaria en el Hospital VA. Recientemente me habían diagnosticado con
esclerosis múltiple. Estaba tomando Copaxone, que mi médico había recetado para la EM,
y confiaba totalmente en mis médicos para tomar decisiones sobre el tratamiento. Yo había
sido entrenada como médico y condicionada a creer que los médicos saben lo mejor.
Además, ¿qué sabía yo sobre esclerosis múltiple? No era mi área. Estaba viendo a las
mejores personas y obteniendo los mejores tratamientos disponibles, así que asumí que
estaba haciendo todo lo que podía hacer.

Estaba decidida a no dejar que mi diagnóstico influyera en mi nuevo trabajo. Yo


estaba en una posición de liderazgo con un montón de desafíos, y me encantaba. Disfrutaba
de enseñar, y los niños estaban prosperando en su nuevo hogar. Creía que estaba muy bien,
y también lo hacían mis médicos. Incluso comencé a imaginarme que podría nunca
empeorar. Soñé que ni siquiera tendría que confesar a mis hijos que tenía esclerosis
múltiple.

Entonces mi brazo y mano derecha se debilitaron. Mis médicos me dieron esteroides


para suprimir mis células inmunes, y mi fuerza regresó lentamente, pero fue el comienzo de
un lento y constante declive. Podía verlo, Jackie podía verlo, y también los niños, quienes
desde entonces admitieron que a veces era vergonzoso tenerme alrededor porque cada vez
me volvía menos móvil. A veces querían que yo no estuviera en sus actividades y eso me
hacía sentir culpable por querer estar allí. Fue una tensión para toda la familia, y me sentía
responsable. Todo era culpa mía. Se suponía que debía ser la proveedora, y poco a poco iba
perdiendo mi capacidad para manejar mi propio cuerpo. Habían pasado sólo dos años desde
mi diagnóstico inicial.

Entonces sucedió algo que cambió mi vida. En 2002, mi neuróloga de la Clínica de


Cleveland observó que poco a poco me estaba poniendo peor y me sugirió que consultara el
sitio web de Ashton Embry de caridad de EM, Directo-MS, en www.direct-ms.org. El Dr.
Embry es un geólogo con un Ph.D. cuyo hijo tiene EM. El hijo del Dr. Embry mejoró
dramáticamente mediante un cambio en su dieta, por lo que el Dr. Embry se convirtió en un
defensor activo y vocal de la relación entre la dieta y la esclerosis múltiple. Ésta fue la
primera vez que oí tal idea, o al menos la primera vez que presté atención. A pesar de que
sonaba un poco como “cuidado alternativo” para mí – y, siendo un médico convencional,
no puse mucho énfasis en lo que veía como las prácticas médicas marginales – esto fue una
sugerencia de mi neuróloga, así que la tomé en serio. Decidí comprobarlo.

El sitio web del Dr. Embry estaba lleno de referencias científicas, las cuales empecé
a leer una por una. Los artículos eran de revistas revisadas por pares, escritas por científicos

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de escuelas de medicina muy respetadas. Esto no era “ciencia blanda”. Esto no era
“marginal”. Esta era una investigación legítima. Era ciencia difícil, también. Mucho de eso
fue en campos fuera de mi experiencia, o se basó en conceptos básicos de la ciencia que no
habían sido parte de mi formación médica. Tuve problemas para absorber todo, y la niebla
cerebral relacionada con la EM no ayudaba. Había tanta información nueva, ¿cómo no
sabía nada de esto? Después de mucha lectura intensiva, determiné que el Dr. Embry no era
un charlatán y que tal vez estaba en algo. ¿Qué pasa si la dieta podría tener un impacto
importante en la EM? Después de años de dejar mi salud en manos de los médicos mientras
seguía declinando, esta idea me fascinó. Podía controlar lo que comía. Parecía demasiado
fácil y demasiado bueno para ser verdad. Tenía que saber más.

El sitio web del Dr. Embry fue el primer lugar en que escuché acerca del Dr. Loren
Cordain. El Dr. Cordain vinculó los cambios en la dieta humana al desarrollo de
enfermedades crónicas en la sociedad occidental. Había publicado un gran número de
artículos y también había publicado recientemente un libro para el público llamado La
Dieta Paleolítica: Pierda Peso y Gane Salud con la Dieta Ancestral que la Naturaleza
Diseñó para Usted, que era mucho más fácil de leer que los documentos científicos
técnicos. Comencé a absorber información más rápidamente: mimetismo molecular,
intestino con fugas, lectinas, modulación inmunológica (voy a hablar de todas estas cosas
más adelante en este libro). Empecé a ver hacia dónde iban el Dr. Embry y el Dr. Cordain
con sus teorías. Comencé a considerar que lo que comemos tiene un influjo importante, en
lugar de uno menor, sobre cómo funcionan nuestros cuerpos.

Estaba particularmente interesada en la idea de que los carbohidratos y los azúcares


excesivos en nuestra dieta moderna conduzcan al exceso de insulina y a la inflamación. La
evidencia de que la dieta humana original podría mejorar mi EM fue convinvente, pero el
paso a este tipo de dieta sería un gran cambio para mí. Yo era vegetariana desde mis días en
la Universidad y me encantaban mis frijoles y el arroz. Me encantaba hacer pan. ¿Podría
realmente cortar los granos, lácteos, legumbres, los alimentos básicos de mi dieta actual?

Pero yo quería detener mi enfermedad más que cualquier otra cosa. Quería seguir
caminando, trabajando y jugando con mis hijos. Decidí intentarlo. La carne regresó a mi
menú, y yo renuncié a los alimentos ahora prohibidos que tanto amaba. Al principio, el olor
a carne me resultaba nauseabundo. Empecé lentamente, a añadir carne en la sopa en
pequeñas cantidades. Con el tiempo, se hizo más fácil.

Estaba esperanzada sobre este cambio, pero a pesar de cambiar a la Dieta Paleo, mi
declinación continuó. No podía jugar al fútbol en el patio trasero con mis hijos sin fallar.
No pude hacer largas caminatas con los Cub Scouts y Girl Scouts. Incluso se hizo más
difícil tomar caminatas cortas con Jackie. La fatiga se convirtió cada vez más en un
problema. Yo estaba decepcionada, a veces desanimada, y lágrimas llegaban en tiempos
incómodos. Pero estaba decidida. Algunos comentarios en el sitio web de Embry decían

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El Protocolo de Wahls

que la recuperación les tomó cinco años. Me di cuenta de que no podía esperar un milagro
de la noche a la mañana, así que continué con los cambios. Aunque el progreso fuera lento,
todavía era algo que podía hacer por mí misma, y eso venía con su propio sentido de
empoderamiento.

Mientras tanto, reorganicé mi horario para evitar caminar. Mi médico me dijo que
era hora de conseguir un scooter, y luego cambió de opinión y sugirió una silla de ruedas
inclinable/reclinable debido a la fatiga que empeoraba. También sugirió que intente tomar
mitoxantrona, una forma de quimioterapia. Cuando eso no ayudó, cambié a un nuevo y
potente medicamento inmunosupresor llamado Tysabri; pero antes de mi tercera inyección,
Tysabry fue sacado del mercado porque personas estaban muriendo por la activación de un
virus latente en sus cerebros. Después de esto, mi médico sugirió que tomara CellCept, un
medicamento para trasplante, que suprimiría mis células inmunes. A menudo tenía úlceras
en la boca después de eso. Mi piel estaba grisácea. Empezaba todos los días cansada, y la
desesperación me roía cada noche mientras me acostaba en la cama. Jackie, Zach y Zebby
fueron mis salvavidas. Jackie me abrazaba y me decía que saldríamos adelante juntos. A
menudo discutimos sobre nuestros hijos y cómo estaban absorbiendo la manera en que nos
ocupamos de lo que estaba sucediendo. Por su bien, no quería dejar que mi desaliento y
fatiga se notaran.

Aunque me había resistido a conseguir la silla de ruedas inclinable/reclinable, en


realidad se sintió liberador cuando la tuve. Era capaz de salir y pasear (o mejor dicho,
rodar) con mi familia y caminar por el parque del condado o el barrio. Hizo mi vida más
fácil. Sin embargo, debilitó mis músculos de la espalda, y mientras más esos músculos se
atrofian, más tiempo pasaba en la cama. No hablaba mucho de eso, pero pensé que era
probable que acabara postrada en la cama. Sentarme en mi escritorio en el trabajo era
agotador. Entonces encontré una silla de gravedad cero, diseñada como las sillas de la
NASA usadas durante los vuelos espaciales. Cuando estaba totalmente reclinada, mis
rodillas estaban más altas que mi nariz y la gravedad me sostenía en la silla. Tenía una para
mi oficina y otra para mi casa. Eso ayudó mucho con la fatiga, pero no era así como quería
vivir mi vida. Simplemente no podía aceptar que este era mi futuro.

TOMANDO MI VIDA DE VUELTA

Empezar a usar esa silla de ruedas provocó algo. Me di cuenta de que la medicina
convencional probablemente no pararía lo que me estaba pasando. Todavía esperaba que la
Dieta Paleo hiciera la diferencia, pero hasta ahora no había visto un gran cambio. Decidí
volver a leer la literatura médica. Quería saber si había algo más, alguna otra avenida, algo
que los médicos habían pasado por alto. Había llegado a aceptar que la recuperación no era
posible, pero tal vez podría ralentizar las cosas. Estaba cansada de ceder mi poder a los
médicos y no ver resultados. Necesitaba estar más adelante pensando. Me prometí

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investigar y estudiar hasta agotar todas las vías, por si acaso había alguna otra respuesta
para mí por ahí, algo que retrasara un poco más la inevitable vida en la cama.

Al principio, empecé a leer todo acerca de los últimos ensayos clínicos de drogas,
pero luego me di cuenta de que sería incapaz de obtener todos los medicamentos
implicados. Este tipo de conocimiento sería sólo teórico. Así que empecé a pensar fuera de
la caja. Sabía cómo funcionaba la ciencia - sabía que los estudios en ratones y ratas son
siempre la fuente de los tratamientos del mañana, pero que suelen pasar años, a menudo
décadas, antes de que cualquier cosa se convierta en asunto para un ensayo clínico, y
mucho menos un estándar de atención médica. Esta era la vanguardia, así que empecé a
mirar allí. Quería saber dónde estaban pensando las mentes más brillantes y cómo
imaginaban el futuro de enfermedades como la mía.

Cada noche pasaría unos minutos buscando en www.pubmed.gov artículos sobre el


modelo de ratón para la EM. Yo sabía que los cerebros afligidos con EM se encogen con el
tiempo, así que también comencé a leer sobre los modelos animales de otras condiciones
con encogimiento de cerebros. Investigué la enfermedad de Parkinson, la demencia de
Alzheimer, la enfermedad de Lou Gehrig (esclerosis lateral amiotrófica o ALS) y la
enfermedad de Huntington. Descubrí que, en las cuatro condiciones, las mitocondrias–
pequeñas subunidades dentro de las células que controlan el suministro de energía para esa
célula– dejan de funcionar bien y provocan la muerte prematura de las células cerebrales, lo
que provoca una contracción del cerebro. Más búsqueda me llevó a artículos en los que los
cerebros de ratón y sus mitocondrias habían sido protegidos con vitaminas y suplementos
como la coenzima Q, carnitina y creatina.

No tenía nada que perder, así que decidí tomar acción. Traduje las dosis de tamaño
de ratón en las de tamaño humano, luego hice una cita con mi médico de atención primaria.
Miró por encima de mi lista y decidió que los suplementos eran seguros. Revisó en mi lista
de medicamentos, uno por uno, para verificar la posible interacción adversa con mi lista de
medicamentos. No había ninguno. Estaba emocionada por comenzar mi nueva y
experimental rutina de vitaminas y suplementos. Comencé a tomarlos y me decepcioné
cuando no pasó nada. Después de un par de meses dejé de tomarlos, y unos días más tarde
no pude salir de la cama. Cuando volví a los suplementos, podía levantarme de nuevo.
¡Estaban ayudando después de todo!

Era un rayo de esperanza. Obviamente, pensé que mi cuerpo estaba recibiendo algo
de esos suplementos que no estaba recibiendo sin ellos, algo que necesitaba.

DESCUBRIENDO E-STIM

Más tarde, descubrí la terapia eléctrica. Tuve la idea revisando un protocolo de


investigación que usaba la estimulación eléctrica de los músculos para tratar a las personas
que se habían paralizado debido a una lesión aguda en la columna vertebral. El propósito de

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El Protocolo de Wahls

esta terapia, conocida como E-Stim, fue mantener la salud ósea y la calidad de vida de estos
pacientes. Revisar ese protocolo de investigación me hizo preguntarme si la estimulación
eléctrica podría ralentizar mi discapacidad. Hablé con un fisioterapeuta que usó esta
tecnología, y me advirtió que era doloroso y agotador para los atletas que lo hicieron. No
estaba seguro si me ayudaría, pero estaba dispuesto a darme una sesión de prueba.

Durante mi primera sesión, el terapeuta me hizo acostarme sobre mi vientre y aplicó


los electrodos a mis músculos de la espalda paraspinosa izquierda. Levanté mi pierna de la
mesa y la sostuve allí mientras pasaba la corriente eléctrica. Se sentía como tener bichos
corriendo a través de mi piel. Seguía subiendo la corriente. Los bichos corrieron más
rápido. Se volvió más y más eléctrico, y luego doloroso. Después de un minuto mi
terapeuta me preguntó si podía encender la corriente de nuevo. Este es el procedimiento
típico porque el cerebro libera endorfinas y factores de crecimiento nervioso que hacen que
del e-stim más cómodo, por lo que después de unos minutos los pacientes suelen tolerar una
mayor dosis de electricidad. Cuando terminó, lo hicimos con mis músculos de los
cuádriceps en mi pierna izquierda, donde sufría una debilidad particular. Después de que
terminó, había completado treinta minutos de "ejercicio" que fue mucho más riguroso que
lo que había sido capaz de hacer en años. Comencé un régimen regular de terapia de e-stim.

DESCUBRIENDO LA MEDICINA FUNCIONAL

Cada noche, después de que todos estaban durmiendo, busqué más información que
podría ayudarme. Una noche me topé con la página web del Instituto de Medicina
Funcional y me sentí inmediatamente intrigada. Su objetivo era proporcionar a los médicos
como yo una mejor manera de cuidar a las personas con enfermedades crónicas complejas,
observando cómo la interacción entre la genética, la dieta, el equilibrio hormonal, la
exposición a las toxinas, las infecciones y los factores psicológicos contribuyen al
desarrollo de la enfermedad, la mejora de la salud y la vitalidad.

Esto era exactamente lo que había estado buscando desde que había quedado en silla
de ruedas. El instituto tenía libros de texto, conferencias y cursos de educación continua
para médicos y otros profesionales de la salud. Un curso capturó mi atención
inmediatamente: Neuroprotección: un enfoque de medicina funcional para los síndromes
neurológicos comunes y poco comunes. Lo ordené y comencé a estudiar, noche tras noche.
Aunque fue difícil al principio, ese curso de medicina funcional me enseñó que podía
mejorar la condición de mis mitocondrias y de mis células cerebrales. Me dio una forma
completamente nueva de pensar sobre la salud del cerebro y cómo se relaciona con la salud
del cuerpo entero. Aunque no era la forma en que fui entrenada, tenía sentido para mí. Todo
era lógico y científicamente apoyado, por lo que resonó conmigo como médico, pero
también encaja en el contexto de mi experiencia como un paciente con EM.

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El Protocolo de Wahls

También comprendí que era probable que tuviera una vulnerabilidad genética, o
varias, que habían aumentado la probabilidad de desarrollar una esclerosis múltiple.
Finalmente tuve una comprensión mucho más profunda de la importancia para el cerebro
de los intestinos con fugas, alergias alimentarias, toxinas, mitocondrias que no estaban
proporcionando suficiente energía para la célula, problemas neurotransmisores y el impacto
de tener enzimas ineficientes para el metabolismo de las vitaminas B y del azufre.
Basándome en lo que ahora sabía, tenía una lista mucho más larga de vitaminas, minerales,
aminoácidos, antioxidantes y ácidos grasos esenciales que entendí que eran útiles para las
mitocondrias y las células cerebrales. Realmente entendí por qué mi cerebro estaba en
llamas, bajo el ataque de mis células inmunitarias, y también tenía algunas ideas acerca de
lo que podía hacer para enfriar los fuegos de inflamación que estaban estallando allí. Mi
cosmovisión estaba cambiando. Inmediatamente comencé a planificar e implementar
cambios en mi estilo de vida que iban mucho más allá de lo que había estado haciendo
antes. Las semillas para el Protocolo de Wahls, aunque todavía no nombrado, fueron
sembradas.

Pero, ¿cómo lo haría? Tenía una larga lista de nutrientes, pero ¿realmente iba a
tomar enormes puñados de pastillas todos los días? ¿Y eso funcionaría? La dieta de Paleo
sugería que el alimento era la mejor fuente, pero muchos conceptos de la medicina
funcional confiaron en suplementos. Nuestros antepasados paleolíticos no tomaron
suplementos, obviamente. La dieta Paleo me había enseñado a eliminar ciertos alimentos,
pero no necesariamente me decía cómo obtener los nutrientes precisos que ahora sabía que
necesitaba. La medicina funcional me ayudó a determinar qué nutrientes necesitaba con su
lista de vitaminas y suplementos recomendados, pero no necesariamente me decía cómo
obtenerlos.

Si pudiera obtener los mismos nutrientes que estaba tomando en forma de píldora de
la comida que estaba comiendo, razoné, esos nutrientes podrían ser más eficaces que las
versiones sintéticas de los nutrientes que estaba tomando. Además, también podría recoger
muchos compuestos adicionales -tal vez miles de compuestos- que aún no habían sido
nombrados, que contribuyeran sinérgicamente a la efectividad de una vitamina o
suplemento particular porque existían junto con los nutrientes en el envase original. (La
mayoría de las vitaminas en la naturaleza son en realidad una familia de compuestos
relacionados que están biológicamente activos en nuestras células.) Me di cuenta de que
necesitaba un plan de alimentación diseñado específicamente para maximizar mi función
mitocondrial y cerebral - un plan de alimentación que iba más allá de cualquier cosa que yo
haya encontrado. Incorporaría principios paleo, conceptos de medicina funcional y mi
propia investigación. Tal vez eso pondría en marcha los cambios en mi cuerpo que
desesperadamente quería ver y sentir.

Miré mi nueva lista de los nutrientes que la medicina funcional sugirió que
necesitaba para una mejor salud del cerebro y me pregunté: ¿qué alimentos contienen estos

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El Protocolo de Wahls

nutrientes? No tenía ni idea. Le mostré mi lista de nutrientes a mis amigos dietistas


registrados, pero tampoco sabían dónde encontrar esas cosas en el suministro de alimentos.
Luego fui a la biblioteca de ciencias de la salud. No pude encontrar ninguna respuesta allí,
y así que volví a Internet y comencé a buscar una vez más. Con más trabajo, finalmente
desarrollé una larga lista de nuevos alimentos para agregar a mi dieta que parecía marchar
nutricionalmente. Empecé a añadir estos a cada comida.

Fue entonces cuando las cosas empezaron a cambiar en mi cerebro y mi cuerpo.

GENERANDO LA PRUEBA

Estaba a punto de comenzar una nueva posición como médico de atención


primaria para la unidad de politraumatismo, tratando veteranos con lesiones en la cabeza.
Era un trabajo que no estaba segura de poder hacer, y Jackie y yo nos preguntamos si el
hospital me había asignado la posición para que afrontara el hecho de que ya no podía
trabajar. En su lugar, sorprendí a todos, incluso a mí misma. Después de sólo tres meses
practicando la nueva dieta, aumentando gradualmente mis ejercicios de e-stim, practicando
meditación diaria y un simple auto-masaje, pude caminar entre salas de exámenes usando
sólo una caña. Después de seis meses pude caminar por todo el hospital sin un bastón. Pero
no sólo mi cuerpo había cambiado. Experimenté y vi el mundo muy diferente. La vieja yo,
la médico convencional de medicina interna, había sido derribada como Pablo en el camino
a Damasco. La vieja yo, que había confiado en las drogas y los procedimientos para hacer
que mis pacientes mejoren, que había sido progresivamente más débil por mi enfermedad,
había sido substituida por alguien que entendió intelectual y físicamente que la enfermedad
comienza en el nivel celular, cuando las células sufren hambre de los bloques de
construcción que necesitan para llevar a cabo la química de la vida correctamente, y que la
raíz de la salud óptima comienza con quitar las cosas que dañan y confunden nuestras
células, mientras que se debe proporcionar el cuerpo con el entorno adecuado para
prosperar. Finalmente entendí lo que tenía que hacer para proporcionar a mis células todos
los elementos básicos de la vida que necesitaban para sanar. Lo estaba haciendo, y
funcionaba.

Esto alteró completamente el modo en que practicaba la medicina. Empecé a


enseñar a los residentes y pacientes en nuestras clínicas de atención primaria cómo cuidar
de sí mismos de una manera que acababa de descubrir como óptima, usando la dieta y los
comportamientos de salud para la diabetes, presión arterial alta, colesterol alto, trastornos
del estado de ánimo, y lesión cerebral traumática en vez de confiar en drogas. Los
residentes aprendieron que la dieta y el estilo de vida son tratamientos poderosos, a menudo
tan eficaces, si no más, que las drogas. Los pacientes en la clínica de lesión cerebral
traumática también estaban ansiosos por aprender qué cosas podían hacer para acelerar la
curación de sus cerebros. En un paciente tras otro, observé que los síntomas y la necesidad
de medicamentos disminuyeron a medida que la dieta y los estilos de vida mejoraron.

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Las muchas personas a las que ayudé, no obstante, las pruebas anecdóticas no eran
lo suficientemente buenas para mí. No había duda de que el establecimiento médico no
creería, y mucho menos endosaría, mi protocolo sin un ensayo clínico. Me sentí obligada a
aplicar el mismo rigor a mi propio trabajo que yo había requerido al investigar qué hacer
por mí misma. Necesitaba pruebas definitivas para determinar si esto ayudaría a otros.
Decidí comenzar el largo, complejo y costoso proceso de hacer un ensayo clínico para
demostrar que mi nuevo protocolo no sólo funcionaba para mí, sino que funcionaría para
cualquier persona con una afección similar. Eso significó diseñar un ensayo clínico,
redactar la beca, obtener financiación (en un mundo que financia menos del 2% de las
subvenciones) y obtener mi estudio aprobado por la Junta de Revisión Institucional (el
comité que supervisa la investigación en el VA y la universidad). En menos de dieciocho
meses, logré lo aparentemente imposible. El 6 de octubre de 2010, inscribimos a nuestro
primer paciente.

En el otoño de 2011, un grupo que organizaba una charla local de TEDx me pidió
que presentara una propuesta para hablar. Para aquellos que no están familiarizados con
TEDx, es una rama de TED, que significa Tecnología, Entretenimiento, Diseño. Este es un
conjunto de conferencias sin fines de lucro sobre una variedad de temas que se filman y
están disponibles para la visualización pública en Internet. TEDx es similar. Las
conferencias se organizan localmente pero también están disponibles para ver en línea
gratis, y los oradores no son pagados. Millones de personas ven las conversaciones TED y
TEDx, y muchos se han vuelto virales. Tendría dieciocho minutos para contar mi historia y
explicar cómo diseñé una dieta específicamente para mi mitocondria y mi cerebro. Acepté.

En mi charla de TEDx, expliqué los detalles de mi plan de nutrición intensiva, y


desafié a la gente a convertirse en embajadores de sus mitocondrias y comer por la salud. A
finales de noviembre, esa charla de TEDx, "Cuidando Tu Mitocondria", fue colocada en
Youtube. Se extendió a la comunidad de Paleo, la comunidad de EM y la comunidad de
medicina funcional. Después de un año, esa conferencia tuvo más de 1 millón de visitas.
Había tocado más vidas de las que la mayoría de los médicos o científicos tocarán en sus
vidas. Me sentía como si estuviera ayudando a cambiar el mundo para mejor, y eso era
estimulante, pero quería hacer aún más.

Mi misión nunca fue más clara. Necesitaba continuar haciendo la investigación para
poder llegar a mis colegas médicos y eventualmente cambiar el estándar de atención.
Necesitaba seguir enseñando al público porque creo que el público pronto estará muy por
delante de la comunidad médica cuando se trata de entender el poder de los alimentos para
reclamar y mantener la salud.

El siguiente paso fue este libro.

13
El Protocolo de Wahls

Mientras tanto, he ampliado el laboratorio, tenemos estudios adicionales en curso, y


nuestros resultados preliminares siguen siendo muy emocionantes. Hemos publicado
nuestro primer trabajo, Una Intervención Multimodal para Pacientes con Esclerosis
Múltiple Progresiva: Factibilidad y Efecto en la Fatiga, mostrando que el protocolo puede
ser implementado por otros de manera segura y conducir a una reducción clínica y
estadísticamente significativa de la fatiga. Más artículos están en camino, describiendo el
efecto sobre el estado de ánimo, el pensamiento, la capacidad de caminar, el estado
nutricional y los hallazgos de la RM.

Todavía tengo esclerosis múltiple, pero ahora también tengo mi vida de regreso.

TU HISTORIA

Se necesitarán muchos años y millones de dólares para hacer ensayos clínicos que
puedan demostrar que el Protocolo de Wahls es eficaz para la esclerosis múltiple y otras
enfermedades crónicas. Estoy ocupado escribiendo y presentando becas para llevar a cabo
esos estudios. Mientras tanto, te invito a leer mi libro, tomar mi historia a corazón, y hablar
con tu familia y tu médico sobre el protocolo. Porque aquí está lo más importante que
quiero que te des cuenta: tu médico no puede curar tu enfermedad autoinmune. Tu
medicamento sólo puede aliviar tus síntomas, a veces con efectos secundarios que te hacen
sentir peor. Pero este no es el final de la historia. El poder de la curación está dentro de ti.
Todo lo que necesitas hacer es dar a tu cuerpo lo que necesita y eliminar lo que lo
envenena. Puedes restaurar tu propia salud por lo que haces, no por las píldoras que tomas,
sino por cómo decides vivir. Cuando comes y vives de acuerdo con las necesidades de tus
células, tu cuerpo finalmente puede concentrarse en la curación, y es entonces cuando los
cambios dramáticos sucederán para ti.

El propósito de mis años de auto-experimentación fue determinar exactamente lo


que el cuerpo necesita para luchar contra la enfermedad autoinmune. El resultado es el
Protocolo de Wahls: una intervención sistemática y agresiva en la espiral descendente de tu
cuerpo. Es un remiendo de tu bioquímica rota que no viene de tu doctor o de tu
farmacéutico sino de ti, haciendo los cambios que están enteramente bajo tu control. Es una
restauración de la energía curativa de su cuerpo generada alterando lo que usted comes y
haces cada día. No tienes que esperar hasta que toda la prueba salga y sea examinada por la
comunidad médica. No tienes que esperar hasta que una "receta de alimentos" se convierta
en parte del estándar de cuidado en la oficina del médico convencional (que creo que algún
día ocurrirá, es el único curso racional). Puedes tener esta información en este momento. La
comida es la piedra angular de la salud. Nuestras opciones de alimentos pueden conducir a
enfermedades o crear salud y vitalidad.

A medida que implemente el Protocolo de Wahls, probablemente comenzará a notar


que su pensamiento es más claro, sus estados de ánimo son mejores y su energía está

14
El Protocolo de Wahls

regresando. Aquellos que se encuentren sobre su peso ideal encontrarán que su peso se
normaliza sin hambre. En mis clínicas, cuando la gente vuelve en tres meses, todos los que
han implementado completamente la dieta ha comenzado a notar estas cosas. Durante los
próximos tres años, normalmente veo a mis pacientes "jóvenes" - parecen cada vez más
jóvenes cada vez que los veo mientras sus células revitalizan y sus cuerpos se vuelven
sanos una vez más.

Si puedo levantarme de una silla de ruedas inclinada/reclinada cambiando la forma


en que vivo mi vida, considere cómo las personas que usted ama, su comunidad, su país y
el mundo se verían como si todo el mundo comenzara a comer y vivir para optimizar el
combustible de sus células. Podríamos restaurar la salud y la vitalidad en el mundo y
reducir drásticamente el costo de la atención de salud, ahorrando miles de millones de
dólares. ¿Qué elección harás? ¿Cómo elegirás vivir el resto de tu vida? ¿Con discapacidad?
¿O con vitalidad? Todo depende de ti.

15
El Protocolo de Wahls

Parte Uno

ANTES DE
COMENZAR

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El Protocolo de Wahls

Capítulo Uno

LA CIENCIA DE LA VIDA, LA
ENFERMEDAD, Y TÚ
Oyes al doctor decir esas palabras –esclerosis múltiple - y te preguntas si tu vida
será siempre igual. Tal vez no estás completamente seguro de lo que significa, pero has
visto a la gente en sillas de ruedas que no parecen recordar las cosas, que tienen dificultades
incluso con sus manos. O tal vez ya estás allí, tu movilidad disminuyendo o aparentemente
perdida. Tal vez piensas que está en una pendiente de descenso y no hay escalada de
respaldo. No en tu condición.

O tal vez tienes un tipo diferente de enfermedad autoinmune, como la artritis


reumatoide o lupus. Tal vez también estás cargando con obesidad o alergias severas,
intolerancias alimentarias o enfermedad celíaca, diabetes o una condición cardíaca. Todo lo
que realmente sabes es que los días de sentirte bien, sentirte como tú, parecen estar muy
lejos de ti. Tu cuerpo no funciona de la manera que debería, y tampoco tu cerebro.

Probablemente has visto a un médico, y tal vez tienes un diagnóstico. Los médicos
tratan los síntomas, pero no pueden curar enfermedades crónicas como esclerosis múltiple,
depresión, presión arterial alta, diabetes o incluso obesidad, para esa materia. Es posible
que te prescriban una lista de intervenciones farmacéuticas para aliviar los síntomas, pero
esto sólo puede exacerbar tu problema a largo plazo debido a los efectos secundarios de la
medicación y el empeoramiento del agotamiento de nutrientes que pueden acompañar el
uso de medicamentos a largo plazo. Los medicamentos para las enfermedades autoinmunes
no curan la enfermedad. Su único propósito es hacer que te sientas un poco mejor, lo que
podría funcionar, y posiblemente ralentizar la progresión, que también podría funcionar. O
no.

Tal vez estás perdiendo la esperanza. Quiero restaurar tu esperanza.

Este libro trata sobre la esperanza. Mi mensaje general no podría ser más sencillo:
no tienes que ser una víctima. La enfermedad o afección que tienes ya está ocurriendo, pero
hay muchas cosas significativas que puedes hacer para frenar, detener o incluso revertir los
síntomas. La medicación no puede quitarte la enfermedad autoinmune, pero tu cuerpo
puede curarse a sí mismo, si le das las herramientas.

La enfermedad no es una simple causa y efecto. Es una mezcla compleja de fuerzas,


tanto genéticas como ambientales. Afortunadamente para todos nosotros, el aspecto
ambiental es mucho más importante que el genético, y puedes comenzar a hacer algo sobre
tu ambiente hoy. El estilo de vida que elijas puede realmente reparar tu bioquímica rota y

17
El Protocolo de Wahls

restaurar tu vitalidad. Esta es una noticia grande, y grande para cualquier persona con una
enfermedad autoinmune o cualquier otra enfermedad crónica. Puedes cambiar tu vida. No
tu médico. No tu farmacéutico. No tu botella de píldoras. Tú. El poder está en tus manos.
Cuando la enfermedad crónica es el resultado de una deficiencia, las drogas no van a
resolver el problema. Como estoy segura de que te das cuenta, la esclerosis múltiple no es
una deficiencia de la última droga modificadora de la esclerosis múltiple como Copaxone,
así como la fatiga no es una deficiencia de medicamentos promotores de la vitalidad como
Provigil o incluso la cafeína, y la depresión no es una deficiencia de antidepresivos como
Prozac. No, estos problemas no son deficiencias de los medicamentos, sino que son
provocados por deficiencias en sus células que conducen a la ruptura bioquímica y
alteración de la señalización entre sus células. Cuando se mira a las enfermedades crónicas
de esta manera, es obvio que debes tratar las deficiencias celulares que causan
enfermedades para desarrollar en primer lugar en lugar de sólo tratar los síntomas, que es lo
que hacen la mayoría de los tratamientos farmacéuticos convencionales.

A menos que entiendas lo que tu cuerpo realmente necesita para funcionar y sanar,
no puede tomar decisiones sabias sobre lo que debes hacer para mantener tu cuerpo
andando. Es posible que decidas tomar el consejo de otra persona acerca de la dieta, un
consejo que puede ser motivado por querer ayudarte a perder peso o ganar fuerza. Incluso
podría basarse en preocupaciones políticas, ambientales, espirituales o éticas. A menos que
entiendas lo que tu cuerpo realmente necesita, no sabrás qué consejo tomar y qué consejo
dejar. No sabrás qué alimentos elegir. No sabrás qué dieta es la correcta para tu condición.
No sabrás cómo alimentar tus propias células para una salud óptima.

Te reto a dejar de creer todo lo que lees y todo lo que te dicen, y aprender algo
sobre biología y bioquímica para que puedas tomar tus propias decisiones. Al considerar la
nutrición en el nivel celular, tenemos un montón de estudios científicos para guiarnos.
Todavía no sabemos todo lo que hay que saber sobre la nutrición, pero sí sabemos mucho
sobre cómo facilitar muchas de las reparaciones bioquímicas que necesitamos. La ciencia
ya ha demostrado que cuando le das a tus células más de lo que necesitan, tus células se
desarrollan, incluso se curan. Si las privas de nutrientes esenciales, se deteriorarán. Es
posible que no mueran - al menos, no de inmediato - pero pronto comenzarán a vacilar en
su funcionalidad, y es exactamente donde empiezan los problemas.

Como médico y científico, así como paciente, baso las decisiones que hago para mi
propia salud y para la salud de los demás en la ciencia. Yo nunca le pediría a nadie que
simplemente "me crea". Quiero que entiendas por qué diseñé el Protocolo de Wahls como
lo hice. Si no entiendes por qué debes hacer los cambios dietéticos y de estilo de vida que
sugiero, puede que no estés dispuesto a atenerte a ellos. Los resultados que experimentarás
siguiendo el Protocolo de Wahls hablan por sí mismos, por supuesto, pero un paciente
informado y proactivo es un paciente con poder. Quiero potenciarte, así que antes de

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El Protocolo de Wahls

comenzar-antes de darte un poco de consejo sobre lo que debes o no deberías comer, beber
o hacer- echemos un vistazo a lo que realmente está pasando en tu cuerpo.

¿QUÉ CREA SALUD?

Estás hecho de células. Una célula es la unidad que forma un organismo vivo. Algunos
organismos consisten en una sola célula, como una ameba. Algunos, como los cuerpos humanos,
consisten en billones de células. Las células vienen en diferentes tamaños y formas, y todas hacen
cosas diferentes, pero son, esencialmente, los bloques de construcción que componen nuestros
cuerpos.

HABLAN LOS GUERREROS WAHLS


Mi primer episodio relacionado con esclerosis múltiple a la edad de 33
años involucró entumecimiento facial y vértigo, y durante los siguientes siete años,
experimenté una creciente fatiga e intolerancia al calor. He utilizado Copaxone
durante cinco años, pero lo dejé cuando me quedé sin espacio inyectable tolerable.
Durante los siguientes ocho años, experimenté una disminución en la energía, una
disminución masiva en la tolerancia al calor, y un aumento en la neblina cerebral
y fatiga, tanto que trabajar dos días a la semana fue todo lo que pude reunir.

Encontré la dieta de Wahls completamente por accidente, a través de la


charla de TEDx en línea. Empecé la dieta en julio de 2012 y llamé a mi hijo
después de dos semanas para decirle que me sentía como si tuviera nuevos
anteojos, todo era más nítido y más claro de lo que había sido en años. ¡He tenido
tal mejora en mi claridad mental y fatiga que siento que debo pellizcarme!
Realmente todavía me deja en estado de shock el tener energía de nuevo y no
necesitar una siesta todos los días. La calidad de mi sueño ha mejorado y cuando
duermo la siesta, es por 10 minutos. Cuando me despierto, estoy tan enérgica
como por la mañana. ¡Puedes ver por qué creo que es milagroso!

-Jan W., Steamboat Springs, Colorado

Las células, sin embargo, no funcionan bajo cualquier condición. Ellas necesitan
ciertos nutrientes con el fin de hacer el trabajo de mantenerte vivo y saludable. Sin esos
nutrientes, las células comienzan a funcionar mal, incluso mueren. ¿De dónde vienen esos
nutrientes? Vienen de la comida que comes - de ninguna otra parte. Si no estás
proporcionando los nutrientes adecuados y el entorno necesario para tus células, entonces
no funcionarán tan bien como podrían, y un mal funcionamiento en el nivel celular podría
eventualmente afectar cualquier aspecto de tu salud. Tu genética puede determinar lo que
va mal, pero cuando las células no están recibiendo lo que necesitan, el cuerpo no funciona
bien, y algo (normalmente muchos “algo”) va a salir mal en alguna parte.

19
El Protocolo de Wahls

La gente se pregunta a menudo si la salud es sobre todo una cuestión de genética.


¿Tus células funcionan bien o mal dependiendo de tu ADN? Si todo depende de tus genes,
entonces lo que comes y cómo vives no importa mucho. Sin embargo, sabemos que este no
es el caso.

Viviendo en Iowa, escuchamos mucho sobre maíz y vemos mucho maíz, por lo que
utilizo esto como un ejemplo que refleja mis raíces del Medio Oeste, un ejemplo de lo
importante que es el combustible para tus mitocondrias y, por extensión, tus células, tus
órganos, y todo tu cuerpo, incluyendo tu cerebro. Arrojas un paquete de semillas de maíz en
el rico suelo negro de Iowa y arrojas otro puñado sobre un montón de basura tóxico
cubierto con una capa delgada de suciedad, las semillas crecerán en plantas muy diferentes.
Las semillas plantadas en el rico suelo de Iowa serán altas, robustas y exuberantes, con
espigas sanas de maíz. Las semillas plantadas en el montón de basura, si brotan en absoluto,
serán esponjosas, pálidas y probablemente incapaces de producir mucho maíz porque no
había suficientes nutrientes para nutrir la planta. El mismo ADN, resultado completamente
diferente.

Tus células, y tú, son como ese maíz. Si tus células no obtienen los nutrientes que
requieren para funcionar correctamente y no están protegidos de toxinas dañinas, se
marchitan. Tu mitocondria no producirá suficiente energía (hablaré más sobre las
mitocondrias en un momento), o no producirá energía eficientemente, y eso puede
desencadenar una cascada de reacciones bioquímicas disfuncionales y finalmente puede
iniciar un proceso de enfermedad crónica. (Voy a hablar más acerca de cómo las toxinas
sabotean tu química en el capítulo 8, "Reducir la carga tóxica".)

No me malinterpretes: la genética juega un papel. Nuestras células se basan en


enzimas para facilitar la química de la vida, y cómo se hacen esas enzimas se determina por
nuestros genes, es decir, nuestro ADN. Sabemos que hay cientos de diferentes genes, tal
vez más, y que cada uno podría aumentar ligeramente la posibilidad de que alguien vaya a
desarrollar esclerosis múltiple. Esto podría afectar a una serie de factores relevantes: si
alguna enzima no funciona muy bien, si algún proceso interfiere con el control de la
inflamación, si las toxinas se administran lo suficiente o si los nutrientes son totalmente
absorbidos, la eficacia de sus hormonas e incluso la eficacia de su producción de
neurotransmisores.

Muy pocas condiciones, sin embargo, son causadas únicamente por una sola
mutación en nuestro ADN. La gran mayoría son causados por la interacción de múltiples
genes, a veces hasta cincuenta o incluso cien, que cambian la eficiencia de nuestras enzimas
en respuesta a nuestros ambientes, incluyendo privación nutricional o exposición tóxica. El
medio ambiente determina en gran medida qué genes son silenciosos, o "apagados", y

20
El Protocolo de Wahls

cuáles son activos, o "encendidos". Por ejemplo, puedes ser propenso a desarrollar cáncer,
pero si tu cuerpo está totalmente alimentado y no está expuesto a toxinas excesivas, es
mucho menos probable que desarrolles cáncer, incluso con esa propensión. O si desarrollas
cáncer, tus glóbulos blancos pueden ser lo suficientemente fuertes como para matar las
células cancerosas tan pronto como se desarrollan y tú nunca experimentarás síntomas o
serás diagnosticado. O si tienes cáncer, tendrás una oportunidad mucho mejor de vencerlo.
A través de opciones de estilo de vida óptimo, puedes mantener los genes más perjudiciales
en la posición de “apagado" y los genes más promotores de la salud en la posición de
"encendido".

PALABRAS DE WAHLS
La epigenética es la ciencia de entender cómo el ambiente determina qué genes
son activos, o "encendidos", y qué genes son inactivos, o "apagados". En la
actualidad, cientos de millones de dólares se están invirtiendo en la
investigación epigenética porque se piensa que la epigenética sostiene las
respuestas a por qué desarrollamos enfermedades crónicas como el cáncer y
las enfermedades del envejecimiento. Mucha más información estará
disponible en este campo, pero ¿por qué esperar a que los científicos
desarrollen medicamentos nuevos y caros basados en la epigenética cuando se
pueda aprender a optimizar el medio ambiente para sus genes ahora mismo,
usando el Protocolo de Wahls?

La conclusión es que su ADN desempeñará un papel notablemente pequeño en si se


desarrollara o no una enfermedad en particular como la esclerosis múltiple, incluso si se
ejecuta en su familia. Es la epigenética la que determina qué genes se activan y eso
determina su riesgo. Los científicos creen que el medio ambiente determina del 70 al 95 por
ciento del riesgo de desarrollar problemas autoinmunes, obesidad, enfermedades del
corazón y problemas de salud mental. "Medio ambiente" significa lo que comes, lo que
bebes, lo que come, en lo que te bañas, cómo te mueves, e incluso cómo piensas e
interactúas con la gente. Lo que realmente importa es cómo tus genes interactúan con la
acumulación de sus opciones. Esto es lo que determinará si tienes buena salud o desarrollas
una enfermedad crónica. La clave es saber cómo cambiar las probabilidades hacia el logro
de la salud más óptima, dados los genes con los que naciste, haciendo que tu ambiente
interno - tu ambiente celular - sea lo más favorable posible.

21
El Protocolo de Wahls

PALABRAS DE WAHLS
El término científico para una mutación en una secuencia de ADN es un
polimorfismo de un solo nucleótido, o SNP por sus siglas en inglés. Sabemos
que las personas con SNPs (“snips”) específicos que afectan la producción de
enzimas para manejar las vitaminas B o azufre son más propensas a tener
enfermedades del corazón, enfermedades cerebrales, problemas de humor y/o
problemas autoinmunes. A menudo es posible, sin embargo, superar las
“enzimas problema” mediante el uso de un régimen nutricional específico una
vez que sabemos qué enzimas se afectan y qué vitaminas y qué formas de las
vitaminas o los alimentos pueden ayudar a la persona a pasar por alto un SNP
particular. Si una enfermedad o condición se produce en tu familia, eso es una
señal de que tú y sus familiares podrían tener un SNP en particular. Un médico
de medicina funcional puede hacer algunas predicciones sobre los SNP basado
en antecedentes familiares y pruebas genéticas, y puede recomendar un plan de
acción personalizado. (Para obtener más información, consulte el capítulo 12,
"Recuperación").

Todavía estamos aprendiendo cómo los factores del estilo de vida como las
infecciones previas, la dieta, los contaminantes ambientales, la cantidad y el tipo de
ejercicio, el estrés, los niveles de vitamina D, el equilibrio hormonal, incluso la actitud y el
enfoque de la vida pueden activar genes dañinos, interferir con nuestras fábricas
bioquímicas, y conducir a cambios nocivos en la absorción de nutrientes, la producción de
hormonas, la función del neurotransmisor, y más, pero sabemos que una propensión
genética nunca puede llegar a nada si el cuerpo se mantiene sano y plenamente alimentado.
La disfunción celular causada por la falta de nutrientes adecuado y/o la presencia de
toxinas, sin embargo -incluyendo las que el cuerpo genera durante tiempos de estrés
excesivo- puede ser todo lo que se necesita para voltear el interruptor genético.

En otras palabras, los genes no son tu destino. Tienes que decidir cómo vives, y eso
significa que tienes mucho control sobre qué genes se activarán. Incluso si ya tienes una
enfermedad crónica como la EM, no es demasiado tarde para intervenir. Corregir tu estilo
de vida ahora puede hacer algo más que detener la progresión de la enfermedad; en muchos
casos, incluso puede revertirlo. Las opciones más saludables pueden apagar esos genes
dañinos y activar los que promueven la salud.

ALIMENTANDO TUS CÉLULAS

Esto nos lleva de vuelta a la célula. El combustible celular proviene de los alimentos
que comes. Esta es una de las cosas más importantes que quiero que rescates de este libro:

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El Protocolo de Wahls

Lo que tus células utilizan para alimentar la química de la vida viene directamente de lo
que te alimentas a ti mismo. La comida que tú comes tiene todo que ver con lo bien que
funciona tu cuerpo, lo más probable es que sus susceptibilidades genéticas se activarán, y si
usted desarrolla o no una enfermedad crónica - así como lo bien que eres capaz de
recuperarte de las discapacidades que una enfermedad crónica te ha infligido.

Si usted pones azúcar en el tanque de gas de un automóvil, el coche no va a


funcionar correctamente. Si falta la mitad de las piezas en un "ensamblaje requerido", no va
a funcionar. Este no es un concepto nuevo, pero por alguna razón la gente tiende a no
aplicarlo a nuestras células. Tienen un concepto general de que "eres lo que comes" o que
ciertos alimentos son "saludables" o "poco saludables", pero en realidad, es más concreto
que eso. Tu dieta se correlaciona directamente con la capacidad de las células para
funcionar.

Lo diré otra vez: La nutrición celular es todo. Es la base misma de la salud. Todo se
reduce a la célula, porque cuando las células funcionan mal, finalmente los órganos
funcionan mal. Cuando los órganos funcionan mal, eventualmente tú funcionas mal. La
enfermedad que tienes hoy comenzó en tus células, y la susceptibilidad a esa enfermedad
podría tener un componente genético, si esos genes se encienden o apagan tiene todo que
ver con lo que estás dando a tus células y lo que no están dando ellas. Nunca es demasiado
tarde para cambiar tu disfunción celular, pero a menos que sepas cómo hacerlo, basándote
en lo que las células realmente requieren, sólo estás adivinando lo que debes o no debes
hacer.

Probablemente estás acostumbrado a escuchar acerca de darle a tu cuerpo lo que


necesita, pero creo que una pregunta mejor es: ¿Estás dando a tus mitocondrias lo que
necesitan? Aquí es donde todo comienza, con la salud celular. Si quieres ser saludable,
fuerte y afilado, tus células tienen que estar sanas y tus células no estarán saludables a
menos que las mitocondrias estén sanas. Así es como empiezas desde la raíz misma, el
principio mismo de la disfunción en tu cuerpo. Así es como das vuelta tu salud.

Las mitocondrias no son algo que normalmente leerías en un libro de dieta. Son más
un tema para un texto médico. La palabra no es tan pegadiza; no se desprende de la lengua.
Las mitocondrias no son sexys. Son los caballos de batalla celulares. Sin embargo, son
increíblemente importantes para tu vida y tu salud. Sin mitocondrias, una célula sería como
el chasis de un automóvil. Puede parecer una célula, pero sin un motor, no va a hacer
mucho. No te mantendrá corriendo.. Y, como cualquier motor, las mitocondrias necesitan
combustible. No sólo cualquier combustible - combustible de alta calidad.

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El Protocolo de Wahls

HABLAN LOS GUERREROS WAHLS


Mi diagnóstico con esclerosis múltiple fue una verdadera llamada de atención,
pero el Dr. Wahls ha creado una maravillosa hoja de ruta para enseñar la
importancia de la nutrición. ¡Mis mejoras han sido dramáticas! No sólo mi
resistencia física mejoró mucho, hasta cierto punto que no puedo exagerar,
sino que he experimentado una mejora drástica con mi equilibrio, fatiga,
claridad mental y dolor neuropático disminuido, y la lista sigue y sigue. Es
realmente increíble. No he utilizado mi bastón desde abril de 2011. Todavía
tengo problemas de MS. Todavía pierdo el equilibrio y caigo a veces. Todavía
tengo neuritis óptica a veces. ¡Todavía me fatigo, pero todo es 10.000 por
ciento mejor de lo que era! El Dr. Wahls ha demostrado cuan profundamente
los alimentos afectan nuestro cuerpo físico, nuestra enfermedad, y nuestra
perspectiva mental y claridad. La dieta de Wahls realmente demuestra el viejo
adagio "eres lo que comes".

-Pam J., Pecatonica, Illinois

Para entender completamente cómo funciona esto, quiero que entiendas


exactamente qué es una célula y, en particular, cómo una célula es alimentada por las
organelas en su interior llamada mitocondrias.

Quizás recuerdes tener que drenar una célula en una prueba de la biología de la
escuela secundaria, pero puedes no recordar lo que dibujaste. Generalmente, una célula
contiene un núcleo, que contiene ADN, o las instrucciones genéticas para el organismo. El
núcleo es el corazón de la célula, donde toda la información vive. Sin embargo, hay otras
cosas flotando en ese espacio celular, incluyendo los motores que alimentan la célula. Esos
motores se llaman mitocondrias.

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El Protocolo de Wahls

LA EVOLUCIÓN DE LA MITOCONDRIA
Hace unos 1.500 millones de años, cuando las únicas formas de vida en
la Tierra eran las bacterias, las pequeñas bacterias invadieron las bacterias más
grandes; Pero en vez de dañar a sus anfitriones, estas bacterias más pequeñas
los beneficiaron generando energía más eficientemente para el anfitrión.

El efecto de estas pequeñas bacterias invasoras fue abrir la puerta a la


especialización, de modo que las bacterias más grandes fueron capaces de
evolucionar en organismos aún más grandes, multicelulares, que
eventualmente se convirtieron en animales. Las bacterias más pequeñas
evolucionaron en mitocondrias. Curiosamente, un proceso similar parece haber
sucedido con las plantas: las cianobacterias engulleron las bacterias más
pequeñas que eran capaces de la fotosíntesis, que evolucionó en plantas que
tienen cloroplastos - organelas en los que se produce la fotosíntesis. Estos
potentes cloroplastos generadores de energía son una de las razones por las que
las verduras frescas de hoja verde son tan buenas para comer.

La mayoría de las células de su cuerpo contienen mitocondrias. Algunos contienen


muchas más mitocondrias que otros. Cuanta más energía necesita una célula en particular,
más mitocondrias necesita para producir esa energía. Por ejemplo, las células del cerebro, la
retina, el corazón y el hígado contienen mucho más mitocondrias que la mayoría de las
células de otras partes del cuerpo porque pensar, ver, bombear sangre y procesar toxinas
son actividades de alta energía.

Las células necesitan combustible para múltiples funciones: construcción, mantenimiento,


reparación y eliminación de desechos tóxicos. Las toxinas pueden provenir de
medicamentos, pesticidas, herbicidas y contaminación, así como de los subproductos del
funcionamiento básico de las células (cada motor tiene sus productos de desecho).
Demasiada toxicidad puede agobiar a las células y los órganos, pero afortunadamente, sus
mitocondrias versátiles y trabajadoras están ocupadas alimentando las células que procesan
toxinas solubles en grasa, convirtiéndolas en formas solubles en agua que pueden ser
eliminadas por sus igualmente trabajadores y riñones.

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