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Esta técnica mixta de consolidado, resultado de años de estudio y experiencia aprovecha la potencia
consolidante de las resinas expansivas combinándola con la alta capacidad de carga de los micropilotes
hincados a presión, obteniendo los siguientes resultados:
Por reacción química el producto inyectado expande rápidamente su propio volumen hasta 15-20 veces
pasando al mismo tiempo a su estado solido. La expansión de la resina comprime las capas de terreno
más débiles.
A medida que la resina va consolidando, el terreno irá encontrando una resistencia cada vez mayor, hasta
que podrá desarrollar su fuerza de empuje únicamente hacia arriba, provocando el levantamiento de la
estructura que se encuentra por encima. En ese momento tenemos la seguridad de que la capacidad
portante del terreno es mayor que la carga estática del edificio que se encuentra por encima, con lo que
tenemos la certeza de que la intervención ha tenido éxito.
Las comprobaciones necesarias se realizan aplicando en los muros una serie de sensores que, mediante
un nivel láser, permiten medir con precisión milimétrica los movimientos verticales de la estructura
tratada.
Reordenación de las partículas, en especial las más finas, como consecuencia del empuje radial originado
por los efectos de la fuerte compresión inducida por la resina.
1. Incremento de la presión intersticial, con la correspondiente expulsión del agua existente, puesto que la
expansión de la resina tiene el mismo efecto que el generado por la aplicación de una sobrecarga en el
terreno, con el consiguiente incremento de las presiones que actúan sobre el mismo.
2. Formación del bulbo creado por la resina que, una vez expandida, se consolida formando bulbos y
ramificaciones de distintas formas. Es como si se introdujera en el terreno, en los puntos en los que es
más necesario un incremento de la capacidad portante, un cuerpo sólido con características de alta
resistencia a la compresión y al esfuerzo cortante.
Segunda fase de ejecución
Consiste en la ejecución de unas perforaciones de 64 mm de diámetro, alternadas a las inyecciones, que
atraviesan verticalmente el elemento de cimentación. La perforación se interrumpe cuanto se alcanza el
terreno tratado anteriormente con la resina. Los elementos constitutivos del micropilote , se hincan a
presión, silenciosamente, a través del taladro, así realizado, sin extracción de terreno.
Dichos elementos se hincan bajo la estructura, previamente tratada con inyección de resinas expansivas,
utilizando un pistón hidráulico. De este modo, en presencia de terrenos con características geomecánicas
muy bajas, el efecto de consolidado producido por la aplicación de resinas expansivas puede ser
aumentado posteriormente por la capacidad portante del micriopilote que permite transferir a los
estratos más profundos parte del peso de la estructura, disminuyendo de forma sensible la carga que la
cimentación transmite al terreno inmediatamente debajo de ella, así como incrementar por medio de las
inyecciones de resina, la capacidad portante del bulbo de tensión. Los resultados que se obtienen
aplicando conjuntamente las dos técnicas son excelentes.
Consideradas las dimensiones reducidas de los micropilotes, los taladros no debilitan la cimentación y
no es necesario realizar un encepado del mismo.
Son fáciles de ejecutar ya que la maquinaria es de tamaño reducido, lo que permite acceder a sótanos y
sitios de reducidas dimensiones.
Cada micropilote está formado por varios tubos de acero normalizado europeo S355 de una longitud de
1 m, que tienen un diámetro exterior de 62 mm, un espesor de 8 mm, uniéndose una pieza a la siguiente
mediante una rosca cónica. El micropilote está corrugado por su parte exterior para mejorar la fricción
con el terreno (resistencia por fuste). Para la ejecución de los micropilotes de GeoNovatek es necesaria
la presencia en la zona de trabajo de dos máquinas montadas sobre oruga. Las dimensiones de esta
maquinaria son reducidas, pudiendo trabajar dentro de viviendas, en sótanos y zonas estrechas. En
primer lugar se realiza una perforación de 64 mm de diámetro por cada micropilote, que atraviesa
la cimentación que se prevé recalzar. La perforación se realiza a través de la perforación, de forma
vertical o ligeramente inclinada, según las características de la cimentación, y se detiene al llegar al
terreno bajo la misma.
Las orugas han sido diseñadas para su utilización también en el interior de los edificios, de hecho, sus
dimensiones son reducidas también en altura. Se les ha dotado de cintas de goma para no dañar el
pavimento interior y su fuente de alimentación es eléctrica para reducir al mínimo el ruido y evitar la
emisión eventual de gases de escape.
Es posible proceder a la puesta en obra de los MP/60 en espacios muy reducidos, gracias al empleo de
perforadoras manuales y pistones hidráulicos transportables y móviles sin el auxilio de medios
semiarticulados.
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