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Derecho Penal | Prof.

Fabian Castagna | 1° “B”


Instituto Superior de Seguridad Pública

Unidad N° 1: Garantías Constitucionales


1) Principio de Legalidad:

Está contenido en la Constitución Nacional, en el art. 18, complementado por el art. 19 y de él surgen principios
básicos para nuestro Derecho Penal.

Art. 18 CN.: Ningún habitante de la nación puede ser penado sin juicio previo, fundado en ley anterior al
hecho del proceso...”.

Art. 19 CN.:”Ningún habitante de la nación será obligado a hacer lo que manda la ley, ni privado de lo que
ella no prohíbe.”

Conforme al principio de legalidad, sólo la ley crea delitos, y sólo podrá considerarse delito, aquel hecho que la
ley declare delito expresamente. Por eso es que decimos que ‘no hay delito sin ley’. Mientras la ley no prohíba
un hecho, el hombre tiene libertad para realizarlo.

2) Ley previa:

Para poder aplicar pena por un hecho, no basta que la ley lo declare delito, sino que es necesario que dicha ley
sea previa, anterior al hecho.

Cuando el art. 18 de la CN. Expresa “la ley anterior al hecho del proceso” se refiere a causas de naturaleza
penal. Para que un hecho sea delito es necesario que haya una pena, establecida por ley, destinada a reprimirlo.
Esa ley tiene que ser anterior al acto u omisión que motivan el juicio. De esta forma, las personas que obran de
acuerdo con lo que la ley permite están protegidas contra norma dictada posteriormente que prohíba y pene el
mismo acto.

Principio de irretroactividad y ley más benigna

El art 18 de la CN. consagra el principio de irretroactividad de la ley penal.

Este principio admite una única excepción: cuando la ley posterior al hecho cometido favorece al reo, aunque al
sancionarse ya hubiese recaído sentencia y el condenado estuviese cumpliendo su pena ( Ley más benigna) Es
decir, si la ley que crea un nuevo delito o que establece condiciones más severas, no debe aplicarse a hechos
anteriores (Principio de irretroactividad de la ley penal) Pero si la ley nueva resta carácter delictivo a una
acción anteriormente reprimida o crea condiciones favorables, se aplica inmediatamente (Ley más benigna)

3) Principio de territorialidad de la ley penal

Sostiene que es válida la ley penal del lugar donde se comete el delito (no interesa dónde deba producir sus
efectos, ni la nacionalidad de su autor o del sujeto pasivo).

Su fundamento radica en que siendo la potestad estatal de castigar una indiscutible manifestación de la
soberanía de un Estado, también lo es su imperio dentro del territorio que conforma esa unidad política.

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Art. 1 C.P.: Este Código se aplicará:

1° Por delitos cometidos o cuyos efectos deban producirse en el territorio de la Nación Argentina, o en
lugares sometidos a su jurisdicción.

2° Por delitos cometidos en el extranjero por agentes o empleados de autoridades argentinas en desempeño
de su cargo.

Alcance:
 Superficie de tierra ubicada entre los límites establecidos con los países colindantes.
 Aguas interiores de la República.
 Mar territorial.
 Zona contigua argentina.
 Zona económica exclusiva.
 El subsuelo del territorio.
 La plataforma continental.
 El espacio aéreo.
 Sedes diplomáticas argentinas en el extranjero.
 Los territorios enemigos ocupados por tropas argentinas en tiempo de guerra.
 Las naves y aeronaves públicas argentinas que se encuentren en territorio extranjero.
 Las naves privadas argentinas que se encuentren en aguas o atmósferas libres o neutras
 Las aeronaves privadas argentinas en territorio extranjero.

4) Juez Natural:

Dice el art 18 de la CN. ¨Ningún habitante puede ser…juzgado por comisiones especiales, o sacado de los
jueces designados por la ley antes del hecho de la causa¨. Este párrafo encierra el principio del juez natural o
juez legal.

Son jueces naturales los juzgados y tribunales creados por la ley ante que se produzca el hecho que motiva el
proceso, sin importar el o los individuos que lo integren.

Ejemplo: un homicidio debe ser juzgado ante alguno de los juzgados criminales creados por las leyes de
organización y competencia de los tribunales; y no interesa en particular la persona del juez, ni que su
nombramiento haya sido posterior a la comisión de ese homicidio. Lo que importa es que ese órgano, el juzgado
criminal.

Ya existía antes que se cometiera el homicidio. Lo que no se puede hacer es sacar al individuo de ese juzgado
natural, y formar una comisión especial para que lo juzgue. Por aplicación de este principio, ni el Poder
Ejecutivo ni el Legislativo pueden formar comisiones especiales para que juzguen y sentencien a los individuos;
como tampoco puede el Poder Judicial delegar en comisiones especiales posteriores al hecho, su atribución de
impartir justicia.

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5) El debido proceso:

Es un conjunto de garantías procesales que tienen por objeto asistir a los individuos durante el desarrollo del
proceso, y así protegerlos de los abusos de las autoridades y permitirles la defensa de sus derechos.

Dice el Art. 18 de la CN. (Primera parte):

¨ Ningún habitante de la Nación puede ser penado sin juicio previo fundado en ley anterior al hecho del
proceso, ni juzgado por comisiones especiales, o sacado de los jueces designados por la ley antes del hecho de
la causa. Nadie puede ser obligado a declarar contra sí mismo. Es inviolable la defensa en juicio de la
persona y de los derechos…¨.

De esto surge que, entre las garantías procesales, la Constitución consagra los siguientes principios:

 Juicio previo.
 Juez Natural.
 Principio de legalidad.
 Ley previa.
 Principio de irretroactividad.
 Derecho de defensa.
 Declaración contra sí mismo.

6) Derecho de defensa:

Según el art 18 de la CN. ¨Es inviolable la defensa en juicio de la persona y de los derechos…¨. La
Constitución asegura al individuo que, durante el proceso, podrá hacer lo que sea necesario para defender su
persona y sus derechos; es decir, para demostrar su inocencia o la legitimidad de los derechos que invoca, etc.

Esto no significa que pueda hacerlo arbitraria o desordenadamente, sino cumpliendo reglas establecidas en los
respectivos Códigos de procedimientos.

Por lo tanto, ni las leyes ni los funcionarios podrán establecer normas que impidan al individuo la defensa de
sus derechos, ya sea impidiéndole probar su inocencia o la legitimidad de los derechos que alega, o poniéndolo
en condiciones que le impidan defenderse libremente. Según ha dicho la Corte en diversas oportunidades, la
garantía de defensa en juicio abarca no solo la posibilidad de ser oído, sino la de producir pruebas y controlar las
que puedan producirse.

7) El Principio Non Bis In Ídem:

No está consagrado expresamente en la Constitución, pero surge implícito de las declaraciones, derechos y
garantías de la misma. Donde sí está consagrado expresamente es en el Código Procesal Penal de la Nación,
art. 1: ¨Nadie podrá ser… perseguido penalmente más de una vez por el mismo hecho.¨

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Significa que una persona no puede ser juzgada dos veces por la misma causa. Impide que alguien pueda estar
indefinidamente sujeto a persecuciones litigiosas, cuando ya ha sido condenado y cumplido su condena o ya fue
absuelto, lo que no impide la revisión de la causa si después de la condena aparecen hechos reveladores de
inexistencia del delito o de la inocencia del condenado.

Para que el “non bis in ídem” pueda invocarse debe existir identidad de sujetos, de objeto y de causa.

 Identidad de Sujeto: Este requisito va dirigido a proteger a la persona que reviste calidad de imputado
dentro de un proceso, es aquella contra la que se dirige la acusación, a los fines de impedir que sea perseguida
penalmente por ese mismo hecho. Es así que la sentencia condenatoria o absolutoria sólo surte efectos respecto
del individuo en cuestión.
 Identidad de Objeto: Se requiere que la imputación del hecho fáctico sea idéntica entre el primer hecho
y el segundo.
 Identidad de la Causa: Se entiende por configurado cuando concurren en el nuevo hecho misma causa
contra la misma persona y sobre el mismo objeto.

8) Analogía:

La analogía es la aplicación de la ley a situaciones no contempladas expresamente en ella, pero que sólo difieren
de las que sí lo están en aspectos jurídicamente irrelevantes, es decir, ajenos a aquéllos que explican y
fundamentan la ratio juris o razón de ser de la norma.

Cuando un juez aplica analogía, resuelve con una ley casos similares. La Analogía es un razonamiento
fundamentado en la "similitud" o "semejanza"; ésta consiste desde el punto de vista lógico en: "concluir un caso
por lo que de otro semejante hemos concluido". Es, además, una herramienta para interpretar leyes poco claras o
confusas.

Aplicación en el derecho penal:

La regla de la analogía juega respecto a todos los fueros y jurisdicciones judiciales, menos en materia penal,
porque una norma elemental del derecho liberal determina que no hay delito ni pena sin previa ley que los
establezca (Ley previa). En la ley penal no puede haber ninguna laguna, si no inexistencia del delito no previsto,
y de ahí que no quepa crear delitos por analogía con otros. El juez tendrá que sobreseer definitivamente o
absolver.

9) El Principio de Inocencia:

La persona es inocente hasta que se demuestre y declare su culpabilidad mediante una sentencia condenatoria.

No está consagrado expresamente en la Constitución, pero si en el Código Procesal Penal de la Nación, Art. 1:
¨Nadie podrá ser… considerado culpable mientras una sentencia firme no desvirtúe la presunción de
inocencia de que todo imputado goza…¨

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Unidad N° 2: Teoría del Delito


1) Concepto de Delito:

DELITO √

CULPABLE

ANTIJURICICA

CONDUCTA: TIPICA

El delito se define como una conducta típica, antijurídica y culpable.

El concepto de delito como conducta típica, antijurídica y culpable se elabora conforme a un criterio sistemático
que corresponde a un criterio analítico que trata de reparar primero en la conducta y luego en el autor: delito es
una conducta humana individualizada mediante un dispositivo legal (ley) que revela su prohibición (típica), que
por no estar permitida por ningún precepto jurídico (causa de justificación) es contraria al orden jurídico
(antijurídica) y que, por serle exigible al autor que actuase de otra manera en esa circunstancia, les es
reprochable (culpable).

Conducta:

La conducta humana es la base sobre la cual descansa toda estructura del delito. Si no hay acción humana, no
hay conducta, no hay delito. Sin embargo, el concepto de acción engloba igualmente el de omisión, en la cual
existe una conducta en la que conscientemente se evita una acción concreta.

Elemento de la conducta:

Discernimiento: Juicio por cuyo medio percibimos y declaramos la diferencia que existe entre varias cosas (el
Bien y el Mal). Y discernir es entonces distinguir una cosa de otra, señalando la diferencia que hay entre ellas,
comúnmente con referencia a operaciones del ánimo.

El discernimiento puede estar, si no anulado, disminuido transitoriamente, por múltiples circunstancias:


Demencia, Perturbación transitoria psicológica o Privación accidental de la razón e Inhabilidad en ciertas
situaciones.

Intención: Determinación de la voluntad en orden a un fin.

 Dolo: Son los actos antijurídicos que pueden cometerse con la intención de producir un mal o,
simplemente, con la previsión del resultado dañoso, aunque no medie intención.

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 Culpa: Actúa con culpa quien causa un daño sin propósito de hacerlo, pero obrando con imprudencia,
negligencia o impericia.

Libertad: Estado existencial del hombre en el cual éste es dueño de sus actos y puede auto determinarse
conscientemente sin sujeción a ninguna fuerza o coacción psicofísica interior o exterior.

2) La Acción

Conducta humana que puede ser juzgada. Debe ser realizada por voluntad propia.

La acción y la omisión:

La omisión es una conducta contraria a un mandato implícito de la ley penal de realizar una acción (CP. Art
108, 249, 250, 273 y 274).

Se trata en realidad de la omisión de realizar la acción ordenada por la ley penal (delicta omisiva).

La diferencia ontológica entre la omisión y la acción se refleja en la estructura de ambas. Así, la omisión, como
la acción, debe ser propia del autor, pero mientras que la acción lo es cuando el comportamiento del autor ha
sido impulsado causalmente por su voluntad, eso no ocurre siempre respecto de la omisión, porque como sucede
en los casos de olvido, una inactividad puede resultar ajena a un efectivo impulso voluntario.

La inactividad, y de esta manera la omisión, es propia del agente cuando, en el momento del hecho, aquel tuvo
la posibilidad de desenvolver libremente el impulso voluntario hacia la acción ordenada por el respectivo tipo
legal. En este sentido, se puede decir que la voluntariedad de la omisión, de la cual depende su pertenencia al
autor, es meramente potencial, pero es una manifestación de voluntad, porque no se trata de una voluntad
impotente, o aniquilada por fuerza irresistible u otra causa.

El nexo de causalidad:

A toda acción corresponde un resultado y ambos están unidos por un nexo de causalidad, si bien no forman
parte de la conducta, la acompaña como una sombra.

Ejemplo: Sabemos que cuando un sujeto dispara un balazo contra otro para matarlo (conducta homicida) y este
muere como resultado de los balazos tres días después, hay una relación de causa a efecto entre la conducta
homicida y el resultado de muerte. Esta es la relación o nexo de causalidad. Algunos autores sostienen que el
resultado (muerte) y el nexo de causalidad (explosión de la pólvora que tiene por efecto que el proyectil salga
disparado, que es la causa que tiene por efecto la hemorragia, que es la causa que tiene por efecto la muerte de la
víctima), deben ser considerados junto con la conducta a nivel pre-típico (Welzel), en tanto que otros entienden
que el resultado y el nexo de causalidad deben ser considerados en la teoría del tipo (Maurach).

3) La Ausencia de acción:

No hay acción cuando se puede afirmar que la persona involucrada sólo ha tomado parte físicamente en el
hecho, pero sin intervención de voluntad consciente en la conducción de dicho proceso causal.

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Los supuestos en que no hay voluntad pese a participar un hombre son los siguientes:

Fuerza física irresistible:

Esta legislada en nuestro CP en el inc. 2 del Art. 34: “el que obrare violentado por fuerza física irresistible”.

Por fuerza física irresistible deben entenderse aquellos supuestos en que opera sobre el hombre una fuerza de tal
entidad que le hace intervenir como una mera masa mecánica. La misma puede provenir de la naturaleza o de la
acción de un tercero.

Por otra parte, colocarse bajo los efectos de una fuerza física irresistible es una conducta, y debe investigarse
también su tipicidad, antijuridicidad y culpabilidad para determinar si hay delito.

Por ejemplo: se produce un terremoto y las personas que viven en un edificio pugnan por salir, al llegar a las
escaleras, una resbala y cae sobre otra produciéndole la muerte; en este caso el sujeto que resbaló actuó con
fuerza física irresistible - el temblor -, por lo que no hay acción. Un caso diferente se da si fue una persona la
que produjo la fuerza física irresistible, pues ésta si responde, por ejemplo: si "A" empuja a "B" para que
impulse a "C" que se encuentra en el borde de un barco y, efectivamente "C" cae y muere, "A" responde por la
muerte de "C", mientras "B" sólo fue víctima de una fuerza irresistible - empujón - producido por "A".

Fuerza física irresistible interna:

La fuerza física irresistible que elimina la conducta debe provenir de fuera del sujeto, es decir, ser externa.

Dentro de la fuerza física irresistible proveniente de la naturaleza caben acontecimientos que se originan en el
propio cuerpo del sujeto y que dan lugar a movimientos que no son controlables por la voluntad. Es el caso de
los movimientos reflejos, respiratorios, etc.

Involuntabilidad (Estado de inconciencia e incapacidad):

Es la incapacidad psíquica de la conducta, es decir, el estado en que se encuentra el que no es psíquicamente


capaz de tener voluntad.

Estado de inconsciencia:

La conciencia es el resultado de la actividad de las funciones mentales. No es una facultad (como la memoria, la
atención, la senso-percepción, el juicio crítico, etc.), sino el resultado del funcionamiento de estas facultades.

En estas ocasiones en que la conciencia esta perturbada no hay ausencia de conducta, porque no desaparece la
voluntad del sujeto. En lugar, cuando la conciencia no existe, porque esta transitoria o permanentemente
suprimida, no puede hablarse de voluntad y desaparece la conducta.

Cuando hay inconsciencia no hay voluntad y, por ende, no hay conducta. La inconsciencia está expresamente
prevista en el inc. 1 del Art. 34 del CP. “El que no haya podido en el momento del hecho, ya sea por
insuficiencia de sus facultades, por alteraciones morbosas de las mismas o por su estado de inconsciencia,
error o ignorancia de hecho no imputable, comprender la criminalidad del acto o dirigir sus acciones...”

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Incapacidad para dirigir los movimientos:

Entendemos que cuando la insuficiencia de las facultades o la alteración morbosa de las mismas, da lugar a una
incapacidad para dirigir los movimientos, habrá un caso de Involuntabilidad, es decir de ausencia de conducta
(al tiempo que, cuando dé lugar a una incapacidad para dirigir sus acciones en forma adecuada a la comprensión
de la antijuridicidad, habrá inculpabilidad).

Ejemplo: cuando un sujeto tiene conciencia pero se encuentra incapacitado psíquicamente para actuar. Tal
sucede con el que sufre un accidente del que sale ileso y ve a su compañero desangrarse, sin poder acudir en su
auxilio como resultado de una parálisis histérica.

4) Tipicidad:

."Es la herramienta de tipo penal, que explica o describe la conducta e identificar el hecho. (Calidad que
tiene el echo)"

La tipicidad es la característica que tiene una conducta en razón de estar adecuada a un tipo penal, es decir,
individualizada como prohibida por un tipo penal.

Ejemplo: El art. 79 del CP. “El que matare a otro” tipicidad es la característica de adecuada al tipo que tiene la
conducta de un sujeto que dispara cinco balazos contra otro, dándole muerte. La conducta del primero. Por
presentar la característica de tipicidad, decimos que es una conducta típica.

5) La Antijuricidad:

Consiste en la constatación de que la conducta típica (anti normativa) no está permitida por ninguna causa de
justificación (precepto permisivo) en ninguna parte del orden jurídico (no sólo en el derecho penal, sino
tampoco en el civil, comercial, administrativo, labora, etc.).

Se le define como aquella conducta típica que es contraria a las normas del Derecho en general, es decir, no sólo
al ordenamiento penal.

“Si hay causa de justificación, no hay antijuricidad”

Causas de justificación

Las causas de justificación pueden ser definidas como aquellas circunstancias que, conforme a la ley, hacen
desaparecer la antijuridicidad de un acto típico.

Al respecto, el art. 34 del Código Penal junto con las causas que excluyen la pena, la culpabilidad y la
imputabilidad enumera las siguientes causas de justificación:

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I. Legítima defensa:

Está regulada en

Inciso 6º del 34 del C.P.: “el que obrare en defensa propia o de sus derechos…”

Exonera de responsabilidad a quien realiza una conducta punible, para repeler una agresión injusta, actual o
inminente, contra la vida u otros bienes jurídicos, siempre que la repulsa ejercida sea proporcional a la agresión
y se obre con la finalidad de defenderse.

Requisitos:

 Bienes defendibles: La defensa puede ser propia o de terceros.

La defensa “propia o de sus derechos” abarca la posibilidad de defender legítimamente cualquier bien jurídico.
El requisito de la racionalidad de la defensa no excluye la posibilidad de defender ningún bien jurídico, sino que
exige una cierta proporcionalidad entre la acción defensiva y la agresiva, cuando ella sea posible, es decir, que el
defensor debe utilizar el medio menos lesivo que tiene en sus manos.

 La agresión ilegitima: Tanto la agresión como la defensa deben ser conductas. No hay agresión cuando
no hay conducta, como sucede cuando se trata del ataque de un animal o de un involuntable. Ilegitima significa
antijurídica, y no puede ser antijurídico algo que no es conducta. Contra esos ataques que no son conductas sólo
cabe el estado de necesidad.

La agresión debe ser: Una conducta, Antijurídica e Intencional.

El carácter antijurídico de la agresión excluye la posibilidad de una legítima defensa contra una legítima
defensa. Nadie puede defenderse legítimamente contra quien, a su vez, se está defendiendo legítimamente.

La agresión antijurídica no es necesario que se haya iniciado. La ley dice que la defensa puede ser “para
impedirla o repelerla”: se la repele cuando se ya ha iniciado, pero se la impide cuando aún no ha tenido
comienzo. Nuestra doctrina y jurisprudencia exige que la agresión sea inminente.

 La provocación suficiente: La ley niega el permiso para defenderse legítimamente a quien ha provocado
suficientemente la agresión.

La conducta suficientemente provocadora es una conducta desvalorada por mostrarse contraria a los principios
de coexistencia que el derecho procura.

Debe ser provocadora, es decir que debe operar como un motivo decisivo para la conducta antijurídica agresiva.

De todas las posibles conductas provocadoras son desvaloradas como elemento negativo del tipo permisivo sólo
la que presenta el carácter de suficientemente provocadora. Lo suficiente de la provocación (de la conducta
anterior motivadora) presenta un carácter positivo y un negativo. Como carácter positivo hallamos la
previsibilidad, es decir, que la posibilidad de provocar la agresión sea al menos previsible, en forma que las
reglas de elemental prudencia indicasen la abstención de una conducta semejante en la circunstancia dada.

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No habrá provocación suficiente, por muy previsible que fuera la agresión, en las simples conductas de ir al
domicilio habitual, al hogar conyugal, de pasar por una esquina donde “para” una “patota”, de entrar a una
taberna, etc.

Cinéticamente, digamos que la provocación es la conducta anterior, que da motivo a la agresión, y que se
desvalora como suficiente cuando hace previsible una agresión, sin que a este efecto puedan tomarse en cuenta
las características personales antisociales del agresor.

 Necesidad de la defensa: La defensa, para ser legitima, debe ser, ante todo, necesaria, es decir, que el
sujeto no haya estado obligado a realizar otra conducta menos lesiva o inocua en lugar de la conducta típica.

La necesidad debe siempre valorarse ex-ante, es decir, desde el punto de vista del sujeto en el momento en que
se defiende: quien dispara sobre el que le apunta se defiende legítimamente, aunque después se descubra que el
agresor le apuntaba con un arma descargada.

 Racionalidad de la defensa: La defensa no puede ser en condiciones tael que afecte a la coexistencia
más que la agresión misma. No puede haber una desproporción tan enorme entre la conducta defensiva y la del
agresor, en forma que la primera cause un mal inmensamente superior al que hubiese producido la agresión.

 Aspecto subjetivo del tipo permisivo: En el tipo permisivo de legítima defensa se requiere el
conocimiento de la situación de defensa, es decir, el reconocimiento de la agresión, y la finalidad de defenderse.
Ya vimos que es innecesario el conocimiento de la legitimidad de la acción defensiva.

Cabe aclarar que la finalidad de defenderse no tiene por qué ser alcanzada, es decir que la legitimidad de la
defensa no depende del éxito de la misma. Aunque se fracase y no se evite la agresión, igualmente habrá defensa
legítima.

II. Defensa de terceros:

Como es dable observar, la única diferencia que media entre la defensa propia y la de terceros es respecto de la
provocación: en tanto que quien provocó suficientemente no puede defenderse legítimamente, puede hacerlo un
tercero a condición de que no haya participado en la provocación. La circunstancia de que el tercero conozca la
provocación no le inhabilita para defender legítimamente al agredido.

III. Estado de necesidad justificante:

Está previsto en el inc. 3 del Art. 34 CP: “El que causare un mal por evitar otro mayor inminente a que ha
sido extraño”.

Aquí, a diferencia de la legítima defensa, en que solo tiene valor correctivo para los extremos en que excede la
racionalidad, la ponderación de los males (el que se evita y el que se causa) tiene una importancia capital.

El mal que se quiere evitar puede provenir tanto de una fuerza de la naturaleza como de una acción humana.

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El fundamento general del estado de necesidad justificante es la necesidad de salvar el interés mayor,
sacrificando el menor, en una situación no provocada de conflicto externo.

Requisitos:

 Elemento subjetivo: El tipo permisivo de estado de necesidad justificante requiere el conocimiento de la


situación de necesidad y la finalidad de evitar el mal mayor.

 Mal: Por mal debe entenderse la afectación de un bien jurídico, que puede ser del que realiza la conducta
típica como de un tercero o incluso del mismo que sufre el mal mayor.

-El mal puede provenir de cualquier fuente, es decir, humana o natural, entre las que cuentan las propias
necesidades fisiológicas, como la sed o el hambre.

-El mal debe ser inminente: inminente es el mal que puede producirse en cualquier momento.

-El mal amenazado debe ser inevitable de otro modo menos lesivo.

-El mal causado debe ser menor que el que se quiere evitar: el mal menor se individualiza mediante una
cuantificación que responde fundamentalmente a la jerarquía de los bienes jurídicos en juego y a la cuantía de la
lesión amenazada a cada uno de ellos.

-La ajenidad del autor a la amenaza del mal mayor implica que el mismo no se haya introducido por una
conducta del autor en forma que, al menos, hiciera previsible la posibilidad de producción del peligro.

 El agente no debe estar obligado a soportar el riesgo: el agente no puede ampararse en el estado de
necesidad justificante cuando se haya garantizado la conservación del bien jurídico que afecta.

Ejercicio legítimo de un derecho:

El ejercicio de un derecho tiene para algunos el carácter de una causa de justificación. Ejercen sus derechos
todos los que realizan conductas que no están prohibidas.

No puede considerarse esa mención como una causa de justificación o precepto permisivo, sino como el
enunciado genérico que remite para su solución a cualquier parte del ordenamiento jurídico, donde se halle el
respectivo precepto permisivo.

Cumplimiento de un deber:

Dispuesta en el inc. 4º del art. 34 del C.P. cuando dispone que no es punible “el que obrare en cumplimiento
de un deber”.

Entendemos por obrar en cumplimiento de un deber el que actúa en conformidad con una obligación legal,
emanada de normas de diverso rango que van desde la constitución a una ordenanza municipal.

Ello concuerda y armoniza con lo expresado en el art. 1071 del C.C cuando reza “…el cumplimiento de una
obligación legal no puede constituir cómo ilícito ningún acto”.

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Lo dicho es de toda lógica, quien cumple un deber legal lo hace mandado por una ley que lo obliga, de no
hacerlo puede incluso incurrir en sanciones penales, civiles o administrativas, lo que justifica que no puede
castigárselo por obrar conforme manda la norma.

Ejemplo: Privar de su libertad a una persona que ha sido condenada a pena privativa de libertad por sentencia
condenatoria firme no es privarla ilegítimamente de su libertad (Art. 141 del C.P.).

6) La culpabilidad:

Su concepto general: es la reprochabilidad del injusto al autor.

¿Qué se reprocha?

El injusto.

¿Por qué se le reprocha?

Porque no se motivó en la norma.

¿Por qué se le reprocha no haberse motivado en la norma?

Porque le era exigible que se motivase en ella.

Un injusto, es decir, una conducta típica y antijurídica, es culpable, cuando al autor le es reprochable la
realización de esa conducta porque no se motivó en la norma siéndole exigible, en las circunstancias en que
actuó, que se motivase en ella. Al no haberse motivado en la norma cuando podía y le era exigible que lo
hiciese, el autor muestra una disposición interna contraria al derecho.

Este concepto de culpabilidad es un concepto de carácter normativo, que se funda en que el sujeto podía hacer
algo distinto a lo que hizo (intención) y le era exigible en esas circunstancias que lo hiciese.

El Dolo:

“Son los actos antijurídicos que pueden cometerse con la intención de producir un mal o, simplemente, con
la previsión del resultado dañoso, aunque no medie intención.”

El dolo es una voluntad determinada que, como cualquier voluntad, presupone un conocimiento determinado. El
dolo es representación y voluntad.

El reconocimiento de que el dolo es una voluntad individualizada en un tipo, nos obliga a reconocer en su
estructura los dos aspectos en que consiste el dolo:

 Aspecto cognoscitivo del dolo.

El dolo requiere siempre conocimiento efectivo; la sola posibilidad de conocimiento (llamada “conocimiento
potencial”) no pertenece al dolo. El querer matar a un hombre no se integra con la posibilidad de conocer que se
causa la muerte de un hombre, sino con el conocimiento efectivo de que se causa la muerte de un hombre. Sin

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ese conociendo efectivo, la voluntad del autor no puede tener el fin de matar a un hombre y, por ende, ser una
voluntad homicida.

El dolo requiere siempre cierto grado de actualización del conocimiento.

Actual
conocimiento efectivo El dolo requiere siempre conocimiento
Actualizable efectivo y cierto grado de actualización

Posibilidad de conocimiento (conocimiento potencial).

El grado de actualización que requiere el dolo no exige siempre un pensar en ello, es decir, un conocimiento
actual, sino que pueden también integrarse con algunos conocimientos actualizables.

Todos esos contenidos de conciencia (conocimientos efectivos) los está co-pensando, surge el co-querer
(Platzgummer).

 Clases de dolo según el aspecto conativo.

I. Dolo Directo

Se llama dolo directo a aquel en que el autor quiere directamente la producción del resultado típico, sea como el
fin directamente propuesto o sea como uno de los medios para obtener ese fin.

a) Cuando se trata del fin directamente querido se llama dolo directo de primer grado

b) Cuando se quiere el resultado como necesaria consecuencia del medio elegido para la obtención del fin,
se llama dolo directo de segundo grado o dolo de consecuencias necesarias.

En el dolo directo, el resultado se quiere directamente (como fin o como consecuencia necesaria del medio
querido), y esta forma de querer es diferente del querer un resultado concomitante cuando se lo acepta como
posibilidad: este es el dolo eventual.

Cuando un sujeto programa la causalidad para obtener una finalidad, se representa los posibles resultados
concomitantes de su conducta. En tal caso, si confía en que evitara o no sobrevendrán esos resultados, nos
hallamos con un supuesto de culpa con representación.

II. Dolo Eventual

El dolo eventual, conceptuado en términos corrientes, es la conducta del que se dice “que se aguante”, “que se
fastidie”, “si pasa, mala suerte”, “que me importa”. Obsérvese que aquí no hay una aceptación del resultado tal,
sino su aceptación como posibilidad, como probabilidad.

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De primer grado: cuando el


resultado es querido
Directo directamente como fin.

De segundo grado: cuando el


Dolo resultado es la consecuencia
necesaria del medio elegido.

Cuando el sujeto se representa


Eventual la posibilidad del resultado
concomitante y la incluye como
tal en la voluntad realizadora

Cabe aclarar que si bien la mayor parte de los tipos dolosos admite el dolo eventual, hay tipos dolosos que solo
pueden darse con dolo directo. Expresiones tales como “a sabiendas”, “intencionalmente, maliciosamente, et.”.

El dolo posee dos elementos fundamentales:

El cognitivo o intelectual, éste se da en el ámbito de la internalidad consciente del sujeto, pues se conoce a sí
mismo y a su entorno; por lo tanto, sabe que sus acciones son originadoras de procesos causales productores de
mutaciones de la realidad, o bien de violaciones a deberes establecidos en normas culturales.

El volitivo, éste se encuentra en el ámbito de los deseos del sujeto, motivados por estímulos originados en las
necesidades de la contingencia humana; es aquí en donde se encuentra, el querer, que propiamente afirma la
voluntad de alterar el mundo circundante al desencadenar el proceso causal, o bien, aceptar tal alteración,
absteniéndose de intervenir para que éste se interrumpa.

La Culpa:

“Actúa con culpa quien causa un daño sin propósito de hacerlo, pero obrando con imprudencia, negligencia
o impericia.”

Imprudencia: El sujeto realiza un obrar por exceso, hago más de lo que tenía que hacer.

Ejemplo: Un sujeto que va en una autopista a 250km/h y atropella a otra, pero el que manejaba era piloto y
confiaba en sus habilidades. Le importa el resultado.

Negligencia: Cuando el sujeto en un hecho típico tiene menos cuidado de aquella cosa que tenía que hacer.

Ejemplo: Cuando un médico cirujano no tiene cuidado al realizar una operación y deja en malas condiciones
médicas a un paciente (Mala praxis)

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Impericia: Cuando el sujeto no realiza o no tiene las precauciones necesarias y causa un daño,

Ejemplo: Un enfermero que se excede de anestesia y provoca la muerte del enfermo.

Se suele clasificar la culpa en:

 Culpa consciente o con representación: Es aquella en que el sujeto activo se ha representado la


posibilidad de la producción del resultado, aunque la ha rechazado en la confianza de que llegado el momento,
lo evitara o no acontecerá. Este es el límite de la culpa con el dolo eventual.

 Culpa inconsciente o sin representación: No hay un conocimiento efectivo del peligro que con la
conducta se introduce para los bienes jurídicos, porque se trata del supuesto en que el sujeto ha podido y debido
representarse la posibilidad de producción del resultado y, sin embargo, no lo ha hecho.

DIFERENCIAS

DOLO EVENTUAL CULPA CON IMPRUDENCIA

Menosprecia el resultado Le importa el resultado

Le da lo mismo si mata o no Confía en sus destreza (habilidades)

El límite entre el dolo eventual y la culpa con representación es un terreno resbaladizo, aunque más en el campo
procesal que en el penal. En nuestra ciencia, el limite lo da la aceptación o el rechazo de la posibilidad de
producción del resultado, y en el campo procesal lo que se plantea es un problema de prueba que en cada caso
de duda acerca de la aceptación o rechazo de la posibilidad de producción del resultado, impondrá que el
tribunal considere que hay culpa.

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Unidad N° 3: La Acción Penal. El Comienzo de la Investigación.


1) Acción Penal:

Es aquella acción ejercitada por el Ministerio Público o por los particulares (según la naturaleza del delito), para
establecer, mediante el pronunciamiento del órgano jurisdiccional, la responsabilidad en un evento considerado
como delito o falta.

Tal como dispone el art. 71 C.P. “…Deberán iniciarse de oficio todas las acciones penales, con excepción de
[…] las que dependieran de instancia privada y las acciones privadas”

La acción tiene por fin la aplicación del derecho material por parte del juez. El objeto es la aplicación de una
pretensión punitiva. Para interponer la acción penal, no es necesario que exista un hecho (denuncia), delito o no,
(puede ser realizada sin petición) llevada a cabo solo por la profesión que desempeña el que inicia la acción
penal (Proceder de oficio) Ejemplo: policía en un siniestro vial sin denunciante.

El proceso se establece justamente para comprobar si el hecho existió o no, y si existió corresponderá establecer
si es o no delito.

2) Clases de Acción Penal:

La división entre acciones públicas y acciones privadas o de instancia privada radica en el interés que pueda
tener el Estado de reprimir y en la situación personal de las víctimas.

Evidentemente la acción penal es seguida siempre por organismos públicos, los fiscales, pero su intervención en
ciertos delitos, no depende de ellos sino que queda supeditada a la iniciativa particular, esta distinción lleva a
dividir las acciones penales. La acción penal puede ser pública, de instancia privada o privada pero su naturaleza
es siempre pública porque aunque su ejercicio puede depender de la instancia del particular ofendido por el
delito o pertenecer a éste, el derecho-deber en que consiste tiene por objeto la aplicación de una pena pública,
tendiente a satisfacer el interés social en el castigo del delincuente.

Acción Pública:

Por regla, la acción penal es pública y se ejerce de oficio. Excepcionalmente la acción penal es pública pero de
instancia privada, o es privada. El titular del ejercicio de la acción pública es el órgano del Estado (Ministerio
público o fiscal), el cual debe iniciar su ejercicio de oficio. Una consecuencia del ejercicio de oficio de la acción
pública, esto es, oficial y obligatoria, es que su ejercicio está regido por los principios de legalidad e
individualidad. El principio de legalidad le exige al órgano público que inicie ese ejercicio si prima facie resulta
que se ha cometido un delito perseguible por acción pública. El ejercicio de la acción pública es indivisible
porque debe realizarse en contra de todos los participantes en el delito y no sólo de algunos y es irretractable.

Le corresponde todos los delitos salvo los de los arts. 72 y 73 del C.P. (ej. homicidio).

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Acción Privada:

Se llevan adelante por la iniciativa del particular ofendido quien la ejerce, o siendo incapaz, sus guardadores o
representantes o tratándose de calumnias o injurias, los sucesores de aquél.

En los casos de delitos de acción privada se procede por querella. Salvo el caso del adulterio, el ofendido o
agraviado tiene el gobierno pleno de la acción. Puede querellar a uno o a todos los culpables o renunciar la
acción y después de la condena puede extinguir la pena por perdón.

Tanto la promoción como el ejercicio de la acción en todo su desarrollo procesal corresponde al agraviado (el
ministerio público fiscal no interviene). La acción privada, a diferencia de la acción pública ejercitable de oficio
o dependiente de instancia privada, está dominada por el principio de divisibilidad, es decir, el agraviado puede
iniciarla contra uno o algunos de los partícipes en el hecho y no contra otros, salvo la excepción contemplada en
el art. 74 CP, que exige que la acción por adulterio sea iniciada contra ambos culpables. Los códigos procesales,
en principio, no podrían introducir modificaciones en esta materia, es decir, una norma procesal que impusiera
la indivisibilidad de la acción privada resultaría inconstitucional.

Le corresponde los delitos enunciados en:

Art. 73 C.P.: “Son acciones privadas las que nacen de los siguientes delitos:

1) Adulterio.

2) Calumnias e injurias.

3) Violación de secretos, salvo en los casos de los artículos 154 y 157.

4) Concurrencia desleal, prevista en el artículo 159.

5) Incumplimiento de los deberes de asistencia familiar, cuando la víctima fuere el cónyuge.”

Art. 154 C.P.: “Será reprimido con prisión de uno a cuatro años, el empleado de Correos o Telégrafos que,
abusando de su empleo, se apoderara de una carta, de un pliego, de un telegrama o de otra pieza de
correspondencia, se impusiere su contenido, la entregare o comunicare a otro que no sea el destinatario, la
suprimiere, la ocultare o cambiare su texto.”

Art. 157 C.P.: “Será reprimido con prisión de un mes a dos años e inhabilitación especial por uno a cuatro
años el funcionario público que revelare hechos, actuaciones o documentos que por la ley deban quedar
secretos.”

Art. 159 C.P.: “Será reprimido con multa de... el que, por maquinaciones fraudulentas, sospechas malévolas
o cualquier medio de propaganda desleal, tratare de desviar en su provecho la clientela de un
establecimiento comercial o industrial.”

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Acción de Instancia Privada:

Es una acción pública cuyo ejercicio corresponde al órgano público, pero no de oficio, sino que solo
corresponde formar causa contra el imputado a instancia, esto es, por denuncia o acusación del agraviado por el
delito. Siendo éste incapaz, la instancia corresponde a su autor, guardador o representante legal.

En el sentido del CP llena el carácter de denuncia el pedido del titular del acto de instancia para que el hecho se
investigue, a cualquiera de las autoridades encargadas o facultadas para ello, aunque lo estuvieren para realizar
fases preliminares del proceso; no se requiere formalidad estricta alguna; el acto de instancia, por consiguiente,
puede formularse de cualquier modo, por escrito o verbalmente, personalmente o por intermedio de mandatario
mugido de poder especial; basta que la petición sea la libre expresión de la voluntad de producir aquél, es decir,
de denunciar.

Son acciones dependientes de instancia privada las que nacen de los delitos de violación, estupro, rapto y
ultrajes al pudor, cuando no resultare la muerte de la persona ofendida o lesiones de las mencionadas en el art.
91.

La exclusión de la acción de oficio atiende al interés en que no se agrave al ofendido la lesión a la honestidad,
causada por el delito.

Le corresponde los delitos enunciados en:

Art. 72 C.P.: “Son acciones dependientes de instancia privada, las que nacen de los siguientes delitos:

1) Violación, estupro, rapto y abuso deshonesto cuando no resultare la muerte de la persona ofendida o
lesiones de las mencionadas en el art. 91;

2) Lesiones leves, sean dolosas o culposas. Sin embargo, en los casos de este inciso se procederá de oficio
cuando mediaren razones de seguridad o interés público;

3) Impedimento de contacto de los hijos menores con sus padres no convivientes.

En casos de este art., no se procederá a formar causa sino por acusación o denuncia del agraviado o de su tutor,
guardador o representantes legales. Sin embargo, se procederá de oficio cuando el delito fuere cometido contra
un menor que no tenga padres, tutor ni guardador, o que lo fuere por uno de sus ascendientes, tutor o
guardador.”

Art. 91 C.P.: “Se impondrá reclusión o prisión de tres a diez años, si la lesión produjere una enfermedad
mental o corporal, cierta o probablemente incurable, la inutilidad permanente para el trabajo, la pérdida de
un sentido, de un órgano, de un miembro, del uso de un órgano o miembro, de la palabra o de la capacidad
de engendrar o concebir.”

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7) Suspensión de Juicio a Prueba:

La suspensión del juicio a prueba es una alternativa prevista en el Código Penal para evitar condenas de prisión.

Con esta institución se le fija a los procesados el cumplimiento de determinadas condiciones (en la mayoría de
los casos tareas comunitarias) y si estas son cumplidas se deja sin efecto el juicio, es decir, se extingue la acción
penal.

El artículo 76 bis establece: "El imputado de un delito de acción pública reprimido con pena de reclusión o
prisión cuyo máximo no exceda de tres años, podrá solicitar la suspensión del juicio a prueba.

En los casos de concursos de delitos, el imputado también podrá solicitar la suspensión del juicio a prueba si
el máximo de la pena de reclusión o prisión aplicable no excediese de tres años.

Al presentar la solicitud, el imputado deberá ofrecer hacerse cargo de la reparación del daño en la medida de
lo posible, sin que ello implique confesión ni reconocimiento de la responsabilidad civil correspondiente.

El juez decidirá sobre la razonabilidad del ofrecimiento en resolución fundada. La parte damnificada podrá
aceptar o no la reparación ofrecida, y en este último caso, si la realización del juicio se suspendiere, tendrá
habilitada la acción civil correspondiente.

Si las circunstancias del caso permitieran dejar en suspenso el cumplimiento de la condena aplicable, y
hubiese consentimiento del fiscal, el tribunal podrá suspender la realización del juicio.

Si el delito o alguno de los delitos que integran el concurso estuviera reprimido con pena de multa aplicable
en forma conjunta o alternativa con la prisión, será condición, además, que se pague el mínimo de la multa
correspondiente.

El imputado deberá abonar a favor del Estado, los bienes que presumiblemente resultarían decomisados en
caso que recayera condena.

No procederá la suspensión del juicio a prueba cuando un funcionario público, en el ejercicio de sus
funciones, hubiese participado en el delito.

Tampoco procederá la suspensión del juicio a prueba respecto de los delitos reprimidos con pena de
inhabilitación".

8) Extinción de la Acción Penal.

Las causas de extinción de la penas son aquellas circunstancias enunciadas por la ley que, al producirse, tienen
el efecto de extinguir la pena impuesta por la sentencia firme. No extinguen la pretensión punitiva, sino la pena
misma en curso de ejecución o que puede ejecutarse.

Las causales de extinción de la acción penal se recogen en el:

Art. 59.del CP: - La acción penal se extinguir:

1) por la muerte del imputado.


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2) por la amnistía.

3) por la prescripción.

4) por la renuncia del agraviado, respecto de los delitos de acción privada.

 Muerte del Imputado: El CP no dice de manera expresa que la pena se extinga por la muerte del
condenado. Ello surge, sin embargo, del carácter personal de la pena, especialmente en lo que respecta a la pena
privativa de la libertad y a la de inhabilitación. Aunque, el carácter personal de la pena de multa ha sido
desconocido en el derecho fiscal, eso no ha sucedido en el marco del CP, en el cual la opinión unánime es que
después de muerto el condenado, sólo las indemnizaciones pecuniarias civiles pueden hacerse efectivas sobre
sus bienes.

 Amnistía: Se encuentra mencionada por el art. 61, como causal de extinción de la pena funciona con los
mismos caracteres y requisitos que la amnistía como causal de extinción de la acción, salvo que debe haber
sentencia firme.

 Prescripción: Las penas, excepto la de inhabilitación, se prescriben en los términos establecidos por el
art. 65 CP.

Art. 65: Las penas se prescriben en los términos siguientes:

1) La de reclusión perpetua, a los veinte años,

2) La de prisión perpetua, a los veinte años,

3) La de prisión o reclusión temporal, en un tiempo igual al de la condena;

4) La multa a los dos años.

Art. 66: La prescripción de la pena va a correr desde la medianoche del día en que se notificare al reo la
sentencia firme o desde el quebrantamiento de la condena, si éste hubiese empezado a cumplirse.

La prescripción de la pena se funda, como la de la acción penal, en la destrucción por el transcurso del tiempo,
de los efectos morales del delito en la sociedad: extingue la alarma social causada por el delito y la
correspondiente exigencia social de que se lo reprima. Por ello, debe declararse de oficio y no puede se rehusada
por su beneficiario. La prescripción de la pena cuyo cumplimiento no ha comenzado, empieza a correr desde la
media noche del día en que le fue notificada al reo la sentencia que, de acuerdo con la ley procesal, quedó firme;
o desde la media noche del día del quebrantamiento de la condena, si ésta había empezado a cumplirse.

 Renuncia del agraviado, respecto de los delitos de acción privada: El perdón de la parte ofendida (o
de su representante o guardador si es incapaz) extingue la pena impuesta por delito de acción privada. El perdón
es la remisión que el ofendido o agraviado por el delito que ejerció la respectiva acción, hace, por la cancelación
de la ofensa, de la pena impuesta por sentencia firme al delincuente. Si la acción fue ejercida por varios, sólo el
perdón de todos ellos extingue la pena impuesta al reo.

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El ofendido que no ejerció la respectiva acción puede renunciar a ella, pero no puede perdonar la pena impuesta
en razón de la acción de otro. Si son varios los partícipes, el perdón en favor de uno aprovecha a los demás. El
perdón debe ser otorgado en forma expresa y auténtica. Opera judicialmente y de una manera obligatoria para el
condenado. El perdón que se otorga a uno de los partícipes beneficia a todos los que actuaron en el hecho. (Art.
69). Solamente hay perdón en los delitos de acción privada.

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Unidad N°4: Tentativa.


1) Tentativa:

"Tentativa es comienzo de ejecución de un delito determinado con dolo de consumación y medios idóneos,
que no llega a consumarse por causas ajenas a la voluntad del autor."

Carlos Fontán Balestra

Al buscar una definición sobre tentativa buena y concisa debemos referirnos a la que hace el Código Penal en el
Art 42.- El que con el fin de cometer un delito determinado comienza su ejecución, pero no lo consuma por
circunstancias ajenas a su voluntad, sufrirá las penas determinadas en el artículo 44.

El delito es una obra humana y por ello debe seguir un proceso más o menos extenso. El hecho delictuoso se
genera en la mente del autor y se exterioriza en actos, hasta llegar a la consumación y total agotamiento del
delito. A este proceso se lo llama iter criminis.

Las ideas no son punibles por el principio cogitationis poenam nemo patitur (nadie sufre pena por su
pensamiento). Por lo tanto no entran dentro del concepto de tentativa. Con la consumación del delito termina
toda posibilidad de tentativa ya que en está la conducta de individuo encuadra perfectamente en el tipo, en
cambio la tentativa lo que hace es ampliar el tipo para poder llegar a la punición de conductas que no llegan a
consumarse. Entonces lo que nos queda por analizar son los actos que se exteriorizan, dentro de estos
encontramos los actos preparatorios y los de ejecución.

Elementos:

Con arreglo al artículo 42, los elementos de la tentativa son tres:

 Fin del Autor: El artículo 42 del código penal exige que el autor de tentativa obre con el fin de cometer
un delito determinado. Esto requiere el dolo directo, consistente en la intención de cometer el delito. El que obra
sin prever o querer el delito (culpa), así como el que lo hace previéndolo como probable (dolo eventual), no
tiene al delito de que se trata como objeto o motivo de sus actos y, por consiguiente, no actúa con el fin propio
de la tentativa.

El dolo del autor de tentativa no coincide siempre con el dolo admitido por el delito consumado, ya que este
puede admitir dolo eventual o dolo indirecto: el dolo de la tentativa debe adecuarse al particular modo de ser del
delito intentado por el autor, lo que no quiere decir que deba existir aquella coincidencia.

El “fin de cometer un delito determinado”, como elemento de la tentativa, no es una resultante del de que el
correspondiente delito consumado lo requiera – lo que no sucede así- o del hecho de que el delito consumado
deba ser doloso y que la tentativa solo sea un tramo hacia ese delito, sino que es un elemento subjetivo que es
ínsito en el concepto de la tentativa o intento de algo. Solo intenta algo el que lo quiere hacer; no el que no
quiere hacer, pero admite que suceda ese algo.

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El dolo de la tentativa no exige la premeditación y es compatible con un dolo de ímpetu. El fin del autor de la
tentativa de ser cometer un delito determinado, es decir, un hecho configurado como delito por la ley penal. No
existe una tentativa si el autor obra con el de cometer un hecho que por error o ignorancia considera delictivo
(delito putativo) porque, en tal caso, la conducta del autor no puede constituir el peligro que fundamenta el
castigo de la tentativa delictiva

 Comienzo de ejecución del delito: El elemento material de la tentativa es el comienzo de ejecución de


un delito determinado (art 42). De esta manera, la tentativa significa un adelanto de la represión, la cual, en vez
de recaer recién sobre el resultado consumativo del delito, alcanza la etapa anterior del comienzo de ejecución
de este.

Cualquiera que haya sido la fórmula de la tentativa adoptada por los legisladores, no ha resultado fácil hacer su
distinción de los actos preparatorios. La fórmula del comienzo de ejecución del delito, que tiene origen en el
commencement d’ execution del Codigo francés de 1810 (art. 2°), se interpretó en dos formas diferentes por los
autores y los tribunales.

La tesis objetiva, que toma como criterio la estructura típica de los actos objetivos, exige que los actos
ejecutados por el autor sean actos de incitación de la conducta que constituye el tipo delictivo. Respecto del
hurto sería un acto de ejecución el de poner la mano sobre la cosa; en el homicidio, lo seria disparar el revolver
o tirar la puñalada contra la victima; en la violación, el contacto externo de los órganos sexuales. Si se tratara de
un tipo agravado, el comienzo de su ejecución se produciría con el primer acto de realización de la circunstancia
agravante, por ej., en el hurto con escalamiento, al comenzar este, y en el robo con fractura, al iniciarse esta.

La tesis subjetivo-objetiva, que atiende al significado de los actos, considera que hay comienzo de ejecución si
el autor realiza actos demostrativos de que ha puesto en obra su finalidad delictiva.

La última es la tesis correcta. El comienzo de ejecución no comprende solo los comportamientos que careciendo
en sí mismos de esa capacidad, por su inmediata conexión con la conducta típica y su sentido demuestra que el
autor ha puesto en obra su finalidad de cometer el delito. No es necesario, v gr., que quien intenta robar tome la
cosa, sino que basta que con la finalidad de apoderarse de ella, debidamente probada por otros medios, entre a la
casa ajena, ni es preciso que la finalidad de acceder carnalmente a la víctima por la violencia se traduzca por el
contacto externo de los órganos sexuales, sino que concurriendo el propósito de cometer la violación, resultan
suficientes otros actos significativos de la ejecución de esa finalidad, por ej., derribar a la víctima y ponerse en
posición adecuada.

Concebido así el comienzo de ejecución, se amplía las posibilidades de admisión de la tentativa. Esta no solo
será compatible con los delitos materiales y con los delitos formales, como sucede con la injuria y la revelación
de secretos, respecto a que el autor ha puesto en obra su finalidad delictiva.

De acuerdo con ese punto de vista, que no reduce la tentativa al círculo de los comportamientos alcanzados por
el tipo delictivo, ya no es posible seguir rechazando la compatibilidad de la tentativa con los delitos de simple
actividad

 Falta de consumación del delito: La tentativa existe desde que el autor, con el fin de cometer delito,
comienza a ejecutar su propósito delictivo, y puede prolongarse mientras el delito no se haya consumado. A

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diferencia de las legislaciones inspiradas en los clásicos italianos, el código penal no distingue entre tentativa y
delito frustrado, según que el autor no haya hecho todo lo necesario para lograr la consumación (tentativa) o la
haya hecho ( Delito frustrado)

La consumación del delito consume tentativa, y, entonces, el castigo se determina por aquel y no por esta.

La tentativa requiere que la falta de consumación del delito se deba a circunstancias ajenas a la voluntad del
autor. Tienen este carácter las circunstancias subjetivas (como la impotencia, el error calculo, el temor, etc.) u
objetivas, (como la resistencia de la víctima o los obstáculos) que siendo extrañas a la intención del autor, lo
determinan a abandonar la ejecución del delito, impiden que la prosiga o que, agotada la ejecución, se produzca
el resultado.

Teorías

La caracterización de la tentativa por el comienzo de ejecución establecido en nuestro código, fue extraída del
Código Penal Francés en su art. 2º, esta hace que para que la tentativa sea punible se necesite una manifestación
externa próxima a la realización de un delito.

Esto nos lleva al problema de establecer cuando esa manifestación externa deja de ser un acto preparativo y
comienza la ejecución del delito determinado, para esto se establecieron diferentes doctrinas:

I. Doctrina objetiva: Para esta doctrina habrá actos de tentativa o ejecutivos cuando los actos externos son
inequívocos, es decir que no pueden considerarse más que dirigidos a la consumación del delito desde el punto
de vista de un tercero observador, y si éste no puede afirmar esa inequivocavilidad, porque los actos sean
equívocos y pueda establecerse que está dirigido tanto a la consumación de un delito como a la obtención de un
propósito no criminal, serán actos preparatorios impunes. Un punto extremo de esta doctrina es el dado por
Francisco Carrara, para él es indispensable que los actos externos tiendan unívocamente al delito para que se
hable de tentativa. Por lo tanto para Carrara lo que distingue los actos preparativos de los ejecutivos es la
univocidad, pero no fundamenta su punibilidad en esto, sino en el criterio objetivo del peligro corrido.

II. Doctrina subjetiva: Para el criterio subjetivo solo interesa lo que el autor quiso hacer y concreto en un
acto externo. Las teorías subjetivas no pretenden exigir los requisitos que resultan del comienzo de ejecución de
un delito determinado, es decir, que prescinden de la adecuación típica parcial y de la idoneidad; en un gran
número de casos, también del dolo. Estas teorías toman cualquier acto de preparación como un acto de
tentativa, ya que voluntad criminal hay en todos las etapas.

III. Doctrinas negatorias: Hay algunos autores como Frank que dicen que no es posible diferenciar los actos
preparativos de los ejecutivos, y otros tienen un criterio para diferenciarlos, pero lo juzgan inútil cuando hay que
aplicarlo al caso concreto. Conforme a esta teoría la ley debería penar los actos de tentativa y de ejecución de
igual forma. Lo cual contraria notoriamente al establecido en nuestra legislación. Hay otros sostenedores de
estas teorías que establecen que esta cuestión se la debe dejar al arbitrio del juez lo cual sería una terrible
violación a los principios de legalidad y de reserva penales.

IV. Doctrina formal-objetiva: es la que pretende determinar la diferencia entre los actos preparativos de los
de tentativa a partir del núcleo del tipo, es decir que un acto será de ejecución cuando se comience la realización

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de la acción descripta por el verbo del tipo. Por ejemplo: el núcleo del homicidio de un hombre es matar,
entonces se consideraría como acto ejecutivo cuando el delincuente comience a matar. Pero esta doctrina no
puede resolver ciertos casos como los siguientes: "Un cirujano a quien le es llevado un enfermo para que lo
intervenga de urgencia, se ve obligado a hacerlo solo. Una vez comenzada la operación se da cuenta que el
sujeto, que se halla bajo la acción del cloroformo, es su enemigo a quien hace tiempo quiere matar. Se decide a
ello y lo hace simplemente no ligando la arteria que había seccionado antes de que inspiraran sus actos de
propósito homicida. Un individuo quiere matar a otro y se vale del cocinero para que ponga veneno en su
comida, sea con la cooperación del cocinero, sea sin ella, haciendo pasar el tóxico entre las provisiones
disimulado como producto con el cual puede pasar confundido. El autor idea un dispositivo para provocar un
incendio, que ha de funcionar cuando un tercero mueva la llave para encender la luz eléctrica."

V. Doctrina material-objetiva o de complementación material: Esta tesis tiende complementar la anterior


para solucionar los casos que no puede resolver diciendo que aparte del comienzo típico de ejecución es
necesario que haya una lesión al bien jurídico protegido por la ley.

VI. Doctrina objetivo-individual: conforme a este criterio se toma en cuenta para establecer la diferencia, el
plan concreto del autor, ya que sin esto es imposible determinar cuándo un acto es preparativo o ejecutivo. Por
lo tanto según esta tesis que para Zaffaroni es la más acertada pero no soluciona problema satisfactoriamente "la
tentativa comienza con la actividad con que el autor, según su plan delictivo, se aproxima inmediatamente a la
realización del plan delictivo (Welzel), o también, hay tentativa en toda actividad que, juzgada sobre la base del
plan concreto del autor, se muestra conforme a una natural concepción, como parte integrante de una acción
ejecutiva típica. (Stratenwert)"

2) Desistimiento Voluntario:

Según con lo que dispuesto en el artículo 43 del Código Penal, el autor no estará sujeto a pena cuando desistiere
voluntariamente del delito. "Se trata de desistir de la consumación, puesto que el autor debe haber comenzado
ya actos de ejecución, típicos, que no son acciones de tentativa, porque así lo declara una norma expresa para el
caso de desistimiento voluntario." Por lo expuesto se deduce que se desiste de la realización del delito y no de la
tentativa, porque si el fin del autor era realizar una tentativa, esto sería irrelevante para el derecho penal.

Según Fontan Ballestra "el fundamento legal de la impunidad resulta de la falta de un requisito de la tentativa,
puesto que cuando el autor desiste voluntariamente de consumar el delito no puede decirse que no lo ha
consumado por circunstancias ajenas a su voluntad, conforme lo determina el artículo 42 del Código Penal."

Cuando un individuo intenta cometer un delito y luego desiste por su propia voluntad, los actos que éste realiza
no pueden ser penados ya que no llegan a ser una acción típica de tentativa, según lo estipulado en el artículo
42.

Zaffaroni, con el cual concordamos, al respecto opina que "en el caso del desistimiento voluntario de consumar
el delito, opera a favor del autor una causa personal de exclusión de la pena. La razón por la que opera esta
causa personal de exclusión de pena se halla en la finalidad misma de la pena."

La pena cumple una función preventiva, por lo tanto si él una persona desiste voluntariamente de consumar un
delito, la acción preventiva de la pena es innecesaria.

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Se ha sostenido y se sostiene que el desistimiento voluntario es un supuesto de atipicidad o bien que es un caso
de inculpabilidad.

Por ejemplo: cuando el autor comienza a romper la puerta para robar, comienza con ello la ejecución del robo y
ya es una conducta típica; si diez minuto después, ya dentro de la casa, decide desistir, esta circunstancia no
puede eliminar la tipicidad ya configurada de sus anteriores actos ejecutivos.

Consecuencias:

La consecuencia más importante de la naturaleza jurídica que Zaffaroni ha asignado para la exclusión de la pena
en el desistimiento voluntario, es que el desistimiento del autor no beneficia a los partícipes, ni viceversa.

Para los partidarios de que es una causa atipicidad, el desistimiento del autor beneficia al participe, aunque el
del participe no beneficia al autor, dado que la participación es accesoria de la autoría, pero no la autoría de la
participación.

Para los que sostienen que es una causa de inculpabilidad, si sostienen la teoría de accesoriedad limitada o
mínima de participación, la solución sería la misma que sostenemos nosotros respecto de los partícipes; pero si
sostuviesen una la teoría de la accesoriedad extrema de la participación, tendría que admitir que el desistimiento
del autor también beneficia al participe.

3) Delito Imposible:

Para la doctrina tradicional, el delito puede ser imposible cuando los medios utilizados no son los adecuados
para cometer un delito, o cuando se yerra sobre el objeto del delito.

Ejemplo: El empleo de azúcar como veneno, intentar matar a alguien con una pistola de juguete.

Intentar hacer abortar a una mujer que no está embarazada, dispararle a un muerto.

El caso del hurto de la propia cosa.

El estupro con una mujer de 18 años.

Soler nos hace ver que en todos los ejemplos hay dos características, una subjetiva y otra objetiva: el error y la
inidoneidad. En efecto ya que, quien obra sin error no puede decir que realizo la acción con el fin de cometer un
delito.

Ejemplo: El que sabe que el azúcar no mata o el que sabe que el arma es de juguete, no puede haber pensado en
cometer un delito.

Por lo tanto toda persona que actúe sin error no puede estar cometiendo un delito y mucho menos tentarlo.

Además la ley nos habla de un delito imposible y no de un hecho que no es delito, en consecuencia la
inidoneidad sobre el objeto o sujeto pasivo o la falta de estos no puede configurar un delito imposible. Esto es
porque la acción realizada por la persona no está tipificada, o sea hay ausencia de tipo. Por lo tanto quien
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intenta matar a una persona sin vida no está realizando ningún delito, porque falta la otra persona para cometer
el homicidio.

Para que nos encontremos frente a un delito imposible la imposibilidad debe ser fáctica, pero no jurídica, es
decir que el delito sea posible legalmente, que haya una norma que tipifique la acción que está realizando la
persona, pero que en la realidad, no suceda.

Dicho esto debemos llegar a la conclusión de que solo la falta de idoneidad en los medios, configura un delito
imposible, para el Código Penal.

4) Delito Putativo:

En el delito putativo, también llamado imaginario o ilusorio, la persona cree, en su mente, que está realizando
un delito, como consecuencia de un error; pero en realidad el individuo está realizando un acto lícito. Por lo
tanto, éstos no pueden ser alcanzados por una pena, y están excluidos de la prevención del artículo número 44,
4º párrafo del Código Penal.

Ejemplo: la persona que quiere comete adulterio con la propia mujer.

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Unidad Nº 5: Participación Criminal.


1) Participación.

Concepto:

En sentido amplio se designa así a la concurrencia de varias personas como sujetos activos (participantes) en
la comisión o en el proceso de comisión de un delito.

En sentido estricto este vocablo comprende solo a quienes contribuyen con su aporte a un delito ajeno
(partícipes), es decir, excluye a los autores y coautores.

Son partícipes en sentido estricto los cómplices (primarios y secundarios) y los instigadores.

La participación es el aporte doloso “por vía de un injusto doloso ajeno, hecho en la forma de instigación o
complicidad”, la colaboración en un hecho ajeno o la motivación de éste. Negativamente, puede decirse que es
condición esencial que el partícipe no realice la acción típica; se caracteriza por la ausencia de dominio final del
hecho, que es propia de las formas de autoría dolosa.

La contribución no ejecutiva requerida por la complicidad -en cualquiera de sus categorías- debe ser anterior o
simultánea al hecho. Reparemos sobre este aspecto que la ayuda posterior al hecho propia de la participación
secundaria, debe ser en cumplimiento de una promesa previa al mismo.

Distinguimos la participación en este sentido de la participación necesaria o codelincuencia, referida a aquellos


casos en que el tipo penal exige la intervención de dos o más sujetos activos: vgr. duelo, asociación ilícita, etc.

Participación: comprende a los cómplices e instigadores.

Categorías:

a) Partícipe primario. (Cómplice)

b) Partícipe secundario. (Cómplice)

c) Instigadores.

La complicidad primaria se distingue de la secundaria valorando el aporte (Art. 45 del CP).

.- Los que tomasen parte en la ejecución del hecho o prestasen al autor o autores un auxilio o cooperación
sin los cuales no habría podido cometerse, tendrán la pena establecida para el delito. En la misma pena
incurrirán los que hubiesen determinado directamente a otro a cometerlo.

Partícipe primario: (art. 45 del CP) Quien presta al autor un auxilio o cooperación sin los cuales el hecho no
hubiese podido cometerse.

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Art. 46 del CP: .- Los que cooperen de cualquier otro modo a la ejecución del hecho y los que presten una
ayuda posterior cumpliendo promesas anteriores al mismo, serán reprimidos con la pena correspondiente al
delito, disminuida de un tercio a la mitad. Si la pena fuere de reclusión perpetua, se aplicara reclusión de
quince a veinte años y si fuere de prisión perpetua, se aplicara prisión de diez a quince años.

Partícipe secundario: (art. 46) Quien coopera de cualquier otro modo a (“a” y no “en”) la ejecución del hecho
o presta una ayuda posterior cumpliendo promesas anteriores al mismo.

Instigador o inductor:

Art. 45 del CP: …en la misma pena incurrirán los que hubiesen determinado directamente a otro a
cometerlo.

Es instigador aquel que determina directamente a otro a cometer un particular delito,

Son requisitos:

a) Que exista una participación psíquica del agente instigador, tendiente a que el autor ejecute el delito.

b) Como resultado de ello, que el autor haya sido

Fundamento de la punibilidad de la participación

Hay distintas teorías que trata de explicar el fundamento de la culpabilidad y punibilidad de la conducta del
partícipe:

1) Teoría de la corrupción o de la culpabilidad: el fundamento de la punibilidad de la participación reside en la


culpabilidad del partícipe respecto de la corrupción del autor.

2) Teoría de la causación o del favorecimiento: es la doctrina aceptada por la doctrina mayoritaria, la cual señala
que la razón por la cual se considera culpable al partícipe, es porque favorece psíquicamente o materialmente al
autor a la consumación del hecho delictivo realizado.

De esta teoría se deduce que la voluntad del partícipe se debe dirigir a la ejecución del hecho principal, y que
este hecho requiera para su configuración del dolo. El desvalor de la conducta del partícipe consiste en colaborar
en la violación de la norma por parte del autor.

Conforme expresa disposición del artículo 45 del Código Penal Argentino hay que distinguir claramente a los
que tomaren parte en la ejecución del hecho, de aquellos que presten al autor o autores un auxilio sin el cual el
mismo no hubiese podido cometerse, conforme la misma terminología legal. Si esto es así, una cosa son los
ejecutores y otra distinta, los que prestan a ellos el auxilio estimado esencial o imprescindible, puesto que de
otra forma no tendría ningún sentido la diferenciación legal. Aclarado esto, cabe interpretar, que los autores o

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ejecutores son aquellos que han tenido el dominio del hecho, esto es, el señorío sobre el hecho ilícito, de decidir
el sí y el cómo hacerlo en el núcleo de la acción

2) Autoría y Coautoría.

Autor: Es todo aquel que realiza la acción descripta por el tipo.

- Concepto natural: cualquiera que hubiera intervenido activamente en el delito, ya realizando la conducta
principal descripta en el tipo, ya contribuyendo en cualquier medida a su proceso de manifestación en el mundo
exterior (proceso causa).

- Concepto legal: (más restringido) cuando la ley misma determina otras categorías de intervinientes activos a
los que les niega el carácter de autores (ej. cómplices), colocándolos en situación especial respecto de la
punibilidad (aunque en algunos casos la intensidad de la pena sea idéntica). Entonces autor es el que ejecuta el
delito.

Coautor:

En nuestro régimen legal puede asumir dos sentidos:

Como pluralidad de autores que ejecutan en común la acción típica (total), como ocurre en el hurto de un
contenedor con dos asas, en el que un agente toma una y el otro la otra,

o como participación en sentido específico en la acción de un autor, tomando parte en la ejecución de una
actividad (u omisión) que es la que hace que la acción de aquel autor ingrese en el tipo, lo cual ocurre en delitos
en los que el coautor puede realizar una parte del tipo, sin constituirse en autor como ejecutor de la acción
expresada por el verbo principal (ej. ejecuta el hecho típico de violación el que acceda carnalmente a la víctima
forzada, pero toma parte en la ejecución y sin ser cómplice porque cumple con una condición indispensable de
la misma acción típica, el que inmoviliza a aquella para permitir que el otro la acceda)

Autor inmediato y autor mediato.

Autor inmediato: Es el que ejecuta personalmente el hecho típico sin valerse de ningún otro individuo.

Es el que actúa exteriormente su propia voluntad en relación a la concreción de la acción típica, lo cual puede
hacer por sí mismo, desplegando él la actividad, o dejando de actuar en la omisión, o sustituyendo a la suya la
voluntad de otro sujeto, a quien fuerza a desplegar la actividad que el quiere como autor o lo condiciona para
que no realice la acción haciéndolo omitir, también enla forma típica que el ha querido, lo que puede hacer física
o psíquicamente.

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Autor mediato: Es el que ejecuta el hecho típico utilizando como instrumento a un inimputable o a un
inculpable que actúa por error o bajo coacción, sea que el error hubiera sido suscitado por el mismo autor
mediato o este se hubiera aprovechado del error en que ya se encontraba el instrumento, hubiera producido
él la coacción, o aprovechando una situación de coacción (ej. el que logra que alguien se apodere de la cosa
ajena haciéndole creer que es propia o aprovechando la creencia de que es propia, el que logra que otro cometa
el delito amenazándole con quitarle la vida o ejerciendo el mando reglamentario que posee sobre él. En los
delitos especiales, o sea, aquellos en que el tipo exige una calidad especial en el autor, la calidad exigida debe
reunirla el autor mediato y no el ejecutor de la acción típica.

Complicidad. Concepto y categorías. Criterio de determinación.

Se entiende por complicidad como la cooperación dolosa en la realización de un hecho antijurídico dolosamente
cometido por otro.

La complicidad puede ser prestada mediante consejo o hecho, por tanto, también psíquicamente; lo mismo que
mediante omisión, en el caso de que exista un deber de intervenir.41 La aportación, en consecuencia, no debe
ser de manera necesaria materialmente causal.

La cooperación debe ser dolosa. El cómplice debe saber que presta un aporte a la ejecución de un hecho punible.
El dolo del cómplice debe referirse tanto a la ejecución del hecho principal como a su favorecimiento.

Categorías

El Código Penal en sus artículos 45 y 46 establece grados de complicidad.

Así, se encuentran los que auxilian o cooperan con el o los ejecutores del hecho para que éste se pueda cometer
(art. 45) – cómplices primarios -; b) los que cooperan de cualquier otro modo a la ejecución del hecho (art. 46)
-cómplices secundarios-; c) los que prestan una ayuda posterior al hecho cumpliendo promesas anteriores a él
(art. 46) -cómplices secundarios-.

b.1.1) Cómplice primario. El artículo 45 del Código Penal, en su primera parte, expresa: “Los que tomasen parte
en la ejecución del hecho o prestasen al autor o autores un auxilio o cooperación sin los cuales no habría podido
cometerse, tendrán la pena establecida para el delito…”.

En tal sentido, conforme parte de la doctrina el carácter de cómplice primario depende del aspecto objetivo del
aporte brindado (aquel sin el cual el hecho no habría podido perpetrarse).

Según Nuñez, lo que interesa para apreciar el valor del aporte del cómplice, es la modalidad del hecho concreto
al que accede y no cualquier otro modo o manera de cometerlo. La fórmula legal se refiere, en realidad, a que el
auxilio o cooperación es complicidad necesaria si la tarea propiamente ejecutiva del tipo delictivo, sin el
concurso del aporte del cómplice no se hubiera realizado como se realizó en el caso concreto sino con otras
modalidades. En otros términos, el aporte del cómplice es necesario, no por su grado sino por su efecto respecto
de la configuración práctica del pertinente tipo delictivo.

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Por el contrario, los aportes de los cómplices no aprovechados por los autores o coautores en el tramo
estrictamente ejecutivo, para la configuración típica o fáctica del hecho, deben ser calificados como no
necesarios o secundarios.

La Sala Penal del Tribunal Superior de Justicia de la Provincia de Córdoba, adoptó, en un fallo, el siguiente
criterio: “Sólo es posible, entonces, calificar como necesarios a aquellos aportes prestados a los autores o
coautores aprovechados por los autores en el tramo estrictamente ejecutivo, sea que se vinculen con la
modalidad típica de ejecución (v.gr., el suministro del arma utilizada en el robo), sea también los que hacen a su
modalidad fáctica (v.gr., el suministro de información relacionada a la ausencia de moradores de la vivienda en
la que ingresan los autores del robo, conociendo la ausencia de riesgos)”.

2) Cómplice secundario. El artículo 46 del Código Penal establece que: “Los que cooperen de cualquier otro
modo a la ejecución del hecho y los que presten una ayuda posterior cumpliendo promesas anteriores al mismo,
serán reprimidos con la pena correspondiente al delito, disminuida de un tercio a la mitad…”

Esta es una colaboración que se efectúa al injusto del autor. Las hipótesis previstas son dos: la cooperación de
cualquier modo –no esencial- a la ejecución del delito (primera modalidad); y la ayuda posterior a ésta,
mediando promesa anterior (segunda modalidad).

Para evaluar si la ayuda prestada por el cómplice fue o no esencial, tanto la doctrina como jurisprudencia siguen
un criterio concreto o uno abstracto; el primero estipula que debe juzgarse lo ocurrido en el caso concreto
conforme los planes de la ejecución, debiendo ello hacerse ex post pues desde esta perspectiva observaremos si
con el aporte o ayuda el plan se hubiera frustrado, criterio que es insuficiente porque prácticamente de todos los
aportes pueden predicarse que en el caso concreto fueron imprescindibles, puesto que si faltara uno de ellos el
hecho no se hubiese realizado tal como efectiva y concretamente se realizó; el segundo criterio, el abstracto,
sostiene que hay que hacer abstracción del caso concreto y preguntarse si la forma de cooperación puede
considerarse necesaria en general para la comisión del delito, criterio también insuficiente, puesto que conforme
a él todo aporte no sería nunca necesario, pues el autor hubiera podido conseguir el medio o instrumento o la
colaboración prestada, de cualquier otra persona, o podía haber utilizado otro medio o forma de ejecución. Es
por esto que la doctrina y jurisprudencia prefieren un criterio mixto, es decir, tener en cuenta el aporte en el caso
concreto pero relacionando con la ayuda prestada a la ejecución de la acción típica. Así se señala como
preferible la llamada teoría de los bienes escasos del maestro español Gimbernat Ordeig, quien sostiene que una
contribución es cooperación necesaria si era muy difícil – de allí el nombre de la teoría- de conseguir para el
caso concreto.48

En lo que se refiere al grado de culpabilidad de los intervinientes en un delito, y su relación con el partícipe
secundario, se ha dicho que: “Al consistir la participación secundaria, de acuerdo al principio de accesoriedad
limitada que la gobierna, en la mera intervención en un hecho ajeno, nada importa la falta de demostración de la
culpa del autor si se encuentra perfectamente delimitado, clara y precisamente, el hecho ejecutado. La
culpabilidad es una cuestión ajena por ser individual a cada interviniente en el suceso delictuoso. De ahí se
explica que el art. 47 del Cód. Penal faculte al juez a limitar subjetivamente la responsabilidad del cómplice por
el hecho realmente cometido por el autor”.

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Instigación. Concepto

Instigador es el que determina directamente a otro a cometer un hecho punible. En otras palabras, instigar es
crean en otro (el auto) la decisión de cometer el hecho punible (dolo). Esto significa que el instigado debe haber
formado su voluntad de realizar el hecho punible como consecuencia directa de la acción del instigador.

En ese sentido, la conducta del inductor consiste en provocar o persuadir a una persona a que tome una
resolución para realizar un hecho ilícito. El inductor no tiene el dominio del hecho, sino solamente determina a
otro a realizar un hecho delictivo mediante el uso de su influencia.

La responsabilidad del inductor depende del autor principal, ya que es partícipe del delito cometido por el autor
principal. Por consecuencia, como está atado a la suerte del principal, la pena depende de hasta donde ha llegado
el delito; esto es, si se consumó, tendrá la pena del delito consumado, si quedó tentado tendrá esa pena. Pero,
como mínimo, el hecho principal debe haber tenido comienzo de ejecución, caso contrario la inducción es
impune.

Es una participación puramente síquica, consistente en haberle hecho tomar al autor la resolución de ejecutar el
delito consumado o intentado. Si el tercero ya está determinado a delinquir no puede haber instigación en los
términos del artículo 45 del Código Penal.

El límite de la responsabilidad del instigador se encuentra en su propio interés, es decir, hasta el resultado que
tuvo en miras se produzca; por lo tanto no responderá por el exceso en que incurra el instigado, lo cual se deriva
del principio de culpabilidad.

El medio empleado para la instigación es indiferente: persuasión, consejo, hasta aparente disuasión. Los medios
citados en él: amenaza, fuerza y error, no deben llegar a tal punto que el autor ya no actúe dolosamente, sobre la
base de su propia decisión, si no existiría autoría mediata.

5) Pena que se aplica según el grado de participación criminal.

UNIDAD Nº 6: UNIDAD Y PLURALIDAD DE DELITOS. CONCURSO DE DELITOS.


1) Concurso de delitos. Concepto y clases. 2) Concurso Ideal. Concepto. Teorías. Sistema de
nuestro Código Penal. Penalidad. 3) Concurso Real. Concepto. Como se calcula la pena.
4) Unificación de penas. Métodos, explicación . 4) Delito Continuado. 5) Reincidencia.
Concepto y casos en los que debe ser declarada.

UNIDAD Nº 7: LA PENA.
1) La Pena. Concepto. 2) Tipos de pena establecidas en el Código Penal. Concepto de cada
una. Diferencia entre la pena de Prisión y la de Reclusión. Aplicación en la practica. 3)

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Prisión Preventiva. Concepto. Computo de la prisión preventiva. 4) Pena de ejecución


condicional. Concepto y casos en los que procede. Art. 26 del Código Penal. Diferencias
con la Libertad Condicional. Revocación del beneficio. 5) Extinción de la pena. Casos y
concepto de cada uno. Art. 59 y ss del Código Penal.

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Unidad Nº 8: Delitos Contra Las Personas.

1) Homicidio simple.
Art. 79 : “Se aplicara reclusión o prisión de 8 a 25 años al que matare a otro, siempre que en este
código no se estableciere otra pena”.

- Es un delito de RESULTADO.

- Admite TENTATIVA.

Según al Corte Interamericana de Derechos Humanos el homicidio es “La privación arbitraria de la vida de una
persona”. Así establece una diferencia con la legítima defensa.

La acción típica es la de matar, es decir, extinguir la vida de una persona. Esta figura, se dará siempre que el
acto de matar no este sancionado por la ley con una pena diferente a la que prevé el artículo (Regla de
Subsidiariedad). En primer lugar quedan fuera de la figura los casos en que la muerte del sujeto pasivo
constituye un aborto, en segundo lugar, tampoco se aplica la norma citada en los casos en que la muerte
constituye alguno de los homicidios agravados o atenuados que contemplan las disposiciones siguiente y por
fin, tal cosa ocurre también cuando el homicidio (aun el causado con dolo eventual en algunas hipótesis) está
contemplado por la ley como resultado (normalmente agravatorio) de otros delitos.

El ser humano comienza a nacer en el momento en que comienza el parto, si muere durante el parto, es
homicidio (ya que la figura del infanticidio ha sido derogada por ley 24410), si muere antes es aborto, y si
muere después es homicidio. Es decir que el momento del nacimiento es el que marca la división entre aborto y
homicidio.

2) Homicidio Calificado.
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Las figuras agravadas se contemplan en el Art. 80 del Código Penal. Para su comprenderlas adecuadamente, es
conveniente agruparlas teniendo presente las razones principales que fundamentan las agravaciones

Art.80: “Se impondrá reclusión perpetua o prisión perpetua pudiendo aplicarse lo dispuesto en el Art. 52
(accesorias de reclusión por tiempo indeterminado) al que matare:

AGRAVADO POR EL VÍNCULO

 Inc.1: A su ascendiente descendiente o cónyuge, sabiendo que lo son.

Esta figura contempla:

- Parricidio: Ascendientes

- Filicidio: Descendientes

- Uxoricidio: Cónyuges.

ASPECTO OBJETIVO:

- ASCENDIENTES Y DESCENDIENTES: Lo que la ley toma en cuenta es el menosprecio que el autor ha


tenido para con el vínculo de sangre, siempre y cuando este sea en las líneas ascendiente o descendente, ya sean
vínculos legalmente constituidos o vínculos de carácter natural. Por ende quedan fuera de esta agravante y
encuadrados en el Art. 79 demás parientes como primos, hermanos, etc. Tampoco quedan comprendido en la
agravante los adoptantes y los adoptados, ya que pese al vínculo de familia que la ley crea entre ellos, no pueden
considerase ascendientes y descendientes en el sentido del Art. 80 Inc.1º (Creus). –

- CÓNYUGES: Se funda en el menosprecio del respeto que se deben mutuamente los cónyuges (Nuñez).
Requiere la existencia de un matrimonio valido, es decir que si media divorcio vincular, la agravante no será
aplicada. Si el matrimonio es anulable y el homicidio se comete antes de la anulación, se aplica la agravante, ya
que permanece entre ellos el deber de respeto que da fundamento a la norma. En cambio si el matrimonio es
absolutamente nulo, no habrá agravante en los términos del Art. 80, ya que no hay ni hubo nunca matrimonio
valido, sean los contrayentes de buena o mala fe, encuadrándose la figura en caso de homicidio en el Art. 79: No
hay vinculo, no hay matrimonio actualmente valido ni lo hubo nunca, por lo cual cualquiera que sea el agente o
el sujeto pasivo (ya sea de buena o mala fe) el homicidio será calificado de simple (Creus).

En contra opinan Fontan Balestra , que sostiene que en caso de que ambos cónyuges sean de buena fe, la muerte
de cualquier de ellos por el otro es homicidio en los términos del Art. 80 Inc. 1º, cuando uno es de buena fe y el
otro es de mala fe, solo el homicidio perpetrado en la persona que es cónyuge de buena fe por el de mala fe es
calificado, ya que para la ley civil el que es cónyuge es el de buena fe: el de mala fe verdaderamente mata al
cónyuge sabiendo que lo es, mientras que el de buena fe no mata al cónyuge sino a quien cree erróneamente que
lo es, faltara pues en este último caso, el sustento objetivo del tipo que es el vínculo, y estaremos en presencia
de un homicidio simple.

ASPECTO SUBJETIVO:

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Cognoscitivo: El conocimiento del agente del vínculo que lo une al sujeto pasivo “Sabiendo que lo son” es un
saber objetivo y no un deber de saber. Por lo cual si el agente no ha reconocido legalmente el vínculo que lo
unía al sujeto pasivo, pero tenía conocimiento del mismo al tiempo del homicidio, se aplica la agravante del Art.
80 Inc.1º.

PARTICIPACIÓN:

Si el participe tenía conocimiento del vínculo, se extiende a él también la agravante, aunque no esté vinculado
con la victima por ninguno de los parentescos enunciados en el texto legal. Los demás casos deberán resolverse
según las reglas generales de la participación (Art. 48 in fine).

CULPABILIDAD:

Esta figura admite el dolo directo, pues quien comete el hecho lo hace sabiendo la relación lo une con la
víctima. También el dolo eventual, pues el agente puede actuar aceptando la causación del resultado en una de
esas personas, ante la probabilidad de que tal resultado ocurra a raíz de su actividad (Fontan Balestra). El error
sobre la existencia del vínculo excluye el tipo agravado por la ausencia del elemento subjetivo que requiere. El
tiempo tampoco rige por falta del elemento objetivo, cuando el autor cree matar a quien es su ascendiente,
descendiente o cónyuge pero mata a quien en realidad no lo es.

AGRAVADO POR ALEVOSÍA

 Inc. 2: Con ensañamiento, alevosía, veneno u otro procedimiento insidioso.

1) ENSAÑAMIENTO:

Padecimiento extraordinario de la víctima: el concepto legal de ensañamiento comprende elementos objetivos y


subjetivos.

ASPECTO OBJETIVO: Objetivamente, requiere que la agonía de la víctima signifique para ella un
padecimiento extraordinario e innecesario en el caso concreto, sea por el dolor que se le hace experimentar, sea
por la prolongación de la agonía. Tales requisitos no se dan cuando el padecimiento extraordinario es
consecuencia necesaria del medio utilizado por el autor, sin preordenación del sufrimiento o cuando la
condición de la víctima no le permite padecer sufrimiento, como por ejemplo el caso de una persona paralizada
carente de sensibilidad. Es decir que el ensañamiento objetivamente no requiere una determinada magnitud del
daño inferido, sino que se refiere a la intensidad, por ejemplo, una pequeña herida producida en un centro
nervioso puede originar mayores padecimientos que un gran número de otras lesiones.

ASPECTO SUBJETIVO: Crueldad y pre ordenamiento. Subjetivamente, el padecimiento inflingido a la


víctima debe ser un acto de crueldad del agente. Su acción tiene que ir deliberadamente dirigida a matar
haciendo padecer a la victima de aquel modo. La elección de los medios para matar ha de estar preordenada por
el autor a la causación del sufrimiento extraordinario e innecesario. Si este requisito no se da, el hecho no
encuadra en la agravante, aun cuando haya existido un sufrimiento extraordinario de la víctima como
consecuencia del medio utilizado, Ej.: quien al disparar sobre su contrincante lo hiere en el abdomen y el herido
muere tras larga agonía. Es decir que para que se dé la agravante, a la voluntad de matar debe sumársele la de
hacerlo de modo cruel.
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2) ALEVOSÍA: En este tipo la figura se agrava por las menores posibilidades que tiene la victima de
defenderse. Es un “obrar a traición y sobre seguro” entendiendo que “a traición” significa aprovechando la
indefensión de la víctima y “sobre seguro” la intención del agente de obrar sin riesgos para sí.

ASPECTO OBJETIVO: Indefensión de la víctima. Ausencia de riesgos para el victimario. Objetivamente la


victima debe encontrarse en una situación de indefinición, que le impida oponer resistencia que se transforme en
un riesgo para el agente. No es indispensable que haya total ausencia de resistencia, sino que la alevosía es
compatible con una resistencia mínimamente riesgosa para el ofensor, procedente de la actividad de la víctima
misma o de terceros que deban o puedan oponerse a la acción y no que simplemente puedan reacción después de
su ocurrencia Ej.: quien en un bar concurrido aprovecha el estado de ebriedad de una persona para darle muerte,
puede hacerlo con alevosía, aunque afronte el riesgo de la reacción posterior de los contertulios (Creus). La
indefensión puede proceder de: - La inadvertencia de la víctima o de los terceros respecto del ataque. Ej.:
disparar por la espalda. - Las condiciones en que se encuentra la víctima. Ej.: parálisis, desmayo, sueño,
ebriedad, etc. - Puede haber sido procurada por el autor. Ej.: ocultándose en acecho u ocultando sus intenciones
criminales por medio de un acercamiento amistoso hacia la víctima. - Puede ser aprovechada por el autor, Ej.:
quien mata a una persona que está dormida.

ASPECTO SUBJETIVO: Obrar sin riesgos. Preordenación y premeditación. Además de la indefensión de la


víctima, subjetivamente el autor debe obrar sobre seguro, esto es sin riesgo que puede implicar la reacción de la
víctima o de terceros dirigida a oponerse a su acción. No se tiene en cuenta aquí tampoco la reacción posterior al
ataque que pueden asumir los terceros sino simplemente el riesgo que procede del rechazo del ataque mismo, lo
que requiere una preordenación de la actividad del agente para actuar con esa seguridad, es decir la procuración
o el aprovechamiento del estado de indefensión, lo cual no implica necesariamente, una premeditación (serena y
fría deliberación del contexto del hecho a realizar) puesto que si la premeditación importa preordenación, esta
puede darse sin aquella (como ocurre en el caso de quien al encontrar dormida a la víctima, decide en ese
momento darle muerte, sin haberlo premeditado), y aunque los casos en que el autor ha procurado la situación
de indefensión de la víctima son supuestos de premeditación, ya vimos que ellos no cubren todo el espectro de
la alevosía. La premeditaron a diferencia de lo que ocurre en otros derechos, no es una agravante en nuestro
ordenamiento. Para que se de alevosía, debe ser el móvil alevoso (Nuñez), lo que decida al agente a actuar, que
por supuesto no desaparece cuando aquel ha corrido un riesgo originario en una circunstancia con la que no
había contado en su plan, Ej.: quien entra en el dormitorio de la victima para darle muerte mientras duerme y
encuentra a un tercero que circunstancialmente estaba en aquel lugar.

La calificante desaparece cuando habiendo el agente premeditado su obrar alevoso, al llevar a cabo el hecho lo
hace voluntariamente de un modo tal que implica afrontar el riesgo de la reacción de la víctima o de un tercero,
Ej.: quien habiendo decidido aprovechar la parálisis de la víctima para darle muerte la encuentra cuidada por un
tercero, pero igualmente afronta la acción; quien acecha a su enemigo y habiendo sido descubierto por el decide
atacarlo en esas condiciones.

3) VENENOS Y PROCEDIMIENTOS INCIDIOSOS: Esta agravante se da por las menores defensas de la


víctima ante la insidia que constituye la utilización de los particulares medios a que se refiere la ley, y no a la
efectividad letal de ellos.

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VENENO: sustancia (animal, virus orgánicos, vegetal, mineral, sólida, liquida o gaseosa) que introducida en el
cuerpo humano por cualquier vía (bucal, inyectable, por osmosis) normalmente mata en virtud de las
transformaciones químicas que produce. No son veneno las sustancias introducidas en el cuerpo humano o en
contacto con él, que matan por procesos que no tienen ese carácter, como serían los mecánicos (ingestión de
vidrio molido o de levadura tomada en gran cantidad) o térmicos( sustancias que producen calor al ser
introducidas en el cuerpo), como así tampoco aquellas que no son normalmente letales, pero que puedan llegar a
serlo en virtud de las particulares condiciones de la víctima, como lo sería el azúcar administrada a un
diabético., aunque unas y otras pueden integrar un procedimiento agravatorio cuando se las administra
insidiosamente. Para que la suministración del veneno entre en la agravante, debe ser administrada
insidiosamente, ya que lo que agrava no es el carácter de la sustancia, sino el modo en que el autor la utiliza para
matar, por ende solo agrava la muerte producida por veneno administrado insidiosamente o sea ocultando a la
víctima la calidad de la sustancia, induciéndola al error sobre ella para que se la introduzca, o se la deje
introducir o poner en contacto con su cuerpo. Si tal insidia no está presente en la acción del agente, se tratara de
un homicidio simple Ej.: el que por medio de violencia hace tomar a la víctima una pócima, o de un homicidio
calificado por distinta razón, como la alevosía, por ejemplo quien aprovechando el desmayo de la víctima le
inyecta veneno.

PROCEDIMIENTO INSIDIOSO: Es aquel procedimiento que sin constituir administración de veneno,


implica un engaño o artificio que no permite a la víctima conocer su dañosidad. Hay un ocultamiento material
del acto homicida del agente respecto de aquella, y tal ocultamiento se concentra en la naturaleza misma del
medio empleado.  Diferencia entre la alevosía y los venenos y procedimientos insidiosos: En la alevosía lo que
se toma en cuenta es la insidia en el modo de matar, mientras que en esta última agravante lo que se tiene en
consideración es la insidia en el medio con que se mata. En esta agravante también, al igual que en la alevosía,
hay un desdoblamiento de la voluntad del autor, el agente quiere matar, y debe querer hacerlo insidiosamente,
por medio de veneno u otro procedimiento que permita la insidia.

AGRAVADO POR PRECIO O PROMESA REMUNERATORIA

 Inc. 3º: Por precio o promesa remuneratoria

El fundamento de esta agravante es el bajo motivo que inspira al autor y el peligro que socialmente representa el
homicidio lucrativo. El núcleo de esta agravante reside en el pacto y en su contenido. El ejecutor debe haber
aceptado el mandato de un tercero para matar y debe haber actuado en cumplimiento de ese mandato, ya que si
pese a haber recibido el mandato, obra al margen de él, queda excluida la agravante, con la salvedad de que el
agente haya obrado con ambas finalidades (la suya y la del mandato). El pacto tiene que existir explícitamente
con relación a un determinado homicidio, cualquiera que sea la forma que adopte (escrito o verbal). No quedan

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comprendidos los entendimientos tácitos y menos aún, la muerte producida por el agente con la esperanza de
recibir un precio por ella.

CONTENIDO DEL PACTO: El precio y la promesa remuneratoria. No cualquier mandato integra el tipo, sino
el que tiene por objeto la comisión de un homicidio y su retribución: el pacto debe contener un precio o una
promesa remuneratoria para el ejecutor. Ambos son formas distintas de una retribución constituida por dinero o
por bienes apreciables en dinero.

- El precio: se da cuando el dinero o el bien se entrega antes del hecho.

- La promesa remuneratoria: se refiere al pago o entrega que se harán después de ejecutado el hecho (Nuñez).

No son típicas las retribuciones que aunque tengan repercusiones económicas, no están constituidas por dinero o
por bienes valuables monetariamente, por ejemplo, designar al ejecutor en un puesto laboral, aunque esto pueda
integrar otras calificantes.

RESPONSABILIDAD DEL EJECUTOR Y DEL INSTIGADOR: La responsabilidad del instigador como la


del ejecutor en el hecho a raíz del pacto, los sitúa en un plano de igualdad como autores, lo cual repercute en la
tentativa.

CONSUMACION: El hecho se consuma con la muerte de una persona en virtud el pacto, aunque la victima
por error del agente, no sea la indicada por el mandante. Cuando el pacto tiene contenido de promesa
remuneratoria, su cumplimiento o incumplimiento es indiferente a los fines de la consumación de la acción
típica agravada, puesto que basta con que el ejecutor haya actuado en virtud de aquella promesa.

TENTATIVA: El pacto no entra en los límites de la tentativa, pues constituye un acto preparatorio, y como tan
es impune en nuestro derecho. La tentativa se da con la agravante, cuando realmente se ha intentado la muerte
del sujeto pasivo. Pero producida la tentativa, el desistimiento voluntario del ejecutor no favorece al mandante, a
cuyo respecto se da un supuesto de tentativa acabada. El mandante solo entrara en la tentativa de homicidio
agravado, si llega a impedir con su intervención la consumación del delito, y así podrá beneficiarse con la
impunidad prevista para el arrepentimiento activo (Art. 43).

PARTICIPACIÓN: Los partícipes del homicidio estarán comprendidos en la agravante, cuando obraren en
conocimiento del pacto aunque no intervengan en los beneficios de la retribución.

AGRAVADO POR PLACER, CODICIA, ODIO RACIAL O RELIGIOSO.

 Inc. 4º: Por placer, codicia, odio racial o religioso.

1) POR PLACER: El fundamento de esta agravante se da por la mayor perversidad presente en el agente que
mata para experimentar una sensación placentera, entendiendo por esta un contento o satisfacción que produce
el hecho de matar o la circunstancia de ejecutar tal hecho. Quien mata por placer lo hace por el gusto o el agrado
que le produce el acto, sin que otra motivación lo haya determinado. La agravante sin embargo, abarca distintas
circunstancias que relacionadas con la muerte, pueden suscitar placer al agente, como por ejemplo el placer
derivado de desahogar el instinto de matar sin motivo alguno o por motivos banales como pude serlo probar un
arma, o el derivado de la satisfacción de una curiosidad malsana, como por ejemplo ver correr sangre o

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contemplar la agonía, o de apoyar otras sensaciones que se exacerban con los sufrimientos de la víctima como
pueden serlo las sensaciones sexuales.

ASPECTO SUBJETIVO: El placer como finalidad del autor. La finalidad de satisfacer el deseo de sentir
placer es la que debe mover la actuación del agente sin otra motivación o acompañada de motivaciones fútiles
que no llegan a sobreponerse a aquella. La muerte decidida y ejecutada por una causa distinta no constituye la
agravante, aunque el autor haya experimentado placer al realizarla.

ASPECTO OBJETIVO: No es necesario que efectivamente el agente haya experimentado el placer al ejecutar
el hecho, sino que basta con la circunstancia que haya obrado en busca de ese placer.

2) POR CODICIA: Aquí al igual que en el caso anterior, la agravante se fundamenta en la mayor perversidad
del agente revelada en el bajo motivo de su obra. La codicia es el afán de lograr ganancias o provecho material
mediante la obtención de dinero, bienes o librándose de cargas u ocupando posiciones que puedan suministrar
ventajas patrimoniales. Creus, explica que la agravante tanto puede darse en el caso de que el agente ha
esperado una ganancia considerable, como por ejemplo la herencia de una importante suma de dinero por medio
de la muerte de un hermano, como cuando el objetivo es una pequeña retribución, en ambos casos el autor a
obrado con codicia, por ende no es necesario hacer (como parte de la doctrina ha pretendido) una distinción
entre la codicia y el ánimo de lucro. Sin embargo, hay que destacar que las ventajas sin contenido económico en
sí mismas Ej. Un título honorífico, no quedan comprendidas por la tipicidad, a menos que le autor haya obrado
teniendo primordialmente en cuenta los beneficios de esa índole que ellas puedan suministrarle, como lo sería
por ejemplo el aumento de su crédito, el acceso a sociedades comerciales exclusivas, etc.

ASPECTO SUBJETIVO: La ventaja económica debe ser el móvil que ha decidido al agente a actuar. Si su
obra se vio impulsada primordialmente por otras motivaciones (como el odio), no se dará la agravante, aunque
el autor haya deliberado sobre la posibilidad de obtener ventajas de dicho carácter a consecuencia del hecho.

CONSUMACION: Basta con que el agente obre con la esperanza de obtener una ventaja patrimonial
(finalidad) aunque esta no se logre aunque sea ella imposible en el caso concreto, como lo sería en el caso de
que se mate en espera de una herencia y el causante de quien se espera heredar haya dilapidado su fortuna y el
autor ignorara tal situación, puesto que en tal situación, el agente ha obrado igualmente por codicia.

3) POR ODIO RACIAL O RELIGIOSO: Esta agravante se fundamenta en la perversidad del agente y en el
gran peligro social que implican esta clase de hechos. El odio es la aversión que el agente siente por una persona
o grupo de personas, pero en la especie, debe tratarse de un odio que tenga como motivación la aversión o la
adhesión a una raza o religión. Así como no se califica el homicidio por odio que no sea racial o religioso,
tampoco se califica la muerte de una persona que pertenece a una determinada raza o religión, si es que esa
pertenencia no ha sido la razón por la cual el autor se decidió a obrar.

ASPECTO SUBJETIVO: El odio racial o religioso debe ser la motivación principal de la muerte, si fue por
otras causas, la calificante no se aplica, aunque ese odio haya estado presente en la deliberación del autor.

La ley 23592 (sanciones sobre actos discriminatorios) no incide en la medida de la punibilidad del Art. 80 Inc.
4, pero hay que hacer una aclaración, mientras que el Código Penal solo habla de “odio racial o religioso” la
mencionada ley dispone genéricamente el aumento de las escalas penales cuando el delito de que se trate sea

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cometido por “odio a una raza, religión o nacionalidad”, el odio a la “nacionalidad” no está comprendido en la
agravante del Art. 80 Inc.4º, por lo que en principio solo podrá ser incluido en ella cuando pueda coincidir con
el odio a la raza representativa de la nacionalidad.

El error in personam no excluye la agravante, siempre y cuando el hecho se haya cometido por odio racial o
religioso, aunque la persona no pertenezca a la raza o religión que el agente creía.

AGRAVADO POR UN MEDIO IDÓNEO PARA CREAR UN PELIGRO COMÚN.

 Inc. 5º: Por un medio idóneo para crear un peligro común.

Esta agravante se fundamenta en el poder letal del medio elegido por el autor, que facilita la extensión
indiscriminada de los daños a terceros extraños. Aquí no se tiene en cuenta la posibilidad de defensión de la
víctima, sino la expansibilidad del delito.

ASPECTO SUBJETIVO: Selección del medio por el autor. En este caso el peso de la conexión subjetiva es
fundamental, el medio debe haber sido seleccionado como tal para matar, se debe haber querido matar con ese
medio. En cuanto a la producción de la muerte, es indispensable el dolo directo, pero respecto de la idoneidad
del medio seleccionado para producir el peligro común, basta que el agente haya aceptado la producción de ese
peligro utilizando el medio aunque no tuviera la certeza de aquella idoneidad. Si la conexión subjetiva no existe,
es decir, si el medio no ha sido seleccionado por el autor para matar, se dará el delito contra la seguridad común
agravado por la muerte, o el delito contra la seguridad en concurso con homicidio, según sea el caso, por
ejemplo, habrá concurso cuando hubiera dolo eventual de homicidio y la correspondiente agravante del delito
contra la seguridad común admita solo el homicidio culposo como circunstancia calificante.

ASPECTO OBJETIVO: Medio idóneo para crear peligro común. Es necesario que el medio seleccionado por
el autor para matar sea idóneo para crear un peligro común. La ley no requiere que el medio utilizado constituya
un “delito contra la seguridad común”, por lo que, aunque normalmente el uso de esos medios suele constituirlo,
cuando esa utilización no llego a originar el peligro común que exigen muchos de los tipos del respectivo título
no queda descartada la agravante. En tal sentido basta con que la idoneidad para generar el peligro sea propia de
la naturaleza del medio y de las circunstancias en que se lo utilizo, aunque por razones extrañas al plan del autor
no haya sido idóneo, en el caso concreto para generarlo, como sería el caso de un explosivo que el agente arroja
al paso de la víctima dentro del marco de una manifestación pública, que la mata al golpearla en la cabeza, sin
estallar, por haber sido desactivado sin que él lo supiera.

CONCURSO CON EL DELITO DE PELIGRO COMÚN: En los casos en que estemos en presencia de un
homicidio agravado, si además de producir la muerte el agente comete un delito de peligro común, siendo este
solo un medio de aquel, tendremos dos hechos distintos que concursaran realmente.

AGRAVADO POR EL CONCURSO PREMEDITADO DE DOS O MÁS PERSONAS.

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 Inc. 6º: Con el concurso premeditado de dos o más personas.

El fundamento de esta agravante son las menores posibilidades de defensa de la víctima ante la acción de varios
atentes. Para que se configure este tipo se requieren como mínimo tres personas: El agente y dos o más, ya sea
que realicen actos materiales como golpear todos ellos a la víctima, o no, como alcanzar el arma, o bien sea de
ejecución de violencia física o moral sobre la víctima. Los que concurren pueden actuar como co autores o
como cómplices necesarios (dando aviso de la presencia de terceros por ejemplo). El instigador y demás
participes que no intervienen en el hecho no quedan comprendidos en el tipo, pues lo que se pena aquí es la
situación de menor defensa de la víctima.

ASPECTO SUBJETIVO: Premeditación del concurso. Además de la participación múltiple el tipo requiere la
convergencia intencional de los unos respecto de la acción de los otros. Debe haber acuerdo, no solo para matar,
sino para hacerlo de ese modo. No se requiere gran premeditación, sino simplemente que el acuerdo haya sido
inmediatamente anterior al hecho. Se requiere en todos los partícipes, como mínimo, capacidad para conocer
cuál es el hecho y la circunstancia de hacerlo voluntariamente.

HOMICIDIO CRIMINIS CAUSA

 Inc. 7º Para preparar, facilitar, consumar u ocultar otro delito o para asegurar sus resultados o
procurar la impunidad para sí o para otro o por no haber logrado el fin propuesto al intentar
otro delito.

El homicidio criminis causa se conecta ideológicamente con otro delito y esa conexión puede ser final o
impulsiva (Nuñez):

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CASOS DE CONEXIÓN FINAL:

1) PREPARAR: cuando con el homicidio se procura obtener los medios o colocarse en situaciones que
permitan la ejecución de otro delito. Ej.: el delincuente mata al empleado que tiene las llaves de la caja fuerte y
se apodera de las mismas.

2) FACILITAR: cuando se procuran con el homicidio mejores posibilidades para la ejecución o efectividad del
resultado de otro delito. Ej.: Para facilitar el secuestro de un individuo, el delincuente mata al chofer que guía el
automóvil en que aquél viaja.

3) CONSUMAR: cuando el homicidio es el medio para ejecutar otro delito. Ej.: matar para vencer la resistencia
en un robo. Ej.: para consumar un robo nocturno en un negocio, el delincuente mata al sereno.

4) OCULTAR: cuando el homicidio es utilizado en miras de que no se conozca la comisión de otro delito. Ej.:
matar al único testigo presencial o a la propia víctima del delito. Ej.: ocultar la violación, el delincuente mata a
la víctima.

5) PROCURAR IMPUNIDAD: para el propio autor o para un tercero. El delito al que se refiere la impunidad
procurada, puede ser uno ya cometido o uno que se va a cometer .Ej.: Para procurar la impunidad para sí, el
delincuente mata al testigo que presenció la comisión del delito. Para procurar la impunidad para otro, el amigo
de un procesado por estafa, mata al individuo que posee documentos que pueden servir de prueba contra su
amigo.

6) ASEGURAR LOS RESULTADOS DE OTRO DELITO: Cuando mediante él se procura firmar la


pertenencia de los beneficios que se han obtenido del otro delito ya consumado, o de lo que se piensa obtener
del delito que se va a cometer. Ej.: Para asegurar los resultados del asalto a un banco, el delincuente mata al
policía que lo persigue mientras se escapa con el dinero.

CASOS DE CONEXIÓN IMPULSIVA:

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POR NO HABER LOGRADO EL FIN PROPUESTO AL INTENTAR OTRO DELITO: la frustración de


los fines propuestos es el móvil del agente. El fin propuesto es el resultado mismo del delito o cualquier otro
efecto posterior a su consumación que el agente espera lograr al cometerlo.

La agravante se configura aunque el otro delito haya sido cometido o vaya a ser cometido por un extraño al
agente, no se requiere que haya connivencia delictiva. Hay una conexión ideológica entre ambos delitos.

ASPECTO SUBJETIVO: Se mata para conseguir una de las finalidades previstas en el tipo, tiene que haber
una conexión subjetiva en el agente, entre el homicidio y el otro delito. La circunstancia de que el homicidio
haya servido para preparar, facilitar, consumar, etc. otro delito, se ha dado por razones extrañas al agente, no
configura el tipo, así como tampoco si se mata sin dolo directo, como sería el caso del dolo eventual.

CONSUMACION: Basta con que exista aquella conexión subjetiva para que funcione la agravante, aun cuando
en los planes del autor no se haya cumplido realmente su finalidad Ej.: que la muerte haya sido inútil a los fines
propuestos. Es una agravante estrictamente subjetiva, es suficiente que el agente actúe con aquellos fines para
que se configure el tipo.

ASPECTO OBJETIVO: La acción que constituye el delito debe haber sido emprendida por el agente. El
Código Penal utiliza la palabra “intentar” por ende basta que haya realizado aquella actividad aunque
efectivamente no se haya consumado el otro delito. Aquí la ley utiliza el término intentar no en el sentido de la
tentativa sino en el de emprender la acción que a diferencia de los casos de conexión final, puede darse por el
agente o por terceros. En estos casos de conexión impulsiva, al igual que en los de conexión final, el agente
debe verse movilizado a la realización del hecho, por despecho o frustración de otro delito.

PARTICIPACIÓN: Esta agravante es pasible de participación, siempre que haya conocimiento de la


motivación del agente.

Diferencia con el Homicidio en Ocasión de Robo (Art. 165 CP): la diferencia radica en que supone que
resultare un homicidio con motivo u ocasión de robo, esto es, que la muerte de una persona se produce
accidentalmente por tal hecho y sin que el autor tuviera la intención de causarla.

AGRAVADO POR MATAR A UN MIEMBRO DE LAS FUERZAS DE SEGURIDAD PÚBLICA.

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 Inc.8º: A un miembro de las fuerzas de seguridad pública, policiales o penitenciarias, por su


función, cargo o condición. (Texto según ley 25601 B.O 11/06/2002)

Esta agravante tiene su fundamento en el estado especial del sujeto pasivo.

SUJETO PASIVO: El sujeto pasivo incluye miembros de cualquier fuerza de seguridad pública, policial,
penitenciaria, de prefectura, policía aeronáutica, bomberos, etc. Aun cuando estuvieren retirados, ya que no
pierden su carácter de policías, no así en el caso en que hayan sido “dados de baja” puesto que en tal caso
pierden tal calidad.

ASPECTO SUBJETIVO: El agente tiene que tener conocimiento de la calidad del sujeto pasivo, debe existir
una conexión entre la muerte y la condición que revestía la víctima. Ej.: el ladrón que mata al policía que lo
persigue; el preso que mata al carcelero, etc.

AGRAVADO POR ABUSO DE AUTORIDAD.

 Inc. 9º: Abusando de su función o cargo, cuando fuere miembro integrante de las fuerzas de
seguridad, policiales o del servicio penitenciario. (Texto según ley 25816 B.O 09/12/2003)

Este inciso surge como consecuencia del llamado “gatillo fácil”. El sujeto activo es cualquier miembro de las
fuerzas armadas o de seguridad, que en abuso de sus funciones comete el delito de homicidio. El fundamento de
la agravante está dado por ese abuso y por el quebrantamiento del deber policial de seguridad a la comunidad.
Ej.: Por ejemplo: policía que obliga al detenido a tirarse de noche al Riachuelo.

AGRAVADO POR MATAR A SU SUPERIOR MILITAR.

 Inc. 10: A su superior militar frente a enemigo o tropa formada con armas. (Agregado por ley
26394)

Este inciso surge como consecuencia de la derogación del código de justicia militar.

3) Homicidios atenuados.
EMOCION VIOLENTA:

Art. 81: “Se impondrá reclusión de 3 a 6 años o prisión de 1 a 3 años:

a) Al que matare a otro, encontrándose en un estado de emoción violenta y que las circunstancias hicieren
excusable.

FUNDAMENTO DE LA ATENUANTE: la ley atenúa el homicidio porque el autor ha sido impulsado al


delito por la fuerza de las circunstancias que han conmocionado su ánimo, dificultando el pleno dominio de sus
acciones. El tipo atenuado se construye sobre una circunstancia idónea y externa al autor que ha producido en el

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un estado de emoción violenta, dentro del cual toma la determinación de matar, ejecutándola sin que su estado
de emoción haya pasado.

ESTADO DE EMOCIÓN VIOLENTA: Es imprescindible que el agente obre violentamente emocionado. En


su acepción jurídica la emoción es el estado de conmoción del ánimo en que los sentimientos se exacerban,
alcanzando límites de gran intensidad. Es exagerado requerir que la emoción produzca una transformación
transitoria de la personalidad del agente (Fontan Balestra), porque se puede estar emocionado sin que cambien
los rasgos fundamentales de la personalidad del sujeto, por el contrario, la emoción puede llegar a remarcar esos
rasgos, como por ejemplo una persona normalmente irascible al emocionarse puede intensificar su ira, aunque lo
otro puede también ocurrir en algunos casos, en que una persona calma, se transforme en irascible a raíz de su
estado emocional. La emoción puede manifestarse con diversas repercusiones en los estados anímicos del
sujeto, puede traducirse en ira, dolor, miedo, abulia, etc. Es un estado de ánimo de una intensidad tal que genera
en el individuo la vibración de los frenos inhibitorios, producida esta liberación por eventos ajenos a la voluntad
del autor y que no le hacen perder la conciencia.

VIOLENCIA DE LA EMOCIÓN: La emoción debe ser violenta, los excesos de los sentimientos alcanzados
en el estado del agente tienen que ser de tal modo, desordenados y potentes que le resulte difícil controlar los
impulsos a la acción contra la víctima. La capacidad de reflexión del agente debe haber quedado tan menguada,
que no le permitan la elección de una conducta distinta con la misma facilidad que en supuestos normales
(debilitación de los frenos inhibitorios). No es imprescindible que se vea afectada su capacidad de comprensión
o sea su inteligencia perceptiva, sin perjuicio de que pueda ello ocurrir, pero si es imprescindible que la
violencia de la emoción haya obrado de alguna manera sobre su capacidad deliberativa, aunque sin anularla,
porque cuando se ha traspasado ese límite, cuando el sujeto no sabe lo que hace o no puede dirigir su conducta
ya serán caso de inimputabilidad contemplados en el Art. 34 Inc. 1º. Causas: El estado de emoción violenta debe
ser excusable, porque las circunstancias que lo produjeron normalmente pueden tener repercusión en las
particulares situaciones que vivió el agente, con referencia a cualquier persona. En definitiva lo que las
circunstancias tienen que excusar es el hecho de haberse emocionado violentamente, lo que exige:

1) Que haya existido una causa provocadora de la emoción, que sea un estímulo percibido por el autor desde
afuera (aunque no coincida estrictamente con la realidad). La emoción no debe haberse conformado con el mero
desarrollo interno de sus sentimientos a raíz de las características de su temperamento, lo cual no quiere decir
que un determinado temperamento deba estar a priori excluido de la atenuante, ya que puede por el contrario,
resultar campo fértil para que el estímulo opere. El estimo podrá estar constituido por hechos o situaciones de
cualquier carácter, moral, económico, afectivo, etc. no es indispensable por lo tanto que proceda de un hecho de
la víctima: la atenuante se aplica aun cuando la víctima sea extraña al hecho que suscito la emoción. Tampoco es
indispensable que se trate de un hecho o situación que afecte directamente (materialmente) al agente, con tal de
que revierta sobre el como un estimo, tal sería el caso de la indignación producida por los malos tratos que la
víctima inflinge a un tercero, la situación desesperada de un ser querido, etc.

2) Además esas causas deben ser eficientes respecto de la emoción que alcanza características de violencia. Por
causa eficiente se entiende la que normalmente, según nuestros parámetros culturales, incidiendo sobre las
singularidades del concreto autor y en las circunstancias particulares del caso, puede suscitar una emoción de tal
índole. O sea que tiene que ser un estímulo externo que muestre la emoción violenta como algo “comprensible”.

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Es así que debe revestir cierta gravedad, aunque la emoción en si puede desencadenarse por un hecho nimio
insertado en una situación precedente que no lo sea.

La llamada causa fútil no es eficiente (bromas, discusiones intrascendentes, recriminaciones justas o injustas de
escasa entidad) puesto que no cabe en la relación de normalidad. En este último sentido se han propuesto
diferentes criterios para medir la eficiencia de la causa, como lo relativo al tiempo transcurrido entre la
producción del estímulo y el hecho delictuoso, el de la proporcionalidad del medio empleado y la reacción
emotiva, el del conocimiento previo o no de la situación que constituye el estímulo, etc. negándose la eficiencia
cuando el hecho ocurre después de un intervalo respecto del estímulo, o cuando el agente ya tenía conocimiento
previo de la situación que no hace más que renovarse en el momento en que se produce la emoción o ha
empleado medios que ha tenido que buscar para llevar a cabo la acción. Sin embargo ninguno de estos criterios
permite resolver los casos sin insertarlos en las circunstancias particulares. Por supuesto que hay casos en los
cuales los medios empleados descartan por si mismos la presencia de la emoción violenta, pero ello no es una
verdad absoluta, puesto que el trascurso del tiempo puede eliminar la emoción o atenuar su violencia, pero a
veces puede exacerbarla, el conocimiento previo de una situación puede ser el terreno en que se inserta un
acontecimiento actual que provoca la emoción. Es decir que son todas ellas soluciones relativas que dependen
de las concretas circunstancias de los hechos y del autor.

RELACIÓN TEMPORAL ENTRE CAUSA Y EFECTO. ACTUALIDAD DE LA EMOCIÓN: La


aplicación del tipo atenuado requiere la actualidad de la emoción respecto a la acción del homicidio. Este debe
cometerse en estado de emoción violenta. La emoción pasada, la que se ha extinguido en el momento de la
acción, aunque violenta, obviamente no entra en el tipo legal.

AGRAVANTES: El Art. 82 prevé la situación de que en el caso de darse la figura del Art. 80 Inc. 1º (homicidio
agravado por el vínculo) concurrentemente con la prevista en el Art. 81 Inc. 1 (emoción violenta u homicidio
preterintencional) la escala penal será de 10 a 25 años. Es decir que agrava la pena de la emoción violenta
excusable u homicidio preterintencional (reclusión de 3 a 6 años o prisión de 1 a 3 años) y atenúa la pena
prevista por el Art. 80 (prisión o reclusión perpetua): homicidio emocional calificado.

El Art. 82 contempla la figura del “homicidio calificado por parentesco y atenuado por emoción violenta”

HOMICIDIO PRETERINTENCIONAL:

Art. 81: “Se impondrá reclusión de 3 a 6 años o prisión de 1 a 3 años:

b) Al que, con el propósito de causar un daño en el cuerpo o en la salud, produjere la muerte de alguna
persona, cuando el medio empleado no debía razonablemente ocasionar la muerte.

AUTONOMÍA DE LA FIGURA: Aunque se ha tratado de verla como una figura atenuada del homicidio, ello
no es exacto, ya que la culpabilidad del agente en él se tiene que dar (alguna forma de dolo respecto de la
muerte del otro), está ausente en el homicidio preterintencional, donde la voluntariedad del autor no se dirige al
resultado de muerte, sino a otro distingo y aunque se trate de lesiones calificadas por el resultado, tal como está
reconocido en la ley constituye un delito autónomo.

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ELEMENTO SUBJETIVO: Esta figura requiere que se haya obrado con un dolo que excluya la muerte de la
víctima como resultado querido o aceptado por el agente, lo cual señala la ley en dos exigencias:

- Una positiva: El propósito de causar el daño en el cuerpo o en la salud.

- Una negativa: No haber empleado un medio que razonablemente ocasionara la muerte.

A este sustento subjetivo se suma la pauta objetiva propia de todo delito en que la calificación proviene de un
resultado que está más allá de la intención del agente: que la muerte se haya originado en su acción, sin una
interferencia causal extraña que interrumpiera esa causalidad. El tipo requiere que el autor actúe dolosamente,
pero debe tratarse de un dolo que restrinja el agravio a la persona física de la víctima, sin extenderlo a su
muerte, si esta ha sido querida o eventualmente aceptada desaparece la figura para dar paso al homicidio en
cualquiera de sus tipicidades.

La previsibilidad y el resultado: Más para que la muerte se atribuya al autor, tiene tratarse de un resultado
encuadrable dentro de los esquemas de la culpa, en un sentido de previsibilidad, que fija los límites subjetivos
de la figura, si la muerte, previsible como resultado, ha sido prevista por el agente, que ha querido dañar a la
persona de la victima, estaremos ante los tipos de homicidio, salvo que haya rechazado esa producción con la
certeza de que no ocurriría Ej.: el cirujano que actúa sobre un cuerpo rechazando la posibilidad de la muerte, y
según los requisitos de la ciencia no con la intención de curarlo, sino para producirle una deformación externa.
Parte de la doctrina parece excluir estos supuestos de culpa consciente respecto del resultado mortal, ya que si
ese resultado ha sido previsto como posible, se actúa ya dolosamente (Fontan Balestra). Si el resultado de
muerte esta objetiva y absolutamente al margen de toda previsibilidad, aparece como una consecuencia fortuita
de la obra del agente, como por ejemplo un leve cintazo en los glúteos, que solo podrá ser sancionada por el tipo
de lesión correspondiente según el alcance que se puede otorgar al dolo del autor.  Este dolo de lesión
(propósito o aceptación del daño personal) sustenta subjetivamente la punibilidad del resultado de muerte como
homicidio preterintencional. Cuando el dolo esté ausente, no estaba informado con ese contenido de la voluntad
del agente, como seria el caso de que queriendo actuar sobre la victima no quisiera dañarla, saldremos de la
figura del homicidio preterintencional para entrar en la del homicidio culposo.  Dolo directo y dolo eventual.
En la doctrina se discute si esta figura admite solo el dolo directo o si también comprende el dolo eventual: -
Para algunos el hecho de que la ley se refiera al “propósito” de causar un daño en el cuerpo o en la salud exige
un dolo directo de lesión (Soler). Cuando el dolo de lesión sea simplemente eventual habrá que atribuirla muerte
a titulo culposo o las lesiones a titulo doloso, según los casos. - Para otros, dicha expresión legal no excluye del
beneficio el dolo eventual de lesiones (Nuñez) Esta última solución permite resolver con mayor solvencia los
casos que se presenten. No parece que la ley haya utilizado la expresión “propósito” en el sentido técnico del
dolo de propósito, que requiera una determinada especificidad, sino como referencia genérica al dolo, cualquiera
sea su estructura. Medio empleado. La ley contempla la idea de la exclusión del dolo eventual de muerte para
configurar el homicidio preterintencional, requiriendo que el autor obrare con un medio que “no debía
razonablemente ocasionar la muerte”. Como referencia objetiva, esa razonabilidad atañe a la capacidad o
idoneidad letal del medio empleado: el que normalmente es apto para causar la muerte, por su propia finalidad,
como por ejemplo un arma, o por su capacidad vulnerante, como por ejemplo una herramienta pesada, impide la
aplicación del tipo. Sin embargo, cuando la ley usa la expresión “medio” no lo hace exclusivamente en el
sentido instrumental, sino de procedimiento empleado por el autor, es la razonabilidad o irrazonabilidad letal del
procedimiento la referencia contenida en el tipo, integrada por consideraciones que van más allá de las
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meramente instrumentales: circunstancias de lugar, tiempo, características personales de la victima, modos de


utilización, etc. Así un instrumento que se suyo puede no ser letal normalmente, puede serlo en el caso concreto,
Ej.: un simple empujón normalmente no es letal, ero si cuando la victima se encuentra al borde de un abismo; la
hebilla de un cinturón empleado para golpear, normalmente no es letal, pero si puede serlo si con ella se dirigen
golpes hacia determinadas partes de cuerpo, o cuando se la utiliza contra un niño o un anciano. Dentro de este
marco no deja de insertarse la subjetividad del autor ya que su querer puede extenderse a la transformación del
instrumento no letal en letal, cuando quiso utilizarlo para matar. 19 SI el agente utilizo el medio para causar la
muerte con conocimiento de su aptitud con la finalidad de dañar ala victima, estaremos en la presencia de un
dolo eventual de muerte que excluirá la figura del homicidio preterintencional, pero si el agente utilizo un medio
no idóneo para causar la muerte, no estaremos necesariamente ante el homicidio preterintencional, ya que con
el, tanto pudo actuar con un contenido de querer que no vaya más allá de la producción de lesiones, como
extenderse al homicidio, y en este caso, quien utilizo un medio normalmente idóneo con la intención de causar
la muerte, y lo logra, responderá por homicidio y no por homicidio preterintencional. La no razonabilidad del
medio para ocasionar la muerte debe estar presente en el conocimiento del autor, que obra según ese
conocimiento para que sea aplicable la figura preterintencional. El error o la ignorancia sobre la falta de
capacidad del medio utilizado para ocasionar la muerte, que lleva a obrar con certeza errónea de su carácter no
letal, puede colocarlo en el homicidio preterintencional, Ej.: quien pretendiendo producir un resfrío en una
persona la arroja a un lago, creyendo que no es profundo, cuando en realidad lo es, y la persona se ahoga. Por el
contrario quien actúa queriendo o aceptando la muerte y utilizando erróneamente como letal un medio que
normalmente no lo es, la produce, no actúa con el dolo propio de las lesiones, sino con el del homicidio y
responderá por cualquiera de los tipos de homicidio.  El tipo requiere que no estando guiada la conducta del
autor hacia la muerte, o no estando comprendida la muerte en el resultado, esta haya sido causada directamente
por la acción del agente, cualquier fuente causal autónoma o preponderante dejara el hecho en lesiones, ya que
eliminara la causalidad. Se aplican en este caso los principios generales de la causalidad.  Al igual que la
emoción violenta, el homicidio preterintencional se agrava en los casos del Art. 80 Inc. 1º, indicando una pena
de reclusión o prisión de 10 a 25 años, pena muy severa si tenemos en cuenta la pena que merece el homicidio
agravado por el vinculo atenuado por circunstancias extraordinarias dispuesto en el Art. 80 in fine.

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Instituto Superior de Seguridad Pública

3) Homicidios atenuados. La Emoción Violenta. Homicidio Preterintencional.


Homicidio Culposo. Concepto y ejemplos de cada uno de ellos.

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Instituto Superior de Seguridad Pública

Bibliografía:
 Derecho Penal, Parte General, Segunda edición, Por Eugenio Raul Zaffaroni.

 Manual de Derecho Penal, Parte general, Tomo I, Por Ricardo Alberto Grisetti.

 Manual de Derecho Penal, Parte general, Quinta Edición, Por Ricardo C. Nuñez.

 Diccionario de Ciencias Jurídicas Políticas y Sociales, Manuel Ossorio.

 Derecho Penal, Parte Especial, Tomo I, Por Carlos Creus.

 Código Penal de La Nación Argentina, edición 2009.

 Constitución Nacional Argentina.

 Material de estudio proporcionado por el profesor, Fabian Castagna.

 Apuntes tomados en clase.

Alejandro Daniel Aquino

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