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elcuaderno

ISSN: 2255-5722. Mensual de cultura


Segunda época. Junio del 2014 / 3 ¤
elcuadernoculturaldelavoz.blogspot.com

57

Guillevic
luz
y piedra
Tomeo
Salinger
Philip Hoare
Mick Jagger
Yamaguchi
Canogar
Albacete
2 elcuaderno GUILLEVIC SOBRE BLANCO Número 57 / Junio del 2014

EL
/ Pilar González España / Germán Molero / Eugène Guillevic se estrenó en la vida
y en la poesía pasando por una primera
Un poema «se etapa militante al servicio del combate
social. Se trataba de su compromiso polí-
intercambia, se vive, se tico de ideología comunista y relacionado
con la guerra, el nazismo, el fascismo y la
sueña, no se explica»,

POEMA
lucha contra el capitalismo. Fue una época
con un gran sentido del deber cívico que le
porque «la explicación llevó a querer mejorar las condiciones so-
ciales de los hombres y las mujeres. Su poe-
bloquea la libertad sía entonces se perfilaba doliente: en ella se
puede oír un grito de dolor, un grito áspero,
que ha permitido el

NOS
seco y rudo:

nacimiento del poema», Ellos han dicho sí


A la podredumbre
afirma impositivamente
Han aceptado
Guillevic. Obedeciendo

TRAE
Nos han abandonado

esta casi máxima del No tenemos nada que ver

autor, reprimiremos, Con su podredumbre


(Terraqué)

pues, nuestra tentación,

AL
Este es el caso de obras como Terraqué
que no es pequeña, de (1942), Exécutoire (1947), Gagner (1949) y
Trente et un sonnets (1954). Como vemos, ya
analizar y sumergirnos desde el principio, Guillevic no cedió nunca al li-
rismo fácil. En estos versos ya se prefigura un es-
en el ínfimo mundo de tilo categórico y lacónico, además de un vocabu-

MUNDO
lario simple, la densidad sostenida de los versos y
unos cuantos versos. una sobriedad y una concisión elíptica que nunca
dejarán de acompañarle y que, por otro lado, tanto
caracterizan a la poesía oriental:
Teniendo en cuenta además que en España se des-
conoce casi por completo la obra de este autor de … Con la furia dentro de nosotros
Trayectorias de sobrada importancia en el panorama internacio-
nal, mejor esbozaremos las etapas fundamentales
Y demasiada carne.
(Terraqué)

Guillevic de su obra para ver cuál ha sido su trayectoria, las


líneas paralelas y el entrecruzamiento entre vida
y poesía.(1)
Así es la obra de Guillevic: su pobreza aparente
es el resultado no de una deficiencia, sino de una

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Número 57 / Junio del 2014 TRAYECTORIAS elcuaderno 3

ascesis constante, de un trabajo de reducción y de Dime «vasta tentativa de intercambio entre el ser y
eliminación de todo lo que habría sido demasiado Tú estás siempre de pie el mundo a través de la red filiforme y osmótica
llamativo y, por así decir, demasiado fácilmente de las palabras, como una llamada a cada uno de
poético. Por eso es el poeta de la brevedad, del espa- Siempre ahí nosotros, lectores y lectoras, para reconocernos
cio blanco en la página. ¿Qué esperas? imperiosamente “incluidos” y “requeridos” en
La segunda época de Guillevic se vuelca fun- (Paroi) esta poesía, en tanto que verdaderos soportes de
damentalmente en su vida interior. Pasa de un un yo que mendiga».
afuera social hacia un adentro emotivo y natural. Precisamente, esta personificación de los ele- Los libros póstumos de Guillevic parece que
De esta forma, la obra del poeta va cambiando gra- mentos naturales va a prestarle al poeta otras vo- anuncian otra potencial etapa nunca realizada por
dualmente y, a partir de 1961, con la publicación de ces distintas, graves y poderosas. Es el caso por el autor, ya que Guillevic murió en 1997. Así, el pri-
Carnac, asistimos a un esfuerzo continuo y pro- ejemplo de la voz de las piedras. Recordemos que mer libro póstumo lleva el título de Quotidiennes
gresivo del poeta por liberarse de sus angustias y los megalitos conforman el paisaje de Carnac, el (2002). Después se publicarán Présent (2004) y
tomar posesión del mundo. A Guillevic le gustaba paisaje de la infancia del poeta. Guillevic, incluso, Relier (2007). Son títulos que anuncian la bajada
decir: «Carnac es mi paisaje interior». Y, precisa- a tierra de Guillevic, su regreso al pre-
mente, es en el paisaje y en el universo de su infan- sente, al aquí y ahora. Son poemas de una
cia donde el poeta reencuentra su voz más profun- gran simplicidad deliberada que buscan
da y personal: permanecer lo más cerca de la humilde
existencia cotidiana… No hay que dejar
Todos los paisajes perder nada porque no hay más que el
Que ha sido necesario ver instante. Y es que todo sucede en el crisol
de la experiencia. Estas son algunas de
Todos los paisajes las afirmaciones de Guillevic en la última
Donde tú no estabas época de su vida: «Cada vez más saboreo
plenamente la vida en la vida», o tam-
Y que te acusaban bién, «La poesía es la búsqueda pasional
De no estar allí y satisfecha de algo que uno sabe jamás
(Carnac) alcanzará».(5)
Como podemos constatar, su obra ha
A partir de entonces, publicará un nuevo li- sido la aventura de encontrar una poesía
bro cada dos o tres años, con una constante re- íntima y abierta, breve e infinita, que can-
novación de su creatividad, a través de poemas, Eugène Guillevic ta, pero que es un canto nacido del grito. Y es que el
colaboraciones con artistas, ediciones de libros grito es nuestro primer sonido en el mundo de las
infantiles, etcétera. Su poesía va adquiriendo en su apariencia física, ha heredado parte de esa presencias y de la visibilidad. ¿O es el grito precisa-
una dimensión más metafísica, portadora de una sobriedad, de esa monumentalidad y rudeza de las mente el que nos impulsa a nacer?:
fuerza creadora poética que tiene el poder de piedras. Igual que sus poemas escritos aparente-
transformar, de transfigurar y de curar el dolor mente sin arte, con las palabras de todos los días. El poema
profundo, en un sentido psicoanalítico y, como Pero todo es simulacro y ocultación, porque la pie- Nos trae al mundo
dice Pierrot,(2) de encontrar el camino de la recon- dra verdaderamente esconde la potencia mágica (Art poétique)
ciliación. No debemos olvidar que, aunque Gui- de la comunión entre la tierra y el cosmos, entre los
llevic en los años treinta ya había abandonado su dioses y los hombres. Es precisamente esta obra, Arte poética, la que
fe, previamente tuvo una infancia cristiana y una Esta segunda época se cierra con los libros apa- se ha publicado recientemente y que se presenta
adolescencia piadosa, incluso fue tentado por la recidos desde 1978 a 1981, Étier (1978), Autres como la primera traducción realizada en España de
exaltación mística. Bien es cierto que el poeta no (1980) y Trouées (1981), que testimonian, a la vez, la obra de este autor. Esperemos que tenga un efec-
se llega a liberar de sus angustias de siempre, pero la feliz abundancia de la madurez del poeta, la di- to dominó y que se vayan sucediendo una tras otra
estas empiezan a atenuarse y apaciguarse porque versidad de sus temas de inspiración y la alegría de las traducciones de una obra tan abundante como
se ha conseguido una cierta serenidad (la «sere- vivir sin fallas que, desde ahora, habita en él. necesaria y original. Y es que su propuesta poética,
nidad ganada» de la que habla Pierrot). Su espíri- La tercera y última etapa de Guillevic se abre especialmente en nuestro contexto, puede resultar
tu poético buscará el absoluto a través de ciertas con Creusement (1987), donde empieza lo que única, novedosa y esencialmente moderna.
presencias obsesivas y simbólicas: el estanque, el Jean-Michel Maulpoix denomina «movimiento de
cielo, el viento, el pájaro o el árbol. El canto, ávido excavación del verso», que consiste en volver siem-
de felicidad, de expansión y reconciliación con el pre a sí mismo, sobre sí, hacia sí, para encontrar- (1) La única obra publicada en España es la de Arte
mundo, se ha vuelto más impersonal y, por lo tan- se, para reencontrarse, para conocerse.(3) Motifs poética (Art poétique), editada recientemente por
to, más melodioso. Así, su vida se va convirtiendo (1987) expresa bien la correlación entre arte y poe- Ediciones y Talleres de Escritura Creativa Fuentetaja
en una lenta pero constante curación, y los libros sía, la vuelta o el regreso infinito sobre el motivo. El (1.ª ed., 2011, trad., introd. y notas de Pilar González
sucesivos nos revelan las etapas de esta curación canto poético se afirma en su lirismo reinventado, España). A pesar de la ingente obra publicada en francés
de dimensión más sociológica en Ville (1969), constituido en buena parte por la reflexión, en Art y de las traducciones a más de cincuenta lenguas en
más de sesenta países, en España no existía antes de esa
metafísica en Paroi (1970) o reflexiva y poética en poétique (1989) y en Le chant (1990). Pero no hay
fecha ninguna traducción de ninguna obra completa al
Inclus (1973). Véase este poema en el que el autor que olvidar que tiene siempre por objeto la relación
español (solo circulaban algunos poemas traducidos por
habla a un muro: con el mundo y el conocimiento de sí: Francisco Torres en el libro Jean Dubuffet o el idioma
de los muros, publicado por Círculo de Bellas Artes en
Permíteme Dejad que me sumerja 2008). En México, en 2004, Maliyel Beverido realizó la
Decirte lo que pienso En mi mar imaginario edición de Arte poética para la Editorial Colibrí.
Que es una mujer. Y sin embargo verdadero. (2) Jean Pierrot: Guillevic ou la sérénité gagnée.
El silencio. (Art poétique) Seyssel: Champ Vallon (col. Champ Poétique), 1984.
(Paroi) (3) Véase al respecto Bernard Fournier: Modernité
Este es el caso de libros como Maintenant de Guillevic: réflexions sur la creation dans l’œuvre de
Guillevic asume desde entonces la problemáti- (1993) o Possibles futurs (1996). Se trata de una Guillevic. París: Université de Paris-Sorbonne, 1996
ca de la condición humana reflexionando sobre los especie de diario poético de lo cotidiano, cuyos pro- (tesis doctoral, 2 vols.).
límites que la conciencia encuentra siempre frente pios títulos anuncian ya un camino trazado y pro- (4) Michael Brophy: Eugène Guillevic. Ámsterdam-
a ella, el muro de la trascendencia, de lo incognosci- gresivo a través de la luz y la esperanza. Atlanta: Rodopi, 1993.
ble, de la incomunicación humana, de la muerte, de Asumiendo «la gozosa dificultad de escribir», (5) Frases citadas por Lucie Albertini Guillevic en
la imperfección de los seres y de la finitud: Guillevic ha realizado una obra que nos requiere, Jacques Lardoux (coord.): Guillevic: la passion du monde.
Actes du Colloque International de Poésie les 24 et 25
que es canal de salida, lugar de filtrado para inten-
mai 2002. Angers: Presses de l’Université d’Angers,
Entonces, intento tar cercar la presencia maravillosa de lo otro. En
2003. ¢
Hablarle directamente palabras de Michael Brophy,(4) una obra que es una
4 elcuaderno GUILLEVIC SOBRE BLANCO Número 57 / Junio del 2014

LOS MUROS
DE GUILLEVIC
/ Rodrigo Cordero Cortés /
Mi encuentro con la poesía de Eu-
gène Guillevic (Carnac, 1907-París,
1997) o, simplemente, Guillevic, co-
mo firmaba sus poemas, resulta del
todo fortuito. Ocurrió en una expo-
sición de grabados y de fotografías
de Jean Dubuffet y de Brassaï orga-
nizada por el Círculo de Bellas Artes
de Madrid (cba) en torno al motivo
de los muros. Allí me encontré con
la serie de quince litografías con que
Jean Dubuffet ilustró Les murs de
Guillevic y que fueron publicados en
conjunto en un álbum de 1950 (el ori-
ginal de los poemas está fechado el 1
de diciembre de 1944). Allí también
me di cuenta de que esos poemas se
acercaban mucho a ciertos asuntos y
autores que andaban en ese momen-
to rondándome por la cabeza.
En principio, me interesó la rela-
ción entre escritura e imagen en la
que se inscriben. No tanto porque
esa relación se manifieste en ellos
a nivel textual, ni tampoco única-
mente por el hecho de que el álbum
sea el resultado de una colabora-
ción entre un poeta y un pintor,
sino porque la propia elección del
muro como pie forzado remite a
una superficie que borronea los
límites entre la escritura y el di-
bujo. Muy ligado a lo anterior (leo
que las cuevas de Lascaux fueron
descubiertas en 1940), me inte-
resó también cierta preferencia
por lo primitivo y la cualidad de
una escritura que destaca por
su desnudez, por su despoja-
miento, y que no por ello deja de
resultar extraña y, en cierta me-
dida, fascinante (o, tal vez, fas-
cinante en razón de esa misma
desnudez). Y es que la superfi-
cie aparentemente neutra de
los muros se presta especial-
mente para la ensoñación:

El muro
pueden ser tanto página en
blanco como lienzo o pan- Fíjense que los muros apenas si difieren
talla de cine, sinécdoque del de los suelos salvo en que los primeros
encierro o de la separación,
lugar de descanso, espacio son verticales. Funcionan para mí como
para la lamentación (como superficie virgen abierta para proyectar en
en Jerusalén), testigo de ellos lo que ocupa mi espíritu, del mismo
amores furtivos o soporte Litografías de Jean Dubuffet modo que lo hacen las mesas […] Tengo un
de insultos o del itinerario
del viajero, tan antiguos
Poemas de Eugène Guillevic gusto muy acusado por la frontalidad, por
como la humanidad o tan todo lo que es frontal, lo que se muestra
nuevos y asépticos co- Álbum publicado por Jean Dubuffet y Eugène frente a mi mirada. Siempre me ha
mo la sala de un hospital. Guillevic conjuntamente en 1950. Dubuffet aportó
También, como dice por quince litografías para ilustrar los poemas de agradado representar el paisaje dispuesto
ahí una estrofa, los muros Guillevic reunidos en Les murs, cuyo original está verticalmente, como una pared. El muro se
carecen de interioridad, fechado en 1940. me aparece como un libro en el que poder
o bien su interior es pura
escribir y leer. [Jean Dubuffet]
superficie. ¢
Número 57 / Junio del 2014 MURO Y HORIZONTE elcuaderno 5

ii

Cuántos muros manchados


de musgo o liquen del color de las olas

que surgidos apenas


de la sal o el agua tibia donde su vida toma forma

dejan piedra al desnudo


ancha como la herida que mostrar no conviene,
y más vale mimar cuando uno anda solo.

vi

Hay cosas terribles en el mundo,


terribles como

un muro por el campo, frente a un ciruelo,


cerca de la carreta con varales en alto,
bajo el sol que alarga la inmensidad.

Un muro que no habrá


podido habituarse

y que no espera ya
reducir el espacio por los llanos.

viii

Muros hay
que son feos.

No habrán puesto bastante


de su parte.

Hechos para ocultar,


para impedir,

erizados a veces
con cascos de botellas.

— No podrán detener
el triunfo de las turbas.

ix

A veces a los caminos


—por placer o deber los recorríamos—
los bordeaban muros.

La vertical nos daban,

sol blanco, otra vez el camino


y distracción,

pero nos separaban


de la fresa tardía en el frescor del bosque

donde palpar dos rodillas


con tantas razones para temblar bajo las hojas.
6 elcuaderno GUILLEVIC SOBRE BLANCO Número 57 / Junio del 2014

LIGERO COMO
Diálogos
carácter serial y casi pro-
gramático de esta poesía
forma parte de su adn y
ASTILLA permite al poeta relajarse,
probar alternativas que ni
mucho menos agotan la fór-

1971-1976
/ Jordi Doce / mula o caen en la repetición
La nota está fechada en abril de 1997 y dice mecánica. Amante del símil
así: «¿El impacto de la poesía? El libro de y la anáfora, de las enumera-
Guillevic lleva quince años sin salir de la ciones y las preguntas retóri-
biblioteca universitaria. Su único sello es el cas de la poesía primitiva (la
mío, que ni siquiera estudio francés o per- sombra de su admirado Jean
tenezco a ese departamento. El libro está Dubuffet nunca está muy le-
sin cortar, como recién comprado. Quizá jos), Guillevic rehúye las me- Traducción de Jordi Doce
por ello al abrirlo la tinta me salta a los táforas, los hipérbatos y cual-
ojos, como un animal en cautividad. Un li- quier forma de complicación «Diálogos» es propiamente una sección
bro ignorado durante quince años: quizá semántica o prosódica: sus
por ello lo leo con atención redoblada y, frases son breves y concisas, li- del volumen Autres: poèmes 1969-1979 (París:
casi sin pensar, me pongo a traducir al- geras como astillas, pero el gra-
gunas de sus páginas». Como gran parte no al que van está siempre en
Gallimard, 1980), en el que Guillevic recoge
de mi diario de entonces, el tono engo- danza, no se deja atrapar. Mate- diversos conjuntos autónomos escritos durante
lado de la entrada me incomoda, pero la mático de formación, Guillevic
cito porque el sentimiento de asombro construye breves ecuaciones la década del setenta.
y a la vez de soledad, la sensación am- que se resuelven en una sonrisa
bigua de estar presenciando un peque- enigmática que a veces, tam-
ño milagro que sin embargo no tenía bién, es de afirmación o recono- —Se aburre, ese campanario. —Amas los pozos.
testigos que lo confirmaran, sigue tan cimiento. El enigma no pretende —No. —No estoy seguro.
vigente como el primer día. Lo reviví alienar ni desconcertar al lector, —¿Cómo lo sabes? —Miras.
hace poco, cuando entré en el salón de sino mover un poco la tierra ba- —Se caería. —Sin duda gracias al horizonte.
Casa de América donde Yves Bonne- jo sus pies; solo así, corrigiendo
foy debía leer sus poemas:
descontando autorida- Su poesía es un ejercicio constante
des, allí no éramos más de de desmarque lúdico y naif, un prodigio —¿Y el cielo? —¿Querrías ser un pájaro?
quince personas. Era una —Ahí está. —¿Cuál?
cita en las catacumbas: de economía y sencillez que se vale de —¿Y no le dices nada? —Un gavilán.
unas catacumbas lujo- las repeticiones y las variaciones para —¡Que mire! —Tanto da.
sas, sí, decoradas al viejo envolver al lector, hacerlo partícipe
estilo neoclásico y donde
aquel salón, situado en de un sentido que muchas veces, —Mira que hay tejados. —Es activo, un árbol.
lo más alto del Palacio de como en los aforismos, surge de la —Miles. —No en domingo.
Linares, hacía las veces de paradoja y la inversión más o menos —¿Diferentes? —Hay inviernos.
cueva para iniciados. El —Compañeros. —Está en marcha.
eco mediático de ciertos sorpresiva del punto de vista
premios, las páginas de
papel cuché donde se consagran nuestros apoyos, cambiando de pos-
jóvenes talentos, el ruido de esos tura, podemos empezar a saber dónde —¿Ves a esa pareja? —La hoja cae.
circuitos alternativos en los que estamos. La metáfora terrestre no es —Una pareja. —No lo sabía.
al parecer se forja la poesía del arbitraria: junto a series como Sphè- —Se aman. —La teja cae.
mañana, no desmienten una rea- re o Coordonnées, donde la pulsión —Abrázame. —Lo había predicho.
lidad más incómoda: la falta de algebraica es más evidente, Terraqué
interés real por aquellos que, en y sobre todo Carnac (1961), su libro
última instancia, deberían ser — más celebrado, son una indagación en —Esta puerta. —¿Por qué esta barrera?
aún— nuestros maestros. las raíces, una exploración cultural y —La conozco. —Vete a saber.
Si Guillevic fue alguna vez psicogeográfica de su Bretaña natal: sus —Sordomuda. —¿Quién lo sabe?
un maestro, lo fue —a diferen- pájaros y plantas, sus rocas y megalitos. —Por fuera. —Ni tan siquiera ella.
cia del creador de Douve— a su Este amor por lo concreto, por el detalle
pesar y de manera indirecta. revelador, que tanto lo acerca a la poesía
Su poesía es un ejercicio cons- oriental, explica también el interés que
tante de desmarque lúdico y ha despertado en algunos poetas de ha- —Ese paseante. —Y el verano ¿puede durar?
naif, un prodigio de economía bla inglesa, empezando por Heaney, que —Pasa. —Pues claro.
y sencillez que se vale de las incluyó una versión de «Herbario de Bre- —Tal vez quisiera… —¿Pero mucho, mucho tiempo?
repeticiones y las variaciones taña» en su último libro, Human Chain, —Tal vez. —Todo un instante, tal vez.
para envolver al lector, ha- y siguiendo por el también irlandés John
cerlo partícipe de un sentido Montague, que publicó su traducción de
que muchas veces, como en Carnac en 2000. —Otra piedra. —Un páramo, ¿qué es?
los aforismos, surge de la pa- El Guillevic que aparece en las fotos es —No es seguro. —Un espacio que muerde.
radoja y la inversión más o un hombre de rostro redondo y algo rústi- —¿Cómo? —¿A quién?
menos sorpresiva del punto co, con gruesas lentes y una barba sin bigo-
—No hay más que una. —Al espacio.
de vista. El libro huérfano te que le dan un aire de geniecillo o duende
que se pegó a mí como un rural. La mirada es astuta y menos bon-
perrillo en la Universidad de dadosa de lo esperable. Pero es sabia, con
Sheffield se titulaba Autres y retranca, como si Buda se hubiera reencar- —Toma esa flor. —Hablas siempre de las rocas.
recogía secuencias que ha- nado en el hijo de un pescador bretón. Que —¿Y eso? —Están ahí.
bían quedado descartadas es justamente lo que fue cuando empezó a —Te la doy. —No hay más que ellas.
de libros anteriores. El escribir poesía. ¢ —Que duerme. —¿Pero sin ellas?
Número 57 / Junio del 2014 DIÁLOGOS 1971-1976 elcuaderno 7

—El reloj de pared. —Sabes, las muchachas… —¿Dibujas? —¿Es todo?


—¿Qué hace? —No. —Invento. —Sí.
—Se acostumbra. —¿No conoces a ninguna? —¿Qué? —¿No hay más que decir?
—A repetirse. —Precisamente. —La carretilla. —Otro tanto.

—Llaman a la puerta. —A tiro de piedra. —¿No lo imaginas? —¿Sales?


—Es el viento. —Se dice. —No. —No.
—Entonces, ¿por qué ese miedo? —¿Tienes práctica? —¿No imaginas nada? —¿Partes?
—¿Qué viento es? —Como si. —Da. —Creo.

—Bajo el suelo. —Entra. —Te hago reír. —¿Lejos?


—Un techo. —¿Se apoya en la barra? —Pues no. —Sí.
—¿Entre los dos? —Bebe un vaso, pelea, cae. —Sin embargo ríes. —¿Contento?
—Lo que cuenta. —Ya lo he leído. —Pero si soy yo. —Adiós.

—Lo que quieres. —Iba muy rápido. —¿En qué piensas? —La amistad.
—Bastantes cosas. —¿Hacia dónde? —Como tú. —Hace falta.
—Se ahuecan ante ti. —Aleluya. —¿Es decir? —¿Toda?
—Luego existo. —Exactamente. —En mí. —Mira el agua.

—Bestias. —¿Estás a merced? —¿Otra hora? —Estás solo.


—Lo somos. —Como de costumbre. —Nos hace tanta falta. —Es necesario.
—¿Hasta ese punto? —¿De las palabras? —¿Para qué? —¿Útil?
—Lo dudan. —Además. —Para preparar la nuestra. —Provoca.

—Una bola que rueda. —Es como la hoja. —¿Lo juras? —La esclusa está lejos.
—Para eso está. —¿Qué hace? —Lo juro. —¿Te lo dijo ella?
—¿Y cuando no rueda? —Se hace la hoja. —¿Qué efecto tiene? —Ya veo.
—Es una bola. —Como la hoja. —Me interroga. —Ya sabes que en el agua.

—Las puertas. —¿Así que estuviste solo? —¿Estás cansado? —¿Bien todo?
—Me dan miedo. —Totalmente vacío. —Vuelve a preguntar. —Bien.
—Pero duermen. —¿En todas esas calles? —Te cansa. —¿Todo bien?
—¿Sobre qué? —En esas calles totalmente solas. —Menos que tu silencio. —Todo bien sin mí.

—Otro muro. —¿Duró mucho? —¿Calculas? —Sonreía.


—Hace falta. —Demasiado. —A veces. —¿A quién?
—Pero ¿un muro para nada? —¿En relación a qué? —¿Qué, por ejemplo? —No estoy seguro.
—Es lo que hace falta. —En relación a mí. —Tu resistencia. —A su sonrisa.

—Con prismáticos. —El horizonte, ¿lo conoce usted? —¿Anotas? —¿Es de noche?
—Es bastante triste. —Hable más bajo. —Sí. —Depende.
—¿Por qué? —Es que le busca. —¿Lo que digo? —¿Depende de qué?
—No alargan los brazos. —No hay más que él. —Al margen. —De nosotros.

—Un guardia de guardia. —Subió al calvario. —¿Duermes? —¡Qué historia!


—En pleno campo. —¿Los otros no? —A veces me gustaría. —¿Cuál?
—¿Y qué guarda? —Cayó varias veces. —Pero te veo dormir. —La nuestra.
—El horizonte, tal vez. —¿Los otros no? —Es que me duermen. —¿Es una historia?

—Hay cinco continentes. —¿Qué? ¿El agua? —Mira mis ojos. —Y mientras, el mar.
—No se me dan bien. —Ella también. —Los conozco. —¿Qué?
—¿Qué? —¿Qué? —¿Seguro? —Sigue.
—Las divisiones. —Su historia. —Seguro de que me huyen. —Como si nada.

—Los viajes, los puertos, las islas. —Es decir. —Tu orgullo. —Abre, abrid.
—Para los demás. —Di. —El tuyo. —No.
—¿Y para ti? —¿Qué? —Más tu humildad. —Abramos.
—Demasiado espacio. —No digas. —A tu salud. —Sí.
8 elcuaderno GUILLEVIC SOBRE BLANCO Número 57 / Junio del 2014

GUI Carnac
Traduciendo a Guillevic
Por medio de la traducción al caste-
llano, ejercicio que va más allá de lo
lingüístico y de lo semántico, me he
esforzado por dar entrada a la sen-
cillez y los ritmos del poeta, centra-

LLEVIC
dos estos últimos, en particular, en el Traducción de Francisco Torres Monreal
alejandrino, al que, para alejar de su
música solemne y acompasada, Gui-
llevic lo reduce a sus hemistiquios en
versos de seis sílabas. Otras medidas, En Carnac, tras el mar,
aún más breves, acompañan la melodía la muerte nos roza y se respira

EN
mínima. El alejandrino pleno se hace hasta por las higueras.
más raro. He intentado, siempre que la
fidelidad al cómputo silábico no mer- En el aire andan:
mara la simplicidad del verso castellano, los huesos.
conformarme a sus medidas; cuando esto
no ha sido posible, no he dudado, siem- El cementerio y los dólmenes,

TRÁN
pre respetando el decurso entonativo, dan calma y sosiego.
en acortar o alargar los versos. Pero, más
allá de los procedimientos, llamémosles •••
técnicos, la traducción de Guillevic se me
volvía ejercicio de meditación, de enten- À Carnac, derrière la mer,
dimiento del mundo y de mis relaciones La mort nous touche et se respire

SITO
con él. Siento que me quedo corto al hablar Jusque dans les figuiers.
de meditación: rêverie, palabra preñada de
acepciones conceptuales y afectivas, sería el Ils sont dans l’air,
término menos impropio, a mi parecer, para Les ossements
penetrar en el espacio del poema y desde ahí
indagar en el nuevo espacio que lo acoge. Le cimetière et les dolmens
En un mínimo de tiempo Cualquier lector podría darme la razón, sont apaisants
poner un máximo de canto. a condición de aceptar la sencillez, la elegan-
(Guillevic, El canto) cia y la hondura de esta poesía. La traducción •
debe mantenerse en esa línea. No rebajarla,
/ Francisco Torres Monreal / pero tampoco elevarla. Dejarla a su misma Mar sin vejez,
<www.um.es/docencia/ftorres> altura. Difícil tarea la que he intentado una y sin llagas que cerrar,
otra vez. Intentado, digo. Es difícil transcribir se diría que sin vientre.
Debo mi entusiasmo por la sencillez del texto originario cuando este se
nos muestra tan sugerente, tan acabado y re- •••
Eugène Guillevic (Carnac, dondo en sus términos originales, en sus ele-
mentos conjuntados. Pondré solo un ejemplo. Mer sans vieillesse,
1907-París, 1997) a mi Cuando me dispuse a traducir Le chant, topé Sans plaie à refermer,
en su inicio dos versos de Sphère, otro libro de Sans ventre apparemment.
amigo Lionel Ray, una de las poemas de Guillevic, que el poeta colocó en pá-
gina introductoria a su canto, al modo de esas
voces más profundas de la citas que, como en una composición musical, •
constituyen el tono de la obra:
poesía francesa actual. Para Había en Carnac
Quand le chant n’est plus là casas pobres, gente pobre.
Lionel, Guillevic es el poeta L’espace est sans passion.
Podía no ser
más auténtico, directo, La traducción literal, que a veces es válida, el tiempo
aquí no lo era en modo alguno: «Cuando el canto el tiempo de los vivos.
lacónico y hondo de todo el no está ahí / el espacio es sin pasión». Qué ele-
gantes los versos franceses, y qué horribles los •••
siglo xx francés. castellanos. Puse variantes que no alteraran el
sentido ni las formas: «en él» (en vez de «ahí»), «es Il y avait de pauvres maisons
Conocí a Lionel en 1998, un año después de la muer- sin pasión», «es impasible», etcétera, por «est sans Et de pauvres gens
te de Eugène Guillevic. Días más tarde, por el mes de passion», con resultados igualmente insufribles y
septiembre de 1998, tuve la suerte de recorrer nue- desventurados. Intenté dar con una fórmula que Le temps
vamente aquella Bretaña donde pasé un año de mi sacase los versos de aquella postración y traduje, Pouvait n’être pas
juventud. Esta región francesa, en la que inicié mi cambiando la condicional por la temporal, que ve- Celui des vivants
vida de docente, es especialmente querida para mí. nía a ser casi lo mismo, al tiempo que el monosíla-
Me subyuga el encanto de sus paisajes terrestres y bo se acomodaba mejor al ritmo: «Si el canto no lo
marinos, sus monumentos, su clima de finas y fre- habita / el espacio es sin pasión». El primer verso se •
cuentes lluvias, el misterio de su pasado de leyen- elevaba sobre el registro de sencillez del original, por
das… En mis visitas a Bretaña, una cita obligada la lo que había que rechazarlo, amén de escuchar en él
constituye Carnac, el pueblo donde nació y pasó resonancias de la poesía castellana más relevante; el Del mar a los menhires,
su infancia Guillevic, esa tierra de leyendas en la segundo me parecía francamente desechable. Contra de los menhires al mar,
que el océano dialoga con los menhires y su pasa- lo que considero una norma respetable —no alterar
do. En esta ocasión, me acompañaba su recuerdo. el orden de los versos ni de los hemistiquios—, lo al- siempre el mismo camino con dos vientos
En aquel campo de piedras mágicas, cercano al teré en esta ocasión. Tampoco me convenció. Intenté contrarios,
mar, leí el libro que lleva precisamente por título suprimir, aceptando la inversión de los versos, para y el camino del mar
Carnac. Aquella lectura en situación fue para mí darle intensidad y poder sugestivo al texto: «El espacio rebosando la muerte del otro.
un don inolvidable. sin pasión / si el canto no está en él». Esta traducción
Número 57 / Junio del 2014 PIEDRA Y MAR elcuaderno 9

•••

De la mer aux menhirs,


Des menhirs à la mer,

La même route avec deux vents contraires


Et celui de la mer
Plein du meurtre de l’autre.

•••

Poseía ella un rostro


como todos rostros
abiertos, replegados
en la calma del mundo.

Asistía yo en sus ojos


a lo hondo del océano, a su impulso
hacia la luz soportable.

Tenía sonrisa de gaviota.


Me envolvía.

•••

Elle avait un visage


Comme sont les visages
Ouverts et refermés
Sur le calme du monde.

Dans ses yeux j’assistais Alineamientos megalíticos Le Ménec, en Carnac (Morbihan, Bretaña, Francia).
Aux profondeurs de l’océan, à ses efforts
Vers la lumière supportable. podría ir. Luego me vino a la mente el término au- Pero su interlocutor preferido en este libro es el
sente para traducir «n’est plus là», pues eso es pre- mar, el mar de sus recuerdos, acompañado de las tie-
Elle avait un sourire égal au goéland. cisamente la ausencia: un no estar ya en donde se rras que lo miran, del sol que lo incendia y del viento
Il m’englobait. espera que algo o alguien esté. Así lo dejé, sin darlo que con él parece a veces tener sus diferencias. Se
por anamovible, como lo son los versos franceses. diría que, con este libro, volvemos a la admiración
Empezamos bien, me dije, con el señor Guillevic. de los presocráticos ante la belleza del mundo, a
• Pese a ello, el riesgo me animó a seguir, aunque me aquellos poetas filósofos que buscaban un principio
estrellase contra muros tan «sencillos» de escalar. generador del mundo, unos en el agua, otros en la
Fue así como me introduje en la traducción de Gui- tierra, otros en el aire-viento, otros en el fuego-sol;
Contigo, en definitiva, llevic, de la que aquí selecciono extractos, peque- formando todos ellos un cuarteto magnífico, aunque
que estemos a tu vera, ños poemas de sus libros Carnac y El canto. el mar sea la dominante en esta sinfonía en tempo
que te veamos a lo lejos eterno. El poeta recuerda este lugar en asociación
Origen en la piedra inseparable: «Cuando digo mar / siempre será en
o que nos adentremos Con los versos del poeta recibía las vibraciones del Carnac». Y de Carnac, Guillevic se llevó el mar tierra
conformando un cortejo aire de Carnac, el diálogo de los menhires y el océa- adentro, imagen y afecto, por todos sus días, libros
que nos marque la curva en la que se hallan no, las emociones de hombres como nosotros que y lugares: «Dejadme que me adentre / en mi mar
el sol, el cielo, el suelo, alimentaron sus ojos y sus corazones con el pálpito imaginario». Mar omnipresente, incluso en la gran
de una tierra por la que extendieron sus amores y urbe, lejos de las olas y arenas de su infancia.
estemos donde estemos, sus días. Para entender mejor el libro, lo traduje al El canto lleva un título resonante en su humil-
estamos a tus puertas. castellano. dad. Si Claudel, convertido al Dios cristiano en el
Carnac constituye un canto a la tierra natal, a la acoso de belleza de unas vísperas en Notre Dame de
••• tierra de la infancia y a cuanto la rodea. El poeta la París, volvió luego sus sentidos al mundo interior y
recuerda emocionado. La costa bretona mira allí al exterior para proclamar eufórico: «todo es gracia»,
En somme, avec toi, mar, un mar océano. En la ciudad de Carnac, en sus leyendo la obra de Guillevic, y no solo este título,
Qu’on soit sur tes bords, playas y en sus campos vecinales, próximo el golfo uno podría decir que, para él, «todo es canto».
Qu’on te voie de loin de Morbihan con sus cincuenta islas, aprendió el Connota el canto belleza, gozo, alegría, ilusión,
poeta el mundo. Piedras monumen- esperanza, vida, amor, verdad, melo-
Ou qu’on soit entré tales, menhires y dólmenes, como un Carnac constituye un día, respeto, abrazo, alabanza, ben-
Te faire une cour rebaño agrupado a veces, disperso en canto a la tierra natal, a dición, entusiasmo, exaltación, exul-
Que la courbe impose otras, adornan esta costa de dunas, tación, contento… Y estos temas del
Où sont le soleil, le ciel et le sol, pinos y plantas campestres. Los men- la tierra de la infancia y alma, del interior, se proyectan sobre
hires no son simples piedras. Quien a cuanto la rodea el exterior, sobre las cosas y seres to-
N’importe où qu’on soit, así lo considere debe andar impedido dos, grandes o minúsculos: la roca,
On est à la porte. para ver en ellos la constancia y piedad de nuestros el roble, la fuente, el ruiseñor, la acacia, la manza-
antepasados en tiempos ya remotos. La poesía de na… Todo acude a su cita, todo despierta a su paso.
Guillevic nos los acerca y, por las piedras cargadas No hay que decir que, conforme en todo a su estilo,
de tiempo y testimonios, deja aparecer emociona- este libro está compuesto por una serie de instan-
do a aquellos hombres lejanos restituyéndoles en táneas, captadas de modo cariñoso y entusiasta.
el poema presencia y hermandad. El poeta herma- Se diría que el poeta se limita a transcribir sus per-
nado con «los hombres de los menhires». Sin ser es- cepciones, las voces de fuera, voces en pleno canto,
tos los únicos. También el texto le recuerda la vida de dejando que lo invadan y lo impregnen de su ser y
su infancia, el camino de la fuente, las higueras, las estar terrestre y temporal. Y, advirtiendo el canto
mujeres con sabor a sal… de las cosas, el poeta no puede sustraerse a la [•]
10 elcuaderno GUILLEVIC SOBRE BLANCO Número 57 / Junio del 2014

LA
[•] invitación de su propio canto. Cantando, Se trata de una selección de seis
el poeta se canta. poemas de un total de cincuenta
Mientras traducía Le chant (El canto), Lu- que, en el original, componen un
cie Albertini de Guillevic, esposa del poeta, me listado —un «bestiario», dice Gui-
puso en contacto con un monje trapense, el llevic— referido a cuarenta y dos
hermano B.-J. Samain. Guillevic y el hermano figuras geométricas (algunas de

IMA
B.-J. Samain se respetaban y entendían a las ellas son objeto de más de un poe-
mil maravillas, me confiesa Lucie. El monje y ma), que obedecen a los postulados
el poeta ateo, frente a frente. Dos lectores de del matemático griego aludido en el
las correspondencias del mundo con el hom- título. Aunque ese listado no parece
bre. Al monje, el libro de Guillevic le ayuda a responder a orden alguno, el último
ser mejor monje, tanto o más que los salmos de los poemas — traducido aquí—

GINA
que semanalmente canta en las horas canóni- habla en nombre de todas esas figu-
cas. Creo que este monje debe terminar este ras en una suerte de mensaje final.
elogio de El canto. Cito de uno de sus artículos: Euclidianas es un libro que se ca-


racteriza por la combinación de pala-
Un día de verano de 1991 tuve la inmen- bra e imagen. En la parte superior de
sa suerte de tener en mis manos El can- cada página aparece el título del poe-
to. Su autor me era enteramente desconocido, ma escrito en minúsculas; enseguida,

CIÓN
pero el título del libro me intrigaba, me recla- más abajo, el dibujo muy sencillo de la
maba. Lo abrí curioso. Y leí: figura geométrica correspondiente; y,
«Cuando para ti cantas / a los otros les a continuación, el poema. Estos últi-
abres / sus espacios anhelados». mos, en general, no superan la exten-
Desde ese instante, doy fe de ello, el canto sión de una página, y todos ellos están
de Guillevic no deja de abrirme espacios, […] y organizados en estrofas que rara vez ex-

DE LA
me ayuda a encontrar mi propio canto. Cuanto ceden los cuatros versos, los cuales, a su
más frecuento e interiorizo su obra, más cóm- vez, suelen ser muy breves. Nos encon-
plice me considero del hombre y de su pacien- tramos aquí, ciertamente, con la opera-
te trabajo en su búsqueda de lo más hondo. ción de un principio de economía verbal
Con él acojo, recojo, escucho, una y otra vez, y visual que constituye uno de los rasgos
y me vuelvo receptivo a toda ofrenda. más destacados del libro. Los poemas se

LETRA
Con él, hago mía esta confesión de la mari- caracterizan también por una musicali-
posa: «Sí, mi vida será breve, / pero ¡qué vida!». dad muy marcada, que no aborrece de la
rima, en un aspecto que, junto con un uso
Entre los textos que aquí se aportan, los extremadamente sintético del lenguaje,
dos últimos pertenecen a nuevos volúmenes: hace en ocasiones difícil la traducción. En
Présent (Presente) y Accorder (libro póstumo estas versiones he privilegiado esa conci-
preparado por Lucie Albertini). Los dos títu- sión sobre la musicalidad.
los son altamente significadores. Me detendré Guillevic cuenta en una entrevista
solo en el último de modo muy breve. En prin-
cipio, el término nos lleva al ámbito musical,
en el que lo emplearon inicialmente fray Luis
Seis poemas que el imaginario de las figuras geométri-
cas surge en él a partir del recuerdo de su
experiencia de aprendizaje con los textos
de León y san Juan de la Cruz dándole vuelos
espirituales. Los tonos se unen en sonidos
acordados que producen la melodía: el mundo
de Euclidianas de de enseñanza primaria. Se ha comenta-
do también que la combinación de texto e
imagen remite a los antiguos libros de em-
de Guillevic es una melodía en la que todos
los tonos se unen en resultantes armónicas
acordes. De ahí, la noción de acuerdo entre
GUILLEVIC blemas. Algo de ello hay, por cierto, en unos
poemas que, de una u otra manera, recogen
una amplia tradición pedagógica de la lite-
partes que no discrepan, antes bien se entien- ratura occidental, hoy tal vez desacreditada.
den y armonizan. Hay más: en accorder está / Rodrigo Cordero Cortés / Pienso, por ejemplo, en la fábula, en el epi-
el corazón (cor, cœur), con lo que la poesía se grama o la máxima, o en la ékphrasis.
conforma como un espacio en el que las cosas, Los textos cuya tra- Desde la perspectiva de esta última tra-
los seres, el mundo, el hombre, se unen afecti- dición, en particular, resulta curioso que los
vamente desde lo hondo de sus corazones, es ducción presentamos aquí poemas de Guillevic se propongan dar a ver
decir, concuerdan y, si parten de la memoria, se
acuerdan y recuerdan. El lector castellano ha pertenecen al libro unas figuras que, por definición, son invisi-
bles. Las figuras geométricas son, en efecto,
podido olvidar que los recuerdos y los acuer-
dos llevan latiente en su centro el corazón; el
Euclidianas, publicado una suerte de idea platónica que nunca llega
a cuajar perfectamente en la realidad. Esta ra-
hablante francés, por su cuenta, si refrena su
lectura, advertirá que memoria y corazón an-
por Guillevic el año 1967 zón explica que su representación visual suela
ser tan esquemática y, tal vez, que los poemas
dan unidos, saboreando o sabiendo con el cora-
zón: savoir par cœur. Qué expresión tan bella
en Gallimard. Aunque, utilicen un registro muy llano, que tiende a evi-
tar aquellas otras figuras tradicionalmente lla-
y atinada. Baudelaire, con sus corresponden- según cuenta el propio madas poéticas.
cias, vino a decir cosas parecidas, que aquí no Pero los poemas de Euclidianas no solo se li-
es lugar para desentrañarlas. Pero creo que, al autor, la mayoría de ellos mitan a describir las figuras, sino que las ponen
igual que ha ocurrido con la poesía del poeta en escena, las encarnan, las sacan de su abstrac-
del Esplín y del Ideal, la de Guillevic seguirá vi- fueron escritos en 1960, ción intelectual, ya sea interpelándolas direc-
va y presente en nuestros acordes; el primero, tamente o bien hablando en su lugar. La perso-
por haber creado una nueva enciclopedia poé- justo después de aquellos nificación de las figuras introduce un elemento
tica, pese a las formas versificadas; Guillevic
por traducido en clave de corazón el lenguaje publicados en Carnac subjetivo que no disminuye en nada la objetivi-
dad general de los poemas, en una combinación
de los seres todos, hasta el de las piedras olvi-
dadas, y haber convivido con ellos intensa- y en paralelo con algunos cuyo efecto es que estos últimos, al hablar de un
mundo matemático, hablan al mismo tiempo de
mente. Otra nueva poética en occidente. El
lenguaje de las cosas calladas. ¢
poemas de Sphère. otoño de 2008/ ¢
un mundo humano, el nuestro. /Santiago de Chile,
Número 57 / Junio del 2014 EUCLIDIANAS elcuaderno 11

droite recta spirale espiral

Au moins pour toi, Al menos tú Je sais qu’amenuisant Yo sé que al reducir


Pas de problème. no tienes problemas. Durant mon aventure en mi aventura
L’espace que j’enclave, el espacio que encierro,
Tu crois t’engendrer de toi-même Crees que te engendras a ti misma
À chaque endroit qui est de toi, con cada punto que haces tuyo, Je sais que tournoyant yo sé que al girar
Autour de quelque chose en torno a algo
Au risque d’oublier corriendo el riesgo de olvidar Qui est moi-même et ne l’est pas, que soy y no soy,
Que tu as du passé, que tienes un pasado,
Probablement au même endroit. probablemente en uno de ellos. Je finirai par être terminaré por ser
Ce point auquel je tends: ese punto al cual tiendo:
Ne sachant même pas Sin siquiera sospechar Vrai moi-même, le centre, mi verdadero ser, el centro,
Que tu fais deux parties que cortas en dos
De ce que tu traverses, todo lo que cruzas, Et qui n’est pas. que no es.

Tu vas sans rien apprendre prosigues sin aprender


Et sans jamais donner. ni entregar nada.

ellipse elipse cône tronqué cono trunco

Détrompe-toi: je sais Desengáñate: nadie ha dicho Aussi bien tu ressembles Te pareces


Que ce n’est pas facile que fuese fácil À beaucoup d’entre nous a tantos de nosotros
D’avoir ton équilibre, conservar el equilibrio,
Qui ne sont pas allés que tampoco
Avec cette pression con esa presión Jusqu’à former sommet. han llegado a la cima.
En chacun de tes points en cada uno de tus puntos
D’un extérieur informe, de un exterior informe.

Toi qui n’as pas en toi Tú, que careces


De lieu où t’appuyer, de un lugar donde apoyarte,

Tiraillé que tu es estirada como estás,


Sur ton parcours entier en todo tu recorrido

Entre deux centres qui s’ignorent te debates entre dos centros


Ou qui s’en veulent. que se ignoran o se recriminan.

parallèles ii paralelas (ii) figures figuras

Vous criez dans l’espace Gritan por el espacio Ailleurs il y a du sang, Aquí no hay sangre,
Qui doit vous séparer. que las separa. Ailleurs il y a du crime, no hay crímenes,
Des raisons qui n’en sont pas. ni razones aparentes.
Vous criez aussi fort Gritan fuerte también
Au moins vers l’autre espace por ese otro espacio Vous nous avez dégagées Ustedes nos despojaron
Que vous coupez en deux, que cortan en dos. De ce qui n’était pas nous, de todo lo accesorio,
Qui vivait de quelque vie. de cualquier soplo de vida.
Comme si vous étiez Como si fuesen las únicas
À tout jamais les seuls condenadas Et nous maintenant figées, Y, ahora, fijas,
À ne pouvoir vous rencontrer. a no encontrarse jamás. Sans colère, intempestives, sin cólera, intempestivas,
Nous collons à vos cornées. nos adherimos a sus córneas.

Il faut vous en prendre à vous Si sufren por saber


Si vous souffrez de savoir que habitamos un lugar
Que nous sommes quelque part. la culpa es de ustedes.
12 elcuaderno NARRATIVAS Número 57 / Junio del 2014

Amado
TOMEO
Testamento literario de un
escritor de raza
/ Aitor Francos / En El hombre bicolor, novela que aparece es un representante de la figura de do- Tomeo fue forjando con los años
ble, metáfora de la dualidad y de la exis- una escritura personalísima, de lite-
a la par que El fin de los dinosaurios, Hermógenes W. — tencia dentro de sí de caracteres con- ratura del absurdo y de regusto clara-
cuya particularidad es que tiene el ojo derecho de co- trapuestos, algo que se materializa en mente kafkiano. Lo más inquietante
la narración al establecer Hermógenes es que sus hechos se suelen dar en
lor  azul y el izquierdo verde— es un inspector del cuer- diálogos con un álter ego que habita en espacios y situaciones bien normales.
po de recaudadores y llega a la imaginaria ciudad de su interior: «Hablar con mi otro yo Así surgiría en 1967 su primer libro, El
—que viene a ser otra persona sin de- cazador, donde un hombre se encierra
Boronburg para recoger lo adeudado por los contribu- jar de ser yo mismo— es lo mejor que en su habitación para no ver nunca a
yentes. Cuando nadie le recibe en la estación y, más ade- podemos hacer cuando nos sentimos nadie más, o El unicornio (1971), don-
demasiado solos». Tomeo reproduce de los espectadores que acuden a una
adelante, cuando se da cuenta de que afónica le informa: «Aquí no hay na- una vez más en El hombre bicolor la am- función son aniquilados uno a uno.
la recepción del hotel en el que se hos- die», y cuelga. Hermógenes se va re- bivalencia de ideales enfrentados, y lo El hombre bicolor es una parábola
peda está desierta, empieza a sentirse signando a asumir esas anormalidades logra, paradójicamente, con un mundo irreprochablemente urdida, desasose-
rechazado, algo que al principio atri- como rutinarias y banales. En nume- que parece aspirar a una suprema im- gante y laberíntica desde su más extre-
buye a su cargo: «Los recaudadores rosas ocasiones, hace referencia a un personalidad: sin señas de identidad, ma sencillez narrativa y con un toque
no son bien recibidos en ninguna par- posible engaño de los sentidos, «que ya en una especie de extrañamiento y de irónico tan inteligente que muchas
te». Debía esperarle un coche oficial no son capaces de distinguir lo real de llegada a una intemperie, en forma de veces lo es solo porque sabe hacernos
(un landó) como la vez anterior en la lo falso». El argumento, que tanto re- ciudad despoblada, en la que se halla, ver lo obvio, lo reconocible a simple
que estuvo en la ciudad. Telefonea al cuerda al de La ciudad de las palomas, recluida, la conciencia contemporánea vista: «La luz no puede verse, pero te
ayuntamiento y una voz de tonalidad parte ya de una escisión. Hermógenes solitaria del hombre común. permite ver las cosas que ilumina».

MINIMALISMO que lo convierte en uno de los mejores


del conjunto. Y no es el único texto en
el que un motivo o un objeto revela los
Seguramente el autor ha intenta-
do sujetarlos al «decoro poético» y
que los caracteres se expresen —o se
Historias cruzadas en torno una crisis estratos o capas más profundos: pe- piensen a sí mismos— tal y como las
queños detalles, como un violín o un personas lo hacen en la realidad, pero
spray rojo, van tejiendo el hipotexto basta asomarse a la realidad diaria y
demostrado su vigor y solvencia como o texto sumergido o iceberg narrati- escuchar en la calle para darse cuen-
José de Montfort crítico literario y cultural en diversas vo —Hemingway dixit— que presta ta de la infinita diversidad de tonos y
Fin de fiestas publicaciones en línea. Si hablamos tegumento a una narración solo en variantes con que la gente se expresa,
Suburbano Ediciones, 2014 de libro de cuentos hilados o entre- apariencia simple y accesible. A medio incluso quienes tienen similar origen
Edición digital, $ 5,99 tejidos, al modo de Vidas de santos camino entre la penetración despoja- geográfico y socioeconómico y parejo
de Rodrigo Fresán, y no de novela es da de un Salvador Elizondo (o de Emi- nivel cultural. La irrepetibilidad ge-
porque las piezas de este libro son na- liano Monge, por poner un sucesor nética de las personas también se re-
Vicente Luis Mora rrativamente autosuficientes y por- coetáneo) y la aparente facilidad de un produce en su habla, y es un fallo muy
La recesión económica está llenando que etiquetarla como «novela» sería Carver, los relatos de J. S. de Montfort común que un código lingüístico sea
de referencias desoladas los libros un gesto algo forzado que, además, no buscan una tierra media entre lo visi- adjudicado por el escritor manu mi-
españoles de narrativa; en no pocos añadiría nada al libro. ble y lo invisible, entre el realismo y lo litari a sus personajes, a pesar de que
casos es el auténtico protagonista de En uno de los relatos, «Lídice y el telúrico del inconsciente colectivo. estos intenten explicarse a través de
la trama, pero en otros es más bien un pez rojo», asistimos a la objetivación Uno de los reparos que pueden su propia voz. Otro problema de es-
yermo paisaje de fondo, un marco, el de un pez para convertirlo hábilmente ponerse al libro es que los sucesivos te recurso a la voz «común» durante
escenario devastado en el que sucede en el símbolo de una relación que se ex- monólogos de los distintos persona- todo un libro es que la prosa no cobra
la acción. Algún día será interesante tingue, con una morosidad en el relato jes se parecen demasiado entre ellos. altura estilística, manteniéndose en
reflexionar, desde cierta distancia el «grado cero» y sin conceder ningún
temporal, sobre las diferentes elec- descanso para ofrecer al lector mo-
ciones narrativas que se están to- ¿Quiere recibir El Cuaderno mentos de brillantez o de algún tipo
mando y explorar la relación con la de estilo. Un ejemplo del tono medio:
«escasez» minimalista en algunas de en su domicilio? «Solo estuve una vez en el chiringuito
ellas, como es el caso de Fin de fiestas Si desea recibir en su domicilio de mi primo Víctor, en el Cachivaches,
(título que puede hacer referencia, por correo postal la edición con mis padres, y me regaló un póster
metafóricamente, a la crisis). que yo todavía conservo pegado en
Libro de cuentos hilados, donde impresa de El Cuaderno, puede la pared de mi dormitorio de nues-
los personajes de los diversos relatos suscribirse (12 números) tro apartamento de verano. En él se
están conectados y reaparecen a veces por 30 ¤, solicitándolo a ve una palmera muy alta, que llega a
como protagonistas y a veces como pedidos@trea.es ocupar todo el espacio del póster (con
secundarios, Fin de fiestas es el debut un fondo negro), y a sus pies hay dos
literario de J. S. de Montfort, quien ha altavoces enormes, de los que salen
Número 57 / Junio del 2014 TOMEO / DE MONFORT elcuaderno 13

Javier Tomeo escenifica además nes llega a pensar: «De qué sirven los del Cuerpo Especial de Recaudado- convierte en un desbordamiento de la
en sus novelas todos los modos de re- teléfonos cuando te quedas solo en res Comarcales, cometido que evoca, realidad y en un proceso de salvación.
lacionarse en una época de saturación este mundo». naturalmente, el tedio funcionarial, y Detrás está la imposibilidad de con-
e intolerancia comunicativa. Los per- que alude de una manera directa a la ciliar la imaginación y nuestras fic-
sonajes aparecen enmarcados en una Hábitat kafkiano mencionada parábola kafkiana. Her- ciones particulares con una realidad
identidad poco definida, desactivados Lo que define a la ciudad de El hombre mógenes, al constatar que no es reci- hostil y prosaica, el desconocimiento
del entorno e incapaces de estable- bicolor es la abstracción de un terri- bido por nadie, se ve angustiado por desasosegante de lo más profundo de
cer una relación natural de contacto, torio preexistente o inacabado. El es- una situación que no comprende. En nuestra personalidad, de los miedos y
a pesar de la proliferación de nuevos pacio que se experimenta a través de la habitación de un hotel igualmente deseos inconscientes.
modos y dispositivos técnicos de co- ella es la encarnación material de una desértico, se pondrá en contacto con Decía Perec que lo que nos habla
municación (el teléfono y sus deri- historia de relaciones sociales. Ante la burocracia inoperante e invisible de es siempre «el acontecimiento, lo in-
vados, aquí; el diván psicoanalítico y tantas posibilidades de comunicación sus superiores. Nada identificable pa- sólito, lo extraordinario». Como si la
confesional, en el caso más clásico de con el otro y con uno mismo, aparece ra él, a excepción de la voz al teléfono vida solo pudiera revelarse a través de
Amado monstruo). Muchas veces es el bloqueo y, en último término, el ab- de un empleado del municipio que le aquello que se define como espectacu-
el juego de una identidad simulada, o surdo. Tanto los espacios cerrados de reitera que en ese lugar no hay nadie. lar. Perec proponía —como años antes
transferida a un personaje que hace Amado monstruo como los abiertos y Hermógenes, a lo largo de toda la na- había ya hecho Robert Walser— «inte-
de máscara; asistimos, así, a la deshu- totalmente desérticos de El hombre rración, desconfía de las intenciones rrogar lo habitual». Y es que el segun-
manización de los interlocutores, cu- do de los libros de Tomeo que acaban
ya presencia es pasiva. En El hombre Tomeo fue forjando con los años una escritura de publicarse póstumamente, El fin
bicolor, Hermógenes es un mediador de los dinosaurios, es un conjunto de
del discurso y, a veces, él mismo es el
personalísima, de literatura del absurdo y de regusto microrrelatos que quedaron inéditos
discurso y la incomunicación. En La claramente kafkiano en su momento y que se rescatan aho-
ciudad de las palomas, el más claro ra, pequeñas ficciones con un trata-
precedente, intervienen un teléfono, bicolor, facilitan la reproducción de ajenas y de la realidad circundante, y miento característico y divertido del
un contestador automático, un tran- esa incomprensión. Viene a constituir difiere, mediante preguntas sin res- absurdo y de la irrealidad. Tiene algo
sistor y una computadora. El protago- la imagen invertida de la impotencia puesta, la resolución de cuanto tiene el conjunto de serie de variaciones:
nista intenta entrar en comunicación misma de la comunicación humana pendiente de hacer. Tomeo era un creador que nunca ago-
en la ciudad abandonada mediante y, por ello, a enfatizar ese fracaso. Re- En ocasiones, el desdoblamiento taba una idea que le atraía. Algunos
cualquiera de estos instrumentos y se cordemos que, en Amado monstruo, del protagonista hace que se trans- son cuentos en sentido estricto; otros,
produce una acumulación de técnicas por ejemplo, el teléfono, que inte- forme en sujeto de observación para un escueto diálogo. Muchos presen-
comunicativas inútiles. El protagonis- rrumpía la conversación, funcionaba sí mismo, y esto se percibe de dos for- tan una forma desconcertante y casi
ta incluso piensa en marcar su núme- como elemento orientador, como fac- mas: como alteridad y como paranoia. accidental. Algunas de sus piezas más
ro, responderse luego a sí mismo y de- tor de rectificación de esta. Esto último se traduce en una suspi- logradas son las más sucintas, de ahí
cirse lo mucho que, a pesar de todo, se La profesión de Hermógenes, en cacia que le hace dudar de todo e in- que el título del libro haga alusión
quiere. Esta idea se repite también en el imaginario país de Burgundia, es terrogarse una y otra vez por ello. Esa clara al más famoso cuento de Mon-
El hombre bicolor, de hecho Hermóge- la de inspector de segunda categoría búsqueda demencial de una salida se terroso y a su dinosaurio. La edi- [•]

Sandra Gamarra › Blanqueo I, óleo sobre papel de algodón, medidas variables • Horror vacui › Espacio Líquido (Gijón) › Hasta el 30 de junio

ondas acústicas en todas direcciones, No parece casual que la zona es- ambiente económico hostil (algo que muestra que J. S. de Montfort sabe
dibujadas con colores histriónicos». pañola más afectada por los casos de lo emparenta con El Dorado, de Ro- administrar los recursos para contar
A eso habría que añadir la falta de una corrupción inmobiliaria y la riqueza bert Juan-Cantavella); ese contraste historias y explicar pulsiones de sus
adecuada corrección editorial (se uti- ficticia e instantánea, el levante pe- se convierte en una reveladora car- personajes, pero creemos que en es-
liza motu propio por motu proprio, o ninsular, sea el escenario elegido por ga de profundidad sociológica y en te primer libro la escasez constante
ala por la interjección hala, o expre- el autor para situar el periplo de sus otro acierto del libro. Fin de fiestas, de estilo ha sido una decisión poco
siones como «siendo que es un lugar personajes, regidos por la carencia por tanto, tiene bondades prome- venturosa. Habrá que seguir su evo-
alejado», entre otros deslices). y la lucha por la supervivencia en un tedoras como debut narrativo, y de- lución en el futuro. ¢
14 elcuaderno NUEVO TRAJE PARA UN CLÁSICO Número 57 / Junio del 2014

[tomeo •] ción se completa, como


curiosidad, con un prólogo de Da-
Chico
ama a
niel Gascón, un epílogo de Ismael
Grasa y un apéndice, a modo de
diccionario, redactado por Antón
Castro, que recoge los términos

chica
más frecuentes de la literatura de
Javier Tomeo.
En El fin de los dinosaurios
aparecen, una vez más, los refe-
rentes de su narrativa breve: los
seres híbridos y las anomalías
anatómicas, el juego lúdico del
bestiario, la admiración por los
Pervivencia de la pluralidad
insectos, el humor negro y la rees-
critura de algunos cuentos in-
como referente narrativo
fantiles. La suma es un universo
imaginativo desbordante, en el / Jesús Martínez / Chico ama a chica. Se le hace un nudo en la garganta cada vez que la
que se mezclan lo esperpéntico y
lo grotesco. Tomeo especula des-
ve con el pelo suelto, los pómulos realzados, desenvuelta, en el parque. Por creer que
cabelladamente sobre la natura- no será correspondido, la vergüenza le socava el corazón, ardido, dolido y estocado.
leza de lo ordinario y sus divaga-
ciones ayudan a ridiculizar a unos
Indiferente, ella se va a Madrid a estudiar Medicina en la Complutense. Y él, ator-
personajes que se obcecan en mentado, se acaba alistando en la Legión. Por medio de una amiga, él le hace llegar a
demostrar la sempiterna e inútil ella la carta amorosa que escribió mil veces y que nunca se atrevió a enviar, llena de
superficialidad humana. Y es que
en Tomeo —apasionado lector adjetivos, abejas e hipérboles con las que se declara. Finalmente, y aprovechando
de Kafka y consecuentemente
de Freud— el «monstruo» (o, por permiso de él y la semana blanca de guateques de Esopo, llenos de perri- A toro pasado, fácil es criticar: tie-
aludir al título, el «dinosaurio») ella, los dos se encuentran en Alba- tos falderos, asnos y zorras. nen los engolados académicos ese
es también la revelación de lo más cete, posada a medio camino de sus La Real Academia Española ha ree- prurito por permanecer, por perpe-
primario, el resurgimiento de un destinos. Y se quieren y se regañan, ditado las Novelas ejemplares (1590- tuarse, por las definitivas versiones,
Ello atávico, eso que es configura- porque uno no sabía lo que él sen- 1612) de Miguel de Cervantes (Galaxia por las versiones definitivas, y los ca-
do como una desviación de lo ra- tía por ella, y porque él nunca tuvo Gutenberg), todas juntas en un tomo ramelitos los envuelven con sacos te-
cional. Eso explica, por ejemplo, el valor suficiente para sincerarse. encuadernado con mimo, picoteado rreros. Para acercar la prosa renacen-
la abundancia de insectos que Conclusión: corre, que la vida vuela por las notas a pie de página y con la so- tista, la lengua del Siglo de Oro, de esa
asoman en las páginas de El fin de y envejeces con rapidez, y se llena de brecubierta azul de medianoche. España funesta de villanos, tiranos y
los dinosaurios, que siguen códi- arrugas la ilusión. Todas, las doce: La gitanilla, El pobres diablos, mejor habrían sido
gos que nos permiten interpretar Ninguna de las novelas ejempla- amante liberal, Rinconete y Cortadi- novelas sueltas, ligeras, escolares, si
la evolución y el comportamiento res de Miguel de Cervantes tiene este llo, La española inglesa, El licencia- no de bolsillo, sí de bolso pequeño,
humanos. Lo que le interesa a To- argumento. Pero no habría sido difí- do Vidriera, La fuerza de la sangre, aun siendo de los chinos.
meo es lo puramente instintivo cil que la imaginación de Cervantes, El celoso extremeño, La ilustre fre- Cervantes vivió pobre y pobre
que hay dentro de cada persona como la de Gabo, tan intensamente gona, Las dos doncellas, La señora murió. Y como pobre, el pobrecillo
y que normalmente se reprime, acuchillada por las ensoñaciones, Cornelia, El casamiento engañoso y soldado se hizo. Para probar suerte y
con la ayuda del Súper Yo. Los hubiera dado candela a esta nueva Coloquio de los perros. conquistar la gloria, que no la fama. Ni
monstruos están ahí, exigiendo narración. Las Novelas ejemplares de la Bi- una cosa ni la otra. Ni florines ni do-
nuestra participación en lo real, y Tanto más si cabe porque Miguel blioteca Clásica de la rae poseen un blones ni vellones amasó, ni superó en
la literatura puede ser una forma de Cervantes (1547-1616) pretendía lomo de cinco centímetros, la mitad hazañas a su admirado Amadís, hijo de
de protestar contra la imposible una redacción corta, amena, sencilla, de los cuales por la acumulación de reyes, del Amadís de Gaula, novela de
metáfora del mundo. Estos prota- con finales ejemplarizantes, con mo- apéndices, anexos y notas comple- caballerías que leyó con la boca abierta,
gonistas, en definitiva, están des- ralejas y fabulaciones como las de los mentarias («aparato crítico»). el Capitán Trueno de la época.
doblados y funcionan en un mun-
do desarticulado, vacío, ajeno, en
el que nunca encajan; padecen,
en todo caso, la sugerencia de una
amenaza imprecisa e inminente.
El gusto por lo minimalista y
la lucidez de una visión delirante

vtp
y divertidísima del mundo operan
en la obra de Tomeo, imaginativa
e inclasificable, como un juego de
espejos que, ante todo, «deforma».
No en vano esto, dice él, «permite
señalar defectos y moralizar; el editorial
lector, más que nunca, necesita www.vtpeditorial.com
hoy ser moralizado». ¢

Javier Tomeo
El hombre bicolor
Anagrama, 2014
120 pp., 12,90  ¤
El fin de los dinosaurios
Páginas de Espuma, 2014
200 pp., 17,00  ¤ Polígono Industrial de Porceyo | c/ Galileo Galilei, 262. 33392 Gijón | 985 167 070 | apel@graficasapel.com
Número 57 / Junio del 2014 MIGUEL DE CERVANTES elcuaderno 15

Por ser pobre de solemnidad, por


ser autor de empeño y empeñado, por
las mil piruetas que dio para sacarle
partido a eso de escribir, a Cervantes
se le reconoce que se hubiera librado
de la «enfermedad de autor», esa que
padecía su opuesto, el Fénix de los
Ingenios Lope de Vega. Con la enfer-
medad de autor (el ego) no tocas con
los pies en el suelo, no te embebes de
lo popular (esa grandeza que tanto es-
casea en los best sellers), no rebajas las
pretensiones.
Precisamente por no tener donde
caerse muerto, Cervantes dio rienda
suelta a su pluma (en 1947, Dinámica
dio el nombre de cervantina a sus plu-
mines). De un tirón le salió una cró-
nica contrahecha (con sus lagunas,
sus lapsus, sus divagaciones) llamada
El ingenioso hidalgo don Quijote de
la Mancha (1605). Y aquí pintó Cer-
vantes su sociedad: los bandoleros,
los ociosos duques (he ahí la origi-
nal duquesa de Alba y sus paellas), la
Iglesia y sus letrados («con la iglesia
hemos topado» no es refrán, es frase
del Bueno, en la segunda parte, capí-
tulo ix: «Donde se cuenta lo que en él
se verá»).
Lo más cercano al periodismo que
se escribió en aquellas décadas es el
Quijote, con un Cervantes abocado
a la literatura con la argamasa de la
realidad, tal el premio Nobel Gabriel
García Márquez recuerda en Vivir
para contarla sus memorias: «La vi- Miguel
da no es la que uno vivió, sino la que Aguirre
uno recuerda, y cómo la recuerda › Hymenopus
para contarla». Y por extensión, en coronatus, 2014
las Novelas ejemplares Cervantes se óleo sobre tela ,
nutrió de pueblo —con sus chalados 41 µ 33 cm
(véase El licenciado Vidriera), con su • Horror vacui
violencia machista (véase La fuerza de › Espacio Líquido
la sangre), con su adulterio (véase El (Gijón) › Hasta
amante liberal)—. Y al pueblo se dio. el 30 de junio
En su vocabulario escuchamos las
gentes de su entorno, de su madrileña
casa de la calle del León esquina con los diccionarios, sino en las escaleras súper: elemento que indica muy. 2014:
Francos, y las expresiones, los dijes y (esas palabras que dentro de trescien- wazap: mensaje por WhatsApp. Parece ser que los tanos solamente
los disparates que les son propios. tos años se convertirán en cultismos). saben ser manguis: nacen de viejos
Muestra del léxico cervantino: Y sus temas los escogería de entre los Así, y siguiendo este minidiccio- mangantes, se juntan con man-
breves de los diarios, que es donde se nario, las primeras líneas de la novela guis, curran para manguis y, final-
aljimifrado: acicalado. desecha al vulgo. Ejemplo del lunes ejemplar de La gitanilla se adaptarían mente, acaban siendo manguis del
almalafa: vestido de los moros. 21 de abril del 2014, en las páginas de de esta forma: montón; y sus prisas por birlar y
añudar: anudar. Vivir de La Vanguardia: «Robo con pispar son en ellos como uña y car-
coheche: soborne. butrón en un almacén de tabaco». 1612: ne, que no se quitan si no es que la
desalada: ansiosa. Muestra del léxico poscervantino: Parece que los gitanos y gitanas palmen.
esguízaro: suizo. solamente nacieron en el mundo Una, pues, de esta tropa, gitana
eutropelia: bromita. aipad: de iPad, modelo de tableta para ser ladrones: nacen de padres vieja, la peor de las peores, crió a
hipogrifo: animal mitológico. de la marca Apple. ladrones, críanse con ladrones, es- una pava, su nieta, a quien llamó
socaliña: ardid. flipao: flipado, comúnmente tudian para ladrones y, finalmente, Preciosa, y a quien enseñó todas
vainillas: bordado. por la ingestión de sustancias salen con ser ladrones corrientes sus supercherías y las cosas malas
psicotrópicas. y molientes a todo ruedo; y la gana de la purria y de los pillaos.
Si echamos a volar nuestra cabe- fuerte: adjetivo trastocado del hurtar y el hurtar son en ellos
za, y nos sorbe el seso la máquina de en sustantivo. Sinónimo de como accidentes inseparables, que En el 2314, la rae lo incluirá en su
inventar historias, y por esas cosas de asombroso. no se quitan sino con la muerte. nueva edición de lujo. ¢
los locos imaginamos que viviera hoy leche: tortazo. Una, pues, desta nación, gitana
Cervantes (respetable edad provec- perdida: llamada perdida. vieja, que podía ser jubilada en la
ta: 467 años), su lenguaje sería otro. peta: petardo. Porro. ciencia de Caco, crió una mucha- Miguel de Cervantes
Para empezar, hablaría menos (los puntazo: acepción que indica cha en nombre de nieta suya, a Novelas ejemplares
artilugios audiovisuales le comerían sorpresa. quien puso nombre Preciosa, y a Edición de Jorge García López
terreno a la lengua; para comunicar y rollo: utilizado para «buen rollo» quien enseñó todas sus gitanerías Galaxia Gutenberg, 2014
comunicarse no sería necesario abrir y «mal rollo», como sinónimo de y modos de embelecos y trazas de 1170 pp., 36,00 ¤
la boca). Sus palabras no estarían en algo que va bien o que va mal. hurtar.
16 elcuaderno ÚLTIMA LLAMADA DEL CUENTO Número 57 / Junio del 2014

/ Blanca Álvarez de Toledo / La última antología de relatos que edita Cátedra viene a confirmar que, co-
mo decía Emilia Pardo Bazán, «no hay género más amplio y libre que el cuento».(1) El estudio
introductorio de Ángele Encinar, las breves aportaciones de los autores que anteceden a sus
textos y la variada selección de relatos inciden en estas dos notas definitorias: amplitud y li-
bertad. Una vez más, el cuento transcurre por los senderos que le marca su propia definición.

Cuando dos
Fantasía y realismo hecho responde a la concepción de lo
Encinar se refiere a la heterogenei- humano que impera en la contempo-
dad, rasgo que no es novedoso ni raneidad, según la cual no hay nada a
propio exclusivamente de la contem- lo que el hombre pueda aferrarse para

y dos son más


poraneidad: «La variedad de temas, alcanzar alguna seguridad. Los prota-
técnicas, recursos y aproximaciones gonistas de «Los espías» encuentran
al género nos permite asegurar la su razón de ser en su obsesión por los
pluralidad de tendencias manifesta- nuevos vecinos, pero sus vidas termi-

de cuatro
da en el cuento actual, hecho que ya nan truncadas; para el protagonista
se había constatado anteriormen- de «El prisionero de la avenida Lex-
te» (p. 31).Ante la pregunta(2) —plan- ington», la esperanza de que alguien
teada a cada uno de los escritores que pueda estar haciéndole señales con
intervienen en esta antología— sobre una lámpara termina convertida

Nuevos registros del cuento


las tendencias del cuento en los últi- en una idea absurda sin sentido; la
mos años y en los venideros, la gran protagonista de «Lo de don Vito» se

español actual
mayoría coincide en su carácter he- empeña en elaborar y mantener una
terogéneo, ecléctico e híbrido.(3) Por mentira que sea creíble para su amiga
último, el corpus de relatos que con- y que, al final, pierde toda su razón de
forman la edición, es clara muestra de ser; los personajes de «Velocidad de
esta teoría. las características del protagonista y 221), y «Piroquinesis», de Patricia los jardines» se ven privados de Oli-
Sin dejar de hacer justicia a esta lo ha asesinado también. De este mo- Esteban Erlés (pp. 31-238). Merce- via Reyes, lo único que anhelan. Estos
heterogeneidad, Encinar distingue do, Muñoz profundiza en la dinámica des Cebrián trata el tema de las adic- y otros muchos ejemplos ponen de
dos tendencias que han ido confor- de las relaciones humanas, a través de ciones con una acertada ironía en manifiesto el nihilismo presente en
mando el panorama actual del cuento una situación que, aunque fantástica, «Retóricos anónimos» (pp. 189-197), la concepción contemporánea del
en España: la fantástica y la realista. no se aleja demasiado de la realidad. relato de un hombre adicto a la cul- hombre y del mundo.
En última instancia, ambas líneas no tura que trata de desintoxicarse para
están tan separadas, pues lo fantásti- Desequilibrio integrarse en el mundo «normal». Apelación al lector
co se utiliza no como escapismo, sino Entre los relatos que siguen la ten- Para Ángeles Encinar, la sustitu- Según Encinar, otra característica del
como un modo de «subrayar aspectos dencia del realismo, llama la aten- ción de lo colectivo por lo privado es cuento actual es la demanda de una
de la realidad ignorados, ocultos o ción la frecuencia con que se ahonda otra de las características más nota- posición activa del lector. Partiendo
inconscientes» (p. 32). Es el caso del en las enfermedades mentales. Son bles del cuento actual: «El individuo de la tesis de Piglia, señala cómo en
cuento de Juan Jacinto Muñoz Ren- muchos los personajes que caen en y su privacidad están ahora en un los relatos contemporáneos hay con
gel titulado «Te inventé y me matas- depresiones, como los que aparecen primer plano y se ha regresado al frecuencia una «historia secreta»
te» (pp. 373-384). Con una prosa sen- en «El prisionero de la avenida Lex- ámbito de la intimidad» (p. 20). Lo (p. 26) que tiene que desentrañar el
cilla, relata lo ocurrido al protagonista ington», de Gonzalo Calcedo (pp. que nos parece especialmente signifi- lector. Los escritores deben, así, ape-
cuando decide encargar un gólem que 167-179), o en «Lo de don Vito», de cativo es que el resultado de la intros- lar al ingenio y al sentido común de
responda a los parámetros de su mu- Berta Marsé (pp. 323-343); y los que pección en el ámbito de lo privado, lo este, a través de un texto exento de
jer ideal. Cuando comienza el relato, llegan a rozar la psicosis, como en familiar y lo íntimo sea la presenta- explicaciones pero que, con las pala-
el protagonista ha asesinado a su gó- «Los espías», de Jon Bilbao (pp. 25- ción de situaciones de desequilibrio bras exactas, haga justicia a la famosa
lem, sin saber que, en algún lugar, al- 147), «Breve teoría del viaje y el de- mental y afectivo, tal y como hemos sentencia de Flannery O’Connor: «En
guien ha creado otro que responde a sierto», de Cristian Crusat (pp. 213- constatado antes. Creemos que este literatura, dos y dos siempre son más
de cuatro».(4)
Esta exención de explicaciones es
rasgo necesario no solo del cuento,
Diabolicón Tráeme pilas cuando vengas sino de toda forma de narración. Ya
• Jorge Ordaz • Pepe Monteserín lo decía Walter Benjamin: «Somos
La existencia de Dios Últimos ejemplares pobres en historias notables. Lo
• Miguel Barrero • Pablo Rivero cual viene de que ningún suceso nos
La cama La llave alcanza sin estar impregnado de ex-
plicaciones».(5)
NARRATIVA

• Vanessa Gutiérrez • Ricardo Labra


Tanto es así, que continúa dicien-
Paracaidistas Tú serás Baudelaire
• Chus Fernández • Fernando Poblet do que «Casi la mitad del arte de
narrar consiste en mantener libre
A la sombra de los abedules El diario de Henriette Vogel
de explicaciones la historia que se
• Fulgencio Argüelles • Karin Reschke
reproduce».(6)
www.trea.es

La noche ancha Costas perfumadas Como si quisiera responder a estas


• José Ramón González Regueral • Agustín Vidaller máximas del teórico de la Escuela de
Las estancias provisionales Los caballos azules Fráncfort, el cuento contemporáneo
• José Antonio Mases • Ricardo Menéndez Salmón desafía con su brevedad y apelación al
Turno de noche lector, al bombardeo de información
• Ibrahim Aslán al que constantemente le someten los
medios de comunicación.
Es importante señalar que estos
Ediciones Trea • C/ María González, la Pondala, 98, nave D • 33393 Somonte, Cenero, Gijón (Asturias), España • Tel.: (34) 985 303 801 • trea@trea.es
dos rasgos —brevedad y apelación al
Número 57 / Junio del 2014 ÁNGELES ENCINAR elcuaderno 17

Alfonso Albacete › Ataraxia I, acrílico y tinta sobre papel, 100 µ 124 cm • Escenarios › Gema LLamazares (Gijón) › Hasta el 28 de junio

lector— no siempre van unidos. En el afectivos. Pero, más allá de esto, no damentales al hablar del cuento a diversificación de tendencias» (p. 123).
Gonzalo Calcedo asegura que «cabe de todo
panorama actual abundan los relatos encontramos ningún criterio que finales del siglo xx y en estos prime-
y con soltura» (p. 165), al igual que Ignacio
que llenan sus escasas páginas de ex- permita clasificarlos. Respecto a los ros años del xxi?» p. 63) demuestran
Martínez de Pisón, que señala que «en el
plicaciones no solo innecesarias, sino autores, echamos de menos la pre- que son deudores de maestros como territorio del cuento me parece que hay
sobrantes. Otros lo hacen de modo sencia de José Jiménez Lozano, que Chéjov, Poe, Flannery O’Connor… tantas tendencias como autores» (p. 345).
más sutil, y de ello tenemos algunos ha publicado siete antologías de rela- y otros muchos. Su simple mención Por su parte, Care Santos afirma que «las
ejemplos en esta antología. Pero, en tos, cuatro de ellas dentro del periodo permite augurar un futuro esperan- palabras libertad y heterogeneidad sirven
general, se tiende a una apertura en que abarca esta edición (El cogedor de zador para el cuento español, que, para definir lo que ocurre en el cuento
los finales que demanda del lector una acianos, 1993; Un dedo en los labios, asentado sobre los pilares de una español de los últimos años» (p. 457).
posición más o menos activa. 1996; El ajuar de mamá, 2006; La piel sólida herencia, podrá seguir rein- (4) Flannery O’Connor: «El arte de
de los tomates, 2007). Su originalidad ventándose cada día. escribir cuentos», en Misterio y maneras.
Referencias a la hora de abordar las pequeñas y Madrid: Encuentro, 2007, p. 114.
Es difícil tratar de clasificar el corpus grandes problemáticas del hombre (5 ) Walter Benjamin: «El narrador»,
de relatos publicados en esta recopi- contemporáneo habría servido de (1) Emilia Pardo Bazán: Obras en Revista de Occidente, núm. 129 (1973),
lación, y por eso quizás la editora se contrapunto para hacerse una idea completas. Madrid: Aguilar, 1973, p. 1214. pp. 301-333.
limita a ordenar sus autores alfabé- más completa del panorama del cuen- (2 ) Exactamente, la pregunta (6) Ibídem.
ticamente. La diversidad de temas y to actual. formulada es: «En tu opinión, ¿qué
de formas hace muy difícil establecer Las breves intervenciones de los tendencias han predominado en el cuento Ángeles Encinar
una serie de categorías. Ya hemos se- autores respondiendo a la pregunta español de los últimos años y en qué Cuento español actual (1992-2012)
dirección crees que va a seguir?» (p. 63).
ñalado la abundancia de relatos que sobre sus escritores de referencia Cátedra, 2014
(3) Para Jon Bilbao, «la principal
tratan lo íntimo, concretamente en («¿Qué autores, tanto españoles 528 pp., 15,70 ¤
tendencia en los últimos años ha sido la
forma de desequilibrios mentales y como extranjeros, consideras fun-
18 elcuaderno AMÉRICA DE NORTE A SUR Número 57 / Junio del 2014

Historias del arcoíris: alianza


o condena Trece relatos que conforman
una crónica americana / Cristina Gutiérrez Valencia / Si se juntasen las horas de «real»

metraje de todas las películas sobre la rámetros temporales de representa- ficancia», deja San Francisco y viaja ción de Europa Central en 2005 y gra-
segunda guerra mundial, hace tiempo ción. La de escritor deviene, en el caso al norte, sur, este y oeste del mundo, cias, entre otras cosas, al rescate que
que estas superarían el tiempo «real» de Vollmann, profesión de riesgo, no sin rumbo, intentando encontrar al- Pálido Fuego ha hecho de estas His-
que duró la contienda. Sería, salvando por la anécdota de que su grafomanía go: «Tenía que irme, y no importaba torias del arcoíris, de 1989, el debate
las distancias —o más bien, cambian- le haya causado el síndrome del túnel el rumbo; viajaría como una de esas sobre la oposición Wallace/Franzen
do de dimensión—, como aquel mapa carpiano, sino por sus continuos viajes diminutas olas, frías, limpias y gri- se está sustituyendo por la dicotomía
borgiano a escala 1:1, la superación de al límite y su tarea de documentador, ses, que constantemente se desliza- Wallace/Vollmann (este rechazó el
la copia o el simulacro sobre el origi- reportero, notario de la realidad más ban por la arena de Ocean Beach». puesto que el Pomona College le ofre-
nal, al menos cuantitativamente. Wi- sufriente: Afganistán, Tailandia, Cam- Vollmann huye en su extravagancia ció al morir Wallace).
lliam T. Vollmann, que también ha es- boya, Bosnia, Irak, Fukushima o el polo personal (el fbi llegó a creer que era
crito sobre la segunda guerra mundial Norte, y por supuesto los lugares más Unabomber) y su singularidad narra- De primera mano
en la monumental Europa Central, es marginales y olvidados de Estados tiva de toda etiqueta (maximalismo, No obstante, la razón primordial de su
un escritor cuya obra, de miles de pági- Unidos, por lo que se le ha puesto en transgressive fiction… él se declara aparente huida constante puede ser
nas, superaría de la misma manera su relación con Hunter S. Thompson o más bien reaccionario, y cuando sale más bien su necesidad de ver y expe-
tiempo vivido. Podríamos pensar que William Burroughs. a relucir Pynchon, él acude por igual rimentar en primera persona aquello
la imaginación va más rápido que cual- ¿Qué le lleva a Vollmann a los pun- a Steinbeck o a Galdós) y de toda filia- que quiere contar: «Si quiero escribir
quier reloj de arena, pero en su caso tos calientes de la tierra?, ¿digging ción con la generación de escritores sobre una cosa precisa, como la gue-
esta prolificidad toma principalmente for fire, como decían los Pixies? En el que le correspondería: nació el mismo rra, es importante para mí estar en
como materia prima su peculiar expe- relato «El espíritu del magnetismo», año que Franzen, y fue incluido en la ella, porque, si no, no podría hacer
riencia vital y una erudición digna de de Trece relatos y trece epitafios, el famosa lista 20 Under 40 de The New un buen trabajo», ha dicho en alguna
enciclopedista. Si sumamos, además, protagonista, que dice «Me siento Yorker de 1999, junto con una nómina ocasión. Esta suerte de método Sta-
el tiempo de escritura, la ecuación de terriblemente harto, triste y depri- de escritores que ha despuntado des- nislavski aplicada al escritor —aunque
lo vivido y lo escrito es una bomba de mido; soy un proscrito… o lo sería de entonces. Hay quien lo señala para ya decía Horacio que «si quieres que
relojería que desmantela todos los pa- si no fuera el Espíritu de la Insigni- el Nobel. En España, desde la publica- yo llore, antes tienes que dolerte tú

LA MIRADA SINCERA valor del estilo de Eduardo Moga. Lo


primero viene ocasionado porque, en
palabras del propio autor, estos rela-
El viaje como incentivo de la literatura tos no fueron concebidos como libro,
pero también porque hay claramente
/ Andrés Catalán / comer, pero sí de merendar», que algu- una intención de teñirse de oralidad,
Hay un relato de Lydia Davis en el que nos adjudican a Borges). Sin embargo, de resultar cercano, fluido, natural. Y
esta desarrolla una frase de Michael si algo hay ausente en estos viajes es nada se adorna con afeites innecesa-
Butor —«viajar es escribir, porque precisamente lo turístico, lo limitado rios, eso es cierto, pero Eduardo Moga
viajar es leer»— hasta extenderla a un a las postales y a los lugares recomen- no deja de ser un poeta y no un mero
«leer es traducir, y traducir es escribir, dados por la Lonely Planet. El lector relator, y de ahí que en ocasiones se
escribir viajar, leer viajar, escribir leer, que se acerque a estas páginas se en- deje llevar por el ritmo, por el gusto
leer escribir y viajar traducir». De via- contrará con un viajero de curiosidad casi táctil por la palabra justa.
jes, escritura y traducción sabe no poco incansable, de mirada inquieta y om-
Eduargo Moga (Barcelona, 1962), au- nímoda (y omnívora). Nada se escapa Ávidas pretensiones
tor del estupendo y reciente poemario al escrutinio de Moga, a veces satírico, En cuanto a lo que en el libro se narra,
Insumisión (Vaso Roto, 2013) y tra- a veces amargo, a veces directamente cada viaje tiene, tal y como se dijo, el
ductor de Billy Collins, Tess Gallagher malaleche, siempre divertido. trasfondo de su respectivo encuen-
o Rimbaud, entre muchos otros. Y via- Puesto que como se insiste varias Eduardo Moga tro literario, esos presumiblemente
jes y escritura son, precisamente, los veces en el prólogo no es este un libro La pasión de escribil (Relato de tres cultísimos e interesantísimos actos
protagonistas de este libro, La pasión de ficción —y podría haberlo sido: una viajes a Hispanoamérica) que acaban siendo siempre un tostón
de escribil, pues son tres encuentros li- suerte de autoficción de viajes— lo La Isla de Siltolá, 2013 insufrible donde la literatura brilla
terarios los que motivan los tres viajes importante no es tanto lo enredado 312 pp., 16 ¤ por su ausencia y cuyos participantes
que en él se narran: a Venezuela, a Re- de las peripecias o la construcción de tratan de sobrellevar refugiándose
pública Dominicana y a México; desti- una trama. Ya que la historia se cuenta en el bar más cercano a beber, hablar
nos normalmente accesibles a través tal y como ha sucedido y no hay mo- con frescura, ironía y autoparodia (el mal de otros escritores y a conversar,
de viajes organizados que generalmen- dificación que la haga más atractiva, mejor humorista es aquel que sabe a veces, de literatura. Así sucede y así
te se limitan a un aséptico desfile apre- toda seducción ha de venir del estilo reírse de sí mismo), sino que tampoco nos lo cuenta Moga (hay escenas de
surado por los lugares merecedores y de lo preciso de esa despierta mira- se renuncia, digámoslo llanamente, bar y personajes fantásticos entre
de ser inmortalizados en fotografías. da a la que me refería. Decía Woody a contarlas bien. Es en ese equilibrio las butacas de sus congresos), pero
«La poesía sirve para poco, pero sí pa- Allen que cualquier estilo es bueno, entre la falta de pretensión literaria alrededor de los días en que transcu-
ra hacer turismo» ha dicho el autor a menos el aburrido. Ciertamente no y la conciencia del escritor que no rren las lecturas y las conferencias
propósito de este volumen, añadiendo es esta una narración aburrida, pero renuncia a usar este o aquel adjetivo, se acumulan una serie de anécdotas,
un aforismo más a la serie de aforismos no se trata solamente de que el relato a dejarse llevar por un pensamiento pequeñas escapadas, erráticos paseos
sobre la inutilidad de la poesía (mi fa- de los pormenores de estos tres viajes complejo, a demorarse al plasmar una a solas o acompañado, risibles desen-
vorito sigue siendo «la poesía no da de esté repleto de anécdotas contadas sensación poética, donde reside el cuentros, mayúsculos despropósitos
Número 57 / Junio del 2014 VOLLMANN / MOGA elcuaderno 19

mismo»— es el punto de partida para construcción nos va mostrando su Caleidoscopio tienen cabida en la heterogénea arca
un tipo de escritura en la que nunca línea editorial)—. Aquí, sobre todo en Historias del arcoíris contiene trece narrativa de Vollmann, y estas histo-
llegamos a tener claro quién habla, por «Damas y luces rojas», uno de sus rela- historias que, en su variedad, nos van rias del arcoíris buscan, claro, la alian-
sus constantes cambios de escena y de tos sobre prostitutas, con quienes tiene descubriendo los diferentes valores za entre autor y lector, pero siempre
voz —la abundancia no está reñida con una peculiar relación, las notas fun- cromáticos en un recorrido temá- por el camino más difícil, después de
el fragmentarismo— y por la especial cionan como mecanismo subrayador tico y vocal espectacular: desde la un diluvio de laberintos formales, len-
relación que establece Vollmann entre de la veracidad de lo narrado y como aspereza y la ternura del Tenderloin guajes extremos, saltos temáticos y
realidad y ficción. El autor-reportero incursión marcada del yo como cuerpo en San Francisco, los skinheads y las pulsos de paciencia lectora veteados
parece estar siempre presente en el re- material: «Esta información me cos- prostitutas, a los thugs en la India del de fragmentos desconcertantes, enig-
lato, a veces representado, como «Bill» tó cuatro dólares», por ejemplo; es el siglo xix; del desconcertante relato máticos, luminosos.
o «señor Vollmann», o acudiendo a la espacio metaficcional del argumento de Nabucodonosor, al bellísimo len- La alianza de Vollmann con su aún
autorreferencialidad («¡Qué pálida es de autoridad, que no hace finalmente guaje alucinado del consumidor de minoritario grupo de lectores puede
la página en la que estoy escribiendo sino provocar una tensión en el pacto hongos en la intimidad con su novia ser una relación de amor tortuosa,
esto!», o bien «Si esto hubiera sido narrativo. La relación conflictiva entre coreana; de la incómoda historia de ambas partes condenadas a aceptar
un relato chejoviano o un cuento de realidad y ficción está continuamen- amor entre un hombre y el vestido la impureza de los colores, la suciedad
Maupassant, la cartera azul habría del símbolo, la doble faz violenta de lo
terminado por aparecer»); pero in- Historias del arcoíris contiene trece historias que, en su especular. Decía Poe al comienzo de
cluso cuando el relato se ambienta «Berenice» que «la desgracia cunde
en Babilonia y tiene tintes bíblicos variedad, nos van descubriendo los diferentes valores multiforme sobre la tierra. Desple-
y fantásticos, como en «Naranja lla- cromáticos en un recorrido temático y vocal espectacular gada sobre el ancho horizonte como
meante», el autor-narrador asoma por el arcoíris, sus colores son tan va-
cualquier resquicio: «Se sentía tan có- riados como los de este y también
modo como me siento yo algunas tar- te puesta en entredicho por la propia verde de su vecina, al idilio triangular tan distintos y tan íntimamente
des frías en San Francisco cuando me enfatización del referente real, que entre una estudiante heideggeriana, unidos». Si lo escogemos como fil-
tiendo al lado del fuego». Vollmann nos lleva a una eterna suspicacia: la el Espíritu Santo y el Demonio; de la tro desde el que mirar estos textos de
introduce en algunos de sus relatos presencia del autor en moralejas im- brillante reelaboración del motivo Vollmann, podremos descubrir un
notas a pie de página, inscribiéndose plícitas o explícitas, las notas del autor del doble en la historia del Zombi y el nuevo naturalismo, pero sostenido
en la serie de autores contemporáneos o la reutilización de personajes en di- Otro, a los ingenieros índigo y los poco en el soporte multiplicador de un gran
que se han atrevido a incluirlas como ferentes relatos se redefinen cuando verosímiles pero reales Survival Re- caleidoscopio. ¢
mecanismos de la ficción, bien estruc- en la lectura la marca de autoría va search Laboratories; del hospital con
turadores, bien cuestionadores —Ni- perdiendo su autoridad en cuanto a lo líneas de colores como guía del des- William T. Vollmann
cholson Baker, Wallace, Danielewski real, con afirmaciones reubicadoras: tino final de los pacientes, a las des- Historias del arcoíris
(estos dos últimos también publicados «Como yo, William T. Vollmann, soy cripciones de rayos x y los historiales Traducción de José Luis Amores
por Pálido Fuego; quizá esto y el he- el Espíritu Santo, tengo la capacidad clínicos adjuntos en los que se basan Pálido Fuego, 2013
cho de que la nabokoviana obra que le de comprender todas las lenguas», las historias con las que se cierra fi- 572 pp., 23,90  ¤
da nombre también las usara para su etcétera. nalmente el círculo cromático. Todos

y momentos memorables. Ningu-


no se lo guarda el autor para sí, fiel
al objetivo de mantenerse sincero;
tampoco las ocasiones en que es él
quien queda en ridículo. Y es de esa
sinceridad de donde el personaje
que es el narrador saca su fuerza:
puede hacérsenos antipático con
una crítica hiriente que nos parez-
ca excesiva, puede escandalizarnos
al describir con no pocos detalles
un episodio escatológico, puede tal
vez extrañarnos su insistencia en
fijarse en los escotes multiformes
de las mujeres de cada país. Pero es
ahí donde creo que está el acierto
de la puesta por escrito de su mira-
da. El autor no silencia su opinión,
no enmascara una apreciación so-
bre una realidad que le molesta, no
omite el vistazo de reojo o directo a
un cuerpo femenino o a una sinra-
zón —y las hay, muchas, religiosas
en su mayor parte, en esos paí-
ses— por miedo a resultar ofensi-
vo o políticamente incorrecto. Es
gracias a esa sinceridad, a esa bien
contada sinceridad, que el lector
sale del libro con la grata impre-
sión de haber compartido real-
mente una experiencia viajera, de
haberse transportado durante un
tiempo a esa realidad tan disímil y
a la vez tan extrañamente cerca-
na que es cualquier país hispano-
americano. ¢ Alfonso Albacete › Anunciación, acrílico y tinta / papel, 100 µ 120 cm • Escenarios › Gema LLamazares › Hasta 28 de junio
20 elcuaderno SALINGER: LA BIOGRAFÍA IMPOSIBLE Número 57 / Junio del 2014

/ Xandru Fernández / La mayoría de los personajes célebres a la mente humana se ve sustituida


aquí por la del búnker donde Salin-
de la historia de la literatura serían, muy probable- ger trabajó durante más de la mitad
mente, unos vecinos bastante molestos, unos amigos de su vida, y sustituida de nuevo, des-
pués de su muerte, por la de la caja
pésimos y unos familiares dignos de vergüenza y re- fuerte donde según algunas fuentes
pudio. ¿Quién querría ser pariente de Raskolnikov, o reposa su legado.
A propósito de ese legado, las mu-
compañero de estudios, y aun de asiento en un autobús, chas hipótesis que plantean Shields
de Humbert Humbert? Buena parte del mérito de un y Salerno al final del libro tienen la
ventaja de ser falsables en gran medi-
narrador reside en su capacidad para crear seres detes- da: si es cierto que Salinger se recluyó
tables y, aun así, despertar en el lector el interés por sus para seguir escribiendo, esos escritos
aparecerán a partir de 2015, y ganará
vidas e incluso la estima y el cariño. fuerza el mito del autor instalado en
la cúspide de la fama que ya solo es-
Así J.D. Salinger, autor de una sola no- los autores han privilegiado los ele- sa parecerían explicarse también por cribe para sí mismo y para una lejana
vela cuyo protagonista, Holden Caul- mentos espectaculares en perjuicio la necesidad de superar las heridas y ansiosa posteridad. En cambio, si
field, no deja de ser un niño pijo con de otros menos impactantes. Con- psicológicas que la guerra le infligió a no es así y no hay tales textos, habrá
tendencia al melodrama, y de varios sidero que estos dos defectos, cuya Salinger. que optar por la hipótesis alternati-
relatos protagonizados por un puña- sombra se proyecta sobre la estruc- va, a saber: que Salinger se bloqueó
do de hermanos, los Glass, de los que tura del libro, tienen su explicación Múltiples rostros y fue incapaz de terminar nada des-
lo menos que se puede decir es que en el origen fílmico del proyecto, y La tesis es sugerente y cuenta con pués de «Hapworth 16, 1924», su
no nos sentiríamos muy inclinados a por eso me he referido en primer lu- abundante apoyo empírico. Ahora último y discutido relato aparecido
pasar junto a ellos más de media ho- gar a la película. Atengámonos, en lo bien, lo justo, tratándose de una bio- en The New Yorker en 1965. También
ra al año, y eso haciendo un esfuerzo. sucesivo, a la biografía escrita. grafía, es preguntarse no solo por la cabe la posibilidad de que esos textos
No obstante, tanto Holden como Sey- Pocas de las más de seiscientas adecuación de la interpretación a los aparezcan y sean ilegibles o, lo que es
mour, Buddy, Zooey, Franny y el resto páginas de Salinger han sido escritas, hechos, sino también, y muy espe- peor, mediocres: el mito sufrirá daños,
de la pandilla Glass son fascinantes, en realidad, por Shields y Salerno: la cialmente, por su verosimilitud. Al inevitablemente.
verosímiles y verosímilmente fasci- mayor parte del libro está constituida igual que una autobiografía no cuen- Quizá lo más sorprendente (y
nantes, y es en ese triple salto mortal por declaraciones de otras personas, ta solo por su grado de fidelidad a la desasosegante) de esta suerte de co-
sin red donde la maestría de Salinger citas de cartas y libros de Salinger y imagen que el autor tiene de sí mis- llage biográfico sea el modo en que
resalta como un hecho difícilmente extractos de otras biografías y estu- mo, sino también por su pericia al dar coexisten dos tipos de superposición
discutible. entre el personaje objeto de inves-
Salinger hizo consigo mismo lo tigación y los sujetos de la misma,

La caja negra de
que ya había ensayado con éxito en esto es, sus autores. «Al hacer relato
sus personajes: proyectó una imagen de una vida de la que no soy autor en
de artista herido, misántropo y per- cuanto a la existencia, me hago su

SALINGER
feccionista, y la alimentó durante dé- coautor en cuanto al sentido», escri-
cadas a fuerza de vetar toda tentativa bió Paul Ricoeur, comentando la sin-
de acceso a su intimidad. Es evidente gularidad del biógrafo como autor
que los cientos de admiradores que adoptivo. Shields y Salerno asumen
trataron de aproximarse a Salinger la autoría de la trama sobre la vida
por uno u otro medio no se plantearon de Salinger: localizan las fuentes,
nunca si esa proximidad les aguaría la
fiesta o, a falta de fiesta, el mito al que
Fragmentación de un mito esquivo entrevistan a los supervivientes, dan
relevancia a unos episodios sobre
habían dado crédito. Haría bien en otros, diseccionan El guardián entre
planteárselo quien se disponga a leer el centeno en busca de pruebas que
su biografía. dios críticos. Al lector interesado en a luz un relato verosímil, no es menos legitimen su tesis de fondo, pero no
Biografía es Salinger, y biografía la obra de Salinger le resultará atrac- cierto que en una biografía el perso- consiguen, pese a todo, mostrarse
bifronte, libro y película al mismo tiva la mayor parte de ese material, y naje construido tiene que parecer coautores de una vida con sentido.
tiempo. La película, dirigida por sabrá pasar de puntillas por esa parte creíble, sea a la luz de presupuestos Por todas partes siente el lector que
Shane Salerno y producida por los menor formada por cotilleos y opinio- hagiográficos, sea en consonancia se aproximan personajes arque-
hermanos Weinstein, ha recibido nes irrelevantes. En buena medida, al con postulados críticos y desmitifi- típicos, o simplemente célebres, a
duras críticas, y ahorraríamos tiem- lector se le da la posibilidad de cons- cadores. Shields y Salerno lo consi- disputarse la identidad de Salinger,
po si adelantásemos que alguna de truir su propio libro. A no ser, natu- guen en parte, y hay que reconocer confundiéndola con la suya: no tanto
ellas puede aplicarse con idéntica ralmente, que tengamos en cuenta que, cuando fracasan, lo hacen al am- Holden Caulfield cuanto una especie
justicia a su hermano de tapa dura, el enorme poder que los autores se paro de la magnitud del reto al que de híbrido de Gustave Flaubert y el
cuya autoría comparte Salerno con han reservado para sí mismos: la se- se enfrentan: durante toda su vida, señor Rochester de Jane Eyre. Uno no
David Shields. En primer lugar, da- lección y disposición de esas fuentes J.D. Salinger representó varios per- sabe a ciencia cierta si esta es la única
do que no suele haber muchas horas escritas y orales en beneficio de una sonajes a un tiempo, la mayoría de biografía posible que podría escribirse
de filmación sobre la vida de un au- tesis de fondo sobre la personalidad ellos en privado y uno en público, so- sobre Salinger, un texto donde la voz
tor de novelas y relatos, y menos si de J.D. Salinger. breactuados todos, y es dudoso que principal subyace enterrada bajo do-
ese autor se mantuvo apartado del Tesis: J.D. Salinger fue un escri- se pueda hallar sin más un común cenas de voces no demasiado afinadas
mundo durante casi sesenta años, es tor profundamente trastornado por denominador a todas esas manifes- y en absoluto melodiosas, pero es pro-
comprensible, pero tedioso, que el su experiencia durante la Segunda taciones del escritor. Ahora bien, si bable que una biografía fracasada sea la
documental supla esa carencia con Guerra Mundial. Tanto su obra como bucear en la conciencia de un escri- mejor biografía imaginable sobre una
entrevistas y material audiovisual de su alejamiento de la vida pública y su tor a partir de sus escritos constituye vida fracasada. ¢
segunda mano (la Segunda Guerra renuncia a seguir publicando después siempre una tarea arriesgada, hacer-
Mundial, el asesinato de John Len- de 1965, se hacen comprensibles a la lo a partir de sus silencios tiene todo David Shields & Shane Salerno
non y muchas máquinas de escribir luz de esa experiencia traumática. el aspecto de un reto quijotesco con Salinger
en primerísimo primer plano). En Incluso su adhesión a los principios muchas probabilidades de degene- Traducción de Javier Calvo
segundo lugar, y tal vez como con- del vedanta y su tendencia, cada vez rar en parodia. Nos enfrentamos a un Seix Barral, 2014
secuencia de lo anterior, el lector/ más acusada, a convertir la literatura problema epistemológico: la imagen 736 pp., 27 ¤
espectador tiene la impresión de que en una forma de propaganda religio- de la caja negra que Skinner aplicaba
Número 57 / Junio del 2014 POESÍA elcuaderno 21

EL ÚLTIMO ÁRBOL
Caza con hurones, nueva entrega de Esther Ramón
/ Juan Carlos Suñén /
En 2002 puse prólogo a Tundra de
Esther Ramón (Madrid, 1970). Fue,
si la memoria no me traiciona, el pri-
mero que escribí para un poema y,
será, si no me falla la voluntad, el úl-
timo. Quiero decir con esto que algo
en aquel primer libro me obligó a un
compromiso del que salí como pude,
que fue tejiendo lo mejor que supe
aquello que había ido anotando en sus
amplios, aunque muy significativos
márgenes. No tengo ante este quinto
de la autora una sensación diferente:
debería empezar a escribir en torno a
él (no sobre él) y ver adónde me lleva
la última (es un decir) lectura, esa a la
que se suma la intromisión, el mano-
seo de lo ¿intocado?, lo añadido y lo
echado en falta. Y lo primero que ad-
vierto es que, si entonces fui osado y,
en consecuencia, creativo, ahora ten-
go miedo. Son demasiado anchos es-
tos márgenes, demasiado silenciosos,
tanto que obligan a un fraseo compri-
mido que deja más de un verso al albur
de una sola palabra. Es el peligro de
ciertas elecciones: de repente, la línea Ricardo Mojardín › Apocalipsis interruptus, vídeo 5' 29" • Tratamiento › Sala de Arte Alfara (Oviedo) › Hasta el 31 de julio
no se sustenta más que en un frag-
mento de inercia. Es un peligro, digo,
aunque es uno consciente del que de una intención algo perversa por lo el del punto de mira y el de la boca Hay pureza en eso, sin duda, en el
(salvo contadas ocasiones) Ramón romper nuestras expectativas «mu- de madriguera: no todas las variables empeño de escenificar un paisaje in-
sale airosa gracias a su conocimiento sicales» (discúlpense pero respéten- pueden ser contempladas (alguna, de terior cuyo significado no le debe na-
del oficio. Factor sorpresa, es decir: la se las comillas, estas y las siguientes) hecho, le viene grande a su contexto: da al realismo dictado por la estadís-
palabra, la mínima información que y entregarnos, sin sofisticación, a la «deberías inclinarte /para escri- tica. No es este un libro sureño, sino
espinosa fronda de una pesquisa a la bir»). Establece su campo semántico un frío y brillante monólogo esencial,
No es este un libro que no preocupan los pequeños deta- y comienza a removerlo, a menudo aunque su claridad no sea visual, sino
lles. De hecho vuelve a ocurrir (aun- con resultados deslumbrantes: «Ya más bien referencial, lo que hará que
sureño, sino un frío y brillante que aquí la «rima» sea «intelectual») solo quedan dos recipientes: / uno el lector que no conozca las anterio-
monólogo esencial cuando en lugar de «Como hueso / po- para lavarse las manos, / otro para res entregas de Esther Ramón pueda
drido / como rama / partida» leemos: lavar los recipientes». Prescinde a verse excesivamente constreñido por
el verso nos entrega, resulta ser sufi- «Como un hueso / podrido / como cambio de ligaduras que podrían ale- la metáfora a la que se le obliga (a un
ciente para sacudir la secuencia que una rama / partida en dos». jarnos de la palabra críptica para mos- tiempo mística y materialista, a un
la precede o la sigue y, así, también esa trarnos la crítica. Si bien debo admitir tiempo trampa y clave, a un tiempo
mala costumbre del pensamiento de Boca de madriguera que no sé cuál sería esa palabra críti- minimalista y barroca), e incluso du-
acabar las frases que le susurra el oí- Hay que suponer, en una autora que ca, seguramente tan intensa como el dar de que esta sea realmente tras-
do. Anoto eso en el haber de este libro conoce los entresijos de la represen- libro, constante como el hocico de la cendida. Por eso le recomiendo (a tal
por mayoría, no por unanimidad. Más tación en la versificación (que se ha maleza, pero animado por el título lector) que no se quede aquí en aguas
difícil es escapar a la aparición de ri- ganado el derecho a hacernos dudar), (que por primera vez en la autora ha- terrosas, que lea lo anterior y espere
mas que bien podrían haberse evita- que estamos siendo expulsados de ce alusión a una acción), supongo que lo siguiente, pues no está en la mejor
do. ¿Es esto importante? La verdad es cierto tipo de lectura «académica». Si es un verbo. Quizá «cercar» (y no me estación (o capítulo) del viaje que
que a estas alturas de mi carrera como repasamos sus títulos hasta hoy, ad- refiero al «placer de conjeturar poco la autora propone, sino (no se seca
crítico literario no lo sé. En cualquier vertimos enseguida que la voluntad a poco», sino a poner a la duda contra aquí el mar) ante un necesario final
caso, hay una diferencia entre «Nun- de construir un corpus camina hacia las cuerdas). de etapa en el que Ramón parece, en
ca más seré testigo, / nunca más seré una normativa cuya aspiración, esti- Se divide en tres partes y cada frag- efecto, haber llegado al meollo de una
el sedal / de las aguas terrosas. / En lística, no permite distracciones. Di- mento (o poema) contiene el libro inmersión que le exigirá en adelante
el fondo del cubo / se secó el mar» cha normativa ha sido explicada por entero (léase «Siembra» y no «Puni- más oxígeno; y porque la poesía en
y «Nunca más seré testigo, / nunca Ramón en los siguientes términos: ción»), pero la más agradecida es, sin castellano (en general) está pidiendo
más seré el sedal. / En el fondo del cu- «ausencia o retracción del yo poético duda, la tercera, que desemboca en a gritos liberarse de ciertos modelos
bo / se secó el mar». Es evidente que [que] tiene que ver con la asunción una confesión que, como una buena (necesarios, necesarios y fructíferos),
ese «de las aguas terrosas» nos aleja absoluta de esa imaginación». La pre- parte del material que precede, com- desasirse (como el globo prendido a la
del juego, pero ¡qué cerca hemos es- tensión se materializa efectivamente parto: todo el esfuerzo conduce a la rama del último árbol), arriesgarse, in-
tado del canto casi infantil, tan exac- en Caza con hurones. Ramón escoge «misma sílaba la misma / sin cono- comodarse. Pero esa es otra historia. ¢
to! Definido el fraseo como el arte de una ligadura imaginaria (la caza con cer / la palabra completa / ni su silen-
puntuar y graduar una frase musical (y hurones) y una posición en la misma cio»; pero que también, con maestría, Esther Ramón
obsérvese que el libro comienza con un (la pieza), que es también (los cazado- desanda el camino de las dos anteriores Caza con hurones
pareado: «El descanso del globo blan- res entenderán la aparente paradoja) a la manera de aquella «descreación» Icaria, 2013
co / bajo las ramas del último árbol»), la del cazador, y eso determinará un de Gorostiza (e ilustro, no señalo) en su 73 pp., 10,00 ¤
debemos considerar la posibilidad marco tan estrecho como pueden ser- Muerte sin fin.
22 elcuaderno ENTREVISTA Número 57 / Junio del 2014

/ Enrique Bueres /Philip


Hoare ha hecho cosas
PHILIP los hermanos Barral (Antonio y Juan-
jo). Desde hace unos años, el centro

HOARE
de gravedad permanente de Philip
asombrosas y recorrido Hoare está en las ballenas. «¿Conoces
a Mark E. Smith, del grupo The Fall?
los siete mares para Ahora vive en Mánchester y tiene un
programa de radio en la bbc. Hace po-
nadar entre ballenas. co me envió un mail porque también
Sus experiencias está obsesionado con las ballenas».
marinas están recogidas
en Leviatán o la ballena La música de respuesta. Después de la intro-
ducción musical, toca hablar ahora
de tus libros y de las ballenas. No son

las ballenas:
y en El mar interior. precisamente animales que puedas
Pero también, en otra tener en casa en un acuario o que te
los encuentres mientras buceas al la-
vida, en los ochenta, do de la playa. ¿De dónde te viene esa
fue protagonista de la
efervescencia musical Smiths, New obsesión por ellas?
respuesta. Mi obsesión viene
de cuando era niño, de la época de las
primeras campañas para salvar a las
británica.
Caben muchas vidas en una
existencia. En la de Philip Hoare
Order, Aztec ballenas. En muy poco tiempo, en solo
una generación, se produjo una rup-
tura ideológica sobre cómo las veía-
mos. Ten en cuenta que entonces la
(Southampton, 1958) encontramos
dos bien diferenciadas. La primera,
como protagonista destacado de la
escena musical británica de los efer-
Camera margarina estaba hecha con grasa de
ballena. El mar interior es en realidad
una mirada sobre la historia natural
de las ballenas, la fauna marina y el ser
vescentes años ochenta, cuando se humano, y cómo esas historias chocan
llamaba Patrick Moore y trabajaba y casi siempre entran en conflicto. El
en la industria discográfica. La se- interés del niño que yo era entonces
gunda, a partir de los noventa, cuan- estaba en la belleza del animal y por
do inició su carrera como escritor cómo cazábamos y maltratábamos a
con el nombre de Philip Hoare. En un ser tan mítico.
España es conocido por Leviatán o
la ballena, declarada por la bbc como p. El año pasado leí Diez mil mi-
mejor obra de no ficción de 2009. Re- llones (Anagrama), del científico de
cientemente se ha publicado en es- Óxford Stephen Emmott. Es un libro
pañol El mar interior (Ático de los Li- de terror (con toques de humor es-
bros), mezcla de biografía y libro de céptico) que nos dice que, hagamos
viajes en el que da cuenta de sus reco- lo que hagamos (nos vayamos a vivir
rridos por Inglaterra, las Azores, Sri al campo, nos compremos un Prius o
Lanka y Nueva Zelanda. Después de nos suicidemos), el resultado será el
pasar veinte años en Londres, ahora mismo: estamos condenados. Hace
http://www.bigissue.com/reviews/edinburgh-2013/2853/philip-hoare-ravens-hendrick-s-carnival-knowledge-edinburgh-2013-review

vive en el campo cerca de su ciudad doscientos años éramos mil millones


de origen. Tiene una bicicleta hecha de habitantes. En 1960, tres mil mi-
a medida por Bike Guy. llones. Ahora ya somos más de siete
Tras pasar por Virgin Records y mil millones. En 2050, la aldea global
colaborar codo con codo con el le- tendrá nueve mil millones de vecinos.
gendario Tony Wilson, de Factory ¿Vamos a comernos todo lo que se
Records (su vida quedó reflejada mueve en el mar?
en la película de Michael Winter- r. No es sostenible seguir así. Al
bottom 24 Hour Party People), Philip mar le exigimos que nos dé alimento,
Hoare trabajó en Rough Trade con combustible, y le devolvemos basura.
los Smiths, New Order, Scritti Politti La superficie del mar esconde toda
y Aztec Camera (durante diez años nuestra basura, nuestros pecados. La
compartió vivienda con Roddy Frame ballena es un espejo de nuestra rela-
en Londres, «una vieja casa victoriana ción con el mar. Es un animal dotado
que se caía a pedazos»). En 1982 creó de curiosidad e inteligencia.
su propio sello discográfico, Opera-
tion Twilight, que tenía un acuerdo p. ¿Cerrarías los acuarios?
de colaboración con el sello belga Les r. Sí, cerraría todos los que tienen
Disques du Crépuscule. Allí publicó ballenas y delfines. Os recomiendo el
discos a grupos muy apreciados por documental Blackfish, en el que he
los gurmés musicales de los ochenta: estado involucrado, porque no está
23 Skidoo, Paul Haig, Josef K, Antena, hecho por activistas. Hay cuarenta y
Propaganda, Tuxedomoon (que tanto cinco orcas en cautividad en acuarios
le gustaba al expresidente asturiano de todo el mundo, no solo en Estados
Pedro de Silva)…, y fue mánager de los Unidos y China, también en España
imprescindibles The Pale Fountains, y en los Países Bajos, lo que es una
que tanto entusiasmo despertaban en locura. Los circos con exhibición de
Número 57 / Junio del 2014 PHILIP HOARE elcuaderno 23

Alfonso Albacete › Afueras, acrílico y tinta sobre papel, 100 µ 124 cm • Escenarios › Gema LLamazares (Gijón) › Hasta el 28 de junio

animales son cada vez menos acepta- ninguna experiencia humana a la que ¡p. ¿Y los tiburones? ellos lo notas, al mirarlos a los ojos no
dos. Tampoco es aceptable mantener yo pueda comparar eso. Estás en un r. Estuve nadando con tiburones hay ningún otro animal con esa chis-
cetáceos en cautividad. entorno libre de casi gravedad, en tres en el Aquarium de Barcelona y es una pa. Son animales, es cierto, pero hay
dimensiones, rodeado de agua por experiencia diferente. Siguen un cir- una cultura compartida entre ellos
p. ¿A qué se parece bucear entre todas partes, con más de cinco millas cuito prefijado. Solo buscan comer. y nosotros. Las ballenas recuerdan,
ballenas? de profundidad debajo de ti y cual- No sentían ningún interés por mí. Te- tienen una memoria colectiva y re-
r. Es casi como el consumo de quier referencia contextual humana nían los ojos muertos y apagados. En cuerdan la cultura de su relación con
drogas, pero si digo esto pareceré desaparece. Toda mi vida he tenido cambio, un cetáceo, un delfín, te mira nosotros. El cachalote tiene el cere-
un hippie o un defensor de la New miedo al agua y por eso no aprendí a con curiosidad. bro más grande de todos los anima-
Age. Cuando estás en el agua formas nadar hasta los veinticinco años. Es- les y su córtex, donde se produce el
parte de una coreografía acuática en tuve nadando en el Pacífico en una p. Vamos más lejos. ¿Los cetáceos pensamiento, es muy intricado. Las
un elemento sobre el que no tienes zona con una falla de once kilómetros tienen conciencia de sí mismos? orcas y delfines tienen una capacidad
ningún control. Y toda la arrogancia de profundidad. Estaba allí rodeado r. Totalmente. Así lo siento. Los de reacción emocional muy desarro-
del ser humano ahí es inútil. Cuando de delfines y ballenas, pero no sentía científicos creen que ballenas y del- llada. Los cetáceos viven en entornos
el depredador más grande de la Tie- miedo porque notaba la energía de la fines poseen un sentido del yo abs- altamente sociales con un código de
rra se te acerca y sabe exactamente conexión de estos animales. tracto. Cuando estás en el agua con conducta moral. Eso es cultura.
dónde estás, incluso cuando tú no
puedes verlo, los percibes y notas la p. ¿El canto de las ballenas es pop
conexión que hay entre las ballenas,
La superficie del mar esconde toda nuestra o lírica?
entre los miembros de la manada. Es basura, nuestros pecados. La ballena es un r. Sí que cantan, la ballena joroba-
como una telepatía. Hay un sentido da emite sonidos intencionadamente.
cultural de sentimiento colectivo en
espejo de nuestra relación con el mar. Es un animal Su música estaría cerca de la onda de
común de su individualidad. No hay dotado de curiosidad e inteligencia Brian Eno. (Risas.) ¢
24 elcuaderno JAGGER ON THE ROAD Número 57 / Junio del 2014

viDa
«Me alegro de estar aquí…», «Bueno… me
alegro de estar en cualquier parte, ¿enten-
déis?». Keith Richards suele hacer este chiste
y cosTumBres vistoso y condescendiente en esos seis mi-
nutos de gloria que su antaño buen amigo y

de SU camarada Mick Jagger le deja disfrutar sobre


el escenario en los últimos conciertos de los
Rolling Stones, esos en los que el contador
SatÁnica de la caja registradora de la empresa Stones
por Cojones se dispara y en el entarimado del

MajEstad teatro pulula una tribu completa de «croma-


ñones» apurando las notas de lo que queda
del mejor y más antiguo rhythm’n’blues de

Mick Sir la historia. Anécdotas como esta las cuenta


Philip Norman en su esperada crónica bio-
gráfica de la mayor estrella del rock nacida,
Sir Mick, como suele llamar el autor a lo largo
del relato a Michael Philip Jagger (Dartford,
Kent, Inglaterra, 26 de julio de 1943), líder y
cantante de los Rolling Stones.
Me gusta la comparativa conceptual carnal» disfrutado a lo largo de toda la historia legítima de Sus Satánicas
que hace Philip Norman sobre los una vida, aun envuelto en esa cara Majestades. Aunque la verdadera y
«brillantes gemelos del rock» (The donde las arrugas se trastabillan con llamativa fuente de información la
Glimmer Twins), como Sir Mick au- las arrugas. consigue el autor con la complicidad
tobautizó su amistad por entonces Es de destacar la portentosa arti- de un desfile increíble de personajes
inquebrantable (eran los tiempos llería informativa que el autor exhi- domésticos que van desde cocine-
del Rock and Roll Circus) con Keith be en esta biografía no autorizada ras, criadas, camareras, familiares,
Richards, «tácito reconocimiento («huelga decirlo», afirma Norman), familiares de familiares, secretarias/
de lo extraordinariamente unidos toda vez que Mick Jagger no respon- os, periodistas, colegas de infancia y
que estaban», corrobora el autor de dió a ninguna de sus peticiones for- adolescencia, y sobre todo: soplones,
la biografía. Norman sitúa a Keith en males a través de colegas cercanos un ejército de soplones estratégica-
una tradición de trovadores infinita- al cantante, columnas publicadas mente distribuidos en estudios de
mente creativos, muy por encima de en semanarios avisando del trabajo, grabación, organización de festivales,
la media, que llamadas y peticiones personales e rodajes de películas, documentales,


incluso una reputación importante colaboradores musicales, producto-
se remonta a Django Reinhardt y del autor en el mundo de las biogra- res, vecinos de mansiones, antiguas
a Blind Lemon Jefferson y con- fías editadas, en muchos casos sobre novias y mujeres, groupies de una
tinúa con Eric Clapton, Jimi Hendrix, gente muy cercana al cantante, como noche, albañiles, carpinteros, inves-
Bruce Springsteen —y dos emociones había ocurrido recientemente con tigadores privados y hasta un par de
personales que a mí particularmente la dedicada a John Lennon, The Life bobbies, los que esposaron a Mick y
me repelen—, Noel Gallagher y Pete Llega a España (2009). Nada. Mick Jagger no se dio a Keith en aquel farragoso asunto de
Doherty». «Jagger, en cambio, es la por enterado. drogas que acabó en 1967 con los dos


figura seminal de una nueva especie a la esperada compinches, «los gemelos», en la tre-
la que se ha dotado de un lenguaje que He tenido que escribir una na. Sí, bien puede presumir Norman
nadie podrá mejorar», biografía de Mick obra de investigación y recons- de amigos y confidentes.
trucción basada en las fuentes que Así, Mick Jagger (editorial Ana-
dice. Para hacerse entender mejor, Jagger, que no he ido encontrando a lo largo de los grama, junio de 2014) es una esplén-
el autor nombra a Jim Morrison de treinta años que llevo escribiendo so- dida biografía. Una completa sem-
The Doors como único vocalista com- aportó ninguna bre los Stones y los Beatles», blanza histórica del artista (Norman
parable al cantante de los Stones en dice-que-alguien-dijo que sus labios
personalidad y trato con el micrófono: colaboración a confiesa en el prólogo el autor. Cla- podrían «absorber un huevo del culo


ro que, en esos treinta años escribien- de una gallina») a la que no le falta de-
Morrison lo acunaba suave- su autor, Philip do sobre los Beatles y sobre los Stones, talle, si acaso le sobra, según pensará
mente como a un pajarillo en su archivo personal aguardaban las Sir Mick cuando lea, por ejemplo, por
asustado en lugar de blandirlo como Norman entrevistas propias realizadas al mis- qué no se publicaron las memorias
un falo, que es lo que hace Jagger». mo Jagger y a Andrew Loog Oldham, de Jerry Hall anunciadas para un día
Philip Norman Marianne Faithfull, Keith Richards, antes de su anulación (para respiro
Cita a Rodolfo Valentino, Nijinsky, Mick Jagger Bianca Jagger, Anita Pallenberg, Bill de Carla Bruni, entre otras damas),
Nuréyev, como iconos sexuales com- Anagrama, 2014 Wyman, Ronnie Wood, Eric Clap- o más de una controversia con otra
parables a Sir Mick, y en esas el autor 592 págs. 28,90 ¤ ton, Alexis Korner, Giorgio Gomels- de sus mujeres, Marsha Hunt; ejem,
divaga sobre «el abundante banquete ky y muchos más, que es como decir la crónica rosa de este adonis podría
Número 57 / Junio del 2014 CRÓNICA HUMANA DEL MITO elcuaderno 25

Cuando Jagger estudió plenamente que le recomiende para cursar una aconsejable ganar algún dinero durante las largas

Económicas licenciatura, y espero que puedan admitirle.»


Aunque en modo alguno hiperbólica, la carta
vacaciones veraniegas entre el fin del instituto y el
comienzo de la universidad. Eligió un trabajo que
Fragmento de la biografía de Philipp del director surtió efecto. Si Mike aprobaba dos arroja una luz muy interesante sobre un personaje
exámenes de nivel A, tendría garantizada la del que siempre se ha dicho que está consumido
Norton sobre Mick Jagger matrícula en la London School of Economics para por el egoísmo. Revela que, al menos hasta los
estudiar una carrera de tres años a partir del otoño dieciocho años, tenía una faceta cariñosa y
En vez de hacerse DJ, y tal vez en contra de toda de 1961. Y aceptó, aunque sin gran entusiasmo. «Yo altruista que lo convertía en digno hijo de su padre.
expectativa, Mike Jagger se unió al dos por ciento quería estudiar letras, pero creía que mi obligación Varias semanas del verano del 59, Mike Jagger
de jóvenes británicos que al terminar la enseñanza era hacer ciencias», recordaría. «Económicas trabajó de celador en una institución psiquiátrica.
secundaria se matriculaban en la universidad parecía a medio camino entre una cosa y la otra.» No en Stone House —habría sido demasiado
en esa época. A pesar de sus enfrentamientos En aquellos tiempos, los universitarios del perfecto—, sino en el Bexley Hospital, un edificio
por el uniforme, el director de la Dartford Reino Unido no tenían que endeudarse con victoriano tan sombrío y desparramado que en
Grammar, Lofty Hudson, le consideró digno la localidad lo llamaban «La aldea del páramo»
de tal privilegio y en diciembre de 1960, mucho «Quería estudiar letras, pero porque hasta hacía bien poco, en aras de la
antes de los exámenes de nivel A, le entregó una creía que mi obligación era hacer segregación total de los pacientes, albergaba
carta de recomendación que daba a su expediente también una granja. Cobraba cuatro libras y media
académico el mayor brillo posible. «Jagger es ciencias. Económicas parecía a a la semana, cifra nada despreciable para la época,
un chico de muy buen carácter», decía la carta, medio camino» pero habría podido escoger un empleo física y
«aunque ha tardado en madurar. Emerge ahora emocionalmente más fácil. Los pacientes y el
una satisfactoria cualidad, la de la perseverancia el estado para sufragar sus estudios, sino que personal de la institución lo recordarían como un
cuando toma la decisión de emprender algún automáticamente recibían una beca de las muchacho amable y alegre en todo momento, y él
proyecto. Tiene muchos intereses. Ha sido autoridades educativas locales. El consejo del más tarde pensaría que en la experiencia aprendió
miembro de varias asociaciones escolares y condado de Kent concedió a Mike trescientas lecciones de psicología humana que a lo largo de su
destaca en los deportes, además, es secretario de cincuenta libras al año, que en un periodo de vida serían de un valor incalculable.
nuestro Club de Baloncesto y titular en nuestro inflación prácticamente nula era cantidad más Por si fuera poco, según su propio relato, en el
Primer Once de Críquet. Además, juega al rugby en que suficiente para pagarse tres años de carrera, en Bexley Hospital perdió la virginidad. Fue con una
el equipo de la casa. Fuera del instituto le interesan especial si, como era su intención, seguía viviendo enfermera, en el armario de un almacén durante
la acampada, el montañismo, el piragüismo y la en casa de sus padres y todos los días iba en tren al un breve respiro entre el trajinar de carritos y la
música, y es miembro de la Sociedad Histórica pequeño campus de la LSE en Houghton Street, ronda de comidas, un lugar en nada parecido a las
Local [...] La evolución de Jagger justifica junto a Kingsway. A pesar de todo, era claramente lujosas suites de hotel del futuro.

definirse como una gran mentira, un hacer famoso a un grupo de jovenzue- lentos, vándalos y maliciosamente bajo una firma ideada por Sir Mick y
juego de infidelidades vitalicio, la ce- los en un pispás: «Que salgan feos y alegres: The Rolling Stones y él, Mick bautizada como Mother Earth), con
lebración suprema de las vanidades. desagradables», ordenó al fotógrafo Jagger, interpretando a un coloso detalles hilarantes cuando se trata de
Consciente de ello, el autor determi- que les inmortalizó en su primer re- griego hecho y recreado a sí mismo relaciones familiares comunes. En
na llevarte al corazón de una historia trato oficial; Brian Jones, primer líder como un atleta campeón. Un narciso este capítulo de curiosidades y estre-
superlativa, superfashion, y claro, de oficial de la banda y posteriormente al que le sobran las personas… y las checes, la lectura del libro se desboca
superhéroes musicales. La biografía, defenestrado y ninguneado por algún horas… algunas veces con el consiguiente pe-


por tanto, es un compendio histórico que otro exceso (¿?); el detalle de la ligro de alimentar morbosidades ro-
donde todo cabe: el blues y Elmore camiseta que debía ponerse en Wem- A Mick le importa un bledo lo sáceas. Demasiados años en el alam-
James; Andrew Loog Oldham o cómo bley; la increíble familia de Marianne que pasó ayer. Lo único que le bre, demasiadas personas triviales,
Faithfull; perfeccionar su dueto con interesa es el mañana», episódicas, incidentales… No. Como
Este libro es la historia Solomon Burke en Everybody needs les auguraba el periodista británico
somebody to love; aparcar la limusina asegura ahora tajante Charlie Nick Cohn en el año 1969, los Rolling
completa de Jagger el autodiós, en la esquina para que no le vean con Watts. Stones no solo no tuvieron el decoro
enfrascado en una salvaje la compañera de la hija de Charlie Philip Norman se desahoga y po- de morir en un accidente de aviación
agrupación musical compuesta Watts…; su gradual y escalonada sepa- co menos que escribe su propia vida, tres días antes de cumplir los trein-
ración de Keith Richards… fronteriza a la de los Stones, como ta, sino que fueron mucho menos
de personajes básicamente Este libro es la historia completa antes lo había hecho con los Beatles elegantes sobreviviendo en los esce-
subversivos, arrogantes, de Jagger el autodiós, enfrascado en (Shout!, 2005). Por cierto, Norman narios de medio mundo hasta muy
autoindulgentes, histéricos, una salvaje agrupación musical com- saca a relucir una relación más es- entrado el siglo xxi, enarbolando la
puesta de personajes básicamente trecha de la ya conocida entre una y quimérica bandera del bluesman Ro-
paranoicos, violentos, vándalos subversivos, arrogantes, autoindul- otra banda (una pretendida fusión bert Johnson en un no menos utópico
y maliciosamente alegres gentes, histéricos, paranoicos, vio- comercial en 1968 de las dos bandas cruce de caminos. ¢

UN NUEVO MODELO DE PERIODISMO www.asturias24.es


26 elcuaderno ISAAC ROSA AL CINE Número 57 / Junio del 2014

/ Marina Beltrán / desarrollo afirmando: «La película La


Un grupo de jóvenes trabajadores y mano invisible es más que una pelícu-

LA MANO
trabajadoras del sector audiovisual la. Es una obra colectiva, que para mí
nos hemos unido para llevar a la gran es algo a reivindicar».
pantalla La mano invisible, una histo- Efectivamente, la fórmula de pro-
ria implacable sobre trabajo y preca- ducción que hemos adoptado ha sido
riedad de rigurosa actualidad. el modelo cooperativo, gracias al cual

INVISIBLE
En el sector audiovisual, como en todos los miembros del equipo, desde
el resto de sectores de la sociedad, re- los técnicos hasta los actores, inverti-
sulta cada vez más difícil que jóvenes rán en la película y optarán a los bene-
profesionales como nosotros se abran ficios futuros de la misma.
camino y sigan desarrollando su ca- En principio, puede parecer idílico
rrera profesional. Esta dificultad, sin que la fórmula de gestión elegida pro-
embargo, no nos ha impedido unirnos
en esta aventura que comenzó hace ya
más de tres años.
Efectivamente, el camino no es fá-
CINE EN EQUIPO mueva el cooperativismo y la igual-
dad. A nosotros, sin embargo, no nos
parece que haya mejor modo para le-
vantar un proyecto divergente como
cil; el camino para levantar una pelícu- Este verano comenzará el rodaje de la película La mano in- el nuestro. Por ello, más allá de que
la no lo es nunca, menos aún en un sec- visible, adaptación al cine de la novela homónima de Isaac la figura jurídica de la película, por
tor como el cinematográfico, en que no motivos operativos, sea finalmente
siempre conviven pacíficamente los Rosa. Dirigida por el director novel David Macián, conta- una sociedad limitada, internamente
factores económicos, ineludibles, con rá con un reparto en el que figuran actores y actrices co- funcionamos como una cooperativa;
los culturales y artísticos. hacemos asambleas periódicas en las
Cuando David Macián, el director,
mo Josean Bengoetxea, Javier Godino, Fernando Cayo, que participan los productores aso-
coguionista y productor principal de Esther Ortega, Elisabet Gelabert, Bruto Pomeroy y Marta ciados, los colaboradores y el equipo
la película, leyó la novela La mano in- Larralde. • Atraído tanto por el potencial visual de la nove- técnico y artístico de la película, en las
visible de Isaac Rosa, descubrió en ella que el voto de cada uno vale lo mismo,
una historia de gran potencial audio- la como por la actualidad de su mensaje, David Macián ha tomando las decisiones relevantes
visual. Hasta ahora todos sus trabajos adaptado junto con el guionista Daniel Cortázar una de las para la película en colectividad. Fina-
audiovisuales, principalmente cor- novelas más reivindicativas de Isaac Rosa con el fin de seguir lizadas las asambleas, nuestra jefa de
tometrajes con los que ha cosechado producción redacta un acta que es en-
importantes premios, habían sido invitando al espectador, como hace la novela con el lector, viada a todo el equipo y productores
obras originales suyas; pero esta his- a reflexionar sobre la precariedad laboral actual y las diná- asociados, con el fin de que quienes
toria, desde sus primeras páginas, le no hayan podido asistir a la asamblea
atrapó. No dudó entonces en reunirse
micas laborales que construimos. • Marina Beltrán, jefa del conozcan la situación en la que se en-
con el también guionista Daniel Cor- departamento de prensa y comunicación, comenta en exclu- cuentra el desarrollo de la película en
tázar, con quien comenzó a trabajar siva para El Cuaderno la génesis de este proyecto apasionante todo momento y las decisiones que se
en el guion de la película. han tomado conjuntamente.
Ni Daniel Cortázar ni David Ma- por su singularidad. Toda la información del mismo puede No optar a financiación previa de
cián conocían personalmente a Isaac consultarse en <www.lamanoinvisiblelapelicula.com>. los canales de televisión ni de una

Rosa; consiguieron contactar con El reparto de La mano invisible: de izda. a dcha., Josean Bengoetxea, Javier Godino, productora solvente puede resultar
él a través de una amiga en común y Fernando Cayo, Esther Ortega, Elisabet Gelabert, Bruto Pomeroy y Marta Larralde. negativo a priori, no cabe duda. Pero
le presentaron el primer boceto del nos hace tener una libertad creativa
guion. Desde aquel primer encuentro del proyecto hemos recibido un apoyo Godino, Fernando Cayo, Esther Or- absoluta que nos permite no negociar
con el autor de La mano invisible, el inestimable. Pero, como decíamos, no tega, Elisabet Gelabert, Bruto Po- en cuestiones artísticas y tener total
apoyo de Isaac Rosa ha sido más que siempre resulta fácil abrirse camino meroy o Marta Larralde son algunos libertad en la elección de los actores y
encomiable. Él, como todos nosotros, siguiendo los cauces establecidos en el de ellos). ¿Y por qué no intentarlo de del personal técnico.
forma parte del proyecto. sector audiovisual. otro modo? El presupuesto total de La mano
Llegó entonces la búsqueda de Mientras tanto, la fuerza de la his- Volvimos entonces a hablar con invisible es de aproximadamente me-
productoras cinematográficas solven- toria que David Macián quería contar Isaac Rosa para contarle nuestra idea dio millón de euros; una película de
tes que apoyaran el proyecto, la pre- hizo que empezara a unirse al proyec- de montar el proyecto de un modo pequeño presupuesto, teniendo en
sentación del guion a los canales de te- to un equipo técnico y artístico que ha colectivo. cuenta que el presupuesto medio de
levisión, unas de las principales patas terminado convirtiéndose en el prin- Es precisamente este espíritu una película española es de aproxi-
de financiación del cine, presentar el cipal motor del proyecto. María Díaz, cooperativo de la película lo que con- madamente millón y medio de eu-
proyecto a las ayudas selectivas que el nuestra directora de arte. Irene Nava- venció a Isaac Rosa una vez más, ya ros. De esa cantidad presupuestada,
Instituto de la Cinematografía y de las res, nuestra jefa de producción. Fer- que, como él mismo ha expresado en necesitaremos aproximadamente
Artes Audiovisuales (icaa, Ministerio nando Fernández, nuestro director distintas ocasiones, la fórmula coo- sesenta mil euros para el rodaje. Una
de Educación, Cultura y Deporte) con- de fotografía. Laura G. Loaísa, nuestra perativa por la que hemos optado parte de esta cantidad la estamos re-
voca anualmente, la negociación de los jefa de maquillaje. Alberto Pacheco, para montar la película mantiene vi- cibiendo de las aportaciones que un
derechos audiovisuales de la película nuestro jefe de sonido. Y los actores vo el espíritu del libro. Por todo ello buen número de mecenas, muchos
con Seix Barral, editorial, cabe decir que, leyendo el guion, se unían al re- escuchamos al autor de la novela en de ellos anónimos, están realizando
en este punto, de la que desde el inicio parto (Josean Bengoetxea, Javier el vídeo promocional de la película en a través de la plataforma online de
Número 57 / Junio del 2014 DAVID MACIÁN / H. P. MENDOZA elcuaderno 27

UN FANTASMA MUY
ESPECTRAL
I Am a Ghost, de H. P. Mendoza
/ José Havel / honduras de nuestro cerebro me-
Escritos sobre silencioso fondo negro, diante una sutil ceremonia del matiz
unos significativos versos de Emily y del detalle. Tras la engañosa calma
Dickinson son lo primero que vemos: circular del principio, H. P. Mendo-
«One need not be a Chamber to be za sabe cómo desatar la tempestad
Haunted / One need not be a House / del horror genuino para culminarla
The Brain has Corridors surpassing / con un buen desenlace, en forma de
Material Place» («No es necesario ser incontrolados, tal vez irreparables,
una habitación para estar hechiza- daños colaterales sobre quien menos
do, / no es preciso ser una casa; / el pensamos.
cerebro tiene pasillos que sobrepasan Nada importa que el cineasta
los lugares materiales»). Luego, de las (con)funda los conceptos de espec-
ahora ruidosas tinieblas de la pantalla tro y fantasma, quizá deliberada-
emerge una casa de corte posvicto- mente a efectos de potenciar la dra-
riano. Diríase que su interior está maticidad de su filme. Los fantasmas
formado por espacios detenidos en el son las apariciones (inteligentes) de
tiempo, según insinúa la naturaleza muertos que interactúan con el en-
del encuadre, continua sucesión de torno; y los espectros, reiterativas
«antiguas» fotos. De imágenes residuales
súbito, una energía ex- del pasado, siempre
traña altera la imagen y, de comportamiento
de la nada, surge una jo- automático, asocia-
Canogar › Alfiz, 2001, técnica mixta, 47,5 µ 43 cm • Canogar. Una visión ven, oscura la melena, das a un lugar con una
retrospectiva, obras de 1958 a 2013› Van Dyck (Gijón) › Hasta el 5 de julio blanco el vestido. fuerte impregnación
Todos los días Emily psíquica. Nada impor-
(Anna Ishida) recorre ta esa (con)fusión me-
financiación colectiva Verkami y trabajando a las personas que están las dependencias del diante la cual Emily
de inversores privados. El resto del luchando contra marea por levan- hogar protagonizando, evoluciona como es-
presupuesto total de la película se tar un proyecto al margen del cine siempre sola, peque- pectro y fantasma a
está calculando, por una parte, con comercial. ñas escenas cotidianas. la vez, porque I Am a
los sueldos capitalizados del equipo Estamos convencidos de que, Una y otra vez las mis- Ghost es —desde su
artístico y técnico, es decir, contabi- entre todos, podemos hacer que sal- mas. Despertarse, freír modestia indie— una
lizando lo que debería ser el salario ga una buena película. Terminado huevos, desayunar, de las más sugestivas
de cada uno de nosotros, optando a el rodaje a finales de este verano, y leer, rebuscar en una películas de apare-
un porcentaje de los ingresos de la una vez finalizada la fase de pospro- cómoda, bordar, hacer cidos que he visto en
película, que se repartirá proporcio- ducción, empezaremos a mover la la limpieza, sobreponerse a una indis- mucho tiempo. Y lo dice un incondi-
nalmente en función de esos por- película en festivales nacionales e posición en el cuarto de baño… Su vida cional amante de los relatos de ultra-
centajes. Y, por otra, internacionales. En- parece una vieja película proyectada tumba. El poema de Emily Dickinson
con las colaboracio- Todos los miembros tonces, ya entrado el en un bucle infinito. Pero hay algo que expresa que espeluznarse ante los
nes en especie y en del equipo, desde los año 2015, esperamos nunca consigue: salir al exterior, por fantasmas interiores de uno mismo
patrocinio que ya técnicos hasta los actores, que La mano invi- mucho que quiera (y crea) hacerlo. Se puede suponer la peor de las expe-
nos están ofrecien- sible tenga un buen desconoce el motivo; también el ori- riencias. H. P. Mendoza da una vuelta
do un importante invertirán en la película y recorrido por festi- gen de ciertas anomalías acústicas, de tuerca a esa posible coyuntura, la
número de empre- optarán a los beneficios vales y que algún dis- perturbadoras de la paz doméstica. redimensiona al «corporeizarla» en
sas y profesionales futuros de la misma tribuidor se fije en Rápido, comprendemos que visi- un espíritu.
afines a la ideología ella para que resulte tamos territorio encantado. Emily, Cuesta creer que I Am a Ghost
del proyecto en su forma, como pro- más fácil estrenarla en cines. cuya estampa hibrida los aparecidos sea un largometraje rodado en solo
yecto colaborativo, y en su fondo, Sabemos que hay espectadores occidentales y los yūrei nipones popu- siete días por un equipo mínimo de
por ser una historia que habla de la para nuestra película. Otra cuestión larizados por la Sadako de The Ring seis personas, vistas las bondades
dignidad del trabajo y reflexiona so- es si nuestra película encontrará (El círculo) (Hideo Nakata, 1998), es de sus prestaciones como filme. Los
bre la precariedad laboral actual. su hueco en los canales de distri- un fantasma desorientado, incapaz de planos fluyen inteligentemente fijos
A estos inversores se les ofrece bución y salas de exhibición donde pasar a la otra dimensión, perdido en o hechos con austera steadycam, ale-
un contrato de productor asociado, se encuentra el público de La mano un nivel de existencia ya ajeno pero jada la narración de los sempiternos
por lo que, al igual que el resto del invisible; nuestras salas cinema- aún con terribles secretos. trucos para «asustar» al especta-
equipo, tendrán la posibilidad de tográficas no son precisamente el No, no se trata del Día de la Mar- dor con estrepitosos efectismos sin
recuperar su inversión a partir del mejor modelo de exhibición que mota de Atrapado en el tiempo (Ha- cuento. Su terror es diurno, a plena
mismo porcentaje de beneficios que muestre la diversidad real de obras rold Ramis, 1993) trasvasado a El luz, carente de esas tenebrosidades de
obtenga la película. audiovisuales que se realizan en la sexto sentido (M. Night Shyamalan, tren de la bruja tan hollywoodienses.
Para nosotros, que una parte de actualidad en nuestro país. Pero tra- 1999). Afirmarlo sería un chiste fácil. Un horror sutil, como una llovizna de
la película sea financiada colecti- bajaremos para que nuestra pelícu- E injusto. Lejos de antojarse trucos tragedia que poco a poco cala el alma;
vamente a través de una multitud la llegue al mayor número de perso- prefabricados, el estilo y el tono de la cotidianamente verdadero, por eso
de ciudadanos y colaboradores es nas. ¡Ya estamos en ello! narración, así como la estructura del perturba y al final duele. ¢
una forma de legitimar proyectos La mano invisible está suponiendo relato, son parte integral de la pro-
cinematográficos distintos como ya un cambio fundamental en nues- puesta, elementos inherentes a su H. P. Mendoza
es el nuestro. Que el proyecto sea tras vidas. Un cambio que, si la econo- eficacia. I Am a Ghost resulta ser una I Am a Ghost
respaldado por una multitud de mía lo permite, esperamos provocar de esas películas de la desazón que, EE.UU., 2012, 74 min
ciudadanos anima, además, a seguir también en los espectadores. ¢ poco a poco, se filtran en las lóbregas Cameo, 11,95 ¤
28 elcuaderno VIDA Y MUERTE DE LAS FORMAS Número 57 / Junio del 2014

YAMAGUCHI
saben los místicos de cualquier cultu- yeso raspados una acción que expresa
ra, la mejor posición para observar esa no al sujeto que la realiza, sino al pro-
figura circular es el centro. De nuevo, ceso mismo de su ejecución.
madurez como equidistancia, pero de Esa palabra, proceso, es la clave,
un modo distinto: en este caso, como como siempre en Yamaguchi. Negro
TADANORI
la perfecta equidistancia respecto a un silencio despliega y modula a una
proceso circular en el que no solo está escala diferente el concepto cen-
comprendida nuestra vida individual, tral que, centrándose en referencias
sino por igual todas las cosas. biológicas, ya aparecía en Ikiru, su
individual de 2012 en Cornión: la
Crear escultura realidad, el universo, la vida (y, por
Quizá porque su posición de plena consiguiente, también la creación ar-
sazón es más bien esta última, Tada- tística, su resultado y la experiencia
nori Yamaguchi habla sin reparos de estética) son procesos, y como tales
«crear escultura»; se atreve a descri- son pensados y plasmados por Yama-
bir su trabajo usando con franqueza, guchi en un sistema de círculos con-
pero sin arrogancia, un verbo que el céntricos cada vez más abarcantes.
arte de Occidente ha intentado expur- Porque, con toda su pulida y acabada
gar de su vocabulario, precisamente concreción, sus esculturas, pinturas y
por la soberbia que podría denotar en dibujos no presentan objetos sino es-
nuestra tradición y en la teología que tados; configuraciones tan perfecta-
la impregna por todas partes. Crear mente definidas como perfectamen-
escultura. No solo «hacer» o «produ- te transitorias; en expansión, tersas,
cir» en el sentido material; infundir casi palpitantes de un modo extraña
a la materia «fuerza, energía, pensa- y regularmente orgánico que guarda
miento, tiempo e ideología»... pero siempre relación con la naturaleza
a la manera oriental; es decir, siendo interior o exterior al organismo.
consciente de que el creador está ho- Se puede evocar la geometría de lo
mologado a todos los efectos con la microcósmico —la célula detenida en
materia con la que trabaja, y de que alguna fase en sus procesos de desarro-

ESCULTURA
ese acto de creación lo es,
EN DERRAME
de manera simultánea
e inevitable, de consun-
ción. De ahí la bellísima
descripción «del creci-
«Tienes una imagen que no dice nada, tienes miento, del proceso» de
la escultura (y de la vida)
la oscuridad, tienes la muerte. Pero, ¿qué es que con rara humildad
la muerte? Para conocer su significado es esboza su creador: «Una
forma que es derramada
necesario evidenciar que la misma es algo por la mano del que crea».
Nunca había oído hablar a
natural, que nace, y que se desprende a par- nadie de una escultura en
tir de la vida. Con este trabajo trato de crear términos de «forma que se
derrama».
escultura. Al comenzarla, al tallarla, se apli- Y el caso es que nada
ca fuerza al material, energía, pensamiento, hay, en principio, de flui-
dez o derramamiento
tiempo e ideología. El significado de ese cre- en las formas regulares,
precisas y compactas —in-
cimiento, de ese proceso, por consiguiente cluso masivas a su recon-
de esa vida, aquí representada, se convierte centrada manera— que
Yamaguchi ha congrega-
en una forma que es derramada por la ma- do en el patio central del
Palacio de Velarde y la sala
no que crea. Ese acto es por tanto arte, por anexa que suele ocupar
tanto vida, por tanto muerte». el Apostolado del Greco.
Herméticos bloques de
piedra de Calatorao trata-
/ Juan Carlos Gea / ción intermedia desde la que se divisan dos con un virtuosismo capaz de do- llo, la madeja del ADN en su autorrepli-
En su texto para el catálogo de Negro con la misma claridad el nacimiento y mesticar hasta la violencia del trabajo cación— o la de lo macrocósmico —los
silencio, la exposición-intervención la muerte, el origen y el fin. escultórico hasta convertirlo en una gráficos de la dispersión de la energía
con la que Tadanori Yamaguchi ha Los occidentales quizá visuali- especie de reverencial cortesía. Angu- en el estallido de una estrella o en la
respondido a la invitación del museo cemos ese punto como un vértice, la losas estructuras de hierro que ama- expansión general del universo—
de Bellas Artes de Asturias, su anfi- cima de un tejado a dos aguas desde la gan la expansión, pero que acaban pero la escala es lo de menos: lo que
trión, Alfonso Palacio, transcribe este que podemos observar a la vez lo que por cerrar su relampagueo sobre sí cuenta es la inestabilidad y la imper-
breve texto del artista japonés afincado ya llevamos andado y asomarnos a to- mismas. Dibujos a tinta de una minu- manencia de esos estados, represen-
en Asturias. Su concisa poética traslu- do lo que -si no resbalamos antes- po- ciosidad extraordinaria, planteados tadas por Yamaguchi en forma de una
ce el patrón conceptual común a las es- dremos llegar a andar. Forma parte de como un ciclo de vibrantes variacio- elegante tensión.
culturas, dibujos, cuadros y conjuntos nuestra concepción lineal de las cosas. nes sobre el tema del centro y el vacío
instalativos que componen esta her- La sensibilidad nativa de un oriental a partir de una veintena de patrones Juego dialéctico
mosa muestra de madurez: una madu- quizá se lo figure mejor como un esta- gráficos diferentes. Cuadros de una Así lo destacan en sus textos para el
rez técnica acompasada con la madu- do en el arco infinito y cerrado de un cualidad casi escultórica cuya comple- catálogo de la muestra el director del
rez biográfica. Y esta suele comportar, círculo en perpetua y simultánea ge- ja técnica, más que pintar, documenta museo de Bellas Artes, Alfonso Pa-
ante todo, equidistancia vital: esa posi- neración y extenuación. Y como bien sobre resinas, pigmentos, marmolina y lacio, y María Soto Cano, al rastrear
Número 57 / Junio del 2014 TADANORI YAMAGUCHI elcuaderno 29

instancia, la expansión máxima en la


que se disipa toda forma. Su gran mé-
rito quizá resida en que, incluso con
la seducción de un virtuosismo que
siempre podría distraernos de lo que
realmente importa en esta obra, lo ha-
ce de modo que todo ello parece bro-
tar de la misma materia escultórica,
como si se configurase a sí misma de
dentro hacia afuera. Como si estuvie-
se viva o poseyese cualquier otro tipo
de dinamismo propio, autoemergen-
te, autogenerativo (esto podría ser, al
fin y al cabo, una definición de crear en
términos artísticos).
Y esto podría significar también
derramar formas. Su derramarse no
tiene por qué ser el desparramarse
plano y caótico de un líquido, sino un
expandirse de forma continua, orde-
nada, regular, un estallido lentísimo
e inteligible conforme a patrones,
igual que el universo derrama en es-
te sentido materia y energía permi-
tiéndose a veces —como sucede en
el extraño fenómeno de la vida  y la
muerte, por ejemplo— que emerjan
figuras regulares y definidas. La vida,
igual que la escultura de Yamaguchi,
puede ser un molde provisional que
revela una forma interpretable para

Página anterior, arriba: Hélice (2012),


Hierro, 66,5 µ 56 µ 66 cm; abajo:
Tadanori Yamaguchi. En esta página,
de izda. a dcha.: Vista cenital de la
instalación El transcurrir de la vida;
Negra división celular (2014), piedra
de Calatorao, 63 µ 63 µ 63 cm; Negro
vástago (2014), piedra de Calatorao,
63 µ 63 µ 63 cm; Gris Big Bang (2013),
kizamu, 122 µ 122 cm; Negro Big Bang
(2013), kizamu, 122 µ 122 cm

algunos de los juegos de opuestos que men, pesadez-ligereza, negro-blanco, y extinguiéndose a la vez. La escul- ese desbordamiento; pero sin perder
activan esa tensión. El primero habla efímero-duradero, traslúcido-opa- tura de Yamaguchi, como el resto de nunca de vista el horizonte último:
de la polaridad «entre la rotundidad y co»; una dialéctica que se mantiene en su obra plástica, acierta a detener un ese «negro silencio» que precedió a
la levedad, lo genérico y lo específico, Negro silencio bajo algunas de esas y estadio de ese proceso sin pretender todo y al que todo previsiblemente
lo macrocósmico y lo micro, lo cálido otras especies. petrificarlo ni eternizarlo fuera del retornará. Mantener esa visión es
y lo frío, lo abstracto y lo figurativo, lo En todo caso, son juegos de opo- tiempo, sino todo lo contrario: mos- prerrogativa de la madurez artística,
tridimensional y las dos dimensiones siciones formales que podrían ser trando el tiempo como lo hace en la tanto como vital: del creador que sa-
(todo ello en el plano formal), así co- otros y que están siempre al servicio instalación central de Negro silencio, be derramar la materia en un delica-
mo entre oriente y occidente, lo orgá- de lo que realmente importa a Yama- El transcurrir de la vida.  do recipiente siempre a punto de ser
nico y lo geométrico, lo perfecto e im- guchi: dar cuerpo estético al concep- Cada pieza de Yamaguchi conden- desbordado. ¢
perfecto, lo efímero y lo permanente, to del cambio; ese estado de perpetua sa (pero no congela) un momento
la luz y la sombra, la vida y la muerte»; metamorfosis entre la plenitud tur- de ese proceso sin fin, revelando a la Tadanori Yamaguchi
María Soto, por su parte, en su recons- gente, transitoria, de lo que está ad- vez la tensión hacia el estado del que Negro silencio
trucción en detalle de la trayectoria quiriendo una configuración y per- proviene -en última instancia algún Museo de Bellas Artes de Asturias
del artista detecta en otras etapas de diéndola de inmediato para adquirir origen absoluto, algún Big Bang- y el
Hasta julio de 2014
su trabajo la dialéctica «vacío-volu- otra distinta. Lo que está creciendo estado hacia el que se dirige: en última
30 elcuaderno 55 AñOS DE PINTURA Número 57 / Junio del 2014

CANOGAR O LA PLURAL CON

2 3 4

Van Dyck ocupa todas sus salas, en una de las Aunque el vértigo mayor no se sidad es el efecto más extremo de la
suscita en este caso ante las muchas constancia en unos supuestos estéti-
muestras centrales de su trigésimo aniversario, etapas creativas que pueden llegar a cos y en una poética concreta. Todas
con una extensa retrospectiva que recorre todas caben en una sola trayectoria artísti- aquellas líneas de tensión entre una
ca, sino precisamente ante el hecho cota y otra de su territorio se agavillan
las etapas del pintor toledano de que esa trayectoria sea una. No es a final en una sola: la fe en la pintura
el vértigo de la diversidad sino el de como un medio en perpetuo reajuste
Bien titulado —«Vértigo»— el texto distanciado juego constructivo-re- la constancia. O, mejor dicho, el de la que tantea soluciones —tan cambian-
que Francisco Calvo-Serraller apor- constructivo y con la entrega, en ac- diversidad en relación con la cons- tes como sea preciso, pero siempre
ta al catálogo de esta Visión retros- titud casi mística, a la manifestación tancia: una impresión de índole casi necesarias, genuinas, estéticamente
pectiva (1958-2013) de la obra de de la propia pintura; que enlazan la moral, análoga a la que puede provo- efectivas, generadas y legitimadas
Rafael Canogar (1935) con la que severidad y el dramatismo con la re- car el espectáculo (paradójicamente, desde el interior de la propia pintu-
el pintor toledano prolonga y viene flexión o la sensualidad desbordante siempre discreto) de la integridad, ra— a problemas muy distintos: desde
a poner en amplio contexto sus dos del color o la materia; las técnicas pu- la autenticidad o la fidelidad a unos la compulsión íntima del sujeto por
muestras previas en la Sala de Arte ramente pictóricas con el relieve, el principios mantenidos con obstina- expresarse hasta la urgencia por co-
Van Dyck, y con las que la galería se- grabado, el collage, el assemblage; la ción a lo largo de toda una vida. municar los conflictos de un determi-
ñala además uno de los momentos experimentación en descubierta con Esa relación es estrecha hasta el nado momento histórico; desde la re-
centrales la agenda de su trigésimo la reverencia ante la tradición... punto de que, en Canogar, la diver- flexión sobre la estructura profunda
aniversario. Se siente, en efecto, cier- de la realidad y el conocimiento hasta
to pasmo vertiginoso al recorrer esta la reflexión sobre la propia naturaleza
muestra: pasmo ante la amplitud del de la pintura o, en última instancia, la
periodo revisado —55 años de tra- manifestación de sus valores más pu-
bajo repartidos en los cua- ros y desnudos.
tro espacios expositivos de Creo que toda la obra de Canogar
Van Dyck y Van Dyck Pro-
En Canogar, la se puede tender de esa estructura del
puestas— y aún más ante diversidad es el efecto mismo modo que él colgó su pintura
la variedad de los hitos que más extremo de la de aquellas arquetípicas cabezas que
lo reconstruyen, sorpren- poblaron sus años ochenta, y que in-
dente incluso para quienes
constancia en unos vocó a modo de homenaje hacia Julio
conozcan bien las líneas de mismos principios González, Picasso y los maestros de
alta tensión que se cruzan la primera vanguardia. Visto así, el
en el territorio de esta pintura: vec- largo camino de sus sesenta años de
tores que, en distintos planos, conec- actividad (y, por compresión, lo que
tan el informalismo con la figuración estos días se exhibe en Van Dyck) tal
crítica de corte social; la apasionada vez se pueda resumir como la conver-
gestualidad expresionista con un sión en pintura de las experiencias
vitales y artísticas de un español na-
cido en 1935 tan sensible a su tiempo
1. Pintura nº 24 (1958), óleo/lienzo, 162 µ 130 cm • 2. Los como comprometido y autoexigen-
manifestantes (1969), spray/papel metalizado encolado te con las búsquedas internas de su
sobre cartón, 45 µ 65 cm • 3. Cabeza (1984), técnica mixta/ subjetividad y su trabajo artístico.
papel, 76,5 µ 55 cm • 4. Matinal urbano (1990), técnica La pintura —sus obras recientes lo
mixta/lienzo, 192 µ 122 cm • 5. Sin título (1994), collage/ declaran con mayor intensidad que
papel, 50 µ 70,5 cm • 6. Manto (2001), técnica mixta, nunca— ha sido siempre, de un modo
31,5 µ 35 cm • 7. Plural (2008), técnica mixta, 162 µ 120 cm • u otro, el sujeto y el objeto último de
8. P-27-10 (2010), óleo/pankaster, 70 µ 43 cm 1 esa labor; pero en ella han resonado o
Número 57 / Junio del 2014 CANOGAR: ÚNICO Y MÚLTIPLE elcuaderno 31

NSTANCIA DE LA PINTURA
Visión retrospectiva (1958-2013)
Sala de Arte Van Dyck
Hasta julio de 2014

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quedado registrados de un modo per- clave más autoconsciente y sosegada que tiene mucho de manual; de absor- composiciones que se desarrollan en
fectamente descifrable los conflictos, que la de los informalistas adoptaron to y artesanal, incluso alquímico, en la la penúltima etapa del autor que des-
las zozobras y las mutaciones de otros con sus viejos maestros españoles. En experimentación con nuevas mate- embocan en un remanso de pintura
sujetos —el propio pintor y sus coetá- cuadros como su jugoso homenaje a rias; de táctil, tanto por parte de quien carnal, vibrante y fluida, sensual y al
neos— y del contexto histórico que Cézanne o en las variaciones pictóri- lo hace como de quien lo recibe. tiempo escueta que de alguna ma-
les ha rodeado. cas o gráficas sobre el leitmotiv de las Las convulsiones que trae el cam- nera se presentía y adivinaba como
cabezas urbanas se descifra también bio de milenio quiebran momentá- inevitable: un gozoso reencuentro
Violencia dramática el espíritu de revisión, síntesis, crea- neamente esa especie de ensimisma- con la pasión original por la pintura,
Así, la violencia dramática de los cua- tividad jovial y, en cierto sentido, un miento plástico y devuelven pero con una capacidad
dros de la etapa de El Paso —invita- matizado hedonismo de nuestra pos- al Canogar que, de un modo El convulso de depuración que solo
dos realmente excepcionales en esta modernidad caliente de aquellos años; muy oblicuo y sin salir jamás cambio de conceden la experiencia.
exposición— expresa en esos trazos un brío que se hace más atemperado de la pintura, deja constan- milenio quiebran Seguramente, también
pastosos salidos directamente de los y reflexivo —y también más recogido cia de lo que está sucediendo la sabiduría.
dedos o de instrumentos diferentes y poético— en los años posteriores, ya en ámbitos que quedan fue- esa especie de A esa etapa iniciada
al pincel o la espátula la liberación en la década final del siglo, en los que ra de ella. El discurso de la ensimismamiento en torno al cambio de
de un lenguaje plástico; pero el grito Canogar experimenta con la materia, destrucción y la reconstruc- plástico década y que se extiende
que solidifican, las trazas de su acción las texturas, la pureza cromática, la ción que persiste como ceni- hasta el presente que-
directa y fulminante son también la disciplina compositiva en un trabajo za en la atmósfera tras el 11-S se sinto- da consagrada toda la sala principal
trasposición al espacio interno del niza de forma abstracta pero de Van Dyck en Menéndez Valdés. Y
cuadro de un grito y una acción que elocuente en la profundidad consagrada es seguramente la pala-
apenas podían expresarse fuera de de unas series que se basan bra más idónea, porque hay en estas
él en aquel momento. Más obvia to- justamente en esa dialécti- superficies una tensión paradójica:
davía, por explícita y por buscada, es ca, y que concretan de forma algo que llega a lo trascendente a ba-
la conexión con el ambiente exterior especialmente trágica otra se de ser puramente inmanente, una
de agitación y conflictividad de las radiación de fondo: la des- impersonalidad casi absoluta que, no
obras de los últimos sesenta y los años orientación, la fragmenta- obstante, parece hecha a propósito
previos al fin de la dictadura: sin ser riedad y la artificiosidad de para conmover los sentidos humanos
directamente políticas, en el sentido la era posmoderna en forma (lo cual viene a ser en cierto sentido
doctrinario, el apremio por comuni- de composiciones con vi- una definición de lo sublime), y que
car y por dejar testimonio hacen que drios rotos que se recons- transforma el espacio en que se expo-
el ruido informalista se estructure truyen en torno a figuras ne con un reverbero que algo tiene de
en imagen articulada, en figura, que entrevistas a través de sus edénico y algo, por tanto, de religioso.
Canogar traspone desde el lenguaje propias anfractuosidades En ese embalsamiento de pureza
mediático —banal a menudo, pero y brillos o entre las veladu- pictórica sorprende a Rafael Canogar
también reconocible e impactante— ras de la parafina; ruinas esta revisión de su obra, que sugie-
dándole a la vez profundidad y relieve, o escombros de los que, re una última certeza: de lo que po-
dramatismo y distancia. como en la arqueología, se damos encontrarnos en la próxima
Del mismo modo se reconoce en extraen nuevos sentidos al exposición de su autor en Van Dyck,
las pinturas de la etapa inmediata- recomponer los restos y los nada cabe pronosticar. Excepto que,
mente posterior, ya en la década de los fragmentos. venga lo que venga, mantendrá esa
ochenta, una suerte de exoneración, De un modo menos hi- plenitud persuadida de los poderes y
seguramente aliviada, de aquellas riente, de nuevo más puro la legitimidad de la pintura, y la mis-
necesidades y compromisos. Cano- y descarnado, esa dinámica ma necesidad (interna y externa) que
gar regresa al ámbito soberano de la tensa entre la parte y el to- viene extendiendo a esta obra su más
pintura en cuanto que pintura para do, lo roto y lo recompuesto, autorizada certificación de autentici-
conversar con la tradición en una 8 reaparece en las vibrantes dad durante casi seis décadas. ¢
32 elcuaderno ANTES DE LA REPRESENTACIÓN Número 57 / Junio del 2014

• Entorno, acrílico y tinta sobre papel,


100 µ 124 cm

belleza exenta antes de la puesta en es-


cena de una historia definida. Como si
nos hubiésemos colado a la hora en la
que, salvo sus operarios, nadie debería
estar en el teatro, y descubriésemos los
recursos a los que habrá que recurrir
en algún momento (como también
en un lexicón, un tesauro, una caja
de herramientas…); y no obstante, el
tramoyista y el escenógrafo los han
dispuesto con determinada virtud

Es un raro territorio
intermedio donde todo se
agolpa y se interpenetra
estética, disfrutando con la pura dis-
posición plástica de los elementos por
sí mismos, bajo el síndrome de la in-
evitable mesa de operaciones de Lau-
tréamont, el escenario conceptual de
toda la estética moderna.
Albacete aplica ese método acu-
mulativo y heteróclito con procedi-
mientos que equidistan de la obra
gráfica y del ilusionismo pictórico
más elaborado: superpone capas de
pintura de colores puros pulcramen-
te estarcidas o estampadas junto a
trazos expresivos y coloridos y espa-
cios donde la pincelada se vuelve más
orgánica y remansada, más conven-

En la tramoya de de planos que define cualquier bos-


que— con réplicas de tags grafiteros,
cionalmente figurativa, o se recurre
al ilusionismo de la perspectiva y la

ALFONSO
paisajes naturales entrevistos a través tridimensionalidad, como visto fron-
de puertas figuradas; desnudas estruc- talmente desde el patio de butacas (o
turas arquitectónicas; rayos oblicuos quizá, inversamente, desde el interior
que citan el antiguo milagro de Fra An- del escenario hacia afuera). Probable-

ALBACETE
gélico; vasijas y recipientes; alguna fi- mente sea esto último, y estos escena-
gura medio escondida en la espesura… rios bosquejados aboceten una aca-
No es del todo un paisaje ni del todo bada representación de la tramoya de
un interior, tan habituales en Albacete; su propia menteel rincón más interno,
ni bodegón ni panorama abierto. Es un más secreto y más activo de su estu-
A Alfonso Albacete le gusta la palabra bien conviene a un bosque sin dimi- raro territorio intermedio donde todo dio. Estamos antes de ningún valor
bosquejos. Ve en ella su significado nutivos. Y aun a una selva espesa. se agolpa y se interpenetra. Igual que el narrativo, cuando la narrativa aún no
usual de «bocetos» o «apuntes», pero Las siluetas de árboles en la mayor atrezzo de varias funciones a la espera se ha constituido. En la selva en bruto
también el diminutivo: lo que su pin- parte de los papeles que reúne Esce- de ser utilizado: superficies troquela- del estudio donde germina la pintura
tura tiene de pequeña fronda de ma- narios son una parte de esa selva sel- das que después saldrán a escena para de Alfonso Albacete. ¢
teria pictórica, enramada de colores vaggia. El tránsito por estos territorios conferir verosimilitud a la represen-
y líneas, figuras, signos y símbolos, pintados se topa además —con el mis- tación, pero que ahora, así superpues- Escenarios
circunscrita al espacio reducido de un mo efecto de saturación, simultanei- tos y sin función, revelan su carácter Galería Gema Llamazares
cuadro, pero de una densidad que más dad, yuxtaposición y discontinuidad fingido, convencional, su hechura y su Hasta el 28 de junio

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