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Lacan crítica en su seminario IV, V y XX los desarrollos teóricos proferidos por Maurice
Bouvet, psiquiatra y psicoanalista francés. Precursor de una clínica de la relación de objeto
que sostiene la posibilidad de adaptación entre un sujeto y sus objetos, la cual depende del
estado madurativo del yo y sus instintos.
Esta posición inspiro a posfreudianos, y actualmente sigue vigente para mucho. Este
principio que plantea la prevalencia de lo imaginario tiene efectos en todo el campo de la
clínica psicoanalítica tanto desde el punto de vista del diagnóstico como de la dirección de
la cura y del fin del análisis.
Para Lacan durante una época, el psicoanálisis se sostuvo en la solidez de una clínica
estructural que permitía distribuir los casos entre dos campos diferenciados: la neurosis y la
psicosis. Dependiendo de la presencia o ausencia del significante del Nombre del Padre en
el lugar del Otro.
Más adelante el psicoanálisis amplió su bagaje, con la lógica del fantasma y el objeto
pequeño a, lo que permitió que la clínica se orientarse en el campo del sujeto por sus modos
de gozar. En su camino hacia lo real Lacan se encontró con que no todo el goce se deja
atrapar por la significación fálica. El psicoanálisis tenía que soltarse de la mano del padre
como único operador. Con la pluralización de los Nombres del Padre, primero, y con la
consideración de las soluciones singulares abierta con Joyce después, la función del
Nombre del Padre perdía su exclusividad como tratamiento del goce y debía ser incluido,
bien a título de semblante, bien a título de síntoma, en una perspectiva más amplia.
Lacan rediseña el punto de partida: leerá desde la psicosis la neurosis y no al revés.
Generaliza La forclusión del significante de La/mujer para todo ser hablante. Si a cada uno
su forclusión, a cada uno su solución; o mejor dicho su tratamiento, porque solución no la
hay. Lo que hay es la clínica del sinthome generalizado. La clínica del sinthome, la de la
gradación y la singularidad, no anula la anterior. Entre la clínica de las estructuras y la de
los nudos no hay oposición: se trata de hacer productiva esta tensión.
Bouvet sustenta una clínica de la relación de objeto basada en la relación imaginaria del
sujeto con sus objetos tratados en términos de entorno y del mundo exterior. Lo esencial
para él es la distancia entre el sujeto y sus objetos, relaciones sociales.
Promueve que el analisis debe intervenir en pos de generar una buena distancia entre el
paciente y sus objetos, lo cual en el tratamiento se traduce en la relación paciente / analista.
Propone interpretar la demanda del paciente como una verdad objetiva, en el aquí y ahora;
disminuyendo en el transcurso del tratamiento la distancia entre el mundo subjetivo y el
mundo real del paciente.
Para Bouvet La cura del obsesivo se ordena en torno de la fortificación de las murallas del
yo (moi) construidas con el modelo del yo (moi) fuerte del analista, modelo con el que se
mide la cura.
Lacan critica intervenir fortaleciendo las defensas en la cual el obsesivo se aísla de sus
objetos, y el reducir la relación analítica a una esta relación narcisística, en donde no hay
suposición de un Otro. En 1949, Lacan dibuja el deseo del otro como viniendo a mediatizar
la relación del sujeto con sus objetos. Antecedente del deseo del analista como acto.
La articulación entre la demanda y el deseo gira entorno de la función atribuida al falo. Allí,
dos principios se oponen: por una parte la función eminentemente imaginaria que Bouvet
da al falo, y por otra su función signifícate ligada al deseo en Lacan.
La dirección de la cura
Todo el esfuerzo de Bouvet tiende a permitir al neurótico pasar de una relación de objeto
"truncada", a una relación de objeto marcada por "satisfacciones totales, con un intercambio
humano completo entre ellos y los de los demás". Para esto, se trata de mantener "una
distancia óptima entre el sujeto y el objeto" siguiendo la técnica del "acercamiento" que se
traduce por la producción de fantasías de las que es objeto el médico; la aparición de estos
fantasmas coincide regularmente con una mejoría de la situación de transferencia.
Para Lacan la dirección de la cura apunta a que la operación analítica haga existir el No
Hay relación sexual, no hay complementariedad entre sujeto y objeto. Para el ser humano el
goce todo está perdido y hay que arreglárselas con lo que hay, prescribir lo imposible, el No
hay. Allí donde el sujeto hace existir el HAY EL GOCE, el analista usando de los
semblantes apunta al NO HAY relación sexual, hay semblantes.