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Albert Memmi – Retrato del colonizado precedido por el colonizador

Nota: Esto es lo que tanto yo (Laila) como Cynthia hemos incluido textualmente dentro de nuestros
trabajos, pero que igual les puede servir de acuerdo a cómo hayan estructurado cada uno de ustedes
los suyos.
Racismo desde la relación colonizador-colonizado
Albert Memmi
¿Existe lo colonial? Para Memmi, comprender las estructuras de las colonias debe incluir un
minucioso examen del colonizador y el colonizador, dado de que ambas figuras son
interdependientes en términos económicos, políticos y culturales. El colonizado tiene una vida
elevada por la conjunción de diversos aspectos: acceso a mano de obra, doméstico muy amplio y
poco exigente y sus colonizados eran explotados fuera de un marco normativo y excluidos de un
marco legal.
Sin embargo, son la ventaja, el privilegio y la usurpación las características principales que definen
al colonizador en tanto que reconoce la existencia del colonizado y su ventaja frente a éste, y sus
privilegios están enmarcados en lo ilegítimo a partir de estructuras ventajosas reversibles. Bajo esta
perspectiva, la definición principal del colonizador es lo económico, donde la colonia es un lugar
donde se gana mucho y se invierte poco.
En esta definición del colonizador distingue tres figuras: el colonial sin privilegios, el colonizador
que da cuenta del potencial de los privilegios y, el colonialista que ejerce y desarrolla el sistema
colonialista. Si bien, se trata de categorías procesuales, hace una aclaración que, en todo caso,
revela cómo esta propia estructura social y económico limita al propio extranjero que llega a tierras
lejanas: “todo colonial deviene en colonizador, pero no todo colonizador deviene en colonialista”.
El colonizado, por su parte, es deshumanizado y mitificado a partir del proyecto colonial,
especialmente a partir de la educación, la lengua y la asimilación. Lo interesante de pensar al
colonizado en términos de Memmi tiene que ver con la negación del otro como individuo, pero al
mismo tiempo es necesaria su existencia para reporducir las lógicas económicas y políticas detrás
del expansionismo colonial. En este proceso, el colonizado pasa por una amnesia cultural,
condenándolo a perder progresivamente la memoria, al final “ la colonización crea para el
colonizado un estado de carencia y todas estas carencias se sostienen y alimentan entre sí”, es decir,
son interdependientes.
La propuesta de Memmi, en todo caso, permite dar un paso más allá del análisis colonial para
comprender cómo el racismo es un elemento necesario para la reproducción del sistema colonial,
pues en la raza donde se notan las ventajas del colonizador que son necesarias para el desarrollo y
la perpetuación de las estructuras inmóviles del colonialismo. Expresa que el sistema colonial
dejará de serlo en tanto que el colonizador ponga fin a su existencia como aparato político, cultural,
económico y político y, junto con ello, a las contradicciones que ello genera.
“Para ver la curación completa del colonizado es necesario que cese completamente su
alienación, es necesario esperar la desaparición completa de la colonización, incluido el
proceso de rebelión”. La búsqueda de una identidad post y decolonial debe partir de des-
internalizar el hecho colonial y generar nuevos aparatos ideológicos subalternos que
permitan conducir a nuevas identidades emancipadas.
En cuanto a la interiorización de las cualidades negativas que son generadas por el racismo, Memmi
(1971) va un poco más allá de Fanon al afirmar que el colonizador también atraviesa por un proceso
similar. Si bien el factor económico es fundamental para la colonización, debido a que supone
ventajas, privilegio y actos de usurpación, Memmi (1971) afirma que los propios colonizadores -
más si son de pensamiento de izquierda- deben superar las contradicciones que supone el acto
colonial y aceptar su papel de usurpadores. En ese sentido, el racismo es la construcción que
evidencia las diferencias existentes entre colonizador y colonizado y que, por tanto, supone una
ventaja. Por ello, es necesario realizar una mitificación y despersonalización del otro colonizado:
asumirlo como débil, desindividualizarlo y equipararlo a los demás, deshumanizarlo y construirlo
como una persona con una falta de ética e incluso de psicología; por tanto su dirección es necesaria.
Aunque otros autores explican las relaciones de poder entre colonizadores y colonizados de una
forma distinta, Memmi (1971) explica que esta relación es destructiva, pero también creativa;
empero, coincide en definir que el racismo es un elemento constitutivo de lo colonial.
Respecto a las formas en que se establece la colonización, Memmi (1971) señala el papel
que cumplen las instituciones educativas, que enseñan epistemologías y lenguas muy distintas a las
del colonizado. A través de éstas -si es que se tiene la fortuna de acudir a la escuela- es que el
colonizado internaliza su otredad y comienza a olvidar la memoria histórica que lo hace un ser
distinto. Este estado de “no pertenecer” es imposible de alcanzar mediante la asimilación, ya que le
es negada, además de que su propia realidad le reafirma su estatus como desposeído. Por ello,
Memmi (1971) plantea que para que la colonización termine debe exterminarse al colonizado o
aceptarse la asimilación de los colonos; empero, esto es problemático, ya que si no existe
colonizado no hay colonizador ni colonización. Por otra parte, del lado del colonizado se plantea un
acto liberador, que consiste en dejar de definirse por las construcciones realizadas por los
colonizadores.

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