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INTELIGENCIA Y PERSONALIDAD
EN LAS INTERFASES EDUCATIVAS
MARÍA LUISA SANZ DE ACEDO LIZARRAGA
INTELIGENCIA Y PERSONALIDAD
EN LAS INTERFASES EDUCATIVAS
BIBLIOTECA DE PSICOLOGÍA
DESCLÉE DE BROUWER
Los dibujos e ilustraciones de esta obra han sido realizadas por Daniel Purroy
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ción, comunicación pública y transformación de esta obra sin contar con la autorización de los
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tutiva de delito contra la propiedad intelectual (arts. 270 y sgts. del Código Penal). El Centro
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Printed in Spain
ISBN: 978-84-330-1329-3
Depósito Legal:
Impresión: Publidisa, S.A. - Sevilla
A quienes buscan en la Educación la
mejora de la Inteligencia y el
enriquecimiento de la Personalidad
Índice
INTRODUCCIÓN .................................................................................. 15
Perfil de capacidades...................................................................... 93
Capacidades cognitivas ................................................................ 93
Capacidades afectivo/sociales ........................................................ 94
Regulación ................................................................................ 95
Procesos del pensamiento .............................................................. 95
Metodología .................................................................................. 95
LA ESCUELA SEGÚN UNA TEORÍA DE LA INTELIGENCIA ...... 97
La escuela de la teoría triárquica .................................................... 97
La escuela de las siete inteligencias ................................................ 99
Los contenidos del presente libro están centrados en dos grandes sistemas psi-
cológicos, la inteligencia y la personalidad, los cuales representan el poder men-
tal, la fuerza motivadora y el calor emocional del ser humano. La psicología los
ha ido analizando por separado durante muchas décadas, mas en la actualidad
tiene una clara tendencia a interpretarlos conjuntamente desde el punto de vista
teórico, empírico y de aplicación. A partir de esta perspectiva de integración, pre-
tende comprender y predecir el funcionamiento de los procesos interfásicos, como
así denominan Saklofske y Zeidner (1995) las interconexiones operacionales entre
lo cognitivo y afectivo/motivacional. Para el estudio de estos constructos se ha
seleccionado un espacio, la escuela, en el que pueden apreciarse fuertes relaciones
entre ellos y de ambos con el sistema educativo. En tal sentido, la meta es, más
que presentar un estado riguroso de la bibliografía científica respecto a sus vin-
culaciones, ofrecer algunas reflexiones sobre la presencia de los dos sistemas en la
educación y sobre cómo ésta puede mejorar la capacidad de los estudiantes para
ejecutar una amplia variedad de tareas que requieren cierto esfuerzo intelectual y
también desarrollar en ellos una personalidad rica y equilibrada.
El libro explana, en cada uno de los cinco capítulos de que consta, una inter-
fase entre la inteligencia y la personalidad. En el primero, se trata del marco teó-
rico conceptual de estos dos sistemas, sus interacciones e influencias en la educa-
ción. Se observa que tienen mucho en común, como así lo reconocen autores
importantes de la ciencia psicológica (Binet, Cattell, Eysenck, Sternberg, etc.)
apoyados, entre otras razones, en que uno y otro: fueron objeto de análisis por
parte del enfoque psicométrico, el cual aporta correlaciones positivas entre medi-
das de inteligencia y rasgos de personalidad; originan importantes diferencias
individuales y grupales; están determinados por la herencia y el ambiente en un
16 INTELIGENCIA Y PERSONALIDAD EN LAS INTERFASES EDUCATIVAS
Reconozcamos que el camino que queda por recorrer es largo, que todavía la idea
de la inteligencia y de la personalidad modificables no ha penetrado extensa y
profundamente en nuestra sociedad; pues si de algo tenemos que estar convenci-
dos es de que no comenzaremos a mejorar seriamente la calidad educativa hasta
que no apliquemos al proceso de enseñanza/aprendizaje lo que la ciencia nos dice
sobre la inteligencia y la personalidad.
MODELO UNITARIO
MODELO DICOTÓMICO
MODELO MULTIFACTORIAL
MODELO JERÁRQUICO
Inteligencia general
FGM
FE
TRILOGÍA: INTELIGENCIA, PERSONALIDAD Y EDUCACIÓN 25
Vernon (1972) pensaba que deberían incluirse los FGA en las baterías de tests
adaptadas al sistema educativo, los cuales serían de gran utilidad en la orienta-
ción vocacional de los estudiantes puesto que podrían ser fundamentales para la
elección de carrera universitaria dentro de un abanico extenso de posibilidades.
Uno de los esfuerzos más importantes por entender la estructura jerárquica de
la inteligencia lo ha realizado recientemente John B. Carroll. Llevó a cabo un
nuevo análisis con más de 450 matrices correlacionales de tests de capacidades
cognitivas referentes a trabajos efectuados entre 1927 y 1987. Los estudios
incluían muestras muy diversas según la edad, ocupación y tipo de capacidad
medida. Con sus resultados, Carroll ha elaborado la teoría de los tres estratos, en
la cual, aunque responde al mismo esquema de Vernon, destaca la comunicación
de factores entre los diversos niveles jerárquicos. En el nivel más alto, estrato III,
sitúa “g” y debajo, el estrato II con ocho capacidades grupales: inteligencia flui-
da y cristalizada, procesos de aprendizaje y memoria, percepción visual y auditi-
va, producción superficial y rapidez. En la base de la jerarquía, estrato I, coloca
varios factores de naturaleza específica.
Como el mismo Carroll advierte, la estructura que proponen los modelos
jerárquicos no es rígida, varía en función de los sujetos, la cultura, la clase de tests
y el tipo de análisis estadístico utilizado para obtener los factores de las matrices.
Así, la tradición inglesa tiende a localizar “g” en un lugar más prominente que
lo hace la americana, lo que ha llevado a muchos investigadores a preguntarse si
“g” es sólo un encuentro matemático, como afirman sus críticos, o es algo real.
En un modelo jerárquico, la elaboración de una tarea depende de varias fuen-
tes de varianza según el grado de generalidad del factor, el cual puede reflejar una
mezcla de factores cognitivos generales, grupales y específicos. Por lo tanto, si se
desea identificar los factores que afectan a la ejecución de una actividad intelec-
tual, es necesario realizar una descomposición de la varianza de los posibles com-
ponentes que participan en la misma y las diferencias cognitivas detectadas debe-
rán ser interpretadas en términos de una heterogeneidad de fuentes, algunas de
las cuales son bastante amplias. Estos análisis de la varianza son de carácter
estructural, antes que orientados en el proceso.
A pesar de que los modelos jerárquicos han sido aceptados, todavía se requie-
ren más estudios para saber si se pueden enlazar con los procedimientos de ins-
trucción específica y con determinados resultados del aprendizaje. Su validez está
siendo evaluada, principalmente por Gustafsson (1984, 1988, 1989, 1994), con
el uso de los denominados procedimientos de análisis factorial confirmatorios,
que resultan mucho más adecuados para la explicación y verificación de hipóte-
sis que los primeros métodos exploratorios. Estos trabajos parecen demostrar que
las relaciones entre conocimiento general y específico y entre sistemas de proce-
samiento, también general y específico, son compatibles. El mensaje interesante
que ofrecen es que las diferencias individuales en ejecución cognitiva deberían ser
entendidas en términos de varias fuentes de varianza.
en el factor “g”, defiende que los tests y el análisis estadístico de sus resultados
podrían ayudar a organizar, en forma de mapa, la estructura del intelecto. Sin
embargo, la tesis sobre la naturaleza de “g” está todavía sin resolver; algunos afir-
man que es un concepto completamente desacreditado y otros sostienen que es el
término más sólido de las teorías sobre la inteligencia. Es razonable pensar que
dicho factor no es meramente un ingenio estadístico, pues el hecho de estar basa-
do el constructo en la experiencia de varias décadas de encuentros empíricos le da
cierto tipo de validez que no la tienen los modelos recientes (Daniel, 1997). Pero
no está claro si “g” refleja rapidez, eficiencia o alguna otra propiedad o combina-
ción de propiedades, aunque los puntajes en diferentes pruebas siguen las mismas
tendencias, es decir, los individuos que realizan bien un tipo de test propenden a
ejecutar con éxito otro cualquiera. La covariación, según Anderson (1992),
Carroll (1993) y Spearman (1923), se explica por la presencia de la inteligencia
general en todos los tests. En los años 1960-1970 muchos investigadores se desi-
lusionaron con las interpretaciones psicométricas. No parecían aportar mucho
sobre lo que las personas tienen en común, cuáles son las operaciones que inter-
vienen en el procesamiento de la información, cuáles son las bases biológicas de
las capacidades cognitivas y la importancia del entorno cultural en el desarrollo
de las mismas.
Hans Eysenck, más que postular una teoría, presenta tres explicaciones distin-
tas, aunque complementarias, que recogen los datos de la investigación de aquel
momento. Sin dejar de lado los grandes logros psicométricos, de los que el CI es
un claro ejemplo para él, incluye en su proposición fundamentos biológicos y
asume que en los aspectos sociales también se manifiestan las capacidades huma-
TRILOGÍA: INTELIGENCIA, PERSONALIDAD Y EDUCACIÓN 27
nas y que aquéllos las determinan en algún grado. Diferencia, pues, tres inteli-
gencias, la biológica, la psicométrica y la social.
La inteligencia biológica sitúa la vida mental y la experiencia en la fisiología,
la bioquímica y la genética del sistema nervioso, de forma que el sustrato bioló-
gico es el responsable de las diferencias individuales en la competencia intelec-
tual. Esta inteligencia ha sido investigada y medida a través de métodos diversos,
la mayoría de los cuales pretenden asociar matices distintos del funcionamiento
del cerebro con puntajes obtenidos en tests; los más relevantes se mencionan a
continuación:
1. Estudios que tratan de vincular estructuras y funciones del cerebro con procesos cogni-
tivos básicos. Ya son clásicos los trabajos que enlazan cada uno de los hemisfe-
rios cerebrales con sistemas diferentes del procesamiento de la información
(Sperry, 1974). El hemisferio izquierdo se encarga de las tareas que exigen una
mayor concentración; se le llama cerebro analítico, verbal y lógico-matemáti-
co. El derecho es más abierto y elabora imágenes globales, utiliza preferente-
mente la información figural y espacial, y entre sus funciones destacan el
aprendizaje de la música, la creatividad, la expresión facial y las relaciones
espaciales e interpersonales. Parece que en el hemisferio izquierdo se formu-
lan las ideas y los pensamientos y que en el derecho se representan ingenio-
samente. Las investigaciones señalan que individuos con ciertas capacidades
cognitivas superiores pueden tener regiones del cerebro más desplegadas que
los que no destacan en esas capacidades. Por ejemplo, los que dominan el len-
guaje presentan la zona lingüística del izquierdo más desarrollada que los que
no han alcanzado niveles superiores. Trabajos similares se han realizado con
artistas y músicos (Scheibel, 1988).
2. Estudios que relacionan la actividad eléctrica del cerebro con el CI. Esta actividad
puede ser medida por el electroencefalograma (EEG), que analiza individual-
mente la actividad de cada onda (Hendrickson y Hendickson (1980), y por
los Potenciales Evocados (PE), que promedian las respuestas dadas a un estí-
mulo. Los PE son medidas más estables precisamente porque están menos
afectadas por las fluctuaciones individuales de cada onda. Se sabe que la acti-
vidad eléctrica del cerebro medida por PE correlaciona con el CI (Eysenck,
1992; McGarry, Stelmack y Campbell, 1992; Vernon y Mori, 1992). En ge-
neral, los investigadores en este campo creen que los altos índices de inteli-
gencia académica están asociados con una buena eficiencia neuronal. Junto a
estos trabajos se encuentran los que enlazan la inteligencia con el metabolis-
mo de la glucosa durante la realización de tareas complejas: se ha observado
menos nivel de azúcar en zonas específicas del cuerpo humano después de
resolver un problema difícil (Haier et al., 1992).
3. Estudios que intentan explicar que la inteligencia es heredada. Los primeros traba-
jos sobre gemelos idénticos y fraternos y niños adoptados defendían la tesis
de que la biología marca el intelecto. En cambio, las investigaciones realiza-
28 INTELIGENCIA Y PERSONALIDAD EN LAS INTERFASES EDUCATIVAS
Al igual que los trabajos citados, existen otros muchos que pretenden rela-
cionar medidas de la actividad del cerebro con efectos aceptados de competencia
individual como es el CI. La interpretación de los resultados ha estado siempre
llena de controversias; por ello, debe mantenerse una actitud de cautela, puesto
que todavía no se sabe bien si lo biológico es causa o efecto de las diferencias indi-
viduales. No obstante, las correlaciones conducta/cerebro son reconocidas como
válidas por diferentes autores (Eysenck, 1986; Jensen, 1993a, 1993b). En con-
creto, Jensen sugiere que los individuos con inteligencia alta tienen un sistema
nervioso que funciona con rapidez, una buena capacidad de memoria a corto plazo
y que, por lo tanto, el componente esencial del procesamiento de la información
puede ser discernible teniendo en cuenta la actividad cerebral.
De la inteligencia psicométrica, representada por el factor “g” de Spearman, no
es necesario decir mucho puesto que recoge las características tradicionales del
constructo. Está determinada por la biología y, en menor grado, por los factores
sociales (familia, educación, nivel socioeconómico, cultural) aproximadamente
con un ratio de 7:3. Estos valores, muy acordes con la postura de Eysenck, recuer-
dan el carácter psicobiológico de las aptitudes intelectuales. Posteriores análisis
del factor “g” intentan demostrar la posibilidad de compartir esta noción con los
enfoques iniciales del procesamiento de la información más bien desde un acer-
camiento de los correlatos cognitivos o procesos básicos.
Salud Educación
IB IP IS Cultura
Antecedentes Desórdenes
familiares mentales
Herencia Educación Nivel socio- Personalidad Familia
económico
TRILOGÍA: INTELIGENCIA, PERSONALIDAD Y EDUCACIÓN 29
Lógico-matemática
Científico, matemático. Capacidad para discernir aspectos lógi-
co/matemáticos y para resolver problemas
de diferentes tipos de razonamiento.
Lingüística
Literato, periodista. Capacidad para identificar, analizar y
manipular las formas de lenguaje (com-
prensivo y productivo).
Musical
Compositor, cantante. Capacidad para producir y apreciar ritmo,
tono y timbre de voz. Implica procesos
musicales activos: tocar un instrumento, y
pasivos: valorar una pieza musical.
Espacial
Navegante, escultor. Capacidad para representar el mundo
viso/espacial y ejecutar transformaciones
en las imágenes mentales.
Quinestésica
Bailarín, atleta. Capacidad para controlar los movimientos
corporales y manejar objetos con destreza.
Interpersonal
Terapeuta, diferentes Capacidad para discernir, comprender y
tipos de líderes. responder apropiadamente a las ideas, a las
motivaciones y a las emociones de los
demás.
Intrapersonal
Conocimiento personal. Capacidad para valorar los aspectos cogni-
tivos, afectivos y conductuales de uno
mismo, autorregularlos y reconocer los
rasgos fuertes y débiles que poseemos.
32 INTELIGENCIA Y PERSONALIDAD EN LAS INTERFASES EDUCATIVAS
mente. Por un lado, Gardner parece ofrecer una teoría totalmente original, pero,
por otro, responde a un modelo factorial ya identificado en las primeras décadas
del siglo. Deficiencias en las inteligencias lingüística, lógico/matemática, espa-
cial o interpersonal tienen serias consecuencias para la vida diaria, pero no está
tan claro que lo mismo ocurra con la musical y la quinestésica. Se puede tener
una inteligencia musical baja sin experimentar problemas importantes en el fun-
cionamiento personal. En otras palabras: en nuestra cultura, quizá la musical y la
corporal no parecen estar todavía valoradas como inteligencias, sino únicamente
como talentos especiales (Sanz de Acedo, 1997).
Metacomponentes
los mismos procesos mentales pueden dar lugar a diferentes conductas en dife-
rentes ambientes. Esta inteligencia es la que más se entronca con la personalidad
y con sus desajustes, como la impulsividad y la agresividad.
Recientemente, Sternberg (1997b) ha introducido un nuevo término deno-
minado “inteligencia de éxito” para designar a las personas que poseen un poten-
cial equilibrado de las tres subteorías: analítica, creativa y práctica. Es decir, las
que piensan analíticamente en el momento de resolver un problema, son capaces
de formular soluciones creativas y no tienen mayores dificultades para llevarlas a
la práctica. Es importante conocer en cada situación cuándo y cómo usar cada una
de estas capacidades. Potenciar lo fuerte, superar lo débil y emplear las capacida-
des al máximo, implica trabajar siempre utilizando las tres inteligencias. Los
tests tradicionales solamente miden una porción de la inteligencia analítica, la
valoración de las otras dos requiere nuevos instrumentos de apreciación.
La teoría de Sternberg, aunque validada e implementada con grupos de dis-
tintas caraterísticas y demostrada su utilidad en la educación, se encuentra en fase
de evaluación; su comprensión no se ha completado todavía. Su éxito puede
depender del desarrollo de un test general que mida las capacidades implicadas
en las tres subteorías. La teoría carece de cierta coherencia interna (Richardson,
1986), de evidencias biológicas, es decir, los componentes de la teoría no están
asociados al funcionamiento del cerebro, y en el siglo de la neurociencia este vacío
parece significar un gran descuido. El grado de interrelación de las tres subteorí-
as debe quedar más confirmado y acreditado. A pesar de estas limitaciones, la
propuesta reúne algunos requisitos de una buena teoría: es descriptiva, explicati-
va, predictiva, aplicable, consistente intrínsecamente y de un gran valor heurís-
tico.
MODELOS RECIENTES
Inteligencia emocional
relacionan más con la capacidad para motivarse uno a sí mismo, con las expecta-
tivas que se tienen, con la persistencia en las frustraciones, con la autorregulación
de los impulsos y del saber esperar, que con los índices académicos o profesiona-
les que se consigan. Para entender el concepto, es necesario analizar sus dos com-
ponentes básicos: la inteligencia y la emoción. El primero ya se ha pormenoriza-
do y de lo expuesto es fácil concluir que varias teorías avalan la IE.
Así, el modelo de inteligencia de Gardner se encuentra muy cerca de la IE.
Las capacidades personales intra e inter parecen totalmente unidas a la vivencia
emocional, y el lenguaje desempeña un papel relevante en la expresión y en el
conocimiento de las emociones. Como afirman Kendall y Braswell (1985), el len-
guaje sirve de puente entre el mundo interno y la acción conductual. Las defi-
ciencias lingüísticas van acompañadas, generalmente, de problemas de conducta,
de ansiedad, de trabajo asistemático y de comunicación pobre. También,
Sternberg (1986) reconoce el valor que tienen las emociones cuando identifica e
interpreta las características de la inteligencia práctica, aunque no las analiza de
manera explícita; y Feuerstein et al. (1980) sitúan la impulsividad, la emoción y
la motivación dentro de las funciones cognitivas del acto mental, por considerar-
las rasgos esenciales que deben controlarse en un adecuado y profundo procesa-
miento de la información.
La emoción, base de los estados afectivos, implica por lo menos tres compo-
nentes: a) expresivo/conductual; b) subjetivo/experiencial; c) fisiológico/bioquí-
mico. El componente expresivo supone el habla, los movimientos del cuerpo,
gestos y posturas; es lo visible de la vivencia emocional. El subjetivo se relacio-
na con los pensamientos y estados emocionales conscientes (lo que normalmen-
te se refiere a los sentimientos). Y el fisiológico alcanza los estados físicos y se
refleja en medidas de actividad cerebral, ritmos del corazón, respuestas de la piel
y niveles hormonales (al igual que la cognitiva, esta dimensión de la emoción no
es visible). Algunos teóricos incluyen la regulación como un cuarto componen-
te del proceso emocional. Sería la regulación la que dirige las respuestas que se
originan dentro de los tres componentes primeros. Esta acción se realiza en el
lóbulo frontal de la corteza cerebral, aunque en conexión con la información que
ofrece el sistema límbico, en especial la amígdala, en el cual interactúan y con-
vergen la cognición y la emoción. El hemisferio izquierdo parece estar más aso-
ciado con los afectos positivos y el derecho, con los negativos (Coffey, 1987;
Davidson, 1994). La investigación proporciona datos sobre las consecuencias
conductuales de determinadas lesiones en el lóbulo frontal, tanto izquierdo
como derecho. Se han observado cambios significativos en el ajuste de las com-
petencias emocional y social cuando se encuentran dañadas áreas específicas de
este lóbulo (Damasio, 1994).
El concepto de IE ha tenido que superar fuertes obstáculos filosóficos y psi-
cológicos para situarse en el mundo de la ciencia, puesto que estas dos realidades
del hombre, inteligencia y emoción, frecuentemente consideradas como contra-
rias, se habían estudiado independientemente. La sobrevaloración de lo cogniti-
vo frente a lo emocional tiene orígenes muy remotos; las emociones siempre fue-
ron apreciadas como fuerzas intrínsecamente irracionales que alteraban el proce-
36 INTELIGENCIA Y PERSONALIDAD EN LAS INTERFASES EDUCATIVAS
INTELIGENCIA EMOCIONAL
Capacidad para iden- Capacidad para iden- Capacidad para expre- Capacidad para discri-
tificar las propias tificar las emociones sar las emociones con minar sentimientos
emociones en conduc- en los otros, en el arte, exactitud y comunicar exactos e inexactos,
tas, sentimientos y etc., a través del len- las necesidades rela- honestos y deshones-
pensamientos. guaje, del sonido, de cionadas con ellas. tos.
la apariencia y de la
conducta.
Capacidad para eti- Capacidad para inter- Capacidad para enten- Capacidad para reco-
quetar las emociones pretar los significados der sentimientos com- nocer cambios de una
y reconocer las rela- en las relaciones emo- plejos simultáneos: emoción a otra: de la
ciones entre ellas y las cionales: asociar la amor y odio; miedo y cólera a la satisfacción,
palabras que las repre- tristeza a la pérdida de sorpresa. de la cólera a la ver-
sentan: comparar las alguien o de algo. güenza.
semejanzas y diferen-
cias entre simpatía y
amor.
Capacidad para acep- Capacidad para acer- Capacidad para moni- Capacidad para mane-
tar los sentimientos, carse o alejarse de una torizar las emociones jar las emociones de
tanto agradables como emoción, dependien- en relación a uno mis- uno mismo y de los
desagradables. do de su utilidad o de mo y a los otros, así otros y moderar las
la información que como reconocer si son negativas, sin reprimir
proporciona. claras, influyentes o o exagerar la informa-
razonables. ción que conllevan.
TRILOGÍA: INTELIGENCIA, PERSONALIDAD Y EDUCACIÓN 37
La teoría de Mike Anderson (1992) es una de las más ambiciosas de los últimos
años. En ella el autor integra ciertos hallazgos fundamentales de posturas anterio-
res, tales como: el concepto de inteligencia general, que no es un artificio técni-
co y estático para él, sino una realidad psicológica dinámica; los datos obtenidos
sobre el desarrollo cognitivo y sus correlaciones con medidas psicométricas; los
procesos cognitivos básicos (estudios de tiempo de reacción) y los superiores
(diferentes tipos de razonamiento). La gran preocupación de Anderson es, básica-
mente, la de explicar cinco grandes cuestiones sobre la naturaleza de la inteligen-
cia: a) que las diferencias entre los individuos permanecen constantes en su desa-
rrollo; b) que las capacidades cognitivas se incrementan durante el mismo (ya se
observó en el modelo de Cattell); c) que éstas covarían, es decir, que aquellos indi-
viduos que ejecutan bien unos tipos de pruebas tienden también a ser eficientes
en tests parecidos y viceversa; d) la presencia de destrezas cognitivas específicas
que determinan diferencias individuales; e) la existencia de mecanismos cogniti-
vos universales que no parecen demostrar diferencias entre los sujetos.
Anderson se enfrenta a este reto científico lanzando un diseño denominado
arquitectura cognitiva mínima, que implica cuatro estructuras: mecanismo de pro-
cesamiento básico, módulos de procesamiento universal, procesadores específicos
y dos vías diferentes para adquirir el conocimiento. La figura 1.6 recoge sus pos-
tulados iniciales.
La arquitectura cognitiva, o mecanismos mínimos latentes en la inteligencia,
se define a continuación (figura 1.7):
TRILOGÍA: INTELIGENCIA, PERSONALIDAD Y EDUCACIÓN 39
* La existencia de mecanis-
mos cognitivos universales.
Ruta 1 Ruta 2
Procesadores Módulos
específicos
Conocimiento
TRILOGÍA: INTELIGENCIA, PERSONALIDAD Y EDUCACIÓN 41
4. Dos rutas diferentes para la adquisición del conocimiento. Según este autor, el cono-
cimiento se alcanza por dos caminos distintos. El primero tiene su origen en
los procesadores específicos sustentados por el MPB, proporciona información
de carácter declarativo y procedimental y produce diferencias entre los indi-
viduos que lo manifiestan (ruta 1); el segundo tiene su origen en los módu-
los, y el conocimiento que se adquiere por medio de ellos sin la participación
del pensamiento depende del desarrollo cognitivo, es una información que se
da directa y automáticamente. Las variaciones en los mecanismos subyacen-
tes en la ruta 1 son la base de las diferencias individuales en inteligencia, y la
maduración de los módulos es la causa principal de la mejora de las capaci-
dades. Sin embargo, habría que añadir que las diferencias individuales en
inteligencia influyen en el desarrollo cognitivo a través del conocimiento y, a
su vez, la maduración de un módulo, por ejemplo el de fonación, puede incre-
mentar el lenguaje del pensamiento y éste, el conocimiento.
rá las exigencias científicas y prácticas; que se observa un gran interés por cono-
cerla porque parece tener un papel directivo en la conducta como reorganizadora
de las capacidades, los afectos, las motivaciones y las expectativas del ser huma-
no; y se invita al lector a que se pregunte: ¿qué pienso sobre la inteligencia?, ¿hay
una o son varias?, ¿es una propiedad del cerebro o de la mente?, ¿puede ser incre-
mentada?, ¿cómo?, ¿quién es inteligente?, ¿en qué aspectos mis ideas son simi-
lares o diferentes a las de los investigadores presentados?, ¿por qué?
Los rasgos o disposiciones son tendencias de acción que los individuos pose-
en en diversidad de grados, prestan coherencia a la conducta en diferentes situa-
44 INTELIGENCIA Y PERSONALIDAD EN LAS INTERFASES EDUCATIVAS
ciones a lo largo del tiempo y, enmarcados en teorías más amplias pueden, en opi-
nión de algunos investigadores, explicar la personalidad humana. En tal sentido,
a los teóricos les preocupa determinar su número, conocer su naturaleza y anali-
zar cómo se relacionan con el ambiente. Los rasgos se obtienen con el análisis fac-
torial aplicado a los datos extraídos de un cuestionario, los ítems que correlacio-
nan altamente se afirma que pertenecen al mismo rasgo o factor. Sus defensores
proponen un número diverso de ellos: desde los 16 de Cattell (1965), hasta los
cinco de McCrae y Costa (1985, 1987) y Costa y McCrae (1992), y los tres de
Allport (1937, 1966) y Eysenck (1981, 1990). La razón de esta diferencia parece
estar en el modo en que cada autor utiliza el análisis factorial; por ejemplo,
Cattell opta por factores oblicuos que no son totalmente independientes, somete
los datos a un nuevo análisis y, como resultado de este proceso, obtiene un núme-
ro menor de factores de segundo orden; en cambio, Eysenck prefiere trabajar con
pocos y así se inclina por las rotaciones ortogonales.
El pionero de los estudios de los rasgos fue Gordon Allport, quien los concep-
tualizó como unidades funcionales, de naturaleza neuropsicológica, que dan cohe-
rencia a la personalidad, forman su estructura dinámica y favorecen una adecua-
da adaptación al ambiente.
La personalidad, según Allport, está gobernada por tres grupos de rasgos
generales configurados de forma única en cada individuo: a) los cardinales son pro-
pios del sujeto que organiza su vida en torno a uno o dos atributos especiales (ser-
vicio a los demás, comicidad) de una manera tan dominante que pocas activida-
des se escapan de su influencia; b) los centrales representan las principales carac-
terísticas de una persona (sociable, alegre, pesimista, etc.); c) los secundarios son
específicos, singulares y menos útiles para entender la personalidad (permisivo en
ciertas situaciones, generoso con determinadas personas). Según Allport, si se
conocen entre 6 y 10 rasgos centrales de un individuo se puede describir exhaus-
tivamente su personalidad. Un rasgo es central o secundario dependiendo de la
influencia que tenga en la vida de la persona.
Allport consideró como determinantes críticos de la conducta las estructu-
ras de la personalidad, antes que las condiciones ambientales. Si bien reconoció
rasgos comunes entre los individuos que comparten una misma cultura, es cono-
cido como un teórico idiográfico al admitir que cada persona tiene alguna carac-
terística única que la hace singular. El funcionamiento de los rasgos es cons-
ciente y mayormente racional porque el individuo normal conoce habitualmen-
te qué está haciendo y por qué lo hace; le motivan más las metas y las aspira-
ciones que los recuerdos del pasado. Un estado de ánimo equilibrado y una inte-
ligencia intuitiva pueden ser notas características de la madurez personal a la
que todos debemos llegar. Por ello, la educación debería desarrollar en los estu-
diantes la necesidad de actuar en función de objetivos y fomentar relaciones
interpersonales positivas que tanto ayudan en el logro del bienestar social y per-
sonal.
Neuroticismo
Taciturno Susceptible
Ansioso Intranquilo
Rígido Agresivo
Sensato Excitante
Pesimista Variable
Reservado Impulsivo
Insociable Optimista
Callado Activo
Melancólico Colérico
Intraversión Extraversión
Flemático Sanguíneo
Pasivo Sociable
Cuidadoso Afable
Meditativo Comunicativo
Pacífico Sensible
Controlado Tolerante
Confiable Enérgico
Ecuánime Despreocupado
Calmado Líder
Estabilidad emocional
TRILOGÍA: INTELIGENCIA, PERSONALIDAD Y EDUCACIÓN 47
Puede haber cierto solapo entre estos cinco rasgos y los propuestos por Cattell
y Eysenck; así, la extraversión y el neuroticismo son esencialmente los mismos
que los de Eysenck; igual ocurre con la tensión y la suspicacia tímida de algunos
factores de Cattell que se relacionan con el neuroticismo. El modelo permite
medir las dimensiones esenciales de los individuos y después caracterizarlos en
términos de personalidad. Se espera que una persona abierta a la experiencia y a
la extraversión actúe de modos diferentes a los de un individuo intravertido y
obsesivo/compulsivo.
Los Cinco Grandes y su instrumento de evaluación respectivo se han aplica-
do en diferentes áreas de la psicología, principalmente en la organizativa, clínica
y educativa. Interesa mencionar y llamar la atención de su utilidad educativa. A
este respecto, algunas investigaciones analizan la relación entre los cinco factores
y el éxito en las actividades escolares y destacan la importancia de la apertura a la
experiencia (4) y de la constancia o tesón (5). En cuanto a la primera, parece darse
una correlación significativa positiva entre la actitud abierta a la experiencia y la
creatividad, el buen rendimiento escolar y la curiosidad intelectual; y en relación
con el tesón, los estudiantes con puntajes altos en esta dimensión trabajan de
manera sistemática y organizada, persisten ante las dificultades, se sienten res-
ponsables de su aprendizaje, se consideran y son valorados por los demás como
inteligentes. Los otros factores no tienen tanto relieve en educación, si bien la
extraversión (1) ayuda a predecir la competencia social del alumno y la estabilidad
emocional (2) permite fortalecer la vida mental y la actividad escolar.
Este modelo, a pesar de su sencillez y adecuados índices de fiabilidad, es esti-
mado como demasiado estadístico. No explica por qué un individuo es intraver-
tido y otro no, y por qué tales conductas se mantienen a lo largo del tiempo. Cabe
preguntarse, ¿cuál es el principio organizador que se encuentra detrás de los fac-
tores? Los investigadores apuntan que son las emociones las que originan y sus-
tentan los diferentes rasgos de personalidad. También defienden que existe una
estructura común, universal a todas las culturas, la cual se convierte en una razón
más para admitir la igualdad fundamental de los pueblos (McCrae y Costa,
1997).
Proceso emocional
Shand (1914) fue uno de los primeros en sugerir que los rasgos de la perso-
nalidad están organizados alrededor de los procesos emocionales. O dicho de otra
manera: las emociones forman parte de la estructura dinámica de la personalidad.
Esta tesis la sostienen, principalmente, autores que afirman que las emociones
básicas, tales como la felicidad, la tristeza, el miedo, la agresividad, etc., están
estrechamente relacionadas con características de la personalidad, como se recoge
en las escalas que la miden. Cuando un rasgo, sobre todo si es de naturaleza afec-
tiva/negativa, predomina en la vida de un sujeto se suele decir que toda su acti-
vidad mental, física y social, está centrada en torno a él. Si, por ejemplo, la agre-
sividad es la nota peculiar de un individuo, se espera que sus ideas, expresiones
emocionales y sentimientos reflejen esta emoción con más frecuencia que otras.
Se hará referencia a ella como una persona irritable, sensible a lo insignificante y
cínica. Posiblemente sienta cólera y resentimiento con más facilidad, porque,
entre otras causas: tiene una disposición perceptual que la sensibiliza a identifi-
car las ocasiones para la agresividad con mayor asiduidad que el promedio de
individuos; permanece en una actitud vigilante ante las provocaciones hostiles y
manifiesta una tendencia a interpretar las escenas sociales ambiguas como enfer-
mas, al inferir que los demás solamente quieren frustrar, humillar y provocar a
los que les rodean.
Este fenómeno ocurre tanto en el niño como en el adulto. El estudiante agre-
sivo y hostil normalmente es irresponsable ante el estudio, carece de empatía con
sus compañeros, menosprecia los sentimientos de los demás, no respeta a nadie,
es incapaz de iniciar y mantener una amistad, posee percepciones desfavorables de
sí mismo que las proyecta en las personas que le rodean, explica su conducta con
atribuciones externas, etc. Toda esta configuración de características, si se con-
trastan con los manuales que describen las alteraciones más comunes de la perso-
na, como el DSM-IV, no estarían muy lejos del trastorno antisocial de la persona-
lidad. Igualmente, otra emoción muy analizada en relación con la vida académi-
ca y medida por casi todos los instrumentos de personalidad, es la ansiedad. Esta
emoción ha sido asociada a resultados positivos y negativos del aprendizaje. Los
niveles altos y bajos de ansiedad se evidencian en sujetos con bajo rendimiento,
mientras que los índices moderados, en sujetos con un mejor aprendizaje.
50 INTELIGENCIA Y PERSONALIDAD EN LAS INTERFASES EDUCATIVAS
Proceso motivacional
Atribuciones internas/externas
Motivación de logro
Motivación intrínseca/extrínseca
ciente como para que el sujeto actúe de una manera segura y firme hasta conse-
guir la meta.
La motivación intrínseca relacionada con el aprendizaje se encuentra presen-
te en aquellos estudiantes que realmente quieren aprender y así lo demuestran
con una disposición continuada a valorar el estudio como una actividad satisfac-
toria y merecedora de esfuerzo. Se puede manifestar, entre otros índices, en: la
persistencia en la tarea a pesar de las dificultades, la orientación a metas de domi-
nio, la cantidad de tiempo empleado en una actividad, la calidad del trabajo, el
sentido de autoeficacia expresado por el sujeto, la selección de tareas y de alter-
nativas de respuesta, el nivel de creatividad que se proyecta en las actividades,
una comprensión significativa de la materia, no requerir premios externos para
iniciar o terminar una tarea y una combinación de todas estas variables (Deci,
1971; Deci y Ryan, 1985; 1991). La investigación indica que los estudiantes con
alta motivación intrínseca funcionan con más efectividad que aquellos que no la
tienen (Boggiano y Barrett, 1992; Gottfried, 1990).
Si se pasa a la otra cara de la moneda, uno encuentra la motivación extrínse-
ca, que es el impulso a actuar provocado por la fuerza que transmite el premio o
el castigo externo (Adelman y Taylor, 1990; Wiersma, 1992; Woolfolk, 1990).
Los sucesos externos afectan la probabilidad de emisión de determinadas conduc-
tas y el individuo así motivado puede hacer algo, aunque no le guste, solamente
por conseguir lo que le han prometido. La sociedad, en especial la familia, está
saturada de estos apoyos tangibles (dinero, regalos) e intangibles (refuerzo verbal,
caricias); también el sistema educativo utiliza ampliamente este tipo de incenti-
vos para motivar a los alumnos a culminar ciclos de formación, por ejemplo, los
diplomas, los títulos, etc., son una muestra del valor que concede la comunidad
a estas recompensas.
Desde los primeros estudios sobre las motivaciones intrínseca y extrínseca
(Deci, 1971), ha habido un interés importante entre los científicos por contras-
tarlas en términos de sus características, implicaciones y posibles efectos; inicial-
mente las dos formas parecían ser antagónicas. Mas, por fortuna, en la actualidad
no se consideran tan dicotómicas, sino como realidades que se complementan. Se
ha observado que un individuo puede ser intrínseco y extrínseco simultáneamen-
te, lo que ha llevado a plantear dos tesis importantes. Una, la motivación intrín-
seca es un rasgo general, común del sujeto, que se manifiesta en todas sus reac-
ciones, o más bien algo específico relacionado con momentos o conductas con-
cretas; y la otra, que no todos los refuerzos externos tienen efectos pasajeros y
negativos para el sujeto, sino que en ocasiones pueden suscitar motivaciones com-
parables en eficacia a la intrínseca, como lo han confirmado Harackiewicz y Elliot
(1993) en un estudio en el que analizan la influencia de las metas de logro y la
motivación intrínseca en el aprendizaje. En la vida del estudiante se evidencia la
conjugación de estos dos tipos de motivación; puede estudiar en profundidad un
tema porque le gusta y además porque desea obtener una buena nota en el exa-
men; y, en otros casos, le agrada el deporte y elige jugar al fútbol porque median-
te esa práctica se gana mucho dinero. En estos dos ejemplos se da la motivación
intrínseca y extrínseca simultáneamente.
54 INTELIGENCIA Y PERSONALIDAD EN LAS INTERFASES EDUCATIVAS
Variables autorreferenciales
El estudio de las variables referenciales está teniendo cada vez más importan-
cia en la psicología y, por supuesto, en la educación; constituyen prototipos de
interfases en las que se relacionan estrechamente los aspectos intelectuales y de
personalidad y crean un medio interno, mental, óptimo que dirige al sujeto hacia
logros personales superiores y atractivos. Se revisan, pues, el autoconcepto, la
autoeficacia, el valor de la tarea y la orientación a metas.
Autoconcepto
Autoconcepto general
Autoconcepto académico
Autoconcepto de área
Ciencias Biológicas, Matemáticas,
Ciencias Sociales, Lenguaje
Autoconcepto de tareas
específicas
Tareas de Cien-
cias Biológicas Tareas de
Tareas de Cien- Lenguaje
Tareas de cias Sociales
Matemáticas
56 INTELIGENCIA Y PERSONALIDAD EN LAS INTERFASES EDUCATIVAS
Autoeficacia
Valor de la tarea
Orientación a metas
Las metas son representaciones cognitivas de los diferentes propósitos que los
sujetos tienen en situaciones diversas; guían la conducta, la cognición y hasta los
sentimientos cuando se está implicado en su desarrollo (Dweck, 1986). Una clase
de metas que ha recibido considerable atención es la de logro, definida normal-
mente como el deseo de desarrollar, alcanzar o demostrar competencia en una acti-
vidad (Dweck, 1986; Spence y Helmreich, 1983). A su vez, varios autores han
contrastado variaciones en estas metas y examinado sus efectos en los procesos cog-
nitivo, afectivo y motivacional. Dweck y Leggett (1988) diferencian entre “metas
de ejecución” y “de aprendizaje” y Ames y Archer (1988) denominan “metas de
dominio” a estas últimas. Igualmente, Schunk y Swartz (1993), utilizando una
nueva terminología, hipotetizan que las “metas de procesos” (dominio) son más
58 INTELIGENCIA Y PERSONALIDAD EN LAS INTERFASES EDUCATIVAS
efectivas que las de “productos” (ejecución) porque el sujeto se preocupa más por
la mejora de su comportamiento estratégico que por los resultados cuantitativos.
En las de producto es importante cumplir las consignas impuestas desde fuera y
evaluar las capacidades del sujeto; mientras que, en las de proceso, son muy rele-
vantes y constituyen la esencia del desarrollo de la competencia el funcionamien-
to de los sistemas autorreguladores, el incremento de la preparación personal y el
aprendizaje de nuevas destrezas. Las comparaciones realizadas entre estas dos
metas indican que las de ejecución pueden originar una constelación de respues-
tas negativas, por ejemplo, evitar el esfuerzo, y las de dominio o aprendizaje, por
el contrario, mejorar las conductas adaptativas, por ejemplo, fomentar el reto en
las tareas, el esfuerzo y la persistencia ante el fracaso (Elliott y Dweck, 1988).
Cuando esta clasificación de las metas se aplica al trabajo escolar se convierte
en la razón que mantiene a los estudiantes en su entusiasmo por aprender. Los que
se sitúan en las de ejecución buscan sólo cumplir con las tareas académicas y evi-
tar los errores, y los que optan por metas de dominio intentan ampliar los cono-
cimientos y desarrollar sus habilidades; los primeros dependen de las observacio-
nes de otras personas y los segundos se miran a sí mismos. El tipo de estrategia
que utilizan está en función de la orientación asumida; de este modo, los que pre-
tenden crecer en competencia personal seleccionan procedimientos más elabora-
dos, metacognitivos, que los que únicamente desean pasar el examen. Sin embar-
go, como han demostrado Pintrich y Garcia (1991), los alumnos pueden simul-
tanear ambos tipos de orientación dependiendo de la naturaleza de la tarea, del
ambiente escolar y de las demandas de la familia. Por ejemplo, algunos están
interesados en profundizar en los contenidos del curso, pero también están pen-
dientes de las técnicas de evaluación que utiliza el profesor. Las notas afectan a los
componentes cognitivo, afectivo y conductual de los estudiantes, los cuales tie-
nen, igualmente, múltiples metas: deseo de complacer a los padres, destacar en
el grupo, defender la idiosincrasia cultural, etc. Cada uno de estos aspectos influ-
ye en la motivación particular de las diferentes actividades o tareas (Urdan y
Maehr, 1995). Para algunos autores estas metas individuales deben ser completa-
das con otras de carácter democrático, social y de afiliación.
Las metas de aprendizaje parecen estar estrechamente relacionadas con el
desarrollo de la competencia personal y ambas, con la motivación intrínseca y la
autoeficacia, pues el interés por una actividad deriva de la oportunidad que ésta
ofrece para mejorar en lo que uno desea. Asimismo, las metas de ejecución y de
dominio han sido equiparadas a las motivaciones extrínseca e intrínseca respecti-
vamente, las de ejecución más consistentes con la atracción de los premios extrín-
secos y las de dominio, con los intereses intrínsecos.
En la actualidad, se tiende a analizar coordinadamente los constructos rela-
cionados con las metas, porque parece que comparten ciertas características. Lo
ideal sería un ambiente escolar en el que los estudiantes pudieran trabajar en fun-
ción de las dos clases de metas, y no crear cierto conflicto entre ellas.
podría concluir que: a) los rasgos pueden considerarse constructos útiles para des-
cribir la personalidad de los individuos, aunque enmarcados dentro de teorías
amplias; b) la emoción y la motivación son procesos inseparables de la dinámica
intrapersonal y conductual del sujeto; c) el autoconcepto, la autoeficacia, el valor
de la tarea y la orientación a metas constituyen realidades tan relevantes en el
individuo que afectan a sus dos grandes sistemas: la inteligencia y la personali-
dad. Es evidente que los conceptos expuestos se solapan, pero cada uno aporta un
aspecto distinto a esa gran matriz de interpretaciones de todos los datos psicoló-
gicos, como ha sido valorada la personalidad por algunos autores. Además, como
se verá en otros capítulos, conviene recordar que si alguna de estas variables es
negativa, puede ser mejorada con procesos adecuados de intervención. La vuelta
de la ciencia psicológica moderna al concepto de uno mismo, o self, ha repercuti-
do de manera especial en los estudios de la personalidad y ha dado mayor prota-
gonismo a la inteligencia y a la personalidad en la educación.
INTELIGENCIA Y ESCUELA
Los diversos enfoques expuestos sobre la inteligencia tienen algo que ofrecer,
unos más que otros, al sistema educativo; entre ellos y la escuela existe una rela-
60 INTELIGENCIA Y PERSONALIDAD EN LAS INTERFASES EDUCATIVAS
El retardo mental
Capacidades Ambiente
* Inteligencia * Familia
* Habilidades de * Escuela/trabajo
adaptación * Comunidad
Funcionamiento
Servicios
62 INTELIGENCIA Y PERSONALIDAD EN LAS INTERFASES EDUCATIVAS
La superdotación
tar y evaluar, en otras palabras, que les obligue a pensar. Adquieren lo nuevo
con mayor celeridad que los normales y son más eficaces en tareas relaciona-
das con los conocimientos previos y las capacidades cognitivas. No son mejo-
res en todos los tipos de aprendizaje, pero sí destacan en actividades que la
sociedad valora.
Keating, 1995). Luego si hay diferentes clases de superdotados, debe haber tam-
bién diferentes modalidades de intervención.
Puede ocurrir también que una superdotación en un campo específico coinci-
da en el mismo estudiante con una dificultad de aprendizaje en otra área distin-
ta. Estos sujetos suelen encontrar problemas en la escuela porque son excluidos
de programas para superdotados y, al mismo tiempo, son considerados demasia-
do inteligentes para remitirlos a actividades remediadoras; en estos casos, es fre-
cuente que los profesores los califiquen como alumnos totalmente desmotivados
para el estudio.
PERSONALIDAD Y ESCUELA
nes. Estas dos condiciones no son independientes. Por un lado, para que un
alumno aprenda, es necesario que considere el conjunto de tareas escolares
como ocasiones de aprendizaje y que las afronte con el propósito de apren-
der, ya que, si no es así, su atención, su esfuerzo y su pensamiento no se
orientarán de modo adecuado hacia la comprensión, elaboración e integra-
ción de la información para poder ser recordada y aplicada eficazmente
cuando sea preciso. Por otra parte, el hecho de que un alumno se interese por
el estudio y para ello ponga el esfuerzo necesario supone que está seguro de
conseguir la meta que se propone, sabe qué proceso debe seguir y cómo debe
actuar para emprender la lectura, el estudio y la solución de los problemas
que le plantea tal experiencia. Saber pensar en un momento dado frente a
una tarea concreta condiciona, en consecuencia, el interés y la motivación
por el aprendizaje.
I
*
* *
E P
de responder a tal reto. En especial, analizan exhaustivamente las metas que pre-
tenden alcanzar, examinan los contenidos que pueden ser más significativos para
una sociedad en constantes cambios, proponen estrategias medotológicas que
contribuyen al logro de los objetivos y asignan recursos, humanos y materiales,
suficientes para hacer realidad en el aula la actuación conjunta de la inteligencia
y de la personalidad.
El deseo de enriquecer las capacidades específicas del pensamiento no es algo
nuevo. Ya desde los años 1920 y 1930 se realizaron en Estados Unidos numero-
sos esfuerzos, se destaca el de John Dewey (1910/1991), por hacer del cultivo de
la capacidad de razonar un propósito fundamental de la educación en los niveles
primario y secundario. Sin embargo, la práctica de la educación no cambió
mucho con estos esfuerzos. Algunos críticos afirman que esta misma “historia” se
puede estar repitiendo actualmente, es decir, que lo que se está llevando a cabo
podría ser una mera pseudoreforma.
Todos estos retos sobre la mejora de capacidades y estas dudas sobre los alcan-
ces reales que se puedan conseguir guiarán la exposición a lo largo del capítulo.
Por ello, después de ofrecer las metas educativas recogidas en los documentos ofi-
ciales vigentes, se analizarán ciertas estrategias o tipos de intervención que la
bibliografía científica propone para garantizar su logro y se describirán las carac-
terísticas que a tal fin se requieren, como variables críticas de lo que sucede en el
aula, del profesor y del alumno, los cuales, al ser los protagonistas destacados de
la reforma, se convierten también en los primeros y más beneficiados de la
misma.
Muchos educadores estiman que las metas educativas se han alcanzado cuan-
do los estudiantes son capaces de almacenar o usar la información adquirida, prin-
cipalmente en el momento del examen, después de haber leído, oído o memori-
zado el contenido de estudio. Sin embargo, estas aspiraciones son demasiado
limitadas; ocurre que el conocimiento así conseguido difícilmente les ayuda en
los nuevos aprendizajes y que con frecuencia no son aplicables en la vida cotidia-
na. Lógicamente, la descripción de las metas en un sistema educativo eficiente
adopta formas diferentes según la etapa, el nivel de concreción curricular y las
características del alumno.
Para tratar ese punto se partirá de la propia Ley Orgánica de Ordenación
General del Sistema Educativo (LOGSE, BOE 1/1990, de 1 de octubre) y de las
principales disposiciones que la desarrollan, tanto las elaboradas para estudiantes
normales, como para aquellos que requieren una especial adaptación curricular.
Se expondrán las metas que la ley orgánica asigna a las tres etapas educativas bási-
cas (Educación Infantil, EI; Educación Primaria, EP; Educación Secundaria
Obligatoria, ESO) cuyo propósito es que todos los alumnos adquieran los ele-
mentos esenciales de la cultura, desarrollen una progresiva autonomía de acción,
asuman sus deberes y derechos, se preparen para la incorporación a la vida activa
ENSEÑAR PARA INCREMENTAR LA INTELIGENCIA Y LA PERSONALIDAD 75
La reforma educativa actual tiene planteado entre sus retos ayudar a la diver-
sidad, es decir, la posibilidad de ofrecer a cada alumno diferente la oportunidad
ENSEÑAR PARA INCREMENTAR LA INTELIGENCIA Y LA PERSONALIDAD 77
de que desarrolle sus capacidades y destrezas, basándose a tal fin en los principios
de normalización e integración escolar. El reconocimiento de los diferentes rit-
mos, intereses y estilos de aprendizaje y el derecho a incrementar las capacidades
individuales de los alumnos son, por tanto, metas prioritarias. Es decir, que el
alumno con necesidades educativas especiales recibirá una modalidad educativa
lo más parecida posible a la de sus compañeros, aunque sin olvidar su singulari-
dad, pues se ha producido un cambio importante: la escuela de la discriminación
ha dado paso a la de la integración. La diversidad se convierte en un hecho habi-
tual y, por lo tanto, inherente al proceso educativo.
Efectivamente, la LOGSE supone una serie de avances significativos relacio-
nados con la educación en la diversidad. Se destacan, del capítulo V, referido a la
Educación Especial, Art. 37, sus orientaciones más relevantes:
Alumnos deficientes
1. Principios pedagógicos:
* Adaptación a las condiciones y necesidades de los alumnos.
* Elaboración de aprendizajes significativos a través de la disposición de actividades de ense-
ñanza/aprendizaje que permitan la comprensión y asimilación de los contenidos concep-
tuales, procedimentales y actitudinales.
* Extensión de lo aprendido a otras situaciones, puesto que todo lo que se enseñe y aprenda
debe ser funcional, entendido como algo aprovechable, aplicable y de utilidad para el
alumno.
* Presentación de los contenidos teniendo en cuenta una doble estructura relacional: interá-
rea (transversales) e intraárea (misma asignatura).
* Potenciación de las relaciones entre la institución educativa y el mundo laboral.
* Atención a las relaciones interpersonales evitando la discriminación.
* Profundización en el autoconcepto, autoestima, ansiedad, adaptación, actitudes, etc.
* Evaluación integral como una oportunidad más para promover el progreso del alumno.
2. Principios metodológicos:
* Siempre que sea posible, se utilizará el aprendizaje por descubrimiento, en el que se cuida-
rán las actividades iniciales de motivación, la estimulación de los conocimientos previos, el
trabajo independiente, la síntesis, la consolidación, la recuperación, la evaluación y el feed-
back.
* Se emplearán didácticas activas y participativas: métodos de investigación, elaboración de
proyectos, trabajo en equipo.
* La flexibilidad estará presente en los criterios de agrupación de los alumnos, siempre cerca
del grupo referencial, en la distribución de los horarios y en la elección de actividades y
materiales.
* El profesorado realizará un seguimiento exhaustivo de los alumnos y será conveniente man-
tener el mismo tutor y profesorado a lo largo de cada ciclo.
Las adaptaciones están encaminadas, pues, a conseguir que todos los alum-
nos, partiendo de su competencia, sigan un mismo proceso de enseñan-
za/aprendizaje y alcancen los mismos objetivos. Sin embargo, conviene recor-
dar que no todos los teóricos que se mencionan en el presente libro estarían de
acuerdo con esta propuesta. Gardner diría que la diversidad es un concepto más
ENSEÑAR PARA INCREMENTAR LA INTELIGENCIA Y LA PERSONALIDAD 81
Alumnos superdotados
¿A qué se debe este interés por enseñar a pensar y a controlar las emociones?
Las razones son varias, unas de carácter negativo y otras, positivo.
ENSEÑAR PARA INCREMENTAR LA INTELIGENCIA Y LA PERSONALIDAD 83
Razones negativas:
1. Los estudiantes parecen procesar la información de una manera descontextualizada, super-
ficial e incompleta.
2. La escuela se preocupa de contenidos y omite educar el pensamiento, la afectividad y la
adaptación.
Razones positivas:
1. Los progresos en la comprensión de la naturaleza de la inteligencia estimulan el diseño de
programas de intervención para incrementar capacidades y conductas estratégicas.
2. Estudios masivos de campo –como fue el caso de Venezuela, cuando el Ministerio de la
Inteligencia durante los años 78-83 decidió aplicar un conjunto de programas a lo largo de
las diferentes etapas del sistema educativo– muestran que las capacidades del pensamiento
pueden ser implementadas a gran escala con algún éxito en los puntajes de CI y en el ren-
dimiento académico.
3. Existe una opinión generalizada entre los educadores de que el tratar de enseñar a pensar a
los estudiantes es un objetivo loable.
4. Finalmente, los investigadores tienen el convencimiento de que la inteligencia académica
no educa para las vicisitudes que depara la vida y que, por ello, la educación debe intentar
comprender cómo interactúan las variables cognitivas, emocionales y sociales en la conduc-
ta y en el rendimiento del estudiante y debe también favorecer el desarrollo armónico de
estos procesos.
PROGRAMAS PSICOPEDAGÓGICOS
para ello hablan de seis principios que han de tenerse en cuenta en la aplicación
de programas:
1. La intervención debe orientarse de manera explícita hacia el desarrollo de las
capacidades de autorregulación del proceso de aprendizaje más que a la adqui-
sición de los contenidos en los que se practican dichas capacidades. Es decir,
el alumno debe saber que de lo que se trata es de aprender a reflexionar y a
pensar y que, por lo tanto, lo importante no es resolver tal o cual problema
correctamente, sino centrar la atención en cómo se resuelve. Hay que preocu-
parse de que el alumno planifique lo que elaborará más tarde, regule la acti-
vidad durante su ejecución, reflexione sobre lo realizado y organice las prác-
ticas futuras.
2. La interacción que se establece entre profesor y alumno también es fundamen-
tal con miras a generar los cambios deseados. Esta interacción, por ejemplo
en Feuerstein, es denominada mediación. La mediación es el proceso por el cual
una persona de manera consciente selecciona, organiza y planifica los estímu-
los antes de que lleguen al individuo y analiza las respuestas para hacer de
ellas nuevas fuentes de aprendizaje. Según Feuerstein, la carencia de expe-
riencias mediadas es la causa principal de una ejecución retardada. Una inte-
racción debe estar marcada por la estructura de las tareas, el tipo de pregun-
tas que formula el profesor, las instrucciones que se dan, los mensajes verba-
les y no verbales que se imparten y por la valoración que se realiza sobre la
actuación del alumno. También la metodología de la intervención debe apo-
yar el lenguaje del pensamiento y el uso de organizadores gráficos.
3. El entrenamiento debe ser de larga duración, suficiente para que sea efectivo
y permita la consolidación y generalización de lo aprendido. No se pueden
corregir deficiencias que son el resultado de carencias prolongadas con trata-
mientos breves.
4. Las capacidades del pensamiento normalmente se ejercitan con ejemplos que
no están relacionados directamente con el currículo escolar, de modo que se
requiere una minuciosa transferencia, unas veces cercana y otras lejana, de lo
practicado en las sesiones de intervención a los contenidos de estudio y a las
situaciones de la vida. Todos los programas revisados muestran algún grado
de transferencia.
5. La mayoría de las intervenciones diseñadas para mejorar el pensamiento ense-
ñan estrategias de aprendizaje, especialmente de elaboración y organización;
éstas generan en el estudiante un estilo de trabajo sistemático, facilitan la
tarea y ayudan a lograr aprendizajes significativos.
6. Es imprescindible una disposición sincera por parte del alumno para realizar
este tipo de tareas del pensamiento porque las considere válidas y sienta la
necesidad de actuar cognitivamente. El aprendizaje real es una consecuencia
del pensamiento reflexivo y crítico.
ENSEÑAR PARA INCREMENTAR LA INTELIGENCIA Y LA PERSONALIDAD 89
La escuela, cada vez más consciente de sus retos, también realiza esfuerzos
para favorecer un crecimiento equilibrado y positivo de los rasgos de la persona-
lidad de los estudiantes, promover su motivación, mayormente intrínseca, y pre-
venir desajustes afectivos y sociales. Y es que los años de la Educación Infantil,
Primaria y Secundaria constituyen los periodos propicios para el desarrollo de la
competencia personal en un número importante de aspectos, en especial en la
regulación de la conducta emocional y social (Lewis y Haviland, 1993). Estos
intentos se llevan a cabo tanto individual como colectivamente, a través de tera-
pias específicas o de programas amplios.
Hasta hace unos años, casi todas las intervenciones se fundamentaban en los
principios del condicionamiento operante principalmente si se deseaba modificar
determinadas conductas, tanto para eliminar como para crear nuevas pautas de
actuación. Se interpretaba la conducta anormal como fruto de largas historias de
refuerzos, positivos y negativos, no como síntomas de un disturbio subyacente,
interno. El tratamiento, desde esta perspectiva conductista, comenzaba con un
análisis funcional de la conducta en cuestión, a fin de identificar las característi-
cas del ambiente que pudieran sacar o sustentar la alteración y de poder definir
posteriormente el procedimiento adecuado para aplicar el refuerzo. Los indivi-
duos recibían un programa de refuerzo, más bien de corta duración, y aprendían
en él a reducir la intensidad, la duración y la frecuencia de la conducta problema.
En la actualidad, sin olvidar los procedimientos anteriores, se busca promo-
ver cambios más profundos por medio de tratamientos ecológicamente admisi-
bles. Ejemplos de ello son las intervenciones realizadas en el aula con la finalidad
de: a) promover rasgos afectivo/sociales positivos y tratar los negativos, o desa-
justes personales (Gresham y Elliott, 1990; Reynolds y Kamphaus, 1992, Sanz
de Acedo, 1994), siguiendo una orientación más cercana a las inteligencias per-
sonales de Gardner y, en general, buscando desarrollar en el alumno las autorre-
ferencias analizadas en el primer capítulo; b) contribuir a un desarrollo y regula-
ción de la vida emocional; c) crear un clima de clase que estimule la motivación
intrínseca; d) generar estilos de vida saludables (Hightower y Braden, 1991); e)
implementar en la escuela estructuras prosociales que favorezcan la flexibilidad,
la adaptación y una escala de valores universales y profundos. Todas estas finali-
dades tienen mucho en común y con frecuencia la intervención directa en una de
ellas afecta positivamente en los tres niveles: afectivo, social y motivacional. En
tal sentido, a continuación se exponen estrategias, que, aunque quizá estén más
asociadas con los tres primeros puntos, pueden contribuir a un desarrollo integral
del alumno.
Crecimiento emocional
METODOLOGÍA DE LA INFUSIÓN
Perfil de capacidades
Capacidades cognitivas
Capacidades afectivo/sociales
REGULACIÓN
(ideas, afectos y conductas)
TOMA DE RESOLUCIÓN DE
DECISIONES PROBLEMAS
ENSEÑAR PARA INCREMENTAR LA INTELIGENCIA Y LA PERSONALIDAD 95
Regulación
Metodología
1. Iniciación. Presentar una serie de problemas del mundo real y analizarlos con
los estudiantes. El propósito es motivar a éstos para que observen que las
capacidades del pensamiento sirven para la solución de los problemas de la
vida. El profesor debe proporcionar únicamente la estructura mínima para
definir el problema, y tratar de hacer preguntas reflexivas que sean una opor-
tunidad para practicar el pensamiento. Después, los alumnos estudiarán y
revisarán en grupos los procedimientos o estrategias que deben utilizar para
98 INTELIGENCIA Y PERSONALIDAD EN LAS INTERFASES EDUCATIVAS
cionan las variables que intervienen en el proceso y cómo cada una de ellas inci-
de en los resultados de capacidad y de contenidos.
La experiencia indica que al menos algún aspecto del pensamiento y de la
resolución de problemas se puede enseñar, que los alumnos pueden aprender a
reorganizar su pensamiento. Por último, cabe preguntarse si el incremento de la
inteligencia refleja la naturaleza del constructo teórico indicado por los expertos;
si los cambios estimados en los tests corresponden a cambios reales en el cons-
tructo. Como se ha observado desde la posición ecléctica que se comparte, la inte-
ligencia puede ser mejorada al menos en una extensión limitada. El problema
radica en el grado o cantidad de cambio que sea posible lograr en la reorganiza-
ción cognitiva por medio de programas, de materias escolares o de ambas vías;
esta última parece ser la mejor estrategia (Swartz y Perkins, 1989).
Profesor mediador
E= Estímulos ambientales que rodean al sujeto con los que puede interac-
tuar de manera directa o indirecta.
1. Conocimiento conceptual. Una asunción básica es que nadie puede enseñar lo que
no conoce. Se asume que es necesario disponer de una buena base de erudi-
ción en las áreas temáticas que se pretende enseñar. Tradicionalmente, se pen-
saba que lo único necesario para saber enseñar era el conocimiento de la dis-
ciplina correspondiente, pero en la actualidad se reconoce que la ilustración
no es suficiente para ser un docente experto. La frase “era brillante, pero no
se le entendía nada” recoge el carácter de estas ideas. Shulman (1986) propo-
ne otros requisitos: a) conocer el contenido de la materia, la relación de con-
ceptos y su organización; b) descubrir qué aspectos son más difíciles o más
fáciles de entender y por qué; c) disponer de ejemplos, analogías, ilustracio-
nes, explicaciones complementarias que favorezcan la comprensión de los
contenidos; d) saber elaborar un currículo y conocer cómo los contenidos se
encuentran estructurados en los diferentes niveles educativos (Stein, Baxter y
Leinhardt, 1990). Los educadores que más información tienen motivan mejor
a los alumnos, proponen conexiones significativas entre contenidos y estimu-
lan la representación figural de los mismos. En cambio, los profesores con
escasos conocimientos presentan el tema como una colección de datos estáti-
cos, con pobreza de ilustraciones, sin analogías y sin metáforas.
6. Educar para la vida. El profesor debe enseñar para transferir, es decir, educar
para la vida. Mas ¿qué quiere decir transferir? Significa aprender algo en una
circunstancia determinada y aplicarlo en otras diferentes. Este concepto está
cerca de la inteligencia práctica de Sternberg. Supone apreciar la relación entre
la ejecución favorable de hoy y la necesidad del mañana. Se enseña a leer no
para que los alumnos sean capaces de leer textos escolares únicamente, sino
para que puedan también interpretar documentos muy diversos durante toda
su vida. La dificultad que experimentan los alumnos en la aplicación de lo
aprendido a otras situaciones nos conduce a preguntarnos, ¿cuáles son los
mecanismos que se precisan para que se realice la transferencia? En opinión de
algunos autores, básicamente son tres: a) comprensión profunda de lo apren-
dido; b) adecuada integración de la información nueva con las experiencias y
conocimientos previos; c) insinuación constante sobre los aspectos más rele-
vantes de cada tema. La transferencia no es tan automática, como en un prin-
cipio se pensaba, sino que debe ser objeto de enseñanza directa (Taba, 1962).
108 INTELIGENCIA Y PERSONALIDAD EN LAS INTERFASES EDUCATIVAS
contrario, el que las considera fijas y nada puede hacer para cambiarlas (indefen-
sión aprendida), probablemente manifieste una actitud negativa al cambio, viva
en una permanente ansiedad, tenga miedo a que las actividades dejen al descu-
bierto su escasa inteligencia y evite aquellas en las que pueda cometer errores.
Estas características minimizan el crecimiento cognitivo y afectivo/motivacional.
Hay estudiantes que son felices con un aprendizaje superficial; otros exigen un
trabajo educativo más profundo.
¿Cuáles son los rasgos de un buen pensador? La psicología cognitiva le atri-
buye, entre otros, los siguientes: a) ser de mente abierta y aventurera: explora
alternativas, genera opciones, etc; b) tener curiosidad intelectual: pregunta, prue-
ba, identifica problemas y alerta la presencia de la anormalidad; c) querer clarifi-
car y entender: establece relaciones virtuales, crea conceptos, etc.; d) actuar de
manera estratégica: busca metas, ejecuta planes y obtiene resultados; e) ser cui-
dadoso intelectualmente: es preciso, organizado y previene errores; f) tender a
evaluar toda actividad: valora lo hecho y exige justificación; g) trabajar según los
principios metacognitivos: es consciente de sus actos, monitoriza la dirección del
propio pensamiento y ejerce control sobre los procesos mentales.
Pero una persona con capacidad para ser un buen pensador también puede
fallar por carecer de: a) motivación; en este aspecto el individuo interno tiene más
recursos que el externo; b) control de la impulsividad, pues ésta tiende a dificul-
tar el trabajo más que a mejorarlo; el rasgo típico de los inteligentes es su habi-
lidad para controlar las respuestas impulsivas (Thurstone, 1924); c) perseveran-
cia cuando las cosas no van por el camino adecuado; d) control en el uso de la
habilidad apropiada; e) capacidad para trasladar el pensamiento a la acción y com-
pletar las tareas y seguirlas; f) orientación productiva; g) equilibrio emocional y
sentimientos variados y positivos.
La integración de las características del profesor con las de los alumnos pue-
den dar una situación ideal para compartir, como diría Feuerstein, las intencio-
nalidades educativas y es precisamente en esta participación donde se podrá
observar el trabajo conjunto de la cognición y de la personalidad de ambos.
bore sus propios planes de futuro (figura 2.5). La escuela centrada en el estu-
diante evalúa su desarrollo de varias maneras, en un ambiente creativo y de estí-
mulo constante a indagar lo nuevo.
Dada la naturaleza compleja del pensamiento y de la enseñanza no parece
aconsejable, sin embargo, máxime en estos momentos en que la investigación al
respecto es escasa, defender unas técnicas y descartar otras; la postura de la sín-
tesis o de aprovechar lo bueno de todas las sugerencias que presenta la ciencia
quizá sea la más acertada; por ello, en cada realidad educativa conviene analizar
y elegir una o varias estrategias. No obstante, lo importante es ver la enseñanza
del pensamiento como posible y deseable y, con el tiempo, se habrá logrado que
los estudiantes salgan de la escuela con un mejor funcionamiento cognitivo y de
personalidad, como seguramente ocurrió con otras aptitudes educativas, por
ejemplo la lectura. El convencimiento de la mejora conducirá a descubrir méto-
dos más eficaces en el futuro. Hoy en día pocos estudiantes están todavía expues-
tos a alternativas de enriquecimiento cognitivo en forma de programas, de
metodología de la infusión y de reestructuración de proyectos de centro según
una teoría, lo cual indica que en este aspecto queda mucho por hacer.
Responder a los retos que la sociedad presenta a la educación exige el traba-
jo de profesores equilibrados emocionalmente y preparados en capacidades,
estrategias y conocimientos. El discernimiento profundo de la organización del
currículo les permitirá evitar ser una isla perdida en la continuidad del sistema
educativo. Que la actitud de los profesores está cambiando, mejorando, se obser-
va en el creciente interés que manifiestan por las teorías de la inteligencia y, en
menor medida, por las de la personalidad, debido, en parte, a que este fenóme-
no es menos conocido. Como principios generales, los educadores deben procu-
rar: mantener la motivación de sus alumnos en las metas educativas (convendría
recordar lo que decía Gardner: es más fácil frustrar al joven talento que estimu-
lar su crecimiento); trabajar con tareas que permitan a los estudiantes percibir o
experimentar su competencia; explicar las destrezas que precisen, cuándo, dónde
y cómo usarlas; transferir poco a poco su responsabilidad al alumno; enfatizar en
la construcción del significado de la información y en la resolución de proble-
mas; instruir en cognición y en metacognición y enseñar estrategias generales
que puedan aplicarse en disciplinas específicas.
De igual manera, no se debe tener miedo de exigir académicamente a los
alumnos y de comprometerlos intensamente en las actividades escolares, de
modo que dejen de ser cómodos receptores pasivos y pasen a ser verdaderos artí-
fices de sus logros, reflexionando sobre los motivos que les impulsan a ir a la
escuela y comprendiendo que el aprendizaje consiste en adquirir nuevos conoci-
mientos con distintas perspectivas, mediante las cuales la mente se enriquece y
otorga un significado más profundo a las diversas situaciones. Los estudiantes,
así como los profesores, deben estar activamente implicados en decidir lo que
aprenden, cómo lo aprenden y si los objetivos se han alcanzado de hecho, en
atender la actividad metacognitiva y en reflexionar más sobre sí mismos
(Gardner, Kornhaber y Wake, 1996).
112 INTELIGENCIA Y PERSONALIDAD EN LAS INTERFASES EDUCATIVAS
Capacidades
Contenidos
ENSEÑANZA
I
*
* *
E P
La actitud positiva del docente y del alumno son esenciales para que las inter-
venciones dirigidas a enseñar las capacidades del pensamiento sean eficaces. Se
aprecia que la persona reflexiva está mejor equipada para manejar su vida y ajus-
tarse efectivamente a la realidad existente que aquella otra que no piensa. Muchos
problemas que presenta la vida diaria son de naturaleza personal. Estos argu-
mentos justifican la enseñanza de procesos cognitivos además de los contenidos
culturales. La falta de capacidad para saber pensar puede interpretarse como una
carencia importantísima de la humanidad semejante a la ignorancia de los que no
saben leer ni escribir.
ENSEÑAR PARA INCREMENTAR LA INTELIGENCIA Y LA PERSONALIDAD 113
Se cierra el capítulo II con el logotipo ampliado del mensaje que se quiere dar
con este trabajo: la presencia de la inteligencia y de la personalidad en las metas
educativas orientadas a la mejora de capacidades y al logro de contenidos signifi-
cativos (figura 2.5). Estas metas son consecuencia de la idea de que aquellos cons-
tructos son mejorables, aunque sea en un modesto pero loable grado. La ciencia
de la inteligencia y de la personalidad enseñables es todavía joven.
114 INTELIGENCIA Y PERSONALIDAD EN LAS INTERFASES EDUCATIVAS
Anexo
METODOLOGÍA DE LA INFUSIÓN
Estructura de una lección
OBJETIVOS
Proceso
Los estudiantes aprenderán a valorar opciones, sus consecuencias y la
importancia de éstas en la toma de decisiones. Apreciarán también la nece-
sidad de disponer de información confiable.
Contenido
Los estudiantes conocerán diferentes fuentes de energía, su disponibi-
lidad, renovación e impacto en el ambiente.
MÉTODOS Y MATERIALES
Proceso
Se realizarán preguntas estructuradas sobre las opciones y sus conse-
cuencias. Se utilizará una matriz de datos que guíe al alumno en el proceso
de toma de decisiones y en el aprendizaje cooperativo.
Contenido
Los alumnos utilizarán el libro de texto para el tema de la energía. Se
recomendará un trabajo adicional para profundizar en el mismo.
* ¿Por qué a todos nos preocupa el tema de la energía? Posibles respuestas: gas-
tamos mucha, principalmente en forma de petróleo, dependemos de otros
países y quizá un día se pueda agotar. Necesitamos de ella cada vez más.
La gasolina es un problema: contamina el ambiente, es muy cara y puede
dañar la salud.
* ¿Qué otras fuentes de energía tenemos? ¿Cuál debería ser nuestra principal fuen-
te? Quizá en la actualidad sea el petróleo; sin embargo, podéis pensar en
otras posibles e intentar decidir cuál será la mejor. Trabajad en grupo y
haced una lista de todas ellas tratando de incluir alguna fuente de ener-
gía que resulte original.
116 INTELIGENCIA Y PERSONALIDAD EN LAS INTERFASES EDUCATIVAS
* En una breve puesta en común, cada grupo citará una fuente de energía,
cómo se genera, problemas que plantea, etc. Se les preguntará sobre las
energías no usuales que hayan podido mencionar y qué conocen de ellas.
Posibles respuestas: nuclear, solar, magnética, eólica, geotérmica, etc.
FACTORES RELEVANTES
Solar
Nuclear
Preguntas
no contes-
das.
* Terminada la matriz, se les puede pedir que pongan una cruz en los fac-
tores más relevantes de cada opción y que encierren en un círculo los más
importantes. Deben razonar por qué marcaron la cruz o el círculo. Cada
grupo presentará y explicará el trabajo a la clase y colocará su matriz en
el tablón.
* Se trabajará de nuevo en grupo y se decidirá qué fuente de energía podría
considerarse la mejor a la luz de la información proporcionada por las
matrices de toda la clase y por qué. Se les preguntará, ¿podrían ser impor-
tantes los factores no contestados? ¿por qué? Los grupos presentarán sus tra-
bajos a la clase. Esta lección se puede terminar con la asignación de un
trabajo de investigación sobre las preguntas no contestadas.
Periódicamente, cada grupo informará a la clase sobre los progresos en el
estudio que están realizando.
* ¿Cómo llegaste a optar por una determinada fuente de energía? Escribe paso a
paso el esquema mental que seguiste. Los alumnos mostrarán a la clase sus dia-
gramas o esquemas, que, en líneas generales, deberían incluir el mapa
cognitivo presentado en la introducción.
* ¿Hubo alguna parte de la actividad que te resultó más difícil?, ¿por qué?, ¿cómo
podrías seguir el esquema de toma de decisiones de una manera más fácil?
* ¿Qué opinas sobre este esquema que has empleado para tomar decisiones? ¿Te
parece útil? ¿Qué ventajas e inconvenientes tiene? ¿Quieres proponer otro tipo de
estrategia? Posibles respuestas. Ventajas: nos ayuda a pensar sobre dife-
rentes alternativas de energía, es una guía para razonar de manera orga-
nizada sobre cualquier tema, mejora la confianza sobre la bondad de la
decisión tomada, nos permite participar activamente en el tema, etc.
Desventajas: requiere excesivo tiempo y mucha información.
* Compara tu manera habitual de tomar decisiones con la que hemos utilizado en
la clase. Sería conveniente que, por grupos, los estudiantes reflexionasen
durante unos minutos sobre la seguridad que proporciona y las posibili-
dades de continuar utilizando este esquema en otras situaciones.
APLICACIÓN
* Elige una decisión que tienes que tomar pronto y trata de seguir el mapa
cognitivo utilizado en esta lección. Pregunta a tus padres si también ellos
están en estos momentos valorando alguna decisión importante. Si es así,
propónles tu esquema por si desean aplicarlo.
EVALUACIÓN
Los alumnos pueden escribir su experiencia personal sobre los pasos que
han seguido para tomar una decisión determinada. El aprendizaje de los con-
tenidos podría evaluarse con la calidad de las tareas realizadas en clase, el tra-
bajo de investigación y su defensa. Sería aconsejable que cada alumno mani-
festase por escrito su opinión sobre el nivel alcanzado en los objetivos pro-
puestos en esta lección.
La autorregulación: Enlace
entre variables cognitivas y
3 afectivo/motivacionales
1. ALCANCE DE LA METACOGNICIÓN
que el alumno puede poseer en mayor o menor grado y que condicionan su apro-
vechamiento en las tareas de aprendizaje se consideran mejores indicios de pre-
dicción del rendimiento académico que la capacidad mental general medida por
los tests psicométricos tradicionales (Boekaerts, 1995).
Dimensiones de la ARA
Según Zimmerman, la cuestión del cómo los estudiantes realizan la ARA tiene
que ver principalmente con los métodos que utilizan durante dicho proceso. Para
estimular esta dimensión tan importante en la práctica educativa, se aconseja que
las situaciones de la tarea sean tales que los discentes puedan seleccionar la téc-
nica que mejor les ayude a ser eficientes en el momento de aprender y garantice
también mejor el éxito en el trabajo. Las técnicas o estrategias fundamentales de
la AR son de naturaleza metacognitiva y entre ellas destaca la planificación de las
condiciones óptimas en el transcurso del proceso, que incluye: organizar y
secuenciar las acciones futuras, pensar acerca de qué método será el más adecua-
do y en consecuencia elegirlo, distribuir los recursos mentales y el tiempo, pre-
ver dificultades o identificar áreas donde los errores sean más probables y revisar
los estados de ánimo para llevar a cabo la actividad. Así, si un estudiante tiene
varias tareas para hacer, conviene que las agrupe, ordene, piense si sabe hacerlas,
cuándo realizarlas, se motive para ejecutarlas, etc. Se sabe que el dominio de estas
estrategias metacognitivas y el conocimiento de cuándo y dónde usarlas influyen
positivamente en el aprendizaje. Además, no sólo se necesita poseer un abanico
extenso de tácticas, sino que la experiencia debe conducir a utilizarlas de manera
LA AUTORREGULACIÓN: ENLACE ENTRE VARIABLES COGNITIVAS Y AFECTIVO/MOTIVACIONALES 125
bajo rendimiento apenas hacen uso de los subprocesos que implica la AR y que
los retardados mentales, mayormente, carecen de los mismos. Las dimensiones
expuestas recogen las características de la definición de ARA ofrecida por Schunk
y Zimmerman (1994) en su libro Self-regulation of learning and performance, que
dice así: “es el proceso por el cual los estudiantes activan y mantienen cognicio-
nes, afectos y conductas, los cuales están sistemáticamente orientados hacia el
logro de sus metas” (p. 309). Como se ha visto a lo largo de estas páginas, la AR
y la motivación impulsan y tienen un gran impacto en el proceso enseñan-
za/aprendizaje.
Boekaerts (1996) propone una teoría de la ARA integrada por dos sistemas
diferentes, aunque complementarios: el cognitivo y el motivacional. Ambos
constituyen las dos caras de una misma moneda. El aprendizaje, en opinión de
esta autora, es esencialmente un proceso dirigido a metas, y es esta dirección la
que se intenta controlar con la AR. La proposición, como la misma Boekaerts la
valora, es un instrumento heurístico y no un resumen de hallazgos empíricos. Por
medio de ella, Boekaerts aspira a describir, y si es posible explicar, el proceso a
través del cual la ARA se desarrolla en algunos alumnos, mientras que en otros
no. Fundamenta su teoría en los diferentes tipos de conocimientos previos que el
estudiante tiene disponibles en un momento dado y que se consideran elementos
básicos y poderosos de la AR. Estructura el modelo en seis componentes –tres de
los cuales representan la regulación cognoscitiva y el resto, la motivacional– y los
presenta organizados en tres niveles jerárquicos: el de conocimientos específicos
(inferior), el de estrategias (medio) y el de las metas (superior). Tanto las varia-
bles cognitivas como las motivacionales repercuten directamente en el esfuerzo
que demanda la tarea y en la ejecución de la misma. A continuación, se analiza
cada uno de los dos aspectos que configuran el modelo (figura 3.2).
Aspecto metacognitivo
2. Estrategias cognitivas. Son las operaciones mentales o tácticas que los estu-
diantes utilizan durante su experiencia de aprendizaje. El alumno que regula
su aprendizaje es consciente de por qué o cuándo debe usar una técnica y no
otra, incluso puede ser capaz de descubrir errores entre sus apreciaciones y las
demandas de la tarea. Algunas de las estrategias más empleadas son: atención
selectiva, memorización, elaboración de relaciones, organización de la infor-
mación, formulación de preguntas, aplicación de reglas, etc. Su elección
dependerá del tipo de material de que disponga, del grado de familiarización
que se tenga con el mismo y de las características personales, entre otros fac-
tores. No obstante, es conveniente recordar que los alumnos prefieren usar sus
estrategias habituales antes que aplicar otras nuevas. Para que adopten regu-
larmente una táctica recién aprendida, el profesor debe crear ambiente de
aprendizaje propicio, asesorarles sobre su conocimiento y favorecer su prácti-
ca hasta que consigan cierto grado de automatización y de confianza en su efi-
cacia (componente 2).
Aspecto metamotivacional
AUTORREGULACIÓN
ESTRATEGIAS ESTRATEGIAS
METACOGNITIVAS METAMOTIVACIONALES
3 6
ESTRATEGIAS ESTRATEGIAS
COGNITIVAS MOTIVACIONALES
2 5
* Atención selectiva. * Generar deseos para aprender.
* Memorización. * Controlar emociones.
* Elaboración. * Atribuciones internas o externas.
* Organización. * Evitar el esfuerzo.
* Aplicar principios y reglas. * Pedir ayuda.
DOMINIO DE CREENCIAS
CONTENIDOS MOTIVACIONALES
1 4
Conectar ideas
PROGRAMAS DE INTERVENCIÓN
METODOLOGÍA DE LA INFUSIÓN
1. Proporcionar a los estudiantes oportunidades de aprendizaje en las que se pueda evidenciar que
el esfuerzo empleado en ellas fue una ayuda relevante para alcanzar el éxito.
2. Practicar suficientemente las estrategias que se están aprendiendo antes de esperar o exigirles que
las usen o transfieran a otras situaciones. No olvidar, de ningún modo, que cuando una estra-
tegia resulta difícil de adquirir, esta contrariedad también afectará a su uso posterior, al ser más
dificultosa su interiorización y automatización. De esta manera, con la ejercitación reconocerán
y asumirán la importancia del comportamiento estratégico.
3. Tratar de cambiar algunas predisposiciones negativas hacia el aprendizaje, por ejemplo, “aprender
es arduo incluso para los más capaces”, o “el conocimiento es relativo, lo que hoy sirve maña-
na no es necesario, ¿para qué estudiarlo?”
4. Analizar con los alumnos su nivel de conciencia en la monitorización de sus ejecuciones, pues
muchas veces actúan de manera superficial centrándose en detalles irrelevantes.
5. Reconocer verbalmente las conductas autorreguladoras que se observan en el aula. Por ejemplo:
“observo que estás haciendo un plan de acción”, o “esto es un ejemplo de colaboración”. A
veces, esta estrategia permite comentar y clarificar las expresiones reflexivas.
6. Utilizar organizadores o esquemas de preguntas que les orienten y comprometan en las habili-
dades de autorregulación. Por ejemplo: “¿qué proceso has utilizado en la tarea?, ¿qué pasos has
seguido?, ¿qué estrategia ha resultado más eficaz?, si emplearas estos mismos procedimientos
en otras situaciones, ¿cómo los planificarías?”
7. Actuar siempre como un modelo metacognitivo, ésta es una de las estrategias más efectivas. El pro-
fesor muestra de forma directa los procesos y pasos de su pensamiento cuando razona, se enfren-
ta a un problema y toma decisiones.
8. Paralizar la actividad en determinados momentos y pedir a los alumnos que se detengan, que
se distancien de lo que están haciendo y se concentren en una reflexión personal (“¿qué ocurría
en tu mente cuando pensabas en...?”); sugerirles que esbocen resúmenes, redacten opiniones
sobre su trabajo, estados de ánimo, etc.
9. Formularles preguntas idóneas que les impulsen a pensar sobre sus procesos cognitivos y moti-
vacionales. Que la clase sea un auténtico diálogo metacognitivo en el que los alumnos tengan
la oportunidad de hablar y escribir sobre los procesos que han practicado.
Reconocer
Diseñar Clarificar
Seleccionar Definir
Proponer Evaluar
Precisar metas
MONITORIZACIÓN
Ajuste Tiempo
Detección Recursos
Experimentación
LA AUTORREGULACIÓN: ENLACE ENTRE VARIABLES COGNITIVAS Y AFECTIVO/MOTIVACIONALES 139
2. Los problemas diarios parecen estar estructuralmente mal definidos; no así los
de los contenidos del currículo.
140 INTELIGENCIA Y PERSONALIDAD EN LAS INTERFASES EDUCATIVAS
Fase intermedia
Evaluación
Revisión
NO
Solución Más
total información
SI
Evaluación
final
3. En las situaciones de la vida, no está claro cuál pueda ser la información rele-
vante, ni dónde encontrarla; en la escuela, se ofrece al alumno la información
completa y de forma explícita.
AUTORREGULACIÓN Y TRANSFERENCIA
“Historia del país”, o lejanos, temas de otras asignaturas, como Ciencias Naturales.
La eficacia de estas relaciones depende, en gran medida, de la profundidad con la que
se haya comprendido el contenido. Vosniadou (1992) ha demostrado que los estu-
diantes no aplican la información aprendida porque la dejan implícitamente alma-
cenada y no la sitúan en su repertorio habitual (como diría Boekaerts, no la fijan en
los componentes 1 y 4). El transfer de “estrategias” exige mucha práctica, guiada pri-
mero e independiente después, con contenidos semejantes y diferentes, hasta conse-
guir experiencias múltiples en distintas situaciones. Ver similitudes y diferencias
entre procedimientos no es tan obvio y resulta difícil su comunicación y aprendiza-
je, tanto para el profesor como para el alumno. Finalmente, la transferencia de “con-
ductas” y de “actitudes”, también se convierte en un reto importante para el sujeto.
Cuando la semejanza entre las experiencias de la clase y las de la vida son parecidas,
el problema disminuye y la distancia se acorta.
La pregunta de a dónde, está relacionada con las distancias entre lo aprendido
y la nueva información. Los psicólogos han distinguido entre transfer cercano y
lejano. El primero significa aplicar el conocimiento o capacidad en circunstancias
muy similares (misma asignatura), mientras que el segundo implica un salto
grande (otras asignaturas) o muy grande (vida fuera de la escuela). El cómo es toda-
vía una incógnita para la ciencia. Hace referencia a los mecanismos que ayudan o
se relacionan con el proceso. La investigación sugiere algunos: a) las similitudes
perceptivas fomentan la conexión entre las situaciones; b) la combinación de la
práctica con la novedad, como ocurre en la inteligencia experiencial; c) cuando el
transfer es lejano se requiere el razonamiento abstracto para aplicar principios
generales a situaciones específicas (inteligencia componencial); d) el modelado,
en el que se visualizan casos concretos de transferencia; e) la utilización de un feed-
back constante entre las asignaturas y entre la escuela y la vida.
Es razonable pensar que cuanta más información tenga una persona sobre su
propio funcionamiento cognitivo y sobre el camino que ha de seguir para apli-
carlo a varias tareas, mayor será su capacidad para extender lo aprendido y apli-
carlo a nuevas situaciones. También, es interesante observar cómo los estudiantes
autorreguladores consiguen con la transferencia mayor éxito en su aprendizaje.
Si el transfer es tan importante y todos los teóricos coinciden en que debe ser
objeto de una atención especial, esto es, ser enseñado explícita e intencionada-
mente, ¿por qué se hace tan poco por conseguirlo? Quizá sean la falta de tiempo
y el escaso énfasis que todavía algunos educadores conceden a la reflexión en sus
clases las causas fundamentales de la dificultad que experimentan los estudiantes
para transferir. A estos motivos hay que añadir el hecho de que no aplican fácil-
mente las estrategias y el conocimiento conceptual recién adquiridos, entre otras
razones porque: a) lo nuevo tiende a competir con la información previa (interfe-
rencia), requiere más esfuerzo para ser utilizado y, por lo tanto, motiva menos
para su empleo; b) el aprendizaje de cómo hacer alguna cosa no engendra el
entendimiento inmediato de cuándo y dónde puede utilizarse (el conocimiento
procedimental no es suficiente, sino que es necesario también dominar el condi-
cional); c) aprender cómo llevar a cabo una estrategia no implica la utilidad de la
misma ni el conocimiento de cómo adaptarla y usarla en otras circunstancias.
La enseñanza del transfer exige del profesor, mínimamente, que: a) en el
momento de la planificación se pregunte, ¿qué contenidos, conductas y capaci-
dades son potencialmente transferibles?, ¿cómo los alumnos podrán utilizarlos en
otras situaciones?; b) destaque, a lo largo de su intervención, el carácter práctico
de lo que está enseñando (inteligencia práctica de Sternberg); c) conceda tiempo
a los estudiantes para que puedan practicar e interiorizar lo aprendido. En otras
palabras, enseñar el transfer es educar para la vida. Mas, ¿por qué es la transfe-
rencia tan necesaria? Se necesita de ella para que la educación alcance las metas
que se le han asignado, es decir, tenga el impacto que se desea y que se sueña.
¿Para qué enseñar a pensar?, ¿para reflexionar sólo sobre los textos escolares o para
pensar siempre antes de actuar? La educación que no logra algún nivel de trans-
ferencia no merece la pena ser impartida porque no enseña para el después.
La investigación demuestra que a los profesores les resulta fácil reconocer a los
alumnos metacognitivos y que normalmente coinciden sus valoraciones con las
de los propios estudiantes, de ahí que exista bastante bibliografía sobre cuáles son
los rasgos esenciales de los sujetos autorreguladores. Como ya se ha sugerido, este
rico nivel de descripción contrasta con las deficiencias todavía existentes respec-
to a la explicación del fenómeno (Zimmerman y Martinez-Pons, 1988). Se pre-
senta a continuación una recapitulación de las peculiaridades más relevantes de
los escolares con marcada capacidad autorreguladora:
ambiente, están muy situados en el aula, en sus métodos, tipos de tareas, exi-
gencias del profesor, etc. En general, son conscientes de lo que conocen, de lo
que creen, de lo que sienten y de las diferencias que conllevan estas distintas
clases de información. La combinación de expectativas positivas, motivacio-
nes intrínsecas y estrategias eficaces en el momento de resolver problemas es
virtud propia de los aprendices autorreguladores.
4. Los estudiantes que pueden regular el aprendizaje son aquellos que tienen
capacidad para: a) ejercer control sobre dimensiones diferentes del proceso de
aprendizaje, que incluyen la selección, combinación y coordinación de estra-
tegias; b) repartir los recursos entre los diferentes aspectos del proceso de
aprendizaje, sin distorsión personal; c) monitorizar sus compromisos en rela-
ción con las metas, identificar desviaciones del camino que ellos planificaron
y, si los obstáculos aumentan, modificar o reajustar, si es menester, las metas
iniciales, siempre con disciplina; d) valorar las estrategias utilizadas en fun-
ción de las metas y revisar el dominio del conocimiento y de las creencias
sobre su competencia.
Robert Sternberg, es uno de los teóricos que defiende que las diferencias entre
alumnos capaces y no capaces las marca la metacognición y rechaza, de este modo,
la idea de que ser inteligente es ser rápido. Estima la resolución de problemas
como la clave del éxito personal y social. Los metacomponentes, en su teoría,
están cerca de los procesos de planificación y monitorización y son prevalentes en
el funcionamiento intelectual.
Los generalistas, por el contrario, insinúan que la AR está gobernada por pro-
cesos metacognitivos generales y por operaciones mentales específicas. Pero es la
conciencia del dominio global la que influye en la AR, más que los conocimientos
singulares. Los teóricos que siguen las pautas del procesamiento de la información
apoyan esta interpretación (Brown 1987; Pressley, Borkowski, Schneider, 1987).
Si la hipótesis del dominio específico fuese correcta y exclusiva, uno no espera-
ría correlaciones significativas entre las diferentes tareas. El grado en el que las
medidas de monitorización eficiente se relacionan a través de dominios concretos
proporciona una ventana de comunicación dentro de la estructura de las capacida-
des cognitivas. Si la hipótesis general fuese válida se daría una asociación alta entre
los resultados de la monitorización en áreas diferentes. Los puntajes de este tipo,
que se obtienen con frecuencia, podrían ser aceptados como prueba de una capaci-
dad metacognitiva central que contribuye a la monitorización de los dominios
específicos.
Sin embargo, las tendencias últimas parecen acercarse a la síntesis, a pesar de
que existen unas investigaciones que pretenden soportar que la monitorización está
relacionada con la ejecución en tareas concretas y otras que afirman los mecanismos
globales. Autores como Pressley (1995) sostienen que la AR puede implicar cono-
cimientos generales y específicos. Se puede adquirir, primero, un conocimiento
específico; después, su correspondiente conocimiento condicional sobre cuándo y
dónde usarlo y, por último, lograr el metacognitivo, que permite aplicarlo a múl-
tiples situaciones. Cerca de esta comprensión se encuentra la postura de Winne
(1995a), quien afirma que la AR es inherente y universal al aprendizaje, pero que
puede variar en sus formas según el tipo de conocimiento. La experiencia de moni-
torizar dentro de dominios específicos, gradualmente se unifica hasta llegar a ser
un fenómeno general que se extiende a todas las actividades cognitivas. Parece ser
que los estudiantes capaces primero adquieren conocimientos estratégicos específi-
cos dentro de un dominio, después los usan para desarrollar el metaconocimiento
condicional y, finalmente, de forma eventual construyen metaconocimientos estra-
tégicos generales, que son aplicables a todas las disciplinas (Borkowski y
Muthukrishna, 1992). Según Pressley et al. (1987) las capacidades metacognitivas
autoconstruidas aparecen en situaciones específicas, participan lentamente en el
desarrollo cognitivo/motivacional, están precedidas de habilidades de monitoriza-
ción moduladas y se exteriorizan sólo después de considerables esfuerzos y prácti-
cas; también implican una integración implícita y explícita con otras capacidades
a través de los diferentes conocimientos.
Queda patente que todavía se precisa bastante investigación para entender el
papel de los procesos generales y específicos en la ARA y su relación con el cons-
tructo, más amplio, de la metacognición. Su estudio proporcionará la prueba inicial
que afianza la superioridad de los procesos de dominio general sobre los específicos.
cuando se trabaja socialmente. Parece existir certeza para ambas tendencias. Los
partidarios de que la AR es eminentemente individual (Winne, 1995a) revalori-
zan el papel del “diálogo” personal (feedback interno) en dicho proceso; no obs-
tante, el coloquio personal puede darse también en grupo. Es cierto que los auto-
res de esta corriente interpretativa son menos numerosos que los de la social, por
ello se mencionarán algunas ideas que sostienen que la AR puede ser enriqueci-
da con el aprendizaje cooperativo.
El origen del pensamiento, para los que se inclinan por la dimensión social,
se encuentra, lógicamente, en la interacción humana. Es una captación, no cabe
duda, consistente con la teoría de Vygotsky (1978) y con la del desarrollo cogni-
tivo social de Bruner (1986). Nadie resuelve un problema solo, puesto que lo
hace a la luz del conocimiento de las operaciones cognitivas aprendidas de y con
otros; incluso las tareas de casa, aunque se realizan de manera individual, indi-
rectamente están relacionadas con la reciente instrucción recibida en presencia de
otros y muchas veces son el producto de una deliberación grupal previa. Así que,
el estudiante que parece estar trabajando en solitario, no lo está, puesto que pien-
sa a la luz de la información recibida en clase. En la AR grupal los participantes
comparten la unidad de tiempo, el lugar, la acción, la intención y las metas; las
respuestas pueden ser diferentes y enriquecer la propuesta común a la tarea.
Con esta consideración, resulta fácil asumir que la AR que surge en un ámbi-
to social tiene un campo de proyección más amplio y hasta más profundo. Con el
compañero y con el profesor, se puede ir más lejos que trabajando solo y se puede
conseguir un impacto relevante. En este caso, la AR, como otros procesos psico-
lógicos, es mediada socialmente. El papel del entorno en el funcionamiento cog-
nitivo y afectivo/motivacional es evidente e importante en el desarrollo global del
individuo.
Debe admitirse que no se han examinado todas las facetas de la ARA, aun-
que sí se ha procurado demostrar dos postulados básicos: primero, que la inves-
tigación avanza hacia una explicación teórica extensa y firme de la metacogni-
ción; segundo, que es posible enseñar a los estudiantes los procesos y las estra-
tegias de la AR porque dependen del conocimiento, el cual, dice la experiencia,
se acumula y mejora; por lo tanto, la AR debería convertirse en una meta pri-
mordial del proceso de enseñanza/aprendizaje, siempre de la mano de la transfe-
rencia y de la educación para la vida. Finalmente, es oportuno concluir razonan-
do la idea de que todos estos aspectos son un puente más entre la inteligencia y
la personalidad.
En primer lugar, se piensa que el modelo de la autorregulación del aprendi-
zaje de Boekaerts (1996, 1997) ha representado un avance indiscutible en el estu-
dio científico de este fenómeno psicológico, tanto a nivel teórico como empírico,
porque plantea la necesidad de investigar simultáneamente el mayor número de
variables para averiguar sus relaciones dinámicas. Existe un interés general por
tratar los estudios a través de diseños longitudinales en los que se analice la AR
148 INTELIGENCIA Y PERSONALIDAD EN LAS INTERFASES EDUCATIVAS
Capacidades
Contenidos
ENSEÑANZA
I
*
Cognición
REGU-
LACIÓN
* *
E P Motivación
En segundo lugar, se ha visto que las mismas estrategias que enseñan la inte-
ligencia y la personalidad favorecen la autorregulación, esto es, los programas
específicos y la metodología de la infusión o enseñanza de capacidades en la ins-
trucción del currículo promueven la AR. ¿Por qué la metacognición es tan im-
portante en las clases? Básicamente porque tiene que ver con el punto de vista
constructivista de la instrucción. Este enfoque concibe al estudiante como un
sujeto eminentemente dinámico que de continuo está contrastando la informa-
ción que recibe con sus conocimientos previos para dar sentido al aprendizaje y
que actúa como un ser consciente de lo que comprende, de las estrategias que uti-
liza, de la operación mental que requiere la actividad y también de lo que le falta
para alcanzar un aprendizaje más profundo. Luego la cognición y la metacogni-
ción son necesarias en la construcción del significado; sin reflexión metacogniti-
va y sin capacidades autorreguladoras no puede aplicarse lo aprendido a nuevas
tareas o situaciones.
LA AUTORREGULACIÓN: ENLACE ENTRE VARIABLES COGNITIVAS Y AFECTIVO/MOTIVACIONALES 149
esas expectativas e infiere que existe una contestación apropiada para cada tarea.
Asimismo, el trabajador, uno más en la cadena laboral, sabe que su radio de
acción es muy estrecho y que la eficiencia de lo que hace depende de la automa-
tización de aquello que para él es una pesada y odiosa rutina.
El coste educativo y social de valorar la creatividad como un regalo esotérico
es excesivamente grande. Muchos individuos no se comprometen en el desarrollo
de su potencial creativo porque han interiorizado la creencia y llegado al conven-
cimiento de que carecen de esta capacidad y tienen miedo de asumir el riesgo que
implica actuar de forma original. También este ambiente de exclusividad ha afec-
tado al campo científico, que ha abordado su estudio desde una perspectiva más
bien descriptiva, llena de anécdotas y sin relaciones claras entre la teoría, la expe-
rimentación y la medición; aún en la actualidad la creatividad es un problema
pendiente, no resuelto, ni teórica ni empíricamente, por la psicología moderna.
No obstante, los análisis recientes sobre la misma están clarificando algunas
explicaciones sobre su esencia y contribuyendo a alcanzar una mejor comprensión
de lo que la mente es y puede hacer.
El talento creador, considerado como una cualidad inherente en mayor o
menor grado a todos los individuos, es un componente crítico del proceso ense-
ñanza/aprendizaje y, a su vez, depende de él, porque, como toda capacidad huma-
na, es modificable y sensible a la estimulación procedente del ambiente. Preparar
personas creativas, además de inteligentes, debería constituir un propósito edu-
cativo que se desarrollara a través del currículo escolar y, por lo tanto, que estu-
viera incorporado a los objetivos y a las tareas concretas de cada una de las mate-
rias, incluidas las actividades fuera del aula. Los profesores deben valorar y
fomentar este talento suministrando variedad de experiencias y oportunidades
para que los estudiantes empiecen a aceptar la realidad de que son creativos, de
que poseen un potencial del que no tenían conciencia, lo usen y se beneficien del
mismo. Parafraseando a Gardner (1983) se puede decir que la práctica de las siete
inteligencias es una oportunidad para crecer en creatividad.
La creatividad, como la autorregulación, parece tener una posición interfási-
ca entre la inteligencia y la personalidad porque sus productos implican un pen-
samiento fluido y ágil y una inclinación personal para lograrlos. Algunos autores
la conciben como un proceso cognitivo amplio, cercano a la inteligencia; otros
defienden que la originalidad y flexibilidad, notas esenciales de la misma, son
factores propios de la personalidad más que de la inteligencia. Una postura inter-
media, muy asumida, es la de afirmar que depende de múltiples variables de
naturaleza cognitiva, afectivo/motivacional y ambiental, las cuales se combinan y
entremezclan en el proceso, en el producto y en la persona creativa. La inteligen-
cia y la personalidad van a ser, como se verá, los dos constructos a los que recu-
rren sistemáticamente los científicos para la elaboración de modelos, más des-
criptivos que explicativos, del pensamiento creador.
En este capítulo se recogerán de manera sucinta algunos de los hallazgos más
relevantes sobre lo que es la creatividad, los factores que la determinan, las teo-
rías que intentan explicarla y cómo puede ser mejorada en la educación y, por
extensión, en la vida diaria.
LA CREATIVIDAD: PRODUCTO DE LA INTELIGENCIA, LA PERSONALIDAD Y EL AMBIENTE 153
1. NATURALEZA DE LA CREATIVIDAD
¿QUÉ ES LA CREATIVIDAD?
AUTOR DEFINICIÓN
* Drevdahl (1956) Capacidad para producir contenidos mentales novedosos.
Implica combinar información conocida, transferirla a
situaciones nuevas y trabajar con intencionalidad y direc-
cionalidad hacia una meta.
* Csikszentmihalyi (1990, 1996) Sistema que incluye no sólo al individuo, sino también
factores sociales y culturales, los cuales influyen en el
proceso creador y le ayudan a manifestar sus productos.
* Bransford y Stein (1993) Capacidad para resolver problemas con nuevos procedi-
mientos.
producto es apoyado, reconocido y considerado como valioso por una cultura par-
ticular o por la sociedad en general; d) la diversidad de los productos creativos es
muy amplia (una solución a un problema matemático, el descubrimiento de un
proceso bioquímico, una pintura, un poema, un invento, una organización social
diferente, etc.). Aunque el acto creador puede tener un fin en sí mismo, con fre-
cuencia surge por la presencia de una anomalía en el ambiente, de ahí que algu-
nos autores lo consideren como un elemento esencial de las etapas de la resolu-
ción de todo tipo de problemas (Bransford y Stein, 1993). La mayoría de las cosas
que son interesantes, importantes y humanas son resultado de la creatividad.
En las páginas que siguen, se tendrá ocasión de observar que este constructo
ha sido estudiado por las diferentes perspectivas psicológicas con el ánimo de
explicar y predecir, con mayor o menor éxito, su intrincado proceso.
Como producto
El producto también debe tener alguna función, ser una respuesta apropiada
a determinadas cuestiones que preocupan a la humanidad o a un grupo de perso-
nas y tener cierto valor en relación a un problema definido. Y además de la nove-
dad y de la adecuación debe poseer dos rasgos adicionales: ser un fruto de calidad
y resultar importante. La calidad del producto creativo es juzgada como tal por los
expertos correspondientes y normalmente muestra un alto nivel de elaboración o
tecnología. La importancia del hallazgo sirve para ayudar a valorar la obra en el
momento en que los jueces la cuestionen como tal. Las obras creativas, con fre-
cuencia, en su primer momento son objeto de escándalo y de rechazo, después,
con el tiempo, lo novedoso se puede convertir en “clásico”, es decir, en habitual.
Entre los autores que defienden este parámetro de la creatividad se encuentra
Gardner (1983, 1993), quien la sitúa no a nivel general, sino en campos especí-
ficos. Ser creativo desde el punto de vista musical no es lo mismo que serlo desde
el punto de vista lingüístico; cada inteligencia tiene su propia manera de expre-
sar su originalidad natural. Los productos creativos pueden darse en todos los
campos del saber científico y en todas las edades, pues, como dice Perkins (1981),
los niños son creativos de manera natural y los adultos continúan teniendo esa
capacidad.
Como proceso
2. La incubación es una fase que puede durar minutos o meses y en ella parecería
que uno no está directamente implicado en la situación/problema, es como si
156 INTELIGENCIA Y PERSONALIDAD EN LAS INTERFASES EDUCATIVAS
hubiera dejado de pensar. Los teóricos están en desacuerdo sobre lo que ocu-
rre durante este periodo. La mente consciente se encuentra centrada en otras
realidades o proyectos, pero en el nivel inconsciente los impulsos, las ideas y
las imágenes se combinan y agitan libremente. Wallas afirmaba que la mejor
actividad en esta etapa es el descanso mental y físico, que favorece tanto la
capacidad de reflexión como la producción y sirve para recuperar energía.
Cuando el inconsciente encuentra una respuesta interesante la envía a la rea-
lidad consciente.
4. Por último, la solución debe ser elaborada a fin de observar cómo se aplica y
cuál es su eficacia. Es el periodo de constatación de la respuesta creadora y de
estudiar si cumple con los parámetros de novedad, verdad y utilidad. En este
momento es cuando el creador busca los apoyos y recursos necesarios y escri-
be la novela, realiza el proyecto, demuestra las hipótesis, etc.
Estas fases generales propuestas por Wallas han sido identificadas en los estu-
dios, principalmente biográficos, realizados con artistas y científicos. Sin embar-
go, aunque se cumplan los cuatro momentos descritos en la mayoría de los pro-
cesos creativos, puede darse el caso de que ámbitos específicos requieran combi-
naciones diferentes, incluso la superposición de los mismos; el proceso no es line-
al y excluyente, sino más bien recurrente. Se señala de igual modo que la cuarta
fase ha recibido diferentes denominaciones: los científicos la llaman verificación
y los artistas, evaluación, y que, mientras las fases de incubación e iluminación
parecen espontáneas y no exigen demasiado esfuerzo, la preparación y la elabora-
ción son procesamientos conscientes y arduos; por ello se ha dicho que la creati-
vidad consiste en un 99% de trabajo y sólo en un 1% de inspiración. Aspecto éste
que dificulta un tanto la predicción del acto creador.
Algunos autores señalan que este modelo tradicional de la creatividad no es
completo porque olvida el factor social de la misma o la interacción con otras per-
sonas, matiz muy relevante especialmente en las fases de preparación y elabora-
ción (Feldman, 1988, Perkins, 1988). El proceso creador no parece ser un traba-
jo tan individual ni tan misterioso como Wallas afirmaba, sino que es un fenó-
meno más bien de carácter sistémico (Csikszentmihalyi y Sawyer (1995). En la
actualidad, debido a las sucesivas aportaciones de otros científicos, se han pro-
puesto nuevas elaboraciones de este modelo, que resumen el proceso en tres fases:
una primera de ideación, durante la cual la información nueva interacciona con
la previa y se generan pensamientos totalmente diferentes; una segunda en la que
surgen o se hacen explícitas las ideas más adecuadas y sobresalientes; y una ter-
LA CREATIVIDAD: PRODUCTO DE LA INTELIGENCIA, LA PERSONALIDAD Y EL AMBIENTE 157
Proceso
Ambiente
Producto Persona
Como persona
2. FACTORES DETERMINANTES
* Inteligencia.
Cognitivos * Pensamiento y otros procesos.
* Conocimiento.
* Familia.
Ambientales * Sistema educativo.
* Trabajo.
CREATIVIDAD Y COGNICIÓN
Inteligencia
cuáles de las ideas elaboradas son las mejores y, en consecuencia, llevar a cabo un
reparto eficiente de los recursos; puede ocurrir que un concepto nuevo que pare-
ce interesante no sea el mejor, de ahí que deba ser valorado antes de aceptarse
como alternativa. La experiencia ayuda a ver el problema desde diferentes puntos
de vista y a volver a definirlo utilizando información y estrategias previas ya auto-
matizadas. El tercer aspecto es el de la inteligencia práctica, que interviene en la
presentación del producto creativo al correspondiente ambiente social y cultural.
El concepto de equilibrio es particularmente esencial, porque una idea puede ser
creativa, pero no práctica.
Conocimiento
Paradojas cognitivas
4. La creatividad está asociada con la imaginación e implica llegar a producir algo prác-
tico. Ambos criterios se utilizan cuando se evalúa la creatividad, básicamente
cada nueva idea es un sueño, un pensamiento y es útil por su arraigado sen-
tido de la realidad. Las sugerencias pueden ser imaginativas si el conoci-
miento subyacente se utiliza desde perspectivas diferentes y pueden llevarse
a la práctica porque están fundamentadas en la experiencia integral del exper-
to. Según Schank y Cleary (1995) la creatividad es la adaptación de las estruc-
turas superiores a las situaciones reales, a las cuales no se puede aplicar direc-
tamente.
164 INTELIGENCIA Y PERSONALIDAD EN LAS INTERFASES EDUCATIVAS
CREATIVIDAD Y PERSONALIDAD
Rasgos especiales
Motivación
La persona creativa actúa con una gran motivación intrínseca, siguiendo sus
propias decisiones, valores y necesidades (reto personal). Decide conscientemen-
te continuar su camino hasta llegar a la meta personal, trabaja porque quiere y
disfruta haciéndolo, no porque alguien se lo ordene o imponga. Lo que hace es
para ella un entretenimiento, no una carga. Ahora bien, ¿por qué es particular-
mente beneficiosa la motivación intrínseca? Lo que ocurre es que habitualmente
coinciden las metas motivacionales con los deseos del autor; siguiendo a Maslow
se dirá que la autorrealización es la que une la motivación y la invención, es decir,
el impulso hacia el crecimiento y el desarrollo pleno llevan a la acción. Un crea-
tivo está tan motivado que es capaz de arriesgar las calificaciones académicas, la
profesión, los amigos, la reputación, etc., por lo que él considera más sublime. En
cambio, la motivación extrínseca se valora como un veneno para conseguir el salto
a la producción novedosa. Sternberg y Lubart (1995) y Amabile, Hennessey y
Grossman (1986) observaron que cuando a los niños entre cinco y diez años se les
preguntaba si querían narrar historias, los que confiaban recibir un premio mani-
festaban menos creatividad que los que no lo esperaban. La causa parece estar en
que este tipo de motivación enfatiza los resultados y no tanto los valores y el
camino que hay que seguir para alcanzar la meta.
Sin embargo, como ya se mencionó en el capítulo I, la distinción entre estas
dos clases de motivación no es tan radical. En una revisión de lo publicado acer-
ca de los motivos de actuación encontrados en las personas creativas, Ochse
(1990) cita los siguientes deseos o anhelos: a) obtener un dominio sobre el pro-
blema que ignoran; b) alcanzar inmortalidad a través del trabajo; c) conseguir
dinero; d) probarse a sí mismo y demostrar el resultado a los demás; e) alcanzar
reconocimiento social; f) mejorar en autoestima; g) crear con belleza; h) descu-
brir algo más de las cosas. Algunos de estos deseos, como el de obtener domi-
nio sobre un problema, son claramente intrínsecos; otros, como el de conseguir
dinero, son extrínsecos; y los hay difíciles de caracterizar. Esta lista sugiere que
tanto los motivos intrínsecos como los extrínsecos pueden reforzar la creativi-
dad. Ciertos investigadores han observado que en el mundo de los negocios son
LA CREATIVIDAD: PRODUCTO DE LA INTELIGENCIA, LA PERSONALIDAD Y EL AMBIENTE 167
CREATIVIDAD Y AMBIENTE
El ambiente es otro factor clave en relación con la creatividad por ser ésta,
en parte, el producto de la interacción entre la persona y su entorno. El indivi-
duo innovador se halla inmerso en el ambiente, nunca actúa de forma indepen-
diente; pero al proyectar su potencial, puede encontrar en su medio tanto obs-
táculos como apoyos (Rogers, 1976). Un círculo social ideal debería propiciar la
168 INTELIGENCIA Y PERSONALIDAD EN LAS INTERFASES EDUCATIVAS
Familia
Escuela
Trabajo
A pesar del manifiesto interés por el área de la creatividad en las últimas déca-
das, todavía es escasa la investigación y elaboración teórica, implícita y explícita,
sobre la misma. Las explicaciones implícitas recogen las opiniones que vierten los
individuos al juzgar a las personas que supuestamente desarrollan esta variable,
es decir, cómo las ven y qué aprecian en ellas. Sternberg (1985b) realizó un estu-
dio en este sentido preguntando a personas normales cuáles eran, según ellas, los
atributos esenciales de aquellas a quienes se atribuye una gran capacidad creati-
va. Entre las respuestas obtenidas destacan: esas personas intentan hacer lo que
otros piensan que es imposible, son inconformistas, heterodoxas, cuestionan las
normas sociales, están dispuestas a superar el estándar, etc. Estas estimaciones, en
LA CREATIVIDAD: PRODUCTO DE LA INTELIGENCIA, LA PERSONALIDAD Y EL AMBIENTE 171
INTENTOS TEMPRANOS
ENFOQUE PSICOMÉTRICO
ENFOQUE COGNITIVO
Explicar la anomalía
Teoría de la inversión
4. DESARROLLO DE LA CREATIVIDAD
sus pensamientos en un papel y después los intercambian para que otros los
puedan modificar o enriquecer; modalidad que también ha resultado ser
sumamente efectiva en diferentes actividades escolares. El torbellino de ideas
es, pues, una técnica universalmente utilizada para desarrollar, además de la
creatividad, la tolerancia, la cohesión grupal, la confianza mutua, etc. Se pre-
senta un posible esquema de acción:
TORBELLINO DE IDEAS
11. Cuestionar las cosas, las ideas, las creencias, las situacio-
nes, etc. Los estudiantes son investigadores naturales; debe-
rá usarse esta capacidad para ayudarles a adaptarse y a cam-
biar el ambiente; hay que enseñarles a formular preguntas, a
cuestionarlas y a responderlas imaginativa y reflexivamente.
Saber cómo preguntar es una parte esencial de la inteligen-
cia y es posible que una de las más importantes (Arlin, 1990,
Schank y Cleary, 1995). La manera en que el educador res-
ponde a las cuestiones que le proponen sus alumnos puede
estimular el desarrollo de la inteligencia y de la creatividad
de los mismos.
adaptación al ambiente. Pero lo que más interesa remarcar sobre estas estrategias
es la insistencia de Sternberg en las condiciones ambientales del aula, en la inte-
racción profesor/alumno, en la enseñanza y evaluación directa de la creatividad y
en la adquisición de ciertos rasgos de personalidad que son los que garantizan el
logro último de la misma. El trabajo en grupo puede ser la metodología más ade-
cuada para potenciar el pensamiento complejo, la fusión entre los procesos cog-
nitivos creativos y los críticos, porque, según la frase erudita de Lipman (1997),
“la clase, que es comunidad de investigación, debe ser también de producción
original”.
Capacidades
Contenidos
ENSEÑANZA
I
*
Cognición
REGU-
LACIÓN
* *
E P Motivación
CREATIVIDAD
Experiencia
Novedad
1. LA INTERVENCIÓN VOCACIONAL
vo, se intentará dar una breve reseña del origen y evolución de la intervención
vocacional y presentar un estudio sucinto de las perspectivas psicológicas más
influyentes en este campo. En concreto, se mostrarán las posturas del desarrollo
vocacional de Super, la tipología de Holland, el proceso de anticipación y ajuste
de Tiedeman y O’Hara y el modelo de competencia vocacional de Amundson y
colaboradores.
extraña, de esta tendencia; mas debe reconocerse que todos sus teóricos han acep-
tado, en mayor o menor grado, el papel de la persona como procesador activo de
la información, tanto en el transcurso como en el momento de la elección voca-
cional (Amundson, 1995b). En la actualidad, la presencia cognitiva es más evi-
dente, así se infiere de los trabajos de Bandura (1995), quien destaca que las cre-
encias en la propia competencia afectan significativamente al desarrollo y a la
decisión vocacional, quizá más que los intereses, valores y capacidades del sujeto
(Bandura, 1986; Hackett y Lent, 1992).
Se observa, pues, que la intervención vocacional ha experimentado una pro-
funda evolución, desde la concepción clásica y estática de Parsons hasta la alter-
nativa evolutiva y dinámica surgida a partir de los 60 y representada por Super y
Holland, principalmente, quienes pretendieron crear bases teóricas, programas
de intervención e instrumentos de evaluación relacionados con la profesión.
La teoría de Donald Super (1953, 1976, 1990) se considera una de las más
influyentes y acabadas del desarrollo vocacional. Concibe los aspectos vocaciona-
les como un proceso de aprendizaje que tiene lugar a lo largo de toda la vida de
un individuo, y la ayuda que se le puede ofrecer tiene como finalidad favorecer el
mejor desarrollo de la profesión personal, teniendo en cuenta las diversas etapas
formativas que, como en otras facetas del crecimiento, conducen a la persona
desde una situación dispersa y dependiente a otra centrada y responsable. Este
apoyo debe ser lo menos directivo posible y lo ideal sería que fuese solicitado por
el propio sujeto; de esta manera se plantearía la orientación como un intercam-
bio de información y de ideas. Es el sujeto el que elabora su alternativa profesio-
nal con conocimiento, libertad, seguridad y responsabilidad.
Las características esenciales de la propuesta de Super, eminentemente dife-
rencial y evolutiva, se pueden resumir en cinco puntos:
mente relacionados con sus rasgos personales y también para asumir tareas que
no les resultan tan atractivas o para las que no están preparados. La diferenciación
distingue con mayor o menor claridad a una persona de otra; a los jóvenes nor-
malmente no se les puede diferenciar tanto como a los adultos especializados. La
identidad personal vendría a definirse como la posesión de un perfil claro y esta-
ble de las metas, intereses y talentos. Estaría cerca de lo que podría ser la auto-
rrealización de la propia competencia personal.
Rea Inv
Con Art
Emp Soc
Tiempo
Integración
Transición
ANTICIPACIÓN Inducción
Especificación
Elección
Cristalización
Exploración AJUSTE
196 INTELIGENCIA Y PERSONALIDAD EN LAS INTERFASES EDUCATIVAS
Las subfases del ajuste tienen que ver con los pasos que se hayan de dar para
lograr las metas propuestas; se precisa primero de un lapso de inducción, en el que
el sujeto inicia un trabajo al que se debe adaptar, seguido de un periodo de tran-
sición, caracterizado por la confianza en la organización y por intentar conseguir
de ella una evaluación positiva respecto a la acción de uno mismo. Finalmente, se
produce un equilibrio: integración entre la organización y las actuaciones del indi-
viduo, que puede observarse en el lenguaje que utiliza para describir su trabajo;
esta es una fase de relativa satisfacción personal. Con el tiempo, se puede iniciar
un nuevo ciclo o volver a alguna de las etapas anteriores si el sujeto cambia de
trabajo o de actividad.
A través de estas fases, el sujeto se diferencia de los demás, alcanza una iden-
tidad personal, confirma su yo, confía más en sí mismo, desarrolla su responsabi-
lidad y capacidad de autorregulación, por lo que cada vez ejerce más control y es
más consciente de las decisiones que toma. La vida profesional pasa a ser un pro-
ceso de análisis (diferenciación) y de síntesis (integración) en la vida del sujeto
(metas, planes, motivos, expectativas) y en su interacción con la realidad social,
cultural y económica (Miller-Tiedeman, 1989).
COMPETENCIA VOCACIONAL
variedad de fuentes, considerar todos los aspectos del tema, pensar divergen-
temente, hacer juicios y elaborar planes de acción realizables y efectivos. Sólo
la persona que sabe resolver problemas en situaciones normales puede refle-
xionar claramente bajo circunstancias difíciles.
5. Adaptación flexible. Se refiere a la capacidad que debe poseer toda persona para
defenderse de las estructuras sociales, reaccionar ante los cambios y responder
sin miedo y sin angustia a la incertidumbre.
es, el individuo debe ser capaz de expresar sus valores e intereses y de desempe-
ñar papeles apropiados en su ámbito; d) el proceso vocacional forma parte de un
proyecto global, que es la vida como tal; e) los objetivos fundamentales de la
intervención se podrían especificar en educar y preparar para la toma de decisio-
nes, responsabilizar para el trabajo y el ocio, generar valores positivos sobre uno
mismo y sobre los demás, incrementar la motivación intrínseca más que la extrín-
seca, proporcionar una información ocupacional amplia y actualizada y crear acti-
tudes flexibles. Todas estas características son esenciales en un mundo en el que
la totalidad del conocimiento humano se multiplica rápidamente y en el que lo
que hoy se considera verdad mañana dejará de tener valor. Por ello, el secreto de
la seguridad personal se encontrará en la capacidad de aprender y de amar. El
sujeto maduro o más competente es posible que, vocacionalmente, tome decisio-
nes más realistas; pero debe quedar claro que el logro de estas metas parece ser
mucho más complejo que lo que en un principio se pensaba.
FACTORES INTELECTUALES
Los factores intelectuales siempre han estado asociados con el desarrollo voca-
cional, en especial la inteligencia, las aptitudes y el proceso de toma de decisio-
nes. Numerosas investigaciones, y desde ángulos y puntos de vista diferentes, han
estudiado el constructo inteligencia como precursor del éxito vocacional, pero
todas ellas, básicamente, giran en torno a dos interpretaciones distintas acerca de
la naturaleza de la misma (capítulo I). La primera se refiere a si la inteligencia se
puede caracterizar como un factor singular o como una entidad multifactorial; y
la segunda, a si es un fenómeno estable, fijo e innato, o algo cambiable, necesa-
rio para la vida real, basado en la experiencia y que se proyecta en la novedad.
Ambas concepciones han afectado significativamente a la educación para la pro-
fesión y a la manera de entender la eficiencia en el trabajo.
Inteligencia general
Las investigaciones en esta línea defendieron que “g” predice el éxito vocacio-
nal mejor que las habilidades específicas, puesto que todas las tareas están satu-
radas de esta capacidad (Arvey, 1986; Gottfredson, 1986). La fiabilidad con la
que los tests pronostican la ejecución en el trabajo ha sido motivo de contro-
versia en psicología: los coeficientes de validez han oscilado entre .2 y .5
(Hunter, 1986) y se han encontrado relaciones entre “g” y las jerarquías de ocu-
paciones de las cuales se infiere que cuanto más inteligente sea un individuo
mayor probabilidad tendrá de enfrentarse con éxito a las demandas profesiona-
les. A pesar de estas correlaciones, siempre ha existido entre los psicómetras la
duda de si un estudiante con un alto CI estará preparado para desempeñar las
diferentes funciones que le ofrezca la vida. El tiempo está dando la respuesta;
parece que, además del CI, se necesitan otros potenciales, las inteligencias no
académicas, que continúan creciendo después de terminada la escolarización
(capitulos I y II).
Junto con el concepto de factor general, se utilizan otros más específicos para
predecir la ejecución en el trabajo, tales como el verbal, el mecánico, el espacial
y el razonamiento (Baehr y Orban, 1989). Sin embargo, no se ha profundizado
tanto en el análisis de estos factores y tampoco han sido objeto de grandes deba-
tes por falta mayormente de explicaciones teóricas. Quizá, el concepto de “apti-
tud”, muy trabajado por el recién fallecido Snow, noviembre de 1997, comience
a utilizarse con más frecuencia.
Inteligencias múltiples
FACTORES DE PERSONALIDAD
Como principio general, queda patente que existe una relación positiva entre
las diferentes dimensiones de la inteligencia y las variables ocupacionales, lo cual
lleva a confirmar que los factores cognitivos no pueden olvidarse cuando se trata
204 INTELIGENCIA Y PERSONALIDAD EN LAS INTERFASES EDUCATIVAS
INFUSIÓN CURRICULAR
encuentra ante un reto formativo que debe afrontar. Todas las fuerzas sociales son
necesarias, familia, escuela y sociedad, y deben participar para situar a los jóve-
nes en el mundo laboral.
TOMA DE DECISIONES
TOMA DE DECISIONES
La persona que toma una decisión entiende por qué la misma es necesaria,
pues ya ha considerado cuantas opciones son posibles, ha valorado sus conse-
cuencias para sí y para los demás, a corto y a medio plazo, y ha estimado el grado
de probabilidad y de relevancia de cada una de ellas. Estas consideraciones deben
estar acompañadas de una información amplia y exacta obtenida de fuentes fide-
dignas. Para practicar el proceso de toma de decisiones, se aconseja utilizar uno
de los esquemas que se presentan en las figuras 5.3 y 5.4; cada uno de ellos pro-
porciona una estructura secuencial que puede guiar el pensamiento durante las
diferentes fases. De hecho, el sujeto que las siga se encontrará más seguro y satis-
fecho por la decisión tomada.
PROCESO DE ELECCIÓN
OPCIONES
¿Qué puedo hacer?
ELECCIÓN
PLAN DE ACCIÓN
210 INTELIGENCIA Y PERSONALIDAD EN LAS INTERFASES EDUCATIVAS
1. Las dos células del proceso, estudiante y orientador, han de crear un clima de
aceptación basado en unas relaciones interpersonales de respecto y autentici-
dad, en el que discurra un diálogo abierto y sincero sobre las percepciones,
problemas y expectativas futuras del sujeto.
5. Educar para vivir tratando de alcanzar ciertos propósitos. Esto supone utilizar las
capacidades para la consecución de las metas elegidas, cultivar cierta autodis-
ciplina, afrontar las dificultades, trabajar sistemáticamente, ser estratégico,
evaluar los resultados, etc. Algunas frases para completar serían:
COMPETENCIA PERSONAL: SU RELACIÓN CON LA INTELIGENCIA Y LA PERSONALIDAD 215
6. Educar para la integración personal. Que el estudiante consiga vincular sus ide-
ales, convicciones y normas a su conducta; que exista concordancia entre las
palabras y el comportamiento. Habitualmente agrada confiar en las personas
que manifiestan esta congruencia. Para que un educador sea percibido por sus
alumnos como una persona fiable, ya sabe, sin ninguna duda, lo que tiene que
hacer. Algunas frases para completar serían:
1. Ofrecerles un tipo de educación que les capacite para que puedan elegir opciones con las
cuales canalicen la diversidad del mundo escolar y social. Planificar con ellos su futuro.
2. Ampliar la acción educativa valorando actividades extraescolares que les ayuden a des-
plegar las destrezas y capacidades un tanto olvidadas en los contenidos.
3. Enfatizar las capacidades más notables de los estudiantes para que sean cada vez más
conscientes de ellas y las puedan regular mejor en función de sus oportunidades de desa-
rrollo personal.
4. Prepararles para la incertidumbre y el conflicto laboral con una gran dosis de confianza
en sus propias capacidades.
6. Educarles para la vida en toda su extensión, con el fin de desarrollar la flexibilidad men-
tal y conductual necesaria para acomodarse a las distintas circunstancias que pueda pre-
sentarles la existencia.
7. Propiciar la autoestima para que les ayude a superar los problemas, a saber enfrentarse
sin complejos a nuevas situaciones y a confiar en sus posibilidades.
TEMAS PERENNES
mismos una vena de creatividad que la escuela, el trabajo y la sociedad deben per-
mitir que florezca. Y algo que ha de repetirse constantemente es que la creativi-
dad puede presidir todas las acciones del ser humano, puesto que es parte del pro-
cesamiento normal de la información, de la vida.
Capacidades
Contenidos
ENSEÑANZA
I
*
Preparación Cognición
REGU-
LACIÓN
* *
Elección E P Motivación
CREATIVIDAD
Experiencia
Novedad
Una competencia personal diversificada que todo estudiante desee alcanzar tiene
que ir forjándose a lo largo del proceso educativo. Nadie duda de que en el ámbi-
to escolar es donde se dan los primeros pasos hacia la futura profesionalización,
ya que el estudiante va perfilando una competencia cuando practica sus capaci-
dades cognitivas, intenta conocerse mejor, toma decisiones reflexivas sobre qué y
220 INTELIGENCIA Y PERSONALIDAD EN LAS INTERFASES EDUCATIVAS
cómo hacer las cosas, busca transferir lo que estudia a múltiples situaciones de la
vida, establece un estilo interpersonal abierto y respetuoso, amplía la información
que recibe con nuevas fuentes de datos y fortalece su autoestima al reflexionar
sobre las experiencias en las cuales se ha sentido idóneo.
Por último, otro aspecto que hay que tener en cuenta, y que continuará sien-
do tema de investigación y de debate durante muchas décadas, es la estrategia
que habrá que seguir para lograr los propósitos planteados. Por el momento,
parece que la infusión curricular es la mejor alternativa, es decir, que los estudian-
tes pueden aprender dentro y a través de los temas del currículo el buen uso de
su mente. Esta estrategia enriquece muchísimo la actividad docente, y el aula,
que con frecuencia es considerada por el alumno como un lugar aburrido, puede
transformarse en algo realmente motivador e interesante, ocasión para el encuen-
tro de experiencias de aprendizaje mediadas. Mas poco se lograría, y la Reforma
Educativa actual de nuestro país estaría destinada al fracaso, si las ideas que se
han analizado no lograran cambiar la actitud de la díada profesor/alumno. Se
aprecia que todavía los profesores, si bien conocen lo que se ha expuesto a lo largo
de estos capítulos, no han interiorizado suficientemente los principios apuntados
y que pocos alumnos admiten que ellos mismos deben ser los responsables prin-
cipales de su aprendizaje. Ambos han de estar convencidos de que el éxito en la
escuela es el primer factor mediante el cual se puede predecir la realización per-
sonal y el triunfo en la vida.
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BIBLIOTECA DE PSICOLOGÍA
Dirigida por Beatriz Rodríguez Vega y Alberto Fernández Liria
2. PSICOTERAPIA POR INHIBICIÓN RECÍPROCA, por Joceph Wolpe.
3. MOTIVACIÓN Y EMOCIÓN, por Charles N. Cofer.
4. PERSONALIDAD Y PSICOTERAPIA, por John Dollard y Neal E. Miller.
5. AUTOCONSISTENCIA: UNA TEORÍA DE LA PERSONALIDAD. por Prescott Leky.
9. OBEDIENCIA A LA AUTORIDAD. Un punto de vista experimental, por Stanley Milgram.
10. RAZÓN Y EMOCIÓN EN PSICOTERAPIA, por Albert Ellis.
12. GENERALIZACIÓN Y TRANSFER EN PSICOTERAPIA, por A. P. Goldstein y F. H. Kanfer.
13. LA PSICOLOGÍA MODERNA. Textos, por José M. Gondra.
16. MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA, por A. Ellis y R. Grieger.
17. EL BEHAVIORISMO Y LOS LÍMITES DEL MÉTODO CIENTÍFICO, por B. D. Mackenzie.
18. CONDICIONAMIENTO ENCUBIERTO, por Upper-Cautela.
19. ENTRENAMIENTO EN RELAJACIÓN PROGRESIVA, por Berstein-Berkovec.
20. HISTORIA DE LA MODIFICACIÓN DE LA CONDUCTA, por A. E. Kazdin.
21. TERAPIA COGNITIVA DE LA DEPRESIÓN, por A. T. Beck, A. J. Rush y B. F. Shawn.
22. LOS MODELOS FACTORIALES-BIOLÓGICOS EN EL ESTUDIO DE LA PERSONALIDAD,
por F. J. Labrador.
24. EL CAMBIO A TRAVÉS DE LA INTERACCIÓN, por S. R. Strong y Ch. D. Claiborn.
27. EVALUACIÓN NEUROPSICOLÓGICA, por M.ª Jesús Benedet.
28. TERAPÉUTICA DEL HOMBRE. EL PROCESO RADICAL DE CAMBIO, por J. Rof Carballo y
J. del Amo.
29. LECCIONES SOBRE PSICOANÁLISIS Y PSICOLOGÍA DINÁMICA, por Enrique Freijo.
30. CÓMO AYUDAR AL CAMBIO EN PSICOTERAPIA, por F. Kanfer y A. Goldstein.
31. FORMAS BREVES DE CONSEJO, por Irving L. Janis.
32. PREVENCIÓN Y REDUCCIÓN DEL ESTRÉS, por Donald Meichenbaum y Matt E. Jaremko.
33. ENTRENAMIENTO DE LAS HABILIDADES SOCIALES, por Jeffrey A. Kelly.
34. MANUAL DE TERAPIA DE PAREJA, por R. P. Liberman, E. G. Wheeler, L. A. J. M. de visser.
35. PSICOLOGÍA DE LOS CONSTRUCTOS PERSONALES. Psicoterapia y personalidad,
por Alvin W. Landfìeld y Larry M. Leiner.
37. PSICOTERAPIAS CONTEMPORÁNEAS. Modelos y métodos, por S. Lynn y J. P. Garske.
38. LIBERTAD Y DESTINO EN PSICOTERAPIA, por Rollo May.
39. LA TERAPIA FAMILIAR EN LA PRÁCTICA CLÍNICA, Vol. I. Fundamentos teóricos, por Murray Bowen.
40. LA TERAPIA FAMILIAR EN LA PRÁCTICA CLÍNICA, Vol. II. Aplicaciones, por Murray Bowen.
41. MÉTODOS DE INVESTIGACIÓN EN PSICOLOGÍA CLÍNICA, por Bellack y Harsen.
42. CASOS DE TERAPIA DE CONSTRUCTOS PERSONALES, por R. A. Neimeyer y G. J. Neimeyer.
BIOLOGÍA Y PSICOANÁLISIS, por J. Rof Carballo.
43. PRÁCTICA DE LA TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA, por A. Ellis y W. Dryden.
44. APLICACIONES CLÍNICAS DE LA TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA, por Albert Ellis y
Michael E. Bernard.
45. ÁMBITOS DE APLICACIÓN DE LA PSICOLOGÍA MOTIVACIONAL, por L. Mayor y F. Tortosa.
46. MÁS ALLÁ DEL COCIENTE INTELECTUAL, por Robert. J. Sternberg.
47. EXPLORACIÓN DEL DETERIORO ORGÁNICO CEREBRAL, por R. Berg, M. Franzen y
D. Wedding.
48. MANUAL DE TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA, Volumen II, por Albert Ellis y Russell M. Grieger.
49. EL COMPORTAMIENTO AGRESIVO. Evaluación e intervención, por A. P. Goldstein y H. R. Keller.
50. CÓMO FACILITAR EL SEGUIMIENTO DE LOS TRATAMIENTOS TERAPÉUTICOS.
Guía práctica para los profesionales de la salud, por Donald Meichenbaum y Dennis C. Turk.
51. ENVEJECIMIENTO CEREBRAL, por Gene D. Cohen.
52. PSICOLOGÍA SOCIAL SOCIOCOGNITIVA, por Agustín Echebarría Echabe.
53. ENTRENAMIENTO COGNITIVO-CONDUCTUAL PARA LA RELAJACIÓN, por J. C. Smith.
54. EXPLORACIONES EN TERAPIA FAMILIAR Y MATRIMONIAL, por James L. Framo.
55. TERAPIA RACIONAL-EMOTIVA CON ALCOHÓLICOS Y TOXICÓMANOS, por Albert Ellis y otros.
56. LA EMPATÍA Y SU DESARROLLO, por N. Eisenberg y J. Strayer.
57. PSICOSOCIOLOGÍA DE LA VIOLENCIA EN EL HOGAR, por S. M. Stith, M. B. Williams y K. Rosen.
58. PSICOLOGÍA DEL DESARROLLO MORAL, por Lawrence Kohlberg.
59. TERAPIA DE LA RESOLUCIÓN DE CONFICTOS, por Thomas J. D´Zurilla.
60. UNA NUEVA PERSPECTIVA EN PSICOTERAPIA. Guía para la psicoterapia psicodinámica de
tiempo limitado, por Hans H. Strupp y Jeffrey L. Binder.
61. MANUAL DE CASOS DE TERAPIA DE CONDUCTA, por Michel Hersen y Cynthia G. Last.
62. MANUAL DEL TERAPEUTA PARA LA TERAPIA COGNITIVO-CONDUCTUAL EN GRUPOS,
por Lawrence I. Sank y Carolyn S. Shaffer.
63. TRATAMIENTO DEL COMPORTAMIENTO CONTRA EL INSOMNIO PERSISTENTE,
por Patricia Lacks.
64. ENTRENAMIENTO EN MANEJO DE ANSIEDAD, por Richard M. Suinn.
65. MANUAL PRÁCTICO DE EVALUACIÓN DE CONDUCTA, por Aland S. Bellak y Michael Hersen.
66. LA SABIDURÍA. Su naturaleza, orígenes y desarrollo, por Robert J. Sternberg.
67. CONDUCTISMO Y POSITIVISMO LÓGICO, por Laurence D. Smith.
68. ESTRATEGIAS DE ENTREVISTA PARA TERAPEUTAS, por W. H. Cormier y L. S. Cormier.
69. PSICOLOGÍA APLICADA AL TRABAJO, por Paul M. Muchinsky.
70. MÉTODOS PSICOLÓGICOS EN LA INVESTIGACIÓN Y PRUEBAS CRIMINALES, por
David L. Raskin.
71. TERAPIA COGNITIVA APLICADA A LA CONDUCTA SUICIDA, por A. Freemann y M. A. Reinecke.
72. MOTIVACIÓN EN EL DEPORTE Y EL EJERCICIO, por Glynn C. Roberts.
73. TERAPIA COGNITIVA CON PAREJAS, por Frank M. Datillio y Christine A. Padesky.
74. DESARROLLO DE LA TEORÍA DEL PENSAMIENTO EN LOS NIÑOS, por Henry M. Wellman.
75. PSICOLOGÍA PARA EL DESARROLLO DE LA COOPERACIÓN Y DE LA CREATIVIDAD, por
Maite Garaigordobil.
76. TEORÍA Y PRÁCTICA DE LA TERAPIA GRUPAL, por Gerald Corey.
77. TRASTORNO OBSESIVO-COMPULSIVO. Los hechos, por Padmal de Silva y Stanley Rachman.
78. PRINCIPIOS COMUNES EN PSICOTERAPIA, por Chris L. Kleinke.
79. PSICOLOGÍA Y SALUD, por Donald A. Bakal.
80. AGRESIÓN. Causas, consecuencias y control, por Leonard Berkowitz.
81. ÉTICA PARA PSICÓLOGOS. Introducción a la psicoética, por Omar França-Tarragó.
82. LA COMUNICACIÓN TERAPÉUTICA. Principios y práctica eficaz, por Paul L. Wachtel.
83. DE LA TERAPIA COGNITIVO-CONDUCTUAL A LA PSICOTERAPIA DE INTEGRACIÓN, por
Marvin R. Goldfried.
84. MANUAL PARA LA PRÁCTICA DE LA INVESTIGACIÓN SOCIAL, por Earl Babbie.
85. PSICOTERAPIA EXPERIENCIAL Y FOCUSING. La aportación de E.T. Gendlin, por Carlos
Alemany (Ed.).
86. LA PREOCUPACIÓN POR LOS DEMÁS. Una nueva psicología de la conciencia y la moralidad, por
Tom Kitwood.
87. MÁS ALLÁ DE CARL ROGERS, por David Brazier (Ed.).
88. PSICOTERAPIAS COGNITIVAS Y CONSTRUCTIVISTAS. Teoría, Investigación y Práctica, por
Michael J. Mahoney (Ed.).
89. GUÍA PRÁCTICA PARA UNA NUEVA TERAPIA DE TIEMPO LIMITADO, por Hanna Levenson.
90. PSICOLOGÍA. Mente y conducta, por Mª Luisa Sanz de Acedo.
91. CONDUCTA Y PERSONALIDAD, por Arthur W. Staats.
92. AUTO-ESTIMA. Investigación, teoría y práctica, por Chris Mruk.
93. LOGOTERAPIA PARA PROFESIONALES. Trabajo social significativo, por David Guttmann.
94. EXPERIENCIA ÓPTIMA. Estudios psicológicos del flujo en la conciencia, por Mihaly Csikszentmi-
halyi e Isabella Selega Csikszentmihalyi.
95. LA PRÁCTICA DE LA TERAPIA DE FAMILIA. Elementos clave en diferentes modelos, por
Suzanne Midori Hanna y Joseph H. Brown.
96. NUEVAS PERSPECTIVAS SOBRE LA RELAJACIÓN, por Alberto Amutio Kareaga.
97. INTELIGENCIA Y PERSONALIDAD EN LAS INTERFASES EDUCATIVAS, por Mª Luisa Sanz de
Acedo Lizarraga.
98. TRASTORNO OBSESIVO COMPULSIVO. Una perspectiva cognitiva y neuropsicológica, por Frank
Tallis.
99. EXPRESIÓN FACIAL HUMANA. Una visión evolucionista, por Alan J. Fridlund.
100. CÓMO VENCER LA ANSIEDAD. Un programa revolucionario para eliminarla definitivamente, por
Reneau Z. Peurifoy.
101. AUTO-EFICACIA: CÓMO AFRONTAMOS LOS CAMBIOS DE LA SOCIEDAD ACTUAL, por
Albert Bandura (Ed.).
102. EL ENFOQUE MULTIMODAL. Una psicoterapia breve pero completa, por Arnold A. Lazarus.
103. TERAPIA CONDUCTUAL RACIONAL EMOTIVA (REBT). Casos ilustrativos, por Joseph Yankura
y Windy Dryden.
104. TRATAMIENTO DEL DOLOR MEDIANTE HIPNOSIS Y SUGESTIÓN. Una guía clínica, por
Joseph Barber.
105. CONSTRUCTIVISMO Y PSICOTERAPIA, por Guillem Feixas Viaplana y Manuel Villegas Besora.
106. ESTRÉS Y EMOCIÓN. Manejo e implicaciones en nuestra salud, por Richard S. Lazarus.
107. INTERVENCIÓN EN CRISIS Y RESPUESTA AL TRAUMA. Teoría y práctica, por Barbara Rubin
Wainrib y Ellin L. Bloch.
108. LA PRÁCTICA DE LA PSICOTERAPIA. La construcción de narrativas terapéuticas, por Alberto
Fernández Liria y Beatriz Rodríguez Vega.
109. ENFOQUES TEÓRICOS DEL TRASTORNO OBSESIVO-COMPULSIVO, por Ian Jakes.
110. LA PSICOTERA DE CARL ROGERS. Casos y comentarios, por Barry A. Farber, Debora C. Brink y
Patricia M. Raskin.
111. APEGO ADULTO, por Judith Feeney y Patricia Noller.
112. ENTRENAMIENTO ABC EN RELAJACIÓN. Una guía práctica para los profesionales de la salud,
por Jonathan C. Smith.
113. EL MODELO COGNITIVO POSTRACIONALISTA. Hacia una reconceptualización teórica y
clínica, por Vittorio F. Guidano, compilación y notas por Álvaro Quiñones Bergeret.
114. TERAPIA FAMILIAR DE LOS TRASTORNOS NEUROCONDUCTUALES. Integración de la neu-
ropsicología y la terapia familiar, por Judith Johnson y William McCown.
115. PSICOTERAPIA COGNITIVA NARRATIVA. Manual de terapia breve, por Óscar F. Gonçalves.
116. INTRODUCCIÓN A LA PSICOTERAPIA DE APOYO, por Henry Pinsker.
117. EL CONSTRUCTIVISMO EN LA PSICOLOGÍA EDUCATIVA, por Tom Revenette.
118. HABILIDADES DE ENTREVISTA PARA PSICOTERAPEUTAS
Vol 1. Con ejercicios del profesor
Vol 2. Cuaderno de ejercicios para el alumno, por Alberto Fernández Liria y Beatriz Rodríguez Vega.
119. GUIONES Y ESTRATEGIAS EN HIPNOTERAPIA, por Roger P. Allen.
120. PSICOTERAPIA COGNITIVA DEL PACIENTE GRAVE. Metacognición y relación terapéutica, por
Antonio Semerari (Ed.).
121. DOLOR CRÓNICO. Procedimientos de evaluación e intervención psicológica, por Jordi Miró.
122. DESBORDADOS. Cómo afrontar las exigencias de la vida contemporánea, por Robert Kegan.
123. PREVENCIÓN DE LOS CONFLICTOS DE PAREJA, por José Díaz Morfa.
124. EL PSICÓLOGO EN EL ÁMBITO HOSPITALARIO, por Eduardo Remor, Pilar Arranz y Sara Ulla.
125. MECANISMOS PSICO-BIOLÓGICOS DE LA CREATIVIDAD ARTÍSTICA, por José Guimón.
126. PSICOLOGÍA MÉDICO-FORENSE. La investigación del delito, por Javier Burón (Ed.).
127. TERAPIA BREVE INTEGRADORA. Enfoques cognitivo, psicodinámico, humanista y neuroconduc-
tual, por John Preston (Ed.).
128. COGNICIÓN Y EMOCIÓN, por E. Eich, J. F. Kihlstrom, G. H. Bower, J. P. Forgas y P. M. Niedenthal.
129. TERAPIA SISTÉMICA DE PAREJA Y DEPRESIÓN, por Elsa Jones y Eia Asen.
130. PSICOTERAPIA COGNITIVA PARA LOS TRASTORNOS PSICÓTICOS Y DE PERSONALIDAD,
Manual teórico-práctico, por Carlo Perris y Patrick D. Mc.Gorry (Eds.).
131. PSICOLOGÍA Y PSIQUIATRÍA TRANSCULTURAL. Bases prácticas para la acción, por Pau Pérez Sales.
132. TRATAMIENTOS COMBINADOS DE LOS TRASTORNOS MENTALES. Una guía de intervencio-
nes psicológicas y farmacológicas, por Morgan T. Sammons y Norman B. Schmid.
133. INTRODUCCIÓN A LA PSICOTERAPIA. El saber clínico compartido, por Randolph B. Pipes y
Donna S. Davenport.
134. TRASTORNOS DELIRANTES EN LA VEJEZ, por Miguel Krassoievitch.
135. EFICACIA DE LAS TERAPIAS EN SALUD MENTAL, por José Guimón.
136. LOS PROCESOS DE LA RELACIÓN DE AYUDA, por Jesús Madrid Soriano.
137. LA ALIANZA TERAPÉUTICA. Una guía para el tratamiento relacional, por Jeremy D. Safran y
J. Christopher Muran.
138. INTERVENCIONES PSICOLÓGICAS EN LA PSICOSIS TEMPRANA. Un manual de tratamiento,
por John F.M. Gleeson y Patrick D. McGorry (Coords.).
139. TRAUMA, CULPA Y DUELO. Hacia una psicoterapia integradora. Programa de autoformación en psi-
coterpia de respuestas traumáticas, por Pau Pérez Sales.
140. PSICOTERAPIA COGNITIVA ANALÍTICA (PCA). Teoría y práctica, por Anthony Ryle e Ian B.
Kerr.
141. TERAPIA COGNITIVA DE LA DEPRESIÓN BASADA EN LA CONSCIENCIA PLENA. Un nuevo
abordaje para la prevención de las recaídas, por Zindel V. Segal, J. Mark G. Williams y John D.
Teasdale.
142. MANUAL TEÓRICO-PRÁCTICO DE PSICOTERAPIAS COGNITIVAS, por Isabel Caro Gabalda.
143. TRATAMIENTO PSICOLÓGICO DEL TRASTORNO DE PÁNICO Y LA AGORAFOBIA. Manual
para terapeutas, por Pedro Moreno y Julio C. Martín.
144. MANUAL PRÁCTICO DEL FOCUSING DE GENDLIN, por Carlos Alemany (Ed.).
145. EL VALOR DEL SUFRIMIENTO. Apuntes sobre el padecer y sus sentidos, la creatividad y la psicote-
rapia, por Javier Castillo Colomer.
146. CONCIENCIA, LIBERTAD Y ALIENACIÓN, por Fabricio de Potestad Menéndez y Ana Isabel Zuazu
Castellano.
147. HIPNOSIS Y ESTRÉS. Guía para profesionales, por Peter J. Hawkins.
148. MECANISMOS ASOCIATIVOS DEL PENSAMIENTO. La “obra magna” inacabada de Clark L. Hull,
por José Mª Gondra.
149. LA MENTE EN DESARROLLO. Cómo interactúan las relaciones y el cerebro para modelar nuestro
ser, por Daniel J. Siegel.