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UNIVERSIDAD NACIONAL

FEDERICO VILLARREAL

FACULTAD: FIEI
ESCUELA: INGENIERÍA MECATRONICA
CURSO: ETICA
TEMA: ETICA EUDEMIA
PROFESOR:
INTEGRANTES:
 GUTIERREZ CRUZZALEGUI ALEX
 REYES CABRERA RAMOS DIEGO ALFONSO
 CHUQUIZUTA LOZADA BRANDON LEE
La Ética Eudemia según Aristóteles

La Ética eudemia de Aristóteles se trata de una compilación


de su discípulo Eudemo de Rodas del primer curso de
moral que aquél impartió después de su partida de Atenas.
Habiendo roto con el platonismo al recusar la existencia de
las Ideas, construye una nueva moral en la que el alma no
es más que el principio que anima al cuerpo y del que ella
debe desaparecer al mismo tiempo que él. Esta nueva
moral encontrará su culminación en la Ética nicomaquea.
Pero hay que notar entre los dos tratados diferencias
fundamentales: ante todo que la Ética eudemia no es,
como la Ética nicomaquea, una obra ligada a una política,
sino que sólo tiene un contenido moral. En segundo lugar,
la Ética eudemia está marcada por un matiz religioso: la
verdadera virtud se apoya en la religión y es mandamiento
de una razón superhumana.

La felicidad como fin último de la actividad humana ha sido


objeto de múltiples interpretaciones, todas ellas orientadas
a establecer una definición de la cual pueda inferirse no
sólo su naturaleza sino la viabilidad en cuanto a su
consecución. Los estudiosos del tema, vale decir los
filósofos, coinciden en su importancia, pero no así en su
concepto, en tanto que para unos la felicidad o eudaimonía
se concreta en ciertos bienes materiales, mientras que para
otros, resulta ser un bien eminentemente inmaterial. Así las
cosas, es menester dar a conocer algunos de tales
planteamientos, entre ellos el de Aristóteles, que al referirse
a la felicidad como fin supremo perseguido por la sociedad
la define como una actividad propia del alma.
La doctrina aristotélica en torno a la felicidad se desarrolla
ampliamente en la Ética Eudemia, obra que según algunos
tratadistas esboza claramente el pensamiento de
Aristóteles en cuanto a moral y comportamiento humano se
refiere. El punto de partida es la formulación de la felicidad
como bien supremo del comportamiento humano,
pretendiendo establecer una serie de argumentos que
permitan persuadir al lector no sólo en cuanto a la
definición misma de felicidad sino a los medios a través de
los cuales puede lograrse. La eudaimonía de Aristóteles
parece consistir en el vivir bien, lo cual presupone la
realización de una serie de actos guiados por la razón que
permitan lograr un punto intermedio entre el exceso y el
defecto; la felicidad lejos de lo que usualmente podría
pensarse, no se concreta en la belleza, en el placer o en
honor, es más bien un estado que trasciende y que se aleja
en un alto porcentaje de un cúmulo de bienes externos que
en la mayoría de los casos, impide que las personas
puedan comprender y alcanzar claramente la verdadera
felicidad.

Aristóteles plantea la felicidad como una actividad del alma


argumentado que en el interior de cada ser existe una parte
volitiva y una intelectual siendo ésta última la que ha de
guiar el comportamiento del ser humano. La felicidad es
entonces exclusiva del hombre toda vez que implica la
intervención plena del elemento intelectual en todo nuestro
actuar; así, la virtud será ese punto de equilibrio que toda
persona debe procurar si de lo que se trata es de lograr la
felicidad.

La felicidad así planteada resulta ser en estricto sentido la


que el común de las personas pretende alcanzar a lo largo
de su vida, es ese estado de eudaimonía que el hombre
busca mediante la realización de diversas actividades.
Podría concluirse que la felicidad entendida de una forma
distinta a la que Aristóteles plantea es errónea, pero ello
podría ser un tanto apresurado si no se tienen en cuenta
algunas de las posturas filosóficas que defienden la idea de
la felicidad como la concreción de ciertos bienes
materiales.

Atendiendo lo anterior, es conveniente mencionar la


proclamada por Epicuro según la cual la existencia del
placer, entendido como la ausencia del dolor, resulta ser el
presupuesto necesario para lograr la felicidad. En otros
términos, la felicidad es la serenidad del ánimo o ataraxia,
es decir, que su consecución supone la ausencia de
dolores tanto físicos como psíquicos. Tal proposición, viene
a ser una clara representación de la tesis según la cual la
felicidad debe circunscribirse a un bien eminentemente
externo, lo cual es en cierto modo lógico y por qué no
entendible si se tiene en cuenta que universalmente
Epicuro ha sido reconocido como un ferviente seguidor y
practicante del hedonismo.

Es igualmente pertinente exponer el planteamiento


promulgado por Arthur Shopenhahuer que en relación con
la viabilidad de la consecución de la felicidad como fin
último de toda actividad humana señala que la proposición
de una vida feliz es un eufemismo en el sentido de que sólo
puede considerarse la felicidad como el vivir lo menos
infeliz posible. Afirma que la felicidad es siempre negativa
mientras que el dolor es siempre positivo, o sea, que la vida
implica para el hombre padecimiento. De esta forma, el ser
humano debe aspirar a la ausencia de dolor, el cual guarda
una íntima relación con la salud como elemento estructural
del actuar del hombre.

De lo anteriormente expuesto puede concluirse que el


pensamiento de Aristóteles parece ser el que más se
adapta al postulado según el cual la felicidad es el bien
supremo perseguido por la actividad humana ya que es
evidente que de acuerdo con su postura la consecución de
la felicidad es perfectamente viable bajo el entendido de
que el hombre debe optar por el desarrollo de actividades
propias del alma y más concretamente de la parte racional.
De esta manera, la felicidad no puede concretarse en
bienes materiales ya que ello implicaría que aquél que
carece de los medios suficientes para adquirirlos no pueda
alcanzar la felicidad. Así las cosas, es evidente que este
escrito no sólo pretende enaltecer la tesis propuesta por
Aristóteles en la Ética Eudemia sino a la vez demostrar su
utilidad y aplicación práctica, es decir, que sus postulados
son perfectamente aplicables en el comportamiento
humano toda vez que el hombre dada su naturaleza busca
desarrollar actividades guiadas por la razón y orientadas a
la obtención de un pleno bienestar que, en últimas es en lo
que consiste la felicidad.

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