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República Bolivariana de Venezuela

Universidad Gran Mariscal de Ayacucho

Especialización en Derecho Procesal Civil

LA COSA JUZGADA

Integrantes:

Carrasquero, Edenys, C.I. 13.496.551

Medina, Maybert, C.I. 19.441.094

Patricia, C.I. 19.441.094

Gabrie,l C.I. 19.441.094

Punto Fijo, Marzo 2018


IOEFECTOS DE LA SENTENCIA
Cuando se habla de los efectos de la sentencia varios autores tanto nacionales
como extranjeros suelen atribuirle a este tema lo correspondiente a la ejecución de
la sentencia que presupone una sentencia definitivamente firme que ejecutar, la
cosa juzgada y las costas procesales, sin embargo la doctrina y nuestro Código de
Procedimiento Civil de 1987, trata a estas instituciones, no como efectos de la
sentencia, sino como efectos del proceso.

A su vez existen otros autores como Hugo Alsina menciona que los efectos
jurídicos de la sentencia se resumen en los siguientes: 1)extinción de la
jurisdicción entendiéndose más bien como la extinción de la competencia, referido
a que una vez pronunciada la misma no puede ser modificada ni revocada por el
mismo tribunal que lo dicto salvo aclaratorias o rectificaciones, 2) declaración del
derecho, referido a que la sentencia más que declarar derechos, reconoce lo que
se habían desconocido, c) retroactividad referido a que la sentencia tiene carácter
declarativo de manera que sus efectos se proyectan hacia el pasado, mas sin
embargo sus efectos varían en la medida del tipo de acción ejercitada, pues en las
mero declarativas, sus efectos de extienden hasta el momento de la constitución
del derecho, por otra parte las de condena pueden producir sus efectos también
hacia el pasado, remontándose sus efectos al momento de la interposición de la
demanda y al día en que la sentencia pasa en autoridad de cosa juzgada , las
constitutivas, proyectan sus efectos hacia el futuro; d) cosa juzgada y e) la
condena en costas procesales que se produce como consecuencia del efecto
declarativo de la sentencia, como lo es el reintegro de los gastos ocasionados en
la defensa.

En este sentido podemos decir que los efectos de la sentencia dependen de la


índole de la pretensión que se hace valer en la demanda, porque como sabemos
debe haber una estrecha relación entre sentencia y pretensión, ya que de esta
manera los efectos de la sentencia pueden ser ya sea una mera declarativa, la
condena o la modificación o supresión de un estado o relación jurídica, según que
la pretensión determinara los limites objetivos de la cosa juzgada.

Es importante definir la cosa juzgada ya que como indicamos esta corresponde a


uno de los efectos de la sentencia, el autor Eduardo Couture (1981) la define
como la autoridad y eficacia de una sentencia judicial cuando no existen contra
ella medios de impugnación que permitan modificarla. Este autor le otorga el
verdadero sentido a la palabra cosa juzgada, cuando la describe como una forma
de autoridad y una medida de eficacia. La autoridad de la cosa juzgada es
reflejada en el atributo propio del fallo que emana de un órgano jurisdiccional si ha
adquirido carácter definitivo. La eficacia de la cosa juzgada se analiza a través de
tres cualidades la impugnabilidad que es la prohibición legal de que se ataque el
fallo para revisar el mismo objeto procesal, la inmutabilidad consiste en que ningún
momento de oficio o a solicitud de parte, o de otra autoridad podrá alterarse los
términos de una sentencia pasada en autoridad de cosa juzgada y la coercibilidad
que es la eventualidad de la ejecución forzosa.

LA COSA JUZGADA FORMAL

El autor Jaime Guasp estudia esta categoría apoyándose en el concepto amplio


de cosa juzgada que representa la fuerza que el derecho atribuye normalmente a
los resultados procesales, el cual hace inatacable, considerando, en consecuencia
que la cosa juzgada, en sustancia, significa inatacabilidad de lo que en el proceso
se ha conseguido. Sostiene que si un fallo no es directamente atacable goza de
fuerza de cosa juzgada formal, que es aquella que puede ser correctamente
definida como la imposibilidad de que una cierta decisión procesal sea recurrida: el
cierre de los recursos procedentes contra la misma.

En el derecho procesal existen algunas sentencias que aunque tengan agotada


la via de los recursos tienen una eficacia meramente transitoria. Este tipo de cosa
juzgada solo se cumple y tienen efectos obligatorios con relación al proceso en
que se han dictado y al estado de cosas que se tuvo en cuenta al decidir, lo que
no impide que si el estado de cosas varia, la cosa juzgada se puede modificar
instaurando un procedimiento posterior. Por ello, Eduardo J. Couture (1981)
expresa que: la cosa juzgada es eficaz, tan solo, con relación al juicio concreto en
que se ha producido o con relación al estado de las cosas (persona, objeto, causa)
teniendo en cuenta al decidir.

Los requisitos para que se configure la cosa juzgada formal son la naturaleza de
la decisión procesal y el consentimiento de las partes. La naturaleza de la decisión
procesal determina que la sentencia tiene que ser inatacable, que no admita
recurso contra ella, o la preclusión de las impugnaciones posibles, en principio,
que no han sido utilizados por las partes. El consentimiento de las partes se
concretiza a la intención del posible recurrente de someter a la resolución que le
es perjudicial, con lo cual se está consintiendo en que la misma pasa en autoridad
de cosa juzgada, sin necesidad de declaración expresa sobre, se le llama
aquiescencia o aceptación positiva del fallo.

Los efectos de la cosa juzgada formal están sobreentendido, tienden a la


inatacabilidad directa del fallo y la ejecutoriedad del mismo, pero el más
sobresaliente es que abre la posibilidad que de que la cosa juzgada material, es
decir, la inatacabilidad de la decisión no ya por via del recurso, sino en cualquier
otro proceso distinto y posterior. La cosa juzgada formal es un presupuesto de la
cosa juzgada material, ya que constituye un antecedente necesario sin el cual no
es posible llegar a esta. Puede existir cosa juzgada formal sin cosa juzgada
material. No puede existir en cambio cosa juzgada material sin cosa juzgada
formal, porque a esta no se llega sin la preclusión de todos los medios de revisión.

La cosa juzgada formal está regulada en el artículo 272 del Código de


Procedimiento Civil y se conceptualiza como el efecto o la cualidad que tiene la
sentencia cuando han quedado cerrados los recursos ordinarios o extraordinarios
para impugnarla, o porque la naturaleza del fallo no los admite, o porque las partes
han prestado a esta su aquiescencia, determinando que tiene su base en la
preclusión de las impugnaciones del fallo y que sea el presupuesto lógico y
jurídico de la cosa juzgada.
La Sala de Casacion Civil estableció que la cosa juzgada formal es que aquella
que se produce en el interior del proceso mismo, impidiendo la renovación de las
cuestiones estimadas como cerradas en el juicio. Se produce preferentemente en
las sentencias interlocutorias, de las cuales dependen en todo o en parte la
resolución de la causa, que deben quedar firmes por exigencia de orden y
seguridad en el desarrollo del proceso, que permiten desembarazarlos de estas
cuestiones incidentales, y llegar asi al resultado final, que es la sentencia
definitiva. Esto se logra por el principio de preclusión de la cuestión misma, que
impide se proponga de nuevo por el agotamiento de la facultad de su ejercicio, y la
cosa juzgada material inmutabilidad del fallo frente a todo eventual proceso futuro
que pueda iniciarse sobre el mismo objeto.En consecuencia la cosa juzgada
formal se refiere a que la sentencia no es atacable en el ámbito de la relación
jurídica formal que haya generado el acto decisorio en cuestión.

COSA JUZGADA MATERIAL O SUSTANCIAL

La cosa juzgada material o sustancial es aquella que se produce si a la


condición de inimpugnable en el mismo proceso, se une a la inmutabilidad de la
sentencia aun en otro juicio posterior. Desde otro punto de vista, la cosa juzgada
material o sustancial es la inatacabilidad indirecta o mediata de un resultado
procesal, el cierre de toda posibilidad que se emita, por la vía de apertura de un
nuevo proceso, ninguna decisión que se oponga o contradiga a la que goza de
esta clase de autoridad. La cosa juzgada material tiene un autentico sentido
procesal, no es que debe considerarse como una cuestión metajuridica, ni siquiera
metajudicial, sino que la autoridad de la cosa juzgada, derivación necesaria de la
verdadera función procesal, proporciona el indispensable remate a las actividades
normales de un proceso en cuanto que mediante ella se proclama de modo
definitivo el sentido verdadero de la institución.

La cosa juzgada no es una mera derivación del proceso, sino que admitida la
contingencia inicial del proceso en su totalidad, es efecto necesario del proceso
mismo, por lo tanto, el ordenamiento procesal no puede renunciar a la institución
de la cosa juzgada sin incurrir en una contradicción esencial en sus bases, ya que
cuando el derecho del proceso otorga fuerza a una decisión judicial es porque
entiende que con ella la finalidad peculiar del proceso, la satisfacción de
pretensiones, ha quedado alcanzada. Se rechaza la idea de que el proceso pueda
admitir luego la renovación integral del litigio porque se destruiría este principio: al
reconocer en efecto, que la pretensión se halla satisfecha o que una pretensión,
aun satisfecha, pueda originar un proceso, con el cual claro está que hay que
buscar por otros caminos la fijación de la función procesal autentica. En síntesis la
cosa juzgada no es, por ello, un mero refinamiento artificial del proceso, sino una
consecuencia imprescindible de la idea básica de la institución procesal.

Los requisitos que hacen procedente la cosa juzgada material son los siguientes:
1) un proceso que no esté excluido expresamente de esta clase de efectos: en
cierta oportunidad el legislador sustrae de la eficacia de la cosa juzgada
determinados fallos en razón a la naturaleza del proceso en que se dictan, como,
por ejemplo, los dictados en procesos sumarios, por la brevedad de los tramites y
limitaciones del procedimiento judicial que en ellos predomina y que priva de
garantías firmes a la decisión judicial. 2) un fallo que recaiga de modo efectivo
sobre el fondo del litigio planteado, que examina la pretensión en cuanto a sus
últimos fundamentos, pues si, la pretensión es desechada por carencia de los
presupuestos procesales, la cosa juzgada verdaderamente no se produce. 3) que
la decisión no sea susceptible de impugnación inmediata.

La sala de Casación Civil señala que la cosa juzgada material está establecida en
el artículo 273 del Código de Procedimiento Civil y es aquella que se produce en
una sentencia o en un acto procesal equivalente a ella (conciliación, transacción,
convenimiento, desistimiento).

LIMTES DE LA COSA JUZGADA

Los límites de la cosa juzgada circunscriben a la determinación de quienes no


pueden solicitar la revisión de la sentencia y que de parte del fallo es la que no
puede cambiar. Esos límites se estudian a través de la teoría de las tres
identidades de la cosa juzgada, según la cual para que una sentencia goce de
autoridad de cosa juzgada en un proceso es determinante que entre el primer
pronunciamiento y el nuevo juicio se dé perfecta concurrencia de tres elementos
comunes: los sujetos, el objeto y la causa o razón de pedir, de ahí surgen tres
clases de límites de la cosa juzgada: limites objetivos, limites subjetivos y límites
temporales.

 Limites Objetivos de la Cosa Juzgada


El requisito de la objetividad de la cosa juzgada significa que el objeto del nuevo
proceso sea idéntico al objeto de juicio donde se pronuncio la sentencia pasada en
autoridad de cosa juzgada. El objeto está delimitado por la pretensión de las
partes sobre la que recaen las diversas actuaciones procesales. En consecuencia,
hay identidad objetiva entre dos o más procesos cuando es la misma pretensión
procesal la que en cada uno figura.
Sin embargo ese objeto es el bien de la vida sobre el que la pretensión recae, que
puede ser tanto una cosa corporal como incorporal (objeto en sentido sustancial) y
la identidad de los fundamentos de hecho en virtud de los cuales se litiga (en
sentido rigurosamente procesal). Con relación a este último aspecto, en principio,
las premisas o considerandos del fallo no hacen cosa juzgad, pero por excepción
adquieren esa autoridad cuando lo dispositivo se remite a ellos en forma expresa o
cuando constituyen un antecedente lógico absolutamente inseparable de lo
dispositivo.
 Limites Subjetivos de la Cosa Juzgada:
Para que la cosa juzgada de una sentencia surta efectos en el proceso donde se
invoca, exige la identidad de los sujetos, o sea que sean las mismas partes que
intervinieron en el juicio donde se pronuncio el fallo y en el nuevo proceso. Jaime
Guasp señala que si falta esta identidad, la sentencia en principio eficaz, puede
ser rechazada por los terceros y discutir estos en el contenido del pronunciamiento
anterior. Por lo tanto, la identidad subjetiva exige teóricamente una identidad
física, las mismas personas, y una identidad jurídica, la misma cualidad jurídica
entre las partes de uno y otro proceso.
En efecto de este requisito de identidad de la cosa juzgada solo alcanza a los que
han litigado, quienes no han sido parte en el juicio anterior no son afectados por
ella. Por efecto de este requisito la cosa juzgada se extiende a los herederos de
los litigantes, por virtud del principio de la sucesión que hace que el patrimonio,
con todos sus valores corporales lo reciba el heredero tal cual se hallaba en vida
del causante.

TUTELA DE LA COSA JUZGADA


Pasada en autoridad de cosa juzgada la sentencia, la función de aquella podría
frustrarse si el ordenamiento jurídico no asegurase, al propio tiempo, el medio
apropiado para la tutela de la cosa juzgada y la defensa de su función propia que
es la inmutabilidad de los efectos de la sentencia contra el peligro de una
decisión contraria.
Este medio de tutela de la cosa juzgada, asegurado por la ley, es la excepción de
cosa juzgada. Como medio de tutela de la cosa juzgada, la excepción esta
dirigida, desde el punto de vista objetivo, a impedir, no solo que el juez de un
futuro proceso entre las mismas partes pueda desconocer los efectos de la
sentencia pasada en cosa juzgada y dictar una nueva decisión sobre lo que ha
sido juzgado, por lo cual es necesariamente preliminar a cualquier otra decisión
de fondo.
En nuestro sistema es una de las cuestiones previas que puede alegar el
demandado antes de la contestación de la demanda y configura una de las
circunstancias que hacen desechar la demanda y extinguir el proceso, prevista
en los artículos 346 y 356 del Codigo de Procedimiento Civil.
Sin embargo, por una peculiaridad de nuestro sistema, la cosa juzgada no solo
puede proponerse in limine litis, como cuestión previa sino también junto con las
defensas de merito, en la contestación de la demanda, cuando no se la hubiese
alegado como cuestión previa (articulo 361 C.P.C.).
Para que resulte fundada la exceptio rei judicatae, deben darse entre la
sentencia pasada en cosa juzgada y la nueva demanda, las tres identidades
exigidas en el artículo 1395 del Código Civil, o sea, que la cosa demandada sea
la misma, que la nueva demanda este fundada sobre la misma causa, que sea
entre las mismas partes y que estas vengan al juicio con el mismo carácter que
el anterior, faltando uno cualquiera de estos requisito, la excepción es infundada
y debe declararse sin lugar.

TRATAMIENTO JURISPRUDENCIAL DE LA SALA CONSTITUCIONAL DEL


TSJ
En efecto la sala la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia
establece que la cosa Juzgada solo es revisable mediante el recurso de revisión
toda vez que se vulneren derechos constitucionales como lo son la tutela judicial
y el debido proceso, es decir, cuando se atente contra el orden público
constitucional. Esta doctrina emana de las siguientes sentencias:

Sentencia N° 44 de fecha 02-03-2000; donde se menciona la eficacia de la


autoridad de la cosa juzgada, según lo ha establecido la doctrina de este máximo
tribunal en numerosas oportunidades (Vid., entre otras, s. SCC-C.S.J. de 21-02-
90), se traduce en tres aspectos: a) inimpugnabilidad, según la cual la sentencia
con autoridad de cosa juzgada no puede ser revisada por ningún juez cuando ya
se hayan agotado todos los recursos y demás medios de impugnación que
confiera la ley (non bis in eadem). A ello se refiere el artículo 272 del Código de
Procedimiento Civil, aplicable por la remisión que hace el artículo 98 de la Ley
Orgánica del Tribunal Supremo de Justicia; b) Inmutabilidad, según la cual la
decisión no es atacable indirectamente, por cuanto no es posible la apertura de
un nuevo proceso sobre el mismo tema; no puede ningún otro juez modificar los
términos de un acto jurisdiccional pasado con autoridad de cosa juzgada; y, c)
Coercibilidad, que consiste en la eventualidad de ejecución forzada en los casos
de actos decisorios de condena; esto es, “la fuerza que el derecho atribuye
normalmente a los resultados procesales” se traduce en un necesario respeto y
subordinación a lo dicho y hecho en el proceso.
En este sentido, los pronunciamientos que expide la Sala Constitucional
adquieren, desde su publicación en el expediente, el carácter de cosa juzgada
formal, a que se refiere el artículo 272 del Código de Procedimiento Civil, lo que
se traduce en que la relación jurídica que genera la sentencia en cuestión no es
atacable, y, al mismo tiempo, se perfecciona el carácter de cosa juzgada material
que dispone el artículo 273 eiusdem, que impone que se tenga en cuenta el
contenido de la decisión en todo proceso futuro entre las mismas partes y sobre
el mismo objeto, a lo cual se agrega el carácter vinculante de los mismos.
Por lo tanto, los actos de juzgamiento de la propia Sala Constitucional están
excluidos de la potestad de “revisar las sentencias definitivamente firmes de
amparo constitucional y de control de constitucionalidad de leyes o normas
jurídicas dictadas por los tribunales de la República, en los términos establecidos
por la ley orgánica respectiva” que le atribuyen el cardinal 10 del artículo 336 de
la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela y el cardinal 11 del
artículo 25 de la Ley Orgánica del Tribunal Supremo de Justicia, y no podría ser
de otro modo a tenor del principio de cosa juzgada formal, que postula la
inimpugnabilidad de los mismos, en el sentido de que la relación jurídica
generadora del acto jurisdiccional no es atacable ante el propio sentenciador,
pues sólo lo sería si contra la sentencia en cuestión hubiese algún medio de
impugnación ante un Tribunal Superior.
En el caso bajo examen no es posible, como se afirmó, que la Sala revise sus
veredictos; ni tampoco está dispuesto un medio de impugnación del cual puedan
servirse los solicitantes para la tramitación de su pretensión, pues esta Sala no
tiene superior jerárquico.
Sobre la base de lo que se expuso y en virtud de que en este caso se ha
requerido la revisión de un acto jurisdiccional que emitió esta Sala Constitucional
el 30 de septiembre de 2009 la cual correspondió al conocimiento, en alzada, de
la pretensión de amparo constitucional que fue interpuesta contra la decisión que
expidió el Juzgado Segundo de Primera Instancia Civil, Mercantil y Tránsito de la
Circunscripción Judicial del Estado Anzoátegui, extensión El Tigre, el 2 de marzo
de 2009, (ambos fallos objeto de la presente revisión), la Sala comprueba que la
pretensión del solicitante es la obtención de un nuevo juzgamiento sobre las
referidas decisiones, motivo por el cual, esta petición de revisión constitucional
resulta improponible en derecho.
N° 93 de fecha 06-02-2001;
N° 1204 de fecha 26-11-2010

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