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LA INTELIGENCIA EMOCIONAL Y SU IMPORTANCIA COMO COMPETENCIA PSICOLÓGICA EN LA POLICÍA

LOCAL

Durante muchos años, una parte de la Psicología se ha ocupado de ayudar a las personas
cuando han tenido problemas, pensando que actuando sobre el problema, se alcanzaba
instantáneamente el bienestar. Pero se ha visto que esto no es así, pues aunque el problema
desaparezca, todas aquellas circunstancias relacionadas con la formas de vivir, de pensar o
de expresar nuestras emociones, pueden permanecer dificultando una vida plena y
satisfactoria.

Por eso, desde la llamada Psicología positiva se ha visto la necesidad de utilizar una serie de
habilidades que se pueden desarrollar a través del aprendizaje y de la experiencia,
repercutiendo de forma directa en el plano individual, social y laboral. Dichas habilidades
nos permiten conocer nuestras emociones y sentimientos, tanto propios como ajenos, con
el fin de guiar de una forma adecuada nuestros pensamientos y acciones, conformando lo
que se conoce como inteligencia emocional.

El gran interés social que la inteligencia emocional ha cobrado en los últimos años se debe
a que numerosas investigaciones han demostrado que es una habilidad clave para el éxito
en la vida. Se ha encontrado que una buena inteligencia emocional contribuye al bienestar
personal, a una adecuada autoestima, al desarrollo de la empatía, y a tener sentimientos y
pensamientos positivos. Igualmente, contribuye a tener relaciones sociales de calidad, a
disminuir las consecuencias perjudiciales del estrés y a tener menor riesgo de sufrir
síntomas depresivos o de ansiedad.

De todos los ámbitos en los que se han llevado a cabo estudios sobre la inteligencia
emocional, el organizacional es el que ha servido de marco para nuestra investigación con
los policías locales de Canarias. Nuestro interés ha surgido de la consideración de que la
inteligencia emocional es importante en el ámbito policial, ya que en el desempeño de sus
funciones, suelen enfrentarse a situaciones altamente demandantes desde el punto de vista
emocional.

El/la policía es un/a garante del orden público y de la seguridad ciudadana, que posee como
herramienta un arma letal, el arma de fuego. En este sentido, nos parece fundamental que
posea la capacidad de conocer sus emociones, de acceder a ellas y de manejarlas o
controlarlas correctamente, ya que ello le permitirá realizar sus labores con mayor eficacia.

Para conseguir nuestro objetivo, hemos recurrido a uno de los instrumentos más utilizados
en los estudios sobre la inteligencia emocional, el TMMS – 24, que permite la evaluación
del conocimiento que las personas tienen de sus emociones mediante tres
áreas: atención, claridad y reparación emocional.
La atención emocional se refiere a la conciencia que tenemos de nuestras emociones, la
capacidad para reconocer nuestros sentimientos y saber lo que significan. La claridad
emocional se refiere a la facultad para conocer y comprender nuestras emociones,
sabiendo distinguir entre ellas, entendiendo cómo evolucionan e integrándolas en nuestro
pensamiento. Y por último, lareparación emocional se refiere a la capacidad de regular y
controlar las emociones positivas y negativas. Si bien puntuaciones altas en claridad y
reparación son adecuadas, no ocurre lo mismo con la atención emocional, que puede
llevar a la hipervigilancia de nuestras emociones y sensaciones y, en consecuencia, a la
hipocondríasis.

Los resultados que obtuvimos a partir de la aplicación de este instrumento nos mostraron
que los policías participantes tenían habilidades adecuadas para conocer, comprender,
regular y controlar sus emociones. Sin embargo, la mayoría necesitaba mejorar sus
habilidades para percibirlas (claridad emocional). También se encontró que aquellos
policías que poseían un nivel educativo medio (bachillerato), tenían una mayor conciencia
de sus emociones y una mayor capacidad para reconocer sus sentimientos y su significado.
Así mismo, aquellos policías que tenían capacidad para reconocer sus sentimientos
(puntuaciones altas en atención emocional), eran más sensibles a lo que pensaban y
opinaban de ellos los demás, y esto podía redundar en timidez, vergüenza, sentido del
ridículo, sentimiento de inferioridad y alta susceptibilidad. Características todas ellas poco
adecuadas para el desempeño de la labor policial. Por el contrario, los que sabían regular
sus emociones, experimentaron menos tristeza, pesimismo y desesperanza.

Por otra parte, los/as policías con una adecuada inteligencia emocional tendían a afrontar
las situaciones de estrés llevando a cabo acciones para solucionar el problema,
reflexionando acerca del mismo, pensando en cosas que les distrajeran y/o respondiendo
adecuadamente. Por el contrario, la falta de habilidad a la hora de regular las emociones
coincidió con el uso de alcohol o drogas como una estrategia de afrontamiento al estrés.

Estos resultados, al igual que otros encontrados, nos indican que la inteligencia emocional
facilita el afrontamiento de las situaciones estresantes y que reflexionar y actuar sobre el
problema es más adaptativo que evitarlo.

En definitiva, y según los datos de nuestro estudio, poseer una adecuada inteligencia
emocional dentro del ámbito policial influye de forma positiva sobre la estabilidad
emocional, la sociabilidad, el sentido del deber, la confianza y preocupación en y por los
demás, la responsabilidad y autoexigencia en el trabajo, la utilización de adecuadas
estrategias de afrontamiento al estrés y disfrutar de una mejor salud mental. En
consecuencia, todos estos aspectos favorecen el bienestar psicológico de los/las policías,
tanto en sus relaciones personales como en el desarrollo de su actividad laboral.

Referencias
El artículo original puede encontrarse en la revista Ansiedad y Estrés: López
Curbelo, M., Acosta Pérez, I., García García, L- A., y Fumero, A. (2006).
Inteligencia Emocional en policías locales. Ansiedad y Estrés, Vol. 12 (2-3), pp.
463-477.

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