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Brahian Stiven Castaño Navales.

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Informe de lectura de la cuarta parte del Discurso del método.

Desarrollo.

El conocimiento de la verdad y la falsedad a sido un problema que muchos han abordado


desde mucho tiempo atrás, han propuesto métodos de como se conoce, por ejemplo,
Platón con su teoría de las formas, etc. Así, la búsqueda de la verdad es un camino que
la filosofia recorre durante toda su historia. De este modo, la filosofía busca la manera de
conocer la verdad y lo falso.

Por supuesto Descartes no es ageno a este apuro que a afectado a la filosofia. Descartes
propone en la cuarta parte del discurso del método una manera novedosa de pensar,
propone un derrumbamiento de los conocimientos que antes tenía, puesto que piensa
desde un principio en un escepticismo que no es del todo infundado, porque para la
empresa que se propone necesita en primer plano dudar. Esta duda de conocimientos
anteriores es para Descartes su punto crucial para empezar su nueva filosofía, si se
permite, claro está, usar este concepto.

Descartes nos cuenta al comienzo de las Meditaciones la experiencia,


que viene ya de muchos años antes, de haber creído muchas cosas
falsas; la mayoría de las opiniones son dudosas, tiene que ser
derribados y erigidas sobre un nuevo fundamento si se quiere alcanzar
algo en las Ciencias. (Wolf, Úrsula (2010), La filosofía y la cuestión de
la vida buena pág. 118. Ed. Síntesis Madird).

La conformación de la verdad para Descartes es empezar a dudar de esas opinioness


antiguas que tenía, es esta duda que lo llevará a tener una bases firmes para su nueva
filosofía y para la ciencia, si es que se pretende tener un conocimiento del cual no haya
descofianza alguna. Esta nueva búsqueda por la verdad debe tener repercuciones en la
forma de pensar de Descartes, pues si de lo que él creyó en el pasado no es verdad;
entonces, ¿Qué lo es? El derrumbamiento de ese antiguo castillo del conocimiento que él
tenia lo llevará a pensar en una idea radical para la filosofia moderna, pensar en: “yo
pienso, luego soy”, lo en caminara a dudar de los sentidos, debido a que estos nos
engañan.
Entonces no es sólo dudar de los antiguos preceptos que se tenían, sino también es el
dudar de los sentidos. Si se retoma la pregunta anterior de “qué es lo verdadero” sabremos
que, en primer lugar, no son las opiniones pasadas que se tenían, segundo, tampoco será
la percepción que tenemos por los sentidos, debido a que estos nos pueden mostrar algo
que no es verdadero, por ejemplo, el tamaño de los astros que vemos en el cielo. Así lo
verdadero para el hombre es simplemente: “es el sí mismo”, éste no dudar de sí mismo
no es corpóreo, al contraio, es metafísico, porque según Descartes dice que: “[…] y que
no necesita, para ser, de lugar alguno, ni depende de cosa alguna material […]”
(Descartes Rene – Obras, pág. 125, Gredos). El sujeto pensante no necesita ser corpóreo,
debido a que se podría llegar a pensar que en Descartes el alma es la que piensa y, en
conclusión, esta es diferente del cuerpo, de la materia, así que en definitiva no se necesita
ser un ente material para razonar.

El descubrimiento, o dicho de otra forma, la forja de ese nuevo concepto filosófico, el


sujeto, hace que todo cambie drásticamente en la nueva filosofía cartesiana. Lo único
indudable para Descartes es: “lo único que no puede ser puesto en duda de esta manera
es la existencia de aquel que piensa todo” (Wolf, Ursula (2010), la filosofia y la cuestión
de la vida buena, pág. 118, Ed. Síntesis, Madrid). Es imperdonable dudar del sujeto
pensante, pues como ya se dijo, es aquel que puede dar razón de lo verdadero y lo falso,
de lo que en verdad puede ser legítimo en su existencia. Es más, el sujeto es el primer
principio de la filosofia de Descartes, se puede pensar que es un universal para Descartes.
La verdad radica en el sujeto mismo, se da paso a un solipsismo donde lo unico indudable
es la existencia del yo, como antes se dijo, no se duda de la existencia de ese yo pensante.
La verdad esta establecida desde el sujeto, lo unico verdadero son las cosas llegan a
nuestro entendimiento de una manera: “que las cosas que concebimos muy clara y
distintamente son todas verdaderas” (Desacrtes René, obras, pág. 124, Gredos). Hay
cosas que a presenta al entendimiento humano como verdaderas, que no hay lugar a dudar
de su validez, un ejemplo muy claro sería Dios, esto se presenta al entendimiento como
verdadero, pues pensar en dudar sería un total error.

Por consiguiente las cosas verdaderas se presentan al entendimiento como claras y


distintas, por ser de este modo no hay duda de su validez. Por otra parte, se debe entender
que debido al solipsismo la verdad está radicada en el sujeto, sólo el sujeto da ese criterio
de verdad, los objetos ya no componen una verdad dada, sino que la verdad está dada por
el ser pensante. Todo desde esta perspectiva recae sobre el sujeto, un ser que articula la
verdad por medio de su entendimiento, los objetos ahora no son dignos de verdad, por el
contrario, son merecedores de una duda: “Es así como se establecen los criterios de
verdad a partir de la mente misma. Se da el paso de la verdad como residente en los
objetos a la verdad como certeza, es decir, la verdad que reside y se constituye desde el
sujeto” (Manuel Antonio Romero de la Torre, Método y certeza en la filosofia cartesiana,
pág. 14, Universidad Nacional de Colombia). La verdad ya está pensada desde la visión
del sujeto que duda de todo, por este motivo debemos pensar que el hombre racional es
el que tiene la palabra final respeto de los objetos del mundo.

Sin embargo, el hombre no es del todo perfecto debido a que en él no hay del todo certeza,
porque si en un principio fuese así, no habria Lugar para la duda. Por este motivo es válido
pensar en la filosofia cartesiana por algo más que sólo el hombre, algo que en sí mismo
haya ese perfección buscada por Descartes. Entonces, ¿Quién es ese ser perfecto? Esta
pregunta es fácil de responder, el ser que en sí mismo esta la perfección es Dios, este ser,
según Descartes es el ser perfecto donde recae la demostración metafísica, porque como
sabemos el ser de Descartes es totalmente metafísico. De esta manera, la sustentación de
la verdad cae sobre Dios: “concebimos muy clara y distintamente son todas verdaderas,
esa misma regla recibe su certeza sólo de que Dios es o existe, y de que es un ser perfecto,
y de que todo lo que está en nosotros proviene de Él” (Descartes René, Obras, pág. 127,
Gredos). Todo lo está en nosotrso, esto referido a la verdad o a la posiblidad de
encontrarla porque Dios la puso ahí, así es necesario, dado el razonamiento en que la
verdad también esta en él y, por ende, es nuestro sustento.

En conclusión, no podemos dudar en la existencia de Dios, al contrario, Dios como ser


real es aquel en que está la verdad. Por este motivo no se debe de dudar de la existencia,
si así pasará no podría haber algo verdadero, porque el argumento de claridad y distinción
están antes de los sustentación del Dios, pero no se puede decir que está claridad y
distinción correspondan a algo verdadero, porque es primordial esclarecer la naturaleza
de Dios para que estas verdades se apeguen a algo real, no sólo en el ámbito metafísico:

Sin embargo, el criterio de la claridad y distinción puede usarse con


absoluta certeza metafísica una vez se ha demostrado la existencia de
Dios. Es decir, antes de demostrar la existencia de Dios, podemos estar
seguros de que los contenidos claros y distintos no pueden dudarse,
pero no podemos estar seguros de que corresponden con algo real.
(Manuel Antonio Romero de la Torre, Método y certeza en la filosofia
cartesiana, pág. 19, Universidad Nacional de Colombia)

La demostración de la existencia de Dios es primordial para articular los objetos claros y


distintos a la realidad, es decir, sabemos que conocemos esos objeta del conocimiento que
se nos han presentado al entendimiento de esta manera, pero no se puede decir que estos
estén en la realidad. Sin embargo, si demostramos la existencia de Dios como ser donde
está el entendimiento y la verdad, lo articulamos a la realidad tener el una metafísica del
sujeto que explica la realidad desde la razón que está en el sujeto y sólo este la podrá
revelar.

En últimas, Descartes en su cuarta parte del discurso del método, se propone, en primer
lugar a contar el camino por el cual empezó a dudar de todo y se pensó a sí mismo con
sustancia pensante, como el ser que por medio de su razón y sólo por ella podría demostrar
cuáles cosas son dignas de tomar como verdaderas y dudar ante las otras. En segundo
lugar, tomar ese “yo pensante” como motor de búsqueda de la verdad y demostrar que los
sentidos nos engañan, y que sólo se puede confiar en la razón humana, en tercera
instancia, demostrar la existencia de Dios como fuente metafísica de el sustento de verdad
que se puede aplicar a lo real, también, revelar la naturaleza de ese ser divno.
Bibliografía:

 Descartes, Obras, editorial Gredos, Madrid, España.


 Wolf, Ursula, La filosofía y la cuestión de la vida buena, Editorial Síntesis,
Madrid, España, 2010.
 Manuel Antonio Romero de la Torre, Método y certeza en la filosofía cartesiana,
Universidad nacional Nacional Colombia, Bogotá, Colombia, 2009

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