Escolar Documentos
Profissional Documentos
Cultura Documentos
indiferenciados.
La mente Universal no tiene intención, porque es impersonal.
Tu objetivo estudiante, no es confeccionar un cosmos entero, sino trazar beneficios
particulares; físicos, mentales, morales, o financieros, en tu vida o en la de algún
otro. Desde este punto de vista individual el poder creativo universal no tiene mente
en sí mismo, y por lo tanto tú puedes hacerle de mente a él.
Cuando se hace esto, el poder creativo universal le escucha, y organiza el trabajo
para lograr los propósitos en los que ha sido concentrado; y al menos que esta
concentración sea disipada por el mismo agente que lo produjo (tú mismo), trabajara
por la ley del crecimiento hasta la completa manifestación en el plano externo.
En la práctica debemos primero formar la concepción ideal de nuestro objeto con la
definitiva intención de imprimirla en la mente universal –y es esta intención la que
saca dicho pensamiento de la región de la mera imaginación casual- y por lo tanto
afirmamos que nuestro conocimiento de la Ley es razón suficiente para una
expectativa calma de un resultado correspondiente, y que por ello todas las
condiciones necesarias vendrán a nosotros en su debido orden.
Pero si comprendemos que la región de las causas secundarias es la región de los
meros reflejos no pensaremos a nuestro propósito como contingente de alguna
condición cualquiera, sino que sabremos que, por formar la idea de él en lo absoluto,
y manteniendo esta idea, habremos constituido la primera causa en la forma
deseada y podremos esperar el resultado con alegre expectativa.
No dudamos el resultado final. La Ciencia Mental no premia la pereza, pero saca al
trabajo de la región de la ansiedad y del esfuerzo al asegurarle al trabajador el éxito
de su labor, si no es en la forma precisa anticipada, en alguna otra mejor para sus
requerimientos.
Para tener buenos resultados debemos entender nuestra relación con el gran poder
impersonal que estamos usando. Él es inteligente y nosotros somos inteligentes, y
las dos inteligencias deben cooperar. No deberíamos volar en la faz de la Ley con
la expectativa de que ella haga por nosotros lo que ella solo puede hacer a través
de nosotros; y debemos por ello usar nuestra inteligencia con el conocimiento de
que está actuando como el instrumento de una inteligencia más grande; y porque
tenemos este conocimiento podemos, y debemos, cesar toda ansiedad por el
resultado final.
Cuando esto es comprendido adecuadamente, es visto como totalmente
innecesario emplear como recurso para cumplir nuestros propósitos el estado de
ansiedad. Si el resultado ya está asegurado, entonces de ello se sigue que los pasos
que se dirigen hacia él también lo están. Los recursos pasarán a través del pequeño
círculo de nuestra actividad consiente día a día a su debido orden, y entonces
trabajaremos en ellos, no con miedo, duda, o febril excitación, sino con calma y
alegría, porque sabemos que el resultado está asegurado.
Podremos por lo tanto cumplir los asuntos de nuestra vida diaria con la tranquila
convicción de que las condiciones iniciales o son allí ya o vendrán a lo visible pronto.
Si alguna vez no lo vemos, permanezcamos tranquilos con el conocimiento de que
el prototipo espiritual ya existe y espera a que alguna circunstancia que apunta en
la dirección deseada empiece a mostrarse.
La secuencia comienza con alguna emoción que produce un deseo; luego el juicio
determina si externalizamos este deseo o no; cuando el deseo fue aprobado por el
juicio, la voluntad va adelante y dirige a la imaginación para formar el prototipo
espiritual necesario; y la imaginación así centrada en un objeto particular creará el
núcleo espiritual, que en su momento actuará como un centro alrededor del cual las
fuerzas de atracción comenzarán a trabajar, y continuarán operando hasta que, por
la ley del crecimiento, el resultado concreto se vuelva perceptible a nuestros
sentidos externos.
El poder-de-voluntad, cuando se transfiere de la región de la mentalidad inferior al
plano espiritual, se vuelve simplemente una determinación calmada y pacífica de
conservar una cierta actitud mental a pesar de todas las tentaciones de lo contrario,
sabiendo que haciendo esto el resultado deseado ciertamente aparecerá.
Debemos siempre tener en mente que estamos tratando con la maravillosa energía
potencial la cual aún no está diferenciada en ningún modo particular, y que por la
acción de nuestra mente podemos diferenciarla en algún modo especifico de
actividad que sea de nuestra voluntad; y al mantener nuestros pensamientos fijos
en el hecho de que el influjo de esta energía está tomando lugar y que por nuestra
actitud mental hemos determinado su dirección, gradualmente realizaremos una
externalización correspondiente.
Debemos morar con alegría en el conocimiento que, porque la ley es segura en su
acción, nuestro deseo es seguro que se producirá.
El hecho es que concentramos energía de una clase para un propósito particular
que debemos fijar en nuestras mentes, y no ver a ningún detalle especifico como
esencial para el cumplimiento de nuestro objetivo.
Podemos simplemente comprendernos a nosotros mismos como parte de la vida
universal y de esta manera ganar una quieta centralización, la cual, aunque
mantenida por un acto consiente de volición, es en su más profunda esencia
descanso.
Desde este punto vemos que todo es Vida y todo es Bueno, y que la Naturaleza,
desde su superficie claramente visible hasta sus más profundos arcanos, es un gran
manantial de vida y de bien, ambos enteramente consagrados a nuestro uso
individual.
Cada uno debería formular su propia forma de trabajo, pero un método, el cual es a
la vez simple y efectivo es decirle a la mente subjetiva, “Esto es lo que yo quiero
que tu hagas; tu vendrás a donde estoy y lo harás, trayendo todo tu poder e
inteligencia para realizarlo. No hay nada en mí que considere como te considero a
Ti”.
Esta es la ley invariable de la vida subjetiva que “así como el hombre piense en su
corazón así es él,” que es como decir que, su estado subjetivo interno es la única
realidad verdadera, y lo que podemos llamar realidad externa es solo su objetiva
correspondencia.
Entonces, el paso inicial consiste en afirmar una imagen de la Mente Universal como
el ideal de todo lo que podríamos desear, tanto para nosotros como para los otros,
junto con la intención de reproducir a este ideal, aunque imperfectamente, en
nuestra vida; y habiendo dado este paso, podemos entonces verla como a nuestra
siempre presente Amiga, proveyendo todo el bien, guardándonos de todo peligro, y
guiándonos con todo consejo. Gradualmente como el hábito del ver de esta manera
a la Mente Universal crece en nosotros, encontraremos que en concordancia con la
ley que hemos considerado, se volverá para nosotros cada vez más personal, y en
respuesta a nuestros deseos su inherente inteligencia se hará cada vez más
claramente perceptible en el interior.
Cada pensamiento produce un cambio molecular en la sustancia del cerebro, y la
repetición de la misma clase de pensamientos causa una repetición de la misma
acción molecular hasta que al final un verdadero canal es formado en la sustancia
cerebral, la cual solo puede ser erradicada por una reversión del proceso de
pensamiento.
De esta manera los “surcos de pensamientos “son una cosa muy literal, y cuando la
vibración de la corriente cósmica se establece fluye automáticamente a través de
ellos reaccionando. Pero por supuesto debemos recordar que las ideas no son
causadas por los cambios moleculares, sino por el contrario son la causa de ellos:
y es en esta traslación de la acción del pensamiento a la acción física que nos
encontramos cara a cara con el eterno misterio del descenso del espíritu en la
materia.
Yo: Sabiduría y poder diferenciado
"Agradezco cuando en mi vida aparece algo que no quiero, dado que gracias a
ello puedo disfrutar el contraste de obtener lo que sí quiero"