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La falta de recursos ahoga a ‘Punto Final’,


la revista que Pinochet ordenó destruir
marzo 9, 2018 Redacción 0 comentarios Pinochet, punto final, recursos

visto 15/03/2018
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pinochet-ordeno-destruir/

Este viernes sale a la calle el último número de la mítica publicación de


izquierda. Tras el golpe de estado de septiembre de 1973, varios de sus
redactores fueron detenidos y asesinados. Su director, ex preso político del
régimen, confiesa que “el dolor es muy grande”.
Manuel
Cabieses
El periodista chileno Manuel Cabieses está a punto de cumplir 85 años. Cuando
tenía 32, se embarcó en una aventura que le cambiaría la vida. Junto a Mario
Díaz, también reportero, fundó una revista. Corría septiembre de 1965. La
bautizaron como Punto Final. En el septiembre de 1973, Díaz y Cabieses
tuvieron que hacer un punto y seguido. La redacción fue allanada, varios de
sus trabajadores fueron asesinados y otros acabaron en el exilio. Años
después, cuando el régimen estaba a punto de caer, abrieron otra vez las
puertas de esta publicación de izquierda. Hasta hoy. Casi 43 años después de
su nacimiento, ha llegado el momento de cerrar. Lo que no logró Augusto
Pinochet lo ha conseguido la falta de recursos.
“Me cuesta encontrar una palabra exacta para definir lo que siento”, comentó
Cabieses a Público desde su oficina, situada en la calle San Diego de Santiago
de Chile. En su computadora se acumulan los artículos del último número de
esta publicación quincenal, que saldrá a la calle este viernes. Va a ser la
última, pero en la redacción de Punto Final trabajan como si fuese cualquier
otro de sus 894 números. Quieren morir como nacieron: informando desde una
óptica de izquierda, anticapitalista y latinoamericanista.
“Estaremos cumpliendo nuestra tarea hasta el último día, con el ánimo fuerte”,
dice su director. No obstante, admite que son días difíciles. “Es un dolor muy
grande -explica Cabieses-. He pasado mi vida en esto. Para mí, es como ver
agonizar a un familiar”. La enfermedad que llevará a esta publicación a la
tumba ha sido la misma que en otras tantas redacciones de aquí y allá. “La
razón es simple y clara -subrayó su responsable-: no tenemos recursos
propios para seguir adelante“. En Chile hay un agravante: se trata de uno de
los países más caros de América Latina para editar un periódico o una
revista. Allí el mercado está controlado por dos grandes empresas. El resto
sobrevive como puede.
En ese contexto, Punto Final se edita cada 15 días y vende unos cinco mil
números. En su redacción hay cuatro personas trabajando de forma fija,
aunque cuentan con una red conformada por una veintena de colaboradores.
El sociólogo chileno Marcos Roitman, quien tuvo que refugiarse en España tras
el golpe de Estado de Pinochet, es uno de ellos. “Esta revista es un acervo de
la cultura chilena. Dejarla morir significa matar parte de la cultura política del
país”, dijo a Público en Madrid, donde trabaja como profesor universitario.
Basta con repasar el archivo histórico de Punto Final para darle la razón a
Roitman. Por ejemplo, en el número 59, que salió a la venta en la primera
quincena de julio de 1968, se publicó por primera vez el Diario del Che
Guevara en Bolivia, una de las obras referenciales de este militante
revolucionario. También cubrió el momento histórico que supuso la victoria de
la Unidad Popular de Salvador Allende, así como el golpe de estado genocida
que acabó violentamente con aquel gobierno democrático.

“Soldado: La Patria es la clase trabajadora”, rezaba su portada del 11 de


septiembre de 1973, el mismo día en el que Pinochet instauró su régimen de
terror. Aquella dramática jornada, el general dio una clara orden por radio a sus
subordinados. “Justamente el personal que trabaja allá en Punto Final… Todo
el mundo ahí debe ser detenido. Cambio”, advirtió. Poco después se produjo el
allanamiento y destrucción de la revista. Varios de sus redactores y
colaboradores fueron detenidos, torturados y asesinados.

Manuel Cabieses
Perseguida en democracia
Cabieses, que por entonces también figuraba como director de la revista, fue
detenido dos días después del golpe de Estado. Hasta 1975 permaneció en
campos de concentración de la dictadura. Luego fue expulsado del país y se
refugió en Cuba hasta 1979, año en el que regresó a Chile para vivir
clandestinamente junto a su esposa, Flora Martínez. Mientras tanto, su
compañero Mario Díaz se exilió en México, donde logró sacar una edición
internacional de la revista.
Diez años después, en 1989, Punto Final volvió a ver la luz en Santiago. El
dictador Pinochet aún ostentaba el poder, pero le quedaba poco. La
democracia se restauró en marzo de 1990, aunque eso no significó el fin de la
persecución contra la revista: en septiembre de 1991, el gobierno de Patricio
Aylwin presentó una querella contra Cabieses por una portada de Punto Final
que llamaba “sádico y asesino” a Pinochet. A raíz de esa denuncia, Cabieses
llegó a ser detenido por la Policía chilena en plena democracia. Ni siquiera así
lograron callar su voz, ni tampoco apagar los teclados de esta histórica
publicación de izquierda. Hasta hoy.

Danilo Albin

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