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EL ESPÍRTU SANTO

INTRODUCCIÓN:

A.- Nuestro propósito en el presente, es tratar la Persona y obra del Espíritu Santo, la
tercera Persona de la Divina Trinidad. En la Biblia hay mucho menos sobre el Espíritu Santo de
lo que hay sobre Dios el Padre o Dios el Hijo.

B.- Consideraremos en nuestro estudio los aspectos fundamentales de su Persona,


centrados en las Escritura y dejando ver en lo que la iglesia del nazareno cree referente al
Mencionado.

I.- EL ESPÍRITU SANTO EN EL ANTIGUO TESTAMENTO

En el Antiguo Testamento hay 86 referencias al Espíritu Santo de Dios o el Espíritu del


Señor. La primera de éstas aparece en el segundo versículo de la Biblia. El Pentateuco nos
ofrece 14 referencias. El mismo número aparece en Jueces y en 1 y 2 Samuel. Ezequiel e Isaías
nos ofrecen 28. Los Salmos 6, y el resto están derramados en los otros libros. El término
hebreo que designa al Espíritu es ruach, que posee varios significados:

1.- Viento, fuerza invisible misteriosa y poderosa (Gn. 8: 1; Éx. 10: 13; Jon. 4:8; etc.).
2.-Aliento o espíritu (Gn. 16:17; 7:15; Jer. 10:14; Ez. 11:5; etc.).
3.- Poder Divino (Jue. 3: 10; 6: 34; 11: 29; 1 S. 11: 6).

Aun cuando no puede establecerse una regla uniforme infalible, en general" cuando se
menciona el “Espíritu de Dios” se está haciendo referencia al poder, potencia y majestad de
Dios creador, el “Espíritu del Señor”, en cambio, denota el amor, favor y ayuda del Dios
Redentor.

Dividimos las referencias Antiguo testamentarias al Espíritu en tres grupos: Aquellas


que establecen una relación general entre la actividad del Espíritu y el universo creado.
Aquellas que hablan de Dios como Redentor en y a través de su pueblo. Aquellas que hacen
referencia a la venida del Mesías y la era del Espíritu.

A.- El Espíritu y el Cosmos

Ya hemos mencionado la referencia al Espíritu de Dios que aparece en Gn. 1 : 2,


donde se dice que el Espíritu "se movía sobre la faz de las aguas" en la creación. De manera
similar el Salmista dice: "por la palabra de Jehová fueron hechos los cielos, y todo el ejército
de ellos por el aliento (Espíritu) de su boca" (33: 6). Se menciona el Espíritu con relación a la
vida humana: “haya hálito (Espíritu) de Dios en mis narices” (Job 21: 3); y la animal: "Envías
tu Espíritu, son creados, y renuevas la faz de la tierra" (Sal. 104: 30).

El Espíritu de Dios lucha con el hombre o mora en él (Gn. 6: 3); confiere


conocimiento y sabiduría sobrenaturales (Gn. 41: 38); es el dador de habilidades artísticas
especiales (Éx. 35: 30) y de sabiduría para gobernar (Jue. 3: 10). Está presente en todo el
orden creado (Sal. 139: 7 - 10). Es un Espíritu personal, que está imbuido en toda la creación,
y sin embargo es distinta de ella. Está presente, además no sólo con el poder que sustenta el
universo, sino también como una influencia moral perturbadora en las vidas de los hombres
pecadores. El Espíritu de Dios es el Espíritu Santo.

B.- El Espíritu de Dios en la redención

Un segundo grupo de pasajes del Antiguo Testamento hablan del Espíritu con relación
a la actividad redentora de Dios en medio de su pueblo. Esto no tiene que ver sólo con lo que
sería para nosotros una redención espiritual, sino que a menudo se refiere a la redención de
los opresores o del peligro. Así por ejemplo en Jueces y en 1 Samuel hay frecuentes menciones
del Espíritu del Señor que desciende sobre el ser humano como poder sobrenatural y los hace
capaces de proezas más allá de lo ordinario. Otoniel (Jue. 3: 10). Gedeón (Jue. 6: 34), Jefté
(Jue. 11: 29). Sansón (Jue. 14: 6; 15: 14), Saúl (1 S. 10: 10) y David (1 S. 16: 13) son los
personajes que se mencionan como sujetos de tales "posesiones».

Es similar a la manifestación del Espíritu que se asocia con pronunciamientos


proféticos del Antiguo Testamento. En Nm. 11: 25 - 26 desciende sobre 70 ancianos escogidos
para asesorar a Moisés, y éstos profetizan. En 1 S. 19: 20 cae sobre los mensajeros de Saúl, y
ellos también profetizan.. Ezequiel habla de sus visiones de que penetraba en él (2: 1 - 3), lo
elevaba y lo llevaba a otros lugares (3: 13 - 14), que lo hacía ascender a una posición
intermedia entre el cielo y la tierra (8: 3), y que lo traía basta la puerta de la casa del Señor
que daba sobre el este (11: 1).

El término Espíritu Santo se usa tres veces en el Antiguo Testamento en contextos que
parecen implicar directamente lo moral y espiritual (Sal 51: 11; Is. 63: 10 - 11). No implican
éstos la obra regeneradora o santificadora del Espíritu Santo. El Antiguo Testamento da
testimonio de que la obra redentora de Dios a favor de los suyos y los impulsos y respuestas
del alma en el acto de la adoración han sido en todas las edades" antes y después del
Pentecostés, el ministerio del Espíritu Santo.

C.- El Espíritu Y las profecías Mesiánicas

Una tercera clase de referencias al Espíritu Santo en el Antiguo Testamento, habla


sobre el futuro Redentor de los hombres y de la creación entera Isaías describe al Espíritu que
unge la rama (11: 2), y el Siervo del Señor (42: 1), y formula la comisión que Jesús aceptará
como suya (Is. 61: 1 - 2); entre otras 32: 14 - 15; 43: 3; 59:1 9; Ez. 36: 25 - 27. Zac. 12: 10;
Joel 2: 28 - 29.

D.- El Espíritu y las Escrituras

Al respecto el Nuevo Testamento da testimonio de su participación en la formación


del Antiguo Testamento (2 P. 1: 21; Mr. 12: 36; Hch. 4: 25; 28: 25). El Espíritu Santo habló,
significó y dio testimonio a través de lo que fue escrito en el Antiguo Testamento, en los
himnos de los salmistas, en los tipos de Levítico y en el mensaje de los profetas (He. 3: 7; 9:
8; 10: 15).

II.- EL ESPÍRITU SANTO EN EL NUEVO TESTAMENTO

El concepto bíblico con respecto al Espíritu Santo es formulado de manera más


clarificadora en el Nuevo Testamento, cuando al fin la edad del Espíritu había Regado. Aquí
nos muestra de manera traslúcida la personalidad del Espíritu Santo y su deidad como Tercera
Persona de la Divina Triunidad.

A.- La personalidad del Espíritu Santo

Por largo tiempo el liberalismo unitario ha pretendido que tanto en el Antiguo como
el Nuevo Testamento, el Espíritu Santo es simplemente un poder, una influencia o una
actividad de Dios el Padre. Algunas de las sectas contemporáneas como los Testigos de Jehová
o la Ciencia Cristiana, concuerdan en el rechazo de la personalidad y deidad del Espíritu
Santo.

No es correcto referirse al Espíritu amo como si fuera un objeto, siempre debe


mencionarse como persona que es. En el griego es pneuma que es un sustantivo neutro. La
tercera Persona de la Divina Triunidad es una Persona Divina y como tal incorpórea, el hecho
de que las personas, los animales y las cosas posean cuerpo no es una condición indispensable
de la existencia personal La Biblia nos revela las diversas formas que el Espíritu es Persona
Ante todo, le atribuye mente, voluntad y emociones, que son las características exclusivas de
la persona
En el Nuevo Testamento encontramos amplias referencias a Él ya su obra" que pone
en evidencia ricamente su carácter de Persona Divina. En los Evangelios Sinópticos (Mateo,
Marcos y Lucas) y en los Hechos de los Apóstoles se menciona al Espíritu 88 veces. En las
Epístolas de Pablo encontramos 120 referencias. Las Epístolas Generales suman 14 más 11 el
Apocalipsis. En el Evangelio según San Juan que es uno de los libros más significativos del
Nuevo Testamento para quienes se interesen en su enseñanza sobre el Espíritu Santo, las
referencias son 16. Todas estas citas dan testimonio de que el Espíritu Santo es una Persona
Divina

1.- Acciones personales

a- El Espíritu enseña (Lc. 12: 12; Jn. 14: 26; Lc. 2: 26).
b.- El Espíritu habla (Mt 10: 20; Mr. 13: 11;Hch. 8: 29; 10: 19; 13: 2, 20: 23; 21: 11;
28: 25; Ap.2:7, 11, 17,29; 3: 6, 13, 22; 14: 13; 22: 17).
c.- El Espíritu lleva, guía y conduce (Mt. 4: 1; Lc. 4: I; Jn. 16: 13; Hch. 16: 6 - 8; Ro. 8:
14).
d- Da Testimonio (Hch. 5: 23: Ro. 8: 16; He. 10: 15; Jn. 15: 26; 1 P. 1: 11; 1 Jn. 5: 7).
e.- El Espíritu Santo intercede (Ro. 8: 26 – 21).
f - El Espíritu envía (Hch. 13: 4).
g. - El Espíritu Sella (Ef. 1: 13; 4: 30).
h.-Mueve a los hombre a través de la inspiración (2 P. 1: 21).
i- Convence de pecado, justicia y juicio (Jn. 16: 7 – 8).
j.- Glorifica a Cristo (Jn. 16: 14 – 15).
K.- Unge (1 Jn. 2: 20, 27).

2.- Cualidades de pensamiento y voluntad

a-El Espíritu Santo considera que ciertos cursos de acción son mejores que otros (Hch.
15: 18).
b.- Conoce la mente de Dios (1 Co. 2: ll, 16).
C.- Elige los dirigentes de la iglesia (Hch. 20: 28).
d.- Ama (Ro. 15: 30).
e.- Escoge (1 Co. 12: 11).

Tal como en el caso de las acciones personales, elegir, conocer, amar, y escoger son
términos que sólo pueden aplicarse a personas.

3.- El Espíritu es tratado como una persona

a. -Tal como puede blasfemarse de Dios el Padre y de Jesucristo, es posible blasfemar


contra el Espíritu Santo (Mt. 12: 31; Mr. 3: 39; Lc. 12: l0).
b.- Se le intenta mentirle (Hch. 5: 3).
C.- Puede resistírselo (Hch. 7: 51).
d- Puede ser tratado despectivamente, ser afrentado (He. 10: 29).
e.- Puede ser apenado o entristecido (Ef. 4: 30).

4.- El testimonio de Juan

En el Evangelio de Juan encontramos un testimonio único e inequívoco con respecto


a la personalidad del Espíritu. En éste se encuentran los cinco pasajes claves sobre el Espíritu
que van sucediéndose a lo largo del relato de la última cena (Jn. 14: 16 - 17; 14: 26; 15: 26;
16: 7 -8 y 16: 13 – 15). Juan usa a lo largo de su discurso los pronombres personales “Él” y
“su”. Además se ha dicho que este Evangelio es la corona de la revelación bíblica sobre el
Espíritu.

B.- La deidad del Espíritu Santo


El Espíritu Santo es Dios. Su deidad puede probarse por medio de un número
considerable de pasajes escriturales. El nombre de Dios, sus atributos, sus obras, y su adoración
se aplican al Espíritu Santo.

1.- Sus atributos:

- La eternidad (He. 9: 14).


- La omnipotencia (Ro. 15: 18, 19).
- La omnipresencia (Sal 139:7)
- La omnisciencia (1 Co. 2: 10- 11; Is. 40: 13.1 4; 1 Co. 2:10).

2.- Sus Obras:

- La creación y preservación de universo (Gn. 1: 2, 3; Sal 104: 29 - 30; Job 33:4).


- Da testimonio a la verdad con respecto a nuestro Señor Jesucristo (Ap. 5: 30 - 32;
Jn. 15:26).
- Convence al mundo de pecado, de justicia y de juicio (Jn. 16: 8 - 11).
- Regenera a los creyentes (Tit. 3: 5).
- Habita en todos los cristianos genuinos y los fortalece (1 Co. 6: 19; Ef. 3: 16).
- Da testimonio de que en verdad son hijos de Dios (Ro. 8: 16).
- Capacita para poseer y demostrar las gracias del carácter cristiano (Gá. 5: 22 - 23).
- Guía y enseña a los creyentes sinceros (Jn. 16: 13; 1 Co. 2: 9 - 15).
- Fortalece la vida devocional (Jud. 20; Ef. 6: 18; Ro. 8: 26).
- Llama y guía a los creyentes al servicio cristiano (Ap. 13:2; 16: 6 - 7; 8: 29).
- Purifica por la fe (Ap. 15: 9 - 10).
- Capacita al creyente para comunicar efectivamente a los otros la verdad que ha
recibido de Dios (Ap. 1: 8).

Además, el nombre del Espíritu Santo se aúna con el del Hijo y el del Padre de tal
manera que implica en ellos un estado de igualdad completa y total (Mt. 28: 19; 2 Co. 13:
14).

III.- LA DISPENSACIÓN DEL ESPÍRITU SANTO

A.- El Espíritu Santo y el Pentecostés

El Pentecostés marca una nueva dispensación de gracia, la del Espíritu Santo. Ésta no
debe entenderse como anteponiéndose a la obra de Cristo sino como ministrándola y
completándola (Jn. 15: 16; 1 Co. 12: 3). La obra del Espíritu Santo está en conexión con sus
oficios como el representante del Salvador. Él es el Agente de Cristo, representándola en la
salvación del alma individual, en la formación de la iglesia, y en el poder testimonial de la
iglesia en el mundo. Pero Él no es representante de un Salvador ausente. Él es el otro yo de
nuestro Señor siempre presente, según así es el significado de la promesa (Jn. 14: 18; 16: 7).

El Pentecostés fue el día de la inauguración del Espíritu Santo, el Don Pentecostal fue
el don de una Persona. Así como la venida de Cristo fue acompañada con señales milagrosas,
también la llegada del Espíritu Santo fue acompañada de señales indicativas de su persona. La
primera, el sonido como viento recio y fuerte, que anunciaba su venida; la segunda, las
lenguas repartidas como de fuego descansando sobre los discípulos, indicaba su llegada; y la
tercera, el don de lenguas extrañas, marcando inmediatamente la apropiciación de su obra
como Administrador y el principio de sus operaciones.

B.- Los oficios del Espíritu Santo

El Espíritu Santo es tanto el Don como el Dador. Es el Don de Cristo glorificado, a la


iglesia y habita dentro de ella como una Persona enérgica y creadora. Después de su
inauguración el Espíritu vino a ser el ejecutivo de la Deidad sobre la tierra. Él es ahora el
Agente del Padre como del Hijo, y en quien tanto el Padre como el Hijo mantiene residencia
(Jn. 14: 23), y por el cual pueden tener a acceso a Dios.

1.- El Fruto del Espíritu

El fruto del Espíritu es la comunicación al individuo de las gracias que emanan de la


naturaleza divina, y tienen referencia al carácter más bien que a los requisitos especiales para
el servicio. A diferencia de los dones del Espíritu, el fruto no se divide entre los creyentes, sino
que todo creyente debe tener el fruto del Espíritu en su vida, porque ese es el patrón del
Nuevo Testamento establecido en (Mt. 7: 16).

El fruto viene a ser como un racimo de santas disposiciones que brotan y se


desarrollan al mismo nivel; al crecer el amor, también crece el gozo, la paz, la paciencia, la
benignidad, la bondad, la fe, la mansedumbre y la templanza (Gá. 5: 22 - 23).

2.- Los dones del Espíritu

Estos son los dones de la gracia. Son los medios y facultades divinamente ordenados
con los que Cristo capacita a su iglesia a fin de que ésta cumpla con su tarea sobre la tierra.
Los dones del Espíritu son capacidades sobrenaturales para el servicio, y se determinan por el
carácter del ministerio que tendrán que cumplir. Son vitales al éxito de la misión de la iglesia.
Estos dones son distribuidos a discreción del Espíritu Santo (1 Co. 12: 11).

Dos porciones emanan los dones del Espíritu. En 1 Co. 12: 8 - 11 encontramos los
siguientes: Palabra de sabiduría, palabra de ciencia, fe, sanidad, hacer milagros, profecía,
discernimiento de espíritus, lenguas, interpretación de lenguas, y en Ef. 4: 11 - 12 se hallan los
otros que son: Apóstoles, profetas, evangelistas pastores y maestros.

3.- El Espíritu Santo y la obra de la salvación

Los actos o funciones administrativas del Espíritu Santo que pertenecen especialmente
a la obra de la salvación son el de "Dador de la vida" y el de una "presencia santificadora".
Cumple con un aspecto triple: El bautismo se da en el día de la conversión y lo que hace es
ubicar al creyente en el cuerpo de Cristo y purificarlo; la unción es su obra de capacitar para
el servicio y para la vida; y el sello o sea la misma presencia permanente en su oficio de dar
testimonio.

4.- El Espíritu Santo y la Iglesia

El Espíritu Santo formó la iglesia en el Pentecostés con los individuos redimidos por
Cristo, con quienes a partir de ese momento, Él entra en relaciones profundamente íntimas
con los creyentes, mora en ellos, les enseña, les guía, les constriñe, intercede por ellos, les da
poder, y es el vínculo que une a los miembros del cuerpo uno con otro y todos a su vez a la
Cabeza invisible.

Además de lo nombrado, el Espíritu, da un testimonio subjetivo a los creyentes da


una seguridad profunda, muy dentro de la conciencia humana de que somos hijos de Dios;
"en esto sabemos que Él permanece en nosotros, por el Espíritu que nos ha dado'" (1 Jn. 3: 24;
4: 13). En el Nuevo Testamento hay tres imágenes que se emplean para presentar este
testimonio:

a.- El Sello del Espíritu (2 Co. 1: 22; 2 Ti. 2: 19).- El Espíritu Santo es el sello y el que
sella; la imagen de Cristo es la marca visible de identificación. Este viene a ser al mismo
tiempo, una seguridad para el creyente y un signo para el mundo.

b.- Las arras del Espíritu (2 Co. 1: 22).- En un acuerdo comercial las arras, o anticipo,
es un pago parcial que ratifica lo acordado y obliga tanto al comprador como al vendedor a
completar la transacción. El Espíritu Santo es el anticipo, por así decido, del tesoro infinito que
Dios tiene previsto asignamos en el cielo. En la medida en que andemos en el Espíritu,
tenemos la garantía, y además el gusto anticipado del cielo. El cielo será el cumplimiento del
amor, el gozo y la paz del Espíritu Santo elevados a lo infinito (Jn. 11: 3).

c.- El Testimonio del Espíritu Santo (Ro. 8: 16; Gá. 4: 6) Juan Wesley dijo al respecto:
"Es una impresión interna la cual el Espíritu de Dios testifica directamente y de manera
inmediata a mi espíritu de que yo soy hijo de Dios, que Jesucristo me ha amado y se ha dado
por mí; que todos mis pecados han sido cubiertos por su gracia, y que yo, estoy reconciliado
con Dios”.

5.- El Espíritu Santo Y el mundo

El Espíritu representa a Cristo al mundo. Pero en vista que el mundo no conoce al


Espíritu Santo y no puede recibirle en plenitud de su verdad dispensacional, Cristo está por
tanto limitado en sus operaciones a los estados preliminares de la gracia. La naturaleza de la
obra del Espíritu se descrita por el Señor en Jn. 16: 8 – 11, al decir de que el Espíritu Santo
convence al mundo de pecado de justicia Y de juicio.

CONCLUSIÓN

Conclu1remos el presente documento citando textualmente la declaración de fe de la


Iglesia del Nazareno tocante a la Persona del Espíritu Santo:

«Creemos en el Espíritu Santo, la Tercera Persona de La Divina Triunidad, que está


siempre presente y eficazmente activo en la Iglesia de Cristo Y juntamente con ella"
convenciendo al mundo de pecado, regenerando a los que se arrepienten y creen,
santificando a los creyentes y guiando a toda verdad como está en Jesucristo".

Estudio Bíblico IN – HB, Marzo 2 004

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