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Movilidad humana

y fronteras abiertas
JUAN CARLOS VELASCO

E
ste artículo puede ser interpre- la cuestión de las fronteras y las migra- sino también a mudar su lugar de asen-
tado como un alegato a favor ciones internacionales, se señala la nece- tamiento e instalarse en donde juzgue
de la libre circulación de las per- sidad de adoptar una mirada cosmopo- conveniente.
sonas. Algo de eso hay, aunque lo cier- lita y, más concretamente, una perspec- La posibilidad de decidir dónde vivir
to es que a lo largo del mismo no se tiva de justicia global, (4). Finalmente, es un aspecto fundamental de la libertad
buscará fundamentar este derecho en se arguye la necesidad de abrir un deba- humana. Esta aseveración resulta com-
cuanto tal, al menos de manera expre- te público sobre la apertura de fronteras pletamente evidente cuando el destina-
sa, sino que se tratará de poner en evi- y la conveniencia de formular propues- tario es uno mismo. Nadie se negaría
dencia la amplia difusión de prácticas tas innovadoras, incluso aunque pudie- este elemental derecho a sí mismo. Sin
destinadas a negarlo, a desdibujarlo o ran ser consideradas utópicas (5). embargo, no se procede siempre de la
a cuestionar su contenido esencial. No misma manera cuando se trata de apli-
obstante, un segundo objetivo, y en Configuración asimétrica carlo a los demás. Entonces valen mil
absoluto lateral, consistirá en mostrar del derecho a la libre circulación distingos. No hay más que remitirse a
que el reconocimiento generalizado del Hablar del derecho a la libre circulación las pruebas. Un despropósito que po-
ius migrandi como un derecho básico de las personas en el mundo de hoy es demos expresar enfáticamente con estas
de las personas representa una forma adentrarse en un campo minado de pa- palabras que el escritor Stefan Zweig
de ordenar los actuales flujos migrato- radojas, por no decir de flagrantes con- incluyó en su autobiografía titulada El
rios preferible –tanto desde un enfoque tradicciones. De entrada, que el conjun- mundo de ayer (1942): “Antes el hombre
normativo como desde una perspectiva to de la superficie del planeta que habi- sólo tenía cuerpo y alma. Ahora, ade-
meramente pragmática o funcional– a tamos todos fuera accesible a cualquiera más, necesita un pasaporte, de lo con-
las habituales políticas encaminadas a que pretenda y pueda desplazarse debería trario no se lo trata como a un hombre”.
intentar controlar o incluso bloquear ser algo completamente normal. Al fin y Y hoy incluso habría que corregir a
las fronteras. Se aboga, en consecuen- al cabo, la Tierra entera es propiedad Zweig, pues ahora, en muchos casos,
cia, por un mundo en el que la aper- común de la humanidad (dicho sea esto ni disponiendo de ese documento una
tura de las fronteras sea la regla y no la con el permiso de las otras especies ani- persona es considerada como tal.
excepción. males que habitan el planeta), una pro- La libre circulación de las personas,
El desarrollo de estas ideas se efec- piedad que cada generación recibe como la libertad de movimientos y de residen-
tuará a lo largo del artículo en cinco herencia inmerecida. cia, es un derecho humano básico y, sin
pasos. En primer lugar, se presenta de La ocupación continuada de un de- embargo, la forma concreta en que está
una manera crítica la configuración asi- terminado territorio por un grupo hu- regulada adolece de un grado tal de asi-
métrica que desde el derecho interna- mano –un hecho histórico mil veces metría que raya con el absurdo. Un rasgo
cional se ofrece del derecho a la libre repetido ya sea por medios pacíficos o de visible incluso en el texto normativo más
circulación de personas (1). A continua- manera violenta – genera ciertos derechos significativo sobre los derechos humanos,
ción, se destaca cómo la soberanía esta- de uso, que, sin embargo, no pueden la Declaración Universal de 1948, cuyo
tal representa un obstáculo estructural negar ni desvirtuar el derecho más básico artículo 13 proclama: “1. Toda persona
para el ejercicio de dicho derecho (2), de todo individuo a relacionarse con los tiene derecho a circular libremente y a
de tal manera que, pese a los actuales demás seres humanos ni tampoco can- elegir su residencia en el territorio de un
procesos de globalización, los movimien- celar la obligación de dar acogida a indi- Estado. 2. Toda persona tiene derecho a
tos de personas no sólo siguen topándo- viduos procedentes de otros lugares. De salir de cualquier país, incluso del propio,
se con las fronteras políticas tradiciona- este tipo de planteamientos –esbozados y a regresar a su país”.
les, sino que incluso han sido potencia- aquí de manera extremadamente suscin- La legislación internacional vigente
das mediante la erección de nuevos ta– se derivaría como colorario el ius sobre la materia, inspirada en el citado
muros (3). Ante este panorama, y con migrandi: el derecho de toda persona no artículo, reconoce a toda persona el de-
el fin de afrontar de manera más integral sólo a desplazarse a lo largo del planeta, recho de abandonar el Estado del que es

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rechos. Se registra, por tanto, un notable


desajuste entre el reconocimiento irres-
tricto de la libertad emigratoria y el so-
metimiento fáctico del derecho a inmi-
grar a la decisión soberana de los países
receptores. En estricta lógica jurídica el
deber de acogida está ya implícito, pues
cuando se reconoce un derecho se ad-
quiere también la obligación de no im-
pedir su realización, pero los Estados
hacen oídos sordos y el migrante queda
atrapado de facto en medio de su viaje en
una zona de paso, en una difusa zona
normativa donde sus derechos quedan
como mínimo en suspenso.
Por lo demás, la peregrina idea de
que a un individuo se le puede otorgar
el derecho a salir de su país sin recono-
cerle al mismo tiempo el derecho a entrar
en otro únicamente sería pensable si in-
troducimos en la argumentación un su-
puesto que podría resultar plausible en
momentos pretéritos de la historia: me
refiero a la presunta existencia de tierras
que no pertenecen a nadie. A esta creen-
cia, cargada de un evidente componente
ideológico, le correspondía un sintagma
latino, terra nullius, con el que, por ejem-
plo, en la época del colonialismo se alu-
día a aquellos territorios no ocupados o
que no formaban parte de ningún Esta-
do reconocido por la comunidad inter-
nacional. Ahí, claro, sí que tendrían de-
recho a ir, e incluso a establecerse, todos
quienes ejercen el derecho a salir y se
encuentran con que ningún Estado les
acoge. Sin embargo, esa opción, en el
nacional y a retornar a él, pero guarda, deshacerse de sus disidentes. Conforme mundo de hoy, no es más que una ab-
empero, un estrepitoso silencio acerca de a las mencionadas normas internaciona- surda entelequia.
la correlativa obligación de los otros Es- les, existe, pues, un derecho de salida del En cualquier caso, la configuración
tados a aceptar la entrada en su territorio. propio país, pero, en realidad, nada se asimétrica del derecho a migrar que,
Es cierto, y no se puede negar, que en su dice acerca del de entrada en otro, salvo como se ha señalado es la que está vi-
momento normas de tal tenor represen- en los casos en que se huya de persecu- gente, es de difícil defensa. ¿Cómo pue-
taron un avance frente a las restricciones ción, ya sea política, étnica o religiosa, en de argumentarse, por ejemplo, que
feudales a las que estaban sometidos los cuyo caso es de aplicación el derecho de negar a una persona la entrada en un
siervos, que, en el mejor de los casos, asilo (un derecho positivamente tutelado, país –sin que medien impedimientos
estaban obligados a pagar un peaje para por cierto, pero administrado con fre- objetivos como pueden ser la protección
salir y, posteriormente, frente a los seve- cuencia de manera cicatera por muchos de la salud pública u otros similares –no
ros controles de salida que hasta hace países, incluso democráticos, que han representa una violación palmaria de los
poco mantenían países de corte totalita- firmado convenios que les vinculan jurí- derechos humanos? ¿Existe alguna razón
rio, como los del antiguo bloque sovié- dicamente). compatible con los derechos humanos
tico (prácticas que aún subsisten en Cu- La legislación internacional afirma, que autorice negar el acceso a alguien
ba y Corea del Norte). También suponen, es verdad, el derecho a emigrar, pero ig- que huye de la miseria material o que
por otro lado, un avance frente a la prác- nora su contrapartida lógica, el derecho no puede ni desea seguir viviendo bajo
tica del ostracismo, típico recurso puni- a inmigrar, con lo cual en la práctica se un gobierno tiránico? ¿Puede utilizar un
tivo de los regímenes autoritarios para conculca también el primero de esos de- Estado la fuerza contra individuos que

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M ovilida d h um a na y f ront e ra s a b ie rta s

penetran en su territorio sin agredir a migrantes como potenciales terroristas. lización o externalización del control fron-
nadie ni atacar ninguna propiedad pú- Se trata, más bien, de una excusa sobre- terizo, de la que la Unión Europea y, en
blica o privada? ¿Tiene derecho a depor- venida, pues las barreras físicas estaban particular, España se han convertido en
tarlos y penalizar incluso a quienes les erigidas desde mucho antes, desde el auténticos especialistas (VV.AA. 2008).
den hospitalidad? ¿Tiene potestad un mismo momento en que el control del Se trata de encomendar a países de trán-
Estado para coartar la interacción vo- tránsito de migrantes fue equiparado con sito la tarea de cerrar las vías de comuni-
luntaria entre personas? la lucha contra el narcotráfico, la trata de cación entre países emisores y receptores.
blancas y el contrabando en general. La Como contrapartida a su labor, estos
Libre circulación materia se abordaba, pues, desde una países tapones reciben ayudas al desarrollo
y soberanía estatal lógica policial, cuando no estrictamente o se entablan con ellos relaciones comer-
Debemos empezar a reconocer lo más militar. Aunque a partir del derribo de ciales privilegiadas. Se paga a terceros
obvio: según la costumbre y el derecho las Torres Gemelas se potenciaron los países para que ejerzan de aduaneros ex-
internacional, el acto de migrar no cons- muros, estaban ya ahí, dotados de alum- ternos y ejecuten, como se diría en el
tituye un delito. En consecuencia, si los brado de alta intensidad y cámaras, ade- lenguaje de la calle, el ingrato cometido
Estados se tomaran esto en serio, deberían más de estar equipados con detectores de quitarse el muerto de encima. Esta tác-
abstenerse de desplegar cualquier tipo de térmicos y de movimientos, que en un tica se completa con la firma de acuerdos
política y legislación orientada a crimi- intento de contener la inmigración ilegal bilaterales de readmisión y/o repatriación.
nalizar la inmigración no expresamente cubrían una parte considerable de los En un caso o en otro, la lógica del cierre
autorizada. Tenemos constancia, sin em- 3.200 Kms. de la frontera que comparten de fronteras sigue siendo la misma y esta
bargo, de que se hace justo lo contrario. Estados Unidos y México, la más larga y lógica genera efectos perversos: por un
Como ejemplo de caso extremo de ese dramática línea de encuentro entre un lado, el exceso de control y vigilancia
tipo de práctica puede presentarse la po- país rico y otro pobre (cf. Anguiano conduce al aumento de la clandestinidad,
lémica ley SB1070, promulgada por el 2010). Y, bastante más cerca de nosotros, con todo lo que implica de degeneración
Estado de Arizona en 2010 (aunque al estaban ya las verjas con alambres de es- del Estado de derecho; y, por otro, pro-
poco tiempo su aplicación fuera suspen- pino, de seis metros de altura, levantadas voca alarma social que incita, en defini-
dida por un tribunal federal) que con- para resguardar el perímetro terrestre de tiva, a la xenofobia y la discriminación.
vierte en autor de un crimen estatal de las ciudades norteafricanas de Ceuta y De este modo, el recorte sustancial de
entrada ilícita a cualquier persona que no Melilla e impedir expresamente el trán- derechos está servido y con ello también
sea ciudadano y que acceda sin el perti- sito migratorio desde Marruecos. Tam- el aumento de la vulnerabilidad de los
nente permiso en el territorio de los Es- bién Europa ha hecho del cierre de fron- inmigrantes frente a los abusos, la explo-
tados Unidos (cf. Celador 2011). Pero teras su «doctrina migratoria» (cf. Wihtol tación en el mundo laboral y la discrimi-
también podría valer la abundante legis- de Wenden 2000, 33 y 41) y de la lucha nación en el acceso a servicios y presta-
lación existente en numerosos Estados contra la inmigración ilegal, su estrategia ciones sociales.
dirigida a perseguir a los inmigrantes para implementarla. A partir de las últimas décadas del
indocumentados y que faculta a las au- La construcción de muros y la mili- siglo pasado (y, de manera más notoria,
toridades a recluirlos en centros de inter- tarización de las fronteras es una práctica tras la finalización de la Guerra Fría)
namiento paracarcelarios o a expulsarlos cada vez más habitual que, sin embargo, la problemática migratoria empezó a
del país sin (o con pocos) miramientos. no detiene el tránsito internacional de erigirse en el centro de las preocupa-
Aunque estos métodos no son nuevos, personas. No se conoce frontera alguna ciones de la comunidad internacional
su empleo se ha intensificado últimamen- que sea infranqueable. Ni la policía fron- y eso ha trascendido a la opinión pú-
te, pues en su auxilio se ha presentado, teriza, ni el ejército, ni la armada, ni los blica y ha teñido de intolerancia el
como coartada perfecta, la extendida vuelos de observación, ni las cámaras de discurso cotidiano sobre el fenómeno.
obsesión securitaria que, a partir del 11–S, televisión, ni los sofisticados sistemas de Se desdeña, cuando no se condena sin
domina el discurso público. Expresión sensores alcanzan la eficacia requerida en más, aquel otro enfoque mucho más
significativa de esa retórica de la seguri- la consecución del objetivo perseguido. positivo y no menos realista, que en-
dad nacional resultan las siguientes pa- Ninguno de estos procedimientos sirve cara las migraciones como una valiosa
labras de Newt Gingrich, ex–presiden- para impedir que las personas entren en oportunidad por todo lo que encierran
te de la Cámara de los Representantes un país y menos aún para detener a quie- de potencial contribución al desarrollo
de los EE UU.: “Ningún país serio en nes azuzados por la desesperación quieren humano considerado en su sentido
la era del terror puede permitirse el lujo salir de su propio país. Valen únicamen- integral (cf. PNUD 2009).
de tener abiertas las fronteras a millones te para agudizar el ingenio a la hora de La insistencia en implementar polí-
de extranjeros ilegales que cruzan a su burlarlas, agravar el riesgo físico y enca- ticas migratorias restrictivas, que a la
antojo”(Gingrich 2010, 78). recer el peaje debido a los traficantes. postre devienen en un intento imposible
En realidad, para levantar un cordon Con el tiempo estos métodos se han de controlar, cerrar e incluso blindar las
sanitaire y cerrar las fronteras al paso de ido sofisticando. De momento, el último fronteras, responde a una comprensión
las personas no era preciso presentar a los grito sería la denominada extraterritora- de los flujos migratorios como si en de-

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finitiva obedecieran a una dinámica uni- sidencial, anclada en el territorio. Así, tras nistrativa –y, por ende, una categoría
lateral procedente del exterior y no a una la persistencia de las fronteras terrritoria- construida por los Estados– derivada, en
compleja red de relaciones multilaterales les se encuentra una implacable lógica definitiva, de la posesión o no de una
de carácter no sólo económico, sino tam- estatal empeñada en marcar los confines determinada documentación en regla.
bién sociocultural. Se olvida así la insos- entre los de dentro y los de fuera, en se- Podría aceptarse que toda comuni-
layable dimensión transnacional del fe- parar a los seres humanos en ciudadanos dad política legítimamente constituida
nómeno (cf. Velasco 2009). Las cláusulas y en extranjeros, “en sujetos de derechos tiene el derecho a controlar la inmigra-
de prioridad nacional a la hora de regular y en extraños al derecho” (Galli 2010, ción para así poder definir también sus
el acceso de trabajadores inmigrantes 53). Las fronteras, por tanto, no son só- propios contornos y su composición in-
(esto es, cláusulas, por ejemplo, del si- lo las físicas que delimitan territorios, terna. De ahí, sin embargo, no se sigue
guiente tenor: sólo cuando todos los sino también aquellas otras normativas que ese derecho sea absoluto y, menos
nacionales dispongan de trabajo, o al y simbólicas que excluyen a los inmigran- aún, que el modo de implementarlo no
menos no lo demanden, se tendrán en tes de la esfera pública y los arrojan fue- pueda ser objeto de crítica. En realidad,
cuenta las solicitudes de los no naciona- ra de la cobertura legal. Cometido propio como sabemos, ningún derecho es abso-
les) apuntan también en esa misma di- del Estado nacional sería, incluso más luto y el sentido de la justicia incorpora-
rección: hacia la renacionalización del que la preservación de su territorio me- do en las instituciones y en la legislación
discurso político, no exenta de una cier- diante el control de las fronteras externas, de cada Estado supone, en cualquier ca-
ta ofuscación identitaria. La inmigración la demarcación de la comunidad política so, un límite irrebasable: nuestro sentido
representa en este sentido un campo de –de quiénes la integran y de quiénes no– de “la justicia”, como nos recuerda Carens
prueba privilegiado para indagar los lí- mediante el establecimiento de fronteras (2002, 25), “impone importantes cons-
mites normativos del orden institucional internas, más sutiles, pero, llegado el mo- tricciones morales sobre cómo ha de
y la calidad de la cultura política de nues- mento, no menos determinantes (cf. ejercerse tal control”. Los Estados deben
tras democracias. Baggio 2010). respetar además sus obligaciones inter-
No obstante, plantear en estos mo- La existencia misma de los Estados nacionales – pacta sunt servanda – y pro-
mentos la posibilidad de reconocer la territoriales soberanos representa, sin teger los derechos humanos no sólo de
libre circulación de personas –y, con ella, duda, una limitación estructural al libre sus ciudadanos, sino de todas las perso-
la paulatina configuración de un mundo ejercicio del ius migrandi. De hecho, con nas, sean migrantes, desplazados, refu-
con fronteras abiertas– tiende a ser con- la conformación de los Estados naciona- giados o solicitantes de asilo. Si se acepta
templado como un desafío directo a una les se modificó el tratamiento jurídico de esto, entonces los controles habrán de ser
facultad atribuida tradicionalmente a los las migraciones, y sólo a partir del mo- la excepción y la regla, que las fronteras
Estados soberanos, como es la de contro- mento histórico en que esta forma polí- permanezcan habitualmente abiertas,
lar sus fronteras territoriales y reservarse tica eclosiona se empieza, por ejemplo, a salvo razones de fuerza mayor. Dicho de
el derecho de admisión. Esta concepción hablar de inmigración irregular, indocu- otro modo, y empleando ahora los tér-
soberanista seguramente podría resultar mentada o clandestina (cf. González minos de Kymlicka (2006, 37–38): “aun-
plausible en el mundo de ayer, pero hoy Cámara 2010). Desde principios del que los Estados puedan conservar sus
es de difícil comprensión. Sorprende que XIX, los aparatos burocráticos de los Es- límites territoriales éstos no deben cons-
la libre circulación de personas se conci- tados nacionales comenzaron a dedicar- tituir obstáculos para la movilidad; y el
ba como un desafío a la soberanía estatal se con especial entusiasmo y esmero a derecho a vivir y trabajar dentro de un
justo cuando la primacía de los mercados registrar a todos sus habitantes y a regu- Estado no debe depender del lado de la
se ha impuesto fáctica y discursivamente lar los movimientos de personas dentro frontera en que se haya nacido”.
sobre los gobiernos legítimamente cons- y a través de las fronteras. Se reservaron En todo caso, pretender justificar
tituidos y la libre circulación de bienes y para sí la expedición de documentos ta- normativamente que las fronteras –
mercancías representa la regla general en les como las tarjetas de identidad, los líneas imaginarias trazadas con tinta
este mundo globalizado. El que ahora pasaportes y las visas de entrada, así como en un mapa – puedan convertirse en
suceda todo esto ha de ser calificado co- los censos y los sistemas de registro de los legítimos obstáculos para la movilidad
mo una palmaria inconsistencia entre los hogares, instrumentos todos ellos crucia- supone un desafío difícil de superar
principios proclamados y las políticas les para alcanzar esos objetivos de control para todas aquellas sociedades que
implementadas. de la movilidad que se habían propuesto proclaman los derechos humanos co-
La libre circulación de personas se (cf. Torpey 2006). La denominada inmi- mo fundamento de su ordenamiento
encuentra, como acaba de afirmarse, con gración irregular apenas tendría sentido interno. En este sentido, tales socie-
el impedimento de los Estados naciona- sin el monopolio estatal de estos «medios dades se han autodesarmado dialécti-
les, que porfían por reafirmar su sobera- legítimos de movimiento», unos docu- camente y, por tanto, se han incapa-
nía, y, más concretamente, con el obstá- mentos oficiales que constituyen su con- citado para construir y, sobre todo,
culo de la lógica de la ciudadanía, que no dición de posibilidad. La irregularidad para defender públicamente argumen-
es precisamente una lógica dinámica y migratoria no es una propiedad innata tos de peso contra el alcance universal
menos aún migrante, sino estática y re- de las personas, sino una situación admi- de esos derechos y legitimar la facti-

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cidad de las fronteras nacionales. Si La libre circulación de personas se imponen al individuo. Afirmar lo con-
con todo operan así, como de hecho ha convertido en un codiciado factor de trario supone mantener una ficción de
hacen, acaban instalándose en una distinción y estratificación social (cf. manera inútil y además irresponsable.
permanente contradicción, que por Bauman 2001, 8). La alta tasa de mo- Las guerras, los conflictos internos, las
habitual que sea, no deja de causar vilidad humana, una de las señas distin- persecuciones y, en general, la intoleran-
disfucionales desajustes internos. tivas de los tiempos que corren y signo cia han sido tradicionalmente destacados
elocuente de la creciente interdependen- factores para forzar una migración en
Movilidad humana cia de todos los países, tiende de hecho principio no deseada. En otras ocasiones,
y globalización fronterizada a distribuirse de manera piramidal. En las migraciones están impuestas por los
Cambiemos ahora la clave de la argu- un planeta con tremendas disparidades desastres naturales y, cada vez más, por
mentación y pasemos a un terreno más en ingresos, recursos y oportunidades, la degradación medioambiental de raíz
sociológico. En un mundo en el que la no todos pueden permitirse –ni les está antropogénica (cf. Castillo 2011). El
producción de bienes, el comercio y las permitido– el lujo de ser cosmopolitas; hambre y, en general, la pobreza consti-
finanzas, pero también las comunicacio- es más, el común de los mortales, la tuyen, no obstante, los factores de ex-
nes, los transportes y la información se mayoría de quienes habitan el planeta, pulsión principales y más habituales.
suceden en un escenario unificado, esto tienen limitadas severamente sus posi- Con todo, sería inadecuado incurrir en
es, en un único espacio mundial en don- bilidades de movimiento. Para otros, sin una explicación monocausal y, menos
de se han derribado la mayoría de las embargo, el cruce de fronteras única- aún, en un economicismo reduccionista.
barreras y se han liberalizado los flujos e mente implica una sencilla formalidad. Por regla general, sabemos que no son
intercambios, observamos la enorme Los Estados emplean de manera dife- los más pobres quienes emigran, sino
paradoja de que por todas partes se pone renciada o selectiva la institución de las quienes tienen los recursos mínimos –no
cerco a la movilidad de las personas. fronteras y esta práctica acaba plasmán- sólo económicos– para poderlo hacer.
Cuando no se cierran a cal y canto las dose en un doble régimen de circulación Dicho de manera concisa: no emigra
fronteras, se exigen premiosos y caros de los individuos, un hecho quizás mu- quien quiere, sino quien puede. A este
visados de entradas o se imponen limi- cho más grave que la diferenciación respecto, por tanto, parece bastante sen-
tadas cuotas de acceso (vinculadas, por entre circulación de personas y de mer- sato mantener una cierta cautela y asu-
ejemplo, a la posesión de una determi- cancías (cf. Balibar 2005, 83–84). mir, como afirma Stefen Castles (2010,
nada nacionalidad o de una precisa cua- La movilidad valiosa es, obviamen- 142), que “carecemos de un cuerpo de
lificación profesional). En un mundo en te, aquella que ha sido elegida y no im- conocimiento acumulado para explicar
el que, por otro lado, los medios de trans- puesta por las circunstancias. Y esa for- por qué algunas personas migran, mien-
porte resultan mucho más rápidos y se- tuna no está al alcance de todos. De tras que la mayoría no lo hacen”. Y aun-
guros que en épocas anteriores y que hecho, no son pocos quienes se trasladan que no cabe, por tanto, aseverar una
además sus costes se han reducido con- únicamente para huir de una situación causa última, puede afirmarse que se
siderablemente (y, por tanto, son más a todas luces desesperada. Para ellos, la precisa la confluencia de otras circuns-
accesibles para un número mayor de per- migración no es más que una opción tancias para que la pobreza opere como
sonas), las políticas migratorias están forzada. En realidad, añorarían poder factor de estímulo de la emigración. La
regidas de hecho por ordenanzas disua- permanecer en el lugar que hasta enton- existencia de antiguos vínculos colonia-
sorias y crecientemente restrictivas para ces les había sido habitual y apenas se les y, sobre todo, de redes migratorias
el ingreso y la movilidad de las personas lamentarían por tener que soportar una transnacionales son, por citar dos ejem-
–de ciertas personas, siempre las más cierta inmovilidad. En este sentido, tan plos, variables que facilitan el inicio del
vulnerables y con menores recursos– a básico como el derecho a poder emigrar proceso migratorio. Lo cierto es que
través de las fronteras internacionales. sería el derecho a no tener que emigrar. cuando estos factores se desencadenan,
Es aquí donde este mundo globa- También el sesgo sedentario, tan huma- ni los muros ni las vallas logran frenar
lizado en tantos aspectos ofrece una de no o más que el migratorio, ha de ser los flujos migratorios y, menos aún, con-
sus caras menos presentables: un mun- protegido mediante el reconocimiento tener los sueños. Tan sólo consiguen
do fronterizado, reterritorializado inclu- del derecho básico a permanecer en el agravar el problema de fondo, la des-
so, un mundo por el que campa a sus propio país y no ser desplazado de la igualdad, al encerrar a los países pobres
anchas estrategias de vigilancia  y control residencia habitual. en su precariedad. No ayudan a amino-
que impiden o restringen la libre circu- Aunque al inicio de este artículo se rar las diferencias de desarrollo, sino a
lación de las personas. Resulta como señaló que la posibilidad de moverse por acrecentarlas. Y todo ello probablemen-
menos inquietante tener que admitir el mundo y de mudar de residencia for- te para nada, pues la inanidad de tantas
que, a este respecto, a muchas personas ma parte esencial de la libertad humana, políticas de firmeza resulta bastante evi-
les iría mucho mejor si se les tratara lo cierto es que abandonar el propio país dente: “la persistencia de la inmigración
meramente como mercancías o como no es siempre fruto de una decisión vo- clandestina, la prosecución del reagru-
meros recursos a disposición de los pro- luntaria, sino con frecuencia el resultado pamiento familiar y el mantenimiento
cesos económicos. de un cúmulo de circunstancias que se de un colectivo de inmigrantes de gran

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movilidad sugieren una gran autonomía y permanente, a una suerte de constan- Para superar esta situación incom-
de los flujos respecto a las políticas di- te antropológica, a una inclinación in- patible con estándares mínimos de
suasivas de control fronterizo” (Wihtol herente a la naturaleza humana. En justicia y romper con esa espiral endia-
de Wenden 2000, 24). todo caso, el objetivo, no lo perdamos blada se precisa adoptar una estrategia
No deja de ser paradójico que desde de vista, no es el cese de las migraciones, de fondo, cuyos posibles linamientos
el derribo del Muro de Berlín, la cons- sino ordenarlas desde principios de jus- básicos tan sólo cabe esbozar aquí. An-
trucción de nuevos muros y vallas se ticia. Al respecto, las siguientes palabras te el alcance auténticamente planetario
haya multiplicado (cf. Davis 2008). Aho- resultan sumamente iluminadoras: adquirido por los flujos migratorios se
ra, sin embargo, no se trata de mantener impone con fuerza la necesidad de re-
separados dos mundos con ideologías “El problema no es la inmigración en sí mis- cuperar una perspectiva global y com-
enfrentadas. En un intento huero, las ma, sino las condiciones de desigualdad bajos las pleja de los procesos desencadenados
cuales la mayoría de las migraciones norte–sur
barreras se erigen en las fronteras más tienen lugar. Éstas llevan a la marginalización y
por los mismos. La oportunidad e in-
desiguales del mundo en términos eco- explotación de muchos inmigrantes. El desarrollo cluso la necesidad de ampliar el punto
nómicos, como la que separa Ceuta y no reducirá la migración [...]. Si hay un objetivo de vista desde donde examinar las cues-
Melilla de Marruecos (la 7ª frontera más normativo, éste no debería ser reducir la migración, tiones sociales en su complejidad y
desigual del mundo, FMD) o la también sino encontrar formas en las que pueda tener lugar multiplicidad se ha ido abriendo paso
bajo condiciones de igualdad y respeto de los de-
ya mencionada y extensa frontera entre rechos humanos” (Castles 2010, 145–146).
paulatinamente entre los cultivadores
Estados Unidos y México (17º FMD). de las ciencias sociales y la filosofía po-
Su mantenimiento implica apostar por lítica y moral (cf. Velasco 2010a). Se
la persistencia de modelos de exclusión Movilidad humana ha tomado conciencia de que todas las
y contención que se han demostrado y justicia global personas habitamos un solo mundo y
ser tan ineficaces como injustos. En Puede fácilmente deducirse cuál es la que, por tanto, la adopción de una
realidad, los muros, los fosos y demás situación que se deriva del plantea- perspectiva meramente estadocéntrica
intentos de impermeabilizar las fronte- miento que se ha expuesto aquí. Asis- resulta inadecuada para abordar los
ras son actuaciones demagógicas, pues timos a una secuencia perversa de he- complejos problemas de nuestro tiem-
“se erigen como la solución al problema, chos concadenados que tienen como po. Si cada Estado busca por separado
cuando sólo pueden contener alguno punto de arranque el cuestionamiento soluciones a los conflictos y problemas
de los síntomas de la desigualdad, y eso generalizado de la libertad de circula- generados, por ejemplo, por las migra-
por poco tiempo. Se construyen para ción y residencia, un cuestionamiento ciones, éstos encallarán dentro de su
ofrecer un símbolo de firmeza al públi- que conduce al incremento de los con- reducido marco de actuación (cf. Ve-
co interno” (Moré 2007, 15). troles fronterizos de los flujos de per- lasco 2010b). Hace ya tiempo que es
Lo único que de alguna manera sonas y que finalmente conlleva la difícil dar con un Estado cuyo territo-
puede frenar a los emigrantes sería una generación exponencial de irregulari- rio esté completamente sellado y eso es
mejora sustancial de sus condiciones de dad migratoria. Aunque algunos pue- así pese al continuo perfeccionamiento
vida en sus respectivos países de origen. dan pensar que esa situación resulta de de los sitemas de vigilancia de las fron-
Pero dicho esto, no se sostienen opinio- utilidad para el mantenimiento de un teras. La porosidad de las mismas es
nes como la expresada por John Rawls abundante contingente laboral o, en una señal más de la progresiva erosión
(2001, 18), quien mantiene que en un los términos acuñados por Karl Marx de la soberanía estatal: el nexo político
mundo globalmente bien ordenado, en en El Capital, de un copioso ejército y jurídico entre soberanía y territorio
un mundo justo, las migraciones cons- industrial de reserva, siempre disponible se ha visto cuestionado por la multi-
tituirían un fenómeno irrelevante, pues para cubrir las demandas de la econo- plicación de poderes y ordenamientos
sus causas habrían sido eliminadas y, por mía (ya sea formal o sumergida), re- supranacionales, por el rápido creci-
tanto, no actuarían como elemento de presenta, sobre todo, la perpetuación miento e intensificación de los vínculos
presión sobre la política. En un sentido de una estratificación social que pro- transnacionales, así como por el afian-
similar se expresa también Ermanno picia una situación estructural de vio- zamiento de los nuevos circuitos glo-
Vitale (2006, 240), quien afirma que lación de los derechos humanos muy bales de producción y de intercambio
“las migraciones no cesarán si el orden, poco acorde con los presupuestos nor- de capitales.
si así puede llamarse, económico y po- mativos mínimos de una sociedad bien En este orden de cosas, el abando-
lítico mundial no cambia”. El desacuer- ordenada. Dicho de otro modo, la po- no del “nacionalismo metodológico”
do no proviene tanto por la literalidad lítica migratoria de numerosos países (aquel enfoque epistémico que consi-
de estas palabras como por lo que pare- receptores, inspirada en una filosofía dera al Estado como unidad básica
cen sugerir: que en un mundo sin po- profundamente controladora e incluso para el análisis, diagnóstico y resolución
breza los movimientos migratorios no criminalizadora de la inmigración no de los fenómenos sociales) constituiría
tendrían lugar. Esta expectativa es difícil deseada, genera efectos colaterales inde- la condición previa para poder ampliar
de mantener, pues las migraciones res- seables y muy graves en materia de la escala de análisis y poder apostar por
ponden también a algo más profundo justicia social. una concepción global de la justicia

Nº 219 CLAVES DE RAZÓN PRÁCTICA


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M ovilida d h um a na y f ront e ra s a b ie rta s

apta para un mundo, que es cada vez sideradas desde la perspectiva de la Difícilmente se pueden controlar
más el nuestro, en el que los individuos justicia distributiva, las restricciones de los movimientos migratorios interna-
“comparten y son conscientes de com- las migraciones hacia los países ricos cionales sin medidas sustantivas que
partir, directa o indirectamente, un constituyen una forma ilegítima de equilibren la distribución de riqueza
mismo entorno natural finito” (Arns- intentar respaldar una participación y posibiliten la participación igualita-
perger y Van Parijs 2002, 105). En desigual en los finitos recursos del pla- ria de todos los países y de todos sus
este contexto, el cosmopolitismo o, más neta. Si esto es así, entonces convendría habitantes en los beneficios de la glo-
bien, una “mirada cosmopolita” (usan- desprenderse de tópicos e ideas precon- balización. No se puede luchar eficaz-
do una expresión acuñada por Ulrich cebidas y no sujetas a contraste empí- mente contra una enfermedad com-
Beck, 2005) aparece como una cate- rico como es el caso de la afirmación batiendo únicamente los síntomas. En
goría metodológica concebida en res- de que la apertura de fronteras equiva- muchos casos, no en todos ciertamen-
puesta estratégica a las necesidades de le a legitimar una forma de invasión te, la transgresión de las fronteras es
análisis de una nueva realidad histó- por muy pacífica que sea o a alentar tan sólo un pequeño síntoma de un
rica y social. En un marco global, en una afluencia ingente de migrantes. mal pandémico llamado pobreza e
donde se hacen presentes cada vez con Hay motivos, por el contrario, para injusticia global.
más fuerza problemas sistémicos de pensar que la apertura, al evitar las si-
alcance planetario, se requiere que tuaciones de irregularidad, favorece una A modo de coda:
todos los Estados pongan en común mejor integración social. La mejora en Utopía y apertura de fronteras
recursos, tecnología, servicios de in- el respeto de los derechos humanos El planteamiento que se acaba de pre-
formación y también su autoridad, sería, en todo caso, considerable. sentar puede ser descalificado como una
esto es, se precisa una respuesta nece- En cualquier caso, la restricción del mera utopía, en el sentido atribuido por
sariamente multilateral y coordinada, acceso de extranjeros no puede tener el el diccionario de la RAE, esto es, como
que haga también posible “reestruc- sentido de ser un método para acaparar proyecto “que aparece como irrealizable
turar radicalmente el sistema econó- los recursos de un país en beneficio ex- en el mometo de su formulación”. En
mico mundial” de acuerdo con las clusivo de los ciudadanos propios. En el mundo de hoy, un mundo aún cor-
obligaciones de justicia (Beitz 1979, un mundo sin desigualdades tan extre- tado al talle de los Estados territoriales
127). Una redistribución que no pue- mas (en el que todas las sociedades fue- soberanos, no cabe duda de que la libre
de quedarse en cambios cosméticos ni ran básicamente autosuficientes o, al circulación de personas se nos presenta
en apelaciones retóricas, sino que de- menos, dispusieran de recursos míni- como algo que difícilmente pueda dar-
be afectar al nivel estructural. mos), las cosas podrían regularse acaso se de manera generalizada. Se trata cier-
Desde esa perspectiva amplia, de de manera diferente, pero lo razonable tamente de una utopía, pero en la línea
alcance planetario, algunos teóricos de es que el proceder de los Estados se ade- de aquellas que han hecho mover el
la justicia global se han posicionado a cúe a las circunstancias realmente exis- mundo: la de un mundo sin esclavos o
favor de la apertura de las fronteras, que tentes en este mundo. En el actual con- la de un mundo sin un género subordi-
no es lo mismo que abogar por un mun- texto, existen buenas razones para pen- nado, por poner sólo dos ejemplos.
do sin fronteras (de hecho, los debates sar que los Estados están legitimados a Puede resultar utópico, ya que aún no
contemporáneos versan más bien sobre seguir manteniendo la facultad de con- está ahí, pero no quimérico, pues no es
la primera que sobre la segunda opción, trolar la admisión de extranjeros sólo si algo meramente imaginado y que carez-
cf. Wellman 2010). Los argumentos satisfacen determinadas condiciones y, ca de fundamento alguno. Es una utopía
empleados rehabilitan aquellos que en concreto, si intervienen mediante que, no obstante, no trata de dibujar un
habitualmente se proponen a favor de alguna suerte de impuesto redistributi- mundo perfecto, un paraíso en la tierra,
la justicia social o distributiva. Valga vo en una participación más justa de los sino que simplemente pretende evitar o
un botón de muestra. Se arguye que si recursos planetarios (cf. Kymlicka 2006, al menos mitigar los grandes y constan-
la igualdad de oportunidades es un 76–80), esto es, sólo si, en definitiva, tes males generados por la obsesión de
principio básico de la justicia, limitar contribuyen significativamente y en la control en la que están atrapados la ma-
la opción de migrar supone “una dis- medida de sus posibilidades al estable- yoría de los Estados contemporáneos.
criminación inaceptable en función de cimiento de la justicia global distribu- Una utopía concetrada fundamental-
nacimiento o de ciudadanía” (Arnsper- tiva. Los Estados más desarrollados mente en la prevención de los daños
ger y Van Parijs 2002, 128). En este deberían contribuir a la redistribución infligidos por ese afán controlador.
mismo sentido, se señala que confinar de la riqueza de la tierra bien mediante Sin incurrir en angelismo alguno,
a los individuos en espacios reducidos impuestos bien mediante la apertura de cabe preguntarse si no resulta más utó-
y restringuir el acceso a los recursos fronteras. Han de optar entre una de pico la opción opuesta propugnada
disponibles en otros países limitan las estas dos opciones alternativas. En uno desde posiciones autodesignadas como
oportunidades básicas necesarias para u otro caso, el objetivo es claro: deben realistas. Y me refiero aquí ya no sólo al
llevar una vida digna (cf. Loewe 2007 dejar participar a los demás en el repar- cierre completo de las fronteras, a la
y 2010). Se incide además en que, con- to del pastel. «inmigración cero» tan anhelada por

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JUAN CARLOS VELASCO

algunos populismos, sino incluso tam- Estado no es, y menos aún el Estado González Cámara, Noelia (2010): “De indeseables
bién a la simple pretensión de mantener territorial, un sacrosanto e inviolable he- a ilegales: una aproximación a la irregularidad migra-
toria”, en Arbor, nº 744, 671–687.
los flujos migratorios bajo el control de cho natural, sino un producto humano
los Estados. Ante las reiteradas incon- al servicio de las necesidades de los hom- Kymlicka, Will (2006): Fronteras territoriales, Trotta,
Madrid.
sistencias que genera la gestión política bres, un mero medio provisto de valor
Loewe, Daniel (2007): “Inmigración y el derecho
de estos flujos, la apertura de fronteras instrumental. Su persistencia, al menos
de gentes de John Rawls. Argumentos a favor de un
se presenta como una opción razonable en su actual perfil, dependerá de la capa- derecho a movimiento sin fronteras”, en Revista de
digna de ser tomada en consideración cidad que acredite para responder a los Ciencia Política, vol. 27, nº 2, 23–48.
(cf. Zapata–Barrero 2008). Ya va siendo nuevos retos y hacerlo en beneficio de la – (2010): “Los náufragos de nuestro mundo”, en
hora de que se abra en serio el debate humanidad entera. n Arbor, nº 744, 555–570.
público sobre una política de apertura PNUD (2009): Informe sobre Desarrollo Humano
y si los beneficios y oportunidades –po- 2009. Superando barreras: movilidad y desarrollo hu-
líticos, económicos y, sobre todo, hu- [Este artículo ha sido elaborado en el marco de un manos, Mundi–Prensa, Madrid.
proyecto de investigación financiado por el Minis-
manos– que a partir de tal opción po- terio de Ciencia e Innovación: “Integración, parti-
Rawls, John (2001): El derecho de gentes, Paidós,
Barcelona.
drían generarse son o no superiores a los cipación y justicia social” (FFI2009–07056).]
que conlleva una política de contención Torpey, John (2006): “Yendo y viniendo. La mono-
polización estatal de los legítimos ‘medios de movi-
de los flujos migratorios. miento’”, en Zona Abierta, nº 116/117, 59–87.
La apertura de fronteras representa Bibliografía
Velasco, Juan Carlos (2009): “Transnacionalismo
un nuevo estado de cosas que constituye Anguiano, Maria Eugenia (2010): “Las políticas migratorio y ciudadanía en mutación”, en Claves de
no sólo un horizonte deseable, sino tam- de control de fronteras en el norte y sur de México”, razón práctica, nº 197, 32–41.
bién una propuesta no menos viable que en M.E. Anguiano y A.M. López Sala (eds.), Migra-
ciones y fronteras, Icaria–CIDOB, 161–183. – (2010a): “El giro globalista de la filosofía de la
otras que se han propuesto a lo largo de justicia”, en O. Nudler (ed.), Enciclopedia Iberoame-
la historia para responder a conflictos Arango, Joaquín (2003): “Inmigración y diversidad ricana de Filosofía, vol. 31, Trotta/CSIC, Madrid,
humana. Una nueva era en las migraciones interna- 395–422.
reales irresueltos y que en su momento cionales”, en Revista de Occidente, nº 268, 5–21.
podrían parecen ilusorias y hoy forman – (2010b): “Dejando atrás las fronteras. Las políticas
Arnsperger, Christian y Van Parijs, Philippe migratorias ante las exigencias de la justicia global”,
parte de nuestra realidad social. Los cam- (2002): Ética económica y social, Paidós, Barcelona. en Arbor, nº 744, 585–601.
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Baggio, Fabio (2010): “Fronteras nacionales, inter- Vitale, Ermanno (2006): Ius migrandi, Melusina,
a lo largo de la historia no han sido re- nalizadas y externalizadas”, en M.E. Anguiano y A.M. Barcelona.
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rables, sino fruto de la intervención hu- tión y externalización del control de la inmigración en
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Wellman, Christopher H. (2010): “Immigration”,
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de lo realmente existente, pues lo real, en Revista Internacional de Filosofía Política, nº 31, of Philosophy (Summer 2010 Edition), URL = http://
85–100. plato.stanford.edu/archives/sum2010/entries/immi-
además de ser contingente, puede ser gration.
modificado. Mantener a la vista una op- Beck, Ulrich (2005): La mirada cosmopolita o la
guerra es la paz, Paidós, Barcelona. Wihtol de Wenden, Catherine (2000): ¿Hay que
ción situada más allá de lo realmente abrir las fronteras?, Bellaterra, Barcelona.
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existente, que no de lo posible, resulta International Relations, Princeton U. P., Princeton. Zapata–Barrero, Ricard (2008): “Utopía, fronteras
imprescindible para poder someter a una y movilidad humana”, en Claves de razón práctica, nº
Carens, Joseph (2002): “Inmigración y justicia: ¿a
mirada crítica esa perspectiva –cada vez quién dejamos pasar?”, en Isegoría, nº 22, 5–27.
185, 28–36.
más extendida– que nos presenta la mo-
Castillo, Jesús M. (2011): Migraciones ambientales.
vilidad humana como una potencial Huyendo de la crisis ecológica en el siglo XXI, Virus,
amenaza para el orden establecido. Ese Barcelona.
mundo tendencialmente sin fronteras Castles, Stephen (2010): “Comprendiendo la mi-
para las personas, esa utopía cosmopoli- gración global”, en Relaciones Internacionales, nº 14,
ta que soñamos, es factible y puede llegar 141–169.
a existir realmente, mas la tarea no está Celador, Óscar (2011): “Los derechos y libertades
exenta de dificultades, sino todo lo con- de los inmigrantes en el modelo estadounidense. A
propósito de la Arizona Inmigration Law SB 1070”,
trario. Se requiere encontrar un tipo de en Derechos y libertades, nº 24, 147–177.
soluciones que no sean ni tan endebles
Davis, Mike: “El gran muro del capital”, en VV.AA.,
que ofendan a la humanidad ni tan drás- 2008, 251–259.
ticas que desacrediten a los Estados. Dos
Galli, Carlo (2010): La humanidad multicultural,
bienes, la humanidad y el Estado, “que Katz, Buenos Aires/ Madrid.
son goznes esenciales de las lógicas polí- Juan Carlos Velasco es investigador del Ins­tituto
Gingrich, Newt (2010): “La seguridad de nuestras de Filosofía del CSIC. Sus dos principales campos
ticas modernas” (Galli 2010, 55), aunque fronteras y la preservación de la civilización norte- de trabajo actuales son las políticas migratorias y las
introduciendo un relevante matiz. El americana”, en Iglesia viva, nº 243, 77–79. teorías de la justicia global.

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