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Movimiento en Guatemala en el 2011, como una nueva plataforma para la expresión política
que pretende promover un movimiento político-social plural, que tome la responsabilidad
de contribuir al proceso de consenso y acción hacia un nuevo pacto socio-político, que
abone a la construcción de un nuevo Estado democrático, multicultural, incluyente y con
amplia participación social, que sustituya el status vigente, caracterizado por la
exclusión.
Entre algunos de los postulados básicos que orientan al MHD para la alcanzar ese nuevo pacto
socio-político contenga acuerdos básicos sobre los siguientes puntos: movimientos sociales
de vocación revolucionaria susceptibles de transformar las relaciones humanas en su nivel
fundamental, es decir, las relaciones neocoloniales entre “cosas” por relaciones libres de
alienación entre personas, como es el caso del movimiento indígena que entre otras cosas
plantea la refundación del Estado y el establecimiento de una sociedad libre de
discriminación y racismo, el del movimiento de mujeres que lucha por la abolición de la
sociedad patriarcal y el establecimiento de relaciones de igualdad entre hombres y mujeres,
y, más recientemente pero no por eso menos importante, el movimiento contra la minería —de
fuertes rasgos campesinos e indígenas— que, desde las mismas bases de las comunidades, está
creando un sistema democrático local auténticamente representativo que pone en entredicho
la legitimidad misma del Estado y sus autoridades.
Lo mismo podemos decir de los movimientos sindical, campesino y popular que, no obstante la
represión a la que han estado sometidos en intensidades diversas desde la caída en 1954 del
presidente democrático Jacobo Árbenz, siguen luchando muchas veces contra corriente por
instaurar una sociedad con justicia social. Pero en Guatemala también existen movimientos
de inspiración reaccionaria que, instrumentalizando la religión en favor del statu
quo social, producen ideologías construidas sobre la base de visiones escatológicas de la
realidad que, en un nivel individual, se traducen en aceptación, resignación o simple
pasividad ante las injusticias del sistema.
• Justicia pronta y cumplida para todos, gestionada por una institucionalidad judicial
sólida, basada en la existencia de jueces independientes.
• Fiscalidad equitativa y eficiente, como aspecto central para proveer los recursos para
la construcción del nuevo proyecto de Estado y para asegurar su utilización con calidad,
eficiencia y transparencia.
Sus autores Wilhelm Hofmeister y Karsten Grabow concluyen que: “A pesar de todas las
debilidades de los partidos y de todos los desafíos que deben enfrentar, una cosa es
clara: sin partidos no puede funcionar la democracia".
En una democracia, los partidos siguen siendo el vínculo más importante entre el Estado y
la sociedad. Sin embargo, deben adaptarse a los cambios sociales para no ser atrapados
por los mismos.