Você está na página 1de 26

1

ÉTICA Y SALUD
El Código de Ética en Medicina es el conjunto de disposiciones inspiradas en principios éticos
universales, que regula la conducta médica en el ejercicio de su profesión y en su relación con la sociedad. Los
códigos de ética son el resultado de una larga evolución histórica y doctrinal que ha durado más de dos mil
años.
Uno de los códigos médicos más antiguos fue el de las mil prescripciones de oro de Sun Szu-miao,
redactadas en china en el siglo VI d.C. En occidente, los códigos sistemáticos de ética médica aparecieron
durante el siglo XIX patrocinado por las asociaciones médicas, en el contexto de las luchas por el monopolio
médico y el autocontrol profesional.
El primer código contemporáneo de ética fue promulgado por la Asociación Médica de Boston en
1.808. Pero el código más famoso fue el que elaboró en 1.847 la recién fundada Asociación Médica Americana.
La Asociación Médica Mundial también propuso en 1.949 un Código Internacional de ética médica. América
latina no ha sido ajena a la apropiación de este código, ya que se han implementado muchos códigos de ética y
deontología médicas.
La importancia del presente capítulo se enfoca a partir de que en la actualidad el desarrollo
tecnológico y las políticas neoliberales así como los mandatos dictatoriales de personas como de organi-
zaciones, buscan que el hombre y la ciencia se encuentren encaminados a resolver los problemas de los
menos, enfrentados con los de las mayorías o llegar en aras de la ciencia hacer algo en función de un resultado
incierto. Si el objetivo es conseguir algo e importan los resultados los medios para obtenerlos no importan ya
sea que perdamos la identidad misma. Un ejemplo claro es lo que se conoce como la creación de realidades
naturales para poder realizar experimentos biológicos.
La política de un estado está dirigida a resolver los problemas de salud de una población, para esto
debe enfocar su atención a todos los niveles de atención de la salud que se conocen dentro la Salud Pública.
En este contexto, la política sanitaria vigente sería cuestionada por haber elevado en medida creciente el gasto
sanitario durante los últimos años, generándose un amplio debate ético en torno a cuáles debieran ser los
límites de una asistencia sanitaria justa. Las respuestas a esta interrogante reflejarían la heterogeneidad de las
posiciones ideológicas concurrentes en este convulso y complejo período de transición, las que marcarían el
discurso bioético, tornándolo tan heterogéneo, como ellas mismas.
En este sentido debemos tomar en cuenta premisas científico – tecnológicas que vayan a enfocar esta
situación. El desarrollo del conocimiento médico siempre ha sido importante en el transcurso del tiempo, pero
hay situaciones que han ido cambiando en función de que al existir un problema de salud, la solución del
mismo se realizaba sin dejar secuelas posteriores, lo que hoy es necesario tomarlas en cuenta.
Históricamente surgen acontecimientos sociales, y políticos que hay que tomar en cuenta. Las
preocupaciones éticas en relación con los avances de la ciencia y la tecnología y su aplicación, generadas por el
holocausto de Hiroshima y Nagasaki, se multiplicarían en los años posteriores, como consecuencia de los
siguientes hechos:
1) Posibilidad de manipulación de las funciones vitales, como resultado de la revolución en las ciencias
biológicas (área de la genética) iniciada en la década de los 50.
2) Progresivo deterioro de las condiciones naturales de vida, producto de la utilización de los logros de
la Revolución Científico - Técnica por la desenfrenada economía capitalista.
3) Creciente especialización, fragmentación, despersonalización y deshumanización de la atención
médica, asociadas a la utilización de nuevas y complejas tecnologías diagnósticas y terapéuticas, a la
2

correspondiente conversión del hospital en centro de la atención más calificada y a la creciente


mercantilización de la medicina hospitalaria.
4) Creación de las terapias intensivas, donde se generarían nuevos dilemas éticos en relación con la
muerte (muerte encefálica).
5) Inicio de los trasplantes de órganos en la década de los 60 y aplicación de otras nuevas tecnologías
que plantearían problemas éticos para los cuales la deontología tradicional no tendría respuestas.
La importancia de la ética en el campo de la salud, a lo que ya se denomina como bioética, debe buscar
algunos principios básicos: 1) superar el reduccionismo, 2) bajar la incertidumbre y 3) brindar equidad.
Es necesario conocer los aspectos básicos de la ética antes de entrar directamente a lo que es para
nosotros la bioética, y debemos distinguir inicialmente entre ética y moral, la ética identifica valores, es
teórico, la moral nos da normas de comportamiento, es práctico.
Y al hablar de esto tenemos que referirnos a la ética pura y simple como introducción para luego en el
campo de la salud hacerlo referente a la bioética, que es el estudio sistemático de los juicios de valor en el
campo de las ciencias biomédicas y de la conducta.
Las ciencias médicas se conducen por cuatro momentos rectores como son:
 La ciencia (pura y aplicada).
 La economía.
 La política
 La ética (actitud social y personal).
Cuando el hombre desempeña una actividad siempre se desenvuelve dentro las normas establecidas a
la función que desarrolla, es decir asume una conducta, entra en una costumbre de actividades que le
permiten desenvolverse "bien", nadie dijo de esta manera hay que "ser", sino que simplemente actuamos o
como se dice "se dio y nada más", esto es lo que decimos normalmente cuando queremos ignorar algo que ya
ha estado establecido pero que lo dejamos de lado por conveniencia propia. Pero debemos indicar que esa
función ya tenía ciertas normas de conducta.
Cuando averiguamos las cosas vemos que ya había leyes y reglas que marcaba y marcan nuestra
conducta social y profesional, y que por lo menos nos dicen que no debemos hacer en nuestro ejercicio diario,
y a esta ciencia filosófica la llamamos ÉTICA. La palabra ÉTICA viene de la palabra griega ethos, costumbre. La
ética es la ciencia que busca razones últimas universales para adecuar la conducta humana al bien del
universo.
En la definición hay tres elementos para resaltar: el ser humano, la conducta y el universo que
resultan ser la naturaleza de ésta ciencia. Por consiguiente decimos que la razón social de la ética es el ser
humano; no puede hablarse de ética para los animales, porque los mismos no la tienen, lo que nos permite es
observar la actividad y la forma de hacer del hombre, es decir vemos la conducta; si el ser humano no actuara
no podríamos concebir la ética; por lo que es necesario que una acción tenga que ser externa o interna para
poder valorar la misma. El tercer elemento es el bien del universo, por universo debe entenderse todo lo
existente ya sea conocido o desconocido. Es decir el ser tal como lo concibieron en sus tiempos los filósofos
pre-socráticos en los inicios de la filosofía.
Un acto que vaya contra cualquier ser, no es ético. Quién sin necesidad destruye un árbol, mata un
animal, desperdicia o contamina un elemento como el agua o el aire, comete un acto no ético. Esto no incluye
la destrucción que necesariamente tiene que hacerse para poder sobrevivir.
3

Cabe plantearse una pregunta sobre la definición de ética que hemos dado: ¿Cuál es el bien del
universo? ¿Qué es lo bueno para un ser determinado? El bien para cualquier ser es el poder desarrollar sus
potencias o virtualidades; bueno es aquello que promueve su perfeccionamiento y malo lo contrario. Una flor
está abriéndose, la humedad, el sol, todo lo que le ayude a abrirse será bueno; si llega un insecto y la estropea,
eso será malo para ella; así ocurre en todos los seres de la naturaleza desde el grano de arena hasta las
galaxias, pasando por el ser humano.
LOS VALORES.
Al hablar de bueno y malo, estamos refiriéndonos a unos llamados anteriormente valores que
normaban la conducta del hombre. Valor es la cualidad que tiene un ser de para poder desarrollar algo, sirve
de medio para alcanzar un fin. Al ser una cualidad, no es una realidad que pueda comprobarse por
experimentación, peor aún cuantificarse por lo que no se puede pretender que un valor se demuestre en un
laboratorio así como tampoco pueda medirse.
En el ordenamiento del universo puede darse que un valor sea bueno, malo, bueno y malo a la vez;
bueno para uno y malo para otro, y esto empezando en los aspectos culturales y costumbres de los pueblos, y
es que de aquí surge la relatividad de un valor dependiendo de donde se mire. Un terremoto es bueno para un
sistema de montañas que se están acomodando, pero es malo para los hombres y animales que fueron
destruidos por él. La gallina es un animal maléfico para las lombrices, en cambio el león es manso y bueno
para ellas.
Como nuestra tabla de valores es antropocéntrica, todo lo que dañe al ser humano es malo y
viceversa. Tenemos la costumbre de dar valor a las cosas de la naturaleza que no tiene ningún valor ético y
esto produce mucho dolor a los seres humanos.
CONCEPCIONES DE LA ÉTICA.
Siempre nos referimos a cómo entiende cada persona de muchos pensamientos o conceptos que se
manejan permanentemente en el contexto social, y cada uno responde de acuerdo a su propia interpretación
o de acuerdo a su propia conducta, y es en estas características que vemos dentro la ética dos concepciones: la
ética de situaciones y la ética absoluta.
1. La ética de situaciones
Para los que aceptan esta concepción, el valor de bueno o malo depende de la situación de cada
acción.
La poligamia es éticamente buena en África y mala en América; una acción cualquiera se permitió en
el siglo XII pero no ahora en el siglo XXI y viceversa.
Es decir, hay una relatividad de los valores éticos dependiendo del tiempo y el lugar. Referidos al tiempo (en
la característica de los años), ejemplo la moda, en lo que se refiere al lugar podemos indicar la ubicación
continental o las características regionales dentro un país. Esto nos representa un juego peligroso en el
comportamiento de las personas, ya que de ser así, todo estaría justificado, dependiendo simplemente el
interés de cada uno o de un grupo de personas. En la actualidad es lo que más observamos, todo tiene su
razón de ser, y las únicas causas de control son las que afectan al todo poderoso, o no responden a la
oportunidad presente.
2. La ética absolutista
Otras concepciones por el contrario piensan que la ética es una ciencia con principios absolutos como
los principios matemáticos, los cuales no cambian a pesar de las circunstancias.
Kant fue el más claro exponente de esta posición. Para él, el imperativo categórico y los principios a
4

priori inscritos en el interior del ser humano son el fundamento de la ética. Estos principios son absolutos y no
se pueden cambiar. El peligro de esta concepción es llegar al fanatismo, que son actitudes que en la actualidad
las observamos con demasiada frecuencia, especialmente en las culturas musulmanas. De estas dos
posiciones, debemos ver principalmente las características que en su momento plantea el comportamiento del
ser humano ya que en el accionar diario debemos encontrar un equilibrio que marque el rumbo de nuestro
accionar. El tomar en cuenta las situaciones es justificar todo y no hacer nada, las concepciones absolutistas es
entrar a un dogmatismo y fanatismo que tampoco nos lleva a nada, más al contrario es actuar solo para sí y en
sí. Debemos ser por consiguiente razonables.
Hay principios universales que pueden tener excepciones según la particularidad de una acción
determinada. La ética debe ser como la ropa, ni tan estrecha que no deje moverse, ni tan ancha que no
permita caminar libremente.
CRITERIO ÉTICO.
Si las consideraciones anteriores conflictuan el control del comportamiento ético, es importante
saber situarse en el tiempo y el momento, ya que una actitud fundamental del hombre es el cambio pero que
sea para hacer el bien, de donde situarse en el justo medio, en la ética es importante, y para lograrlo, debemos
tener criterio ético el cual nos indica qué debe o no hacerse en determinado momento.
El criterio ético se adquiere por medio de una reflexión sobre los valores de lo bueno y de lo malo. No
se nace con criterio, se lo forma, y el mismo depende de la experiencia y de las oportunidades que uno ha
pasado. Algunos piensan erróneamente que la ética es una ciencia difusa que no es necesario estudiar, pero
cuando actuamos se nos presentan situaciones en las cuales es difícil determinar qué es lo ético, y, cómo
debemos actuar, es entonces cuando vemos la necesidad de tener un criterio ético bien formado. En una
sociedad pluralista nadie tiene derecho a imponer un criterio ético; pero esto no significa, como puede
pensarse, que cada persona no deba tenerlo.
JUSTIFICACIÓN Y RAZÓN DE LA ÉTICA.
Definida la ética es importante sustentar su justificación. Y debemos plantearnos la pregunta de por
qué es necesaria la ética para el comportamiento humano. La razón es clara: el ser humano es el único animal
que puede trastornar el instinto, se puede educar, podemos modificar su comportamiento, unas veces por la
misma necesidad y otras por normas y/o reglas, este instinto puede hacer que él pueda "tomar agua sin tener
sed". Por esto para Kant el ser humano era el único animal al cual había necesidad de educar.
Comparativamente los animales no pasan por estas situaciones, ya que es la necesidad la que rige su
comportamiento.
Para explicar por qué el ser humano trastorna el instinto suelen darse tres respuestas:
1. La falta original.- En todas las culturas aparece el fenómeno de la falta o caída original descrita en diversas
formas. En la cultura Judea-cristiana la figura es el árbol del Bien y del Mal implantado en el Paraíso. Siempre
es la misma idea: el ser humano estaba en un estado de equilibrio entre su instinto y la inteligencia; luego
sucedió una transgresión y la naturaleza humana se trastornó.
De ahí la necesidad, para los que creen en esto, de normalizar la conducta humana; es decir de
establecer una ética la cual recupere el equilibrio entre la razón y los instintos humanos. En este principio las
concepciones tienen un fuerte componente religioso como instrumento de guía del comportamiento humano.
2. La Sociedad.- Otros creen que el ser humano es equilibrado al nacer. Sus instintos obedecen a la razón,
pero la sociedad por medio de la cultura impone un desorden en la conducta humana obligándolo a usos y
costumbres que trastornan su equilibrio.
5

El deseo desmesurado de poseer, el ansia intolerada de placer son, por ejemplo comportamientos
impuestos por la sociedad los cuales son necesarios regir por una serie de normas y ésta es la razón de la ética.
Las diferentes sociedades instituyen sus propias reglas o normas, generalmente las mismas pueden estar
ligadas a los aspectos culturales, la sociedad marca épocas o ciclos sociales donde encontramos diferencias en
el comportamiento y las costumbres de las personas lo que hace que las personas permanentemente estemos
comparando unas épocas con otras queriendo determinar la mejor en costumbres y comportamiento.
3. La evolución del ser humano.- Una respuesta a lo anterior es reconocer y justificar la evolución misma del
ser humano. En éste debería haber una conducta ordenada con la cual todo estuviera encaminado para el
bien del género humano; pero la cerebralización del ser humano es reciente, lo que hace que sea necesario
normatizar la conducta humana por medio de la ética.
Posiblemente dentro de millones de años, si todavía existe el Homo sapiens, la ética no tenga ninguna
justificación pues el proceso de cerebralización estará en un estado más perfecto que el actual; no habrá
guerras ni tanto dolor causado por nosotros mismos, pues el cerebro inferior estará en armonía con el
superior.
En las tres teorías hay un hecho común: el descontrol de los instintos por la razón y esto justifica la
existencia de una ciencia llamada ética que normatiza la conducta humana en bien del ser humano mismo y de
todo el universo.
¿QUIÉN ESTABLECE LAS NORMAS ÉTICAS?
Ya se vio que la ética se justifica como ciencia ordenadora de la conducta humana pero es necesario
indagar quien tiene el poder de establecer esas normas. En otras palabras, ¿Quién establece los principios de
la ética? ¿Quién puede obligarme a mí a cumplir unas normas determinadas? ¿Quién decide que un acto
determinado es o no ético?
Aquí también aparecen varias opiniones:
1. Un Ser Supremo.- Las religiones enseñan que el Ser Superior reveló las normas éticas. Es la promulgación
de los diez mandamientos a Moisés según la religión Judía y Cristiana. Además, el Ser Superior pone en el
interior de todo ser humano una ley natural, la voz de la conciencia que le dice qué es bueno y malo. Esta voz
insobornable, es el último juez en la conducta de cada uno.
2. El ser humano.- La segunda opinión enseña como en el fondo de cada ser humano está el fundamento de la
ética. No hay que apelar a un Ser Superior. Simplemente en el ser humano hay principios a priori, inductivos,
es decir no obtenidos por la deducción, los cuales guían al ser humano en su conducta ética.
Kant describió esta teoría en bellas palabras. "Dentro de mí, la ley moral, fuera el cielo estrellado". Es
decir sólo hay dos leyes que condicionan el comportamiento humano: la ley moral inscrita en el ser humano y
las leyes físicas del universo representadas en el cielo estrellado. Y añade: "Obra de tal manera que trates al
ser humano como fin y no como medio". Esta ley inscrita en el ser humano muestra la autonomía de éste y
por ende quién establece las normas éticas.
3. La Sociedad.- Para otros el fundamento de la ética está en la sociedad. Los seres humanos han convenido
unas normas éticas, han hecho pacto para procurar el bien de la especie, la tribu, el clan y han determinado lo
bueno y lo malo. No es necesario creer en un Ser Superior, ni en leyes inscritas en el ser humano para
fundamentar la ética; ésta es solo conveniencia social; bueno es lo benéfico para una determinada sociedad y
malo lo contrario.
Pascal resumió esta teoría cuando escribió: "Como el ser humano no pudo hacer que lo bueno fuera
lo más fuerte, convino que lo fuerte fuera lo más bueno". Los que promulgan esta teoría dan a la ética un
6

fundamento marcadamente utilitarista y casi biológico que busca la supervivencia de la sociedad.


ÉTICA Y ONTOLOGÍA.
Cualquiera sea la opinión sobre el fundamento de la ética es importante considerar como la ética de
cada persona debe ser consecuencia de su ontología.
Cada persona debe tener su sistema filosófico del cual deben brotar todas sus normas de conducta.
Lo más profundo en este sistema filosófico es la ontología: ¿Qué pienso yo del ser? ¿Qué es el ser para mí?
Esta pregunta, que fue formulada por los griegos presocráticos ha sido respondida desde entonces
por todos los filósofos y debe responderle cada uno de nosotros. Si la ética no brota de una ontología, tiene el
peligro de volverse un conjunto de normas externas como un manual de urbanidad o de buenas maneras, algo
superficial.
La ética debe ser consecuencia de la cosmovisión de cada cual. Es decir, consecuencia de la visión
personal del universo. Así entendida, la ética se vuelve algo profundo, algo que debe ser constante en todo el
comportamiento del ser humano; esté solo o acompañado, en su vida privada o profesional, y no como un
traje que se pone o se quita según las circunstancias.
La ética no es solamente no hacer el mal sino, y más importante, hacer el bien.
Cuando la ética nace de una ontología, de una convicción personal ya no es una norma externa que nos limita,
sino la verdadera libertad. Cuando la norma ética se ha hecho norma interior se ha ganado la libertad. Esto lo
expresa hermosamente Chuang Tzu el filósofo taoista:
"Aquel cuya ley está dentro de sí mismo camina oculto. Sus actos no se ven influenciados por
aprobaciones o desaprobaciones".
Es necesario que el comportamiento ético nazca de una convicción interior y no de una imposición
externa.
MOTIVACIONES PERSONALES PARA ACTUAR
Todas las actuaciones de una persona pueden estar regidas: por una ley civil, por una norma ética o
no estarlo por ninguna norma externa o interna.
Algunas personas obran por el temor al castigo de la ley civil, ellos se limitan a no hacer lo prohibido
por el Estado o por lo menos a no ser sancionados. Una persona que actúa así, lo está haciendo por una
motivación negativa y externa lo cual produce generalmente insatisfacción y desequilibrio interior.
Otros obran por mandato de una ley interna, una ley ética que nace del interior. Para ellos la
motivación de sus actos es interior y está regida por temor a un castigo dado por su propia conciencia, o por
un ser superior en el caso del creyente en una Trascendencia. El actuar de este modo trae coherencia y
seguridad existencial pues la acción personal nace de una motivación interna; sin embargo cuando se obra por
motivos negativos como el temor a un castigo, o positivos como el deseo de un premio, se produce una acción
no siempre auténtica, natural y gratificante.
En otra categoría están aquellas personas las cuales no obran motivadas por una norma externa o
interna; lo hacen libre de todo temor interior o exterior, no tienen la noción de castigo pero tampoco la del
premio. Actúan con la naturalidad que obran todos los seres de la naturaleza: las plantas, los animales.
Es el obrar que enseñan los taoistas: el wu-wein, lo cual es obrar por la acción misma sin mirar ni
preocuparse por sus consecuencias. Alguien dijo: "Ama y haz lo que quieras", con esto afirmaba que para el
justo no hay ley porque al estar en armonía con el universo no hay castigo ni premio.
¿Acaso la planta reclama premio por dar el fruto? Este actuar sin motivación, es la verdadera acción
7

en la cual no existe el utilitarismo. Así actuaban los antiguos, cuando el universo era lo que esta palabra
significa: universo, y todo era simple.
PRINCIPIOS DE LA ÉTICA NATURAL.
La ética debe tener principios fundamentales que obliguen a todos los seres humanos,
independientemente de la raza, condición social, política o religión a comportarse o actuar dentro de ciertas
líneas denominadas normales, estas líneas son:

1. Autonomía e inviolabilidad
Todo ser humano es único y esto significa que cada persona tiene una unicidad que lo distingue
radicalmente de otro de su misma especie. En sentido estricto todo ser que existe en la naturaleza es único
pues no hay, por ejemplo, dos naranjas absolutamente iguales; pero en el género humano las diferencias entre
cada individuo son más profundas porque aunque las diferencias somáticas no sean muy grandes, su
psiquismo los diferencia.
De lo anterior, nace el concepto de individuo que extraña una idea más profunda que el de mera
unicidad la cual es común del ser humano con los otros seres de la naturaleza. De la individualidad nace el
concepto de persona que como individuo es sujeto de derechos y deberes y por lo tanto su conducta debe ser
reglamentada por una ética que respete los derechos de los demás y asegure sus derechos como persona.
El ser humano es autónomo; la autonomía tratada aquí es una autonomía ontológica. Autónomo
quiere decir que el principio y el fin están en sí mismo y que nada ni nadie puede usarlo como medio.
Mientras no se interfiera la libertad de los otros, la persona es libre de definir la orientación de su vida y
decidir su muerte y los medios para alcanzarlo.
Esta autonomía ontológica no significa que el ser humano tenga independencia absoluta y no necesite
de nadie ni de nada para su existencia. Al contrario, todos los seres pueden ser tomados como medios por el
ser humano para existir; no así los otros seres humanos, los cuales deben ayudarse mutuamente sin perder su
autonomía. Esto tampoco significa que todos los seres de la naturaleza tengan como fin el ser humano. Cada
ser, desde el mineral hasta el ser humano tiene el fin en sí mismo, pero en los diversos ecosistemas de la
existencia unos seres sirven a otros; en la economía actual del universo el ser humano tiene posibilidad de usar
los otros seres como medios, si resultase unos seres más evolucionados que el actual Homo sapiens, ellos
usarían a éste para su existencia.
No es malo que un ser humano se coma una fruta, o un animal si esto es necesario para su existencia;
es la violencia, imposible de evitar para poder existir. Lo que trastorna el ordenamiento natural y es auténtico,
es hacerlo sin necesidad.
La autonomía del ser humano significa el derecho que cada persona tiene para decidir sobre su propia
vida. ¿Puedo yo disponer de mi vida? Esta respuesta debe darse dentro del contexto filosófico y religioso de
cada persona. Muchas religiones enseñan que uno no debe ser dueño de su vida sino del Ser Superior que lo
creó y por lo tanto no es lícito disponer de nuestra vida. Para la persona no religiosa la posición es clara: el ser
humano es autónomo y puede decidir sobre su vida.
El tercer concepto es el de la inviolabilidad. Violentar es desviar o apartar a un ser de su existencia
natural por medio de fuerzas físicas o psíquicas. Toda persona tiene derecho a desarrollar su existencia. Si
alguien pretende por cualquier medio impedir este desarrollo, estaría violentándolo.
Pero debe tenerse en cuenta que si una persona está violentando a otra o a una sociedad, no tiene
derecho y por lo tanto puede ser impedido, pues el derecho de uno termina donde empieza el del otro. Por
8

esto éticamente una sociedad puede recluir en una cárcel al criminal y por lo mismo yo puedo matar a otro en
legítima defensa.
2. Principio de justicia: Igualdad de derechos
Con este segundo principio se expresa la igualdad de derechos que todos los seres humanos tienen.
Esta igualdad no presupone igualdad de naturaleza.
Ya vimos como en la naturaleza no hay dos seres iguales y cuando se pretende lograr esta igualdad se
cae, si se trata de seres humanos, en la masificación y por ende en la pérdida de la individualidad; si es en los
otros seres de la naturaleza, en la degeneración porque al perderse las diferencias individuales se pierde la
vitalidad.
El hombre moderno pretende producir una humanidad y una naturaleza clonal pero esto es una
tentación mefistofélica. La naturaleza es asimétrica, desigual y en esto reside su vitalidad. El círculo, el cuadro
perfecto sólo existen en nuestra imaginación, no en el universo ni aún en la dimensión del arte.
Concediendo la desigualdad de todos los seres es necesario precisar la igualdad de derechos. Los
derechos iguales para todos los seres son aquellos que todo ser necesita para desarrollar su existencia. Estos
son distintos para cada especie y cambian según las épocas y latitudes. El derecho a la vida, y a suplir las
necesidades llamadas elementales, son derechos de todo ser en la naturaleza, no sólo del ser humano.
Los derechos de todo ser humano son independientes de las cualidades de él. El derecho a la vida,
quizá el más fundamental de todos, es independiente de sus cualidades psicológicas, intelectuales, sociales,
religiosas, políticas, económicas.
Todo ser humano tiene iguales derechos independientes de sus características psicológicas; no
importa el desarrollo biológico sea un embrión o un adulto plenamente desarrollado o un anciano en el cual el
vigor va extinguiéndose. Haciendo caso omiso de las cualidades físicas, los mismos derechos tiene un atleta
con todo su vigor como el deforme o paralítico que apenas si puede mover parte de su cuerpo. Independiente
de su desarrollo psicológico: el niño con su sistema nervioso no desarrollado como el adulto con su psiquismo
íntegro; igual el oligofrénico que el sabio que domina el saber humano. Igual para el que pertenece a la clase
social alta como el de la baja. Igual el creyente que el ateo; al que está con el régimen político dominante
como al que lucha por derrocarlo; al que tiene con qué pagar esos derechos como al que no posee nada.
Fácil es enunciar esto pero difícil practicarlo en la sociedad y en el ejercicio de la medicina. El
concepto de calidad de vida es un concepto muy usado en ética médica pero muy difícil de precisar. La vida
humana no puede medirse como un objeto material y presenta una subjetividad tan marcada que no es
posible valorarla sin tener en cuenta una serie casi infinita de circunstancias y variables. El valor de una vida
tampoco puede medirse en términos de rendimientos económicos.
3. Principio de benevolencia: Incapacidad de producir daño
En el único principio que todas las religiones coinciden es en éste. Budismo, Islamismo, Cristianismo,
etc., enseñan que no se debe hacer daño al otro. Hipócrates enseñó como fundamento de la medicina:
"Primum non nocere". Primero no hacer daño.
Este mandato profundamente inscrito en la naturaleza debe ser entendido como no hacer daño a
ningún ser en el universo. Se extiende a minerales, plantas, y animales. Tal vez el ser humano es el único ser
que mata sin necesidad, destruye por placer. El mundo oriental es más respetuoso de este principio que el
occidental.
Nos extraña ver las vacas en la India entrar y salir por los templos y pasearse por las calles mientras
muchas personas mueren de hambre.
9

Para vivir hay que destruir. Es cierto, pero produzcamos el menor dolor posible. Cuando le preguntaron
a Gandhi por qué comía vegetales en vez de carne, respondió: "Para poder vivir, la violencia es imposible de
evitar; es menos violencia comer una fruta que cae del árbol que matar a un animal". Schweitzer definía
admirablemente la ética como reverencia por la vida.
NECESIDAD DE LA ÉTICA.
Anteriormente vimos que la justificación de la ética es adecuar los instintos a la parte superior,
racional del ser humano. Ahora consideramos la necesidad de la ética.
Debemos preguntarnos si es necesaria la ética para los individuos y la sociedad. La respuesta es
obviamente afirmativa.
1.- Necesidades para el individuo.- El individuo necesita la ética por dos razones principales la primera:
porque ella dirige todas las acciones a su bien. Si alguien no tiene una ética que rija sus acciones, estas lo
conducen a su aniquilamiento. Un ser humano puede dejarse llevar por el deseo desordenado de la fama o el
dinero, por ejemplo, destruyendo así su existencia; buscando un bien particular se aleja del bien total o
existencia; la ética entonces establece prioridades, pone una tabla de valores para que rija la conducta del ser
humano en bien de él mismo.
La segunda razón por la cual la ética es necesaria para cualquier persona es la de darle unidad
existencial. Es imprescindible para el ser humano que todos sus actos sean centrífugos, es decir salgan del
interior, broten de un núcleo que no estén ni divididos ni en contradicción. Quien no tiene unidad en sus
propósitos, ni es sus actos está en una mentira vital, ésta es una de las causas de la neurosis del hombre
moderno. La ética, entendida como el conjunto de normas que brotan del ser mismo da unidad y
ordenamiento al ser humano.
La ética no es una ciencia solamente social, es algo personal que debe practicarse en la soledad igual
que entre la muchedumbre. Es más difícil ser ético en la intimidad que en la vida social. Mentir a los demás no
es difícil, mentirnos a nosotros mismos es imposible.
Muchos actos pueden parecer éticos a los demás pero nosotros sabemos que no lo son, y esto causa
la desarmonía que a veces experimentamos. Lo contrario también puede darse: un acto nuestro, que los otros
juzgan no ético, nosotros lo percibimos en nuestro interior como ético y nos produce armonía interior, y al
exterior no.
Debemos afirmar que siendo la ética una ciencia que rige el comportamiento humano es algo
impositivo, es decir tiene que ver como el quehacer, con la acción. Para algunos, por el contrario, la ética está
fundada en normas negativas, en prohibiciones y señala lo que no debe hacerse. Esto es sin duda una
deformidad.
Por mucho tiempo se ha enseñado la ética como un conjunto de prohibiciones, de restricciones;
distinto a la concepción griega. Para ellos la ética era una ciencia positiva que daba unidad al ser humano y lo
hacía desarrollar plena y armónicamente. Debemos retornar a la concepción griega de la ética entendida como
una ciencia del quehacer, del obrar; que promueve el desarrollo del ser humano y que se confundía con la
belleza. Para los griegos lo bueno era bello y viceversa, con razón decían: Panta Kalokagatos (todo es bello-
bueno).
2.- Necesidades para la sociedad.- La ética también es necesaria para la sociedad. Esta es un conglomerado
de personas que se unen para vivir en comunidad con unos fines, inalcanzables si no hay una ética.
Es condición fundamental que todos los miembros de una sociedad confíen entre sí para que haya el
concepto verdadero de sociedad. Esta confianza se manifiesta en el acto simple de dar la mano al saludarnos;
10

con esto queremos mostrarle al otro que no tenemos un arma, que puede confiar en nosotros.
Pero para la sociedad actual la honestidad parece estar pasando de moda. Asistimos a una
desmoralización social que se manifiesta de muchas maneras; por actos que a veces nos parecen triviales o por
otros que no lo son tanto. Vemos con cuanta facilidad como se violan las leyes y normas sociales con perjuicios
de la misma sociedad. Arrojamos basuras y desechos en cualquier parte; violamos las leyes de tránsito;
evadimos impuestos; fumamos en recintos cerrados; hacemos ruido molestando a los otros. Y de esto
pasamos a actos más graves como el no respetar los derechos del otro y ni aún su vida. Esta falta de ética en
una sociedad se va volviendo cotidiana, termina por no conmovernos ni por darnos cuenta de ello.
Otra razón social de la ética es con relación a las profesionales. Toda profesión es un servicio a los
otros miembros de la sociedad. Quien ejerce una profesión cualquiera debe ejercerla con honestidad y prestar
el servicio que se espera de él. Si yo voy al médico debo saber que él cuidará de mi vida y salud; si solicito los
servicios de un arquitecto espero que él construya mi casa con solidez; que el mecánico arreglará bien los
frenos de mi carro; y así todas las profesiones y oficios.
Pero a veces vemos como el médico hace intervenciones que no son necesarios; el ingeniero
construye puentes sin las especificaciones requeridas; el que vende el producto o presta un servicio lo hace sin
honestidad. Todo esto no son sino signos y síntomas de una patología social: falta de ética; y esto mismo es la
causa de que muchas veces la sociedad pierde la confianza en los profesionales, técnicos y artesanos.
La ética es una necesidad para el individuo y para la sociedad. Es un clima sin el cual sus miembros
terminan desconfiando entre sí y destruyéndose.
Pero paralelamente en muchas situaciones, la ética debe responder a las circunstancias y realidades
sociales del momento, ya que existen hechos irrefutables que aparentemente no son reconocidos socialmente;
por el poder que los mismos pueden representar o que van en contra del interés o poder de algunos en su
momento, lo que hace que ciertos actos que responden a estos fenómenos puedan aparecer de no éticos.
ÉTICA Y RELIGIÓN - CARACTERÍSTICAS Y DIFERENCIAS
Es común confundir religión y ética. Se piensa que se oponen, que son iguales o que la ética es sólo
una parte de la religión.
La ética es distinta de la religión. Las definiciones de cada una de ellas así nos lo muestran. La ética es
la ciencia que regula el comportamiento humano; la religión en cambio, es una creencia que une al ser
humano con un ser trascendente y de aquí su nombre: religión viene del latín religare, unir.
El hecho de ser distintas no quiere en ningún momento significar que son necesariamente opuestas. Al
contrario, pueden complementarse. Muchas de las verdades fundamentales de la ética han sido enseñadas
por los fundadores de las religiones. En este caso para una persona religiosa los conceptos de la ética se
convierten en mandamientos ordenados por el Ser Trascendente y su práctica o rechazo trae premio o
castigo. Moral es precisamente el conjunto de normas de conducta dadas por una religión. No matar, por
ejemplo, es un principio de la ética natural que se vuelve norma moral al ser enseñado por una religión.
A veces surge contradicción entre lo ordenado por la ética natural y una religión. Tal es el caso de la
Guerra Santa entre los musulmanes o las Cruzadas entre los cristianos. Aquí el precepto natural de no matar se
violó por un precepto religioso que ordenaba lo contrario.
También puede verse una persona que cumple con los ritos de su religión pero al mismo tiempo falta
a principios de ética natural; ante sus semejantes es repudiado como persona de gran religiosidad pero
realmente no está cumpliendo ni lo que ordena su religión ni la ética natural. Su religiosidad no es sino una
apariencia vacía de contenido.
11

ATEÍSMO Y ÉTICA.
Aceptando la distinción entre religión y ética puede verse la falsedad de aquella frase que Dostoyevski
pone en boca de Iván Karamasov: “Si Dios no existe...todo está permitido". Un ateo debe tener igual
comportamiento ético que el creyente porque la base de la ética son el ser humano y la sociedad. El
compromiso es con nosotros mismos y con nuestros semejantes.
La confusión entre ética y religión no beneficia a esta. Algunos tienen la religión como un conjunto de
reglas morales y a Dios como un fiscalizador de sus actos. Este es el sentido de lo que dice un personaje de
Gabriel García Márquez. "Yo no creo en Dios pero le tengo mucho miedo". Para el creyente verdadero la
religión debe ser unión con el Ser Trascendental y no sólo un código de comportamiento.
La crisis de la ética en la sociedad actual puede explicarse porque muchos han perdido su creencia
religiosa; al perderla creer que ya no tienen ninguna norma ética que cumplir y que todo les está permitido.
Por esto todo ser humano debe tener conciencia de que sus actos deben estar encaminados a su
propio bien y al de la humanidad. Es necesario que cada uno de nosotros tenga un sistema filosófico, una
concepción de uno mismo y del universo; es decir, una cultura que haya sido adquirida por reflexión y de la
cual broten todas sus acciones.
Si no se tiene una fe es aún más necesario tener una filosofía que dé unidad y soporte al
comportamiento humano para que éste sea ético.
ÉTICA Y CIENCIA: RELACIÓN ENTRE ÉTICA Y CIENCIA.
Analicemos cual debe ser la relación entre ética y ciencia. ¿Es necesario que la ciencia tenga una
ética? O por el contrario, ¿La ética y la ciencia no tienen nada en común?
A partir del Siglo XVII y hasta las primeras décadas del presente siglo fue una opinión generalizada
entre los científicos que la ciencia no debería tener ética ni religión; antes por el contrario la historia
demostraba como la religión muchas veces había obstaculizado el progreso de la ciencia. No era sino recordar
el caso de Galileo, Miguel Servet y otros tantos que fueron condenados por la Iglesia a causa de sus
descubrimientos científicos. Por lo anterior, la ciencia debería ser ejercida con libertad y autonomía absoluta y
nadie tendría derecho a interferir el trabajo del científico en su laboratorio.
Es una generalización peligrosa apoyar en unos casos históricos, tesis como la anterior, un historiador
objetivo conoce que los hechos citados fueron reales y deplorables, pero también que la ciencia debe mucho a
las diversas religiones las cuales apoyaron y promovieron su avance.
Este antagonismo entre ciencia y ética ha cambiado a partir de la segunda mitad de este siglo. El
hombre moderno, después de estallar la bomba en Hiroshima, no cree que la ciencia sea una actividad tan
inocua como para no ser regida por la ética.
La ciencia en sí misma no tiene sentido, es indiferente y por esto es el ser humano, el científico el que
debe dárselo. La dinamita es un descubrimiento ni bueno ni malo; con ella se pueden hacer carreteras o
destruir edificios y matar personas.
La ciencia a veces se va contra el hombre y asistimos en esta era científica a descubrimientos que no
propician el desarrollo humano sino por el contrario lo obstaculizan. El hombre moderno a veces se siente
aterrado con tanto poder en sus manos. Poder que en ocasiones no sabe hacia dónde dirigirlo; se parece al
niño que fabrica un espanto y luego se asusta con él.
NECESIDAD DE UNA CULTURA PERSONAL
Por esto la necesidad que todo científico tenga una cultura la cual no debe confundirse con erudición.
Cultura es "lo que queda después de que todo se ha olvidado". Es el sistema filosófico que todos debemos
12

construir para hacernos las preguntas vitales de: quién soy yo, qué es el mundo, quiénes son mis semejantes,
cuál es mi destino. Aquí la respuesta no es lo importante, lo fundamental es la pregunta.
Si el científico no es ante todo una persona culta, la ciencia moderna será una bomba en manos de un
insano. Y lo mismo debe decirse de un profesional; si un médico u odontólogo no es culto es un animal
medicus, sólo sabe de su campo y como decían los escolásticos: mathematicus purus, asinus purus. Toda
ciencia si es verdadera, debe fundamentarse en una filosofía.
La ética por lo tanto debe darle sentido a la ciencia. El científico moderno no debe preguntarse
solamente: ¿Puedo hacer esto? Antes, debe preguntarse: ¿Debo hacer esto? ¿Promueve esto el desarrollo del
ser humano y de la humanidad?
Cuando el científico toma la ciencia como un fin en sí mismo se vuelve una amenaza para la
humanidad. Trabajando en su laboratorio pierde el sentido del conjunto y el análisis le impide la síntesis. Es
una hormiga en un bosque, nunca tiene verdadera visión de éste.
No puede el sabio engolosinarse con la ciencia. El padre de Blas Pascal le dijo un día: "Voy a
conseguirte dos maestros, el uno te enseñará la ciencia, el otro te enseñará a despreciar la ciencia". Con esto
estaba dándole la ciencia pero al mismo tiempo la cultura.
Ni la ciencia ni el arte dan necesariamente un comportamiento ético. Los que dirigían los campos de
concentración nazi eran sabios, que oían las sinfonías de Mozart y hacían elucubraciones científicas mientras
en los hornos crematorios ardían los cuerpos. Para que la ciencia tenga sentido y sirva para el desarrollo del
ser humano debe tener una ética y esta debe brotar de una filosofía personal.
Esta intervención puede ser benéfica para que la medicina, la odontología y las ciencias de la salud en
su conjunto, no se desvíen de sus fines, pero el Estado puede también violentar los derechos del individuo y
obstaculizar a estas ciencias el cumplimiento de sus fines.
Cuando en la actualidad el sistema de atención a la patología dominante es integral, el equipo de
salud debe tener un firme criterio ético para defender los nobles ideales de la atención que está realizando en
bien del enfermo y la sociedad, y para no obrar por miedo a una demanda civil sino por amor a sus semejantes.
La actuación no puede ser individualista, es decir buscar sólo el bien individual, ni socialista en el
sentido de pretender sólo el bien social. Debemos reconocer el valor del individuo como persona autónoma
ser consciente de estar dentro de una sociedad la cual tiene fines nobles que debemos salvaguardar.
A veces los médicos y odontólogos manifiestan que a ellos solo les incumbe el bien de su paciente y
nada más; esto demuestra una actitud individualista peligrosa para la medicina y la salud en sí. Debemos
conocer el medio social en el cual viven él y su paciente si quiere ejercer una atención integral.
En otras ocasiones sólo nos interesan las estadísticas, las cohortes, la enfermedad más frecuente y
desprecian al caso individual, al enfermo aislado que sufre. Esta parcialización es igualmente nociva pues
pensando en la sociedad debe simultáneamente atenderse al paciente como un individuo.
SALUD, MEDICINA Y ÉTICA
En esta parte vamos a realizar conceptualizaciones no referidas expresamente al campo médico, pero
vamos a mencionar simplemente como medicina representado a todo el accionar de los profesionales que
trabajan en el campo de la salud, esto debido que sus inicios vienen desde los griegos y simplemente se
hablaba de medicina.
Hipócrates cuando estableció los principios fundamentales de la medicina occidental puso las normas
éticas de la medicina como imprescindible. El no concebía un médico sin que tuviera la filantropía, amor hacia
el ser humano, sin ser diligente por su bien y discreto para guardar el secreto de lo visto y oído durante el
13

quehacer médico.
Luego vienen los códigos de ética médica dictados por los gobernantes o por las agrupaciones y
academias médicas. Los hospitales establecen normas de conducta y se han dictado principios que contienen
los deberes y derechos de pacientes y médicos.
Los códigos de ética médica han sido muchas veces una declaración de principios generales que no
han tenido aplicación cuando el médico se enfrenta al caso concreto de su paciente. En otras ocasiones se han
convertido en normas para afrontar diversas situaciones las cuales cambian por razones de tiempo o lugar.
Un verdadero código de ética médica debe contener unos principios generales con los cuales el
profesional puede resolver la situación al lado de la cama de su enfermo.
La ética es un criterio que debe formarse en el profesional de Ciencias de la Salud no se enseña
solamente en una clase en el aula universitaria; si bien es cierto los fundamentos teóricos para formar ese
criterio deben darse allí, es con el ejemplo que el docente debe formarlo; es al lado del enfermo, en el
quirófano y aún en la morgue donde la ética se aprende. La ética en el campo de la salud, debe ser enseñada
por profesionales del campo ya que debe estar eficientemente adecuada a la praxis; personas que no estén
dentro de la profesión caen en el peligro de dar una ética teórica sin aplicabilidad; esto no basta para que los
principios generales puedan ser enseñados por personas conocedoras de la ética natural.
La medicina necesita una ética porque como toda profesión, debe estar al servicio de la humanidad.
Parece imposible que la medicina o la odontología se vuelvan contra el ser humano y no cumpla su fin, pero la
historia nos demuestra como esto no es extraño ni esporádico.
En el quehacer del profesional cotidianamente vemos como muchas veces si el profesional no tiene
una ética, anteponer el deseo de dinero o un afán científico al bien del paciente.
En algunas épocas de la historia, la medicina se ha vuelto contra la humanidad. Hay médicos que
ponen a la medicina para beneficio de un poder político. El caso de la medicina nazi y lo ocurrido en muchas
hegemonías de derecha o izquierda nos corroboran lo anterior.
La ética también es necesaria para que el paciente vaya confiado a la consulta. Sin ésta confianza no es
posible establecer una adecuada relación médico-paciente. Una persona debe saber que el profesional tiene
una ética y por lo tanto no le hará daño y buscará siempre lo mejor para él.
Cuando la sociedad percibe la falta de ética de los profesionales, pierde la fe en éstos, lo cual destruye
la posibilidad de un ejercicio adecuado de la práctica en la salud. El público conoce los avances de la medicina
moderna pero siente temor ante los médicos que manejan una tecnología avanzada, carecen de una sólida
formación humana y no alivian al paciente sino por el contrario, añaden más dolor. Este mismo fenómeno se
da en el campo de la odontología.
La ética tiene en el momento actual un auge entre qué público general y los necios. Toda revista en
salud trae artículos sobre ética y las mismas revistas dirigidas al público general, frecuentemente se ocupan de
estos temas.
La razón es clara. El paciente quiere ser una parte activa en el proceso de salud. Ya no un sujeto
pasivo que sólo espera las órdenes del médico; él es conocedor de la importancia de su participación en
obtener o conservar la salud; la misma palabra paciente usada para denominar al enfermo, conlleva una
connotación de pasividad perjudicial para el ejercicio del profesional.
Los cambios tecnológicos de la medicina han enfrentado al público, al Estado y a los médicos mismos
a nuevas situaciones, muchas de las cuales presentan problemas éticos inquietantes. El morir con dignidad, el
hacer una distribución ética apropiada de los recursos de salud, el uso de psicofármacos, etc., plantean dilemas
14

éticos difíciles de resolver en determinado momento.


Aunque todo profesional de la salud debe tener una formación ética sólida, los problemas éticos en la
práctica han aumentado en cantidad y complejidad, así que es necesario cada vez más establecer un consejero
o consultor de ética médica y odontológica en los hospitales y entidades de salud que aporte al equipo médico
su punto de vista para que pueda tomarse una determinación más conveniente al paciente y por lo tanto más
ética.
Cuando los temas que la ética plantea se profundizan, muchas veces los médicos ven con inquietud
como sus actuaciones deben ser reevaluados a la luz de estos nuevos elementos.
La formación ética del profesional debe ser continua y el egresado debe seguir formando su criterio
porque cada día surgen nuevas situaciones que deben resolverse éticamente.
Mientras más conciencia haya en la sociedad y en los médicos y odontólogos de que es
imprescindible tener un comportamiento ético, más puro será el ejercicio de estas prácticas y más beneficios
sociales dará.
Es necesario repetirlo. La ética no es sólo un conjunto de normas, un manual de procedimientos; ella
debe ser una vivencia existencial que haga brotar un comportamiento. Más allá de la ética y transcendiéndola,
están el amor por el ser humano y el deseo de ayudarlo. Con razón decía Al Razi, famoso médico árabe: "la
medicina es un arte que se lleva en el corazón.
NATURALEZA DEL SER HUMANO
La razón de ser de la medicina es el ser humano, y de ahí la necesidad de analizar su naturaleza. El
concepto que tengamos del ser humano, dependen de nuestra cosmovisión, es decir, de la percepción de
nuestro yo y del mundo que nos rodea; esta cosmovisión es el resultado de la ciencia, la filosofía y la creencia
adquirida por cada uno de nosotros.
La ciencia nos explica los mundos interiores y exteriores percibidos por los sentidos; la filosofía nos
muestra las causas remotas; y la creencia, nos hace experimentar la dimensión última de la vida.
Sin todo esto es imposible tener una idea del ser humano. Toda persona debe analizar los datos y
experiencias vividas, analizarlos y formarse su propia idea del ser humano. A esto llamamos cultura. Todos los
filósofos desde Sócrates han insistido en la necesidad de escarbar dentro de sí como único método para llegar
a la verdadera sabiduría.
La definición del ser humano comprende tres elementos: el Yo, el Otro y el Universo.
EL YO
La percepción del yo es la percepción más profunda y existencial. Es posible que en el estado fetal se
tenga la conciencia del yo existente; para los filósofos esta percepción es la prueba irrefutable de la existencia
del ser.
Cuando analizamos qué somos, brota inmediatamente el dualismo cuerpo-alma, materia-espíritu.
Esta concepción es herencia del racionalismo cartesiano. Para Descartes había la res extensa, la cual puede
mensurarse, y la res cogitans, no mensurable; de aquí salió el concepto que el humano está compuesto de un
cuerpo, formado por células y de un principio vital situado en la pineal o en otro sitio.
La misma ciencia moderna ha reevaluado este concepto dualista. No se puede trazar una línea entre
la materia y el principio vital; en cada célula estos dos elementos están mezclados inseparablemente; un
túbulo renal tiene un principio vital, una inteligencia por decirlos así, que guía sus actividades para alcanzar el
fin. El médico a veces niega lo que no puede medirse ni percibirse por el microscopio.
Analicemos cuales serían las características que diferencian al ser humano de los otros seres de la
15

naturaleza.
1.- Poder exceder los instintos: el ser humano por el proceso de cerebralización puede transgredir los instintos
y no obedecer a ellos. Ya vimos líneas arribas las características diferenciales entre los hombres y los animales.
De esta capacidad de violar los instintos nace la necesidad de establecer normas de conducta, es decir una
ética; si el comportamiento humano fuera sólo instintivo no habría necesidad de normatizar, pues un instinto
siempre es bueno y busca el bien del individuo y la especie.
2.- Conciencia del pasado: el ser humano es el único ser que al nacer ya tiene pasado; un tigre, cuando nace
es como si antes no hubiese habido ningún tigre; el ser humano al contrario, llega al mundo y encuentra una
cultura, un cúmulo de conocimientos adquiridos por otros con anterioridad; luego en el trascurso de su
existencia acumula experiencias formando así recuerdos personales, un pasado personal.

3.- Inquietarse por el futuro: todo ser humano siempre busca el más allá, se proyecta, ve adelante, se inquieta
por su futuro. Don Miguel de Unamuno decía que el hombre es un "animal moribundo", es decir tiene en todo
momento la conciencia de su muerte. "Algún día, piensa, estaré muerto", aunque no sepa cuál es la
naturaleza del estar muerto. La inquietud del más allá ha obsesionado al hombre desde que es Homo sapiens y
en toda cultura, el culto a los muertos es considerado como uno de los ritos importantes.
La respuesta si hay o no un más allá está dada por la cosmovisión a la cual nos referimos hace poco.
Buda, cuando se le preguntaba por el más allá siempre callaba. Esta posición es asumida por muchos filósofos
existencialistas los cuales sin negar una trascendencia tampoco la afirman pues para ellos, con nuestra mente
limitada, es imposible dar una respuesta a este interrogante.
La segunda posición es la asumida por los que niegan toda trascendencia. Para ellos estamos
arrojados en las dos coordenadas de tiempo y espacio y nadie puede decirnos el sentido del universo y menos
de nuestra vida.
Contrapuesta a lo anterior, está la posición de los que creen en una Trascendencia. La vida termina en
otra superior y esta vida es sólo un camino, una etapa para la otra que es la verdadera.
Por último, algunos piensan que no debemos buscar otra vida sino convencernos que el fin de la vida
es la vida misma. Que el cielo y el infierno están aquí y debemos vivir la vida con la intensidad del instante. "Hic
et nunc", aquí y ahora, decían los romanos.
En esta posición caben muchos matices: desde el grosero hedonismo materialista, el cual sólo tiene
por objetivo gozar los placeres, hasta aquel existencialismo que pretende vivir la plenitud vital de cada
instante.
Esta última es la excelsa posición del Zen, expresada por uno de sus maestros: "Cuando tengo sueño, duermo;
cuando tengo hambre, como....Y cuando duermo, duermo y cuando como, como".
4.- Capacidad de intimidad: la intimidad es cualidad importante del ser humano. La capacidad de intimidad es
poder tener un yo íntimo, un lugar donde no penetre sino el yo; es aquella capacidad de aislarnos aún entre la
multitud y de estar despiertos cuando tenemos los ojos cerrados.
Si a un ser humano se le niega la intimidad se le destruye; alguien definía la libertad como la
posibilidad de tener intimidad; esta es una bella definición de libertad: capacidad de intimidad. Si se tienen
todos los bienes y honores, pero no se tiene intimidad, estamos privados de la más esencial al ser humano.
La capacidad de intimidad está ligada a la de soledad y por esto a más capacidad de soledad, mayor
valor humano. La soledad da profundidad al ser humano y lo hace parecido a los dioses. Aristóteles decía que
el solitario o era un dios o una bestia; con esto enseñaba cuán difícil es adquirir este don de la soledad.
16

Las comunicaciones y la aglomeración de nuestra sociedad impiden al individuo el poder estar solo. Es
imposible ir a un sitio sin tener que oír una radio o la televisión; el sonido y la imagen nos invaden sin nuestro
consentimiento destruyendo nuestra intimidad.
No puede confundirse soledad y aislamiento; éste tiene un carácter físico no así la soledad que es
espiritual. Por esto un pensador antiguo decía: "Nunca estoy más solo que cuando estoy acompañado, nunca
estoy más acompañado que cuando estoy solo".
En las grandes ciudades estoy rodeado de gente pero estoy aislado. Gran ciudad, gran soledad.
Magna civitas, magna solitudo. La soledad es una actividad espiritual que puede llevarse a todas partes; puedo
estar solo en medio de la plaza de mercado, puedo no estar solo en medio del campo si allí llevo bullicio de la
ciudad.
Estas cualidades del ser humano son esenciales sin ellas no hay persona, ni un yo que lo sostenga.

EL OTRO.
El segundo elemento: el Otro. Cualquier definición del ser humano en la cual no se contenga el otro,
es incompleta.
Desde los albores de la filosofía se incluyó la sociabilidad como una característica del género humano;
Aristóteles afirmaba que el hombre es sociable por naturaleza, es decir no es por accidente que un ser humano
busca sus congéneres sino que es una necesidad de su misma naturaleza.
El proceso de desarrollo de la humanidad ha hecho la sociabilidad todos los días más necesaria. Nadie
puede vivir sin ayuda de otro y esto es válido para la vida biológica como para la cultura; cualquier
pensamiento es fruto de una cultura que nos rodea.
Cuando un ser humano no puede comunicarse viene la imposibilidad de vivir. "La muerte es no poder
comunicarnos o porque no nos entienden o porque no podemos expresarnos" Pier Paolo Passolini.
Hace poco veíamos como si no tenemos intimidad no somos personas; ahora podemos decir: si no
tenemos capacidad de relación con nuestros semejantes, tampoco lo somos. La relación entre los seres
humanos debe ser una relación no alienante, debe ser de tú a tú donde ninguno de los dos sea tomado como
objeto o cosa sino con el mismo valor existencial; el uno no puede ser satélite del otro, deben ser dos astros
que vayan al unísono pero cada uno en su propia órbita.
Los movimientos sociales y políticos surgidos a finales del siglo pasado y en éste, han predicado la
solidaridad entre los seres humanos lo cual es loable pero debe ser bien entendida. Esta solidaridad crea una
relación superficial entre los seres humanos y tiene el peligro de hacer de la humanidad una masa homogénea
con pérdida de la individualidad y la heterogeneidad.
Mejor que una masa, la humanidad de ser concebida como un cuerpo. Cada uno es distinto, presta
una función diferente, importante para la existencia del todo. A su vez él solo, aislado, no puede existir; el ojo
no puede despreciar al oído porque no ve. Lo mismo en la sociedad, el zapatero hace lo que el médico no hace
y viceversa; nadie es mejor ni peor, todos son diferentes pero necesarios y en ningún momento opuestos.
EL UNIVERSO
La concepción del ser humano es incompleta si no se incluye a sus semejantes, igual que al universo.
Para los antiguos, universo significaba aquello en donde todo converge a lo uno, Uni - Verso. Su
concepción del universo era la de un organismo donde cada parte está en función de la totalidad y en ésta
17

halla su plenitud.
De este concepto surge la noción de interrelación tan importante en la física moderna. Cada evento
que sucede en el universo repercute en el todo. La ciencia moderna concibe el mundo como una "telaraña
infinita" donde el menor movimiento en una parte hace moverla toda.
La relación del yo con el universo no es sólo circunstancial, es algo más complejo. El hombre influye
en su entorno y éste influye en él. Con mucha razón decía Ortega y Gasset: "Yo soy yo y mis circunstancias".
Sin sus circunstancias es imposible definir y menos conocer a un individuo; por esto un costeño es diferente al
habitante de la montaña, aquel tiene el alma como la playa, éste la tiene ondulante como las montañas que
recorre.
Si el hombre no está en armonía con el universo surge un desequilibrio existencial. Los médicos
conocemos como esta desarmonía enferma al ser humano y a veces lo hacer morir.
Cuando se habla de estar en armonía con el universo nos estamos refiriendo no sólo al entorno
material sino al cultural. Todos sabemos el problema sufrido por un emigrante el cual es causado por el
desajuste entre él y el entorno cultural que le toca vivir.
Nuestra cultura occidental de raíces judeo-cristianas tiene una concepción antropocéntrica funesta.
Se concibe el universo como una gran pirámide en cuyo vértice está el ser humano y todo lo demás, a sus pies.
En la escuela se enseña que el ser humano es el rey de la creación. Copérnico demostró que la tierra es el
centro del mundo; la ciencia y la filosofía le han demostrado al hombre que él no es el centro ni menos el rey
del universo.
El ser humano debe ser profundamente respetuoso de cada ser de la naturaleza. Todo ser tiene un
valor único en el universo y su daño produce un trastorno en el todo. Una sociedad empieza respetando al ser
humano, al avanzar en el proceso de culturización respete los animales, luego las plantas y por último los
elementos minerales.
Destruir los seres de la naturaleza sin necesidad es no ético. Es inconcebible que la caza o la pesca
sean para alguien un deporte y es aún más inconcebible si el cazador o pescador es un médico, llamado a ser
guardián de la vida.
Recapitulando podemos decir: el ser humano es un yo en relación existencial con un otro e inmerso
en un mundo que hace parte de él. Es un microcosmos, una síntesis de gran cosmos.
LA SALUD
Es frecuente llamar a una persona hipocondríaca o simulador porque aunque se siente enferma, no le
encontramos hallazgos patológicos; en estas situaciones puede suceder que los métodos de exploración no
sean tan sensibles como para detectar los trastornos producidos por la enfermedad.
También el desarrollo desmesurado de la tecnología media da tanta información sobre una
determinada situación, que el médico no sabe cómo interpretarla pues su asociación escapa al conocimiento
actual de la ciencia médica; cuando se practica a un paciente "una batería de exámenes", los resultados
pueden presentarse contradictorios entre sí e ignorarse su significado.
CARACTERÍSTICAS DEL ESTAR SANO
A pesar de todas las anteriores dificultades para definir el término salud, podemos anotar cuatro
características presentes cuando una persona está sana:
1.- Percepción de bienestar psicosomático y social: una persona está sana cuando experimenta esta sensación
de bienestar biológico, psicológico y social.
Esta sensación es una experiencia negativa, es ausencia de percepción; cuando yo percibo este
18

bienestar en mi cuerpo puedo decir que estoy sano. Los médicos franceses, grandes clínicos del siglo pasado,
solían enseñar que la salud es el silencio de los órganos.
Cuando yo no "siento", no tengo conciencia de mi estómago, es porque está sano; lo mismo puede
decirse de cada uno de mis sistemas.
La sensación de bienestar social también hace parte de la salud; si una persona goza de tranquilidad
con su familia, con las personas donde trabaja y con su círculo social, tiene salud. Muchas enfermedades
surgen como manifestación de falta de bienestar social, son verdades sociopatías y enferman al individuo
aunque su cuerpo psiquis esté sin trastornos.
Esta sensación de bienestar es una percepción de equilibrio entre todos los componentes de mi ser y
entre el yo y mi entorno. La salud, como la felicidad, no es un punto, una situación estática, sino más bien un
equilibrio entre fuerzas internas y externas.
Este concepto dinámico de la salud fue vislumbrado desde la antigüedad por médicos como Alemeón
de Crotona; para él la salud era la victoria de una batalla librada entre nuestro yo y los agentes que dentro y
fuera nos atacan.

2.- Percepción de la integridad: la segunda característica que percibe un ser sano es la de integridad de su
totalidad y por lo tanto de permanencia en el ser.
Cuando una persona no siente amenazada la integridad de su ser ni percibe señales de destrucción,
puede decirse que está sana.
Todo ser tiende a permanecer en el ser según explica Espinoza; este anhelo lo poseen aún los seres
más simples de la naturaleza. Si analizamos las causas por las cuales una persona busca al médico,
encontramos que es el miedo a la desintegración y a la muerte. Veíamos al hablar de las características del ser
humano cómo la conciencia de la muerte es uno de sus rasgos esenciales de él; y aunque la medicina, como
bien se sabe, no da la inmortalidad, sin embargo se busca en ella una prolongación de la permanencia en el
ser.
3.- Libertad de acción: también el hombre sano es aquel que se percibe libre para actuar. Las limitaciones
físicas y mentales que la enfermedad produce en el paciente atormentan más que el sufrimiento de la
enfermedad misma.
La salud permite al ser humano realizar las actividades propias de su papel en la familia y en la
sociedad. La acción sigue al ser, decían los escolásticos; para ellos el ser tiende a la acción y su plenitud es
actuar. Todos los seres de la naturaleza gozan actuando; el sol calentando, el manzano dando frutos, el caballo
corriendo en la pradera.
Cuando un ser por falta de salud está limitado en las acciones que le son propias, experimenta dolor;
por esto la salud es posibilidad de acción.
4.- Capacidad de comunicación: otra característica de un ser sano es la capacidad de comunicación.
Al ser humano, también lo analizamos, es un ser sociable por naturaleza; el comunicarse es para él una
necesidad tan vital como el respirar y alimentarse.
Uno de los sufrimientos más agudos que produce la falta de salud es la incomunicación;
comprendemos esto cuando observamos un psicótico o un sordo; el uno por un factor psicológico el otro por
uno físico, están aislados del entorno lo cual produce en ellos un sufrimiento.
LA SALUD: UN DERECHO, UN DEBER
19

PRINCIPIOS
El Código de Ética y Deontología Médica es el conjunto de normas que atañen al médico en su relación
con el paciente, la sociedad y su entorno, en el ejercicio de su profesión. Los principios, deberes y
ordenamiento que impone este código, son de cumplimiento obligatorio para todos los médicos en el ejercicio
de su profesión, cualquiera sea la modalidad de práctica.
La condición de empleado al servicio de una institución pública o privada no exime al médico de ninguno de los
deberes, responsabilidades y derechos contemplados en las normas del Colegio Médico de Bolivia, ni del
presente Código.
El ejercicio de la Medicina implica responsabilidad profesional y compromiso moral, individual y
colectivo de los médicos con las personas y con la sociedad, e impone deberes ineludibles, cuya contravención
dará lugar a sanciones.
Entre los principios del ejercicio médico, la actuación profesional del médico se ajusta a los siguientes
principios:
1. Respeto a la vida
2. Respeto a la persona, a la familia y a la colectividad
3. Reconocimiento de las propias capacidades y limitaciones
4. Aceptación de responsabilidades por el acto médico
La proyección de la conducta del médico dentro de los principios enunciados se proyecta en:
1. El paciente y su familia
2. La colectividad
3. Sus colegas de profesión
4. El personal de salud
5. La Institución donde ejerce
6. El Colegio Médico
En el mundo moderno se hace énfasis casi exclusivamente en los derechos que todos tenemos pero
poco se dice de los deberes.
Los obreros exigen se respeten sus derechos, el ciudadano pide al Estado no atropelle sus derechos,
etc. La salud es a la vez un derecho y un deber que tiene toda persona. Derecho de acceder a los servicios y
programas de salud.
El Estado tiene el deber de cuidar de la salud de sus ciudadanos y esto se ha consagrado en las cartas y
constituciones donde se exponen los derechos de los ciudadanos.
Cuando un Estado descuida la salud en beneficio de otra actividad como la guerra, está faltando a un
deber para con la comunidad. Las protestas del ciudadano común y de los médicos cuando el Estado no da la
suficiente salud, son legítimas y plausibles.
Pero también la salud es un deber de las personas. Todo ciudadano tiene deber, obligación de cuidar
su salud y la de su comunidad. Muchas enfermedades son producidas por nuestros malos hábitos de vida y
causadas por nosotros mismos. Contaminamos el aire y esto conlleva enfermedades respiratorias; fumamos
cigarrillo, tomamos licor; abusamos de la sal y las grasas, y luego la sociedad debe cuidar de nuestra salud
invirtiendo una gran parte del patrimonio social; no usamos cinturones de seguridad cuando conducimos, ni
cascos protectores en el trabajo para después exigir que se nos atiendan las secuelas de los accidentes.
20

Frecuentemente se rechazan las órdenes dadas por el Estado obligando para que alguien cuide de su
salud y de la de los demás. Pero la autoridad estatal tiene todo el derecho de dictarlas pues la libertad y
autonomía del individuo terminan donde empiezan las del otro. Cada día vemos cómo el Estado toma más
injerencia en los problemas de salud de la comunidad y no es como antes, un simple observador entre el
médico y el paciente.
El Gobierno puede obligar: a vacunarse; a usar medidas de seguridad en el trabajo; a que el enfermo
venéreo reporte sus contactos; a hacerse los exámenes que indican si uno es portador del virus de
inmunodeficiencia o hepatitis B y puede diseminarlos. De nuevo repitámoslo que la salud es un deber que
todos tenemos obligación de cuidar y el Estado de vigilar para que unos no amenacen la salud de los otros.
Debemos tener conciencia que la salud es más un deber de cada uno de nosotros que un derecho.
Eduquemos a la comunidad en esto y habrá mejor utilización de los recursos de salud.
¿LA SALUD PARA QUÉ?
Esta pregunta parecerá sin sentido pero tiene mucha validez dentro de un análisis sobre el concepto de
salud.
Los especialistas médicos y odontólogos nos encerramos en el quehacer médico perdiendo las
perspectivas y valores de la realidad humana. A los estudiantes de las ciencias de la salud, se les enseña desde
el inicio que la razón de ser de su profesión, es dar y cuidar la salud de una sociedad; por esto para muchos
profesionales salud es el valor humano más importante, para otros la enfermedad, ya que la misma produce
réditos.
La salud es un bien indispensable para todo ser, pero no es el supremo valor. Para una persona con
una adecuada jerarquía de valores, la salud no es el fin de la vida como muchos creen. Los valores de la
medicina son relativos y no absolutos; los médicos por no tener en cuenta esto cometen acciones que son
inhumanas o atropellan los derechos de la persona.
Yo no vivo para estar sano; la salud me ayuda a vivir en mejores condiciones, pero no es una condición
necesaria. Yo puedo vivir enfermo y de hecho muchos seres pasan toda su vida o una gran parte, enfermos sin
que por ello su vida deje de tener sentido. La historia nos muestra personas que a pesar de vivir la mayor parte
de su vida enfermos, tuvieron una vida de gran valor humano. Pascal, Kant, Nietzsche, Novalis y muchos otros
creadores nos enseñan cómo la falta de salud no es obstáculo para una vida plena y fecunda.
La persona común percibe que la salud no es un fin sino un medio en la vida. Por esto con frecuencia el
paciente rechaza la terapia propuesta por su médico; en verdad hay remedios peores que la misma
enfermedad y a veces la terapéutica no deja vivir y el paciente prefiere morir.
El médico con una medicina pseudocientífica recarga de normas al paciente y le hace invivible la vida.
Es conocida la escena del médico cuando dice a su paciente: "No puede caminar, ni fumar, nada de licor, ni
sexo, y debe tomarse estas ocho pastillas al día". El paciente con sobrada razón piensa: ¿Y entonces para qué
vivo?
Por lo que debemos convencernos que la vida humana tiene por fin la vida misma y que la salud es una
condición pero no un fin.
Persuadámonos y enseñemos a nuestros pacientes que en la vida es necesario asumir riesgos y que la
muerte es inevitable. Si aceptamos lo anterior podemos comprender que la pregunta: ¿la salud para qué?, es
válida y tiene un gran contenido filosófico.
ENFERMEDAD, DOLOR Y SUFRIMIENTO
Sin entrar a los conceptos de salud enfermedad que ya vimos en temas anteriores, en este capítulo es
21

necesario referirnos al manejo que tiene el paciente en relación a su enfermedad. El no discrimina esta
concepción sino que él se siente angustiado, con dolor y sufrimiento, siendo el dolor términos fisiológicos y
psicológicos que expresan una manifestación desagradable o displacer de una parte orgánica. Por las
características del mismo cada persona siente dolor de diferente manera en una menor o mayor intensidad,
teniendo la ventaja que el mismo representa una llamada de atención para que pueda acudir al centro de
salud, y que son ellos los que determinan el grado de enfermedad, se dice por esto que el dolor tiene un papel
protector.
Siendo el motivo de consulta el dolor, el paciente se encuentra psíquicamente con un "sufrimiento",
que no encuentra localización y más bien es general, se encuentra amenazado, castigado y es en este punto
que se relaciona con la religión, la expresión es psicosomática, se nota en su facies pero no se puede definir,
siendo por consiguiente estos dos factores que hacen que el individuo se sienta enfermo.
DE LA ÉTICA MÉDICA A LA BIOÉTICA
Para dar cumplida cuenta de las discusiones actuales y de los diversos enfoques de la Bioética, es
necesario recordar el itinerario histórico de la reflexión ética en medicina, anterior a la difusión al término
mismo de la Bioética y de sus recientes vicisitudes. Algunas etapas a lo largo de los siglos han preparado la
adopción de criterios y categorías filosóficas, y con frecuencia pusieron en marcha y centraron las discusiones
mismas sobre temas específicos.
Cuatro etapas son significativas desde este punto de vista: la ética médica hipocrática, la moral médica
de inspiración teológica, la aportación de la filosofía moderna y la reflexión sobre los derechos humanos, sobre
todo después de la segunda guerra mundial, a la que acabamos de referirnos. Nuestra exposición no puede ser
tan amplia y profunda como la que algún autor ha hecho ya. Nos detendremos, solamente en aquellos datos
del pasado estrictamente necesarios para la comprensión del momento cultural presente.
Al reconstruir el pensamiento ético occidental en el ámbito, no podemos pasar por alto a Hipócrates
(460 - 370 a.C.) y su Juramento.
Son de todos conocidos los problemas de atribución y autenticidad así como de crítica textual referidos
a todo el Corpus Hipocraticum, incluido el texto del juramento. El Corpus es ciertamente el resultado de
aportaciones de toda una tradición y no de un pensador y maestro único, pero se sigue sosteniendo aun frente
a la crítica histórica la paternidad hipocrática sustancial del pensamiento contenido en el Juramento.
Es D. Gracia quien, a nuestro juicio, hace la exposición más amplia y documentada desde el punto de
vista del análisis del texto y de su estructura ético-religiosa, así como de la interpretación histórico-filosófica.
Según esta interpretación, el Juramento representa la expresión propia de la cultura de la época, de
carácter pre jurídico, peculiar de una categoría de personas, los médicos a la que se consideraba de alguna
manera por encima de la ley: la ley era para quienes practicaban oficios comunes de simples ciudadanos; la
profesión médica sería, como la del rey o la del sacerdote, una profesión fuerte, regida por una moral fuerte,
ésa precisamente que se expresa en sentido religioso en el juramento. La estructura comprende:
a) Una invocación a la divinidad como introducción que define sus características.
b) La parte central que consta, a su vez, de dos fragmentos: uno que se refiere al compromiso de respetar al
maestro, de transmitir de forma gratuita la enseñanza a los hijos del maestro, y de enseñar en general al que
suscribe el juramento; la otra parte está dedicada más propiamente a la terapia, que obliga al médico a excluir
ciertas acciones como la de administrar veneno incluso a quien se lo solicite; el aborto provocado, cualquier
abuso sexual hacia las personas del enfermo y de los familiares, y el respeto del secreto médico.
c) Una conclusión, que invoca sanciones por parte de la divinidad en sentido positivo (bendiciones) para quien
22

lo observa, y en sentido punitivo (maldiciones) para quien lo transgrede.


Por esta razón, y conforme a este análisis histórico, no se trataría de un código atemporal, casi como
si fuera la expresión escrita de una moral natural como se consideró hasta el siglo XVIII, sino de un reflejo de la
filosofía y de la cultura de la época que consideraba la profesión médica en un clima de trascendencia y como
revestida de un carácter sagrado (sacerdocio fisiológico y carismático).
El resultado que surge de esta interpretación es que este pensamiento hipocrático habría dado de
hecho una fundamentación filosófica-teológica a lo que hoy se denomina "paternalismo médico".
Lo cierto es que el juramento basa la moralidad del acto médico en el principio, que pasaría a los
siglos futuros, definido como "principio de beneficencia y de no maleficencia", esto es del bien el paciente.
Puesto que el médico actúa siempre para el bien del enfermo, porque éste es su ethos, entonces lo que él
prescribe no necesita de otra confirmación ni siquiera por parte del paciente.
No se trataría, por consiguiente, de una simple moralidad de defensa de la "casta" médica, ni de una
especie de moralidad natural, son de una moralidad fundamentada en el principio sagrado del bien del
paciente cuyo custodio inapelable es el médico, por encima de la ley y de cualquier suspicacia. Sin embargo en
la concepción hipocrática no se puede ignorar, precisamente en relación con la evolución del pensamiento
ético-filosófico sucesivo, el de Sócrates, Platón y Aristóteles, el esfuerzo por establecer unos criterios no
subjetivos de moralidad, basados, por esto mismo, en la verdad objetiva: por encima de sus mismos deseos
subjetivos, está la conciencia del bien en sí y del respeto a la persona.
En lo que sí concuerdan todos los autores en que el pensamiento hipocrático quedó como un "canon"
para toda la cultura clásica y la de la Edad Media. Dan fórmulas análogas difundidas en diversas culturas como
el "Juramento de Asef Ben Berachyau" en la Siria del siglo VI; "La oración diaria del médico" del cordobés
Naunónides (1135-1204) en Egipto, o los "Deberes del médico" de Mohamed Hasin (1770) en Persia.
La aparición del principio de autonomía, así como la afirmación del pensamiento moderno y del
liberalismo ético de Hume, Smith, Shor Mell o Gregory; y luego la formulación de los derechos del ciudadano y
de los derechos humanos, representan ciertamente un "antipaternalismo médico", como afirma también D.
Gracia. Y sin embargo estos nuevos principios no podrán borrar del todo el principio de beneficencia como
momento de validez y de garantía para la autonomía tanto del paciente como del médico.
Tampoco la idea de justicia difundida en el pensamiento social contemporáneo podrá eliminar este
principio de beneficencia, que nosotros consideramos fundamentado no en la presente trascendencia
ahistórica de la profesión médica, sino en la idea de bien y de verdad, y que consideramos fundamental para la
consistencia misma de los otros principios de autonomía y de justicia.
La Bioética actual, por tanto sobre todo la que se remite a los famosos principios de no maleficencia-
beneficencia, autonomía y justicia, bebe cada vez más en las fuentes de una tradición histórica que viene de
antiguo y que recorre todo el proceso evolutivo del pensamiento occidental.
En esta reconstrucción retrospectiva no se puede dejar de mencionar la aportación del cristianismo,
de la teología cristiana, de su práctica en el ámbito sanitario y del Magisterio de la Iglesia, sobre todo el de la
Iglesia católica.
EL PROBLEMA DE LA DEFINICIÓN
El itinerario histórico el retrospectivo y el reciente de la Bioética que hemos recordado, revela un
amplio espectro de problemas abordados, de contenidos y de criterios evocados: a partir del primer enfoque
teórico de interés predominante bioecológico (Potter, Jonás) con connotaciones de "catastrofismo", que
cuestiona el concepto ochocentista del progreso unidireccional y automáticamente beneficioso para la
23

humanidad, la Bioética se va enriqueciendo "con la aportaciones de diversos Centros estadounidenses y


europeos" con nuevas reflexiones de índole ético-filosófica sobre problemas, viejos y nuevos, de la medicina,
de la demografía y de la investigación experimental en el hombre y en el animal; acentúa la relación entre vida
humana y vida infrahumana y, finalmente, se confronta con las aportaciones de la ética médica clásica y de las
diversas doctrinas religiosas, y con los derechos humanos.
De aquí surge el problema ante todo de cómo definir la Bioética, problema que hasta ahora no parece
haberse resuelto.
Hay quienes configuran la Bioética como un movimiento de ideas históricamente, cambiantes;
quienes la consideran más bien como una metodología de confrontación interdisciplinaria entre las ciencias
biomédicas y las ciencias humanas; quienes reducen la reflexión bioética a una articulación de la filosofía
moral, y quienes consideran en cambio que esta reflexión puede ser definida como una disciplina autónoma,
con una función propia no identificable con la Deontología ni con la Medicina legal o los derechos humanos,
aunque no puede dejar de tener una conexión y ciertos puntos de confrontación con tales disciplinas, ni
considerarse tampoco como una sección de la más conocida y antigua Ética médica.
Del recorrido hecho hasta aquí en sentido geográfico-cultural tanto respecto de la Bioética
propiamente dicha, cuanto de las múltiples aportaciones anteriores de la Ética médica, de la Moral religiosa,
de la Deontología y de los derechos humanos, resulta que nos encontramos ante un panorama ciertamente
muy amplio pero, por otra parte, discretamente caracterizado.
Por ello, creemos ante todo ya suficientemente adquirido el dato de que, bajo la denominación de
Bioética ha de entenderse también la Ética médica propiamente dicha; y que, por consiguiente, la Bioética no
es una parte reciente y añadida de la Ética médica, sino que la ética que concierne a la intervenciones sobre la
vida debe entenderse en sentido extensivo, a fin de abarcar también a las intervenciones sobre la vida y la
salud del hombre. Por lo demás, para poder avanzar la medicina se vale hoy día cada vez más de la
investigación básica en el ámbito biológico, vinculándose también en sentido social con el componente
ambiental.
La definición de 1978 viene a coincidir con esta acepción; de hecho, esa definición se formula como
sigue: "Estudio sistemático de la conducta humana en el ámbito de las ciencias de la vida y de la salud,
analizadas a la luz de los valores y principios morales".
El campo de las ciencias de la vida y de la salud incluye, por consiguiente, la consideración de la
biosfera, además de la medicina; las intervenciones pueden referirse a las profesiones médicas, pero también
a las poblaciones, por ejemplo las que se refieren a los problemas demográficos y ambientales.
Lo específico de este estudio sistemático está constituido por la referencia a valores y principios
morales, y por ello a la definición de criterios, juicios y límites de licitud o ilicitud.
Humanizar el trato al paciente, conociendo su situación social y sus problemas puede favorecer
en gran medida al tratamiento y los resultados que este tenga en su salud, por lo que es fundamental
que los médicos tengan conocimientos sobre bioética, «La bioética es un complemento a la técnica, el
uno es fundamental para el otro».
No debemos olvidarnos que la relación que se tiene en la ciencia médica es entre el profesional y el
que recurre a sus servicios (paciente), por consiguiente debemos tomar en cuenta varios factores de lazos que
unen esta necesidad de servicio, si decimos que cada uno cumple un rol ("conjunto de comportamientos que
los demás esperan legítimamente de una persona" Stoetzel.), así como un status ("conjunto de
comportamientos que una persona puede esperar legítimamente de los demás" Stoetzel.), esperamos lo mejor
entre los dos, en beneficio del que acude a la consulta lo que nos permite apreciar los siguientes factores:
24

a.- Exención de responsabilidad: el estado de enfermedad determina incapacidad por lo que el certificado
médico oficializa esta situación ante la sociedad.
b.- Derecho de recibir ayuda: el enfermo necesita ayuda de la comunidad a través de sus organizaciones.
c.- Obligación de desear su curación: el paciente tiene el deber de desear su curación independiente del
cuadro que presente.
d.- Obligación de cooperar: el cumplimiento de las órdenes del facultativo, el prestar atención de la familia y la
sociedad al enfermo son conductas a tomar en cuenta especialmente en las enfermedades mentales.
e.- Libre elección del médico por el paciente: siendo un privilegio de la atención de la salud liberal, es una
necesidad del enfermo, que los sistemas colectivos de atención no respetan.
En relación al status y rol del profesional de la salud tenemos los siguientes factores:
a.- La competencia técnica: el conocimiento científico puesto al servicio de la solución de la patología.
b.- La actitud universalista: se debe tratar a todas las personas de acuerdo a las mismas reglas.
c.- La especificidad funcional: atender al paciente directamente en lo que sufre y las relaciones que se
presentaran con el cuadro clínico, sin sacar otro provecho de la misma.
d.- La neutralidad afectiva: no se puede juzgar ni castigar la actitud del paciente, por consiguiente las actitudes
emocionales pueden interferir la calidad del tratamiento. El médico es una autoridad.
e.- Actitud altruista y desinteresada: la opinión pública divide a los profesionales en liberales y comerciales,
siendo la segunda la que busca el provecho personal, es por consiguiente importante hacer las cosas que son
necesarias y con un justo reconocimiento.
f.- La consulta y el secreto profesional: es importante la presencia del cuadro físico de la consulta así como la
relación del trato entre equipo de salud y enfermos. Pero existiendo esta comunicación, es el secreto de la
consulta el que muestra la calidad de la atención.
Dentro de esta descripción vemos que la bioética presenta los siguientes momentos:
a.- Bioética general: corresponde a la ética propiamente dicha.
b.- Bioética especial: analiza los grandes problemas desde el punto de vista médico, biológico y su relación
conductual.
c.- Bioética clínica: examina la práctica médica concreta, los casos clínicos y sus valores.
Un problema actual resulta ser el de la bioética especial que es lo que describiremos a continuación.
Bioética y genética: es en la actualidad uno de los temas más tratados y se los puede describir como
manipulación genética o ingeniería genética, se dirige principalmente al manejo de ADN en la búsqueda del
origen, tratamiento, prevención de ciertas enfermedades, pero también lo que conocemos como las
investigaciones sobre la clonación. Como se comprenderá resulta ser un tema espinoso por las consecuencias
que se dan al manejo del ADN, ya que las experiencias que se realizan ya son en humanos que reciben a
cambio del experimento un cierto monto económico. Es más utilizado en las intervenciones forenses y en los
casos de paternidad.
Bioética y sexualidad: resulta ser un tema amplio por los diversos factores que se toman en cuenta por
ejemplo la procreación; si bien el acto sexual es el medio normal para la fecundación, en la actualidad en
ciertas situaciones no, ya que se puede realizar la fecundación extracorpórea, pero la maternidad no se la
puede modificar, y esto conocemos como la madre de alquiler, etc.
La anticoncepción; de alguna manera tenemos las diferentes técnicas anticonceptivas que por su
forma de actuar son muy discutidas en diversos medios.
25

El aborto; para lo cual no entraremos en mayores consideraciones, porque actualmente ésta ley ya ha
sido aprobada a través del artículo 153 indicando que el aborto ya no es penado.
La inseminación artificial; después de descartar las posibilidades de la infertilidad, se realiza esta
práctica, que puede determinar el buscar el hijo ideal dependiendo del donante. La fecundación invitro y
transferencia de embriones; en el momento es un éxito de la medicina determinada como autopoyesis, resulta
ya tan común que se maneja como "codificación" de la vida, si bien para las que necesitan responde a factores
psicológicos y sociales de comportamiento familiar, para el personal es un hecho mercantil más, se
fundamenta esto en que son más los embriones fecundados que los transferidos al útero, y esta es la raíz del
problema, al margen del éxito mismo del proceso en la madre.
En muchas ocasiones se dan casos de hermafroditismo y transexualidad que es necesario corregir,
pero hay casos que es la voluntad de los hombres a someterse a un cambio de sexo, que es ante este desafío
que la ciencia médica actúa para complacer un deseo no natural sino de grandes problemas psicológicos.
Bioética y tecnología: la tecnología ha permitido los mayores logros de la atención médica y la solución a los
problemas especialmente los que representan la rehabilitación, la movilidad o funcionamiento de ciertos
órganos. En la práctica odontológica se muestran estos adelantos ya que no necesitan de un manejo
complicado, pero el problema es que el odontólogo es el que aconseja, determina su utilización, ya que el
paciente no sabe nada de la calidad del material a utilizar.
Bioética y trasplantes de órganos: es en la actualidad una práctica que permite la supervivencia de muchos
individuos, el problema es la comercialización y manejo que se hace de los órganos a ser trasplantados, así
como la búsqueda de los mismos. No hay que olvidarse que no todos son éxitos en todos los pacientes
trasplantados.
Bioética y eutanasia: simplemente explicar que es una práctica prohibida, porque la función del equipo de
salud es dar vida.
Bioética y terapéutica: una forma de alcanzar el punto anterior es el manejo de ciertos medicamentos, en los
mismos debemos considerar las indicaciones del uso de los mismos, su dosificación y contraindicaciones para
no confrontar problemas legales, ya que es el medio por el cual el paciente encuentra solución a sus
problemas patológicos.
Esta es simplemente una introducción de lo que debe significar el comportamiento de los miembros
del equipo de salud con la comunidad y los enfermos, no tratamos de que al concluir la unidad, el estudiante
realice un juramento de buen comportamiento profesional, ya que como hemos visto, ni el juramento
profesional que realizamos todos se llega a cumplir, simplemente, pretendemos mostrar que existen normas
de comportamiento profesional que debemos llegar a respetar mínimamente.
TEXTO PREPARADO – ACTUALIZADO POR:
MSc. Dr. JORGE QUIROGA BELTRÁN
DOCENTE MEDICINA SOCIAL
FACULTAD DE MEDICINA UMSS
COCHABAMBA BOLIVIA 2017 - 2018
BIBLIOGRAFÍA
Velez Correa Luis Alfonso ÉTICA MÉDICA
Elio Sgreccia MANUAL DE BIOÉTICA
Ministerio de Salud y Deportes CÓDIGO DE ÉTICA Y DEONTOLOGÍA MÉDICA
26

Óscar Vera Carrasco EL CÓDIGO DE ÉTICA EN MEDICINA


Antonio Pardo LA ÉTICA EN MEDICINA
Francisco Barón MEJORAR LA MEDICINA A TRAVÉS DE LA ÉTICA

Você também pode gostar