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A favor sobre la segunda causal:

Esta causal se aplica exclusivamente en los casos de comprobada incompatibilidad de la


vida del embrión de manera extra uterina. Establece una situación de excepción en la cual
se puede interrumpir un embarazo, ya que protege primordialmente derechos
fundamentales de la madre, por ejemplo, el derecho a la libertad personal otorgándole de
forma democrática más capacidad de decisión.

Es por lo anterior, que el dominio exclusivo de la decisión de intervenir voluntariamente


un embarazo ha sido otorgado a la madre, con esto el legislador busca proteger derechos
esenciales de la mujer reconocidos y garantizados por nuestra constitución, sin pasar a
llevar el derecho de ningún tercero, puesto que la del nacisturus en este caso particular no
podrá llegar a vivir por sí mismo luego de salir del útero materno. Soy enfático en esto, esa
gestación solo puede ser interrumpida, si se cumple con el requisito de que sea incompatible
con la vida extrauterina.

De lo anterior queda manifiesto que lo buscado por el legislador con esta ley es facultar a
la mujer con la opción de interrumpir un embarazo cuyo embrión o feto padece una
enfermedad congénita de carácter letal, y el propósito de otorgar esta facultad a las madres
en estos dramáticos casos se fundamenta, -más allá de lo técnicamente jurídico, sino que
en la propia naturaleza y sensibilidad emocional humana que el ordenamiento jurídico
también busca proteger, es decir, en evitarle a esa mujer la situación de vivir un duelo
constante cuyo fatal desenlace es sabido con anticipación.

Además, es evidente que no puede establecerse ningún vínculo entre el derecho a la vida
garantizado por nuestra constitución, y su afectación por la segunda causal de excepción
a la que nos estamos refiriendo, puesto que esta solo podría tener efectos en los siguientes
casos:

Primero atendiendo a la libertad: La madre debe tomar como opción producir el aborto
del nacisturus, y evidentemente esta ley no la obliga a optar por dicha alternativa,
respetando así el derecho a la libertad consagrado en la constitución, y no vulnerando el
derecho a protección de la vida del que está por nacer, porque para despenalizar esta
interrupción del embarazo voluntaria es un requerimiento insoslayable que el feto no
pueda vivir por sí solo fuera del útero materno.

Segundo sobre los requerimientos para aceptar esta situación de excepción: es necesario
que la anomalía congénita que padece el feto sea de carácter letal, impidiendo y siendo
comprobado a ciencia cierta que el nacisturus no pueda llegar a concretar su vida por traer
consigo algún defecto físico imposible de sanar.

Esta incompatibilidad debe estar confirmada por un facultativo y es un requisito esencial,


ello evidencia que el legislador pretende otorgar la posibilidad a las mujeres de decidir
qué hacer en caso de tener en su vientre un feto o embrión incompatible con la vida
extrauterina, y es por esto que la ley penal no puede castigar con contenido de justicia a
una mujer que incurra en una acción de intervenir un embarazo inviable según las
características enunciadas anteriormente.

Por todo lo expuesto resulta evidente que no se vulnera la vida del que está por nacer,
puesto que de igual modo el feto morirá al momento de nacer. Asimismo, se protege el
derecho de la madre y su libertad de elegir ya que, se busca evitar el dolor de la mujer de
vivir en un estado permanente de doble duelo, por eso me surge esta pregunta ¿Es justo
obligar a una madre a vivir por 9 meses con un hijo que sin ninguna duda morirá al nacer?

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