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LAS SUBAS EN ENERGÍA

VOLVIERON A ACELERAR LA
INFLACIÓN MAYORISTA DE
FEBRERO QUE LLEGÓ A 4
COMA 8 POR CIENTO
DUPLICÓ OTRA VEZ EL ÍNDICE MINORISTA Y ACUMULA UN
AVANCE DE CASI 10%
Fuente: BAE

16-03-2018

IGNACIO OSTERA
La inflación mayorista marcó 4,8% en febrero por la suba del dólar y las tarifas y el
alza en el precio internacional del crudo, por lo que por segundo mes consecutivo
volvió a duplicar el Índice de Precios al Consumidor (IPC), que fue de 2,4% en el
mismo lapso.

El Índice de Precios al por Mayor (IPIM) difundido ayer por el Indec saltó 26,3%
interanual y acumuló un avance del 9,6% en el primer bimestre, frente al 4,2% que
se movió la inflación minorista en igual período.

Es que los precios mayoristas venían de un salto de 4,6% en el primer mes del
año, cuando ya habían marcado una diferencia importante con la evolución
minorista, que fue de sólo 1,8%.

Los datos de febrero muestran que el IPIM se viene acelerando con fuerza desde
diciembre a partir de la suba en el tipo de cambio, los ajustes en las tarifas
energéticas y la suba en el precio internacional del petróleo, que se terminó
trasladando a los combustibles. Este Índice se había movido por debajo del IPC
durante todo 2017, cerrando el último trimestre de ese año con un promedio del
1,5%.

Para los economistas, los precios mayoristas estaban reprimidos porque el dólar
bajo no les permitía ajustarse. Pero con el cambio de las metas de diciembre, el
tipo de cambio se disparó 15% desde ese entonces y abrió la puerta para mayores
remarcaciones industriales.
De acuerdo al IPIM elaborado por el Indec, los productos nacionales se
encarecieron 4,9% y los importados, 4,3%. Los productos fabricados dentro de la
frontera subieron 9,1% en el caso de los primarios, los manufacturados 3,4% y la
energía eléctrica 7,3%. El capítulo petróleo crudo y gas ascendió 14,1%, acumuló
31% en el bimestre, y fueron los insumos que más aportaron a la inflación
mayorista de febrero, con casi un tercio del total. Por su parte, los productos
agropecuarios se dispararon 4,5% y aportaron casi medio punto. Los pesqueros
treparon 7,9%, aunque su incidencia sobre el índice fue poco significativo, en tanto
los productos minerales no metalíferos se movieron sólo 1,9%.

En el sector manufacturero, la mayor incidencia la tuvieron los productos refinados


de petróleo con 0,43 puntos y un alza de 4,7%, mientras que los alimentos y
bebidas explicaron 0,38 puntos del total, subiendo 2,7%. Las sustancias y
productos químicos aportaron 0,31 puntos de inflación mayorista, al encarecerse
3,8%.

Con menor incidencia pero con una variación alta se ubicaron los productos
metálicos (5,6%), textiles (4,8%), caucho y plástico (4,1%) y máquinas y aparatos
eléctricos (3,8%).

En la medición interanual, las mayores alzas las encabezan la energía eléctrica


con 77,4%, seguida los productos pesqueros con un 59,3% y el petróleo y gas con
un 50%.

Un reporte de la consultora ACM advirtió que “estos niveles pueden generar


presión sobre los precios minoristas de los meses siguientes”. “La dinámica del
tipo de cambio que venía sirviendo hasta el mes de diciembre como ancla de
estos precios sumado al aumento de insumos para la producción como gas y
electricidad aceleraron la inflación en el segmento mayorista”, explica la firma, que
plantea que “parece existir un rezago de un período entre la depreciación del peso
y el aumento de precios mayoristas”.

En ese sentido, un informe elaborado por la casa de inversión First Capital


Group
aseguró que “la Argentina es el único país de Latinoamérica en donde las
devaluaciones impactan en la tasa de inflación”.

“A contramano del resto de la región, cada vez que en nuestro país se


produce una depreciación de la moneda, el índice de precios se modifica”
explicó Miguel Ángel Arrigoni, socio de FCG.

Puso como ejemplo que Brasil mantuvo una tasa de inflación promedio de 7%
entre el 2011-2016, a pesar de la depreciación nominal del 62% en el real
respecto al dólar.

Chile, por su parte, mantuvo una tasa de inflación del 3% promedio durante todo el
periodo analizado, en el que a partir de 2013, la tasa de depreciación nominal se
situó por encima del 10%.

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