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El dilema de la próxima elección: Entre

el pasado o el futuro
Por Juan Huaylupo Alcázar - 28 Febrero, 2018 - En Opinión

Estamos próximos a la elección del partido y candidato que conducirá el Gobierno de


la República, pero a diferencia de otras oportunidades, donde los riesgos estaban
centrados en el economicismo liberal de un sector de la sociedad que se arrogaba, falsa
y cínicamente, ser el representante de la sociedad en su conjunto, hoy nos enfrentamos
ante un riesgo que no imaginábamos: la posibilidad de erigir un gobierno teocrático, que
sin encubrimiento alguno, revela su unilateralidad, intransigencia, intolerancia y
despotismo, enarbolando la bandera de un dios, que es extraño a las creencias y la
cultura nacional. Pero, esto no es un peligro en el ámbito de las creencias subjetivas e
ideológicas de un individuo o secta, lo es porque persigue prácticas concretas,
interesadas y terrenales, que se imponen como mandato divino a sus seguidores y
súbditos.

Ningún dogma religioso, político o político-religioso es pacífico, por el contrario, es


beligerante e implacable contra todos los que no les rinden reverencia o pleitesía. En
la época de la Inquisición, como en las invasiones coloniales, que diezmaron
poblaciones, riquezas e ilusiones de nuestra América, lo hicieron en nombre de un dios,
por ellos representado. Esas y otras tiranías han cubierto de santidad sus crímenes
contra la ciudadanía y las naciones.

No hay necesidad de recordar mayores y funestas referencias teocráticas del


pasado y del presente en el mundo, basta mencionar que el pastor que pretende
gobernar Costa Rica, no se retracte el haber calificado de “nazi fascistas” a quienes
no comulgan con sus ideas o lo adversan; por su radicalidad discriminatoria contra
la población sexualmente diversa; por la intensión de separarnos de la Corte
Interamericana de Derechos Humanos; por la pretensión de derogar el decreto de
la fecundación in vitro, limitar los derechos de sus colaboradores o la de acoger
personas, ideas y posiciones que han violentado la moralidad pública por el
favorecimiento privado, la corrupción y el irrespeto a las leyes; por evocar la
restauración reaccionaria de la familia para revitalizar el machismo y el
confinamiento subordinado de la mujer, así como, porque oculta las
intencionalidades de actuación frente a los problemas y el desarrollo nacional, que
denigra la planificación, la política pública, los planes de gobierno y de los partidos
políticos por considerarlos que solo sirven para la captura de votos. Asimismo, el
conservadurismo del pastor limitará o impedirá conocimientos y prácticas
científicas que considere contrarias con las ideas e interpretaciones religiosas.

Sin duda, estamos frente a una elección donde la demagogia de los contrincantes
derrotados, ha sido sustituida por un lenguaje plagado de inconsistencias que burla
la inteligencia, así como niega cínicamente los compromisos sociales, jurídicos e
históricos conquistados por nuestra sociedad y su Estado. Sin duda, nuestra
democracia está en juego, las fantasías del tirano que nos imagina ignorantes, que
carecemos de razón para distinguir las consecuencias regresivas que plantea
contra los logros de nuestra sociedad. Los empresarios liberales ya festinan al
creerse ser los designados, como en “casa vacía”, para imponer sus condiciones
económicas privadas contra el Estado y la población nacional, ante la mediocridad
de un predicador que solo habla, lo hace mal y no sabe de lo que habla.

Nuestro país no necesita oradores, como tampoco de traficantes del conocimiento,


de la cultura ni de la fe de nuestro pueblo. La restauración de creencias y prácticas
del pasado en el presente, es un absurdo social e histórico, como reaccionario,
suponer que “todo pasado fue mejor”. Necesitamos conocedores de la
problemática nacional, de su complejidad, de las posibilidades y alternativas de
actuación para el bienestar y el desarrollo. Asimismo, requerimos de las personas
y de sus equipos que llevarán a cabo las propuestas para el bienestar social y
desarrollo nacional planificado.

(*) Juan Huaylupo Alcázar

1 COMMENT

1.
Fernando
1 marzo, 2018 at 6:36 am
Totalmente de acuerdo. Lo malo de esto es que veo gente incluso bastante preparada
apoyando semejante engendro, se les sale lo intransigente, lo violento y lo
reaccionario, o el religiosismo mojigato.

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