Escolar Documentos
Profissional Documentos
Cultura Documentos
POSITIVAS Y SOCIALIZACIÓN
I. LA COOPERACIÓN Y LA PROSOCIALIDAD
1. Qué es la Prosocialidad
1.1 Introducción a la prosocialidad y sus aplicaciones
El concepto de prosocialidad, desde la década de los 70 ha sido muy estudiado en niños
y jóvenes en edad escolar por los grandes beneficios que comporta para su desarrollo
personal e interpersonal (Eisenberg & Mussen, 1989); no obstante también es un
concepto que constituye un aporte para comprender y operativizar una mejora en la
calidad de vida y en las relaciones entre los adultos (Caprara, 2006). En esta línea no es
sorprendente que se hable de prosocialidad para generar altos niveles de cohesión
grupal, participación y motivación también en ámbitos que por sus particulares
características, podrían parecer más complejos, como el caso de las organizaciones
(Brief & Motowidlo, 1986) o en la propia cultura cívica de una ciudad (García et al.,
1988)
La mayoría de los autores lo utiliza como adjetivo (lo prosocial); Robert Roche empezó
a utilizar el sustantivo Prosocialidad para referirse a éste no sólo para calificar acciones,
sino también para denominar un modelo de pensamiento.
Los primeros antecedentes del estudio de la prosocialidad se originan en 1908, por
McDougal, quien argumentaba que los comportamientos prosociales son el resultado de
“tiernas emociones” creadas por el instinto parental (Penner et al., 2005). Sin embargo,
la atención de los científicos para estudiar los comportamientos prosociales es más
reciente, surgido a partir del caso de Katherine “Kitty” Genovese en 1964, una joven
brutalmente asesinada ante la indiferencia de sus vecinos.
A partir de entonces, el estudio de la prosocialidad se desarrolló desde diferentes
perspectivas, enfocándose más o en los procesos biológicos, motivacionales, cognitivos,
o los procesos sociales implicados (Penner et al, 2005)
A nivel interpersonal, por ejemplo, a muchos autores les ha interesado examinar cuándo
la gente ayuda a los demás, las motivaciones de por qué la gente ayuda o simplemente
por qué hay gente que no ayuda. Sólo recientemente los científicos han comenzado a
incluir la idea de los comportamientos organizacionales en el entorno laboral
(organizaciones) donde se ha demostrado tienen importantes implicaciones para el clima
del grupo.
La línea de trabajo que venimos desarrollando desde 1984 en el Laboratorio de
Investigación Prosocial Aplicada (LIPA) de la Universidad Autónoma de Barcelona
(UAB) se centra no tanto en las motivaciones, sino más bien en la optimización de los
comportamientos prosociales: cómo hacer para facilitar que los comportamientos
prosociales sucedan en todos los contextos en los que nos movemos, se propicien,
aumenten en calidad y frecuencia.¿Es posible anticipar escenarios y diseñar una acción
prosocial antes de realizarla?¿Cómo aplicar la prosocialidad en entornos competitivos,
complejos, en situaciones de estado de ánimo bajo o con personas consideradas
adversarias, o simplemente antipáticas?
Para obtener más información y contactarse con otros docentes que están desarrollando programas de
prosocialidad podéis suscribiros al yahoo Group sobre prosocialidad: con el navegador (Explorer o
Netscape) ir al sitio siguiente: http://es.groups.yahoo.com. Si no se dispone ya de una dirección yahoo,
solicitarla. Para ello seguir los pasos que te indican en REGISTRADME.
Aplicaciones de la prosocialidad Cirera, Escotorín & Roche 4
presencia positiva y unidad. Cada una, con una definición operativa acotada. Lo
prosocial para este autor a diferencia de los anteriores está vinculado a acciones
verbales y no verbales, presenciales y no presenciales que además de pretender
beneficiar a otro, lo benefician efectivamente.
Hablar de prosocialidad para el autor es asumir que existen no solo las conductas, sino
también las actitudes prosociales. Por otra parte, cuando hablamos de acciones
prosociales, estamos hablando de “cuestiones sociales” que no necesariamente se
aplican sólo en el nivel interpersonal, sino por ejemplo a nivel social y político
organizacional donde está todo por desarrollar.
2) Servicio físico
3) Dar
4) Ayuda verbal
5) Consuelo verbal
7) Escucha profunda
8) Empatía
9) Solidaridad
1.7 ¿Qué diferencia una acción prosocial de una acción de ayuda cualquiera?
Acciones que procuran mantener la
Acciones que promueven la
Creatividad e iniciativa
autonomía
dignidad dependencia,
autoestima anulación de la identidad, iniciativa o
creatividad,
de la persona, grupo o país al que se pretende subvaloración del otro.
ayudar
”Si te fuera útil yo me puedo quedar contigo un rato estructurando las próximas
clases. Si lo prefieres lo podemos hacer en otro momento. Quizás solo haya que
modificar un poco el método para conseguir que se involucren más con la asignatura…”
“Tu no te preocupes que ya me encargo yo de organizarte las próximas clases. Lo
que te hace falta es imponer más disciplina, sino ya se sabe, los jóvenes necesitan un
temario más estructurado…”
habitantes qué necesitaban para reconstruir su entorno. Cada pueblo hizo una lista
adecuada a sus prioridades: casas más resistentes, comida, ropa, escuelas,
bicicletas para ir a la escuela, iglesias, semillas para plantar, etc. A pesar de que
todavía continúa la necesidad de ayuda, todos los pueblos obtuvieron los mínimos
que habían pedido para reempezar de nuevo.
Con ser ya mucho, ¿son suficientes las actitudes neutrales de respeto, no violencia, el no
"hacer mal a nadie"?
Algunos especialistas en una educación de vanguardia hablan de colaboración, de
cooperación. Late debajo la noción de que debemos ayudarnos los unos a los otros bajo
la condición del intercambio: "yo hago si tu haces", "entre todos podremos más", que
están presentes en todos los esquemas optimizadores y terapéuticos, incluidos aquellos
aplicados a las relaciones privilegiadas como de pareja, bajo la forma de contratos
terapéuticos.
Entendemos que si bien estos esquemas son útiles y necesarios, son incompletos para
dinamizar un tejido social verdaderamente creativo y optimizador.
La potencia del comportamiento prosocial está precisamente en esa capacidad
generativa presente en su iniciación. La ayuda, el servicio, el confortar, el compartir,
precisa iniciadores. De alguien que esté convencido que hay que dar el primer paso. Y
para ello, lejos de las interpretaciones de que estos sujetos tienen el riesgo de ser objeto
de "abuso" por parte de los demás, y por tanto caracterizados como débiles o sumisos,
hay que decir, inversamente, que precisan de unas características de personalidad
asertivas, de creatividad, de iniciativa.
El auto-control, la creatividad y la asertividad -todos ellos elementos principales en una
educación integral de la personalidad- son necesarios para llevar adelante incluso la
prosocialidad. El auto-sacrificio, la asunción de costos personales, no pueden vivirse en
el sentido de la sumisión absoluta al otro.
El sujeto debe saber cuándo y cómo va a trabajar e invertir costes en favor del otro; ha
de ser libre y asertivo para tal empeño. La acción prosocial no debe surgir producto de
la debilidad, la insuficiencia o el dominio o la imposición del otro.
Hoy conocemos a partir de los estudios sociométricos que los adolescentes más
aceptados por sus compañeros son aquéllos considerados como más amables,
generosos, interesados en los demás, empáticos, aparte de otras características.
Pero todas estas características que definen la prosocialidad no sólo no agotan, sino que,
en nuestra opinión, serían insuficientes para gestar una verdadera y genuina
prosocialidad que descansa precisamente, como afirmamos en nuestra definición, en la
capacidad de generar la reciprocidad.
Aplicaciones de la prosocialidad Cirera, Escotorín & Roche 10
Algo más que la pura cooperación. Es cierto que cuando nos introducimos
específicamente en la prosocialidad, hemos de definirla con algo más que la pura
cooperación en la que se da puntualmente una distribución tanto de beneficios como de
costos. En efecto, la prosocialidad en sentido estricto requiere la ausencia de
recompensas exteriores anticipadas o simplemente previstas.
No es el objetivo de estos capítulos entrar en el terreno de las motivaciones para estas
conductas y mucho menos en su enjuiciamiento ético. Sí, en cambio, queremos afirmar
que la experiencia educativa orientada a estos comportamientos prosociales, se ha
considerado como uno de los caminos con más potencial tanto para cuidar la salud
mental del propio individuo como para disminuir la agresividad y la violencia y mejorar
sensiblemente las relaciones sociales.
Una emoción interesante a tratar: El enfado y la ira. En estas emociones hay una
gran activación fisiológica. Esta activación tiene su expresión en una respuesta
emocional de grado elevado. Podríamos referirnos a ella como una respuesta inmediata,
a flor de piel, contundente.
Para justificar el hecho de descargar el enfado sobre alguien se crea un monólogo
interno que proporciona argumentos para justificar el hecho. Se inicia una cadena de
pensamientos hostiles que favorecen el aumento de la activación fisiológica, que puede
llevar a la ira y desencadenar con facilidad una violencia contra la otra persona.
La persona con arranques frecuentes de enfado y de ira por las activaciones fisiológicas
extremas adolece de una mayor vulnerabilidad en su salud mental y física. En todo caso,
desde la perspectiva social y comunitaria, tal persona supone un subsistema de riesgo
para la convivencia. La persona habituada a realizar conductas prosociales
probablemente accederá a una forma más eficaz de control del enfado, posiblemente a
través de varias vías.
La atención frecuente a las necesidades de los demás que se traduzca en la generación
de acciones prosociales, es incompatible, al menos temporal y puntualmente, con la
Aplicaciones de la prosocialidad Cirera, Escotorín & Roche 13
generación de actos violentos hacia los demás. Un hábito en este sentido, tenderá por
consistencia a una percepción benévola de la globalidad del otro, del receptor, a
interpretar menos negativamente las acciones de los demás, con lo que disminuirán las
percepciones de “estímulos agresores en el interlocutor”.
Otra vía es la del descentramiento empático. Se trata del descentramiento progresivo del
propio espacio psíquico, de la capacidad de situarse en el punto de vista del otro (toma
de perspectiva), la cual es bastante habitual en las personas que realizan frecuentemente
acciones prosociales. Esta capacidad permite una mayor comprensión del estímulo y de
la situación que ha provocado el enfado y proporciona información sobre las razones del
otro, hecho que permite una reconsideración de la situación, pudiendo disminuir,
inhibir o frenar el enfado inmediato y a medio término.
Quizás la otra vía de control del enfado sea todavía más efectiva. Se trata de un
autocontrol basado en lo cognitivo como contenido significante en relación a los
valores. Las actitudes de heteroestima hacia los demás, fundadas en un valor que sea
fundamental para la persona, como pueden serlo las de tipo ideológico o religioso,
trabajan en el mundo interno de los significados de la conducta.
Démonos cuenta que gracias a ese esfuerzo del que escucha, el hablante percibe no la
"diferencia", la lejanía, el contraste sino la semejanza, la proximidad, el deseo del
consenso.
Acogida espontánea. Esta actitud debe manifestarse no solamente por las palabras sino
por los aspectos no verbales de la comunicación: expresiones faciales, tono de voz. Para
que sea posible esta acogida, es preciso que la persona que escucha en estos momentos esté
totalmente abierto al otro, dejando a parte totalmente sus problemas personales.
Esto supone muchas veces un gran ejercicio de autocontrol, especialmente en aquellos
casos en que uno está dominado por insatisfacciones o preocupaciones.
Esta actitud produce en el otro una gran seguridad y confianza al darse cuenta que quien le
escucha tiene un interés real por ayudarle.
Es fundamental, pues, ejercitar de modo decidido y frecuente esta experiencia tratando de
establecer una fuerte empatía, penetrando, sin juzgar, en el otro.
Podría pensarse que acogida significa sumisión o dependencia. Nada más lejos de la
realidad. La auténtica acogida es algo muy activo pues supone capacidad de contención del
otro y de su circunstancia con lo que al recibir, entender, comprender se ensancha el yo y
la autoconsciencia del "self" del autor.
Cuando nos convencemos de esto, de que en el esfuerzo de descentramiento del yo, de la
aparente pérdida del yo, no sólo no hay pérdida sino que hay un enriquecimiento de la
propia consciencia y seguridad, probablemente preferiremos disponernos a ser los
primeros en escuchar, dejando, por tanto, de estar impulsados a hablar, a reaccionar, a
aparecer.
¿De qué modo podemos facilitar ese paso, esa generalización de lo individual o
interpersonal a lo colectivo y social? Si, como hemos visto, la prosocialidad interpersonal
va muy asociada o incluso es dependiente de la empatía interpersonal, deducimos
hipotéticamente que ésta en su dimensión social será también crucial para desarrollar y
profundizar la prosocialidad hacia lo colectivo o social.
Para ello debemos resaltar la consideración y dignidad no sólo para con el "otro", sino con
respecto a las colectividades y el entorno.
Se tratará de estimular unas actitudes que, por extensión, también podemos denominar
empáticas, y que consistirán en percibir las necesidades de la sociedad incluida toda su
complejidad y "sintonizar" con ellas en el sentido de sentirse interpelados personalmente
respecto a la contribución que cada uno puede prestar.
b) Y que otra acción, entre las 5 mínimas, sea propuesta, presentada, motivada para
que la realice otra persona hacia un tercero. Es decir, el operador de la acción no
realiza directamente la acción sino que promueve y estimula a otro operador
para que lo haga, pero siempre promoviendo que sean la iniciativa y la
creatividad de éste las que rijan esa acción.
c) Por último, se propone que una de las acciones se realice en un día con bajo
estado de ánimo. Esta alternativa es un vía eficaz y sencilla para experimentar la
influencia de la prosocialidad en las emociones negativas.
Desde el año 2000 se han ido aplicando este tipo de prácticas. Las han realizado, pues,
unos 1000 alumnos (unos 140 cada curso). Cada uno de ellos ha presentado un Informe
sobre las mismas. Todo ello totaliza unas 5000 acciones prosociales aproximadamente.
Aplicaciones de la prosocialidad Cirera, Escotorín & Roche 20
Estamos tratando de elaborar una síntesis de los resultados con una metodología PAR
(Participatory Action Research) que nos permita identificar cantidad de acciones,
duración, frecuencia, coste, tipos de reacción en el receptor, y consecuencias en el autor,
según categorías identificadas con la participación de los propios alumnos.
La continuidad de este Programa supondría buscar una metodología que nos permitiese
conocer consecuencias humanas y sociales de cada una de estas experiencias y por lo
tanto de la incidencia global que cabría atribuir al citado Programa.
Conductas
Si tuviera que hacerlo de nuevo lo haría sin dudarlo
puesto que gracias a ello, nuestra amistad se ha
consolidado mucho más.
11. OBSERVACIONES
Lo más importante es que conseguí que todos los amigos la
apoyaran
III. Cada participante traspasó a tarjetas las acciones que voluntariamente quería
visualizar. Cada uno escribió ejemplos para cada categoría de acciones
prosociales, una idea por tarjeta, máximo tres líneas.
IV. Cada persona enganchó sus tarjetas en la categoría correspondiente para ser
visualizada por el grupo
VI. En este ejemplo, apareció una tarjeta que decía “que respeten mi palabra” como
una acción prosocial que esa persona se esperaría de su grupo. Sin embargo “el
respeto”, un concepto aparentemente claro, incluso un valor que motiva muchos
programas de educación cívica ¿cómo se hace operativo? ¿qué es el respeto a fin
de cuentas, sino una percepción subjetiva de las expectativas que yo tengo de los
otros de acuerdo a mi cultura personal, familiar, nacional, profesional, etc.?
¿Existe un respeto estándar?
Aparentemente no, para uno, que su palabra sea respetada es por ejemplo, que
cuando habla, las personas dejen sus quehaceres y hagan contacto visual con él o
ella; para otra persona, que respeten su palabra puede ser que pidan y escuchen su
opinión antes de tomar decisiones y para otro, un signo de respeto a su palabra
puede ser que los demás no se rían de él o ella cuando explica alguna idea que el
grupo no comprende.
Por lo mismo, no es posible generar un programa satisfactorio que implemente “el
respeto a…”, si antes no preguntamos al grupo qué comportamientos visibles son
signo de respeto para ellos.
Esa es la utilidad del inventario, colabora en el aterrizaje de los valores a
comportamientos adecuados al contexto cultural específico donde éstos se
aplican.
VII. Una vez analizada cada acción por el grupo (si es suficientemente operativa,
Aplicaciones de la prosocialidad Cirera, Escotorín & Roche 28
• • • • ••
1.Hacer la
cama de
quien le da
“lata”
• • • •• •
2. Servir
zumo a quien
quiera
1. Hacer la cama de quien le da “lata” 20. Resaltar cualidades (virtudes) de los otros
2. Servir zumo a quien quiera 21. Pedir opinión a otros y pedir opinión a
3. Retirar los platos de quien terminó quien piensa distinto y luego dar la propia
4. Ayudar a quien ordena 22. Poner atención y concentración cuando
5. Lavar las cosas usadas otros me hablan
6. Llevar los bolsos al autobus 23. Mostrar interés (no verbalmente, hacer
7. Ayudar a las personas de la cocina a preguntas, etc.) en las conversaciones
servir los platos 24. Guardar silencio cuando otros hablan
8. Preguntar a las personas de la cocina 25. Respetar el turno de palabra
si necesitan ayuda 26. Opinar, aconsejar a quien le sirva, sobre
9. Mantener el orden del entorno experiencias contadas
10. Regalar un documento de interés 27. Hacerse cargo de conocer al otro
para el otro 28. Hacer un masaje a quien esté estresado
11. Compartir mis pertenencias 29. Consolar a quien esté triste y lo necesite
12. Invitar una cerveza 30. Formar lazos: incorporar en faceboock, dar
13. Compartir vivencias y teléfonos, mail.
conocimientos 31. Propiciar un clima positivo con sonrisas y atención
14. Corroborar a otro compañero cuando explica algo 32. Trabajar en equipo
15. Recibir y dar retroalimentación 33. Participar en las actividades activamente
16. Estudiar, aconsejar, ayudar, aportar con ideas a34. 34. Prestar la ducha a quien no tenga agua caliente
quien requiera 35. Hacer duchas cortas
17. Dar una palabra de amor cristiano a quien lo 36. Fumar en lugares que no afecten a los no fumadores
quiera 37. Apagar móviles durante la reunión
18. Contar chistes que alegren al otro 38. Ceder mi pan si alguien quedó con mucha hambre
19. Dar un abrazo a quien quiera
optimizado.
Para la consecución de estos objetivos, quien forma parte de un equipo de trabajo y que debe
interactuar con sus compañeros, requiere no sólo de herramientas prácticas de manejo de
grupos, sino también de espacios de trabajo sistemáticos que favorezcan la propia
optimización de habilidades y la autorreflexión sobre el sentido existencial de la propia
vocación profesional y el impacto social que ésta tiene.
7.2 La facilitación
La facilitación, conocida por algunos como método
METAPLAN®, evidencia en forma gráfica la
complejidad de todos los puntos de vista al interior de
un grupo con metodologías simples de visualización y
participación que aclaran tanto el mapa de la
situación, como las líneas que conducen a una
correcta toma de decisiones.
Como método didáctico es utilizado por empresas, universidades, profesionales del mundo
de la educación, organizaciones sociales, gubernamentales y ONG para la coordinación de
equipos, moderación de reuniones, toma de decisiones, redacción y elaboración de proyectos,
evaluación, o como método para moderar reuniones y clases en temas específicos.
Breve reseña histórica del método. El método fue elaborado y perfeccionado en Alemania
por un círculo de profesionales del área de recursos humanos y formación a partir de los años
70.
El objetivo era hacer más eficaz el trabajo en equipo y adaptar la formación profesional a las
necesidades didácticas de los adultos. Por esta razón el método se basa en la visualización y
la participación.
En Alemania se aplica tanto en el sector privado como público, como herramienta para la
gerencia en temas de planificación, toma de decisiones, control de calidad. También se aplica
desde 1980 en el ámbito de la capacitación en gerencia de proyectos. A nivel internacional, la
Organización Internacional del Trabajo (OIT) lo ha utilizado como herramienta de
diagnóstico grupal.
Aplicaciones de la prosocialidad Cirera, Escotorín & Roche 32
trae beneficios para los participantes por el sólo hecho de visualizar de manera personal las
Aplicaciones de la prosocialidad Cirera, Escotorín & Roche 33
propias prioridades en temas que por su complejidad, difícilmente una reunión tradicional
propiciará de manera rigurosa y representativa.
todos, de poner en luz a las personas con más baja autoestima; de “vaciarse” de los
propios prejuicios;
- puede gestionar los conflictos de manera positiva;
- puede conducir en modo satisfactorio para las partes, una elaboración conjunta de
las decisiones;
- puede conducir metacomunicativamente discusiones complejas, ayudando a los
participantes, a contrastar significados mutuos; a empoderar a los participantes en
las propias opiniones a través de la paráfrasis, cuando las ideas no estuvieran
suficientemente desarrolladas o definidas; a generar un clima de escucha y
comprensión recíproca; a que el grupo se haga cargo de las propias decisiones, a
aumentar la memoria colectiva respecto del proceso.
Referencias
PREGUNTAS CAPITULO 1
LA COOPERACIÓN Y LA PROSOCIALIDAD
Diploma Civismo, conductas sociales positivas y socialización
Mayka Cirera , Pilar Escotorín & Robert Roche
= Respuestas Correctas
9. ¿Qué es un PROPLAN?