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Cuatro miradas a la Santa Cena

1 Cor 11.23–34

Cuatro miradas a la Santa Cena

Debemos observar la Santa Cena en el propósito por el cual fue instituida.

La Cena del Señor trae bendición y no castigo. ¿Cuál es la actitud correcta que el creyente debe tener hacia
la Santa Cena?

1 Corintios 11:23-34 / Mateo 26:26-30

The value of the experience depends on the condition of the hearts of those who participate; and this was
the problem at Corinth.

· It is a serious thing to come to the Communion with an unprepared heart.

· Because the Corinthians had been sinning in their observing of the Lord's Supper, God had disciplined
them. "For this cause many are weak and sickly among you, and many sleep [have died]" (1 Cor 11:30).

The Lord's Supper gives us an opportunity for spiritual growth and blessings if we approach it in the right
attitude.

¿Qué debemos hacer si la Santa Cena es para bendición y no para castigo?

1. En primer lugar debemos ver hacia atrás. Debemos recordar que ÉL MURIO.

a. A muchos no nos gusta recordar la muerte de nuestros seres queridos. Siempre pensamos en ellos, y
nos acordamos de momentos gratos que pasamos.

b. Pero Jesús quiere que recordemos su muerte. ¿por qué?

i. Por que todo lo que tenemos como cristianos se centra en la muerte de Cristo. 1 Corintios 15.3-4

ii. No es la narración de su vida o sus enseñanzas que salvarán al pecador, sino La misma muerte de
Cristo.

iii. Por eso debemos recordar el porqué de su muerte: ÉL murió por nuestros pecados, ÉL fue nuestro
substituto. Isaías 53:6 / 1 Pedro 2:24

iv. ÉL pagó la deuda que nosotros no podíamos pagar.


c. Jesús quiere que recordemos cómo ÉL murió.

i. Voluntariamente, mansamente, mostrando siempre su amor por nosotros. Romanos 5:8

ii. ÉL entregó su cuerpo en manos de hombres malvados.

iii. ÉL llevó sobre sí los pecados de todo el mundo.

b. El domingo por la mañana, el 7 de diciembre de 1941, 350 aviones japoneses de guerra bombardearon
el Puerto Perla (Peral Harbor). 18 barcos de batalla se hundieron o fueron destruidos. 200 aviones fueron
puestos fuera de servicio. 3, 581 militares fueron matados o heridos. Así fue el lloro de guerra de los Estados
Unidos de América cuando entró en la segunda Guerra mundial este era lema: “Recuerda el Puerto de Perla”
(Peral Harbor).

c. En la mesa del Señor hoy, nosotros tenemos también un grito de batalla y es: “Recuerda a Jesucristo.

d. Lo más importante es que este “recordar” no es simplemente traer a la mente hechos históricos. Sino
que debemos participar de verdades espirituales. Cuando estamos a la mesa con Cristo, no debemos ser
admiradores pasivos, sino participantes activos en una relación con un Salvador vivo, a quien hemos
alcanzado con nuestro corazón solamente por la fe en ÉL mismo.

2. En segundo lugar, tenemos que mirar hacia adelante (v. 26 b).

a. Observamos la Cena "hasta que Él venga." El regreso de Jesucristo es la bendita esperanza de la iglesia
cristiana y el individuo.

b. Jesús no sólo murió por nosotros, sino que también resucitó y ascendió al cielo, y un día volverá a
llevarnos al cielo.

c. Las únicas representaciones de Jesucristo que tenemos permitido hacer son los sacramentos; son las
únicas fotografías o imágenes que Dios nos permite usar para acordarnos de él.

En la segunda guerra mundial un joven fue enviado por dos años a Filipinas. Dos semanas antes de partir, su
novia y él decidieron casarse.

En aquel tiempo no había la facilidad de hablar por teléfono como ahora, o de hablar por internet.

Durante esos dos años su comunicación era por cartas y él le envió a su esposa una fotografía que la hizo
muy feliz.
Pasados los dos años por fin se reunieron ¿a quién creen ustedes que la joven esposa abrazó radiante de
felicidad, a la fotografía o a su esposo en persona?

Así mismo la Cena del Señor es solamente una fotografía muy útil para acordarnos de nuestro Señor y de su
obra a nuestro favor; pero no es en realidad la esencia del Señor.

El nos ha dejado esta fotografía para acordarnos de él hasta que él venga y entonces le veremos cara a cara
personalmente.

c. Hoy en día, no somos todo lo que deberíamos ser, pero cuando le vemos a Él, "vamos a ser como él" (1
Juan 3:2).

3. En tercer lugar debemos ver por dentro de nosotros. (11:27-28 y 31-32)

a. El apóstol Pablo no dice que debemos ser dignos de participar de la Santa Cena. Sino que dice que
debemos participar de una manera digna.

b. Una vez un pastor notó que una señora de la congregación no aceptó el pan que le ofrecía el diacono
para participar de la Santa Cena. En lugar de eso, ella soltó en llanto. El pastor, dejó el púlpito y fue hasta
donde ella y le dijo, “acéptalo mi amada hermana, es para pecadores”… De hecho lo es. Es para pecadores
salvados por la Misericordia de Cristo. Pero los pecadores salvados por la gracia de Dios no deben tratar a la
Santa Cena de una manera pecaminosa.

c. Si hemos de participar de una manera digna, debemos examinar nuestro corazón; juzgarlos y
confesarlos al Señor.

g. Cuándo una persona que es creyente rechaza tomar la Cena del Señor, el o ella están diciendo, niego a
examinarme, yo no me arrepiento de mis pecados. Porque el mandamiento es que todos tomemos de ello.

d. Llegar a la mesa de la Santa Cena sin confesar nuestros pecados, es hacernos culpables de la muerte de
Cristo, de su cuerpo y de su sangre.

e. Fue por nuestros pecados que Cristo fue clavado en una cruz, y acercarnos a él sucios, mal oliente a
pecado, es participar de los que lo crucificaron y echar sobre ÉL más peso y culpa por el pecado.

f. En cambio, si confesamos nuestros pecados y nos arrepentimos, apartándonos de los pecados,


participamos de Cristo y de la salvación. Confesando y juzgando nuestros pecados con la sangre de Cristo,
para que en el fin del tiempo no se Cristo mismo quien juzgue nuestra vida por nuestros pecados, sino por
SU sangre hallada en nuestro corazón.
4. Finalmente debemos mirar alrededor. (11:33-34)

a. Debemos mirar alrededor no para criticar a otros creyentes sino para discernir el cuerpo de Cristo.
(v.29).

b. Quizás este discernir tiene dos significados. El cuerpo representado en el pan, o también el cuerpo
representado en la iglesia.

c. La Santa Cena debe ser una demostración de la unidad de la iglesia (10:17). De hecho la celebración de
la Santa Cena en la iglesia de Corinto, era una demostración de la desunión de la iglesia.

d. Es el propósito de Dios que todos seamos una sola familia. Y en la familia de Dios, debemos amarnos el
uno al otro. Es imposible amar a Dios y no amar a quien Jesucristo dio su sangre por él. 1 Juan 4:11

e. El tiempo de la Santa Cena, si bien es cierto para confesar nuestros pecados y ponernos a cuentas con
Dios y con los hermanos; no debe ser un tiempo de “autopsia espiritual”. Más bien debe ser un tiempo de
“dar gracias” – Jesucristo lo hizo así “habiendo dado gracias”…. aun cuando él sabía que en poco tiempo
más iba a sufrir el castigo por el pecado de todos nosotros.

Conclusión:
El Señor Jesucristo nos hace esta promesa:
“no me sentaré en esta mesa con ustedes hasta que lo hagamos en el reino de mi Padre. Celebraremos las
bodas del Cordero”
Esta promesa hecha para los apóstoles y para nosotros, es muy hermosa.
El Señor sabía perfectamente que todos sus discípulos lo abandonarían, otro lo negaría, y volverían a su
antiguo modo de vivir.
Por eso la promesa: “me sentaré con ustedes en esta mesa otra vez en el reino de mi Padre” es maravillosa.
Jesús nos conoce perfectamente, lo bueno que hay en nosotros y lo malo, especialmente lo malo que hay en
nosotros.
Aún así nos promete: celebraremos juntos las bodas del Cordero”
Esto es posible por el poder de la sangre de Jesucristo, que nos limpia de todo pecado y de toda maldad y el
pacto de Dios es: “no me acordaré mas de sus pecados”.
Cuando estemos celebrando la Cena del Señor en el cielo, Jesucristo va a levantar la copa del nuevo pacto,
nos va a ver a todos nosotros y va a decir: “misión cumplida”.

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