Apología de la violencia que retoma la novela en la
que se basaron las películas de Vengador anónimo.
Título original:Death Wish
Año:2018 Director: Eli Roth (Hostal) Actores: Bruce Willis, Vincent D'Onofrio, Dean Norris Fecha de estreno:09 de marzo de 2018 (MX)
En Violación Nueva York, un libro de no ficción, la artista española Jana Leo
cuenta la brutal experiencia que sufrió en el departamento de Harlem en el que vivía, cuando un hombre armado entró en él a punta de pistola y la violó. Leo encontró una relación entre la violencia sexual y los robos con la planificación urbana y la especulación inmobiliaria. Eli Rothno llega tan lejos en Deseo de matar, la adaptación de la novela que dio pie a un famoso serial fílmico de cinco películas protagonizado por Charles Bronson entre 1974 y 1994 y conocido aquí como Vengador anónimo, pero sí consigue enfatizar en la relación crimen-especulación, en la ineficacia policial y en la violencia que asuela a la sociedad estadounidense. Y lo hace empleando un tono fársico que convive con la violencia gráfica que es sello de su filmografía, como puede verse en Hostal y su continuación o en la irregular Knock Knock. Aunque tiene un enorme e insuperable problema: Deseo de matar es una película que no sólo aparece en un mal momento, sino que está inevitablemente asociada a la apología de la violencia y la justicia por mano propia. Incluso la han llegado a considerar un gran anuncio propagandístico de la NRA (la Asociación Nacional del Rifle por sus siglas en inglés) y un sueño onanista de lunáticos fascistas.
En Estados Unidos la película retrasó su estreno, programado para
noviembre pasado, debido a los sucesos de Las Vegas. Y ahora estuvo muy cerca de lo ocurrido en Florida. Así, aunque la realidad no deja de superar a la ficción, el debate sobre el uso de armas y que el protagonista de este entretenido filme se vuelva un vigilante convierten esta cinta en una propuesta políticamente incorrecta que lejos de aportar algo positivo o de resultar una crítica, que es lo que parece por algunas escenas sobre la facilidad de conseguir armas que son absurdamente ridículas pero verídicas, termina por convertirse en una suerte de apoyo moral para aquellos que creen que hay que acabar con el mal a punta de balas.